Ni un western ni una comedia Sobre la infertilidad y el amor

Merkin, Nicolás Pauls y Liz Solari.distribuidora:Fox.duración:84 minu- .... sonido:Sebastián González, Lucía Iglesias, Marcos Zoppi.música:Cristian.
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espectáculos | 3

| Jueves 5 de Junio de 2014

Ni un western ni una comedia

Nueva producción fílmica brasileña

a million Ways to Die in the West (estaDos uniDos, 2014).

muestra. Se verán doce

cine

★★

regular. dirección:

largometrajes y once cortos seleccionados

Seth MacFarlane.guion: Seth MacFarlane, Alec

Sulkin y Wellesley Wild. fotografía: Michael Barrett. edición: Jeff Freeman. música :

Joel McNeely. elenco: Seth MacFarlane, Charlize Theron, Liam

Neeson, Amanda Seyfried, Giovanni Ribisi, Neil Patrick Harris, Sarah Sil-

Fernando López

verman, Wes Studi. distribuidora: UIP. duración: 116 minutos. calificación:

PARA LA nACIOn

apta para mayores de 13 años con reservas

E

l western no es para cualquiera. Acercarse al género cinematográfico por excelencia implica conocimiento, respeto o al menos una noción clara de sus componentes más allá de “los hermosos paisajes”. El western potenció a Tarantino en Django sin cadenas; a Sam Raimi cuando era un cineasta con fuego e inventiva en Rápida y mortal, e incluso a los extraterrestres de Cowboys &Aliens de Jon Favreau. Esas películas, y aquellas con componentes de western como Calles de fuego, de Walter Hill, o Los paranoicos, de Gabriel Medina (con ese final de duelo sin balas), sabían de western. Seth MacFarlane –de la sobrevalorada Ted, de la serie Family Guy y presentador de los Oscar 2013– protagoniza, escribe, produce y dirige este “western”. Las comillas son intencionales, para poner distancia, y no se deben a que MacFarlane intente hacer una comedia –menos paródica que Locuras en el oeste de Mel Brooks– con los códigos del western. Se agregan las comillas porque MacFarlane hace un western sólo para tomar los elementos exteriores –sí, hay lindos planos del paisaje– y cree que puede hacer descansar buena parte de su película en chistes basados en anacronismos: “La gente vivía poco hace un siglo y medio”; “La corrección política no era moneda corriente”; “Todo era más brutal en la frontera”.

Charlize Theron, pistolera

MacFarlane le aplica una mirada de cómico stand-up a un asunto que desconoce, o que al menos no demuestra conocer. Quienes hacen humor saben que para exprimir al máximo un asunto hay que manejarlo, mirarlo desde diversos ángulos. no es el caso de MacFarlane, que plancha la película, plancha los personajes, usa un timing imposible –los chistes, que no son tantos, se ven venir a gran distancia, con el de la barra de hielo como ejemplo máximo– y agrega escatología cuando no está seguro de que el chiste haya funcionado: el sombrero con diarrea es mostrado innecesariamente por no confiar en el poder del cine. Hace un humor televisivo desde el gesto y desde la redundancia, por eso siente que tiene que dejar bien claras las cosas y cree que puede salirse con la suya al ponerse metadiscursivo e intentar hacer un chiste acerca de explicar un chiste. Pero confía poco en el humor –o no tiene muchas variantes– más allá de las referencias sexuales o los guiños pop –chistes pequeños y efímeros–, y su película avanza con una lentitud exasperante. A esta historia básica sobre “el muchacho que no está hecho para vivir en el oeste que debe juntar algo de habilidad y coraje” la apuntala un poco la presencia encandilante de Charlize Theron, que parece moverse con una libertad y una gracia ausentes en el resto (hasta Sarah Silverman está apagada). MacFarlane no se decide por hacer una comedia delirante basada en un western –la utilización de la música es de un convencionalismo apabullante– y cuando finalmente avanza en ese sentido con los indios y el sueño, sobre el final, ya es tarde: el espectador de cine de comedia muere pronto si no hay sorpresa, si no hay comedia sino “comedia”.ß Javier Porta Fouz

Thony y Luca Marinelli, en una comedia sentimental a la italiana

mirada

cine

Sobre la infertilidad y el amor tutti i santi giorni (italia/2012, hablaDa en italiano). ★★★

buena. dirección: Paolo Virzì. guion: Francesco Bruni, Simone Len-

zi, Paolo Virzì. fotografía: Vladan Radovic. música: Federica Victoria Caiozzo (Thony). edición: Cecilia Zanuso. elenco: Luca Marinelli, Thony, Micol Azzurro, Claudio Pallitto, Stefania Felicioli, Franco Gargia, Giovanni La Parola, Fabio Gismondi. distribuidora: Mirada. duración: 103 minutos. calificación: apta para mayores de 13 años, con reservas.

