Testimonios01 - Revista Testimonios - Asociación de Historia Oral de ...

Una cada vez más importante y creciente bibliografía historiográfica y sociológica da cuenta de este periodo en la historia argentina. Sin embargo todavía es.
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ISSN 1852 - 4532

TESTIMONIOS

Revista digital de la Asociación de Historia Oral de la República Argentina Año 1 Nº 1 – Invierno 2009 Publicación Científica y Periódica de Historia Oral www.revistatestimonios.com.ar Directora: LILIANA BARELA | Edita: ASOCIACIÓN DE HISTORIA ORAL DE LA REPÚBLICA ARGENTINA |  Periodicidad: ANUAL Dirección postal: AV. CÓRDOBA 1556 – CIUDAD DE BUENOS AIRES (ARGENTINA)

TESTIMONIOS Revista Científica de Publicación periódica de Historia Oral ¿Quiénes Somos?

Pilar Domínguez (Presidenta de la Asociación Internacional de Historia Oral);  Silvia Dutrénit Bielous, (Instituto Mora, México). 

La Asociación de Historia Oral de la República Argentina es una organización sin fines de lucro nacida de la necesidad de nuclear a historiadores e historiadoras de todo el país para fortalecer el desarrollo de la Historia Oral. Creada en 2004, AHORA ha dado un salto cualitativo en 2007 con la creación de su página web. Siguiendo con sus objetivos de difusión de la Historia Oral en el invierno del 2009 ve el nacimiento de su revista digital “Testimonios”, una publicación científica y periódica anual dedicada a los temas vinculados a la temática que preocupa a la Asociación..

Diseño y Diagramación  José María Rodríguez Arias  Rubén Isidoro Kotler

Directora:  Liliana Barela

Desarrollo Sitio Web:  Francisco Javier Rodríguez Arias  José María Rodríguez Arias  www.interlineado.com

Editores responsables del número:  Rubén I. Kotler  Graciela Browarnik  María Cristina Viano Comité Editorial  Adriana Echezuri  Dora Bordegaray  Graciela Sáez  Hebe Clementi  Juan Ghilisieri  Liliana Barela  María Inés Rodríguez Aguilar  Miguel Galante  Pablo Pozzi Asesores Externos  Antonio Montenegro (Universidad Federal de Pernambuco, Brasil);  Josefina Cuesta (Universidad de Salamanca, España);  Mercedes Villanova (Universidad de Barcelona, España);

Traducción y Corrección:  María Laura Boué

Convocatorias  Testimonios deja abierta la convocatoria para la recepción de artículos de su segundo número. El monográfico estará destinado a: “Protesta social en los años '60 – '70”.  Se aceptarán además trabajos referidos a Historia Oral y metodología como así también a las experiencias educativas desde el abordaje de la Historia Oral. El plazo para la recepción de trabajos vence el 15 de diciembre de 2009. Por consultas escriba a: Historiaoralargentina[@]yahoo.com.ar

La Revista Testimonios no se responsabiliza por la opinión vertida por los autores.

© Testimonios ISSN 1852 - 4532

Índice de artículos 

Editorial - Liliana Barela

Dictadura, Genocidios y Memoria 

El genocidio ruandés de 1994: Recordando e imaginando a través de los límites de tiempo, espacio y palabras - Sean Field



Experiencias de participación política. El caso del Profesorado “Joaquín V. González” 1973-1983. Liliana Barela / Susana Cunha / Silvana Luverá /Adriana Echezuri



Sangre roja. Un estudio acerca de la transmisión de la tradición del Partido Comunista argentino durante la dictadura y la posdictadura. - Graciela Browarnik



Década del '70. Uruguayos en el exilio en Buenos Aires. Graciela Saez



Militantes de los años '70; una mirada desde el concepto de generación. - Cristina Viano



La visión de los derechos humanos desde las organizaciones de familiares de víctimas de la dictadura en Argentina. El caso Tucumán. - Rubén Isidoro Kotler



De relatos y praxis políticas: análisis de narraciones conversacionales de Madres de Plaza de Mayo. - Miguel Galante

Historia Oral y Memoria 

Rachar as palavras. Ou uma história a contrapelo. – Antonio Montenegro



Historia y subjetividad en la construcción de la memoria (Guadalajara, 1968-2000). - Rocío del Carmen Salcido Serrano



Memoria, olvido e historicidad. - Eugenia Meyer

Historias Locales 

Memorias de la tierra donde no pasa el tren. Las estaciones de ferrocarril de la ciudad de San Luis (Argentina). - María Avelina Rinaldi / Cristian Eduardo Funes



"Pueblos originarios. Fronteras, historia y memorias". - Dora E. Bordegaray



“¡Qué vida... la vida del pobre! La reconstrucción de prácticas sociales de los migrantes rurales pobres de la ciudad de San Luis en la primera mitad del Siglo XX a partir de sus testimonios”. Estela Beatriz De Dios /Sandra Elizabeth Boso / Mónica Inés Mazzina

Desde la Cátedra 

La Historia Oral y la Alternativa Universitaria. - Pablo Pozzi

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Año 1 Nº 1 – Invierno 2009 ISSN 1852 - 4532 ---------------------------------------------------------------------

Editorial Liliana Barela1 Cuando en noviembre de 2004 se formó la Asociación de Historia Oral de la República Argentina (AHORA), ya estaba entre nuestros objetivos la creación de una revista que permitiera establecer relaciones entre todos aquellos que realicen trabajos de historia oral, ayudar a crear una red nacional de historiadores orales y sobre todo, crear un espacio permanente para la implementación de estos objetivos. Pasaron varios años, dos Comisiones Directivas, varios Encuentros Nacionales e Internacionales, pero nuestras inquietudes permanecen intactas. A pesar de las crisis, económicas, de proyectos, de ilusiones, este primer número de Testimonios, la revista digital de la Asociación de Historia Oral de la República Argentina, merece celebrarse como aporte a la difusión y consolidación de una institución y de una forma de hacer historia que, a pesar de remontar sus orígenes a los comienzos mismos de la oralidad y de la historia, todavía debe luchar por conseguir un espacio propio entre las especialidades de aquellos que hacemos historia. Me gustaría realizar un breve recorrido sobre la historia oral en Argentina. Sus primeros pasos fueron dados seguramente por los antropólogos, a partir de la llegada del libro Los hijos de Sánchez, en la década del 50. En la década del setenta, de la mano de Dora Schwarstein y Mirta Lobato, entre otros, esta forma de hacer historia comenzó a practicarse en el CEDES, un centro de investigaciones especializado en estudios sociales. 1

Liliana Barela – Presidenta de la Asociación de Historia Oral de la República Argentina.

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Liliana Barela ---------------------------------------------------------------------

A principios de los años ochenta, al mismo tiempo que la dictadura terminaba, la necesidad de recuperar la palabra aumentó el interés en el desarrollo de prácticas que incluían la recopilación de testimonios orales. Varias instituciones comenzaron a difundir esta forma de hacer historia. Sin embargo, en esos momentos, desde los ámbitos académicos, la oralidad no era considerada una “fuente confiable”. Frente a los documentos escritos y los números, a la palabra hablada le faltaba consistencia. Afortunadamente, el paso del tiempo, los avatares políticos y la definición de la oralidad como patrimonio intangible darían finalmente un status académico a las voces que nos llegan del pasado. Pionera en las inquietudes y en las prácticas, Hebe Clementi que en la posdictadura dirigió el Plan Nacional de Lectura puso en práctica los talleres en los que, gracias a la inquietud que despertaba la historia local, comenzaron a recopilarse testimonios. Esos talleres que funcionaron durante toda la década del 80, fueron ejemplo para los talleres barriales del Instituto Histórico de la Ciudad de Buenos Aires, en los que uno o varios coordinadores ayudaban a los vecinos a “hacer historia” a partir de sus recuerdos. Fue una década de aprendizaje, de ensayo y error, de conocer las experiencias de otros historiadores. Recuerdo que muy pocos podían acceder a la bibliografía especializada sobre historia oral. Todavía hoy, crisis económica mediante, la mayoría no ha leído a los clásicos de la disciplina. Esta es otra asignatura pendiente que pensamos resolver desde este espacio. Los próximos números dedicarán una sección a reproducir, reseñar y traducir a los clásicos y a los últimos aportes sobre el tema. A partir de establecer acuerdos entre aquellos que de manera más o menos organizada veían en la oralidad una herramienta eficiente para acceder al pasado, en 1993 se organizó el Primer Encuentro Nacional de Historia Oral,

allí surgió el

Programa de Historia Oral de la Universidad de Buenos Aires, que dirigió Dora Schwarstein hasta su fallecimiento, Su actual director, Pablo Pozzi, miembro fundador de AHORA, fue recientemente electo como representante de América Latina en el Consejo que dirigirá la Asociación Internacional de Historia Oral (IOHA) entre 2008 y 2010.

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IV

Editorial ---------------------------------------------------------------------

Los Encuentros se repitieron cada dos años y venía gente de todo el país. Esto planteó la necesidad de establecer vínculos entre los historiadores, mostrar sus trabajos, facilitar los contactos. Para responder a esta inquietud surgió, entre otras publicaciones eventuales a cargo del Instituto Histórico, la revista Voces Recobradas que ya tiene 10 años de edad y cuenta con 26 números. Con la creación de la Asociación de historia Oral de la República Argentina (AHORA), se dio un importante paso en la institucionalización de la disciplina: incrementó su reconocimiento en el país, fortaleció la red de historiadores orales, facilitó un diálogo más fecundo y permanente entre las distintas instituciones y se logró una mayor presencia de la Argentina en el ámbito internacional, especialmente en la IOHA. Como parte de nuestro trabajo, hemos creado una base de datos para profundizar los contactos entre investigadores e instituciones y la página web de AHORA es cada vez mas visitada, al tiempo que el desarrollo de la historia oral en argentina que se pone de manifiesto en la cada vez mayor cantidad y calidad de trabajos que se presentan en los encuentros. Son objetivos prioritarios de la Asociación poner en contacto investigadores de distintos puntos del país, conocer y hacer conocer sus trabajos, estimular su reproducción e institucionalización de las experiencias. Sabemos de los excelentes resultados que pueden producir con modestos estímulos. Este año algunos miembros de AHORA viajamos a San Luis y se creó la Asociación de Historia Oral de la Provincia de San Luis. Los pioneros de las reuniones patagónicas vienen a nuestras jornadas y son miembros del Consejo Directivo de AHORA. La Universidad Nacional de Rosario tiene actualmente una cátedra de Historia Oral y en las últimas Jornadas Interescuelas de los Departamentos de Historia de las Universidades Nacionales se abrió por primera vez una mesa dedicada a la historia oral. La Asociación intenta cumplir un papel reproductor colaborando con la mayor cantidad posible de asociaciones y proyectos. Pero todavía falta mucho por hacer, las distancias son grandes y los recursos económicos pocos. Una herramienta fundamental son lo canales de comunicación y una revista electrónica permite publicar www.revistatestimonios.com.ar

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Liliana Barela ---------------------------------------------------------------------

trabajos o comunicar eventos con menos costo y mayor rapidez, es decir, pude ayudarnos a acortar distancias y tiempos, democratizar la información y fortalecer el intercambio horizontal. Es por eso que creemos que este primer número de la revista Testimonios, que cuenta con un importante comité asesor internacional, una variedad de artículos entre cuyos

autores

se

encuentran

investigadores

reconocidos

internacionalmente,

constituye una puerta de entrada hacia la concientización de la necesidad de fortalecer los lazos que unen a aquellos que hacemos historia, y a la democratización de la información.

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Año 1 Nº 1 – Invierno 2009 ISSN 1852 - 4532 ---------------------------------------------------------------------

El genocidio ruandés de 1994: Recordando e imaginando a través de los límites de tiempo, espacio y palabras1

Sean Field Resumen: Estos puntos me inquietan como historiador que se espera ubique eventos pasados, actores y acciones en el tiempo y el espacio. Esto me inquieta como historiador oral que apunta, a través de las palabras, a entender la narración oral de las memorias de los entrevistados. Y esto me inquieta emocionalmente porque ellos hacen eco de las historias que escuché de sobrevivientes de traumas sudafricanos y ruandeses (Field, 2006; 2007). Mi experiencia también confirma la aserción de La Capra que los historiadores necesitan estar abiertos a una descomposición enfática, si van a comprender las complejidades de las experiencias traumáticas evocadas por los eventos límites (2001:1- 43)2. Mi intención ambiciosa es explorar a través de los límites de los “eventos limites” para considerar lo que algunos han llamado el “exceso” más allá del lenguaje3. Las respuestas completas no son posibles. Pero las oraciones construidas mientras se investiga a través de diálogos inter-subjetivos con los sobrevivientes del trauma- quienes están preocupados por el tormento de no ser capaces de comprender completamente las experiencias del trauma- pueden constituir fragmentos de una respuesta. Si los investigadores van a buscar sentido al sufrimiento de los sobrevivientes del trauma, entonces se requiere una sensibilidad histórica aguda, una sensibilidad emocional armónica que requiere empatía, imaginación y la 1

El presente artículo se basa en un coloquio dado en Dhaka, Bangladesh (enero 2006), publicado en la revista de Estudios Sociales, Nº 115, 2007. Estas actividades fueron financiadas por el Programa de Intercambio Sephis Sur-Sur para la investigación de la historia del desarrollo. También reconozco el apoyo generoso de Mena Guhathakurta (Universidad de Dakar) y Willem Schendel (Programa Sephis). Traducido del inglés por María Laura Boué y revisado por Graciela Browarnik para la revista digital TESTIMONIOS por autorización de su autor.

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Las “experiencias límites” (La Capra 2001) se producen por los “eventos límites”, lo que deshace los límites de los marcos de comprensión lingüísticos y psicológicos de la víctima. En un artículo similar, estoy escribiendo sobre las historias de refugiados ruandeses viviendo en “espacios” racializados de Cape Town del post apartheid.

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Muchas gracias a Meghna Guhathakurta quien participó de una discusión de mi trabajo en Dhaka (2006) y sugirió que yo “no debía estar limitado por la noción de eventos límites”. No tengo dudas que Dominic La Capra hubiera aprobado su consejo.

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Sean Field ---------------------------------------------------------------------

fuerza de escuchar/leer historias en busca de significados explícitos e implícitos, incluso extraños. Palabras Claves: Genocidio – Ruanda – Recuerdo – Imaginario – tiempo – espacio – palabras. Abstract: These points unsettle me as an historian who is expected to locate past events, actors and actions in time and space. It unsettles me as an oral historian that aims, through words, to understand interviewees’ oral narration of their memories. And it emotionally unsettles me because they echo the stories I have heard from South African and Rwandan trauma survivors (Field, 2006; 2007). My experiences also confirm LaCapra’s assertion that historians need to be open to ‘empathic unsettlement’ if they are to comprehend the complexities of traumatic experiences evoked by ‘limit events’ (2001: 1 – 43).4 My ambitious intention is to explore through the limits of ‘limit events’ to consider what some have called the ‘excess’ beyond language. 5 Complete answers are not possible. But sentences constructed while searching through intersubjective dialogues with trauma survivors - who are burdened by the torment of not being able to fully comprehend experiences of trauma - might constitute fragments of an answer. If researchers are to make sense of the suffering of trauma survivors then a sharpened historical sensibility is required, an emotionally attuned sensibility that requires empathy, imagination and the strength to hear/read stories for explicit and implicit, even uncanny, meanings. A warning is necessary. This article presents stories about extreme violence, not to sensationalize but to understand how Rwandans remember and live with post-traumatic traces. Keywords: Genocide – Rwanda – Remember – Imaginary – Time – Space – Words.

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‘Limit experiences’ (La Capra 2001) are produced by ‘limit events’, which punctures the boundaries of the victim’s linguistic and psychological frameworks of comprehension. In a companion article, I am writing about the stories of Rwandan refugees living in the racialized ‘spaces’ of post-apartheid Cape Town.

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Many thanks to Meghna Guhathakurta who as discussant to my paper in Dhaka (2006) suggested that I ‘should not be limited by the notion limit events’. I have no doubt that Dominic LaCapra would approve of her advice.

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El genocidio ruandés de 1994: Recordando e imaginando a través de los límites de tiempo, espacio y palabras ---------------------------------------------------------------------

El acontecimiento traumático, aunque real, ocurrió fuera de los parámetros de la realidad “normal”… Esta ausencia de categorías que lo definan proporciona su calidad de “ser otro”, una característica sobresaliente, una infinidad y una ubicuidad que lo ubica fuera del rango de experiencias unidas asociativamente… Laub, 1992: 69 Y ahí se encuentra el error: el pasado que recordamos está exento de tiempo. Kundera, 2002: 129 Estas historias de vida son realmente más historias de muerte… Langer,1998:70

Introducción Estos puntos me inquietan como historiador que se espera ubique eventos pasados, actores y acciones en el tiempo y el espacio. Esto me inquieta como historiador oral que apunta, a través de las palabras, a entender la narración oral de las memorias de los entrevistados. Y esto me inquieta emocionalmente porque ellos hacen eco de las historias que escuché de sobrevivientes de traumas sudafricanos y ruandeses (Field, 2006; 2007). Mi experiencia también confirma la aserción de La Capra que los historiadores necesitan estar abiertos a una descomposición enfática, si van a comprender las complejidades de las experiencias traumáticas evocadas por los eventos límites (2001:1- 43)6. Mi intención ambiciosa es explorar a través de los límites de los “eventos limites” para considerar lo que algunos han llamado el “exceso” más allá del lenguaje7. Las respuestas completas no son posibles. Pero las oraciones construidas mientras se investiga a través de diálogos inter-subjetivos con los sobrevivientes del trauma- quienes están preocupados por el tormento de no ser capaces de comprender completamente las experiencias del trauma- pueden constituir fragmentos de una respuesta. Si los investigadores van a buscar sentido al sufrimiento de los sobrevivientes del trauma, entonces se requiere una sensibilidad histórica aguda, una sensibilidad emocional armónica que requiere empatía, imaginación y la 6

Las “experiencias límites” (La Capra 2001) se producen por los “eventos límites”, lo que deshace los límites de los marcos de comprensión lingüísticos y psicológicos de la víctima. En un artículo similar, estoy escribiendo sobre las historias de refugiados ruandeses viviendo en “espacios” racializados de Cape Town del post aparteid.

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Muchas gracias a Meghna Guhathakurta quien participó de una discusión de mi trabajo en Dhaka (2006) y sugirió que yo “no debía estar limitado por la noción de eventos límites”. No tengo dudas que Dominic La Capra hubiera aprobado su consejo.

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fuerza de escuchar/leer historias en busca de significados explícitos e implícitos, incluso extraños. Es necesaria una advertencia. Este artículo presenta historias sobre violencia extrema, no para sensacionalizar sino para entender como los ruandeses entienden y viven con restos post-traumáticos. Haga una pausa por un momento. Vacíe su mente de sus pensamientos varios. Imagine la escena de Ruanda a mediados de abril de 1994. Imagínese huyendo de asesinos con machetes. Imagínese escondiéndose en un pantano por días, semanas y meses. Imagínese el miedo prolongado, el hambre y la suciedad cubriendo su cuerpo. Y luego lea el texto transcripto de las palabras dichas por Claudine Rayitesi: El tiempo nos ha olvidado. Fue pasando para otra gente… pero nunca deseó pasar para nosotros. El tiempo nos abandonó porque no creyó más en nosotros, y nosotros, como resultado, no esperamos nada del tiempo. Entonces no esperábamos nada (en Hatzfeld, 2005:145).

Claudine Rayitesi tenía catorce años cuando se escondió en los pantanos. Tenía veintiuno cuando narró la historia mencionada a Jean Hatzfeld. Si todavía vive, tendría veintiocho ahora (al momento de mi trabajo) y probablemente un año o dos más para cuando usted lea este trabajo. Historias con estas cualidades son comunes luego de masacres, atrocidades, guerras y genocidios. Para algunos sobrevivientes, el trauma incluye una dislocación del tiempo o la ruptura de lazos emocionales con lugares y personas. En otros ejemplos, los sobrevivientes se refieren a sus experiencias como “sin sentido”, “indescriptibles” o “más allá del entendimiento”. Los investigadores que se aproximan a los campos del trauma, la memoria y la narrativa no pueden aislarse detrás de estas declaraciones pero necesitan explorar formas para trabajar a través de los límites del tiempo, del espacio y las palabras. Este artículo provee un contexto breve seguido de historias de entrevistas que yo grabé con ocho refugiados ruandeses y las cuales se complementan con citas de entrevistas de Derechos Humanos (2004) y Hatzfeld (2005)8. Voy a discutir que las experiencias traumáticas no sólo rompen sus propios límites (Benezer, 1999) sino que, con frecuencia, colapsan la distinción del sobreviviente entre experiencia pasada de trauma- "entonces y ahí"- y el momento presente de sus historias- "aquí y ahora" (Kurasawa, 2003). Éstas se manifiestan como historias "sin límites de tiempo" o "dislocadas" pero, si se las debe comprender gracias a los sobrevivientes y los investigadores, ambas partes necesitan "imaginar el trauma" (Antze y Lambek, 1996). Estos argumentos contribuyen a las críticas de las "teorías del trauma" que 8

Las citas de las entrevistas de Hatzfeld se identifican con los nombres completos y en las de los Derechos Africanos se provee el apellido. Las entrevistas que yo dirigí se identifican con las iniciales del entrevistado. Las entrevistas de Hatzfeld y Derechos Africanos se llevaron a cabo en Ruanda, mientras que yo entreviste refugiados ruandeses viviendo en Cape Town.

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El genocidio ruandés de 1994: Recordando e imaginando a través de los límites de tiempo, espacio y palabras ---------------------------------------------------------------------

incorrectamente visualizan al trauma como una enfermedad o herida biomédica (Hodgkin y Radstone, 2003).

Un contexto para el genocidio En 1994, se produjo la matanza en masa más eficiente desde Hiroshima y Nagasaki9. Durante más de 100 días, 850.000 ruandeses murieron. El machete fue el arma más común utilizada en estas matanzas profundas, de esfuerzo intensivo, llevadas a cabo por grupos extremistas Hutu, que mataron proporcionalmente cinco veces más rápido que los nazis durante el holocausto (Mamdani, 2001). Cuando el Frente Patriótico Ruandés (FPR) tomó el poder del estado en julio de 1994, más de 2 millones de personas volaron a la República Democrática del Congo (RDC), Tanzania y muchos países de alrededor del mundo. El genocidio ruandés fue producido históricamente por eventos coloniales y post-coloniales, pero al entender el impacto socio-económico y político, el período precolonial no puede ser ignorado. Al ceder territorios coloniales al poder europeo en la conferencia de Berlín de 1885, Ruanda fue entregada a Alemania. Como consecuencia de la primera guerra mundial, la Liga de las Naciones tenía la administración fiduciaria sobre Ruanda y Bélgica en 1926. Ruanda continuó como colonia belga hasta 1962, cuando Ruanda y Burundi se convirtieron en independientes. Al contextualizar a Ruanda, es esencial localizar eventos dentro del entrelazamiento colonial e historias post-coloniales de Burundi, Uganda, Tanzania del Norte y la RDC (Mamdani, 2001). En 1994, la población ruandesa consistía en aproximadamente 85% Hutus y 14% Tutsis y menos del 1% de Twa’s de una población de ocho millones (Prunier, 1995). Dado que tanto los Hutus y los Tutsis comparten el mismo idioma (por ejemplo Kinyarawada) y tienen religiones y costumbres similares, esto da lugar a la pregunta ¿por qué han habido las llamadas “tensiones étnicas” entre estos grupos? En la Ruanda pre-colonial, la mayoría de los conflictos tendían a ser entre clanes, y raramente entre límites étnicos (Newbury and Newbury, 1999). Bajo reglas belgas, el reino dominado por Tutsis fue políticamente reforzado, mientras había Tutsis caseros, dueños de ganado, más ricos en relación con los agricultores Hutus más pobres. El lazo colonial de la etnicidad con la posesión del ganado fue significante. Los colonizadores ruandeses implementaron el uso de los documentos de identidad, estipulando designaciones étnicas, y la cruda medida utilizada para determinar la etnicidad fue que esos con diez o más cabezas de ganado eran Tutsi y esos con menos de diez cabezas eran Hutus. Esta característica del período colonial ha sido fuertemente impuesta por el gobierno FPR actual como una explicación histórica, pero 9

El número estimado de gente muerta varía entre más de 500.000, según Alison des Forges (1999), y el estimado del gobierno FPR de 1 millón. La mayoría de las fuentes académicas citan números entre 500.000 y 850.000, ver Prunier, (1995).

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las visiones académicas difieren en esto (Pottier, 2002). Cualquiera sea el análisis propio de la posesión de ganado, la predominancia de bienes, en ganado, tierra y plata, se concentró más entre los Tutsi durante el período colonial. Con los levantamientos anti-coloniales de 1959, los administradores belgas cambiaron las alianzas a los partidos políticos Hutu emergentes, y al momento de la independencia en 1962, fueron los Hutus quienes dominaron los órganos centrales del estado, pero el sistema administrativo colonial y las jerarquías socio-económicas Tutsi/Hutu permanecieron intactas. La primera república independiente bajo el presidente Kayibanda existió desde 1962 hasta 1972, y la segunda república comenzó cuando el presidente Habyramana llegó al poder a través de un golpe. La segunda república operó desde 1972 hasta 1994. Ambos regímenes fueron dominados por Hutus y, principalmente, autocráticos pero con diferentes niveles de actividad multipartidaria, especialmente durante la segunda república. El presidente Habyuramana dirigió una economía floreciente en 1970 y 1980, pero la coalición de los precios globales del café (la principal exportación) en 1989 fue una gran desgracia. Al año siguiente, la invasión del FPR desde Uganda del sur a Ruanda del noreste marcó el comienzo de la guerra civil, la cual desestabilizó al país hasta mediados de 1994. El FPR emergió fuera de los campos de refugiados ruandeses, en Uganda del sur. Estos eran refugiados que habían sido desplazados por atrocidades varias y discriminación de Tutsis en Ruanda desde la revolución de 1959. Otros factores significativos que corrieron a lo largo de la historia ruandesa son la ciudadanía y la tierra. Estos se relacionan con los cientos de ruandeses que han estado viviendo en Tanzania del norte y la RDC del este por generaciones. El trabajo de Mamdani y Pottier demuestra los conflictos que ha traído la arbitrariedad de los límites coloniales y el rechazo del régimen Mobutu (es decir Zaire) a otorgar la ciudadanía a los Banyumelenge que han vivido en la RDC, zona este, desde el siglo XIX. Los hechos no resueltos de la ciudadanía se combinaron con la sobrepoblación y la escasez de tierra arable y de pastoreo en Ruanda. Como Mamdani dice: Para entender la lógica del genocidio… es necesario pensar a través del mundo político que el colonialismo puso en acción. Este era el mundo del nativo y del colonizador, un mundo organizado alrededor de una preocupación binaria que era obligatoria. Es en este contexto que los Tutsi, un grupo con una posición privilegiada antes del colonialismo, se formaron como una presencia colonizadora extranjera privilegiada, primero por la gran revolución nativista de 1959, y luego por el poder Hutu… Fue genocidio por aquellos que se veían a sí mismos como hijos- e hijas- de la tierra, y su misión como la de limpiar la tierra de la presencia extranjera amenazante (2001:14).

