POLITICA
Viernes 23 de abril de 2010
I
5
LOS NEGOCIOS CON VENEZUELA s FUERTE TESTIMONIO EN UNA CAUSA POR SUPUESTA ASOCIACION ILICITA
Un embajador denunció sobornos Continuación de la Pág. 1, Col. 4 en particular que hubo empresarios argentinos que vendían maquinaria agrícola “que no fueron beneficiados por no haber pagado lo acordado en calidad de retornos”. El ex funcionario al que más mencionó en su declaración fue Uberti, que perdió su cargo en 2007, cuando estalló el escándalo de la valija de los 800.000 dólares; fue él quien estaba a cargo del avión en el que llegó al país el venezolano Alejandro Antonini Wilson. Al hablar de las coimas, amplió: “Hay un organismo que se llama CASA, Corporación de Alimentos SA, que pertenece al gobierno venezolano. Yo me iba a reunir con el presidente y vicepresidente de
CASA; negociábamos la venta de carnes, alimentos envasados. Venían los empresarios argentinos y los derivábamos a CASA y luego los comentarios eran que les pedían el 15 o 20% de retorno”. Entre los que le hablaron del pago de coimas, mencionó a Eduardo Cabana, un empresario ganadero que quiso exportar vaquillonas a Venezuela, y al titular de la firma de ascensores Servas, José Aizpun. Cuando le preguntaron a quién le pagaban las coimas, contestó: “Eran del lado argentino; hablaban del Ministerio de Planificación. Una vez autorizado por el ministerio, supongo que se efectuaba a través de una transferencia a las empresas o cheques”. Pero dijo que no cono-
ce con certeza el procedimiento. Sadous recordó una conversación que mantuvo con Alvarez Tufillo. “La gente de Servas preguntó con quién tenía que arreglar, ante lo cual le dijo que con él seguro que no, pero que arreglara con quien tenía que arreglar. Esta conversación sucedió en la embajada de Venezuela”. LA NACION se contactó con Ascensores Servas, pero Aizpun no se encontraba en el país. Sadous recordó algunos negocios, como la compra de maquinaria agrícola por 50 millones de dólares o una venta de mil vaquillonas. En este caso, complicó al ex secretario de Agricultura Javier de Urquiza. “Eduardo Cabana tenía un grupo para vender mil vaquillonas a Ve-
nezuela en agosto de 2004, cuando lo llamó y le comentó que Urquiza había formado un grupo alternativo para ese fin, desplazándolo por aquél, por lo que el dicente le pidió si podía elevar una nota de protesta pero no quiso hacerlo”, afirmó Sadous. Según él, Cabana le dijo que lo habían amenazado para que no hiciera la denuncia. Y él mismo tampoco la hizo porque –según sostuvo– no tenía otra prueba más que el relato del empresario. Ante una pregunta del fiscal, se cubrió y dijo que no le constaba la comisión de delitos. Urquiza ayer negó todo. Dijo a LA NACION que no conocía a Cabana y que Agricultura no seleccionaba a los oferentes de vaquillonas. Cabana dijo que nunca habló con Sadous;
negó haber tenido relación con Urquiza, pero confirmó que la venta que intentó hacer se había frustrado. Consultado por LA NACION ante estas expresiones, Sadous ratificó anoche su testimonio y dijo que está dispuesto a participar de un careo. Sadous se fue de la embajada tras denunciar en un cable diplomático la desaparición de 90 millones de dólares de un fideicomiso constituido para hacer negocios con Venezuela. El dinero reapareció, pero se habría usado para comprar dólares en el mercado marginal venezolano y lograr una diferencia de 13 millones. En su reemplazo asumió Nilda Garré. La denuncia del faltante del dinero en el fideicomiso causó conmoción en Buenos Aires. Según el testimonio,
Uberti, el que negociaba con Chávez
Relación bilateral millonaria y con muchos misterios El comercio entre Caracas y la Argentina siempre se manejó lejos de la diplomacia DIEGO CABOT LA NACION Con la paciencia de un orfebre y el sigilo de un detective privado, los gobiernos de Néstor Kirchner y de Hugo Chávez construyeron una relación bilateral atípica entre la Argentina y Venezuela. Entre Buenos Aires y Caracas se edificó un vínculo que va mucho más allá de la simpatía política y que se sedimenta en una misteriosa trama de negocios que siempre se manejó por un carril paralelo a la Cancillería. Aunque el lector desprevenido se sorprenda, fue el Organo de Control de las Concesiones Viales (Occovi), que conducía Claudio Uberti, cuya
US$ 5100 Millones Es la cantidad de bonos argentinos que compró Venezuela entre 2005 y 2007, a una tasa cercana al 15%. función era controlar las rutas con peajes, el que se encargó tramitar todos los negocios que el Estado argentino y las empresas locales hacían en Venezuela. Bonos soberanos, maquinaria agrícola, ascensores, ganado en pie, medicamentos, buques, lácteos y fueloil fueron algunos de los rubros en los que se enfocó el comercio. El pionero de los acuerdos bilaterales agrícolas fue uno firmado en 2004 mediante el que se negoció la venta de 2000 vaquillonas argentinas para que Venezuela mejorara su genética ganadera. Para el primer envío de 900 vaquillonas, en febrero de 2005, vino Chávez a despedir el embarque. Era el inicio de una serie de envíos de miles de cabezas criollas con destino caribeño. Jamás se avanzó más allá de aquellas cabezas. Luego apareció otra muestra de la creatividad de kirchneristas y chavistas. Se creó un fideicomiso que funcionaría entre los dos países. Venezuela vendía combustibles y no cobraba, sino que generaba un crédito en ese fondo con el que compraría bienes producidos en el país. Así se consolidó una relación
bilateral comercial paralela. También se anunció la prometedora alianza entre dos petroleras estatales: Petróleos de Venezuela (Pdvsa) y Enarsa. La primera es una de las 10 petroleras más grandes del mundo; la segunda, una creación kirchnerista que da sus primeros pasos en este competitivo mercado. De las 600 estaciones de servicio que iba a tener la alianza, anunciada por Chávez en 2005, apenas hay dos. La venezolana ha iniciado una expansión en la Argentina, bajo la marca Pdvsur. Y lo hace en soledad, sin Enarsa.
