Una larga y sentida procesión hasta las entrañas del dolor

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INFORMACION GENERAL

I

Jueves 20 de agosto de 2009

La tragedia en Once | Tras la sentencia, la marcha hacia el boliche EL ESCENARIO

El día en que el aguante quedó intacto e impune

Una larga y sentida procesión hasta las entrañas del dolor Familiares y amigos de las víctimas volvieron a reunirse en el santuario erigido para recordarlas VICTORIA RUSSO

Continuación de la Pág. 1, Col. 6 bol, al que impregna cotidianamente de violencia con igual impunidad, al rock ’n’ roll. Los tribales se autodenominan “hinchada”, “banda” o, simplemente, “los pibes”. Y regidos no por valores ni ideales, sino por códigos, conviven en el gueto cultural sujetos de clase media y de los sectores más bajos. “Tener aguante es una propiedad de los que hacen del verbo aguantar una característica distintiva. Para acceder a ésta hay que pararse, no correr, ir al frente. El que huye, el que corre, no tiene aguante –definieron Pablo Alabarces y José Garriga Zucal, dos sociólogos e investigadores del Conicet, en un exhaustivo trabajo sobre el tema–. Existen grupos de espectadores que conciben al aguante vinculado con la fidelidad y el fervor. Estos espectadores definen al aguante como la participación activa en lo concerniente al aspecto estético de la tribuna, el despliegue de las banderas, la compra y el uso de pirotecnia, la creación y la entonación de los cantos.”

LA NACION El improvisado santuario por la tragedia de República Cromagnon, junto al local donde perecieron 193 personas, volvió a ser ayer el punto de reunión de familiares y amigos de las víctimas, especialmente, de quienes están en desacuerdo con la sentencia dictada por el Tribunal Oral en lo Criminal N° 24, que condenó a Chabán, pero que absolvió a Callejeros. La noche del 30 de diciembre de 2004, ningún joven que escuchaba el recital de la banda de rock Callejeros pensaba que el boliche, situado en Bartolomé Mitre 3070, se iba a convertir en un infierno que se llevaría la vida de 193 personas. Minutos después de iniciado el recital una bengala impactó en una mediasombra que cubría el techo y lo prendió fuego. Lo que reinó en esos segundos fue terror. La luz se cortó y, en medio de la oscuridad y el creciente humo, miles de jóvenes intentaron escapar de la tragedia. La

salida de emergencia cerrada impidió que muchos pudieran salvarse. Los que lo consiguieron quedaron marcados por el dolor, ese puñal que aún hoy se les clava en el alma. Ayer, padres, hermanos, hijos, novios y amigos de los fallecidos se encolumnaban en una marcha dolida desde los Tribunales hasta el santuario. Partieron de la escena misma de la sentencia, en Lavalle y Uruguay, inmediatamente después de que cesaran los disturbios en la puerta de esa casa de justicia. Caminaban disconformes por la decisión de los jueces de absolver de los cargos a la banda Callejeros. Más de 150 personas marcharon cabizbajas por la avenida Corrientes hasta Pueyrredón y, desde allí, hasta la puerta de la discoteca. Las pancartas con las caras de las víctimas, banderas reclamando justicia y remeras con leyendas en recuerdo de los muertos eran el símbolo de protesta más contundente de lo que consideraban una justicia a medias. Al grito de “los chicos de Cromag-

non, presentes, ahora y siempre” la columna llegó al santuario. Madres y padres rezaban y lloraban ante las fotografías y las zapatillas que ya nunca podrán usar sus seres queridos. “No vamos a rendirnos. Vamos a llevar esto hasta las últimas consecuencias”, decían en medio del dolor y de la bronca.