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El genocidio ruandés de 1994: Recordando e imaginando a través de los límites de tiempo, espacio y palabras ---------------------------------------------------------------------

En el período postcolonial, surgieron los discursos racistas y etnocentristas. Por ejemplo, los Tutsis fueron definidos como invenzi (cucarachas) y “extranjeros” de Etiopia, que por implicación no pueden reclamar ciudadanía en Ruanda. Este discurso tiene un giro racista más profundo que identifica a los descendientes Tutsi de la gente blanca a través del “salmo” bíblico (Taylor, 1999). Algo común durante el genocidio era que los invenzi debían ser “tratados” y tirados al río para que pudieran regresar a Etiopia. Estos mitos populares potentes fueron centrales a un absolutismo étnico extremo, articulado por los propagandistas del poder Hutu quienes emergieron como una función poderosa dentro del partido dominante, en los años precedentes al genocidio10. Como dice Taylor, “Al definir a los Hutus como Bantus, “lerdos”, y a los Tutsi como invasores Hamite, “listos”, el Hamitismo ha contribuido a la violencia recurrente en África central y ha obstruido los intentos de reconciliar los dos grupos” (Taylor 1999:55). La estación de radio fue una herramienta central para diseminar las ideas Hutu de poder en los meses precedentes y durante el genocidio: Radio des Milles Collines (One thousand Hills Free Radio). Durante 1993 y 1994, el presidente Habayrimana estuvo comprometido en charlas pacíficas con el FPR, y luego de firmar el acuerdo de paz Arusha en Tanzania, él voló de regreso en la noche del 6 de Abril de 1994. Mientras su avión se acercaba a la pasarela del aeropuerto Kigali, fue baleado con lanzacohetes. Durante una hora, se establecieron bloqueos en las rutas a lo largo de Kigali y los asesinatos comenzaron. La forma organizada en que los extremistas tomaron el control del gobierno transicional y la matanza moderada de Hutus sugiere que el avión del presidente fue baleado por extremistas. El golpe y el genocidio no fueron una explosión espontánea pero fueron planeados cuidadosamente, fue una operación conspirativa (Melvern, 2004). Extremistas del poder Hutu operaron desde dentro con la armada y las milicias de jóvenes, la Interhamwe. Además, la participación masiva de Hutus ordinarios en las matanzas creó la sombra sospechosa de que “todos los Hutus eran perpetradores potenciales” (Eltringham, 2004).

Definiendo los “límites” del trauma ¿Es posible comprender completamente el trauma de aquellos que sobrevivieron estos acontecimientos?11 La respuesta fácil es “no”. La respuesta 10

11

La noción de Gilroy de “absolutismo étnico” se refiere a un entendimiento esencial y reductivo de diferencias étnicas y de nacionalidades” que separa, somete y, en algunos casos justifica la matanza de gente, en el servicio de la construcción absoluta de la identidad cultural (Gilroy, 1993). La otra gran pregunta es: ¿por qué cientos de Hutus ordinarios participaron en el genocidio? Mamdani provee un análisis histórico complejo de la agencia popular de ruandeses que participaron, algunos voluntariamente, algunos obligados, en las matanzas.

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imposible es “si”. Pero como investigadores necesitamos aceptar la respuesta ambigua si/no como un punto de partida. Siguiendo la noción de Hannah Arendt de “la banalidad de la maldad”, referencias como “maldad” son frecuentemente usadas en estudios de perpetradores y el sufrimiento de las víctimas. Sin embargo, “maldad” se presenta con frecuencia como si ésta fuera el fin mítico de una calle explanatoria o nos encierra dentro de la dualidad bueno/malo, la cual oscurece más que clarificar qué hay más allá de los límites del entendimiento corriente del trauma. En cambio, la noción de La Capra de los “eventos límites” señala el impacto traumático de la violencia- no a su maldad, extremidad o cantidad- sino a los desafíos peculiares planteados para la comprensión humana y construcción del conocimiento. El concepto “trauma” se originó en el término griego “traumatizo”, que significa “herida”, y de ahí sus variaciones han sido utilizadas en contextos médicos durante siglos. En el siglo XIX tardío y principios del siglo X, Freud, Breuer y otros desarrollaron definiciones psicológicas del trauma, con referencias particulares a los traumas de la niñez. Mientras más se focalizaban en los traumas de la vida adulta, surgieron construcciones psiquiátricas similares durante la 1° Guerra Mundial, cuando soldados del frente fueron diagnosticados con “neurosis de guerra”, durante la 2° Guerra Mundial fue “fatiga del combate” y luego de la guerra de Vietnam, el “desorden del estrés post-traumático” (DEPT) ganó aceptación (Lacy Roger et al, 1999:4). Además, a través de las luchas anti-coloniales o anti-autoritarias en los países del sur, diferentes definiciones de “trauma” han ganado amplio uso corriente en el tratamiento de víctimas, el desarrollo de las políticas de derechos humanos y en respuestas institucionales tales como las comisiones verdaderas. La experiencia traumática ha sido definida como la ruptura de la “membrana” que encierra al individuo interno mismo de las realidades exteriores 12. Mientras la membrana como metáfora tiene valor ilustrativo, no debería leerse como que hay una cubierta impermeable o dicotomía entre el individuo y el mundo social. Mejor dicho, los auto-límites son fundamentalmente permeables para permitirnos construir y sostenernos como seres sociales. La construcción social de “experiencias” incluye nuestros sentidos múltiples de acontecimientos externos a nuestro cuerpo- mediados a través de la lengua, la cultura y lentes sociales- y las cuales evocan sentimientos dentro del individuo (Antze y Lambek, 1996). Es más útil mirar como las “experiencias traumáticas” impactan en las formas en que la gente construye, filtra, media, interpreta y crea significados exitosamente o sin éxito de esas experiencias. Esto también requiere entendimiento de las diferentes formas en que el individuo en sociedad y en culturas fue construido antes del impacto traumático de los “eventos límites”. No podemos asumir una noción universal de “individualidad” a través 12

La “membrana fracturada”, como definición de trauma, se extendió a las ciencias biomédicas y se ha filtrado dentro de las ciencias sociales y humanísticas.

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de las sociedades, cultura y tiempo. Por lo tanto, ¿es posible hablar de trauma “cultural”, “social” o “colectivo”? (Antze y Lambek,1996). Además, para agregar más complejidad, Douglass y Vogler discuten que mientras “…muchos sujetos experimentan el mismo evento, sólo algunos pueden desarrollar un trauma relacionado, y ese trauma puede ser experimentado cuando el evento no ocurrió…” (2003:11). Partiendo desde estas miradas internas, varios autores han criticado las “teorías del trauma” por localizar su análisis en la cruda búsqueda de “secretos traumáticos” e ignorar la función significativa de los traumas de la niñez y/o fantasías al modelar como la gente experimenta y recuerda los eventos traumáticos luego en su vida (Hodgkin y Radstone, 2003). Esto también se refiere a los restos post-traumáticos, como ser pesadillas, hipersensibilidad, depresión y formas de disociación: …el trauma presenta una disociación entre el afecto y la representación: uno desorientadamente siente lo que uno no puede representar, uno representa aturdidamente lo que uno no puede sentir. Trabajar a partir del trauma implica el esfuerzo de articular o rearticular afecto y representación en una manera que nunca pueda trascender, pero que pueda, en un algún punto viable, contrarrestar, una repromulgación o representación de una disociación inhabilitada (La Capra, 2001:42). Dicho de otra manera, el trauma puede ser inhabilitado no simplemente porque tiende a desafiar la comprensión lingüística o el “vocabulario emocional” pre existente de individuos o grupos. Esto también ocurre, aparentemente, fuera de las normas sociales particulares o formas culturales que la gente ha internalizado, o en las que fueron socializados. Entonces, por ejemplo, muchos de los sobrevivientes ruandeses que he entrevistado estaban emocionalmente “adormecidos” o “ausentes” mientras articulaban sus historias orales. O muchos eran frecuentemente inestables por su imaginario mental de los eventos pasados y los sentimientos que estos evocan. Ahora cambiamos a como los “eventos límites” específicos fueron recordados por sobrevivientes ruandeses.

Recordando acontecimientos límites Se ha convertido en una trivialidad en la historia oral y los estudios de memoria afirmar que la construcción de todas las memorias incluye un proceso consciente e inconsciente de selección, el cual incluye olvidar y callar (Perk y Thomson, 2006). No hay duda de que hay silencios difundidos en la Ruanda del post genocidio y hay un caso obligatorio de “amnesia elegida” (Buckley-Zistel, 2006) o “estados de negación” (Cohen, 2001). Todavía hay memorias y debates colectivos post genocidio (Eltrngham, 2004) y formas innovadoras de memorizar (Field, 2007). Teniendo en cuenta estos patrones de memoria individual y colectiva (Green, 2004), este artículo ha

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elegido explorar huellas del trauma especifico, particularmente extrañas, dentro de las construcciones de los sobrevivientes y sus historias y memorias. En la noche del 6 de Abril de 1994, una mezcla de miedos e incluso esperanzas de una paz post guerra civil fueron prevalecientes en Kigali. El asesinato del presidente fue experimentado, por la mayoría, como un shock repentino, seguido rápidamente por el terror. Los residentes de Kigali de esa noche recuerdan: Vimos las llamas del avión. Mi mamá dijo, “ese podría ser el avión del presidente”. Prendimos la radio y escuchamos que sí era… Luego de dos horas escuchamos a la gente gritar, así es como nosotros recordamos ese día. (Srta. JN). Nosotros estábamos asustados, nuestro presidente está muerto. Afuera, vemos la gente, todos están matando. No sabemos qué hacer, eso fue muy malo… Vos conoces tipos por ahí que están matando gente Tutsi… Una vez dentro de la casa, escuchamos la voz “Aquí, aquí mátenlo, mátenlo”, vemos a alguien corriendo, la gente corriendo, ellos lo atrapan, no sé…” (Sr CM). Un entrevistado estaba visitando un amigo en un suburbio de Kigali cerca del aeropuerto, escuchó la explosión y presintió lo peor. Una impresión central de todos los entrevistados es el caos masivo que golpeó a Kigali y las regiones distantes. Los entrevistados de Kibungo (Sudeste) y Cynangugu (Suroeste) lo escucharon en la radio. Como la Srta. CN experimentó en la noche del 6 de abril, quien vivía en Kigali pero estaba en Kibungo en un viaje de negocios: Esa noche les pidieron a todos que no se muevan… Debías quedarte donde estabas, sabés, es terrible (llorando) es la primera vez que hablo de estas cosas… Entonces cuando los disparos se estaban acercando cada vez más nos dijeron que teníamos que irnos, teníamos que volar… Pensé que estaban muertos (su familia). Fui a Tanzania y viví en un campo de refugiados por dos años. Intenté, la cruz roja internacional estaba intentando poner a la gente en contacto con otros… Un día me sorprendieron, yo tenía un mensaje de respuesta. El acceso a información confiable sobre la familia, amigos y la situación política durante el genocidio era escaso, y resaltaba el terror experimentado. Para las mujeres había un miedo adicional a ser violadas y a la violación de pandillas, que era mayor durante el genocidio (Derechos Africanos 2004). Este era un contexto extremadamente volátil, donde para la gente en la tierra sus experiencias fueron moldeadas por la “histeria masificada que corría desenfrenada” (Dallaire 1998:78). Como el Sr JC, quien se fue a Gitarama (en el centro de Ruanda), y apenas evadió la muerte: Estaba sentado en la parte trasera de esa bakkie (camioneta) y algunos Hutus vienen y comienzan a golpearme y decir que yo vengo de Kibungo y ellos consideran a Kibungo como todos los periodistas del FPR. Ellos sólo me pegan y están por matarme

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y toman un cinturón y me atan con el cinturón y esa persona sale y dice porque van a matar a este chico, este chico está conmigo. Las matanzas en barricadas eran ubicuas. En algunos casos, la gente era matada porque su documento de identidad indicaba “Tutsi” o, en otros casos (como arriba), la gente venía de áreas denominadas Tutsi. Estar lejos del pueblo propio también planteaba un serio peligro. Yo no estaba en mi provincia y en ese momento si vos no estabas en tu provincia donde la gente te conoce, podes morir en cualquier momento porque la gente no te conoce y piensa que sos del otro lado, ayudantes del FPR o del gobierno, confuso, entonces todos estaban tratando de llegar a casa. (Sr JB). En otros casos, como el del Sr. HB, su documento de identidad decía “Hutu” pero, sin embargo, él fue atacado porque fue reconocido como parte de una familia mixta (es decir, padre Hutu y madre Tutsi). Fue atrapado en la barricada, apuñalado y golpeado repetidamente. Fui dejado muriendo, me quitaron el dinero, mi padre dijo no él no dejaría a su hijo atrás, el regresó, me levantó. Fue golpeado y tuvo que sacar a la familia. Fui recolectado como cualquier otro cadáver para ser enterrado en las tumbas comunes en el cementerio. Ahí es cuando una mujer de la cruz roja me identifica… ella estaba ahí (en las tumbas comunes) instruyendo gente para poner desinfectante por el olor. De hecho, ella era Tutsi, fue obligada a hacer eso. Ella me salvó. Vio mis dedos moviéndose y dijo ese tipo está vivo. Ellos (es decir Interhamwe) dicen “Vos cállate, sos el próximo”, ella escabulló mi cuerpo bajo el asiento (de un minibús), así es como sobreviví. Ser capaz de “probar” “etnicidad pura” y afiliaciones políticas era crítico para sobrevivir. La obsesión extremista con la puridad étnica es reminiscente del Holocausto y el régimen del aparteid en Sud África. Las nociones de puridad étnica fueron influenciadas bizarramente por estereotipos cargados de leyendas- de cómo los Tutsi (es decir altos y delgados) y los Hutus (es decir bajos y robustos) debían verse físicamente. Además, el genocidio fue también un tiempo en el cual se establecieron celos insignificantes y rivalidad. En el medio de la matanza insensata manejada por el vigor puritano, las miles de familias que vivían al otro lado de las construcciones rígidamente reforzadas, y étnicamente absolutistas de los límites de identidad sufrieron agonías extremas. Esos Tutsi especialmente pagan el precio. Esos que se mantienen Tutsi y se casan con Tutsi, pagan el precio también. Ellos murieron, llamados Hutus moderados. Entonces hay algunos que son mezcla y nosotros pagamos nuestro precio, porque no sabes a donde perteneces. Tenés un lado que ellos no confían en vos, vos tenés el otro lado, ellos no confían en vos. Están esos, niños o familia que eligen estar en un www.revistatestimonios.com.ar

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lado. Hay niños que eligen matar a sus familias… Entonces mi padre previno que eso ocurriera en nuestra casa y dijo yo no puedo cambiar quien soy, no puedo cambiar que amo a tu mamá y ella me ama y terminamos teniendo siete hijos juntos y construyendo muchas cosas juntos. No puedo decir, “Hijo esa es tu mamá, pero ella es una Tutsi, matala. Entonces si es tu mamá quien tiene que morir, yo debo morir primero así ella muere después”. Mi mamá del mismo modo. Entonces así es como nos mantenemos. Pero hay un precio a pagar por eso. (Sr HB). En el medio del colapso socio económico y político, la guerra civil y el genocidio excluidos, todos los entrevistados sufrieron la pérdida de su familia, amigos, posesiones y su subsistencia previa. Mientras “pérdidas” se refiere a la ausencia, estas pérdidas tienen “restos” (Eng y Kazanjian, 2003). No son sólo los restos físicos de esos que murieron, como las tumbas comunes de miles sin nombre, sino también los restos emocionales que son evocados y re evocados por las memorias de los sobrevivientes. Estos “restos” no deberían ser reducidos a manifestaciones mecánicas del “trauma”. Más sutilmente se requiere entender las uniones conscientes e inconscientes entre “eventos traumáticos” y “memoria”13. Además, para comprender la especificidad del impacto traumático del genocidio ruandés se necesita más investigación en los patrones culturales y sociales de cómo los ruandeses, a través de las generaciones y divisiones sociales, son socializados o se espera que manejen eventos dolorosos, desilusionantes y traumáticos. Los límites que definen qué es o no es una “experiencia límite” no son universales, y necesitan ser entendidos en términos psicológicos e históricos dinámicos, y no podemos asumir un estándar eurocentrista de qué es o no es “traumático”. Con esto en vista, el rol de los mitos populares al formar “experiencias límites” necesita ser trazado dentro de formaciones cultural específicas. Por ejemplo, la aceptación hegemónica aparente de la hipótesis Hamitic entre cientos de ruandeses Hutu y Tutsi ha causado, de acuerdo con Taylor, “daño psicológico permanente” en la región de los grandes lagos (1999:92). Trazar la evolución histórica y el impacto de los mitos Hamiti ayudará a los investigadores a analizar el discurso del “mismo” y el “otro” en las familias, escuelas, iglesias y más ampliamente en la sociedad ruandesa (Eltringham,2004).

Declaración extraña Muchos sobrevivientes fueron testigos oculares directos de la violencia genocida. Y muchos otros no lo fueron pero se escuchó lo que ellos experimentaron en el contexto de “histeria de masa”, a través de los sonidos de la violencia actual o reportes verbales en la radio y de otros sobre violencia; los sobrevivientes 13

Aquí me refiero al “trauma histórico”, el cual se relaciona con “eventos límites” con fecha específica, pero debe también tenerse en cuenta el “trauma estructural” que pertenece a condiciones o contextos que también traumatizan a la gente y que dan lugar a preguntas fundamentales sobre la formación del “mismo” y del “otro” (La Capra, 2001).

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frecuentemente tratan de imaginar lo que ocurrió. Estos imaginarios disruptivos están alimentados por sus incertidumbres ansiosas sobre que posiblemente ocurrió o no a sus familias y amigos. Como se sugirió anteriormente, estos imaginarios también tienen el potencial de tener un impacto traumático. De hecho, de las entrevistas que yo dirigí, parece ser que los sobrevivientes que eran niños o adolescentes durante el genocidio son particularmente vulnerables a estas formas de trauma. El Sr. JC tenía 18 años durante el genocidio, era de familia Hutu, pero temió por su vida porque su familia ayudó a víctimas Tutsi y él venía de Kibungo, donde había una gran densidad de Tutsi. Un día la violencia alcanzó su hogar a fines de abril de 1994: Mis padres si me encerraron en el compuesto… Tutsis, mis amigos sólo venían a mi casa para esconderse y pensar que mi familia puede salvarlos. Había tres tipos mi familia se las arregló para esconderlos y cuando ellos (es decir, los soldados) sospecharon que mi familia está escondiendo Tutsis… y al día siguiente, es demasiado, yo comienzo a decir y tengo dolor de cabeza, y luego que familia, está bien la madre y el padre de esas señoras, ellos dicen “no queremos que nos maten”… “nos vamos afuera, sólo para tratar de proteger a nuestros niños”. Uno de mis hermanos viene y los pone en el auto, ellos lo paran a mi hermano y agarran a los padres de los niños y yo escuché que ellos los tiran en el baño de la escuela primaria (Sr. JC). Su historia es inquietante. En el medio de la narración él dice, “…y, al día siguiente, (tiempo pasado) es demasiado, yo comienzo a decir y tengo dolor de cabeza (tiempo presente)”. El rastro post traumático, es decir “dolor de cabeza”, es explícito, y simultáneamente, los tiempos pasado y presente se estrechan en la misma oración. Estas declaraciones inciertas son el preludio de lo que resulta ser probablemente su recuerdo más doloroso: “escuché que los tiraron en el baño de la escuela primaria”. Luego, y sin grabación- en momentos lógicamente no relacionados- él repite la misma frase: “los tiraron en el baño de la escuela primaria”. Note, esto es lo que él “escuchó” que les ocurrió a ellos. Pero mientras repite esta oración sus ojos podían mirar internamente mientras él procesaba este “evento”. Fue como si él estuviera perseguido por este recuerdo imaginado o fue un trauma imaginado ¿o ambas? Como muchos otros sobrevivientes, él no sabía que les ocurrió a la mayoría de los miembros de su familia y amigos. Sin poder determinar su mortalidad o localizarlos en tiempo y espacio, ya sea vivos o muertos, deja las ansias del sobreviviente para desmembrar información confiable, para darle un sentido a su pasado. El entre saber y no saber es una posición cargada de ansias que reverberan rastros extraños, reprimidos (Freud, 1919; Cixous, 1976). Lo extraño tiende a ser repetitivo y puede ser definido como una “proyección mental donde los límites de lo real y lo imaginario se confunden, provocando ambivalencias perturbadoras” (Meyer, 2007:65). La dificultad conceptual no es sólo sobre cómo darle sentido a realidades subjetivas que son por definición elusivas y perturbadoras en sus asociaciones evocativas, esto también se www.revistatestimonios.com.ar

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relaciona con cambios en el significado a través de la traducción. Freud escribió en alemán, y uso el Heimlich (doméstico) y Unheimlich (no doméstico) (1919/197). Estas traducciones directas del alemán al inglés ponen un fuerte acento en espacios familiares tanto “confortables” como “incómodos”. Pero es el término “extraño” que ganó aceptación en los usos anglófonos del trabajo de Freud. Dado que los sobrevivientes que entrevisté son también refugiados, ambos sentidos de “extraño”- el conocimiento incierto y el desplazamiento de lo que es seguro- parecen apropiados. Y por lo tanto, la repetición del Sr. JC “los tiraron en el baño de la escuela primaria” son declaraciones extrañas.

“Entonces y ahí”… “Aquí y ahora” Como sobrevivientes, recuerdan “los límites”, entonces los investigadores académicos también necesitan confrontar las implicaciones de trabajar a través de los límites de su conocimiento y tolerancia emocional14. Pero ¿qué pasa si las historias que uno se enfrenta son de violencia extrema? La escritura de este trabajo ha sido moldeada por períodos de prevención y pequeñas explosiones de palabras. Sin embargo, si el trabajo del investigador de traumas es difícil, imagine lo que los sobrevivientes enfrentan en las tareas arduas de representar sus recuerdos traumáticos a través de palabras: Los sobrevivientes tanto buscan como temen el conocimiento. La estructura de la narrativa refleja este dialecto y el aproximamiento del sobreviviente a conocer y sentir que frecuentemente viene con la experiencia del trauma (Rose, 1999: 164). Esto da un sentido plausible pero ¿tal vez lo “dialectal” va incluso más profundamente? El psicoanalista Laub argumenta que: Los sobrevivientes del trauma no viven con recuerdos del pasado, pero con un evento que no pueden y no proceden para su complementación… y por lo tanto… continúa en el presente (1992:69). En una rama similar, los consejeros del dolor han escrito sobre la inestabilidad del imaginario mental y las emociones conectadas a experiencias traumáticas (Worden, 1991). Esta incoherencia del imaginario mental es con frecuencia un afecto de emociones incontrolables. De hecho, en estos momentos la propia imagen del sobreviviente tiende a experimentar un sentido aterrador de fragmentación. Para muchos sobrevivientes, la auto cohesión interna es reafirmada por la separación de las memorias de los eventos traumáticos a través de represión inconsciente o intentos 14

Estoy usando la noción en un sentido bastante amplio aquí, pero note el tratamiento riguroso de La Capra de las nociones de Freud de “trabajar a traves” de los residuos psíquicos del pasado de uno. Estas son herramientas útiles para entender como los informantes, los “navegantes” de investigaciones y los computadores transfieren en el marco del campo de trabajo.

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conscientes de olvidar o suprimir estos rastros intolerables del pasado. Entonces, ¿cómo pueden los sobrevivientes encuadrar o componer su imaginario mental y emociones de “eventos límites” del pasado en formas tolerables de memoria y narrativa?15 …ser consciente de las dificultades de luchar con la incomprensión, no implica separar una forma de resignación fatalista del carácter irrepresentable y, por lo tanto, no inteligente de los testimonios. Por el contrario, el trabajo de testigos presentes consiste precisamente en cultivar el tipo de trabajo interpretativo que se esfuerza por representar y dar sentido a eso que existe en un comienzo y en el receso del idioma, discurso, escritura e imagen (Kurasawa, 2003: 11). Escuchar lo que la gente sufrió durante sus experiencias de “eventos limites” y su recordar de estos eventos pasados incluye una relación dinámica entre el “entonces y ahí” del pasado violento, y el “aquí y ahora” de contar historias a receptores en el presente (Kurasawa, 2003). Por ejemplo: Muchos son los hombres y mujeres que no se interesan más. Ellos beben Primus (es decir, cerveza) en el momento en que tienen algunos centavos y no les interesa un carajo sobre nada; se emborrachan en alcohol y malos recuerdos. Están esos que sienten placer al hablar siempre de los mismos momentos fatales que vivieron. Como si eso fuera lo que necesitan ahora. Por escucharlos a ellos, yo deduzco que con el tiempo, la gente no va a recordar el genocidio de la misma manera. Por ejemplo, una mujer vecina habla sobre como su maman (mamá) murió en la iglesia: luego, dos años más tarde ella explica que su maman (mamá) murió en los campos. Para mí, no hay mentira. La niña tuvo una razón aceptable para desear que la muerte de su madre haya tenido lugar en la iglesia. Tal vez porque ella abandonó su carrera extendida a través de los campos y estaba avergonzada…tal vez porque esto la aliviaba de un dolor muy profundo; para persuadirse a si misma de que si su maman en esta forma sufrió menos, una explosión fatal en el primer día. Luego, el tiempo le ofreció a la niña un poco de paz, entonces ella pudo recordar la verdad, y la acepto. (Angelique Mukamanzi en Hatzfeld, 2005: 59/60). Testimonios como este dan crédito al argumento de Portelli que las memorias “de hecho incorrectas” tienen la capacidad de revelar “verdades psicológicas” a través de la reconstrucción de lo que ocurrió y lo que posiblemente ocurrió (1991). Un pasado más deseable o menos doloroso se imagina y reconstruye como memoria, como el deseo del sobreviviente de arriba de una muerte más respetable para su madre. O en otro ejemplo:

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Para mayor discusión sobre “La memoria popular” aproxímese a las “historias compuestas”, como una forma de ayudar a los que relatan historias a sentir una sensación de “serenidad”. Vea Perks and Thomson (2006).