Urquiza negó la acusación de Sadous El ex secretario de Agricultura Javier de Urquiza negó haber presionado a un empresario ganadero para dejarlo fuera de un embarque de 1000 vaquillonas a Venezuela, como declaró ante la Justicia el ex embajador en ese país Eduardo Sadous, quien lo acusó, además, de haberse adueñado de esa venta a través de un testaferro. La expresiones también fueron desmentidas por el empresario aludido, Eduardo Cabana, quien dijo que no conocía al diplomático. Tanto Urquiza como Cabana habían sido mencionados en la declaración que Sadous realizó ante el juez Julián Ercolini, quien tiene a su cargo una megacausa que investiga al ex presidente Néstor Kirchner como supuesto jefe de una asociación ilícita. Según Sadous, Cabana le dijo que, en octubre de 2004, Urquiza lo había presionado para que abandonara una venta de 1000 vaquillonas a Venezuela y que el ex secretario iba hacerse cargo de esa operación a través de un testaferro. El diplomático también declaró que tanto Cabana como otros empresarios se quejaron de que se
ARCHIVO / PERFIL
Urquiza y Uberti, dos de los funcionarios a los que apuntó la declaración del ex embajador
El astillero Otro negocio que se hilvanó fue la contratación de Astillero Río Santiago para construir dos embarcaciones por orden de la petrolera. Se trata de dos Panamax –medida máxima que puede cruzar por el canal de Panamá–, que constituyen el principal proyecto del astillero. Hubo varios retrasos, ya que los insumos debían ser enviados por el gobierno chavista. El monto más importante se lo llevaron los títulos públicos y el fueloil. A falta de prestamistas que confiaran en el país, Venezuela se convirtió en un gran comprador de bonos a cambio de una tasa de interés más que conveniente. Entre 2005 y 2007, Chávez compró US$ 5100 millones en bonos, que luego eran vendidos en el mercado local. La diferencia era un gran botín de amigos del poder venezolano. Otro de los sectores que viraron su mirada hacia Venezuela es el de la maquinaria agrícola. Venezuela se convirtió en el principal comprador de maquinaria para el agro. En los primeros nueve meses de 2007, poco después de la firma de un acuerdo para el sector, las exportaciones del sector crecieron 77,1 % con relación a lo exportado en el mismo período de 2006. Venezuela compró por 84,5 millones de dólares, un 72,6% del total. Los industriales argentinos cobraban del fideicomiso generado entre los dos países. A ellos se les ofrecían gestores que se especializaban en tramitar los pagos en Caracas. Hubo más: un salvataje a Sancor y millonarias compras de fueloil, siempre operaciones lejanas a las convenciones del comercio internacional.
les exigían “retornos” de entre el 15 y 20 por ciento. Consultado por LA NACION, Urquiza se mostró sorprendido por los dichos del ex embajador y sostuvo que no sólo desconocía a Cabana, sino que Agricultura no tenía injerencia en la selección de los oferentes de ganado a Venezuela. “Lo único que hacíamos era convocar a los productores para contactarlos con los compradores venezolanos”, señaló, para completar: “Puede que Cabana haya participado en alguna reunión y seguramente se habrá enojado por no vender”. En diálogo con LA NACION, Cabana admitió que en 2004 debió suspender una venta a través del centro de inseminación Ciale, en la que participaron como compradores “dos o tres venezolanos”, pero aclaró que fueron éstos los que incumplieron el precontrato. “Con Urquiza no tuve nada que ver y ni siquiera conozco a Sadous”, dijo el empresario tandilense. Según el ex embajador, ya en 2004 Cabana le habría dicho que no quería presentar ninguna queja por el episodio.
