Una comedia sobre el amor compartido entre tres personas

12 ene. 2015 - “Lo que no me cierra de este trabajo es el circo que hay alrededor”. “Además .... compartido entre tres .... espacio que hace algunos años fue.
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espectáculos

| Lunes 12 de enero de 2015

Una comedia sobre el amor compartido entre tres personas

estreno. Inés Estévez vuelve a pisar un escenario luego de diez años con una obra que muestra una relación diferente Viene de tapa

“Además de lo relacionado con mi vuelta al teatro, lo que me interesó mucho en esta obra de Coward, que transcurre en un ambiente bohemio de principio de los años 30, es que con la excusa del trío –que no es un trío sexual sino un trío amoroso, esto no hay que perderlo de vista – toca el tema de la dicotomía entre arte y éxito. Algo que no debería ser una dicotomía. Pero en los cánones socioculturales vigentes el éxito excluye la plenitud artística. En el camino para expresar el arte hay que ir negociando cosas que atentan contra la pureza de su expresión”, reflexiona Estévez sobre un tema que la moviliza profundamente y que más adelante retomará al hablar de su alejamiento temporario de la actuación. “La obra retrata a una época y es una crítica no tan velada a la sociedad. Aparecen los vínculos profesionales entre el pintor, el dramaturgo, más la musa inspiradora de los dos, que además sabe más de arte que ellos y es la que los guía y los asesora en su trabajo. También aparece un marchand, una cuarta pata en la obra, que hace el contrapeso de estos tres y es el que comercia con el arte que hacen ellos. En la última parte de la obra, la que transcurre en los Estados Unidos, los protagonistas entran a un éxito que los banaliza. Allí aparece también la cuestión de lo que pasa con esta mujer que tiene capacidades, pero que por ser mujer, a pesar de ser liberal, no logra plasmar sus talentos hasta que se traslada a una sociedad consumista. Claro, todo esto sumado a la cuestión de la no aceptación, en todos los parámetros sociales, de la posibilidad de existencia del trío. Todo esto es el trasfondo en una comedia que aparenta ser solamente divertida”, sostiene Estévez. “Para mí la propuesta es pasible de dos lecturas. Una superficial que es la hará aquel que quiera ver sólo una comedia divertida y otra más profunda que será para quienes quieran pensar sobre todas las cuestiones que planteamos antes”, agrega. La versión original de esta pieza fue estrenada en Nueva York en 1933, seis años antes de su estreno en Londres adonde recién pudo ver-

se en 1939 ya que antes había sido prohibida allí. En la Inglaterra de esos días, donde gobernaba Jorge VI, nieto de la reina Victoria, el que dos hombres tuvieran una relación sexual entre sí y que, además, la compartieran con una mujer era algo difícil de aceptar. La dirección de la puesta que se verá desde esta semana en Buenos Aires es de Lía Jelin y en el elenco figuran, además de los protagonistas, Fabián Arenillas, Dan Breitman, Paola Lusardi y Demian Salomon. Según la opinión de Estévez, el texto de Coward es tan vigente hoy como lo era en la época en que fue escrito. “El trío de dos hombres y una mujer es algo que aun hoy, aunque nadie vaya a prohibir la representación de la obra como se hizo en la Inglaterra victoriana, es muy de avanzada y no de fácil digestión para todo el mundo. El tema del poder y el éxito tampoco tiene vencimiento y lo más actual es que la historia no pasa por tres personas reventadas drogándose y teniendo sexo sino que pasa por una cuestión de sentimientos genuinos” sostiene la actriz. Para referirse a lo que les ocurre a los protagonistas en el escenario, Estévez explica: “El problema es que en una relación entre tres personas van a haber preferencias. En la obra lo que sucede entre estos tres personajes es que se aman entre ellos con la misma profundidad y con la misma intensidad. No hay diferencias. Ellos intentan adecuarse a lo que la sociedad pide, ella va de uno a otro hasta que finalmente se rinden y reconocen que no pueden estar si no están los tres juntos, pero intentan adaptarse y eso les trae muchísima infelicidad, porque extrañan al que falta y el que falta se siente excluido”. De idas y venidas Con su participación en esta obra, Estévez vuelve a actuar en un escenario frente al público después de diez años de haber anunciado que se retiraba de la actuación. “La idea de dejar de actuar la hice efectiva hace diez años, pero había surgido unos cinco años antes. Eso es importante porque estuve cinco años rumiando la idea para ver cómo la llevaba a la práctica”, revela. A la hora de

“Lo que no me cierra de este trabajo es el circo que hay alrededor”