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Otra niña niega que fue herida, a pesar de que sus brazos muestran cicatrices que llaman la atención. Pero un día ella escucha a alguien hablar de un ataque sexual; luego en su turno se atreve a hablar de su propio ataque sexual, y a lo que ella debe el milagro de la vida. Ella tampoco ha mentido, ella sólo estaba esperando la compañía de la adversidad para así revelar su dolorosa verdad. También hay gente que nunca para de alterar los detalles de un día fatal porque ellos piensan que en ese día sus vidas acumularon la suerte de otra vida igualmente merecida. A pesar de estas idas y venidas, las recolecciones personales no son olvidadas, gracias a conversaciones en pequeñas asambleas. La gente elige ciertos recuerdos, de acuerdo con su carácter, y los experimentan como si hubieran ocurrido el año anterior, y fueran a ocurrir durante los próximos cien años (Angelique Mukamanzi en Hatzfeld, 2005:60. El tiempo lineal de los “eventos límites” del pasado al presente se está ampliando constantemente. Pero como estas historias revelan, el acto de recordar evoca imágenes mentales particulares y emociones que conducen a un sentido de “revivir el pasado”. Para muchos sobrevivientes sus recuerdos al momento de recordar (es decir, la mezcla de imágenes mentales y sentimientos) son experimentados como si esto realmente estuviera ocurriendo aquí y ahora. Las circunstancias contemporáneas no sólo impactan en la capacidad del sobreviviente de reconstruir su vida en términos socio-económicos, sino también en cómo se recuerda el genocidio y como se manejan los afectos post traumáticos. Por ejemplo, el Sr. CN es un refugiado en Sudáfrica en principio de sus veinte, y Veronique es una sobreviviente de una banda de violadores, viviendo en la mayor miseria rural en Ruanda: Yo intento, pero no se va… ¿cómo ocurrió esto? ¿Por qué ocurrió? Si yo estaba con mi padre (quien fue matado en el genocidio)… ¿Por qué estoy aquí? La historia, sigue viniendo pero no como antes. Ha sido ahora mi historia. Yo no podía llorar… muchos sentimientos. No sé cómo explicar cuando mis sentimientos, casi terminados. (Sr. CN). Hoy me arrepiento que no morí ese día. Esos hombres y mujeres que murieron están ahora en paz mientras que yo sufro incluso más. Estoy discapacitada en el verdadero sentido de la palabra. No sé cómo explicarlo. Me arrepiento que estar viva porque he perdido mi gusto por la vida. Los sobrevivientes tenemos el corazón roto. Vivimos en una situación que nos supera. Nuestras heridas se hacen más profundas cada día. Estamos en duelo constante (Veronique en Derechos africanos, 2004: 51). En el siguiente ejemplo, también una sobreviviente que reside en Ruanda, expresa trágicamente la ausencia actual de escucha y apoyo apropiado: A veces he vence la emoción, al pensar sobre lo que he experimentado durante el genocidio, pero él (su ex esposo) no quería escucharme hablar sobre esto. Él continuaba diciendo que él no fue el que mató a mi familia. No podía lidiar con eso. No www.revistatestimonios.com.ar

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me ayudó a recuperar el apetito por la vida que había perdido desde el genocidio. Por el contrario, él fue sólo otra carga… (Triphonie en Derechos africanos, 2004:51). Durante el período de duelo por nuestras víctimas del genocidio, yo siento como si todo hubiera ocurrido sólo ayer. Yo sentí como si estoy viviendo todo esto de nuevo… siempre sueño con mis chicos, viéndolos como adultos que hubieran sido hoy. También me imagino las atrocidades que deben haber experimentado durante el genocidio y eso me hace sentir como un muerto viviente (Josian en Derechos africanos, 2004: 57). Para otros, la separación entre “entonces y ahí” y “aquí y ahora” se mantiene pero la distancia entre pasado y presente continua constante. Como Edith Uwanyiligira dice: Para mí, en mi memoria, el genocidio es ayer, o el año pasado mejor; y siempre será el año pasado porque puedo detectar ningún cambio que permita tiempo para restablecer a si misma a su lugar correcto (en Hatzfeld, 2005:126). Para muchos sobrevivientes, el momento de recordar puede ser tan intenso, que es experimentado emocionalmente como “real”, en efecto, ellos pierden sentido de la distinción entre “entonces y ahí” y “aquí y ahora”. O para algunos sobrevivientes el pasado y el presente se fusionan en una re ocurrencia imaginaria de la violencia pasada y donde la muerte se imagina como si todavía estuvieran viviendo en el presente. En un holocausto similar, sobrevivientes e investigadores han hablado de las consecuencias terroríficas cuando: Al proyectar al narrador de regreso al campo, la narración de recuerdos profundos amenaza la trama del universo reconstruido del sobreviviente… Mientras los recuerdos comunes facilitan hablar y permiten regresar, los recuerdos profundos amenazan con colapsar la distinción entre pasado y presente, y por lo tanto, la noción de narración es progresiva o histórica (Grunebaum y Henry, 2003:08/9). Mediante las narrativas orales y escritas podemos dar un mejor significado a como el “trauma” impacta y modela la memoria y la narrativa. Pero no hay “eventos originales” a donde el trauma fundacional pueda volver atrás (Radstone y Hodkin, 2003). La Capra argumenta una distinción entre “trauma histórico” como el que ocurrió en un innumerable de atrocidades alrededor del mundo, y el cual hace referencia a un tiempo y espacio (2001). Sin embargo, los restos reprimidos, “extraños” de lo inconsciente (Freus, 1976) o la “memoria profunda” (Delbo en Grunebaum y Henry, 2003) o el “trauma estructural” (La Capra, 2001) son conceptos similares que sugieren que las memorias del trauma no pueden tener una relación referencial simple del pasado al presente. Hay varias razones para esto, pero la psicodinámica compleja a la que he prestado más atención en este trabajo es el “inconsciente”. Es una forma www.revistatestimonios.com.ar

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extraña de memoria, que no tiene sentido cronológico de tiempo y no puede localizar precisamente donde y como su dolor deriva. Además, la memoria inconsciente confunde la fantasía con lo que imagina que es “real”. La ambivalencia y la ansiedad son comunes en las intersecciones de los recuerdos conscientes e inconscientes pero no constituyen explicaciones suficientes. Se requiere más investigación y trabajo (La Capra, 2001). Al menos, espero que este trabajo haya transmitido algunos sentidos, algo de la pérdida, el dolor y la tristeza que los sobrevivientes ruandeses continúan sintiendo. Sin embargo, la persistencia de algo extraño ha tirado de mi consciencia. “Algo” que no se refiere a un recuerdo específico pero une muchas de las historias de estos sobrevivientes. Un sentido que algunos narradores estaban tratando de transmitirme, pero ellos nunca lo pusieron en palabras directamente. ¿O fue simplemente su lucha para expresarse en su segunda o tercera lengua? Pero mi sentido de lo extraño persiste. Y luego, re leyendo anotaciones, encontré esta cita: Mientras que el duelo abandona objetos perdidos al dejar descansar sus historias, la melancolía ha continuado y la relación abierta con el pasado finalmente nos permite ganar nuevas perspectivas y nuevos entendimientos de los objetos perdidos… En un sentido, la melancolía hace surgir la pregunta qué hace posible un mundo de nuevos objetos, lugares e ideales (Eng y Kazanjian, 2003:4). La “melancolía” puede ser vista mayormente como negativa pero en contraste directo con la noción problemática de “cierre”, la concepción presentada señala la apertura de la persona a su pasado y simultáneamente permite a los sobrevivientes desear e imaginar un futuro mejor. Al moldear recuerdos a través de contar historias puede ser escuchado, visto y sentido por otros, no ofrece cura ni redención (Langer, 1998; Field 2006). Sin embargo, existe el potencial de ayudar a los sobrevivientes del trauma a hacer lo intolerable en parte más tolerable. También la melancolía no debería ser confundida con “dolientes perennes” (Volkan, 2006:21), donde el sobreviviente está estancado en un estado de sobre identificación con la muerte y el dolor perpetuo. Afirmar la importancia de vivir con melancolía no lo convertirá en un best seller ni ganará una elección popular. Pero puede contribuir a minimizar el riesgo de “la política del duelo” (Eng y Kazanjian, 2003) descendiendo a otro “recuerdo de guerra” violento (Cohen, 2001) peleado por las generaciones actuales y futuras en el nombre de las generaciones pasadas. Comencé haciendo referencia al “horror” de los recuerdos “sin tiempo” y “dislocados” que evocan sentidos extraños de lo que yace más allá de las palabras. En formas simples, los investigadores pueden ayudar a los sobrevivientes a fechar algunos de sus recuerdos o reconectarse con lugares al retornar a sus hogares o lugares de las atrocidades. Estas actividades serán evocativas para los sobrevivientes pero tienen el potencial de ayudar a los sobrevivientes a resolver sus restos post www.revistatestimonios.com.ar

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traumáticos al ubicar recuerdos en tiempo y lugar y conteniendo emocionalmente su sentido de sí mismo, continuamente fracturado. La destreza de un historiador es por lo tanto crucial, ya que su sensibilidad se afina al contar historias a través de la escucha atenta y la empatía, y la apertura a como recordar e imaginar se vinculan en las historias de los sobrevivientes. Una historia final en parte esperanzada: imagine el anhelo y la ansiedad que los sobrevivientes ruandeses viven con sobre el destino desconocido o ubicación de sus familiares o amigos. El Sr. JC- “el cuerpo de mi hermano fue arrojado en el baño de la escuela primaria”- me llamó luego de nuestra última entrevista en enero de 2005. Él con frecuencia pensó que era el único sobreviviente de su familia. Un antiguo amigo de la escuela que vivía en Canadá le envió un correo electrónico para informarle que su padre estaba vivo. Unas pocas semanas después, el Sr. JC consiguió el número de teléfono de su padre y hablo con el por primera vez desde abril de 1994. Su discusión estuvo mezclada con la tristeza de escuchar que se confirmaban las muertes de los otros miembros de la familia y la alegría de reconectarse con su padre.

¿Límites al futuro? Cuando visité los lugares del genocidio en Ruanda en el 2003 y de nuevo en el 2004, los ruandeses me exhortaron a asegurarme que otros recuerden el genocidio. En una pequeña manera, este trabajo es responsable de ese pedido pero he formulado más preguntas de las que puedo responder. Lo más problemático para mí son los efectos innumerables y los afectos bajo los cuales las segunda y tercera generación de ruandeses, estén ellos dentro o fuera de Ruanda, constantemente viven. Cómo estas generaciones- muchos son huérfanos- retienen, interpretan y actúan puede ser significativo para lo que ocurre en Ruanda y la región de los Grandes Lagos. ¿Podrán algún día vengarse de las atrocidades pasadas? Los nuevos límites de lo que puede o no ser dicho creó recuerdos generacionales y las sombras extrañas de muerte o padres traumatizados posee desafíos complejos (Bar-on 1999; Volkan 2006). Mucho dependerá de la transformación educacional, la memorización, gacaca el proceso para conseguir justicia y reconciliación, y las estrategias de desarrollo socio económico para Ruanda (Field, 2007). El lugar o desplazamiento de los sobrevivientes ruandeses, ambos Tutsi y Hutu y especialmente sus hijos, en la reconstrucción del proceso será decisivo para la determinación del éxito o fracaso de Ruanda del post genocidio.

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Año 1 Nº 1 – Invierno 2009 ISSN 1852 - 4532 ---------------------------------------------------------------------

Experiencias de participación política El caso del Profesorado “Joaquín V. González” 1973-1983 Liliana Barela, Susana Cunha, Silvana Luverá y Adriana Echezuri Resumen: En el presente trabajo hemos intentado indagar cuál fue el nivel de participación política que movilizó la vuelta a la democracia en la Argentina en los años 1973 primero y 1983 después, para ello hemos analizado un colectivo social muy específico que es el compuesto por alumnos egresados, mayoritariamente integrantes de los distintos Centros de Estudiantes, del Instituto Superior del Profesorado Joaquín V. González (en adelante JVG), institución centenaria de formación docente en nuestro país. El análisis del período y el aporte recibido a través de las entrevistas realizadas nos han permitido concluir que en el año 1973 se rompe con el discurso pedagógico que se mantenía desde el siglo XIX, el cual pretendía ser sostenido desde el poder imperante sin hacer ninguna modificación, pero la vuelta a la democracia de aquel momento llevó a los docentes al abandono de ese discurso. Para 1973, dentro de lo comunidad que presentaba el JVG se vivía un clima de alegría, de “primavera”, es decir, una política de ebullición que no era más que el reflejo de la política nacional. Después, una vez más, la noche, un nuevo golpe de Estado en 1976 terminó con todas las ilusiones y aquella ebullición fue silenciada y, si bien en forma esporádica, algunos cursos mostraban una nueva manera de resistir, podemos decir que desde el profesorado no hubo una gran resistencia militante y la muestra está en que el reordenamiento dentro de la institución no provocó mayores inconvenientes. El profesorado fue como una isla dentro de la dictadura militar pero fue abriendo sus puertas a partir de 1982. En tanto en la sociedad todavía se vivía la represión, el miedo, la censura; años de oscuridad. Sin embargo, la derrota Argentina en la guerra por las islas Malvinas, desató una fuerte crisis dentro del gobierno militar, que fue la antesala de la recuperación democrática. www.revistatestimonios.com.ar

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En tanto, las Fuerzas Armadas, en un intento por frenar la situación, reemplazan al general Galtieri por el general Bignone quién convoca a elecciones para 1983 y es allí donde reaparecen la expectativa y el interés por las cuestiones políticas. Con gran entusiasmo la sociedad vuelve a la calle para poner en práctica el postergado juego democrático. Palabras Claves: Participación - Educación - Militancia - Política - Democracia Movilización - Dictadura - Estudiantes Abstract: In this work we tried to research which was the level of political participation that got moving the return of democracy in Argentina first during 1973 and after, in 1983. So that, we analyzed a very specific social collective made up by Joaquín V. González’s Institute (JVGI) graduated students. This is a centenarian institution. They also belonged to different Students Centres. The analysis of this period and the received contribution of the interviews done allowed us get a conclusion: the pedagogical speech that belonged to nineteen century is broken in 1973. This speech was sustained without modifications by the political system but democracy’s return took the teaching to let it down. Inside the JVGF community they lived a sense of joy, a new boiling over policy that reflected national policy itself. Afterward, a new coup finished all dreams and silenced that boiling over policy in 1976. From time to time some courses showed a new way of resistance, but in the faculty there wasn’t a high militant resistance. The institutional reordering did not cause many obstacles. The JVGF was like an island within dictatorship, opening its doors from 1982, when the society still lived in fear, repressiveness, censure and darkness. However, the Argentine defeat in Malvina’s Islands War unleashed a strong crisis inside military dictatorship which was the beginning of democracy recovery. Meanwhile the Armed Forces in a try to stop this situation replace General Galtieri with General Bignone who convoked to democratic presidential elections in 1983. There reappeared expectation and interest about political questions. The society came back to the streets to put in practice the relegated democratic game with great enthusiasm. Keywrods: Participation - Education - Militancy - Politicy - Democracy - Movilization Dictatorship - Students

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Experiencias de participación política. El caso del Profesorado “Joaquín V. González” 1973-1983 ---------------------------------------------------------------------

Introducción En el presente trabajo hemos intentado indagar cuál fue el nivel de participación política que movilizó la vuelta a la democracia en la Argentina en los años 1973 primero y 1983 después, para ello hemos analizado un colectivo social muy específico que es el compuesto por alumnos egresados, mayoritariamente integrantes de los distintos Centros de Estudiantes, del Instituto Superior del Profesorado Joaquín V. González (en adelante JVG), institución centenaria de formación docente en nuestro país. El análisis del período y el aporte recibido a través de las entrevistas realizadas nos han permitido concluir que en el año 1973 se rompe con el discurso pedagógico que se mantenía desde el siglo XIX, el cual pretendía ser sostenido desde el poder imperante sin hacer ninguna modificación, pero la vuelta a la democracia de aquel momento llevó a los docentes al abandono de ese discurso. Para 1973, dentro de lo comunidad que presentaba el JVG se vivía un clima de alegría, de “primavera”, es decir, una política de ebullición que no era más que el reflejo de la política nacional. Después, una vez más, la noche, un nuevo golpe de Estado en 1976 terminó con todas las ilusiones y aquella ebullición fue silenciada y, si bien en forma esporádica, algunos cursos mostraban una nueva manera de resistir, podemos decir que desde el profesorado no hubo una gran resistencia militante y la muestra está en que el reordenamiento dentro de la institución no provocó mayores inconvenientes. El profesorado fue como una isla dentro de la dictadura militar pero fue abriendo sus puertas a partir de 1982. En tanto en la sociedad todavía se vivía la represión, el miedo, la censura; años de oscuridad. “[…] Empecé a estudiar Historia en la UBA en Filosofía y Letras, y estudié en el 78 y el 79 y me pasé al Profesorado (…) y bueno ahí me sentía un poco más contenida (…) ir a la UBA, ir a Filosofía y Letras era como un pequeño marciano, de golpe entrar al Profesorado fue para mi otra cosa, primero que había muchísima libertad (…)”1 Sin embargo, la derrota de Malvinas, que desató una fuerte crisis dentro del gobierno militar, creó un clima de confusión dentro del propio alumnado, pero fue la antesala de la recuperación democrática. Las Fuerzas Armadas, en un intento por frenar la situación, reemplazan al general Galtieri por el general Bignone quién convoca a elecciones para 1983 y es allí donde reaparecen la expectativa y el interés

1

Entrevista a Irene Marrone, 53 años, profesora de Historia egresada del JVG, realizada en IHCBA por S. Luverá, A Echezuri, S. Cunha, 17 de enero de 2008

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por las cuestiones políticas. Con gran entusiasmo la sociedad vuelve a la calle para poner en práctica el postergado juego democrático.

Desarrollo El período comprendido entre finales de la década de 1950 hasta mediados de 1970, fue sin duda de gran agitación en todo el mundo. Se produjeron en ese momento cambios y movimientos revolucionarios en todas las áreas. Estas revoluciones ya sea en lo político, cultural o artístico, tuvieron cada una su propia individualidad pero todas expresaban en común “su rebeldía frente al autoritarismo y al poder (político, económico, social), su cuestionamiento ante lo establecido. La palabra liberación parece ser una clave, un común denominador de lo que estaba pasando en distintas partes del planeta”2; liberación nacional, liberación femenina, liberación sexual, movimientos de izquierda con propuestas de liberación social era el clima que se vivía. Varios países de Asia y África obtuvieron después de sangrientas luchas su independencia de las grandes potencias europeas. En tanto, Vietnam primero se emancipaba de Francia y más tarde, después de más de diez años de enfrentamientos, lograba el retiro de las tropas de los Estados Unidos y la unificación norte - sur del país. Fue de vital importancia la experiencia vietnamita ya que sirvió de ejemplo para los movimientos revolucionarios del Tercer Mundo que vieron que no existía poder que fuera invencible, “[...] más importante aún: el poder norteamericano ‘el imperialismo’ [...]”3 Países del bloque socialista como Hungría, Yugoslavia y Checoslovaquia, enfrentaban al poder de la URSS, en tanto en China la Revolución Cultural de Mao Tse Tung proponía un nuevo modelo socialista. En Latinoamérica se evidenciaba una posición antiimperialista y la Revolución Cubana (1959) fue foco de todas las miradas. También fue emblema de la época la revuelta de mayo de 1968 en la ciudad de París, el “Mayo Francés” donde los estudiantes universitarios, entre barricadas, asambleas y represión, se rebelaban frente a opresión política y cultural. “[...] Si tuviéramos que sintetizar estos años diríamos que fueron tiempos irreverentes, rebeldes; tiempos que proponían lo nuevo, que festejaban el cambio. Tiempos de revoluciones, de compromisos y protagonismos. Tiempos en los que, desde diversos espacios y prácticas, se impugnaba gran parte de los valores sobre los que durante mucho tiempo se había 2

3

A.A.V.V “Los sesenta y “..entonces setenta en el mundo” en: Asociación Civil Memoria Abierta, La primavera de los pueblos. Buenos Aires, Secretaria de Educación – Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, De Memoria: vol. 1, 2005, CD, p. 1 Ibidem

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erigido Occidente. Fueron tiempos de jóvenes y de urgencias, tiempos en lo que todo parecía posible, tiempos de utopías”4

En tanto, en Argentina la movilización de masas estuvo precedida por dos acontecimientos principales, por un lado el derrocamiento del segundo gobierno del Gral. Perón en 1955, que dejó al país sin la representación política de un sector mayoritario de la población; y por otro el golpe de Estado del Gral. Onganía 5 en 1966 cuya actividad represiva hizo crecer en los jóvenes la idea de “[...] que la apelación a la lucha armada se volvía cada vez más necesaria y urgente a la hora de cambiar un orden, que hacía de la violencia estatal y de la represión herramientas privilegiadas de dominación”6. Además, el nuevo gobierno proponía un plan económico que favorecía al capital extranjero y a los sectores vinculados a él pero adverso a los sectores populares, “[...] la política económica de Krieger Vasena7, perjudicó a muchos sectores. Los comerciantes pequeños y medianos, los empresarios regionales, los propietarios rurales y los asalariados urbanos [...]. A la insatisfacción de esos grupos económicos se sumó en 1969 una oposición civil generalizada al autoritarismo del régimen de Onganía [...]”8 Así descontento y capacidad de organización y movilización civil fueron creciendo en forma paralela, siendo el Cordobazo (1969) el punto prominente de estas movilizaciones, cuando una huelga general convocada por los sindicatos locales cordobeses y a la que se sumaron los estudiantes universitarios culminó en un estallido popular, violentamente reprimido que terminó con la renuncia de Krieger Vasena, y debilitó al presidente Onganía quién renunció un año más tarde (después del fusilamiento del Gral. Aramburu por parte de Montoneros) y fue reemplazado por el Gral. Roberto Levingston, quién a su vez, fue reemplazado por el Gral. Alejandro Lanusse. Fueron sin duda alguna años de gran agitación política siendo notorio el florecimiento de centros de estudiantes en todos los niveles y de diversos grupos de militantes que trabajaban arduamente por cambiar la política, sin importar a que agrupación pertenecían, lo que era realmente importante era la participación. “(...) la idea nuestra fue promover un centro de estudiantes activo [...] era una tarea sindical, gremial esa y obviamente un cambio de línea política [...] había gente que militaba afuera en otras agrupaciones políticas que van desde partidos políticos tradicionales hasta lo que se llamó la formación de la nueva izquierda argentina [...] y después había un montón de gente que realmente era independiente, progresista, era muy raro que existiera un 4 5

Ibidem JUAN CARLOS ONGANIA: presidente de facto de la República Argentina. Destituyó al presidente constitucional Arturo Illia y permaneció en el poder entre 1966 hasta 1970.

6

A.A.V.V “Jóvenes, Dictaduras y Democracias Restringidas” en: Ibidem, p. 1

7

Krieger Vasena: Ministro de Economía y Trabajo del gobierno de Onganía.

8

James, Daniel, Resistencia e Integración. El Peronismo y la clase trabajadora argentina 1946-1976, Buenos Aires, Sudamericana, 1990, p. 294.

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pensamiento de derecha [...] era gente que se movilizaba, salía a la calle, participaba y, cosa notable, confiaba en los militantes (...)”9

Esta generalización del testigo refleja parte de lo que ocurría en el Centro de Estudiantes, aún cuando esta “generalidad” también apuntaba a captar militantes para las tareas políticas. Pero las agrupaciones eran más integradoras y, en general, los nombres de los que formaban parte del Centro no figuraban en las pintadas de las campañas. Esta condición reforzaba el concepto casi “religioso” de la militancia como acción colectiva y transformadora. La continua movilización social llevó a Lanusse a tener que encontrar una salida institucional que contemple la inclusión del peronismo. Así a fines de 1972 se levantó la proscripción peronista y se realizó la convocatoria a elecciones que contenía una cláusula de residencia por la cual no podían ser candidatos aquellos que no estuvieran residiendo en el país con anterioridad a noviembre de 1972. De esta manera se dejaba fuera de las elecciones no al peronismo pero sí al Gral. Perón ya que se encontraba exiliado desde 1955. La elecciones dieron el triunfo a la fórmula peronista Cámpora – Solano Lima, quienes asumieron sus cargos el 25 de mayo de 1973 en medio de una gran algarabía popular que soñaba con un tiempo de transformaciones y para varios sectores este presagio se cumplió, en áreas como salud y educación se impusieron proyectos que beneficiaban a los sectores populares, la juventud peronista logró ocupar espacios institucionales como bancas en el Congreso, ministerios, gobernaciones, la política económica prestó principal atención a los excluidos. Fue este momento un punto de inflexión en la historia Argentina. La vuelta a la democracia de 1973 fue vivida con gran alegría, jóvenes militantes celebraban una nueva oportunidad para la vida política nacional y la posibilidad de por fin poder ejercer su militancia. “(...) la vuelta a la democracia en el 73 fue nacer de vuelta para mí, se me abrió el mundo [...] era el mundo a tus pies todo lo que quieras para poder hacer y caminar a partir de ahora habiendo estado en una jaula muy fulera, maravilloso, para mí los años más fascinantes, más hermosos de mi vida fueron del 73 al 76 sin ninguna duda [...] el 73 fue la libertad, mi libertad total, el día que subió Cámpora para mi fue como si hubiera estado veinte años en prisión y salí (...)”10

9

Entrevista a Héctor Baggio. 57 años, Secretario de Cultura y Educación de la Ciudad de Campana, Profesor de Historia, egresado del JVG y presidente de su Centro de Estudiantes, realizada en la ciudad de Campana, por L. Barela, A. Echezuri, S. Cunha, S. Luverá, 11 de abril de 2007.

10

Entrevista a Mabel Fariña, 56 años, profesora de Historia egresada del JVG, realizada en IHCBA por S. Luverá, A. Echezuri, 15 de enero de 2008

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Experiencias de participación política. El caso del Profesorado “Joaquín V. González” 1973-1983 ---------------------------------------------------------------------

Esa sensación de libertad, revancha y liberación es la expresión de 1973, es la vuelta al gobierno sin proscripción del peronismo. Pero esta “primavera Camporista” sólo duró 49 días. “(...) no sé, se fue muy rápido la democracia, o sea todo ese proceso se me acabó enseguida, yo tenía 18 años, cuando empezó a hacerse carne y empezar a pensar un poco más ya estábamos escondiéndonos ya estábamos cuidándonos de que no nos mataran (...)”11 “(...) fue todo así muy rápido [...] todo el 73, 74, fue una cosa que costaba pensarla en el momento, porque vos acordate que nosotros cantábamos `se van, se van ya nunca volverán´ lo cantábamos en el ´72 y a los dos años ya estaban de vuelta ¡y de qué manera! (...)”12

En junio de 1973 se produjo el esperado regreso de Perón al país que culminó en la denominada “masacre de Ezeiza”13. Cámpora y su vice renunciaron a sus cargos asumiendo interinamente la presidencia Raúl Lastiri (presidente a la cámara de Diputados) quién suprimió la cláusula de residencia y convocó a nuevas elecciones, momento en que la fórmula Perón – Perón resultó triunfante con el 62 % de los votos. El Gral. Perón inició así su tercera presidencia, y con ella también comenzaba una fuerte lucha por el poder y la conducción del movimiento entre los distintos sectores del peronismo: la ultra derecha, el sindicalismo y los políticos tradicionales peronistas y la izquierda peronista representada por Montoneros. Hacia comienzos de 1974, las disputas entre las diversas expresiones del peronismo parecían inclinarse hacia la derecha, muestra de ello fue el enfrentamiento entre Perón y militantes de grupo Montoneros en Plaza de Mayo, el 1° de mayo de aquel año cuando las columnas de manifestantes se retiraron del lugar después de sentirse agraviados por el presidente de la Nación. A los pocos meses se produjo la muerte del Gral. Perón. Fue sucedido por su vice presidente y esposa, María Estela Martínez de Perón secundada por el ministro de Bienestar Social, José López Rega. A partir de aquí se produce un proceso de derechización estructural del país y se instauró la Triple A (Alianza Anticomunista

11

Entrevista a Irene Marrone, Op.Cit.

12

Entrevista a Rodolfo Varela, 56 años, profesor de Historia egresado del JVG, realizada en rectoría del Instituto JVG, por L. Barela, A. Echezuri, S. Cunha, S. Luverá, 21 de febrero de 2007.