“No hay correctivos” “Dejar en libertad a Callejeros fue una vergüenza. Estábamos esperando un fallo magistral, para que esta juventud que está podrida entienda que existe orden. Lamentablemente, no hay justicia”, dijo entre lágrimas María Cristina Ventós, madre de Sebastián Juárez, una de las víctimas de la fatídica noche. Ventós no era la única que sentía impotencia. Tamara Moreno, amiga de varios de los fallecidos en el boliche, protestaba con la voz entrecortada: “Nunca creí que en el juicio se iba a hacer justicia. Pero lo peor fue liberar a la banda. No hay ningún correctivo para que, de una vez por todas, no ocurra más

una tragedia así. Ahora, siento que puede haber muchos Cromagnones más”. Entre sollozos, una madre que no quiso dar su nombre, expresó: “Tres días estuvimos esperando los cuerpo de nuestros hijos sintiendo olor a podrido, el mismo olor a m... que emana de estos jueces”. Lucía Noboa, sobreviviente de la tragedia y hermana de las fallecidas Daiana y Cecilia, lloraba desconsolada en uno de los bancos del santuario. “Yo soy fanática del rock. No entiendo por qué esta banda que organizó el recital está en libertad.Volví a ver una banda de rock después de unos años de la tragedia. Ahora, me mantengo a metros del escenario y, cuando hay mucha gente, siento pánico.” Luego de las oraciones, de la tristeza y la reflexión junto al boliche, situado frente a la plaza Miserere, los familiares y amigos de las víctimas se retiraron del lugar. Mientras caminaban, un grupo alzaba una bandera con el lema “el fin del juicio no es el fin de la lucha”.

Exclusión y marginalidad Esta necesidad de expresarse y, a la vez, de sentirse incluido tiene, aunque eso no la absuelva, origen en una sociedad que margina y excluye. “En el transcurso de las últimas tres décadas, la cultura inmigrante del esfuerzo y el sacrificio en pos de la educación del hijo se reveló ineficaz. Eso repercutió directamente en el público del rock”, escribió el periodista especializado Sergio Marchi en su libro El rock perdido, donde se analizan minuciosamente las costumbres del público rockero desde sus días fundacionales hasta la tragedia de Once. Cromagnon fue un crimen colectivo donde la falta de escrúpulos para lucrar a cualquier costo, la corrupción política y la conducta demencial de quienes, con fuerza pirotécnica, convirtieron una fiesta en un ritual macabro constituyeron una cadena inseparable de responsabilidades. El tribunal que absolvió a Callejeros cortó esa cadena y dejó así pasar la oportunidad de condenar una cultura nefasta que seguirá haciéndole el aguante a la barbarie.

Audio. Gritos y golpes dentro del recinto. Por Silvana Santiago www.lanacion.com.ar/1164186 Audio. Incidentes entre padres y la policía. Por Gabriel Di Nicola www.lanacion.com.ar/1164186 Informe. El fallo completo del Tribunal Oral en lo Criminal N° 24. especiales.lanacion.com.ar/multimedia/ Fotogalería. La reacción de los familiares, tras el fallo de la Justicia. www.lanacion.com.ar/fotos Cronología multimedia. Desde la tragedia hasta el día del fallo. especiales.lanacion.com.ar/multimedia/ Más información. Chabán culpable y Callejeros inocentes. Por Tamara Krell www.lanacion.com.ar/1164306 Encuesta. ¿Está de acuerdo con la sentencia en la causa Cromagnon? comunidad.lanacion.com.ar/encuestas/ Video. A la espera de la sentencia por el caso Cromagnon. videos.lanacion.com

El tribunal de la propia conciencia SERGIO SINAY PARA LA NACION ¿Qué condena hubiese mitigado el dolor de los damnificados? ¿Basta un veredicto judicial para paliar el desgarro de una vida perdida? Es difícil imaginar respuestas sin ponerse en los zapatos de los dolientes. El caso Cromagnon abrió en la piel de la Argentina otra de esas heridas que enfrentan a su sociedad en bandos opuestos e irreconciliables, como si fuera parte del ADN nacional. Y no había fallo capaz de tender el manto sobre el cual hacer un duelo aún pendiente. A veinte días de Cromagnon se realizó el Gessell Rock. Fueron 12.000 chicos. Los organizadores invitaron en días previos a los padres a visitar el lugar y verificar las medidas de seguridad. Acudió media docena de padres. Antes de Cromagnon, una tétrica combinación de impunidad empresarial, política y policial hacía de muchos conciertos una bomba de tiempo. Ayer, un padre habló de “cadena de responsabilidades”. Tenía razón. Pero esa cadena debe incluir todos los eslabones. En Cromagnon había bebes. ¿Qué hacían allí? ¿Cuánta de la furia de muchos padres es la consecuencia de una ausencia previa en el cumplimiento de las funciones paterna y materna? Es una pregunta incómoda y hasta, quizás, inoportuna. Pero no hay que obviarla si queremos vivir de otra manera. Las vidas perdidas son irrecuperables, pero pueden dar sentido a otras vidas si éstas se dedican a crear conciencia y a reparar con acciones la orfandad de responsabilidad y ejemplos en que viven los jóvenes. Acaso las condenas fueron escasas, tal vez debieron ser castigados con mayor dureza ciertos funcionarios y quizá cueste digerir que quienes estaban en el escenario como íconos de un estilo suicida de celebración hayan salido indemnes. Pero ellos y otros estarán ante un tribunal que a todos nos convoca diariamente: el de la propia conciencia. Y los veredictos que allí se emiten son siempre inapelables aunque no se publiquen.

