Un valle que no deja de madurar

1 feb. 2015 - mendoza. Valle de Uco, hoy la niña mimada de bodegueros y enólogos, suma inversiones turísticas e inmobiliarias, como Piedra Infinita o The ...
4MB Größe 8 Downloads 73 vistas
4 | TURISMO

| Domingo 1º De febrero De 2015

Un valle que no deja de madurar mendoza. Valle de Uco, hoy la niña mimada de bodegueros y enólogos, suma inversiones turísticas e inmobiliarias, como Piedra Infinita o The Vines

Por Silvina Beccar Varela PARA LA nACIOn

Los vinos lo invocan en sus etiquetas, como a un santo pagano que bendice al que lo nombre. Un hotel y un restaurante lo incorporaron directamente a su nombre: es el Valle de Uco, al norte del río Tunuyán y a 80 km de Mendoza capital, hoy la niña mimada de bodegueros y enólogos. Gracias a la altura y los suelos aluvionales, allí se producen vinos intensos, frutados y refinados. De la mano de la enología llegaron millonarias inversiones turísticas e inmobiliarias, convirtiendo la zona antes menospreciada por su baja productividad en una de las más cotizadas de Mendoza. Tal es el caso de Piedra Infinita, la flamante segunda bodega de Familia Zuccardi en Altamira, Valle de Uco, que se impone con su arquitectura en forma de cerro, con paredes inclinadas y desiguales hechas de encofrado de piedras de la región. Se recorta, majestuosa, en el paisaje desértico, lindera con la cordillera de los Andes cubierta de la bruma azul de las montañas. “Piedra es piedra: aleación de soledad, espacio y tiempo, / ya magnitud, inmemorial olvido. / El hombre quiere amar la piedra, su estruendo de piel áspera:

MENDOZA

Mendoza SAN LUIS CHILE

Valle de Uco

LA PAMPA 150 km LA NACION

lo rebate su sangre. / Pero algo suyo adora la perfección inerte. (…)” La poesía del mendocino Jorge Enrique Ramponi (19071977) viste uno de los imponentes muros de la bodega: ahonda en el corazón de la naturaleza indómita de esta provincia. El poeta injustamente desconocido fue rescatado, en este caso, por la periodista menduca Fanny Polimeni, quien, al conocer por primera vez la tierra donde la familia Zuccardi pensaba erigir la bodega exclamó: “Se puede llamar Piedra Infinita, como el poema de Ramponi”. Por dentro del edificio, los vinos de alta gama que aquí se elaboran (Zuccardi Q, Emma Zuccardi Bonarda, Tito Zuccardi,

Los viñedos de Zuccardi en Altamira, Valle de Uco, que se caracteriza por su altura y suelos aluvionales Zuccardi Zeta, Zuccardi Aluvional y Zuccardi Finca), descansan en grandes ánforas de hormigón en forma de vasijas, 113 en total, nada de acero inoxidable para los vinos de terroir esta vez, conclusión a la que llegaron después de investigar desde 2009. Con profundos estudios de suelo y micro vinificaciones, los vinos “te tienen que contar del lugar”, dice Sebastián Zuccardi, hijo de José Alberto y Ana Amitrano, nieto del fundador Alberto Zuccardi quien inventó, en 1963, el revolucionario sistema de riego denominado Parral Zuccardi. Hoy Sebastián lidera el proyecto cuya meta consiste en “demostrar al mundo que el futuro de la vitivinicultura argentina está en las regiones cuyo terroir se vislumbre en la degustación. Para lograr vinos de montaña, donde se tiene en cuenta la altura y, sobre todo, las características del suelo”. Cocina de autor Las nuevas etiquetas de la bodega como Zuccardi Finca hablan, también, de la piedra de Altamira, que contiene carbonato de calcio, aportándole una increíble mineralidad en la boca, y también de los sueños y la pasión de Sebastián. La misma pasión que muestra su hermano, Miguel Zuccardi, frente al gran desarrollo de los aceites de oliva y el restaurant Pan y Oliva, y la misma con la que Ana Amitrano y Julia Zuccardi se hacen cargo de la administración y el funcionamiento de la empresa y la Casa del Visitante, entre otras tareas. La Casa del Visitante es el restaurante consagrado de la otra bodega de la familia en Santa Rosa, al nordeste de Mendoza, con cocina de autor del chef Matías Aldasoro. El menú degustación cambia cada 3 meses y va de 9 a 11 pasos, basado en productos de la región y la temporada: exquisi-