13

MASACRE DE EZEIZA: El 20 de junio de 1973, una multitud se dirigía a Ezeiza a recibir al general Perón quién volvía de su exilio, fue la mayor concentración de la historia política argentina, asistieron más de 2.000.000 de personas. Se produjo allí un cruento enfrentamiento entre la derecha e izquierda peronista cuyo saldo fue 13 muertos y 380 heridos. En: Svampa Maristella “El populismo imposible y sus actores, 1973-1976) en: James Daniel Violencia, proscripción y autoritarismo (1955-1976), Buenos Aires, Sudamericana, Col: Nueva Historia, 2003, p. 402 - 403

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Argentina) con el fin de aniquilar a los opositores políticos y sembrar el terror entre la sociedad ejecutando “castigos ejemplificadores”. Mientras la “Triple A” aumentaba el número de víctimas, la economía se presentaba insostenible. En junio de 1975, el nuevo ministro de economía aplicó un paquete de medidas que se conocieron como “el rodrigazo” que “[...] echó por tierra las negociaciones entre sindicatos y empresarios y desató un estallido masivo y espontáneo que incluyó huelgas generales, ocupaciones de fábricas y movilizaciones que duraron cerca de un mes”.14 Todo estaba fuera de control, la CGT por primera vez convocaba a un paro dentro de un gobierno peronista. Montoneros, el PRT (Partido Revolucionario de los Trabajadores), y el ERP (Ejército Revolucionario del pueblo) ejercían presión desde la clandestinidad cuya respuesta era la represión de la Triple A. La presidente no pudo sostener la profunda crisis económica y política por la que atravesaba el país y el 24 de marzo de 1976 fue derrocada por las fuerzas armadas, las cuales instituyeron la última y más violenta dictadura militar en la Argentina. Podemos ver como los años 1973 y 1974 fueron de gran crecimiento de las agrupaciones de izquierda y de intensa movilización social, mientras que la represión ejercida desde el poder nos muestra la existencia de un clima de contestación popular que se pretendía silenciar. Lógicamente el plano educativo no quedó excluido del momento político que atravesaba el país; el golpe de Estado de Onganía puso fin a cualquier innovación en la educación pública, suprimió la actividad gremial y universitaria y reprimió todo movimiento estudiantil, “[...] renunciaron masivamente centenares de profesores e investigadores y se produjo el éxodo [...] que fueron absorbidos por universidades y centro de investigación extranjeros”15 Durante el gobierno de Lanusse se creó el Consejo Federal de Educación, presidido por el ministro de Educación de la Nación. En lo que refiere a educación superior se limitó el ingreso y se intentó frenar la masificación, en particular en la UBA (Universidad de Buenos Aires). “(...) cuando entré al profesorado, estaba Lanusse de presidente y una de las cosas que peleamos desde el centro de estudiantes fueron dos leyes que quiso poner [...] que privatizaban prácticamente la educación pública;

14

A.A.V.V “Hacia la noche. El avance de las fuerzas represivas” en: Asociación Civil Memoria Abierta...op. cit, p, 1

15

Puiggros, Adriana, Qué pasó en la educación Argentina. Desde la Conquista hasta el Menemismo. Buenos Aires, Kapelusz, s/f, p. 118

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organizamos un montón de cosas, cortadas de calles, clases públicas, hicimos una gran movida (...)”16

El trabajo comienza en 1972 con reuniones secretas y “conspiraciones”. El Centro de Estudiantes fue una conquista. La campaña presentaba a la agrupación como un grupo que venía a trabajar para “todos” los estudiantes y no a “hacer política”. Era una clara apreciación de la manera de pensar de la mayoría del alumnado, se presenta y actúa como un grupo “apolítico” pero, con una clara ideología que se va a traducir en todo el accionar de este Centro (mesas, lecturas, etc.) Mientras que en el gobierno de Cámpora muchas universidades nacionales fueron dirigidas por intelectuales de la izquierda peronista, “la reforma pedagógica que produjeron en las áreas de docencia, investigación y extensión universitaria contó con el apoyo de los sectores progresistas peronistas, radicales y de izquierda. La modernización curricular, la experimentación de nuevos métodos de enseñanza – aprendizaje y los programas de vinculación entre la docencia, el trabajo y la comunidad fueron importantes, pero quedaron opacados por la lucha política que enfrentó a las tendencias del peronismo”17 La derecha antiperonista se opuso a la reforma, desde el ingreso irrestricto hasta la introducción de contenidos que se relacionen a los problemas nacionales y populares, pasando por la tendencia antiacademicista y participativa. Mientras que la derecha peronista atacó la reforma y disputó violentamente el poder a la izquierda peronista, hasta que logró la intervención de las universidades del país. La Iglesia Católica desplegó una misión evangelizadora y pedagógica que dio lugar a nuevas alternativas pedagógicas progresistas que fueron evolucionando hasta encontrarse con la pedagogía de la liberación. “[...] esta tendencia, originada en la obra del pedagogo brasileño Paulo Freire, deriva del liberalismo católico socialcristiano y se dirige a los sectores marginales, obreros y campesinos y en particular a los adultos analfabetos. Se vinculó con el movimiento ecuménico y los movimientos revolucionarios latinoamericanos de la época”.18 La obra de Freire Pedagogía del oprimido, fue toda una revolución pedagógica, es por ello que su mayor influencia estuvo dada en la carrera de educación. La lectura de esta obra era obligatoria en los profesorados y su concepción y método eran absolutamente apoyados ya que respondían a la convicción de que la pedagogía dominante es la pedagogía de la clase dominante. Esto se convirtió en un de los

16

Entrevista a Diana Dottis, 56 años, profesora de Historia egresada del JVG, realizada en IHCBA por L. Barela, S. Luverá, A Echezuri, S. Cunha, 24 de enero de 2007

17

Puiggrós, Adriana, op. cit., p. 122

18

Idem

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Liliana Barela, Susana Cunha, Silvana Luverá y Adriana Echezuri ---------------------------------------------------------------------

postulados que más penetran y atraviesan las materias. De esta manera educación es concientización, relación que se mantendrá hasta el año 1974. “(...) había ocurrido dentro del peronismo la fractura posterior a Ezeiza, posterior a la plaza de derecha, de izquierda, a mi, en lo personal, me parecía muy difícil lo de la patria socialista, esto es una cuestión personal, yo acompañaba de cualquier manera esa idea, pero me parecía que era muy difícil, y después del 74 y cuando apareció la triple A y empezaron a llegar amenazas al centro de estudiantes [...] porque además en la comunidad educativa estaban los que eran de ultra derecha y en el departamento de Historia había gente de ultra derecha gente que [...] se aguantaron la coyuntura, vamos a decir así, la coyuntura 73, 74 y que después del 74 pensaron que había llegado el momento de la revancha (...)”19 “(...) después de la muerte de Perón hay un proceso de derechización estructural del país y la universidad y todos los ámbitos educativos y del pensamiento sufren ese proceso ¿no? eso ya lo conocemos [...] Perón todavía mantenía el centro y el proceso de derechización que vino después fue tenebroso y ahí empezaron ya las primeras persecuciones, en el año 75 [...] el primer allanamiento a mi domicilio fue en el año 75 con el gobierno democrático, terminé en el año 75 teniendo dos domicilio y otro domicilio alternativo por eso cuando me allanaron no me encontraron [...] y bueno junto con eso el proceso de represión a todos los sectores populares, que se hacían pesado, pesado y que ya preanunciaban el golpe militar (...)”20

En ambos testimonios el corte en 1974 admite el cambio de clima que se daba en el país y se reflejaba en el profesorado. A partir de allí la reacción contra estos métodos preanunciaban las ideas de la dictadura de 1976, momento en que quedó instaurada la mayor represión que sufriera la sociedad Argentina. Los militares observaron complacidos cómo el gobierno de Isabel Perón se deterioraba día a día, provocando un relativo consenso golpista en algunos sectores de la población. Se presentaron, entonces, ante la desencantada opinión pública, y apoyados por la prensa, como la única opción para superar el estado de caos en que se encontraba inmersa la Argentina. La Doctrina de Seguridad Nacional, con su concepto de guerra interna permanente, fue el soporte ideológico de las Fuerzas Armadas en la tarea de disciplinar a la sociedad extirpando del cuerpo social a los elementos extraños, denominados “subversivos” que no eran para los militares únicamente los integrantes de las organizaciones guerrilleras (ERP, Montoneros, etc.) sino en realidad todos 19

Entrevista a Rodolfo Varela Op. Cit

20

Entrevista a Héctor Baggio Op. Cit

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Experiencias de participación política. El caso del Profesorado “Joaquín V. González” 1973-1983 ---------------------------------------------------------------------

aquellos ciudadanos que tampoco se ajuntaban, según sus códigos, al ideal del hombre “occidental y cristiano”. Se implementó un mecanismo sistemático de persecución y exterminio “ejemplificador”, es decir, castigo a todos los jóvenes militantes pero también a sus padres impidiéndoles conocer el paradero de sus hijos y nietos manteniéndolos en cautiverio y sometiéndolos a todo tipo de vejaciones. Se utilizaron todos los instrumentos del Estado para sembrar el terror en la población y provocar su desmovilización a partir de una verdadera “cultura del miedo”, quizás esta nueva “cultura” es la que transformó al profesorado JVG en una “isla”. Fue, para muchos, un espacio de refugio de la persecución estatal. “(...) porque el profesorado creo que me salvó la vida [...] mi circunstancia era que yo venía de una provincia a donde toda mi familia la perseguían, entonces venir a Buenos Aires, yo no tenía prácticamente a nadie acá [...] lo que tenía como vínculo acá era mi abuela y mi hermana presa en Devoto [...] de golpe entrar al profesorado fue para mí otra cosa, primero que había mucha más libertad y segundo que yo iba todos los días a un horario con un grupo de gente que la veía todos los días, entonces rápidamente en dos meses me había integrado (...)”21 “(...) en el Joaquín había un clima de secundario, digamos el funcionamiento institucional era un funcionamiento de tipo secundario [...] tenía la sensación que la universidad estaba muchísimo más controladas que el Joaquín y no me equivoqué creo yo [...] tengo la sensación que era como un lugar chiquito, digamos no jodía demasiado y que bueno, ahí se podía (...)”22

El clima solidario del Joaquín en esa época que describen las testigos se destaca como raro y opera de la misma manera que con el grupo que ingresó en 1968 y que egresó en 1972 o 1973, también cooperativo, también recibiéndose por grupos. Esto, si bien parece ser una característica de estos grupos, creemos que es posible encontrar ese espíritu cooperativista y solidario a través del tiempo. Pero fuera del profesorado, podemos hablar de una dolorosa conducta social que hizo que un número importante de argentinos asumiera como propio el discurso autoritario y las consignas de la junta militar. Porque el considerable éxito ideológico de los militares no puede ser simplemente explicado a partir del desmoronamiento del gobierno de Isabel Perón, ni por el recuerdo de los hechos de violencia política vividos en los años previos a 1976, sino porque además existieron muchos personajes que concordaron con la supresión de las garantías constitucionales y la instauración de un nuevo orden edificado sobre el silencio. 21

Entrevista a Irene Marrone, Op cit.

22

Entrevista a Mabel Fariña, Op cit.

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Contrariamente a estas conductas minoritarias, el conjunto del pueblo argentino, mal podía acordar con los golpistas. Pero dado el peligro que suponía cualquier manifestación de repudio a la junta militar y a sus medidas sociales y económicas, comenzaron a aparecer en esta época modalidades de lucha diferentes que no implicaron directamente la exposición física de los sectores opositores. Los objetivos de la junta militar apuntaron (en el área económica) a combatir los “vicios” del Estado Benefactor. El intervencionismo estatal ligado, con variantes, a un modelo industrialista, había generado un control de las leyes del mercado, sagrado principio del liberalismo económico, fundamentalmente en la imposición de normas para la obtención y distribución del excedente económico. El crecimiento del sector obrero, las demandas de la organización sindical, la radicalización de los conflictos por la distribución del ingreso, las expectativas que la población colocaba en el Estado, el accionar de los partidos políticos, etc., caracterizaban la dinámica de una sociedad “masificada” que había perdido su posicionamiento en el ranking de las naciones. Para recuperar ese puesto se intentó combatir la inflación con medidas drásticas, como el control de los salarios, afectando directamente la capacidad de compra y el consumo de la población trabajadora. La actividad industrial dejó de ser el centro de la economía Argentina, y así se cumplió otro, quizás el más importante, de los objetivos perseguidos por el gobierno militar: disciplinar económicamente a la clase obrera por el retroceso del empleo y del salario, y quitar su base de sustentación a las organizaciones sindicales. Estas últimas con una estructura burocrática, pero que eran la “columna vertebral” del movimiento obrero más compacto de América Latina. De allí que las víctimas del “Proceso” fueran, fundamentalmente y sin desestimar los padecimientos de los sectores medios (intelectuales, artistas, sacerdotes, incluso amas de casa), los trabajadores argentinos. Efectivamente, delegados de fábrica, dirigentes sindicales de base, constituyen el porcentaje mayoritario dentro del conjunto de las personas desaparecidas. Se implementaros estrategias liberales que no lograron más que la desindustrialización y la conformación de grandes grupos económicos que absorbieron o desplazaron al sector de los pequeños y medianos empresarios. La industria nacional colapsó. Para 1982 el gobierno militar estaba cuestionado por diversos sectores de la sociedad, la aplicación de las recetas neoliberales no habían dado resultado sino más bien profundizaron los problemas económicos. La situación ya no era la misma, la sociedad comenzaba a reaccionar.

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“(...) veo que a partir del 82 comienza como otra etapa de la Historia, esa cosa de perder el miedo a lo que estaba pasando, participar (...)”23

El 30 de marzo de ese año, los sindicatos alentaron la realización de una manifestación de protesta por la situación económica, con la premisa “paz, pan y trabajo”. La movilización fue duramente reprimida. “(...) porque gran parte de mi grupo había estado el 30 de marzo en la plaza y uno de mis compañeros había recibido unas balas de goma en la pierna (...)”24

En un clima de descontento generalizado, el 2 de abril los militares “recuperaron“ las Islas Malvinas, cuya soberanía constituía una reivindicación histórica del pueblo en su conjunto. La recuperación de las islas obedeció menos al deseo de Galtieri de satisfacer ese sentimiento popular, que a la necesidad del gobierno militar de recomponer su deteriorada posición. La guerra de Malvinas marcó un punto de extrema tensión y despertó, como había sucedido en el mundial de fútbol de 1978 y el mundialito de 1979, las más fervientes pasiones encontradas. Durante los mundiales mientras unos agitaban banderas y gritaban goles, otros eran torturados y buscados desesperadamente por su familia quienes no podían comprender la ceguera que cubría a la sociedad. “(...) un recuerdo fuerte [...] el mundialito del setenta y nueve que se hizo en forma simultánea a la visita de la comisión de Derechos Humanos, que estaba a una cuadra del Joaquín [...] mientras estaba la cola de gente estaba un partido de estos del mundialito donde estaba Maradona y Arias [ex profesor de Historia del JVG], tan rígido él, dio hora libre para poder escuchar el partido por radio [...] lo que recuerdo de eso es que esta amiga que tenía al hermano desaparecido se encerró en el baño a llorar como loca y venían las demás compañeras y decían¿ qué le pasa? está descompuesta, les decía yo, pero era imposible hablar del tema [...] de hecho ella no dijo que tenía un hermano desaparecido hasta el año 83 en que se recibió (...)”25

Un cálculo apresurado, sumado a las erróneas evaluaciones del canciller Costa Méndez, quien descontaba el apoyo incondicional de los Estados Unidos, terminó colocando al país en guerra. La gente colmó la Plaza de Mayo en apoyo a la lucha anti imperialista y de los soldados que fueron enviados a la guerra y si bien una vez más la “pasión popular”

23

Entrevista a Viviana Véntola, 45 años, profesor de Historia egresado del JVG, realizada por A, Echezuri, S. Cunha, S. Luverá, en IHCBA, el 6 de diciembre de 2007.

24

Ibidem

25

Entrevista a Mabel Fariña, Op cit.

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Liliana Barela, Susana Cunha, Silvana Luverá y Adriana Echezuri ---------------------------------------------------------------------

hizo que algunos se enlisten en las filas del gobierno de facto, otros en cambio tenían muy en claro que el apoyo era a los soldados y no al gobierno. “(...) cuando estalla lo de Malvinas, yo no quiero meter la pata, pero tengo la idea de que lo que sucedió es que a pesar del debate que había, que mayoritariamente era de fuerte desconfianza, las posturas eran bueno, sí a la guerra de Malvinas contra el imperialismo inglés, nacionalistas; no a la guerra porque estos tipos nos llevan a cualquier lado; no estos tipos pero sí a la guerra, casi te podría decir que se podría sintetizar en tres: la guerra es una locura, no estos tipos son unos asesinos y llevan a la muerte, la guerra es justa porque la reivindicación es justa y una posición intermedia que creo que es en la que más quedó envuelto todo el mundo que era bueno estos tipos son unos asesinos, esto es una dictadura, pero esto es el imperialismo inglés, hay solidaridad latinoamericana y hay que apoyar aunque sea a los soldados (...)”26 “(...) [la posición en general] no era para nada proguerra y teníamos claro que perdíamos la guerra, eso sí lo tengo clarísimo (...)”27 “(...) yo participé con todo apoyando la guerra de Malvinas, no apoyando la guerra, apoyando a los soldados, nosotros fuimos con una bandera que decía abajo la dictadura apoyamos a nuestros soldados, somos del grupo que llevó esa bandera del JVG [...] nosotros veíamos a la dictadura no como un gobierno que iba a llevar esta guerra, veíamos perfectamente que era una estrategia para poder seguir sobreviviendo, porque todo el grupo estuvimos juntos el 30 de marzo del 82 [...] estábamos todos militando en la guerra y estábamos apoyando a los soldados y pensábamos bueno que el gobierno este no era nuestro gobierno, que era un gobierno que iba a claudicar (...)”28

El comienzo de las hostilidades demostró tempranamente cual de los bandos se impondría finalmente. La noticia de la rendición en Puerto Argentino demostró a la opinión pública la manipulación de la que había sido objeto por algunos medios de comunicación que abundaban en los detalles de las victorias argentinas, en realidad inexistentes. La desconcertada población reaccionó espontáneamente expresando su rechazo a la junta militar, en una multitudinaria concentración en la Plaza de Mayo, donde se repudió la improvisación y los objetivos de aquella desatinada aventura bélica, produciéndose violentos enfrentamientos con las fuerzas policiales. La derrota catastrófica de Malvinas y el conocimiento de la muerte de centenares de jóvenes argentinos, deterioraron el frente militar, pero sobre todo la reputación del ejército, al cual se consideraba como el mayor responsable del desastre. 26

Ibidem

27

Entrevista a Viviana Véntola, Op cit.

28

Entrevista a Irene Marrone, Op cit.

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Experiencias de participación política. El caso del Profesorado “Joaquín V. González” 1973-1983 ---------------------------------------------------------------------

Esta desarticulación y fractura de la corporación militar conjuntamente con la movilización social alrededor de los organismos defensores de los derechos humanos, impidieron al gobierno seguir postergando las elecciones. En 1983 después de años de oscuridad recuperamos la democracia. Miles de personas se volcaron a las calles para festejar la nueva oportunidad política para la República.

Conclusión Con el correr de las entrevistas, las visiones fueron cambiando, aquellos relatos que en sus inicios querían mostrar la historia de una institución se fueron transformando en testimonios de vida insertos en la realidad nacional, que se contienen mutuamente, y es a partir de esto que podemos realizar las siguientes consideraciones. La década del 70 fue en nuestro país un período donde la militancia se experimentó al extremo, miles de personas con un profundo compromiso político expresaban las necesidades de la población a pesar de ser censurados desde los distintos gobiernos nacionales (sean o no democráticos). Hubo momentos de persecución; también instantes de tregua y hubo otros de penumbra absoluta, cuando la muerte tiñó toda la nación. Pasar por la dictadura militar en la Argentina fue una escuela terrible, es por ello que en 1983, frente a la recuperación de la democracia, lo que se defendió fue el sistema democrático, por esto salió la gente espontáneamente a las calles, a defender lo perdido. En 1973 la salida se produjo desde la militancia desde el partido, en cambio en 1983 fue en defensa del sistema que se estaba recuperando, de la libertad, fue la expresión de la bronca de todo lo perdido. Muestra de ello fue que mientras que el partido Justicialista prometía una ley de amnistía, los radicales pregonaban entre sus objetivos, juicio y castigo a los responsables del terrorismo de Estado. Paradójicamente, el partido que prometiera la paz es el que pierde las elecciones. En 1973, la violencia estaba presente y aplaudida, y se desvalorizaba la democracia. En 1983, la consigna era “paz y democracia”. En 1973, el festejo no era sólo por el final de un gobierno autoritario, sino el final de la proscripción del peronismo y era por la vuelta de Perón. Mientras que en 1983 se festeja el final de la dictadura sangrienta y las consignas se asocian a la recuperación de la vida. La diferencia entre uno y otro momento histórico es profunda. El mundo es diferente en cada momento. Pero la clave de la diferencia, en este caso, está en los momentos previos de gestación. La clave está en la dictadura militar. www.revistatestimonios.com.ar

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Testimonios www.revistatestimonios.com.ar

Año 1 Nº 1 – Invierno 2009 ISSN 1852 - 4532 ---------------------------------------------------------------------

Sangre roja. Un estudio acerca de la transmisión de la tradición del Partido Comunista argentino durante la dictadura y la posdictadura Graciela Browarnik1 Resumen: Entre 1973 y 1986, el Partido Comunista argentino (PC) sufrió una larga crisis. Una de sus consecuencias fue el alejamiento de numerosos militantes; entre ellos, muchos artistas que habían cumplido un rol importante en la transmisión de la tradición partidaria. Esta crisis atravesó uno de los períodos más oscuros de la historia argentina, la dictadura militar de 1976-1983, y explotó durante el XVI Congreso partidario en 1986. Este trabajo indaga sobre la influencia de esa tradición en los conflictos generados por esa crisis entre los artistas y militantes del área cultural del PC, mediante el cruce de 40 entrevistas realizadas entre 1999 y 2007 a artistas plásticos, actores, directores de teatro, músicos y dirigentes del área de cultura del PC y otros grupos de izquierda, con elementos extraídos de documentos internos del PC, publicaciones y revistas culturales. La historia oral permite desentrañar las contradicciones de ese período. Por un lado, durante la dictadura, la falta de debate frente a la política de los dirigentes del PC respecto de los militares; por el otro, las desapariciones de más de 200 militantes comunistas y la participación de algunos artistas en espacios de resistencia cultural. Fue durante la posdictadura, sin embargo, cuando surgieron las discusiones y dos aspectos de esa tradición se entrecruzaron: el antifascismo y el stalinismo. A partir del XVI Congreso, el PC argentino parecería rescatar esa tradición antifascista, por otro camino: el de adoptar una tradición latinoamericanista simbolizada en la figura del Che. Palabras clave: intelectuales.

Comunismo,

stalinismo,

tradición,

política,

cultura,

arte,

Abstract: From 1973 to 1986 the Argentine Communist Party (Partido Comunista or PC) suffered a long crisis. One of its consequences was the withdrawal of several militants, including many artists who had played an important role in the transmission of the party’s tradition. This crisis crossed over one of the darkest periods of Argentine 1

Becaria del Centro Cultural de la Cooperación. Miembro del Programa de Historia Oral del Museo Roca. Ultimoescalon2 @ yahoo.com.ar

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history, the 1976-1983 military dictatorship, and exploded during the party’s XVI Congress in 1986. This paper investigates the influence of that tradition on the conflicts generated by this crisis, among artists and militants of the cultural area of the PC. It is based on 40 interviews with artists, actors, theatre directors, musicians and leaders of cultural activities of the PC and other left wing groups, collated with PC’s internal documents, publications and cultural reviews. Oral history enables to figure out the contradictions of that period. On one hand, during the dictatorship, the lack of debate of the policies adopted by the PC leaders regarding the military; on the other, the desapariciones of over 200 communist militants and the participation of some of its artists in cultural resistance activities. It was during the post-dictatorship, however, when discussions arose and two aspects of that tradition confronted: anti-fascism and Stalinism. Since its XVI Congress, the Partido Comunista seems to rescue that anti-fascist tradition, by other routes: adopting a Latin American tradition, symbolized by Che Guevara. Keywords: Argentine Communist Party, 1976 -1983, military dictatorship, Tradition, Artists, militants of the cultural area, XVI Congress.

Introducción Investigar la historia del Partido Comunista argentino durante la dictadura es una deuda pendiente tanto para los historiadores como los estudios acerca de la dictadura militar de 1976-1983 y de las relaciones entre memoria e historia. La ausencia de reflexiones sobre el tema es el primer obstáculo que se presenta al abordarlo. Al tratar de profundizar un poco en la cuestión, descubrimos que los relatos “boca a boca” acerca del PC en la dictadura no terminan de cerrar. Son las contradicciones las que cobran sentido a medida que nos sumergimos en las profundidades de la cuestión. Apenas comenzando la investigación, notamos que las posturas dentro del Partido Comunista respecto de la dictadura no eran homogéneas. Discusiones internas, desaparición de militantes y de algunos dirigentes, y, sobre todo en el área cultural, que es la que aborda este trabajo, la presencia de artistas comunistas en espacios de resistencia cultural a la dictadura, algunas veces trabajando junto a otros grupos de izquierda marcan algunas diferencias respecto de los relatos antes nombrados. www.revistatestimonios.com.ar

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Graciela Browarnik ---------------------------------------------------------------------

El segundo obstáculo que se nos presentó en este trabajo es el marco temporal en el cual encuadrar la posición del PC argentino frente a la dictadura. En este sentido, es necesario ampliar el período a estudiar. Dos hechos marcan la postura del PC en ese período: La renuncia de Ernesto Giudici, dirigente del área cultural del PC en 1973 y las discusiones derivadas de su “Carta a mis camaradas”, y el XVI Congreso de 1986, escenario de las críticas de los dirigentes jóvenes a la postura del PC durante la dictadura. Inspirado en estos dilemas, este artículo intenta caracterizar el modo en que una tradición, la tradición del PC argentino, transmitida de diversos modos, en los ámbitos familiares, en pequeños grupos de pertenencia, en espacios de cultura y por supuesto en los espacios de militancia, influyó en las prácticas de los artistas, militantes y dirigentes del área cultural del PC, en lo que llamaremos “espacios de resistencia artística” durante la dictadura y la posdictadura y analizar el papel que han cumplido los artistas en la transmisión de dicha tradición. Este trabajo se basa en un cruce de elementos extraídos del marco teórico sobre estética marxista y las estéticas imperantes en el período analizado, estudios sobre las relaciones entre arte y política, 40 entrevistas (realizadas entre 1999 y 2007 en el marco de la Universidad Nacional de Tres de Febrero, el Programa de Historia Oral del Museo Roca, el Programa de Historia Oral de la Universidad de Buenos Aires y el Departamento Artístico del Centro Cultural de la Cooperación) a artistas plásticos, actores, directores de teatro, músicos y dirigentes del área de cultura del PC y otros grupos de izquierda, documentos internos del PC, publicaciones y revistas culturales.

¿De qué hablamos cuando hablamos de tradición? Según Raymond Williams,2 la palabra tradición es particularmente difícil de definir. Aquí la utilizaremos en el sentido de transmisión intergeneracional de símbolos, valores, códigos, sistemas de clasificación, esquemas de percepción y acción y los procesos concretos que los relacionan con las prácticas individuales y colectivas. A partir de la transmisión sistemática de una tradición se va conformando una moral determinada. En el caso de la moral comunista, se trata del “conjunto de principios y normas de comportamiento de los constructores de la sociedad socialista y comunista”.3

2

3

Raymond Williams, Palabras clave, un vocabulario de la cultura y la sociedad, Buenos Aires, Nueva Visión, 2003, p. 319. A. Rumiantzev, Comunismo científico. Diccionario, Moscú, Progreso, 1985, p. 265.