Marco Antonio Caponi, uno de sus amores en la obra explicar cuáles fueron las razones por las que tomo esa decisión, dice: “Para mí interpretar un personaje siempre es un trabajo que me resulta grato. Lo asocio con los juegos infantiles. Siento que eso es totalmente inherente a mí, orgánico, cómodo y encantador. Que encima me paguen por eso es literalmente genial. Lo que no me cerraba, ni me cierra, ni me cerrará es el circo alrededor. Es algo de lo que me preservé siempre en mi carrera y de hecho hice un camino cuidadoso al respecto, pero el costo fue muy alto. Cuando digo circo, no me refiero sólo a tener que someterme a las requisitorias de la prensa y a la exposición. Me refiero también a ciertos vicios del medio. La puja contractual, los delirios de cartel, la necedad general”. Para entender cómo se produjo la marcha atrás en su decisión, Estévez cuenta que mucho antes de decidir su retiro hubo un proyecto de hacer una película con Burman que no se dio finalmente. “En medio de eso decidí dejar la actuación para dedicarme a otras cosas. Pero siempre me quedó la duda de qué hubiera pasa-

do si hubiera hecho aquella película con Daniel. ¿Hubiera sido tan tajante mi decisión? Cuando él vino a proponerme que hiciera El misterio de la felicidad, le conté sobre mis dudas, pero me insistió: «Y dale, tomate un paréntesis en tu retiro y hagamos la película. Probá a ver cómo te sentís». Firmamos un contrato en el que se me liberaba de tener que hacer otra cosa que no fuera actuar y volví.” De aquella experiencia recuerda que un día en el que no grababan se encontró mandándole un mensaje de texto al director en el que le decía que extrañaba el trabajo. “Es el mejor piropo que me dijeron en toda mi vida”, le contestó Burman. “A partir de allí lo que decidí es que no consideraría esto como mi carrera. Sigo dando clases, escribiendo y si surge algo que disfruto en la actuación, lo hago”, afirma Estévez para cerrar el tema.ß

Otro estilo de vida De Noel Coward Tabarís, Corrientes 831. Miércoles a sábados, a las 21, y domin gos, a las 20.30.

Un realizador que se multiplica

teatro. Con una comedia en Mar del Plata y dos unipersonales próximos a estrenarse, Manuel González Gil reparte su tiempo con montajes en la Argentina, México y España Laura Ventura PARA LA NACIoN

A menudo se utiliza el término “realizador” como sinónimo de director. Manuel González Gil ingresa dentro de este selecto grupo de personas capaces de crear y representar ficciones, con don de mando, carisma, creatividad, un criterio estético y una alta cuota de sensibilidad. Sin embargo, el primer sustantivo le cabe mejor. Es un realizador. Hace y mucho. Trabaja de modo tenaz para lograr puestas de diversos géneros y sus espectáculos se verán en 2015 en México, Buenos Aires, la Patagonia, Mar del Plata, Madrid e incluso recorrerán los Estados Unidos. En 2012 el productor mexicano Sergio Gabriel lo convocó para montar Filomena Marturano en el Distrito Federal. El lugar elegido para esta incursión fue nada más y nada menos que la sala Insurgentes, allí donde un mural de Diego Rivera custodia el arribo del público. El espectáculo fue un suceso, sólo superado por otro suceso casualmente concebido por González Gil, Made in México (ver recuadro). También en cartel en tierras aztecas se pueden encontrar otras tres obras suyas: No seré feliz pero tengo marido, con Sylvia Pasquel; Extraños en un tren, en su nueva temporada; y Un encuentro inesperado, con la diva Lucía Méndez y Mauricio Herrera [la versión argentina se puede ver en Mar del Plata, en el Auditorium, con Virginia Lago y Héctor Giovine,

González Gil, el realizador que no perdona el aburrimiento llamada Cuando florece el corazón]. En el fondo de la casa de González Gil hay una sala de ensayo en un espacio que hace algunos años fue pensando para construir una pileta. En este hogar de artistas [su mujer, Ana Lascano, y sus hijos Sofía, Francisco y Manuela], no bien se ingresa, se encuentra el escritorio del director y en esa sala un enorme pizarrón. Allí está deglosado por escenas y unidades Una atracción

fatal, su flamante puesta que acaba de estrenarse en el Roxy, de Mar del Plata, con Raúl Taibo, Mónica Ayos y Marcelo De Bellis. Este texto de Neil Simon, una comedia en estado puro, fue un proyecto que los tres actores querían realizar juntos desde hace algunos años. González Gil también dirigió este año dos unipersonales. El primero, protagonizado por Gerardo Romano, Un judío común y corriente, cuya

soledad aznárez

sala y fecha de debut se definirá en breve; y, el segundo, Se nos fue María y mi vida es un caos, con María Valenzuela, que inicia una gira que parte desde Necochea y recorrerá La Patagonia. –¿Cómo es tu método de trabajo? ¿Cómo hacés para montar en simultáneo varias obras? –Están súper organizadas. Tengo un cuadernito y el pizarrón, pero después suplico que nada de todo