N

inguna intención crítica en especial parece animar esta vez a Paolo Virzì. Aunque conserva algo del sabor agridulce de La prima cosa bella, Caterina en Roma y otros films en los que sus personajes suelen transmitir cierta sensación de malestar difuso y generalizado, en este caso se inclina más hacia la comedia sentimental, y ni siquiera hace demasiado hincapié en los sacrificios que los enamorados del caso han decidido hacer por amor. Antonia y Guido son una pareja feliz, pero ni siquiera podría insinuarse que están hechos el uno para el otro. Ella es siciliana, bastante simple, ex rockera, con apreciable talento para el canto y la composición, pero no precisamente muy cultivada; Guido, en cambio, es un toscano apasionado por la historia y las lenguas antiguas que prefirió renunciar a una cátedra en una universidad norteamericana antes que desoír el llamado de

su corazón. Ya han pasado seis años desde que se conocieron, pero hasta se han acostumbrado a que sus ocupaciones apenas les permitan estar juntos todos los santos días, muy temprano a la mañana, cuando él vuelve de su trabajo como conserje nocturno en un hotel del centro de Roma y ella todavía está dormida. Y antes del invariable encuentro amoroso matinal y de que ella tenga que salir corriendo para ocupar su puesto en una agencia de alquiler de automóviles, él encuentra el tiempo para prepararle a ella el desayuno mientras le informa del santoral del día y le habla de cristianos mártires y de la etimología de algunas palabras. Siguen tan enamorados como siempre. A pesar de que deliberadamente nunca, ni siquiera el primer día, han usado protección, el esperado hijo no ha llegado hasta ahora, y ya parece que cuanto más intentan hallar una solución para el problema menos resul-

tados consiguen y más parecen proliferar los embarazos entre parientes y vecinos. La sencilla comedia sobre amor e infertilidad pasa fluidamente de la risa al llanto como sucede en la rutina diaria y con la frescura que Virzì aprendió de la commedia all’italiana de otros tiempos. Tiene la ventaja de una pareja protagónica que se gana la simpatía del espectador a fuerza de naturalidad, y aunque el libro no derrocha tanto ingenio como otros films del mismo director, la historia se sigue con agrado de principio al fin gracias a su tierno clima intimista y a personajes que se perciben verdaderos. Si a cierta altura del relato el empeño por hacer realidad el sueño del hijo se vuelve primordial, obliga a recorrer consultorios y clínicas especializadas y el equilibrio de esta pareja tan despareja corre el riesgo de tambalear, la sangre no llega al río y el firme sentimiento que los une alcanza para rescatarlos de la crisis. El encanto de Thony, que ingresó en la producción como autora de las canciones y acabó ganando el papel de la protagonista, y la frescura de Luca Marinelli hacen lo demás, a lo que hay que sumar las muy gratas canciones en inglés que aporta la estrella.ß Fernando López

cine

cine

Deslumbre visual y vacío narrativo

Áspera e intrigante lectura social

amapola (argentina-estaDos uniDos/2014). ★★ regular. guión, diseño de producción y dirección: Eugenio Zanetti. fotografía: Ue-

li Steiger. música: Emilio Kauderer. edición: Jane Moran y Santos César Custodio. dirección de arte: Graciela Fraguglia. elenco: Camilla Belle, François Arnaud, Geraldine Chaplin, Leonor Benedetto, Lito Cruz, Elena Roger, Nicolás Scarpino, Luciano Cáceres, Esmeralda Mitre, Ricardo Merkin, Nicolás Pauls y Liz Solari. distribuidora: Fox. duración: 84 minutos. calificación: apta para mayores de 16 años con reservas