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¿Qué características tenía la tradición heredada, qué valores se transmitían en el Partido Comunista argentino y qué moral constituyó a partir de dicha tradición? En todo caso, ¿hablamos de una tradición homogénea o de varias tradiciones? Este trabajo aborda el modo en que dos aspectos de una misma tradición, la stalinista propiamente dicha –es decir, el modo particular en que el PC argentino asimiló los mandatos de Stalin– y la tradición antifascista, plasmada a través de la política de frentes populares, generaron tensiones y conflictos que influyeron en las prácticas de los artistas, dirigentes del área cultural y militantes del PC durante la dictadura y la posdictadura y cómo fueron progresivamente reemplazadas, al menos en los discursos públicos, por una tradición latinoamericanista fundada sobre todo en los escritos de Fidel Castro y Ernesto Che Guevara. Resulta muy difícil definir el stalinismo desde las fuentes del propio PC argentino. Intentaremos hacerlo desde fuera de ellas, para luego cruzar dichas definiciones con las surgidas a partir de las entrevistas realizadas. En el informe secreto del XX Congreso del PCUS (1956), Nikita Kruschev define el stalinismo como el “culto a la figura de Stalin y el modo en el que ese culto se convirtió en vehículo para una serie de perversiones graves de los principios del partido, de la democracia del partido y de la ley revolucionaria.”4 Incluye entre esas “perversiones” la represión masiva, primero contra los enemigos del leninismo y luego contra los comunistas honestos y los mismos cuadros del partido. León Trotsky, en La revolución traicionada (escrito en 1936), describe así las prácticas stalinistas: “El partido no conocía ya la lucha de fracciones porque las divergencias de opinión se regían por la intervención mecánica de la policía política”. Se refiere también a la existencia de una “corrupción de una burocracia que escapa a todo control”.5 Anulación de las diferencias y de la libre interpretación, “pensamiento único” y predigerido, obediencia absoluta y burocratización de los cuadros revolucionarios son algunas características asociadas con la tradición stalinista. Pero también lo es la supervivencia de la imagen carismática de Stalin, el “gran maquinista de la historia de los pueblos”,6 en el imaginario de los dirigentes y militantes del PC argentino muchos años después de su muerte. El antifascismo es parte de la tradición del comunismo y se fue moldeando a partir de prácticas concretas, como el apoyo a la República Española, las acciones contra el fascismo italiano y alemán, la creación de la Liga por los Derechos del Hombre, etc. Fue también una estrategia impulsada por la dirección stalinista del 4

Branko Lazitch, Le Rapport Khrouchtchev et son histoire, París, Éditions du Seuil, 1976.

5

León Trotsky, La revolución traicionada, Buenos Aires, El Yunque, 1973.

6

Bronislaw Baczko, Los imaginarios sociales, Buenos Aires, Nueva Visión, 1984, p. 140.

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Graciela Browarnik ---------------------------------------------------------------------

PCUS y de la Internacional Comunista,7 para luchar junto a los partidos burgueses y la socialdemocracia contra el fascismo.

Los artistas y la transmisión de la tradición en el PC argentino Existen diversos modos de transmisión de la tradición y, por lo tanto, de los valores y prácticas asociados a ella en el PC argentino. En este trabajo diferenciaremos cuatro formas de transmisión de la tradición: 1- Transmisión intergeneracional, de padres artistas a hijos. 2- Transmisión de maestro a discípulos. 3- Transmisión desde la obra misma o por la imagen. 4- Transmisión por la vida misma del artista. En trabajos anteriores8 hemos analizado el modo en que se transmitía la tradición en las familias comunistas y en grupos de pertenencia. La transmisión intergeneracional aparece reflejada en una entrevista a Raúl Lozza, uno de los fundadores del movimiento del arte concreto en la Argentina: Yo llevaba una esencia, ya desde los genes, que era la rebeldía, porque mi papá era anarquista, siempre buscando una vida mejor, siempre queriendo arreglar las cosas en la sociedad. Mi papá era pintor. Su hijo, Arturo Lozza, escritor y periodista, nos cuenta acerca de los valores transmitidos por sus padres, ambos artistas: Hay una parte muy importante de mi niñez, de mi vida, que es la parte de la artística con mi padre. Mi padre fue un militante comunista desde joven. No era afiliado en aquella época, pero sí profesaba. Sí fue afiliado en la juventud, de la juventud comunista, te estoy hablando de la década del 20 en adelante. Otros relatos muestran la transmisión del maestro a sus discípulos. Basia Kuperman, artista plástica, nos cuenta: Carlos Gorriarena, que yo lo amaba, estaba militando en el Partido Comunista y me invitó a ir al taller de Uruchúa. Y ahí era como una especie de célula. Bueno, ahí yo me sentí muy bien, íbamos una vez por semana, los sábados, había como cien personas escuchándolo. Algunos artistas, como Osvaldo Pugliese, por ejemplo, transmitían valores simplemente por el modo de vivir y militar. Arturo Lozza nos habla de la huelga de los cabarets, organizada por Pugliese, que dio origen al Sindicato de Músicos: Pugliese fue el primero que organizó la huelga de músicos en la Argentina. Primer organizador 7 8

Ibídem. Véase Graciela Browarnik, “Para ser un revolucionario. Un estudio acerca de la transmisión de la moral comunista en el Partido Comunista argentino”, Voces Recobradas, nº 16 (2003), pp. 22-36.

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del sindicato de músicos. La primera huelga de los músicos, y si vos querés preguntar si era verdad que iba a los cabarets, sí, iba a los cabarets Osvaldo Pugliese y hasta las putas hicieron huelga. Ricardo Capellano, músico y militante artista del PC, nos cuenta cómo recibió el relato de ese conflicto: Yo entrevisté a los viejitos, todos viejitos, y me contaron cómo había surgido, que ellos trabajaban a destajo en los cabarets. A destajo significa diez horas que a veces no podían ir a mear, ¿te das cuenta? Entonces hicieron una huelga. Y no tuvieron la adhesión de todos los músicos de cabaret, entonces armaron brigadas terribles, terribles... yo conocí una, que no me contaron ellos, que a uno le tajearon con gillette la mano, a un pianista. No, no le cortaron las venas, pero... rompieron vidrieras, un desastre la huelga. Y armaron un localcito... En el año treinta y pico... Armaron un localcito que era el sindicato de músicos. En esa huelga estaba Osvaldo Pugliese. ¿Qué papel cumplían los artistas en la transmisión de esta tradición? ¿Qué esperaba el Partido Comunista de sus artistas? Durante el stalinismo, se intentó encerrar el trabajo artístico dentro de lo que se denominó “realismo socialista”. Andrei Zhdánov, portavoz del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) y del Consejo de Comisarios del Pueblo de la URSS, formuló esa orientación en el Primer Congreso de Escritores Soviéticos, el 17 de agosto de 1934. Según Zhdánov, el arte debía servir para movilizar a los trabajadores y a los oprimidos en la lucha por la aniquilación definitiva de la explotación y del yugo de la esclavitud asalariada. Por eso el arte debía tener como tema la vida de la clase obrera y del campesinado y la lucha por el socialismo, defender la igualdad de derechos de los trabajadores en todas las naciones. Los artistas debían conocer la vida a fin de poder representarla verídicamente, representar la realidad en su desarrollo revolucionario. Debían trabajar para la transformación ideológica y de la educación de los trabajadores en el espíritu del socialismo.9 Sin embargo, no todos los artistas cumplían la misma función en ese proceso. En este punto debemos hacer una distinción entre referentes y artistas militantes. Los referentes eran aquellos que por su fama recibían un trato especial. Artistas como Pablo Neruda o David Alfaro Siqueiros tuvieron un papel muy importante como transmisores de la tradición antifascista. El director de teatro Raúl Serrano reflexiona sobre la importancia de estos referentes: A mí, seguramente, me afiliaron Picasso, Neruda y Brecht porque eran tres enormes artistas, cuya obra tenía una influencia notoria en lo que ocurría en el mundo, y juntaban esta calidad artística con la militante. David Lewellyn, actor militante del PC, marca en su entrevista una diferencia entre artistas referentes y militantes: Yo no creo que simplemente con la obra se 9

Adolfo Sánchez Vázquez, Estética y marxismo, México, Ediciones Era, 1984, tomo II, pp. 396-402.

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puedan hacer cambios revolucionarios. Vos podés hacer el Guernica, si querés, pero además después tenés que cargar el fusil si hace falta. La entrevista a Manuel Santos Iñurreta, actor militante del PC afiliado luego del viraje de 1986, nos muestra que un referente como Raúl Serrano puede también ser militante: El vínculo con Serrano fue muy… por la concepción que él tiene en relación al teatro y… yo no lo tuve a él como maestro de teatro, fue un acercamiento específico por el trabajo acá, en el Centro Cultural (de la Cooperación), de discutir criterios, programación, en sus palabras hay una posición, y desde el vínculo, desde el afecto, empezamos a tener diálogos de otras cosas…

La tradición antifascista Durante las décadas del 20, del 30 y del 40, muchos artistas comunistas participaron en las actividades de apoyo a los hambrientos de Rusia,10 a la Revolución Española y a la lucha antifascista durante la Segunda Guerra Mundial. Esta “herencia” influyó en los artistas y los militantes de las décadas posteriores. Emilia Segotta, funcionaria del área cultural del PC desde los 80, rescata la importancia de la tradición antifascista desde los años 30: Un fenómeno que enriqueció fuertemente fue la Guerra Civil Española. Lo de España fue una impronta fuertísima en la formación de los revolucionarios en Argentina y sobre todo la cantidad de artistas e intelectuales emigrados enriquecieron muchísimo la vida cultural. Ellos reivindican el triunfo de la guerra, de la Segunda Guerra Mundial, el triunfo antifascista de la Segunda Guerra Mundial. Y eso da una base de amplitud de pertenencia al Partido Comunista en amplias generaciones de artistas e intelectuales, que era la lucha por la paz como impronta fundamental y el antifascismo. Manuel Santos Iñurreta también destaca la Guerra Civil Española como símbolo de la lucha antifascista: La Guerra Civil Española es algo que a uno lo conmueve, lo conmueve sobremanera, y uno no entiende bien por qué tanto. Tal vez porque uno viene de ese palo… Uno descubre a Miguel Hernández, a Machado y uno empieza a descubrir. ¡Mirá cómo pensaban estos tipos en aquella época! González Tuñón y tantos otros… Esa tradición antifascista influyó en la participación de los artistas comunistas dentro del Movimiento de Teatro Independiente. El director teatral Manuel Iebavni nos cuenta: Nosotros teníamos un poderoso Movimiento de Teatro Independiente. En ese Movimiento de Teatro Independiente participábamos varios, muchísimos conjuntos teatrales. La reivindicación común era mejorar la calidad del teatro. Había grupos que estaban dirigidos por los socialistas, y otros grupos por los comunistas. Eran fuerzas más o menos equivalentes... muy poderosas, muy fuertes, y teníamos relación. Había 10

Daniela Lucena, “Por el hambre en Rusia. Una ofrenda de los artistas argentinos al pueblo de los soviets”, Sociedad, nº 26, Prometeo Libros, Buenos Aires, noviembre de 2007.

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enfrentamientos, pero también había cosas que hacíamos de acuerdo. Eran teatros que tenían una historia, que tenían muchísimos años de tradición y que tendían a mejorar la calidad del teatro. Para esa época se fue pasando lentamente del protagonismo de Luis Sandrini al protagonismo de Alfredo Alcón, para representarlo de alguna manera.

Ante el “realismo socialista” Entre los artistas del PC también se transmitían los valores de la tradición propiamente stalinista. Las entrevistas muestran diferentes formas de control sobre la obra de los artistas comunistas y sus compañeros de ruta. Arturo Lozza cuenta que la tradición antifascista y una concepción revolucionaria del arte chocarían con las concepciones stalinistas del realismo soviético: Mi padre venía de trabajar la solidaridad con la España republicana, era dibujante de diarios de la prensa comunista y fue parte de un gran movimiento de transgresores en el arte, los cuales querían romper con las reglas tradicionales, así como eran las grandes rebeldías de la intelectualidad contra los cánones que la burguesía imponía en el arte. Especialmente buscaban nuevas formas, nuevos espacios en cuales encontrar la belleza. Si bien se formaban como pintores figurativos y todo esto, ya empezaban a buscar otras maneras de expresión. Y fue así que mi padre integró y fue uno de los grandes mentores del movimiento de arte concreto e invención en la década del 40. Aquí Arturo se refiere al movimiento Arte Concreto Invención cuyo líder era Tomás Maldonado; era definido como una superación dialéctica de lo abstracto que crea nuevas realidades. Un arte “presentativo”, que no busca representar ni abstraer, sino inventar lo nuevo. Partiendo del materialismo histórico, definen su programa artístico como una estética materialista y realista y lo presentan como el socialismo del futuro.11 Estos artistas se habían afiliado colectivamente al PC en 1945. Creían que a partir del arte concreto podían cambiar el mundo. Según Arturo Lozza, tanto los representantes del arte concreto como los figurativos pertenecían al PC, como afiliados o como compañeros de ruta: En mi casa se hacían los grandes debates del mundo del arte de aquella época, ahí conocí a grandísimas personalidades de la vida cultural argentina. Yo era un pendejo, ni me daba cuenta de lo que estaba pasando a mi alrededor. Después cuando fui madurando me fui dando cuenta de la importancia de aquellos debates.

11

Daniela Lucena, “Arte y diseño argentino: vínculos entre la vanguardia concreta y el constructivismo ruso”, en IV Jornadas de Jóvenes Investigadores, Instituto de Investigaciones Gino Germani, Universidad de Buenos Aires, septiembre de 2007.

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Te quiero recalcar que en aquella época eran todos comunistas, casi todos los que venían a casa, todos los grandes artistas. Era la época inicial de Berni, Castagnino. Ellos eran del arte figurativo. Estos eran arte concreto. Eran amigos hasta el extremo. Todo este movimiento parte de una publicación primera que se llamaba Contrapunto, en la cual participaba mi papá y todos los otros miembros de arte concreto, pero también estaba Berni, Castagnino, Buttler, estaban otros artistas, Del Prete. Arturo Lozza cuenta que algunos artistas se oponían a los mandatos del stalinismo: Te quiero decir que en aquellos años ya ese gran movimiento de rebeldía se oponía a todas aquellas corrientes stalinistas que en materia cultural querían imponerse al partido, y que se imponían verdaderamente a través de la comisión de cultura de aquellas épocas, con siempre la incidencia de muchas figuras notables de la cultura que seguían siendo comunistas pero no estaban de acuerdo con el realismo socialista, que se imponía desde la Unión Soviética, donde decían que era un arte degenerado y que no era proletario todo lo que significara que no fuera figurativo y que no tuviera un mensaje expreso o a favor de la clase proletaria. Sin embargo, Daniela Lucena plantea que los artistas del movimiento Arte Concreto Invención no se oponían al stalinismo, poniendo como ejemplo un artículo de Tomás Maldonado según el cual Stalin no ejercía censura sobre el arte ya que no existía una política oficial al respecto en la URSS. Maldonado había realizado entre 1946 y 1947 dos fotomontajes de carácter propagandístico. En uno de ellos aparecen las principales autoridades del partido: Victorio Codovilla, Rodolfo Ghioldi, Arnedo Álvarez, Alcira de la Peña, Juan José Real y los militantes que escuchan atentamente sus discursos. Daniela Lucena ve en estos fotomontajes una actitud de apoyo al stalinismo del Comité Central.12

El papel de los artistas A partir de las entrevistas podemos pensar que existían grandes diferencias entre lo que los artistas creían que era su papel en la transmisión de la tradición comunista y el rol que la dirigencia del partido les asignaba. En ese sentido, Julio Gambina, director adjunto del Centro Cultural de la Cooperación, nos cuenta: Siempre había artistas. El artista adornaba los actos. Tejada Gómez, Hamlet Lima Quintana. No eran lo importante del acto. Y la gente, nosotros los militantes, no íbamos a los actos porque iba tal artista. Esto se ve reforzado por el relato de Juano Villafañe: En general había una tendencia a considerar a los artistas solo como productores del ocio creativo, solo productores de espectáculos, o de imágenes o de metáforas. Y en ese lugar tenían asignado un rol mucho más preponderante y a la posibilidad que podía generar en 12

Ibídem.

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todo caso, en el campo crítico o en el campo intelectual. Y quizás la limitación que hubo en un momento fue de considerar a los artistas como parte de la ornamentación de la política y no tanto como una función específica. Según algunos entrevistados, el artista militante partidario debía cumplir con ciertas obligaciones que nada tenían que ver con sus valores artísticos: la concurrencia a reuniones, la venta de publicaciones, la realización de recitales y la donación de obras. Basia Kuperman recuerda: Yo repartía Cuadernos de Cultura13 a cuarenta artistas. Cuando aumentó de precio, el partido no tenía un mango, entonces yo dije “Bueno, vamos a repartir veinte, que está el doble de trabajo, y lo comparten”. ¡Y no sabés cómo me criticaron! Entonces yo dije “¿Ustedes, qué quieren, que el material se lea o se venda?” “¡Pero cómo plantea semejante cosa!” “Porque es así, yo no entiendo la filosofía esta. A mí me parece que lo que hay que hacer es aclarar la mente, no alimentar económicamente un movimiento; es importante, pero no es esta la forma.” Bueno, todas esas cosas fueron distanciando. Cada tanto nos pedían un cuadro para rifar, para estas cosas que daban para gente carenciada, etc. Que no sé si después se hizo realmente eso, porque después uno descubre que los trabajos de uno, que uno donaba, iban a parar a casa de funcionarios. Entonces los artistas plásticos empezaron a tomar partido y dijeron “Nunca más el artista dona. Puede dar un cuadro, pero aunque sea quedarse con un 30% de la venta, para que se vea que se vendió. Y que se done el 70. Pero donación total no”. Reparto de revistas, donación de cuadros, ¿cuáles son los debates estéticos que se juegan en estas acciones? ¿Qué pasaba con aquellos artistas que se negaban a cumplir con estos mandatos? Según Basia Kuperman, el partido ejercía un fuerte control sobre las expresiones de sus artistas: Un día Leonardo Paso14 me citó a su consultorio, porque era dentista, para que le dijera quiénes eran los que pensaban en contra. Yo le dije: “Discúlpeme, Leonardo, me parece que se confundió. Porque esto quiero que me lo plantee en una reunión con todos los artistas plásticos. Yo ese papel no lo hago. Además, yo también pienso como los demás”. Bueno, no dijo más nada, y nos empezaron a ignorar. Igual también yo cuestioné material del partido que me pareció pesadísimo, la gente ni lo leía. Después me cuestionaron.

De la “Carta a mis camaradas” a “Palomas y halcones”

13 14

Publicación cultural del PC argentino, dirigida por Héctor P. Agosti. Leonardo Paso hacía las veces de intermediario entre los artistas y Héctor P. Agosti en la Comisión de Cultura.

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El 11 de noviembre de 1973 se conoció la renuncia como miembro del Partido Comunista de Ernesto Giudici. Esta renuncia marcó el comienzo de una crisis que finalizaría con el XVI Congreso en 1986. Giudici había sido durante 35 años miembro del Comité Central y apoderado del PC. Se había afiliado cuando Stalin estaba en el poder y había llegado al Comité Central durante el período stalinista. Sin embargo, Giudici renunció formulando un reclamo: la necesidad del debate político, la aceptación de las diferencias. Señalaba que su planteo “está en la línea de la verdadera y honrosa tradición revolucionaria”.15 Para Julio Gambina, este “libro-carta” influyó en el movimiento que después convocaría al XVI Congreso: Es muy importante ese libro porque te diría que ahí están los elementos principales del movimiento político-ideológico que luego produce el XVI Congreso. Si uno quiere decir “¿Dónde está el antecedente del XVI Congreso?”, en lo que anticipaba, ya en el 73, Ernesto Giudici. Casi tres años después, el 8 de mayo de 1976, Orestes Ghioldi, importante dirigente del PC, publicaba un folleto titulado “Democracia renovada o pinochetismo”.16 En él llamaba a formar un “gobierno cívico-militar de amplia coalición democrática”, lo que implicaba apoyar a la dictadura de Jorge Rafael Videla, instaurada el 24 de marzo de ese año. El texto afirmaba que existían dos grupos diferenciados entre los militares: un sector “nacionalista democrático” y otro al que llama “pinochetista”, que representaría un mayor viraje a la derecha de las fuerzas armadas. Videla, según Orestes Ghioldi, pertenecía al primero de estos sectores. Esta distinción marcaría las orientaciones del Comité Central del PC durante la dictadura, cuyo cuestionamiento sería parte del replanteo expresado en el XVI Congreso partidario. ¿De qué modo influyó la doble tradición stalinista y antifascista en la toma de posición frente a los mandatos del Comité Central del PC en esta oportunidad? Algunos, como el entrevistado anónimo N. de 42 años, ex militante de la Federación Juvenil Comunista, aceptaban sin discutir las disposiciones del Comité Central: En esa época, en el PC decían lo siguiente: hay dos sectores de los militares, Videla no es el peor. Por un lado están los pinochetistas: en la Marina y en el Ejército, con Benjamín Menéndez, y por otro lado Videla, Viola y otra gente que no se ve, pero que está por debajo de Videla, que se opone a Martínez de Hoz y que podría llegar a dar lugar a una apertura democrática. Entonces se trata de enfrentar a los sectores pinochetistas tratando de producir algún tipo de fractura en el Ejército. Algunos entrevistados hablan de la posibilidad de sobrevivir a la represión dictatorial al ser miembro del PC, aunque otros la ponen en duda. Julio Gambina afirma: El PC decía en la instrucción a los militantes que si alguien caía detenido se 15

Ernesto Giudici, Carta a mis camaradas, Buenos Aires, Granica, 1973.

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Orestes Ghioldi, Democracia renovada o pinochetismo, Buenos Aires, edición del autor, 1976.

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tenía que decir que era del Partido Comunista. Porque la posición pública del Partido era contra la guerrilla. Horacio López, director adjunto del Centro Cultural de la Cooperación, agrega: Porque te venían los informes y te bajaban eso: “Hay un sector democrático que hay que apoyar”. Después, la práctica, ¿qué te indicaba? Que no era así. Yo eso lo sufrí en carne propia: a mí y a mi compañera, once fuimos de Bahía, en una noche nos levantan, nos secuestran, el Ejército. Allá, en Bahía Blanca, era un lugar de concentración militar impresionante, a nosotros nos levanta el Ejército. Y no solamente a nosotros, se hace una redada muy grande, en dos o tres días levantan a los montoneros, a todos los militantes de izquierda. Nosotros estábamos adentro, en un centro clandestino que se llamaba La Escuelita, y el Partido de Bahía Blanca saca un volante denunciando el secuestro y exigiéndole a las fuerzas armadas nuestra liberación. Un compañero viene, en una reunión en Buenos Aires, y trae ese volante. Y lo agarra Arnedo Álvarez17 y lo caga a pedos. Y dice “¡Esto es una barbaridad, cómo van a denunciar así públicamente a los militares!” y le exige que se saque de circulación el volante. Cosa que no hicieron los compañeros. Entonces te das cuenta que esas contradicciones existían. Esa fue una etapa corta, pero todos los comunistas que fuimos secuestrados salimos en libertad. Otros entrevistados dan cuenta de las disidencias y las discusiones entre las bases y sus dirigentes, en torno al apoyo a la dictadura en momentos en que un número importante de militantes del PC era secuestrado y desaparecido por la represión.18 Algunos entrevistados, como Arturo Lozza, dan cuenta de las acciones relacionadas con la defensa de los derechos humanos durante la dictadura por parte de militantes del PC: Yo era el encargado de la redacción, y de atender Radio Moscú y de pasar información de todos los compañeros. Radio Moscú se escuchaba desde todo el mundo, y desde Radio Moscú se enteraban de las desapariciones y de lo que estaba sucediendo realmente en Argentina, más allá de toda la censura militar que había al respecto. Carlos Loza, ex militante de la Federación Juvenil Comunista y delegado ferroportuario, fue detenido y llevado a la ESMA en 1976: Cuando comencé a trabajar en el puerto comienzo a tener vinculación con la gente de la izquierda del peronismo, especialmente con la gente de la JTP de Montoneros, con quienes trabajábamos en conjunto, fijábamos posiciones comunes, íbamos a los plenarios y asambleas y ganábamos en esas posiciones, algunas muy duras, con enfrentamientos con la 17

Gerónimo Arnedo Álvarez, dirigente histórico del comunismo argentino; fue secretario general del PC hasta su muerte en 1980.

18

Las listas elaboradas por los abogados apoderados del PC incluyen más de 200 militantes desaparecidos, pero es posible que su número sea mayor.