Alvarez Tufillo llamó a Sadous para decirle que Uberti le había dejado un mensaje para él: “Decile al embajador que se deje de joder, que eso lo manejamos nosotros”. Sadous recordó que el Ministerio de Planificación se encargaba de los negocios del fideicomiso. Dijo desconocer la existencia de algún acto administrativo por el que se hubiera autorizado el viaje de los funcionarios dedicados a los negocios. Los desplazamientos, según dijo, se hacían mediante aviones del Estado, en algunos casos, y en otros, en aviones de Pdvsa. El fiscal investiga si esos traslados se hicieron en aviones pagados por los empresarios que se iban a beneficiar con las exportaciones.
EL PERSONAJE
Diplomático de bajo perfil MARIANO OBARRIO LA NACION El embajador Eduardo Alberto Sadous es un diplomático de carrera con todas las características propias de los hombres de la línea de la Cancillería. “Muy formal, trabajador y serio”, según lo describió ayer un experimentado y confiable colega del Ministerio de Relaciones Exteriores, donde su declaración testimonial causó revuelo y sorpresa. Fue designado por el gobierno de Eduardo Duhalde en la embajada de Venezuela el 17 de octubre de 2002. Y fue removido por el ex presidente Néstor Kirchner el 20 de mayo de 2005. “Lo sacaron muy mal de Caracas, en malos términos”, confió ayer a LA NACION una alta fuente oficial. Otros allegados a la presidenta Cristina Kirchner confirmaron que la Casa Rosada recibió denuncias del gobierno aliado de Hugo Chávez de que Sadous, abogado además de diplomático, coqueteaba –o colaboraba, según Chávez– con los partidos opositores. No se le conoce filiación partidaria. Pero cuando Domingo Cavallo
ARCHIVO
Eduardo Sadous fue canciller durante el gobierno de Carlos Menem, Sadous se desempeñó como secretario privado. Incluso acompañó a Cavallo un tiempo en el Ministerio de Economía. De allí, pasó a la embajada en Malasia (1991-1996), tras lo cual fue destinado a Venezue-
la. Aún hoy desarrolla funciones en la Cancillería. Además, fue profesor de las universidades Católica de Salta, del Salvador, de La Plata y de Luján. Fue director general de Promoción de Comercio Exterior de la Cancillería (1996-1998) y subsecretario de Negociaciones Económicas Internacionales (1998-1999). Sadous también fue miembro de la Academia Argentina de Ceremonial, tiene estudios de posgrado en derecho internacional y amplia experiencia como docente. También realizó diversas publicaciones, incluyendo libros, revistas y artículos para periódicos nacionales y del extranjero. También ha estado destinado en las embajadas de Italia, India y Países Bajos y con rango de embajador en Malasia. Por otra parte, fue representante ante la Asamblea General de las Naciones Unidas y un destacado colaborador del Consejo Argentino de Relaciones Internacionales (CARI). Es un estudioso de la genealogía. Sadous nació el 9 de octubre de 1945 y se caracteriza por tener un perfil muy bajo alineado con las costumbres de la diplomacia.
Hasta que el escándalo de la valija de Guido Antonini Wilson lo sacó del Gobierno, Claudio Uberti era el hombre que tenía la llave de los negocios con Venezuela. Su influencia era tal que se lo consideraba un auténtico “embajador en las sombras”. Su cargo formal, no obstante, nada tenía que ver. Era el responsable del Organo de Control de Concesiones Viales (Occovi), una dependencia de escasa visibilidad, pero poderosa. Cuando Uberti renunció, en agosto de 2007, manejaba $ 907 millones. Esa cifra incluye el presupuesto que le había asignado el Gobierno más el cuestionado fondo fiduciario vial que dependía del área. Durante los más de cuatro años que él estuvo al frente del Occovi, el organismo controló $ 1516 millones, de los cuales 757 se manejaron mediante los fondos fiduciarios, una de las cajas más polémicas por el escaso control que tienen. El 4 de agosto de 2007, Uberti llegó al Aeroparque en el vuelo CaracasBuenos Aires en el que se descubrió la valija con casi US$ 800.000. Ese mismo día –según él reconoció en los tribunales–, llamó y se reunió con Néstor Kirchner en la residencia de Olivos. En su declaración judicial, Uberti dijo que no había hablado de la valija, sino de la visita al país de Hugo Chávez, que él debía organizar. El viaje que lo obligó a dejar la función pública fue uno de muchos. “Uberti era asignado por el Ministerio de Planificación Federal para tratar la relación con Venezuela –declaró ayer el ex embajador Eduardo Sadous–. Era quien viajaba con el ministro o solo y llevaba todos los temas de la relación del fideicomiso con Venezuela.” Sadous dijo además que ni él ni ningún otro funcionario de la embajada argentina participaba de las reuniones de negocios con el gobierno de Chávez. La confianza que el ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, depositaba en Uberti es indudable, pero el ex funcionario tenía además una relación cercana con Kirchner desde los tiempos de Santa Cruz. En 2004, ARI lo acusó incluso de haber sido uno de los recaudadores –una vez más, en las sombras– de la campaña que llevó a Kirchner a la presidencia, en 2003. Según la denuncia, Uberti compartía la función con el ex chofer del presidente y actual dueño de un multimedios, Rudy Ulloa Igor.