A

mapola es la película de un eximio diseñador de producción, pero también el debut de un director sin experiencia. Ambos aspectos quedan plasmados de forma contundente (para bien y para mal) en los poco más de 80 minutos de un film deslumbrante en lo visual, pero fallido en cuanto a su fluidez narrativa y solidez actoral. El cordobés Eugenio Zanetti ganó el Oscar por su aporte a Restauración (1995) y fue nominado tres años después al mismo premio por Más allá de los sueños. Se trata, por lo tanto, de un artista de prestigio internacional, pero que debió luchar durante mucho tiempo para concretar en la Argentina su ópera prima como realizador. Y lo hizo finalmente a partir de un guión propio que recorre tres décadas (arranca con la muerte de Evita, en 1952; tiene su pico dramático durante el golpe militar de 1966, y cierra durante la guerra de Malvinas, en 1982) de la Argentina. De todas maneras, y más allá de ciertas alegorías políticas, Amapola no pretende ser un fresco histórico, sino una fábula, un tragicómico cuento de hadas, un musical con elementos fantásticos. El film está narrado desde el punto de vista de Ama (la californiana Camilla Belle, con serios inconvenientes para trabajar en castellano y mucho más suelta cuando tiene que afrontar diálogos en inglés), una niña que es testigo de los cambios que se producen en el Gran Hotel Amapola, ubicado en Tigre, a orillas del Paraná. La protagonista va y viene (se habla de que posee una percepción del tiempo y el espacio diferente del resto) para intentar cambiar los destinos del imponente

lugar (abandonado a su suerte fruto de constantes desmanejos económicos), de sus parientes y hasta de su amante Luke (el galán canadiense François Arnaud), un desertor de Vietnam que viaja sacando fotos por el mundo. Más allá de la apuntada subtrama romántica, de las sucesivas internas familiares, de las múltiples secuencias musicales (coreografiadas por Ricky Pashkus) a puro mambo o de una puesta de la shakespeareana Sueño de una noche de verano que se hace en el lugar, el film luce bastante caótico y deshilachado, con un abuso de la omnipresente banda de sonido de Emilio Kauderer (como si el director no confiara en la posibilidad de generar climas y sensaciones sólo con las imágenes), con una utilización muchas veces torpe e innecesaria del montaje paralelo, con personajes secundarios que desfilan por la pantalla casi sin desarrollo, carnadura ni profundidad y, en muchos casos, con diálogos ampulosos y con llamativos desniveles interpretativos en un mar de sobreactuaciones. Está claro que Amapola está jugada siempre al artificio, pero incluso una propuesta de esta índole debe generar algún rasgo de identificación y empatía con el espectador que el film no logra. Queda, por lo tanto, admirar el aporte del director de fotografía suizo Ueli Steiger (habitual colaborador de Roland Emmerich), que utiliza sobre todo tonos sepias para dar una pátina nostálgica al relato, y el exquisito trabajo de dirección de arte, supervisado, por supuesto, por el propio Zanetti. Un gran despliegue de producción que enriquece la forma, pero que no alcanza a salvar el contenido.ß Diego Batlle

lumpen (argentina/2013). ★★★

buena . dirección :

Luis Ziem-

browski. guión: Luis Ziembrowsky, Iosi Havilio. elenco: Sergio Boris, Diego Velázquez, Alan Daicz, Analía Couceyro, Daniel Valenzuela, María Inés Aldaburu, Gabo Correa, Rubén Noceda, Tamara Garzón, Oscar Alegre. fotografía : Segundo Cerrato. montaje: Andrés Tambornino. sonido: Sebastián González, Lucía Iglesias, Marcos Zoppi. música: Cristian

Dergarabedian. calificación: para mayores de 16 años. duración: 87 minutos.

P

asó el tiempo, pero los efectos de la brutal crisis de 2001 en la Argentina se siguen sintiendo. En el bolsillo, en el ánimo, en el cuerpo. Luis Ziembrowski aborda el tema con una ópera prima que rehúye establecer un diálogo con el espectador en los términos más convencionales. Alejada deliberadamente del naturalismo, la película tiene como protagonista a Bruno (Sergio Boris, de excelente trabajo), que vive con su pareja y su hijo adolescente en una calle

sin salida de un suburbio habitado por un par de remiseros con pinta de mafiosos, un desempleado que ocupa una fábrica abandonada y una mujer con ínfulas revolucionarias que lanza proclamas incendiarias desde su silla de ruedas y un bizarro canal de TV clandestino. narrada en un tono elusivo e intrigante, la película logra transmitir el clima opresivo que evidentemente se propone gracias a un muy buen trabajo de cámara y sonido, que apoya el singular registro de