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derecha sindical, con la derecha peronista burocrática y en contra de la conducción del gremio que era la Unión Ferroviaria en ese momento. Se produce el golpe de estado y es descabezada toda la conducción. Yo seguí militando y estuve desaparecido en la ESMA. Yo creo que si me salvé fue porque ellos sabían que yo era del PC. Emilia Segotta afirma: El posicionamiento de nuestro partido en relación a la dictadura tiene que ver con la posibilidad de asignarle a la burguesía nacional algún rol en este país, cuando en realidad se trata de un sujeto inexistente, la burguesía nacional…

Espacios de resistencia El 24 de marzo de 1976, David Lewelyn estaba al frente de la Asociación Argentina de Actores. Hasta ese momento, la célula de actores del PC reunía 100 miembros. Algunos artistas comunistas desaparecieron, otros partieron al exilio o abandonaron la militancia decepcionados por las posturas de la dirigencia. Otros se quedaron en el país y participaron junto con otros artistas de izquierda en diferentes espacios de resistencia. El martes 28 de julio de 1981, en el Teatro del Picadero, el actor Jorge Rivera López, presidente de la Asociación Argentina de Actores por aquel entonces, inauguró el ciclo Teatro Abierto. Una semana después, un comando ligado a la dictadura incendió las instalaciones de la sala. Teatro Abierto fue un movimiento de los artistas teatrales de Buenos Aires que surgió en 1981 y dejó de funcionar en 1985, después de recuperada la democracia. Nació por el impulso de un grupo de autores dispuestos a reafirmar la existencia de la dramaturgia argentina, aislada por la censura. Cuando se le pregunta a Raúl Serrano acerca de la participación del PC en Teatro Abierto responde: El Partido participó fundamentalmente a través mío. Pero en esa época también estaba en el Partido Rubens Correa. El primer Teatro Abierto fue en el año ´79. En el año ´78 o ´77, nos reunió Dragún. Primero se habían reunido un grupo en la casa de Gorostiza, y después nos reunió un grupo un poco más grande en Argentores. Entonces, Teatro Abierto fue, en realidad, la respuesta a Alezzo. Porque Agustín Alezzo había dicho que no había autores nacionales, que él ponía obras extranjeras en el San Martín porque no había autores nacionales. Entonces, Dragún dijo: “Tenemos que contestarle”; y lanzó una idea que a mí, particularmente, me pareció totalmente irrealizable en plena época de dictadura, es decir: siete días con tres autores cada día, con tres directores cada día, y mezclando en los elencos desde grandes figuras hasta alumnos de teatro. No íbamos a decir que no... Los comunistas siempre estuvimos en todos los proyectos antidictatoriales, y particularmente ese, y estuvimos desde el principio. Estuve yo, en la dirección, y Rubens también, en la www.revistatestimonios.com.ar

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dirección de Teatro Abierto. Y bueno, cuando salió nunca pensamos, nadie pensó, que iba a tener el eco que tuvo. Eduardo Pavlovsky, dramaturgo y actor, que poco antes había regresado del exilio, fue uno de los autores que participaron de Teatro Abierto. Pavlovsky nos cuenta: Yo participo de Teatro Abierto con una obra mía que se llama Placer incluido. Creo que Teatro Abierto fue un fenómeno interesante, como lo que yo defino “acontecimiento” […]. Defino acontecimiento por lo que pasa, no por la representación sino por fuera de la representación. Es decir, no estaba escrito que se reunieran y empezaran a hablar con gente y la gente se reuniera, y hablara un sector del público y se hicieran obras que no tenían un contenido político muy determinado. Sin embargo, lo político fue el acontecimiento. El hecho de que se reuniera la gente a hacer teatro como manifestación cultural un poco contestataria. Pero no era política. Para Ricardo Capellano, fue el público el que convirtió a Teatro Abierto en un espacio de resistencia contra la dictadura: Yo te digo, el público construyó el Teatro Abierto, los envalentonó, les dio la posibilidad de pensar. Fue una resistencia, eso está claro. El origen no es que tres boludos se juntaron y la inventaron. No, es un movimiento sociocultural donde el público tenía importancia central, que generó la posibilidad. Porque la gente se encontró en la calle, y no eran todos tarados. Capellano relaciona el hecho de que los artistas del PC hayan participado en Teatro Abierto con la herencia de la tradición antifascista de los años 30 y 40: Hay un concepto, por eso, esa es la tradición del comunismo, ¿no?, del frente antifascista, había una concepción amplísima. El Partido incluso lo tenía como política, que fue una de las cosas que cayó después del XVI Congreso: el frente democrático de la cultura. En realidad, este no fue el único ni el primer espacio de resistencia cultural durante la dictadura. Peñas musicales y literarias, revistas culturales “subterráneas”, recitales de poesía, las Jornadas del Color y de la Forma y el Encuentro de las Artes (organizado por artistas del Partido Socialista de los Trabajadores (PST) y en el que participaron algunos artistas vinculados al PC), las actividades organizadas por comunistas, socialistas y radicales en el IFT a principios de los 70, pueden considerarse como antecedentes de Teatro Abierto. Magdalena Brumana, organizadora del Encuentro de las Artes y militante del PST, da cuenta de la formación de grupos de artistas que deciden resistir más allá de las políticas de sus propios partidos: Había un montón de intelectuales artistas que no eran ni peronistas ni PC, que buscaban la libertad total en el arte, entonces, encontrar que alguien lo nombrara y que coincidieran con sus ideas políticas de que querían hacer algo nuevo. Estaban Pavlovsky, Susana Torres Molina, Soledad Silveyra. El Encuentro de las Artes fue como el embrión de esto. ¿Por qué? Porque fue en el año 80, 79-80, que era el final de la dictadura. Brumana coloca como ejemplo de esto a www.revistatestimonios.com.ar

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Inda Ledesma: Visitamos a Inda Ledesma, que era del PC y nos atendía y nos servía té, galletitas, porque ella amaba a los militantes, no le importaba de qué lugar fueran y le parecía muy importante lo que hacían, una tipa muy valiosa. Ella decía: “Yo estoy dispuesta a hacer algo con ustedes, porque, bueno, mi partido no está haciendo, yo no dejo de saber que sí, pero me parece que lo que ustedes hacen es muy razonable, son muy combativos pero razonables o combativos y razonables, es decir, que a mí me da seguridad que no van a hacer una cosa petardista, sino de reflexión, pero además yo quiero hacer algo”. Lo mismo Roberto Cossa y Osvaldo Dragún…

Entre la “marea alfonsinista” y el Frente del Pueblo La vuelta a la democracia encontró al PC frente a una nueva crisis. Por un lado, muchos militantes –artistas o no– se habían ido decepcionados por su política respecto de los militares. Por otro, en las elecciones de diciembre 1983, tras levantar inicialmente una fórmula propia (integrada por dos dirigentes históricos del PC, Rubens Iscaro e Irene Rodríguez), el PC finalmente había decidido apoyar al candidato del peronismo, Ítalo Luder. Muchos afiliados decidieron desobedecer los mandatos del partido. Julio Gambina nos cuenta: El primer dato fue cuando el escrutinio del 83. Cuando se cuentan los votos y el PC saca menos votos, y yo no me acuerdo bien los números, pero creo que se hablaba que había 200.000 afiliados al PC y la elección dio menos de 200.000. Fue un baldazo de agua fría. Y entonces empezó una discusión muy grande. Muchos afiliados, entre ellos algunos artistas referentes, notoriamente apoyaron la fórmula encabezada por Raúl Alfonsín, cuyo discurso de campaña apuntaba al “restablecimiento democrático” de la Argentina. La “marea alfonsinista”19 en capas medias de la población tuvo un fuerte impacto entre artistas e intelectuales. Horacio López nos habla del modo en que algunos referentes se adecuaban a los vaivenes políticos de acuerdo a su conveniencia: Vos, en la década del 50, 60, 70, era raro encontrar algún artista o intelectual que no fuese comunista o de izquierda. Después, con todas las crisis y con la implantación del neoliberalismo, y con el individualismo extremo y demás, todos esos quiebres, los intelectuales dispararon y algunos se hicieron pro neoliberalismo. Jorge Testero, coordinador del área de ediciones del Centro Cultural de la Cooperación, director del periódico del PC Nuestra Propuesta, afirma: Mercedes Sosa, Horacio Guaraní, César Isella, digamos, y los pintores. Se sentían cómodos en esa parte. Pero cuando el Partido hace un giro a la izquierda, se empiezan a sentir incómodos, sobre todo después de que viene Alfonsín y corta todo ese espacio. 19

La expresión surge de entrevistas y charlas con militantes de izquierda de entonces.

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Después se empiezan a ir, porque empiezan a ser influenciados, Víctor Heredia, qué sé yo, por Alfonsín. Capellano dice de Víctor Heredia: Yo lo llamaba por teléfono, “...el señor está jugando al tenis”. Por eso... y no en un club. En el fondo de la casa, ¿te das cuenta? Fue por esa cuestión, fue un problema de clase, y de la presión del sistema sobre ellos, ¿no? Yo te digo, lo de Mercedes Sosa, Víctor... era mucha presión del radicalismo, una enorme presión. Y después ya, León Gieco, se vuelven íconos, representan lo que no son. Es el sistema, digamos. Simbolizan cosas. ¿O acaso ellos no son los representantes de la lucha antifascista...? No me toquen a la democracia burguesa. Es lo mismo... eso no cambió, los que cambiamos fuimos nosotros. Yo siempre digo, ellos siempre fueron radicales, cuando nosotros éramos casi radicales... Después nos volvimos comunistas de golpe, de nuevo. Coincidentemente, dentro del PC comienzan a emerger algunos actos de rebeldía. Julio Gambina nos cuenta: Uno de los principales dirigentes obreros, que ya no era obrero, era funcionario del Partido, era Rubens Iscaro. Y el 1º de mayo del 84, en un acto que yo no estuve pero que fue muy comentado, fue silbado. Nunca se había silbado a un dirigente del PC. Fue abucheado. Empezó a darse un descontento en el PC. Te diría que en el 82, 83, 84 son años de descontento del PC. Y en el 85, vos recién decías “¿cómo fue?”. Yo creo que el punto que disparó todo fue en el 85 la dirección de la juventud comunista. Echegaray propone hacer un acto de homenaje al Che en Rosario. Debe haber sido un 8 de octubre del 85. Fue un acto en la calle, en la plaza, por supuesto, en Rosario. Fue muy importante porque fue un hecho simbólico. Pero hay otro hecho simbólico del mismo año. Bueno, en el 84 fue la silbatina a Iscaro, y el acto del Che no estoy claro si fue en el 84 o en el 85. Ya estamos acá en Argentina en el 85. Estamos a veinte años del Che guerrillero, fusilado, asesinado. Pero bueno, siempre es mejor tarde que nunca. A fines de 1985, el PC, el MAS, algunos militantes del peronismo y de otros partidos forman el Frente del Pueblo, una alianza para las elecciones legislativas del 3 de noviembre de ese año. El acuerdo aparece asociado a varios intentos de encuentro entre el Frente de Artistas del MAS y los artistas del PC. Julio Gambina relata: Se forma el Frente del Pueblo. Un PC que empieza a hacer un acto con el Che, público, en la calle. Que hace una alianza con los trotskistas, los enemigos de toda la vida. Eso fue una sorpresa mundial, casi nadie se lo esperaba. Entre los candidatos del Frente del Pueblo encontramos artistas como Osvaldo Pugliese y Eduardo Pavlovsky y la adhesión de Mercedes Sosa, Horacio Guaraní, Inda Ledesma, Manuel Callau, Osvaldo Dragún, Fito Páez, Armando Tejada Gómez, entre otros. www.revistatestimonios.com.ar

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El Frente del Pueblo se rompería en 1987, producto de las diferentes posiciones asumidas por el PC y el MAS en la resolución de la crisis de Semana Santa, durante el primer levantamiento “carapintada”. Sin embargo, un nuevo acuerdo electoral los tendría como protagonistas a partir de 1989, en Izquierda Unida.

El viraje Desde aquella Carta a mis camaradas de Guidici habían comenzado a aparecer algunas tensiones en el Partido Comunista argentino que culminarían en el “viraje” del XVI Congreso en 1986. Patricio Echegaray, uno de los líderes visibles del viraje, expresa en una escuela nacional de cuadros posterior al XVI Congreso: “Para hacer virar la cultura revolucionaria y la izquierda en la Argentina, era imprescindible cambiar y hacer virar al Partido Comunista. Cuando nosotros empezamos el proceso del XVI Congreso estábamos saliendo de la dictadura y teníamos la visión de una derrota nacional. El viraje surge con un gran empuje de salir de enfoques de carácter reformista socialdemócrata y pasar a enfoques revolucionarios que nos permitieran aportar a la ofensiva que se visualizaba con el triunfo sandinista de 1979, la ofensiva de los salvadoreños, de los chilenos, etc., etcétera.”20 Athos Fava, otra de las cabezas visibles del viraje, dice en la introducción del informe del Comité Central al XVI Congreso del PC argentino, el 4 de noviembre de 1986: “Somos una de las fuerzas que luchó con más tesón contra la dictadura genocida”. ¿Qué había cambiado desde aquel análisis de Orestes Ghioldi en 1976, llamando a la formación de un frente cívico-militar? Para algunos, fue un cambio generacional. Horacio López afirma: Sí, el XVI Congreso fue en el 86. En el XVII Congreso, que fue en el 90, me acuerdo que lo hicimos en el estadio de All Boys, vino una delegación de rusos, del PCUS, pero estaban en el 90, en el 91 se cae la Unión Soviética. Entonces, los tipos se mandan un discurso, ya completamente reforma, reforma socialdemócrata, y muchos los entramos a silbar, y me acuerdo las caras de espanto de los veteranos camaradas que no podían concebir que los estuviéramos silbando a los soviéticos y nos venían a increpar: “¿Cómo los van a silbar a los camaradas soviéticos?”. Pero te mostraba también una dicotomía, en esto del viraje en unidad. Después, cuando se derrumba la URSS, se derrumban ellos. Horacio López también señala el fin de la tradición stalinista de obediencia ciega: Y con el stalinismo, claro, ¿quién iba a criticar a Stalin, o a ese fenómeno? Eso 20

“Sobre el viraje del Partido Comunista. Intervención de Patricio Echegaray en la Escuela Nacional de Cuadros” (febrero de 2000), documento interno del PC argentino, folleto sin indicar lugar ni fecha de edición.

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también marcó mucho, porque en realidad, y no era solamente el stalinismo sino una forma de concebir la política partidaria. Por eso yo te hablaba al comienzo de la infalibilidad de los cuadros superiores, es decir, quien era secretario del Partido no se iba a equivocar nunca y uno lo seguía como un burrito detrás. Yo creo que el fenómeno del stalinismo a nivel mundial tuvo mucho de eso. De esa construcción verticalista y de secta, de fundamentalismo, es decir, seguir a ciegas sin cuestionar las directivas que venían de arriba. El XVI Congreso, en ese sentido, fue una bocanada de aire fresco en un sentido democratizador. Para otros, como Julio Gambina, era una cuestión de clase: Entonces, ahí hay como una cuestión de clase. ¿Porque en qué se había convertido el PC en el comienzo de los 80? El PC era una organización básicamente de capas medias y de intelectuales. Entonces, era el partido de la clase obrera, pero no tenía obreros. Para Arturo Lozza, se trataba de la recuperación de la herencia revolucionaria a partir del reconocimiento de nuevas tradiciones: Si el Che Guevara nos dejó su herencia, ha sido una herencia de romanticismo revolucionario, de mística revolucionaria y de trabajo con la conciencia revolucionaria. Decimos que somos guevaristas, el Che y todo eso, pero seguimos encerrados en estructuras y modalidades que ya no se adaptan a los nuevos momentos que vive la revolución en América Latina. Para Julio Gambina, la discusión se generó a partir de las críticas a la posición del PC durante la dictadura: Así empezó el XVI Congreso: fue una crítica a la posición del PC en la dictadura militar. Pero cuando se destapó la caja de Pandora, lo que empezó siendo una critica y una autocrítica de la posición del PC ante la dictadura militar, empezás a mirar para atrás y decís “¿Por qué el error?”. Porque lo que se planteó fue que el PC había cometido groseros errores. Había tenido una deformación en su política. Un partido de la clase obrera revolucionaria, que uno pretendía, había tenido una posición oportunista de derecha. No había sido una posición traidora, porque no había tenido complicidad con la dictadura. Después hay muchas cosas en el imaginario que se dicen que son tonteras, porque el PC no tuvo ningún ministro, ningún intendente… Al contrario, el PC luchó. Tuvo asesinados, encarcelados, represaliados, sufrió todas las consecuencias de cualquier organización política de izquierda. El XVI Congreso es una reinserción del Partido Comunista en el camino de la revolución. Ricardo Capellano dice: El XVI Congreso cambia la línea política, discute el pasado... pero como no se da en el campo cultural la discusión, se da en el campo específicamente político, la organización que es cultural es mayor que la política. Ahora se cumplieron veinte años del XVI Congreso, va a haber un número de Cuadernos de Cultura sobre eso, después de este, que es sobre los treinta años del golpe. Bueno, yo espero que haya reflexiones. Si no cambiás la cultura, la política es www.revistatestimonios.com.ar

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una gestualidad, no es un discurso posible. Hoy por hoy, yo no tengo ninguna duda, digamos que es una organización amplia, flexible, castigada, triste. Vos decís, yo quiero estar en esa organización... No hay otra. Tampoco podés estar afuera tanto tiempo, porque no construís un carajo. En este sentido, Capellano propone en el número 0 de la cuarta etapa de Cuadernos de Cultura una política que tienda a articular y organizar al “submundo de emergentes creativos”, una política cultural contrahegemónica y una industria cultural alternativa.21 Horacio López va más allá, expresando la nueva línea cultural del PC, que ya no habla de intelectuales y artistas comunistas sino de la izquierda del futuro y del socialismo del siglo XXI, un socialismo a construir y a definir: Tenemos que contribuir a formar a los nuevos intelectuales de izquierda del futuro, porque no existe. Vos agarrás hoy en día, y el que lo es, no tiene dónde manifestarlo. Entonces, eso te muestra una crisis en el campo de la intelectualidad y en el campo artístico, terrible. Y este partido tenía pilas de artistas intelectuales. Y además, se venía de una tradición. Si vos te ponés a pensar todas las luchas antifascistas, la creación de los frentes antifascistas… En suma, la pérdida de una tradición y la reinvención de otra. Cuando se le pregunta a Manuel Santos Iñurreta, actor afiliado al PC después del XVI Congreso, acerca de los valores que se le transmitían, responde: Un sentido de la humanidad. Bueno, uno cuando piensa en la humanidad piensa en el Che. Cuando uno se puede conmover con las cosas que le pasan a otro, uno empieza a tomar otra actitud hacia las cosas. Cuando la historia no pasa solamente por, es muy difícil escapar de eso de la jaula invisible, de “yo pienso en relación a lo que me sucede a mí”. Hay que leerse en el contexto. El teatro no cambia el mundo, pero cuando alguien se va con una idea en la cabeza, ¿no es, en un sentido, revolucionario? No poder definir el socialismo del siglo XXI es un buen lugar para no definirse. Será una construcción heroica el socialismo del siglo XXI. Veremos qué pasa… No podemos entender el arte disociado de lo que pasa hoy. Yo asocio el Che y el socialismo y el hombre nuevo a esto. A este proyecto de pensarnos y pensar una nueva cultura. Discutir el presente y delinear algunas tácticas. Esto es reafirmado por Jorge Testero: Nosotros, en rigor, todo el XVI Congreso y todo el proceso renovador en el Partido se dio sobre el Che, digamos, las figuras políticas del Che y Fidel, y desde el punto de vista más teórico, Gramsci. 21

Ricardo Capellano, “Siete puntos acerca de neoliberalismo y cultura”, Cuadernos de Cultura, nº 0, Cuarta etapa, diciembre de 2004, p. 29.

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Julio Gambina afirma: Bueno, mirá: yo tengo al Che Guevara ahí y a Rosa Luxemburgo puesta acá. Lo que te quiero señalar es: ¿qué se le opone al capitalismo? El socialismo. Marx dijo “proletarios del mundo, uníos”. Fue una consigna internacional. Ahora, con globalización, mundialización, ponele el nombre que quieras, más que nunca hay que construir un sujeto de la revolución. Eso hay que hacerlo. Aunque no tengamos éxito. Marx no trabajó para tener éxito. Pero la tradición es eso. Son las pruebas y error del movimiento popular en la lucha por su emancipación. El XVI Congreso para mí es eso.

Conclusiones El período estudiado se presenta poblado de contradicciones. Por un lado, durante la dictadura, el silencio y la falta de debate frente a la política de los dirigentes respecto de los militares; por el otro, las desapariciones de más de 200 militantes comunistas y la participación de algunos artistas en espacios de resistencia como peñas, recitales, publicaciones, el Encuentro de las Artes y Teatro Abierto. Es durante la posdictadura, sin embargo, cuando surgen las discusiones y ambas tradiciones se entrecruzan tanto en los debates como en las prácticas. En todos los casos, la tradición antifascista de los años 30 y 40 parece haber influido fuertemente en el imaginario de los entrevistados. Sin embargo, es la tradición stalinista la que resalta en las prácticas y en los debates durante la dictadura y la posdictadura, generando tensiones que muchas veces derivaron en conflictos y alejamientos. A partir del XVI Congreso, el Partido Comunista argentino parecería haber intentado rescatar esa tradición antifascista, pero tomando otro camino: el de adoptar una tradición latinoamericanista simbolizada en la figura del Che, que dejara atrás los errores del pasado (errores entre los que incluirían las prácticas stalinistas, la política frente al peronismo y frente a la dictadura), atribuyéndolos a la presencia de militantes, cuadros y simpatizantes, que gracias al ascenso social habían dejado de pertenecer a la clase obrera, trastocando la esencia del partido. El XVI Congreso representó también en el imaginario de los entrevistados un cambio generacional. Sin embargo, muchos de los antiguos dirigentes continuaron perteneciendo al Comité Central, dando lugar a un diálogo entre ambas tradiciones. La caída de la URSS no es mencionada por los entrevistados menores de 30 años, aparece soslayada en las entrevistas de los dirigentes de mediana edad y como un hecho fundamental entre los entrevistados mayores de 80 años. Lo cierto es que el comienzo de la apertura a la discusión, la democracia interna y el cambio generacional coinciden con la crisis de la URSS. ¿Cuál ha sido el papel de los artistas en la transmisión de esas tradiciones?

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A pesar del rol que les atribuía la dirigencia y muchas veces a pesar de ellos mismos, algunos por su vida como militantes, por sus ideas y sus obras, otros por el uso que el partido hacía de sus figuras, han influido en los modos de ver, hacer y sentir de varias generaciones de artistas, de los militantes y del público, incluido el que no está vinculado con el Partido Comunista. En cuanto al presente, tal vez el hecho de buscar un lugar en Latinoamérica y en el socialismo del siglo XXI sea una forma de reinvención de la tradición. Quedan, en este terreno, preguntas sin responder: ¿Cuáles son los debates y las prácticas que le corresponden? ¿Qué papel tendrán los artistas en este nuevo escenario?

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Año 1 Nº 1 – Invierno 2009 ISSN 1852 - 4532 ---------------------------------------------------------------------

Década del 70 Uruguayos en el exilio en Buenos Aires Graciela Saez Resumen: La escalada represiva de la dictadura militar uruguaya que comenzara en 1973, determinó que miles de personas debieran abandonar forzosamente su patria y se refugiaran en Buenos Aires, siendo esta ciudad para algunos la primera etapa del exilio y para otros su lugar de radicación definitiva. Esta experiencia ha dejado profundas huellas en cada individuo y en la sociedad. A más de 30 años de los acontecimientos hemos trabajado con testimonios de protagonistas entrevistados en Buenos Aires y Montevideo, cuyas historias de vida coinciden en un recorrido que transita instancias como la decisión de abandonar el país, el viaje, los problemas de integración, el miedo, la nostalgia y los vínculos con los compatriotas. Mas allá de lo fragmentario y parcial de la memoria individual, se va conformando desde la historia oral, un relato multifacético que aporta a la reconstrucción de uno de los períodos mas oscuros de la historia reciente de los rioplatenses, que por muchos años estuvo silenciada. La experiencia del exilio, que en este caso también es personal, nos introduce en una de las problemáticas de la historia reciente: el historiador es a la vez protagonista y analista de los hechos. Si bien la cantidad de información y el conocimiento directo contribuyen a una elaboración más rica del relato, la falta de perspectiva hace complejo su análisis, y nos abre un interesante espacio de reflexión y debate. Palabras clave: Exilio, desarraigo, Uruguay, Argentina, años 70, dictadura militar, historia oral, historia reciente, Plan Cóndor Abstract: The increase in repressing military dictatorship that started in 1973, was the reason that thousands of people had to abandon their country and looked for asylion in Buenos Aires, being this city for some, the first stage of their exile and for others the place they chose for their definitive radication. This experience has left deep impressions in each individual and in the society. After 30 years, we have worked with the testimonies of the people who were interviewed in Buenos Aires and Montevideo, their stories coincide in the paths they took like the decision to abandon the country, the journey, the problems of integration, www.revistatestimonios.com.ar

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the fear, the yearnings and the relations with their own fellow men. Apart from the fragmentation of the individual memories, the oral stories becomes a multifacetic story that reconstructs one of the most dark periods of the recent history of the uruguaians and the argentines, that during years was silenced. The exile experience, that in this case is also personal introduces us into one of the themes of our recent history: The historian is actor and analist of the facts. Although the amount of information and the direct knowledge contribute to elaborate a richer story, the lack of perspective complicates its analysis, and opens an interesting space for reflection and debate. Keywords: Exile – Uprooting - Uruguay – Argentina – Seventies Years – Dictatorship – Oral History – Recent History – Condor Plan

Introducción “Que lejos está mi tierra y sin embargo que cerca” - Daniel Viglietti El siglo XX ha sido testigo de la emigración de miles de personas que debieron abandonar sus países de origen por motivos diversos, constituyéndose este fenómeno en una problemática de difícil solución y de profundas consecuencias en las sociedades contemporáneas. Diversos países de América Latina generaron la expulsión de grandes contingentes de población debido principalmente a la crisis económica y a la situación social y política, que desembocó en sangrientas dictaduras militares. Estas condiciones determinaron que amplios sectores de la sociedad debieran marchar al exilio, buscando refugio y protección lejos de su patria. El Uruguay, fue uno de los territorios especialmente afectados por esta situación. Si bien la emigración de uruguayos en busca de mejoras económicas comenzó ya en los 60, las condiciones políticas determinaron el exilio de miles de personas a partir del golpe de Estado de 1973. Así comenzó una escalada represiva, de niveles desconocidos hasta entonces en ese país, que hasta los 70 era conocido en el mundo como modelo de democracia.

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El Uruguay y la Argentina de los ‘70 En el Uruguay los partidos tradicionales blanco y colorado se alternaban democráticamente en un país que se iba deteriorando tanto en su economía como institucionalmente. Durante el gobierno de Jorge Pacheco Areco (1967-1972), fueron suspendidas las garantías individuales. La población vivía con desesperanza el rumbo político que marcaba el avance de los militares, hasta que durante el gobierno de Juan María Bordaberry (1972-1976) las Fuerzas Armadas disolvieron las cámaras legislativas e intervinieron el gobierno. El golpe de estado se produjo el 27 de junio de 1973 y se impuso un gobierno de facto hasta febrero de 1985. En 1971 se había creado el Frente Amplio, integrado fundamentalmente por la izquierda, en tanto que unos años antes había surgido el Movimiento de Liberación Nacional (MNL, Tupamaros) que impulsó la guerrilla urbana. La dictadura militar se extendió 12 largos años, que estuvieron marcados por la persecución a las fuerzas políticas de izquierda, la prohibición de la actividad gremial a obreros y empleados, la represión y encarcelamiento de los dirigentes sindicales y la destitución de los funcionarios públicos, especialmente los docentes, sospechosos de “ideologías subversivas”. Así la brutal represión caracterizada por la cárcel y la tortura, determinó que gran cantidad de militantes de izquierda se refugiaran en Buenos Aires. El nuevo escenario político latinoamericano, que se vislumbraba con el triunfo de Salvador Allende en Chile y Héctor Cámpora en la Argentina, generó el entusiasmo de los exiliados acerca del futuro político de la región. La Argentina vivía una época marcada por la elección de Héctor Cámpora en 1973 y la legalización y movilización de los grupos de la izquierda peronista. Esta situación alentaba a los perseguidos por el régimen militar uruguayo, que suponían que desde aquí podrían reorganizarse y luchar contra la dictadura, amparados por el gobierno argentino. Pero en 1976 a raíz del golpe de estado en la Argentina, la nueva situación determinó que los uruguayos, buscaran otros rumbos, ya que la sangrienta dictadura impuesta por la Junta militar hacía insegura e insostenible su permanencia en este país. Así la argentina, y más concretamente Buenos Aires, se convirtieron para muchos en la primera etapa de un prolongado exilio que los llevó mas tarde a distintos lugares del mundo. La emigración de uruguayos implicó para el Uruguay un impacto demográfico, el más alto de su historia Se estima un saldo negativo de 310.000 personas entre 1963 y 1985, equivalente a un 12% de la población media del período. Se estima que la emigración abarcó el 20% de la población activa. Los niveles más altos se alcanzaron www.revistatestimonios.com.ar

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entre los años 1972 y 1976. La mayor concentración de emigrantes fue en la Argentina.1

Por qué Buenos Aires Además de las afinidades políticas circunstanciales que a comienzos de los '70 se ofrecían a los uruguayos, la otra orilla del Río de la Plata había sido históricamente, tanto para argentinos como orientales, el refugio seguro. Cruzar las fronteras políticas, era en primera instancia estar a resguardo en un territorio familiar, similar culturalmente, y sobre todo muy cercano. “Cruzar el charco” había sido en los sucesivos períodos de nuestra historia común, el destino de los emigrados. “Estábamos sin trabajo, mal, asustados por todo lo que ocurría, y en la Argentina en ese momento parecía que se abría algo nuevo…y se notaba una euforia, una alegría en la calle, era el ´73. Vinimos a pasear pero también un poco a ver que pasaba. La gente estaba con esperanzas, entonces, bueno, después de todo Bs. As., no queda tan lejos de Montevideo, a pesar de que uno tenía que dejar la familia, que fue una de las cosas más duras; la casa que teníamos y todo eso”.2 Cruzar de Montevideo a Buenos Aires era irse pero no del todo. En primera instancia quienes vinieron por razones políticas, lo hicieron pensando que era transitoriamente, esperando que la situación cambiara. Pero la dictadura uruguaya duró mas de una década, por lo que los que forzosamente se instalaron en la Argentina debieron adaptarse a una nueva realidad: no se podía volver, y además no se sabía hasta cuando sería así. Esa fue la gran diferencia con los que habían venido buscando mejores condiciones económicas, eso era el exilio, no poder volver a la patria. “Sabíamos que estábamos muy cerca, podíamos escuchar las noticias por la radio, hablar por teléfono con nuestras familias, pero lo angustioso era que no podíamos volver”.3 Así comenzó una etapa durísima que se iniciaba con la decisión de abandonar el país, muchas veces tomada en pocas horas porque las circunstancias los obligaron. “Yo era delegado gremial en un taller de servicio de la firma Volkswagen… Integraba una Comisión Interna bastante combativa y tenía una militancia en lo que hace a la cuestión frenteamplista. Y las cosas ya no daban para más.