El autor es especialista en vínculos y escritor

OPINION

“El juez no se debe a las mayorías” “Las sentencias no pueden ser sometidas a comicios ni los jueces ganar popularidad para acceder y permanecer en sus cargos. O sea que el juez no se debe a la mayoría, ni su función tiene por qué satisfacerla”, sostuvieron los magistrados del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N° 24 en una de las últimas líneas de la sentencia que dieron a conocer ayer al citar un párrafo de “Las funciones malditas del Poder Judicial”, escrito por Alejandro Panizzi.

OPINION

Después de escuchar la sentencia, los deudos de la tragedia de Cromagnon se congregaron en el santuario junto al boliche de la tragedia FERNANDO MASSOBRIO

Las 193 víctimas de la noche del 30 de diciembre de 2004 Abosaleh, Yasmin. (16 años) Colnaghi, Nicolás A. (17) Djerfy, Osvaldo J. (66) Tolosa, Roberto F. (37) Cwierz, Macarena Sol (4) Cwierz, Sebastián R. (32) Dieguez Lanata, Juan I. (20) Giovannini, Carla A. (21) García, Gastón G. (25) Juillerat Arias, Martín S. (24) Urcullu, María Sol (21) Santonocito, María B.(15) Santonocito, Alicia (47) Sillak, Nicolás Adrián (21) Zapata, Osvaldo O. (25) Giralt, Jorge Emiliano R. (21) Amaya, Gastón Eduardo (10) Ruiz, Sergio Javier (21) Lasota, Jonathan D. (15) Arnaldo, Jorge M. (13) Ibañez, Roberto Gabriel (27) Arnaldo, Mariela Gisele (20) Azaar, María Victoria (15) Gómez, Analía M. (17) Pérez, Lucas Gabriel (12) Fernández, Laura G. (12) Rivadeneira, Sanabria S. Confino, Martín Javier (18) Bonomini, Sebastián A. (24) Zamudio, Hugo A. (26) Escobar, Sergio Antonio (23) Belzunce, Eduardo R. (20) Katz, Pablo Gregorio (22) Vera, Javier Andrés (24) D’Agata, Mayra E. (20) Cortes Bolla, Juan C. (24) Rojas, Marianela H. (19) Pereira Silva, Jorge M. (20) Schpack, Leandro (23)

López, Pedro Antonio (24) Mangiarotti Branzini, R. (26) Luparello, Maximiliano (26) Santillán, Valeria V. (23) Propatto, Lucía (15) Crivelli, Paola Analía (26) De Rose, Liliana Carmen (39) Lamenza, Marcelo A. (24) La Bella, Matías E. (16) Dilva, Lucía Paz (63) Diez, Florencia Laura (18) Medina, Fernando H. (25) Nieva, Nicolás Adrián (17) Vázquez, Facundo S. (21) Sirota, Pablo L. (23) Landoni, Carlos Nicolás (22) Gamarra, Mercedes A. (42) Guzmán, Lucas José (18) Rodríguez, Hernán L. (13) Rodríguez, Eduardo, H. (36) Broggi, Erica (19) Blanco, Lautaro E. (13) Migliaro, Leandro H. (20) Aguirre, Fernando L. (19) Alegre Babich, Juan P. (20) Rozengardt, Julián (18) Sandoval, Rosa B. (39) Naun, Leandro Ezequiel (24) Rojas, Fernanda (18) Malenosvky, Ariel H. (24) Buitron, Zaida Violeta (23) González Torrico, Edwin (36) Lanas, Noelia S. (21) Avalos, José Leandro (17) Ruiz Kannemann, O. (17) Ragonese y Coman, C. (20) Viegas Mendes, Cristian (18) Farreras, Sebastián P. (31) Cruz, Leonardo Gabriel (15)