daniel jayo

El retorno a la TV fue con Guapas

el trece

Un placentero y lento regreso a casa La vuelta de Inés Estévez a la actuación luego del retiro “definitivo” que anunció en 2004 se produjo con El misterio de la felicidad. Pero luego de eso apareció la propuesta para hacer un papel en la tira Guapas, que se vio hasta el viernes último por El Trece. “Al principio no acepté la propuesta de Adrián [Suar] de incorporarme desde el principio. No me animé. Nunca antes había hecho una tira y sabía que el esfuerzo es agotador. Yo estaba probando cómo me sentía al volver y el desafío de un programa diario me pareció mucho. Pero con el tiempo Adrián volvió a la carga y me ofreció una participación para los últimos meses de la tira con un personaje muy lindo. Allí me sentía más preparada y acepté”, cuenta Estévez. En Guapas encarnó a Silvia, una media hermana de Mónica, el per-

eso quede. Que estos esquemas sean sólo un disparador y que luego desde la interacción de los ensayos, donde nos encerramos para apasionarnos con lo que queremos contar, salga algo superador de mi propuesta. A mí me gusta escuchar. Hay que estar muy atento a lo que dicen los actores. Hablando, ellos sueltan ideas y las tomo. A veces no se dan ni cuenta de que lo dicen es fundamental. Lo recogo y después les digo: “Mirá, esto lo hiciste vos”. –Lía Jelín con Toc Toc, Javier Daulte con Un dios salvaje, Daniel Veronese con Quién le teme a Virgina Woolf… todos directores argentinos haciendo obras en México, ¿Por qué pensás que se da este fenómeno? –En la Argentina se dio en los últimos años un hecho particular. El escenario comercial se alimentó de directores que no fueron comerciales en sus inicios y eso le dio mucha calidad y buen nivel. Hoy no puede haber una obra con mal nivel o floja en el teatro comercial, es raro que esto ocurra. En México están apareciendo nuevos y buenos directores, con puestas interesantes, como Wicked, pero el nivel argentino es excelente, no quiero decir superior, pero sí, altísimo. –¿Qué tienen en común tus obras? ¿Cuál es tu búsqueda? –Soy muy simple. Hay una frase de Clint Eastwood que dice: “Escupime, pisame, golpeame, pero no me aburras”. Eso es lo que intento hacer con mis espectáculos. Busco entretener en todos los géneros que abordo, en un unipersonal pensante como el de Gerardo Romano, o uno gracioso como el de María Valenzuela. Quiero que el que esté sentado en la platea esté en estado de atención. Como espectador, no me perdono el aburrirme en un teatro. Sufro cuando me pasa.ß

sonaje protagónico que interpretaba Mercedes Morán. Era una mujer muy frágil emocionalmente por experiencias de su pasado y que no se llevaba muy bien con su hermana. La pareja de Silvia fue Falcón, el particular personaje que interpretó Alfredo Casero con quien se entendía muy bien. “La vuelta a la tele fue como volver a la casa de los viejos. Tengo conocidos entrañables allí y además me tocó trabajar con Mercedes y Alfredo con quienes ya había trabajado antes y son dos amigos a los que adoro”, revela la actriz. El episodio final encontró a la pareja de Estévez y Casero triunfando como artistas y juntos en lo emocional. El rating del último capítulo del programa fue de 10,1 puntos según Ibope y su promedio general, de 10,9.ß

Un clásico argentino que recorre el mundo Hay una pieza argentina que recorre diversas naciones con su poder camaleónico. Si bien fue escrita inspirada en los hechos políticos y económicos de un país que le daba la bienvenida a la democracia luego de un período oscuro, el libro se adaptó y se sigue adaptando a otras realidades y contextos. Ese texto en cuestión pertenece a Nelly Fernández Tiscornia y en su origen se llamó Made in Lanús, y para su versión en cine, Made in Argentina. En México, dado su éxito, debió mudarse la puesta del teatro mediano donde debutó al escenario de Insurgentes, donde el público agota hasta el presente las localidades de esta propuesta que lleva casi 900 funciones en cartel y que partirá en los próximos meses a los Estados Unidos: “Pegó mucho porque el sueño americano en México, las ganas de que sus vidas cambien, con esa frontera tan cerca en el norte, es muy fuerte. Además esta obra tiene algo en particular y es que de acuerdo a lo que esté pasando en cada país, sociológicamente, los personajes cobran más peso o protagonismo. Cuando la hizo Brandoni, a mediados de los ochenta, el personaje importante era el suyo porque regresaba del exilio. Cuando se hizo en 2000, la protagonista era la Yoli [en el cine fue interpretada por Leonor Manso], la que no se quería ir del país y sobre quien recaían las miradas”. A mediados de 2015 González Gil montará en Madrid su versión con elenco español de este texto. Esta vez se llamará Made in España.ß