1

Según el informe producido por el Programa de migraciones Internacionales de la oficina Internacional del Trabajo de Ginebra por Adela PELLEGRINO Migración de mano de obra calificada desde Argentina y Uruguay.

2

Testimonio recogido en Buenos Aires, año 2000.

3

Buenos Aires, año 2000.

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Estaba bastante comprometido y tuve la necesidad de salirme porque sino iba a terminar mal la cosa”.4

La militancia del Frente Amplio, integrada por vastos sectores sociales, con gran compromiso y entusiasmo fue perseguida sistemáticamente. “Yo estaba en el Gremio AEDES, nada extraordinario. Luchábamos desde el ´72 por recursos para la enseñanza. Hubo un gran paro en toda la enseñanza, y en una concentración frente al Ministerio de Economía, me balearon… Ahí decidimos irnos, con el Golpe, sin trabajo, sumariado. Ahí dije: nos vamos, no puede ser que sigamos viviendo de esta manera. Pensábamos en los hijos, que el país no tenía futuro, pensábamos en la vida de ellos. No sabíamos que además estábamos arriesgando la nuestra”.5

El miedo y la incertidumbre por el futuro determinaron a muchos a abandonar el país. “A mi marido lo vinieron a buscar las Fuerzas Conjuntas en la madrugada del 10 de mayo de 1974, previamente lo habían buscado en la casa de sus padres, tomando a su madre de rehén y haciéndose guiar por su padre hasta nuestra casa. Aún recuerdo la cara con que me miró cuando se lo llevaban por la escalera….Recorrimos todos los cuarteles buscándolo, nadie daba una respuesta…A la mañana siguiente después de permanecer un día entero atado y vendado, recibiendo golpes y amenazas, lo soltaron… Ese mismo día nos tomamos un avión a Buenos Aires”.6

El mes de mayo de 1974 registró una cifra pico de salida de uruguayos a la Argentina, ya que por esos días la represión se había profundizado. En las entrevistas realizadas muchos coinciden en ese mes y ese año. En general nadie quería irse, especialmente los militantes políticos, ya que en principio abandonar el país hacía perder sentido a su lucha, pero cuando la represión llegó a niveles insospechados, la opción fue emigrar. Muchos militantes ya habían pasado a la clandestinidad y eran buscados en continuos operativos callejeros, “pinzas” en que se interceptaban todo tipo de vehículos, y en allanamientos de viviendas e instituciones. Los rostros de los “requeridos”, eran mostrados por televisión, noche a noche, en los comunicados de las Fuerzas Conjuntas, integradas por el ejército y la policía. A esto se sumaban las noticias de supuestos enfrentamientos donde fueron ametrallados, sin resistencia, miembros del MLN. El miedo invadía a cada uno de los que estaban comprometidos políticamente, a sus entornos familiares y en general a 4

Buenos Aires, año 2006.

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Buenos Aires, año 2000.

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Buenos Aires, año 2006.

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toda la población. Se produjo una gran polarización de la sociedad, entre la izquierda y la derecha. “Los allanamientos comenzaron a formar parte de la rutina de cada día. Grupos de las fuerzas conjuntas rodeaban la manzana, y entraba a las casa “marcadas”, en algunos casos por denuncias de vecinos, pero en general formando parte de un plan de inteligencia, que no estaba totalmente “aceitado” al principio…A mi por ejemplo me llevaron por una denuncia (solo por un día), y me preguntaban temas del barrio, y no por otras actividades mas comprometidas de mi militancia gremial. Tuve la suerte de que la información no estuviera centralizada. Y me soltaron…A los pocos días me fui del Uruguay, sin pensarlo mucho”.7

El operativo consistía en el registro sistemático de cada rincón de la casa, buscando armas, panfletos, libros o personas requeridas por el ejército, que pudieran estar escondidas. En general, los militantes ya no estaban en sus hogares, pero la búsqueda continuaba hasta encontrarlos. El allanamiento tenía además un carácter intimidatorio. Se trataba de controlar a la población desde el miedo. Las bibliotecas de cada casa denunciaban de algún modo la ideología de sus moradores, por lo que la quema de libros fue corriente entre intelectuales y estudiantes. Incluso se dieron situaciones graciosas con los títulos de los libros que los militares consideraban subversivos. Los más sospechados eran los referidos al Cubismo, que trataban la obra de Picasso, pero que ellos relacionaban con la revolución cubana. “El simple hecho de tener una biblioteca ya te convertía en sospechoso, sospechoso de tener cerebro, una idea, un pensamiento; la ignorancia es la mejor arma de los gobiernos. Papá con desgano y bronca colaboró con el funeral, muchos, muchos libros fueron enterrados bajo una acacia, muy empaquetados, envueltos en nylon…los diarios El Popular, Marcha, La Unión Soviética, el fantástico y nunca leído por mí, Libro Rojo de Mao, El capital, y no sé cuántos otros títulos, autores, poetas, cancioneros; sí, todo estaba prohibido, sobre todo la cultura”.8 “Llegaron los milicos a casa y como no encontraban nada empezaron a leer papeles, de pronto se concentraron en uno que encontraron en la mesa de luz y como no entendían iban llamando a los otros para descifrar lo que creían estaba en clave. En realidad era una explicación de cómo tejer una carpeta en crochet, copiada de una revista”.9

En general quienes se fueron lo hicieron tras situaciones límite. Después tanta gente se había marchado del país, que irse era algo mas natural. Paralelamente 7

Montevideo, año 2004.

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Testimonio de Solange Molinelli extraído del sitio Memoria para Armar: www.memoriapararmar.org.uy

9

Montevideo, año 2000.

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familias enteras también abandonaban el Uruguay en busca de mejores condiciones de vida en otros países y un gran porcentaje se estableció en Buenos Aires, donde abundaba la oferta laboral. “Porque nadie quería irse... nadie…para mí era terrible tener que irme. Salvo, la gente que... ahí puedo hacer una diferencia, los que se fueron por problemas económicos, que fueron muchos, se empezaron a ir antes; y los que se fueron por problemas políticos. La gente que se fue porque no tenía trabajo o porque tenían trabajo pero querían vivir mejor en otro lugar. Toda esa historia de que en EEUU hasta si sos lavacopas, tenés un auto bárbaro, bueno, eso en todos lados funcionó en América Latina y mucha gente se fue por eso. Pero... eran un poco mal mirados por la gente que estaba luchando,... irse era una derrota, lo que pasa es que llegó un momento que ya era la vida de uno, entonces no... Muchos se quedaron, pasaron a la clandestinidad y los agarraron a todos”.10

En general, la emigración forzosa uruguaya a la Argentina estuvo conformada por dirigentes políticos de la oposición, ex legisladores y funcionarios, militantes de distintos partidos de izquierda, líderes sindicales, estudiantes, académicos, escritores, artistas, periodistas, Sin embargo, la represión y violencia desplegada por el gobierno militares fue de tal magnitud que arrastró a muchas más personas sin ser necesariamente funcionarios o empleados de los gobiernos derrocados, ni militantes de partidos y organizaciones de izquierda. Gran parte de la clase media y del sector obrero especializado ya habían comenzado a abandonar el país en busca de una mejor calidad de vida, por causa de la crisis económica. Por esos tiempos, el chiste que circulaba en Montevideo era: “El ultimo que se vaya, que apague la luz”.

Llegar a Buenos Aires. El viaje El viaje es, de acuerdo a las entrevistas realizadas, una de las cosas que han quedado más marcadas en la memoria. Meditado en algunos casos pero en general obligado por las circunstancias a causa de situaciones límite que determinaron la necesidad de salir del Uruguay sin demora. Distintos caminos tomaron quienes decidieron irse. Los que lo hicieron legalmente viajaron por avión, vapor o aliscafo. El puente Zárate Brazo Largo todavía no había sido construido. “El viaje por Colonia era bastante peligroso. Controlaban cada uno de los pasajeros, y no solamente eso, revisaban hasta los rollos fotográficos, foto por foto. Esto sucedía tanto en el viaje de ida como en el de vuelta… Yo llevaba entre mis cosas una piedra de imán. Ese “sospechoso artefacto”, me demoró dos horas en la aduana de Colonia, hasta que descifraron lo que era”.11 10

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Muchos fueron detenidos en el intento de salir del país, incluso bajados de un avión al que ya habían abordado. Otros lo hicieron clandestinamente a través de la extensa frontera uruguaya con Brasil, o cruzando el Río Uruguay en lanchas. “En ese momento, allí se estaba construyendo el Puente José Artigas, que fue el primero de los puentes. Y estaban las columnas nada más. Y además, en ese momento las mujeres uruguayas de Paysandú cruzaban en una lancha para hacer las compras en Colón porque las cosas costaban muchísimo más barato. Entonces cruzamos en una lancha. Pero no en la lancha que cruzaban de día, lo hicimos de noche. Llegamos en la lancha a Colón…y empezamos a caminar con los bolsos”.12

Vivienda y trabajo Inmediatamente después de la llegada debieron enfrentarse los temas básicos y urgentes: la vivienda, el trabajo, la documentación. “Los compañeros que habían llegado antes, te cobijaban en sus casa, otros te cuidaban a los chicos mientras salías a buscar trabajo, o te recomendaban para conseguir algo”.13 En ese momento conseguir la radicación no era un problema grave para los uruguayos. Se complicaba y mucho en el caso de los que habían salido clandestinamente del país, o para los que estaban requeridos por el gobierno uruguayo y debían gestionar sus documentos después del golpe del 76. En los años 1973 y 74 el trámite era relativamente sencillo, y ser uruguayo no representaba un obstáculo para conseguir trabajo rápidamente. “Y bueno, nosotros llegamos a Córdoba y pasamos 15 días buscando trabajo. Y había trabajo y vivienda barata, era verdad. Pero sin radicación no le daban trabajo a nadie. Así que nos volvimos a Buenos Aires, aquí era mas fácil”.14 Las entrevistas coinciden en que el primer trabajo en general fue en lo que surgiera. La idea era conseguir algo para poder mantenerse y mientras buscar otra cosa mejor. Todos trabajaron en tareas que tal vez nunca hubieran hecho en Montevideo, y generalmente en oficios totalmente desconocidos. “Al principio buscaba cualquier cosa... era muy raro eso de leer el diario y buscar trabajo, porque además eran cosas que yo nunca había hecho: recepcionista, telefonista, vendedora…Como profesora no podía conseguir porque no tenía los papeles, nada... Había que conseguir algo. A la semana estaba trabajando. Empecé a trabajar de recepcionista... secretaria-recepcionista de un psicoanalista en Belgrano, que era uruguayo”.15

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Había mucho trabajo, pero era muy difícil conseguirlo en el área de la enseñanza, especialmente por la falta de documentación que limitaba el abanico de posibilidades. “Entonces conseguí un empleo en una tienda, donde la verdad es que me basurearon bastante. Yo estaba acostumbrada a dar clase en Secundaria, era profesora de francés, era dueña de mis clases, y el dueño del negocio me trataba como a un cadete, peor que a un cadete… Me decían tupamara. Era en la plaza San Martín, un negocio para turistas”.16 Muchos uruguayos comenzaron a trabajar como cuentapropistas, en los rubros más diversos. “Me inventé el oficio de corrector, que después trabajé tantos años”. 17 “Yo me daba el lujo de elegir el lugar donde trabajaba…Pero no fue tan fácil trabajar enseguida en lo de uno. Me hice socio con otros en un bar, hice de mozo, tuve que limpiar baños y después también fui empapelador”.18 “Llegamos un sábado. El Domingo yo salí a buscar trabajo con el “Clarín”… El primer día que compré el diario fue el domingo y ese día salieron 42 hojas del diario pidiendo gente para trabajar en obra y trabajo bruto. Y 24 páginas pidiendo trabajo de oficinistas y trabajos afines…Eran 60 y pico de hojas del diario “Clarín” pidiendo gente. Y fundamentalmente en lo referido a los trabajos de albañilería decía: presentarse con ropa de trabajo…Te ponían a trabajar directamente…Empecé en el primer lugar que fui a buscar trabajo. Era un lavadero de coches”.19

La mayor parte arribaron en una precaria situación económica. Los emigrados pertenecían a la clase media y obrera. Esta situación cruzó a todos ya fueran intelectuales, obreros o líderes políticos. Todos debieron bajar su nivel de vida, y lo mas notorio fue la vivienda. “Al principio todos íbamos a parar a la casa de algún familiar o de algún otro uruguayo que se había venido antes. Esa fue la manera y de ahí, empezar a buscar un lugar donde vivir. La primera preocupación fue dónde vivir y de qué vivir, porque además todos los que nos veníamos, ninguno era millonario. Éramos todos jóvenes que vivíamos de un sueldo, muchos vivían con sus padres, ni siquiera trabajaban, eran estudiantes en Montevideo. Así que era muy difícil”.20

Por ese tiempo los recién llegados se alojaron en pensiones, donde también había gran cantidad de emigrados chilenos que se habían refugiado en la Argentina a raíz del golpe de Pinochet, en que fuera derrocado y asesinado el presidente socialista Salvador Allende. 16

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“Nos fuimos a una pensión que estaba llena de uruguayos. También había muchos chilenos, por el golpe de estado en su país… Esa época fue muy difícil, porque vivíamos mal, yo me acuerdo que cocinaba con una garrafa de campamento en el baño...No teníamos cocina, no se podía ir a comer afuera porque era caro, entonces cocinaba sopas instantáneas, esas cosas. Comer comida caliente era un lujo”.21

Los jóvenes en general buscaron vivienda en la capital, en cambio las familias con hijos comenzaron a instalarse en el conurbano, que era más accesible económicamente y daba la posibilidad de tener mas espacio, un patio o un jardín. “Al principio vivimos en una casita humilde que era alquilada, era un desastre. Hay que aclarar que en aquel momento no había casi casas para alquilar. Estaba la ley de alquileres. Nadie quería alquilar. Queríamos una casita por los chicos…Lo que conseguimos era realmente deprimente”.22

Un nuevo escenario A pesar de que la ciudad de Buenos Aires era un territorio familiar para muchos uruguayos, especialmente los montevideanos, las cosas habían cambiado radicalmente. La clase media viajaba al menos una vez al año para pasear o hacer compras, pero vivir en Buenos Aires, arrancando de cero era otra cosa. Al principio los uruguayos se movían en los lugares céntricos y conocidos. “El lugar donde te encontrabas con todos era la calle Corrientes, o Florida. Otro lugar ENTEL, allí íbamos a hablar por teléfono”.23 Pero el paisaje era muy diferente. “En los primeros tiempos, extrañaba mucho la geografía, mi geografía, mis playas. Imaginate…yo soy un nadador de aguas abiertas”.24 El mar es un referente siempre presente en los testimonios: “Yo extrañaba mucho el mar... siempre viví cerca del mar, desde chiquita. Tanto que me pasaban cosas, por ejemplo, veía espejismos... De pronto iba en un auto, en un colectivo y miraba y me parecía que veía el mar. Me pasó varias veces, de ver... una calle que se cortaba a lo lejos con una pared gris, y miraba y me parecía que era el mar. Porque además allá no es el río, en Montevideo, lo llamamos el mar”.25 En los primeros tiempos existía un terrible sentimiento de otredad, de no pertenencia, que supone una gran desvalorización. Los individuos se sienten

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desclasados, en inferioridad de condiciones, sin una historia que los respalde en ese nuevo territorio. “Caminando por la calle miraba a la gente y pensaba: todos tienen una casa, una familia, se reúnen los domingos con su gente... Miraba por las ventanas encendidas y veía familias reunidas y lo único que sentía era una enorme nostalgia por mi hogar al que no podía volver quien sabe hasta cuando”.26

El desarraigo Cada situación es particular y subjetiva, pero existen ciertas constantes que el exilio impone. En principio, el exiliado había tenido que irse sin desearlo, su viaje era forzado. Había tenido que dejar su casa, su barrio, su trabajo, sus estudios, su familia. En muchos casos se fueron los hombres solos, o las parejas sin sus hijos. “Buenos Aires está muy cerca, a media hora de avión Pero la cuestión era que no podíamos…aunque estuviera cerca no podíamos volver. Eso es el exilio. Saber que uno está ahí forzadamente sin poder volver. Eso es el destierro. Por algo era el castigo más terrible que imponían los griegos”.27

La angustia y la nostalgia por el país eran los sentimientos que en los primeros tiempos embargaban a los uruguayos. “Los primeros meses yo lloraba todas las noches porque extrañaba. Fue un corte brutal. Yo tenía una vida organizada. Era una estudiante, ya daba clases, ganaba más o menos bien, recién me había casado. Tenía proyectos. Estábamos pagando un departamento en una cooperativa en un barrio hermoso a tres cuadras del mar. Teníamos un proyecto de vida, un proyecto de país. Estábamos luchando por un país mejor. Y de golpe tuvimos que cortar… No había otra opción… y de golpe te encontrabas en un país extraño… aunque yo había nacido en la Argentina, pero nunca había vivido acá”.28

El exiliado había perdido su país y se encontraba en otro territorio, que no era el suyo y que en muchos casos desconocía totalmente.”Y bueno, eso me causaba mucha angustia y no veía ningún horizonte. Aparte yo trabajaba. Tenía un trabajo bruto, de camionero. Y veía que había otro marco de posibilidades. Y otra cosa que me angustiaba, era poder saltar de ese tipo de trabajo a un trabajo más normal que me permitiera estudiar algo a la noche. Entonces, eso me causaba angustia”.29

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Algunos se adaptaron con mas facilidad, otros no lo hicieron nunca y solo soñaban con volver. Idealizaban un Uruguay que ya no existía hacía mucho tiempo.”Todo me molestaba de la Argentina, la forma de hablar de los porteños, el apuro, la gran ciudad, la falta de naturaleza…No había nada como el Uruguay para mí”.30 En Buenos Aires, los uruguayos se encontraron con una sociedad que tenía otros tiempos, mas compleja por la diferencia poblacional notoria. Montevideo tenía algo más de un millón de habitantes mientras que acá había 10 millones sumando al conurbano. Las distancias eran mas largas, había que viajar en varios medios de transporte para ir a trabajar. Algunas cosas había a favor, y especialmente aprovechadas por los uruguayos, como el subterráneo, medio que no existe en el Uruguay, y que para los que andaban en la capital fue desde un principio un referente importante. “Recorríamos la ciudad en subte, y para conocer, íbamos subiendo en las distintas estacione, para ver como era cada lugar”.31 No solamente se extrañaba el paisaje sino cada detalle de la vida personal y cotidiana: “Extrañaba todo: la yerba, la playa, la familia, todo. Vivía en una estado de angustia permanente, me enfermaba todo el tiempo, Extrañaba desesperadamente”.32 “Mis libros, mi ropa, mis objetos, todo, extrañaba todo… Entonces cada vez que venía alguien y me traía algo de allá, podía ser un adornito que tenías en tu mesita de luz. Cualquier cosa de allá que había sido tuya, te transformaba el ambiente donde vivías en algo más familiar. Para mí lo peor era no tener los libros”.33

Las redes solidarias Al principio los recién llegados establecieron redes espontáneas que los vinculaban con otros compatriotas. “Cuando recién llegamos lo que nosotros tratábamos era de encontrarnos con otros uruguayos. Éramos bastante cerrados en eso. Solo hablábamos del Uruguay, de política. De lo que estaba pasando allá. Y nos íbamos enterando de la gente que seguían agarrando presa. Eso era lo peor… y el tema de la tortura”.34 Existían además lugares donde era común encontrarse: “Hablar por teléfono al Uruguay era caro…Al principio casi todos vivíamos en pensiones o en algún departamentito sin teléfono. Era la época que para conseguir un teléfono tenías que esperar 30 años, entonces nadie tenía…Para hablar larga distancia había que ir a 30

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ENTEL, que estaba en Maipú y Corrientes. Y bueno, ahí nos encontrábamos también todos los uruguayos”.35 Por otra parte se formaban verdaderas cadenas relacionadas con la correspondencia con el Uruguay: “Con los familiares nos escribíamos cartas pero no las mandábamos por correo porque teníamos miedo de que las revisaran…Había un correo privado que era puerta a puerta pero era carísimo. Y no teníamos plata. Era todo muy caro. Hablar por teléfono era carísimo…a larga distancia. Y entonces… cuando venía un padre, una madre, todos los demás se avisaban y todos les llevaban cartas. A su vez ellos nos mandaban cartas o alguna cosita. A veces mandaban hasta una torta…yerba siempre”.36 Otro motivo para juntarse era para escuchar música. El canto popular había tenido un enorme desarrollo en ese país, con grandes músicos que representaban el imaginario de la izquierda uruguaya. Así, cantantes de la talla de Alfredo Zitarroza, Daniel Viglietti, Los Olimareños, José Carvajal o Numa Moraes, eran escuchados con emoción en cada casa. Años más tarde, estos artistas, que también habían debido abandonar el país, pasando muchos una primera etapa en Argentina, comenzaron a volver. Hacia el fin de la dictadura uruguaya dieron recitales inolvidables en Buenos Aires, que congregaron a miles de orientales. “Una de las cosas que me partió la cabeza fue cuando vino el flaco Viglietti, porque acá ya había democracia y allá no. Y el hizo referencia a una canción que había terminado de componer a la orilla del Río Danubio. Era Las hormiguitas y se refería al exilio. Y el flaco dijo: me parece mentira poder cantarla a tan pocos metros del Río de la Plata”… Que lejos que está mi tierra y sin embargo que cerca”.37

Terror en Buenos Aires La vida de los uruguayos estaba invadida por sentimientos como la inseguridad, la precariedad, el miedo, el no saber hasta cuando. Todos llegaron pensando que esto era por un tiempo, que pronto terminaría esa pesadilla. Pero los hechos fueron marcando nuevos caminos. Para algunos radicarse definitivamente, para otros comenzaría un nuevo exilio cuando se produce el golpe del 24 de marzo en la Argentina. Debe sumarse a esto la trágica historia de los uruguayos que fueron secuestrados y asesinados en nuestro país o trasladados al Uruguay con el mismo destino. “Al mes de llegar, murió Perón… Aparece la figura de López Rega…De ahí al ´76 pasaron muchas cosas acá en la Argentina. En el ´75 ya estaba en plena acción la Triple A. Así que también vimos que la cosa no iba a ser tan 35

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fácil en la Argentina. Incluso en el ´75 a un primo hermano mío que era médico en La Plata lo asesinó la Triple A”.38

El miedo hizo que cada uno buscara individualmente una salida. Los que percibieron o supieron fehacientemente lo que estaba sucediendo comenzaron a cuidarse, dejar de asistir a reuniones, a pasar desapercibidos y tratar de integrarse a la sociedad argentina. “Y medio que me encapsulé digamos, en lo que es la familia…Y me metí mucho para adentro, porque tenía... tenía que mantener a mi familia…. Buenos después se empezó a complicar la situación política en la Argentina y mi planteo era: si yo me involucro acá, a dónde voy a ir. Porque allá está jodido, acá está jodido y ¿a dónde voy a ir?”.39 La situación política se iba complicando cada vez más y se tornaba hasta incomprensible para algunos uruguayos: “Cuando murió Perón, empezó a otra etapa. Empieza López Rega...Yo no podía entender como podía haber un movimiento donde estuvieran juntos la izquierda y la derecha. No podía entender eso. Porque en Uruguay las cosas eran claras. Estaba la izquierda por un lado y la derecha por otro. Estaban los militares, los blancos y los colorados de derecha. Y los blancos y colorados que empezaron a pensar de otra manera se fueron de los partidos tradicionales y se integraron al Frente Amplio. Entonces la izquierda legal era el Frente Amplio y el M.L.N. era la izquierda guerrillera. Pero no había esa “melange” que fue y que sigue siendo el Peronismo”.40 El miedo y la inseguridad marcaron a los emigrados: “Tenía problemas en el trabajo, continuas provocaciones…Me había dicho que el uruguayo que caía preso por pelear, lo mandaban de vuelta al Uruguay. Entonces, por ninguna razón quería pelear. Y me la aguantaba… Pasé como dos meses y pico aguantando eso… yo tenía 21 años, tenía toda “la sangre”…tenía la familia en Uruguay... O sea que estaba loco”.41 “Tenía mi título de profesora pero acá no se podía hacer nada. Después del Golpe, fue así. Ahí es como que todos nos quedamos quietos y había que esperar, no había posibilidades de nada…Todo el mundo disparaba para donde podía”.42

La denuncia Tanto los dirigentes políticos como muchos militantes de distintas organizaciones de acción directa que integraron la primera camada del exilio uruguayo crearon redes y comenzaron a organizarse buscando nuevos caminos de acción a 38

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través de la denuncia a nivel internacional de lo que acontecía en el Uruguay, incluso integraron grupos junto a movimientos de otros países latinoamericanos. En otro sentido algunos periodistas e intelectuales uruguayos se sumaron a los argentinos, siendo un ejemplo de ello la creación en 1973 de la Revista Crisis, dirigida por Eduardo Galeano, con el apoyo Federico Vogelius, y la redacción a cargo de Juan Gelman y Aníbal Ford. Esta publicación abrió un importante espacio al análisis y a la denuncia de la realidad.43 Los militantes más comprometidos que comprendieron el serio peligro que corrían se refugiaron en algunas embajadas, mientras otros fueron concentrados por el Alto comisionado de las Naciones Unidas (ACNUR) en refugios. “Me acuerdo cuando vino a despedirse mi amiga Clarita, que estaba en Bahía Blanca. Me contó que estaba en un refugio, eso fue en el 76', acababa de nacer mi hija, era chiquita... acababan de dar el golpe. Nosotros no sabíamos bien lo que estaba pasando como la mayoría de los argentinos, pero los que vivían en los refugios sí sabían. Los refugios eran hoteles que contrataban las Naciones Unidas, donde bueno, la pasaron muy mal también. Y entonces de ahí salían con salvoconductos para otros países. Y había muchos chilenos y uruguayos y algunos argentinos también….ahí me di cuenta que las cosas se estaban poniendo graves. Además, a algunos los fueron a buscar a los refugios y los llevaron presos al Uruguay”.44

Los entrevistados recuerdan este pasaje de sus vidas con mucho dolor: “El Hotel Pinot quedaba sobre la Avenida Díaz Vélez, Caballito. Oficiaba de refugio y en cada cuarto se alojaba una familia”.45 Estos refugios no fueron respetados como se desprende del testimonio que cuenta que entraron al hotel llevándose a varios de los que allí estaban: “Fueron golpeados picaneados…los habían torturado para asustarlos. Los fueron soltando por diferentes lugares de Buenos Aires, semi vestidos. Yo ví llegar a Hugo, no olvidaré jamás la expresión de su cara. Se apoyó en el marco de la puerta como para juntar fuerzas…Así fueron llegando durante todo el día…Unos días después salíamos rumbo al norte. Casi todos fuimos repartidos por diferentes países de Europa. Alguno salió para Canadá…Adiós Buenos Aires”.46 Buenos Aires por ese entonces ya no era lugar seguro para nadie que resultara sospechoso para la dictadura: “El hotel de la calle Laprida que funcionaba como albergue de las Naciones Unidas éramos cientos de personas durmiendo en 43

La Ruptura del Orden, por María Sonderéguer

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Testimonio de Mercedes Martínez, extraído del sitio Memoria para Armar.

