Trasladaron a Martínez de Hoz a la cárcel de Ezeiza

21 may. 2010 - de Economía José Alfredo Martínez de Hoz fue ... por su salud”, dijo José Martínez de Hoz hijo ... José Mujica, en pantuflas, acaricia a su perro.
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POLITICA

I

Viernes 21 de mayo de 2010

DERECHOS HUMANOSs CONTROVERTIDA DECISION

EL PULSO POLITICO

Los conspiradores imaginarios

Trasladaron a Martínez de Hoz a la cárcel de Ezeiza

D

Fue por orden de Oyarbide; su familia denunció que su salud le impide estar en un penal Sin haber recibido el alta médica tras una operación, el ex ministro de Economía José Alfredo Martínez de Hoz fue trasladado ayer desde una clínica de Palermo a la cárcel de Ezeiza por orden del juez federal Norberto Oyarbide. El traslado fue calificado como “cruel, inhumano, irresponsable y un acto de ensañamiento” por la familia de Martínez de Hoz, que denunció que el ex funcionario “fue sacado del Sanatorio Los Arcos en contra de la recomendación concreta, expresa y muy fuerte de los médicos que lo atendían como consecuencia de que estaba saliendo de una intervención quirúrgica que le fue practicada un día antes”. Según dijo a LA NACION el hijo del ex ministro, anoche no tenía noticias de con qué cuidados su padre estaba alojado y explicó que el Servicio Penitenciario Federal les había negado a sus dos médicos personales la posibilidad de revisarlo y visitarlo. Martínez de Hoz fue trasladado al penal en ambulancia desde la clínica Los Arcos, donde estaba internado desde el 4 del actual, cuando fue detenido, acusado en la causa por la detención de dos empresarios

textiles en 1977. Fuentes judiciales dijeron que está en el hospital situado dentro del penal. El magistrado ordenó el traslado de Martínez de Hoz a una cárcel común luego de rechazar el pedido de arresto domiciliario presentado por la defensa del ex ministro, que argumentaba razones de edad y su frágil estado de salud. Fuentes judiciales dijeron que los exámenes del Cuerpo Médico Forense habían determinado que Martínez de Hoz no tiene ningún impedimento de salud para estar detenido en una cárcel común y que la cárcel de Ezeiza cuenta con un hospital.

“No puede caminar” Pero la familia del ex ministro señaló que no se tuvo en cuenta la opinión de los médicos que lo atendieron. Insistieron en que ayer fue sometido a una operación de columna vertebral para evitar que los discos le presionaran la médula y que no estaba en condiciones siquiera de ponerse de pie. “Vino una comisión del Servicio Penitenciario Federal y tratamos de explicarle la irracionalidad de lo que estaban por hacer, dado que

MARTIN

RODRIGUEZ YEBRA

MAXIE AMENA

El hijo de Martínez de Hoz denunció un “acto de ensañamiento” mi padre no iba a ir a ningún lado, porque no puede caminar”, dijo el hijo del ex funcionario. Indicó que “en un diálogo que tuvo el director médico de la clínica con el director del penal le reconoció que no tenían el personal para atenderlo en su situación de salud y de todos modos ordenaron el traslado”. Y añadió: “Se hizo dejando de lado cualquier consideración. Es un acto de crueldad y de ensañamiento absolutamente injustificable”. El juzgado fue informado por los médicos de la clínica del estado del paciente y ayer su familia se presentó con un certificado médico en el despacho de Oyarbide en el cual se señalaba cuál era su estado de

salud. “Había un médico del penal de Ezeiza que no se hizo responsable por su salud”, dijo José Martínez de Hoz hijo. Mientras la familia piensa apelar ante la Cámara Federal la prisión preventiva de Martínez de Hoz por secuestro extorsivo y recurre el fallo que le denegó su arresto domiciliario, analiza presentar hoy un recurso de amparo para que se le restituya “de manera inmediata” la atención médica que recibía. Martínez de Hoz fue acusado de ordenar los secuestros, en noviembre de 1977, de Federico Gutheim y su hijo Miguel Ernesto, supuestamente para obligarlos a realizar operaciones comerciales con una empresa en Hong Kong.