to, cada plato es un deleite para los sentidos; el chef juega con la temperatura, las texturas y las sensaciones de los comensales. Por último, el viajero no podrá irse sin probar el dulce de membrillo de la abuela Emma. Con 86 saludables años, sostiene con su estoica presencia la templanza de toda la familia. Pioneros y nuevos proyectos El Valle de Uco explota de inversiones; pero esto no es nuevo. Antes, mucho antes, llegó bodegas Salentein, pionera en la zona, con bodega y posada sobre la ruta 89 en Tunuyán, y la gran galería Killka, con restaurante. La posada cuenta con 16 habitaciones distribuidas en tres casas, entre jardines, viñedos y huertas orgánicas, y un restaurant con menú de tres pasos de identidad regional. De Salentein es el vino recientemente presentado que menta a la gallina de los huevos de oro: el Gran Uco Blend, vino de corte Malbec y Cabernet Sauvignon, ícono de la bodega, que “representa la esencia del Valle de Uco” según su enólogo, José Pepe Galante. Bodega La Rural-Rutini Wines, en el Alto Valle de Uco, entre 1050 y 1200 metros sobre el nivel del mar, se encuentra terminando su Visitor Center. La moderna estructura de la bodega donde se elabora la líneas de vinos de alta gama Trumpeter, Encuentro, Colección Rutini, Apartado y Antología cubre una superficie de 10.500 m2, con paneles de concreto y circulación por gravedad. Además, para los enoturistas la firma despliega todos los años la llamada Experiencia Gourmet Rutini Wines, que consiste en degustaciones, juegos de cata, almuerzos y cenas donde el maridaje es protagonista. Dicha actividad se despliega a lo largo y ancho del país con el objetivo

Salentein, otra de las pioneras en la zona de difundir el universo enológico en forma entretenida; las didácticas degustaciones están a cargo del periodista experto en vinos Osvaldo Sánchez Salgado. En estos días, dichos eventos transcurren en hoteles y restaurantes de San Martín de los Andes, Bariloche y Villa La Angostura. El año último vio la luz The Vines Resort & Spa, un lujoso resort de 22 villas que en su interior cuenta con el restaurant Siete Fuegos de Francis Mallmann. Con capacidad para 120 cubiertos, posee un espacio con cocina abierta y otro llamado “patio de fuegos”, con las siete técnicas a la vista de los comensales: parrilla, chapa, infiernillo, horno de barro, rescoldo, asador y caldero. Otro emprendimiento de este tipo, La Morada de los Andes, compone una comunidad de lotes residenciales rodeados de más de cuatrocientas hectáreas de viñedos en Vista Flores, Valle de Uco, al sur del camino al Manzano Histórico y al norte de Clos de los Siete (Bodega Monteviejo), por cierto otra gran posibilidad para pasar el día disfrutando de buenos vinos y comidas.

Atamisque posee su encantador restaurant donde sirven exquisitas truchas de su propia estación de piscicultura, más lujosos y confortables lodges. Junto con Tupungato Winelands, autodenominado el primer wine country del mundo, ambos combinan el vino con el golf, las comidas y el alojamiento, este último también posible en el cálido Tupungato Divino. Lurton, Tapiz, Trapiche y Catena Zapata son otras de las más de 100 bodegas que actualmente se dan cita en el glamoroso Valle de Uco, algunas de ellas simplemente con viñedos y otras con enoturismo. Finalmente, Uco también se llama el restaurant del hotel Fierro con flamante carta, pero en la capital porteña, como para contagiarse del glamour mendocino. Grande es la pasión –y la inversión– para doblegar esta tierra de valles y montañas, yerma de piedra infinita, como dijo el poeta injustamente olvidado. “(…) Déjame que afronte su oráculo, que escuche su vertiginoso silencio, / que libe su fatídico polen, su planetario acíbar.” ß