actuación que todo el elenco sostiene con mucha convicción. Estéticamente, Ziembrowski utilizó como visible referencia la aspereza del cine de los hermanos Dardenne –incluyendo la voluntad intrusiva de la cámara que es marca registrada de los cineastas belgas–, pero apeló también a leves toques de humor grotesco, ese que suele aparecer en situaciones límite como la que vive ese protagonista agobiado por el peso de una realidad que no se anima a cuestionar del todo. Revulsiva y radicalizada, la propuesta de Ziembrowski no parece destinada a sumar en la taquilla. Se trata más bien de un experimento que funciona como nueva relectura de la desintegración social posmenemista con crudeza, osadía y una frialdad que rechaza cualquier tipo de empatía.ß Alejandro Lingenti

Luego de tres años de ausencia, vuelve a Buenos Aires desde hoy el Cine Fest Brasil, que presenta por quinta vez el Circuito Inffinito de Festivais. En la muestra, que se desarrollará hasta el 11 del actual en el Cinemark Palermo, se presentarán doce largometrajes y once cortos seleccionados entre lo más reciente de la producción brasileña. Se trata de material inédito que competirá por el premio Lente de Cristal, que se otorga de acuerdo con el voto del público. Entre los títulos que se darán a conocer vale destacar varios documentales. Entre ellos, Ciudad de Dios, diez años después, que indaga en las consecuencias que tuvo el éxito mundial de la galardonada película en la vida de los actores que participaron en ella. También descuella Río de fe, un encuentro con el papa Francisco, el documental realizado sobre la Jornada Mundial de la Juventud celebrada en Río de Janeiro del 23 al 28 de julio de 2013, donde se reunieron cerca de 3,7 millones de jóvenes de todas partes del mundo convocados por Francisco en su primer viaje al extranjero. Un tercer título que ha obtenido repercusión en diversos festivales (incluido el de Mar del Plata de 2013) es Revelando Sebastião Salgado, donde la directora Betse de Paula indaga en la vida y la obra del fotógrafo brasileño, uno de los más famosos del mundo. También cabe señalar que habrá una muestra fílmica especial en homenaje a Vinicius de Moraes, de cuyo nacimiento se cumplieron 100 años en 2013. Comprenderá dos films: Orfeu (1999), dirigido por Carlos Diegues y basado en la famosa pieza teatral de Vinicius Orfeu da Conceição, que dio origen al legendario film francés Orfeo negro (1958), ganador de la Palma de Oro en Cannes y del Oscar al mejor film extranjero en Hollywood, y que en esta nueva versión recibió música de Caetano Veloso. Y Vinicius, un documental producido por Susana de Moraes, una de las hijas del poeta, y Miguel Faria Jr. y que trae una banda sonora de lujo: reúne a Carlos Lyra, Chico Buarque, Caetano Veloso, Gilberto Gil, María Bethânia, Adriana Calcanhotto y muchos otros. Es un recorrido por el escenario cultural de Brasil e incluye confidencias de sus hijas: Georgiana, Luciana, María y la propia Susana. Los restantes largometrajes serán los siguientes: Sierra pelada, de Heitor Dhalia; Tatuaje, de Hilton Lacerda; Gata vieja aún maúlla, de Rafael Primot; El lobo detrás de la puerta, de Fernando Coimbra; Primer día de cualquier año, de Domingos Oliveira; S.O.S. mujeres al mar, de Cris D’Amato; La condición invisible, de Bernard Attal; Entre aprietos y perros, de Pedro Amorim, y El tiempo y el viento, de Jayme Monjardim. Los cortometrajes serán Efecto Casimiro, de Clarice Saliby; Graça, de Ana Clara Peltier; Paleolito, de Ismael Lito y Gabriel Calegario; La quema, de Diego Benevides; Recuerdos de Maura, de Bruna Lessa; La navaja del abuelo, de Pedro Jorge; Jessy, de Paula Lice, Roney Jorge y Rodrigo Luna; Sylvia, de Artur Ianckievicz; Cuentos de Maré, de Douglas Soares; Tiburón, de Leo Tabosa, y Tiempo de la navaja, de Guilherme Aguilar y Luiz Ferraz. Más información en http:// www.brazilianfilmfestival.com/ buenosaires/2014/.ß