Breves EN GENERAL RODRIGUEZ

UCR BONAERENSE

DECISION JUDICIAL

Destituyeron a un intendente kirchnerista

Aval para un reclamo de Ricardo Alfonsín

Agravan la condena de Al Kassar

La justicia federal bonaerense dejó sin efecto una resolución de la junta electoral de la UCR provincial que permitía votar en la interna radical a electores con doble afiliación partidaria. Así hizo lugar a una presentación de Ricardo Alfonsín, que había denunciado que la maniobra beneficiaba al sector de Leopoldo Moreau y Federico Storani.

El traficante de armas sirio Monzer Al Kassar, que purga 30 años de cárcel en Estados Unidos, fue condenado a seis años de prisión por falsificar documentos para obtener la nacionalidad argentina, en 1990. Así lo resolvió la Sala II de la Cámara Federal porteña al rever un fallo de primera instancia, por lo que subió la pena de cinco a seis años.

LA PLATA.– El Concejo Deliberante de General Rodríguez destituyó ayer al intendente kirchnerista Marcelo Coronel por una serie de irregularidades administrativas y la supuesta usurpación de un título universitario. La votación se resolvió con 13 votos a favor, una abstención y dos ausencias. Desde que había sido suspendido, hace dos meses, Coronel fue reemplazado en forma interina por el edil Juan Pablo Anghileri –primer candidato a concejal en la lista del Frente para la Victoria en 2007–, que seguirá al frente de la comuna hasta que la Justicia determine si corresponde un nuevo llamado a elecciones.

La audaz política exterior de la Presidenta ha cosechado hasta ahora una creciente frialdad de los aliados centrales del país

e repente, José Luis Rodríguez Zapatero aterriza un día en Buenos Aires. Sonríe. El presidente de España se para ante los micrófonos que se arremolinan a su alrededor y arranca: dice que un país serio necesita estadísticas confiables, menos intervención del Estado en la economía y reglas claras para la inversión. Al día siguiente se reúne con un juez que investiga causas de corrupción y le da su apoyo. Antes de volverse a Madrid le sugiere a un grupo de empresarios las recetas que deberían aplicarse en la Argentina para despabilar de una buena vez la economía. Otro día, aparece por televisión Barack Obama y se sincera. Está decepcionado con Cristina Kirchner, confiesa apesadumbrado. No cumplió las expectativas que se había formado sobre ella. Cambiamos de canal: un secretario de Lula acaba de frenar en Uruguayana una fila de camiones argentinos cargados de alimentos. Un sindicalista del PT entra en escena y cuenta que el presidente le había garantizado que impediría cualquier “amenaza externa” a los productores brasileños. Dejemos volar la imaginación un poco más. José Mujica, en pantuflas, acaricia a su perro en la chacra de Rincón del Cerro, y arremete: “¡El gobierno argentino nos tiene que pedir perdón por el corte de ruta en Gualeguaychú!” Y, en una distracción, nos topamos con el presidente chino, que anuncia la suspensión de un viaje a la Argentina porque dice estar enojado con el alcalde de Shanghai. ¿Qué hubieran dicho Cristina y Néstor Kirchner? ¿Hubieran escuchado en silencio, mordiéndose el labio para no denunciar conspiraciones antiargentinas? ¿Se hubieran abstenido de sumar nuevas estatuas a la galería de sus enemigos? Preguntas retóricas. En la vida real, la Presidenta se dio el gusto de convertir todas aquellas fantasías en la marca registrada de su diplomacia. Estos días, denostó en Madrid el duro ajuste español, apoyó al juez Garzón en medio de su pelea con sus superiores por las investigaciones sobre el franquismo y les reveló la receta del éxito a los golpeados empresarios ibéricos. La semana previa había parado (aunque lo negara luego) cargamentos brasileños en la frontera. Y mucho antes había clamado su fastidio con Obama, canceló su gira por China por su pelea con Cobos, le reclamó una disculpa a Uruguay por instalar Botnia sin permiso... Su audaz política exterior ha cosechado hasta ahora una frialdad creciente entre aliados centrales del país. ¿Alcanzará el pregonado éxito del modelo kirchnerista para que esa sensación no aleje aún más a la Argentina del centro de la política y los negocios mundiales? Es, tal vez, lo más difícil de imaginar.

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