Fermoselle, Juan Ignacio (17) Peón, María Celeste (18) Zerpa, Gustavo Ariel (6) Calderón, Matías N. (14) Pata, Walter Jorge (31) Ramírez, Griselda N. (21) Jara Varela, Marta T. (53) Guevara, Yamila L. (23) Fernández Helbich, S. A. (19) Chaparro, Leonardo D. (14) Santana, Luis Alberto (28) Flores, Florencia S. (23) Avendaño, Sergio (22) Renna, Alejandro (24) Yanni, Darío Sebastián (16) Mastrangelo, Federico (18) Medina, Mariano N. (19) Flores, Analía N. (21) Canziani, María Soledad (17) Belascuain, Gustavo A. (30) Stempler, Romina (17) Leiva, Julio Alberto (23) Mazzeo, Daniel Mario (21) Escalante, Liliana N. (20) Frias, Eduardo Cristian (32) Pérez González, María (17) Espínola Mongues, D. (20) Díaz De Longo, Marisa (36) Agüero, Adolfo E. (25) Linares, Paola Carolina (25) Trujillo, Alejandra M. (21) Díaz, Florencia Soledad (16) Novoa, Daiana Hebe (15) De Olivera, Mariana E. (17) Calderón, Roberto D. (41) Barbalace, Rebeca G. (17) Orrego, Mauro Leonel (22) Torba, Leonardo Pablo (21) Mazzurco, Elisa Valeria (23)

Torres, Mario Ramón (31) González Cedres, P. (21) Giofre, Claudia Beatriz (21) Gambessini, José Luis (20) Del Canto, Guido Nicolás (15) González, Abel Rodolfo (25) Zacarías, Walter E. (24) Antón, Iara Agustina (8) Borras, Gabriela A. (15) Noboa, Irene Cecilia (18) Villalba, Viviana Natalia (25) Benítez, Mariano Alexis (20) Musante, Guido (16) Bordón, Solange M. (11) Cordero, Ricardo (13) Cordero, Ignacio E. (21) Flores, Romina Yamila (23) Fernández, Diego A. (49) Fretez González, Alicia (23) Castro Fuentes, Romina (16) Cabrera, Gloria Marina (25) Rojas, Cristian (27) Espinosa, Pedro Gabriel (50) Becker, Carol (21) Lucas, Esteban Rolando (18) González, Federico N. (18) Valsagiacomo, Mariano (31) Valsagiacomo, Verónica (25) Righi Rodríguez, E.(17) Mansilla, Jorge (22) Aramburu, Milena A. (22) Mendieta, Evaristo I. (39) Ortiz, Débora Yael (18) Santillán, Yaquelin K. (29) La Via, Adriana Inés (15) Fucci, Pablo Sebastián (24) García, Alejandro (19) Ledesma, Luisana (10 meses) Molteni, Federico Pablo (29)

DIANA COHEN AGREST Zalazar, Pablo Adrián (21) Ferreyra, Franco (18) Gavilan, Lucas Matías (17) Conte, Edgardo Horacio (35) Marchiano, Gustavo H. (21) Fernández, Nayla S. (19) Silva, Alejandra Marina (25) Oviedo, Ana Laura (4) Romieux, Cecilia Lorena (25) Cantale, Abel José (26) Mendive, Estefanía (17) Taborda, Marcelo A. (28) Solis, Walter Aberl. M (25) Gómez, Pablo Emanuel (9) Segovia Ríos, Sofía (7) Funes, Oscar Andrés (18) Maggio, Diego Reinaldo (31) Cabrera, Silvia Gabriela (19) Lizarraga, Erica Elizabeth (21) Torres, Jonathan Iván (15) Cabreli, María Angélica (36) Zarate, José Luis (21) Antón, Paula Natalia (28) Vitale, María Lidia (19) Bello, María Laura (14) Juarez, Sebastián (27) Iglesias, Pedro Tomás (19) Ranieri, Silvia Noemí (20) Baratta, Selva Soledad (16) Torres, Mario Abel (25) Sirota, Mariana (21) Yanni, Bárbara Daniela (19) Morales, Sofía Victoria (17) Ruzyckys, Agustina (15) Cayón, Julián (25) Flores, Alejandro Nicolás (4) Pereyra Silva, Nelson (20)

Apostillas En la sala sólo quedó una persona aliviada

El hijo de Fernández, con Un abogado que no Callejeros “en la piel” perdió la confianza

El SAME llevó hasta psicólogos de crisis

“Sentencias como estas generan violencia”

La sala estaba casi vacía. Después de tantos gritos, sólo una persona se quedó a escuchar las tres horas de la sentencia. La hija de Raúl Alcides Villarreal se mantuvo firme, separada de su padre por el vidrio blindado, en el que apoyaba la mano para estar lo más cerca posible del ex socio de Chabán, absuelto por el incendio.

El jefe del Gabinete, Aníbal Fernández, dijo conocer de cerca el mundo que rodea a Callejeros, porque su hijo “hasta tiene un tatuaje de la banda”. Antes de hacerse público el fallo, Fernández recordó a radio Mitre el momento en que se enteró del incendio y la angustia vivida por su hijo, que ese día no concurrió al recital.

El SAME dispuso ayer un sistema especial alrededor del tribunal y un equipo de psicólogos se preparó para responder ante posibles emergencias. Además, diez ambulancias y móviles de apoyo actuaron durante los incidentes, cuando una decena de personas sufrió crisis de nervios.

“Nosotros también nos sentimos agraviados por la falta de justicia que genera este fallo. Sentencias como éstas generan violencia, como pudimos ver en el día de hoy”, sostuvieron, entre otros, Viviam Perrone, Marta Canillas y Raquel Witis, en un comunicado solidarizándose con los padres de las víctimas.

Si bien todo abogado confía en haber convencido a un tribunal sobre la inocencia de su cliente, el abogado de Callejeros exhibió un rotundo convencimiento sobre la posibilidad de una sentencia favorable. “Va a haber veredictos absolutorios”, dijo Martín Gutiérrez antes de escuchar el fallo. Acertó.

La necesidad de un culpable PARA LA NACION Se necesitaba un chivo expiatorio. Sin el apoyo de la corporación política y sin los fans de la banda de rock, fue fácil encontrarlo. ¿Acaso una sola persona habría evitado la tragedia? Basta una dosis mínima de buena fe para saber que la creencia de que cualquier mortal, aun el mejor intencionado, podría haber evitado la tragedia por sí solo es, lisa y llanamente, una expresión de omnipotencia y soberbia. Pues bien, nadie podría haber evitado la tragedia… salvo quien arrojó la candela. Pero no sabemos, y tal vez no sabremos nunca, quién fue. Ante la imposibilidad de señalar al verdadero culpable, la culpa permanece por un tiempo vacante. Anónima y bastarda, sin filiación, parece imposible rastrear su genealogía. En ese vacío se gesta la necesidad imperiosa de encontrar un chivo expiatorio. Y en el mismo gesto, de cubrir con un manto de inocencia a todos aquellos tan involucrados como el que lavará la culpa de todos. De haberse respetado la cadena de responsabilidades, la historia probablemente habría sido otra. Quizá la candela se habría arrojado. Pero las probabilidades de que ese acto irrumpiera con toda su insensatez habrían sido, sin lugar a dudas, infinitamente menores. Todavía hoy persisten muchos cromagnones potenciales. Porque convivimos en una sociedad con los límites desdibujados, que alienta la transgresión y premia la insensatez: si cada uno, en las distintas esferas que hacen a la vida de cada uno, respetamos la norma, inauguraremos con nuestras acciones la posibilidad de transformar el orden de las cosas con una acción personalmente comprometida con el bien común. Un fallo ejemplificador, que impartiera justicia atendiendo a esa cadena de responsabilidades, no sólo habría sido un primer paso para que la Justicia gane en credibilidad. También sería un primer paso en esa búsqueda del bien común.

La autora es doctora en filosofía