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Idem.

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habitaciones pequeñas y compartiendo comidas y trabajos de limpieza... Éramos chilenos, paraguayos y uruguayos, todos náufragos. Buenos Aires era en ese tiempo una ciudad hostil de donde la gente desaparecía sin dejar rastro”.47

El plan Cóndor Por ese entonces ya estaba operando el que luego sería conocido como Plan Cóndor, coordinación para la represión y el aniquilamiento de la oposición que hicieron los ejércitos de Paraguay, Brasil, Argentina, Chile y Uruguay. Fue así que se ejecutaron operaciones conjuntas en los distintos países, deteniendo, secuestrando y asesinando a los disidentes políticos o a quienes los apoyaban. Devino, pues, la generalización de la represión y de los crímenes políticos hoy claramente caracterizados como crímenes de lesa humanidad El secuestro y asesinato de los dirigentes políticos Zelmar Michelini y Héctor Gutiérrez Ruiz, ocurridos en 1975, constituyó uno de los operativos más emblemáticos del Plan Cóndor. El senador Michelini, uno de los líderes del Frente Amplio, y el presidente de la Cámara de Diputados Héctor Gutiérrez Ruiz, del Partido Nacional, se habían asilado en la Argentina como tantos dirigentes políticos uruguayos tras el golpe de Estado de 1973. Fueron secuestrados en sus casas dos días antes de su muerte, en zonas céntricas de Buenos Aires y ante decenas de testigos. Fueron torturados y asesinados, causando indignación y temor en ambas márgenes del Río de la Plata:“Aquel día antes de cruzar le pedí La Opinión al quiosquero y con el diario en la mano empecé a caminar. Cuando faltaba poquito, vi que no venían autos y empecé a hojear el diario a ver si había noticias de Zelmar. Lo primero que vi fue un gran titular: Apareció muerto Michelini. Sufrí una especie de vahído porque lo único que me acuerdo es que el quiosquero cruzó la calle corriendo, me agarró de un brazo y me ayudó a cruzar”.48 El testimonio de Sara Méndez, sindicalista uruguaya, ex detenida a la que le fuera sustraído su hijo, que luego recuperó, nos brinda una síntesis de lo acontecido: “Los uruguayos vivimos una de las mayores represiones también en Argentina, porque éramos miles los refugiados allí cuando comenzó la dictadura en el ’76”. Así comenzaría una larga lista de desaparecidos uruguayos en la Argentina. Entre el 13 y 14 de julio de 1976 unos 24 uruguayos fueron secuestrados. La cifra llegaría a 140 desapariciones. Relata Sara: “Me sacaron vendada y maniatada y no pude ver qué hicieron con mi hijo”. Después de 10 días en el centro de tortura, fue trasladada al Uruguay, donde 47

Testimonio de Ana Luisa Valdés, desde Suecia. En “A 30 AÑOS DEL GOLPE DE ESTADO (V)” Separata de Brecha, Julio 2003, disponible on-line en www.brecha.com.uy

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Citado por Cesar di Candia en “Dolor colectivo ante el asesinato de dos políticos uruguayos”.

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estuvo cuatro meses desaparecida. Más tarde fue procesada por asociación para delinquir y condenada a cuatro años y medio de prisión.49 De acuerdo con las denuncias y posterior investigación, se ha comprobado que la mayor parte de los uruguayos secuestrados eran llevados al centro de detención clandestina que operaba en Automotores Orletti. Allí los militares argentinos actuaron en combinación con los uruguayos. Esto se aprecia en el testimonio de Enrique Rodríguez Larreta: “Según pude enterarme después de mi liberación, confrontando mis propios recuerdos con la descripción que un matrimonio argentino, hizo… (del lugar)donde estuvieron secuestrados, yo estuve en una casa situada en la calle Venancio Flores esquina Emilio Lamarca…Es un antiguo taller que tiene en su frente un cartel que dice “automotores Orletti…En los interrogatorios participaron directamente oficiales del ejército uruguayo”.50 Los secuestrados, eran trasladados posteriormente a distintos centros de detención en el Uruguay donde fueron torturados, muertos y desaparecidos. El caso de María Claudia García Irureta Goyena, nuera del poeta Juan Gelman, que continúa la búsqueda, sigue vigente en la actualidad, demostrando que después de 30 años las heridas abiertas no se cierran mientras no haya verdad y justicia. Dice Juan Gelman: “El 24 de agosto de 1976 mi hijo Marcelo Ariel y su mujer Claudia, encinta, fueron secuestrados en Buenos Aires por un comando militar. Como decenas de miles de otros casos, la dictadura militar nunca reconoció oficialmente a estos “desaparecidos”. Habló de “los ausentes para siempre”. Hasta que no vea sus cadáveres o a sus asesinos, nunca los daré por muertos.”

Algunas reflexiones Las historias que hemos recogido en esta investigación, que no está concluida porque siempre habrá un nuevo testimonio valioso que puede ser incorporadopertenecen a personas de distinto origen socioeconómico y cultural. A ellas sumamos el material documental y testimonial al que hemos accedido a través de la numerosa bibliografía consultada, conformando un relato general, pero que no deja de ser un muestreo. Debo aclarar que varios entrevistados no quisieron hacer públicos sus nombres por lo que decidí en todos los casos poner solamente el lugar y la fecha en que se registró cada testimonio. Los temas tratados obedecen a un esquema lógico que surge naturalmente del recorrido que cada uno de los protagonistas transitó en su experiencia de vida: la situación del Uruguay, la decisión de abandonar el país, el viaje, los problemas de 49

Testimonio de Sara Méndez.

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integración, la nostalgia, los vínculos con sus compatriotas. Por supuesto quedan muchos elementos sin tratar, muchos cabos para seguir. Nosotros nos hemos centrado fundamentalmente en los primeros años del exilio. Después, ellos transitaron caminos diversos que los llevaron a la integración definitiva a la Argentina, en menor medida a quedarse en otros países o a volver a su patria. Todos los que han vivido el exilio han sufrido un claro quiebre en su vida, que habría de marcar su identidad para siempre El exiliado entra en una categoría modelada por la subjetividad, por la contradicción. Los testimonios son visiones siempre limitadas, parciales, subjetivas, personales, pero que sumadas van construyendo un relato multifacético y nunca acabado de una experiencia tan traumática. Con la vuelta a la patria comienza otra historia, sobre la cual mucho se está escribiendo, y que se constituye en un interesantísimo tema de análisis histórico y sociológico. “El exilio, una vez comenzado, no concluye jamás. El retornante que vuelve, aún deleitándose del retorno, sigue habitando dos mundos: la nostalgia que quiso sanar volviendo a la tierra natal, a su gente y sus anhelos, se vuelve nostalgia de los que dejó, y aquello que fue lo bueno del asilo, reaviva para siempre el dolor de la distancia. El retornante sigue siendo un exiliado y lo seguirá siendo para siempre”.51 Otro tema a analizar es el de la memoria y el olvido. Las palabras y los silencios. Bien sabido es que el proceso de la memoria lleva a cada persona a recordar o desechar ciertos momentos o hechos concretos. Esto lo he vivido en cada una de las reuniones que convoqué para entrevistar a uruguayos. En varias oportunidades, después del entusiasmo que provocaba el encuentro, algunos de ellos prefirieron no seguir hablando porque les provocaba mucho sufrimiento. Otros no quisieron siquiera ser entrevistados, excusándose con frases como: “Me cuesta mucho hablar sobre esa época” o “Todavía no estoy preparado para contar lo que viví”. Nunca se sabía al principio de una entrevista hasta donde podíamos llegar, hasta que punto el entrevistado iba a permitir o permitirse bucear en su memoria o compartiría con otros sus vivencias Esto en general sucedió con quienes pasaron por situaciones límite como detención y tortura de ellos o de familiares. La sensibilidad está a flor de piel en estas historias de vida, que fueron realizadas a partir del año 2000 en Montevideo y Buenos Aires, casi 30 años después de los hechos, pero que dejaron marcas muy profundas en cada individuo y en la sociedad. Debo decir que yo he formado parte de este proceso que determinó a tantos uruguayos a venir a la Argentina debido a represión desatada del otro lado del Río de la Plata en la década del 70. Por esta misma razón he dudado mucho antes de escribir 51

Lamónaca y Viñar, 1999: 102 Citado en Destierro y encuentro, Aproximaciones al exilio latinoamericano en México 1954-1980. Amerique Latine Histoire et Memoire.

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sobre el tema. Como investigadora en Historia Oral desde hace mas de 20 años, sabía que inexorablemente tendría que hacerlo, pero me llevó mucho tiempo concretarlo. Comencé las entrevistas en el año 2000, pero una y otra vez la investigación fue dejada de lado. Medité mucho sobre cómo formar parte de este relato colectivo sobre el exilio y finalmente decidí incorporar mi historia personal a través de una entrevista que me hizo Mariela Canali, en la que traté de desprenderme de mi calidad de historiadora, hablando con total libertad sobre todo de mis sentimientos y mis percepciones. Ese material lo he trabajado como un documento más, sumado a los demás, intentando separarme de la autoría del mismo, desde una mirada más “objetiva”, si es que eso es realmente posible. Lo cierto es que esta investigación me llevó por caminos que no imaginaba, me provocó el reencuentro con historias que se habían cortado abruptamente en aquellos años, y que gracias a la lectura de la bibliografía existente y a Internet, he podido reconstruir. Fundamentalmente me permitió reencontrarme con mi propia historia, con pasajes de mi vida que estaban borrados o negados, recuperando imágenes, palabras y memoria. Este ejercicio también me sirvió para comprender lo que experimenta un entrevistado cuando es inducido a recordar lo que se encontraba en estado latente. Esta experiencia personal, nos introduce de alguna manera en una de las problemáticas de la Historia Reciente: el historiador es a la vez protagonista y analista de los hechos. Si bien la cantidad de información y el conocimiento directo contribuyen a una elaboración más rica del relato, la falta de perspectiva y la subjetividad hacen difícil su análisis. Mucha bibliografía discute sobre este tema, que no es por cierto el que estoy desarrollando en este trabajo. Esta investigación nos plantea la necesidad de seguir trabajando, ya que se abren caminos nuevos para emprender y profundizar. Este es apenas un aporte parcial y fragmentario pero que creo válido y necesario para la reconstrucción de uno de los períodos mas oscuros de la historia reciente de los rioplatenses, que por muchos años estuvo silenciada.

Bibliografía ●

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Gerardo CAETANO y José RILLA Breve historia de la dictadura Montevideo, Ebo/Grupo Editor, 1998

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Testimonios www.revistatestimonios.com.ar

Año 1 Nº 1 – Invierno 2009 ISSN 1852 - 4532 ---------------------------------------------------------------------

Militantes de los primeros años '70: una mirada desde el concepto de generación1 Cristina Viano2 Resumen: Desde distintas miradas se ha intentado capturar la extraordinaria experiencia colectiva de activismo político y social de los años ‘60 y ’70 que agitó a Argentina. En este trabajo intentaremos, a partir de un conjunto de entrevistas en profundidad y de historias de vida de mujeres y varones que desplegaron su militancia al interior de distintas organizaciones de la nueva izquierda marxista y peronista, de adentrarnos en esa experiencia a partir del prisma que nos provee el concepto de generación. Palabras Claves: Militantes- Generación- Nueva Izquierda Abstract: From different points of view it has been attempt to seize the extraordinary collective experience of political and social activism which stirrep up Argentina in1960s and 1970s. In this paper, through a group of profound interviews and life stories of men and women who deployed their political activism whitin various organizations which belonged either to marxist or peronist new- left, we will try to penetrate into that experience making use of the perspective provided by the concept of "generation". Keywords: Militants – Generation – New Left

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Una primera versión de este trabajo fue presentada en las XI Jornadas Interescuelas /Departamentos de Historia realizadas en la Universidad Nacional de Tucumán en el año 2007 en la Mesa “Historia Oral, conflictos sociales y política, 1969 -1983”. Cristiano @ arnet.com.ar Escuela de Historia/Centro Latinoamericano de Investigaciones en Historia Oral y Social (CLIHOS)Universidad Nacional de Rosario- Argentina.

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“Quien alguna vez comenzó a abrir el abanico de la memoria no alcanza jamás el fin de sus segmentos, porque ha descubierto que puede desplegarse y que la verdad reside entre sus pliegues” Walter Benjamin l- Desde distintas claves se ha intentado capturar la extraordinaria experiencia colectiva del activismo político y social de los años ‘60 y ‘70 del siglo XX que emergió en Argentina en consonancia con otros procesos que se desarrollaban simultáneamente en distintos y muy distantes puntos de la geografía mundial y latinoamericana en particular. Nueva izquierda, (en singular y en plural), nueva izquierda marxista y nueva izquierda peronista, izquierda insurgente (también terrorismo insurgente), nueva oposición, izquierda revolucionaria o militancia revolucionaria (armada y no armada) son algunas de las más frecuentes. Sin embargo es otra modalidad de intervención sobre esos años la que convoca mi interés; modalidad que no es un reemplazo ni una alternativa frente a aquellas otras formulaciones sino que más bien parece indicar, nombrar y proyectar su luz sobre otros sentidos del periodo. Pero vayamos a ella sin más rodeos: me refiero al concepto de generación. Está claro que el vocablo setentista(s) se han incorporado (también) como una dimensión caracterizadora y distintiva de esos tiempos; y ello nos remite al hecho que una nueva generación cobró protagonismo y centralidad. Ahora bien, tal caracterización ¿es acaso simplemente una indicación de temporalidad?, ¿cuales fueron las transformaciones que se produjeron en la disposición a pensar, obrar y sentir?, ¿qué aportó la nueva generación?, ¿cómo anudó y se entrelazó con las experiencias de otra/s generaciones de militantes?, es que acaso ¿podemos pensar como una unidad a los setentistas?, ¿hay fractura, continuidad, lazos persistentes entre los sesentistas y los setentistas?, y también - anticipando en parte algunos de sus rasgos mas notorios- ¿que hizo que esa generación no fuera escéptica, sino rebelde frente a lo que le había sido legado, frente a aquello en lo que estaba inscripta?3 . Intentaré responder a estos interrogantes desde el particular prisma que provee la historia oral y para ello recurriré a un universo de entrevistas en profundidad (algunas con re-pregunta posterior) realizadas en un marco de tiempo amplio4. No es 3

Tomo este interrogante (prestado) de Jacques Hassoun. Ver del autor Los contrabandistas de la memoria. Ediciones de la Flor, Buenos Aires, 1996.

4

Este proceso que se inició tibiamente hacia 1995 y que desde hace unos pocos años se ha intensificado, se dirigió en una larga primera etapa a recoger relatos sobre los años ‘60 y ‘70 con un claro predominio de las y los militantes de la nueva izquierda peronista, principalmente del Gran Rosario. Actualmente este marco se ha visto desbordado por el propósito de reconstruir distintas culturas militantes no solo desde entrevistas en profundidad sino desde historias de vida.

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ocioso aclarar que este texto está escrito desde ciertas preguntas y preocupaciones que no siempre estuvieron presentes en las matrices con que muchas de las entrevistas fueron realizadas; de hecho en ocasiones la generación se dio por supuesta, como un dato dado de las experiencias que se estaban explorando. Por tanto las páginas que siguen comportan fundamentalmente un ejercicio de relectura y reinterpretación de los relatos que se fueron construyendo conjuntamente con las y los entrevistados y tienden, asimismo, a confirmar el carácter potencialmente abierto que supone la práctica de la historia oral. II- Para abordar la problemática planteada cuento con un conjunto de entrevistas que recorren un arco etáreo que comienza con quienes nacieron en los años ‘20 y ‘30 del siglo que dejamos atrás y que comenzaron a militar en el periodo abierto con el derrocamiento del peronismo en 1955 o bien durante el frondicismo. Pero el grueso de mis entrevistadas/os nació en el período comprendido entre los años ’40 y mediados de los ’50 y son quienes comenzaron a militar (mayoritariamente) cuando la década del ‘60 casi concluía. Las y los militantes entrevistados son peronistas de la resistencia, comunistas y trotskistas, pero principalmente quienes conformaron el amplio y heterogéneo espectro de la nueva izquierda peronista (PB, FAP, Montoneros y Sabino Navarro) y en mucho menor medida de la nueva izquierda marxista (PRT/ERP)5. En el conjunto hay un claro predominio de militantes de base (con y sin participación en la lucha armada), pero también algunos reconocidos dirigentes políticos y sindicales6. Y en relación a sus inserciones: trabajadoras/es fabriles y de servicios, estudiantes, profesionales y artistas plásticos. A los efectos del enfoque escogido es necesario apuntar que la generación no remite a una determinación biológica sino más bien a una disposición a pensar, sentir y obrar de un modo semejante. Este primer señalamiento, imprescindible para iniciar un camino de análisis, reclama sin embargo ser puesto en diálogo pero también en tensión con las influencias y afinidades que llevan a lo intencional y activamente buscado por cada generación históricamente constituida, pero también con lo recibido y lo padecido por ella 7. La historia oral es una aliada insustituible para esta exploración ya que a través de los relatos que recogemos ponemos en juego no solamente dispositivos de la memoria sino también una reflexión sobre si mismos de nuestras/os testimoniantes; es precisamente por esta razón que los relatos deben ser entendidos como verdaderos instrumentos que nos aproximan a la problemática de la 5

Más recientemente he comenzado a trabajar con historias de vidas de Madres, y retomo de sus relatos algunos fragmentos donde hablan de sus hijas desaparecidas.

6

He optado por designar a las/os testimoniantes en forma diferencial: en algunos casos usando sus nombres y apellidos (en la medida en que cuento con sus autorizaciones) y en otros casos (la mayoría) indicando su pertenencia y derrotero.

7

Ha sido una línea de pensamiento abierta por Karl Mannheim quien ha insistido en esto. Paul Ricouer siguiendo esas huellas ha llamado la atención sobre la tensión entre innovación y herencia. Ver Mannheim, K; “El problema de las generaciones”, 1928 y Ricoeur, Paul; Tiempo y Narración. Tomo 3. Cristiandad, Madrid, 1987. págs. 794 y siguientes.

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identidad, y no solamente como proveedores de facticidad, limitados a una mera función informativa. Es en ese poner en juego las identidades donde aparecen en un primer plano las vivencias (propias) como unidad de una totalidad de sentido donde interviene una dimensión intencional que se destaca del flujo de lo que desaparece en la corriente de la vida 8. Vivencias desde las cuales pretendo acceder a pensar el devenir generacional. III- Las preguntas por el descubrimiento de la política y el comienzo de la militancia han estado presentes en todas y cada una de las entrevistas. Las respuestas generadas y los recuerdos convocados se han desplazado por distintos tópicos, referencias y lugares. Veamos algunos casos: el de un dirigente sindical peronista, un militante trotskista y una militante del partido comunista. Los tres asomaron a la vida militante en los años ‘50 después del derrocamiento del peronismo. 1- “ … la Resistencia, ahí comencé yo, ya había caído el peronismo, yo no viví la etapa del peronismo como gobierno, yo comencé a actuar ya te digo en noviembre del ’55, el golpe fue en septiembre, así que mi experiencia... yo venía de una familia de hermanos, de mi madre, que era una inmigrante que había... peronistas, pero no tenía conciencia de la política, yo vivía otro... yo era muy deportista, más o menos con alguna posibilidad que después se frustró, así que mi experiencia fue del peronismo como la Resistencia. Y bueno, en el ’59 hubo elecciones en todos los sindicatos y nosotros nos presentamos con una lista y yo fui elegido por el conjunto de los compañeros para encabezar la lista del sindicato, yo tenía 22 años... en el ’54 había hecho el servicio militar, tenía 23 años y medio, y lo más importante de eso es que nosotros asumimos, en ese tiempo las elecciones eran en enero y asumimos los primeros días de enero, el 17 de enero creo, y era un sábado cuando nos pusieron en funciones el interventor y el lunes se desató, que creo que fue el 21 de enero, la huelga del Frigorífico Lisandro de la Torre, así que bueno, no hicimos más que sentarnos que ya estábamos peleando, yo tengo todos los comunicados de esa fecha, aquí había un fuerte grupo de compañeros que tenían esa experiencia anterior que yo les contaba, todos habían salido de una escuela, muchos habían ingresado en la universidad, así que había un nivel intelectual bastante bueno, no eran, y esto no va en menoscabo, gente que recién se asomaba en la lucha sindical por una cuestión... aquí había todo un contexto de trabajo previo …”9. 8

Esta palabra se difundió (erlebnis) en la lengua alemana en los años ‘70 del siglo XIX como un eco de la literatura biográfica. Su término de base (erleben) ya era utilizado en tiempos de Goethe con un doble matiz; el de comprensión inmediata de algo real, en oposición a aquello de lo que se cree saber algo pero a lo que le falta la garantía de una vivencia propia y el de designar el contenido permanente de lo que ha sido vivido. Ver al respecto Arfuch, Leonor; El espacio biográfico. Dilemas de la subjetividad contemporánea. FCE, Buenos Aires, 2002. Pags 35/36.

9

El testimonio es de Héctor Quagliaro y fue recogido en el año 1999. Dirigente sindical, promotor de la CGTA en Rosario, secretario general de ATE en los primeros años 70, actualmente en la CTA.

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2- P: Eduardo, usted militaba en algún... ¿Qué experiencia política tenía? R: Claro, yo estaba en el PST. Yo vine... eh... mi trayectoria es sindicalista, yo estaba eeh... era peronista en mi época joven, después me hice de izquierda. P: ¿Cómo fue eso? R: Y aquí hubo una discusión muy grande del rol del peronismo, si el peronismo había sido progresivo o no, ya en el año ‘55, ‘60, antes, antes de que cayera Perón estaba esa discusión en toda la izquierda. La izquierda acá cometió el gravísimo error de, de ir contra el peronismo, tanto en el ‘45, cuando apoyó a la fórmula Tamborini-Mosca, a la Unidad Democrática y después en el ‘55 al golpe de estado. El PCR y toda esa camada de grandes importantes dirigentes estudiantiles, sobre todo, ¿no? del Partido Comunista que era muy fuerte... El Partido Comunista dominaba, en la época de Perón, dominaba casi todo el movimiento obrero, porque ellos venían de ganar una gran huelga que fue la huelga de la construcción del año ‘36, como un año duró la huelga y ahí surge la CGT. La moderna CGT surge de esa huelga, del apoyo, de la solidaridad a la huelga de la construcción surge la CGT y ellos dirigían, junto con los anarcos dirigían todos los frigoríficos que era la industria más importante de exportación, Lucas Domínguez, el del P.C. ¿cómo se llama? que después en el ‘45, en el 45 él pide levantar la huelga para mandar carne a... a... a... porque el P.C. tenía la política de apoyar a Estados Unidos contra el fascismo a escala mundial, entonces proponen no seguir la huelga por el aumento de salario y, este... levanta una huelga inmensa que había en los frigoríficos para que se pudiera embarcar la carne y fuera a Inglaterra, ¿no? Que a mí entender, por eso Argentina es neutral, porque es cierto que Perón era del GOU, bien profascista, eso es parte de la historia … P: Y usted cuándo empezó, digamos, a sentirse tentado por los planteos de izquierda? R: Cuando estaba adentro del peronismo, pero en la resistencia peronista. P: En el período de la resistencia. R: Claro... y muchos sectores de izquierda, muchos no, pocos pero importantes que hicieron una interpretación distinta del peronismo, entonces se quedaron dentro del peronismo, es decir, hicieron entrismo, se metieron adentro del peronismo, sobre todo en las organizaciones sindicales. Entonces cuando empecé a militar en el, en el, en el... en realidad yo empecé a militar a los diecisiete años que era delegado en la fábrica del vidrio, ahí en la Av. Pavón, en Avellaneda … “Cristaluz”, la más grande fábrica del vidrio. Trabajábamos como 4.000 obreros, trabajábamos. Y como nadie quería salir de delegado...estee... me fraguaron la edad, yo tenía que tener 18 años y yo tenía 17, trabajaba de pibe y salí delegado por eso. La

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primera vez que fui. Y entonces me llamaron y acepté. Y ahí me relacioné con lo sindical y con lo político. Porque era toda gente peronista que trabajaba en la clandestinidad, en la resistencia. La resistencia se llama del ‘55 al ‘57, ‘58 ¿no?10. 3- " ... a mí me parecía que el sueldo no alcanzaba, me parecía que era justo salir a la huelga y saqué a toda la gente, la gente me siguió, ... Y entonces el sindicato que era peronista rabioso, yo antiperonista ... yo preguntaba cosas, preguntaba...y ellos creyeron que yo era peronista ... Yo no sabía que era (ser) comunista, que era (ser) radical, no sabía nada, porque nunca había tenido militancia. Las costillas, me clavaron los codos en las costillas, patadas en los tobillos, era algo que yo no entendía. ... Entonces fui y la hable a la muchacha que es Lidia C. que todavía está viva. Entonces le digo- Yo estoy de acuerdo con lo que vos dijiste-, -si yo ví que vos votaste...me llamo la atención que vos estabas en el grupo de ellos y votaste a favor y que te hicieron?-,- Y me pegaron - le digo - Y vos por qué votaste a favor mío?-,-Y, porque me interesa lo que vos dijiste, porque yo estoy de acuerdo con vos.-,- Y pero yo soy del Partido Comunista-,-Bueno, yo me quiero afiliar al partido Comunista. Y me afilié al partido".11

De los relatos retomo algunos aspectos: en los dos primeros la militancia comenzó en años tempranos, sin embargo esa característica aparece naturalizada, no hay una reflexión sobre ello, es solo algo más que se cuenta; y mas aun en el primer caso este señalamiento no aparece acompañado por ningún atributo. En el segundo (“pibe” o “fraguar mi edad”) tampoco, sin embargo el “(yo) era peronista en mi época de joven” tiene otra connotación que indica mas que su evolución etarea su transformación en términos político-ideológico del peronismo al trotskismo y (aventuramos) que ello implicó para él un proceso de maduración en términos de su propia experiencia. El tercer relato se sitúa en el año 1959 y se distancia de los anteriores ya que para entonces la protagonista tenía 33 años. La similitud está dada en que todos comenzaron a militar desde una conflictividad que se planteaba en el mundo del trabajo.

10

El derrotero militante de Eduardo Espósito estuvo signado por el desplazamiento político que lo llevó del peronismo al trotskismo. Vinculado a la vertiente que animaba Nahuel Moreno tuvo participación en el PRT-La Verdad, luego en el PST y ya en los años’ 80 a la vuelta de su exilio latinoamericano en el MAS, como parte de la dirigencia nacional. Durante los últimos años y hasta su fallecimiento en el 2008 militó en el seno de la CTA. (Entrevista, año 2000).

11

Herminia Severini es una Madre de Plaza de Mayo que ha recorrido un largo camino de militancia sindical, partidaria y luego en los organismos de derechos humanos. Con alto protagonismo y visibilidad nadie ha definido su actual militancia mejor que ella: “soy una madre sin partido ni organismo” suele decir. Al respecto puede consultarse Viano, Cristina; “Mujeres y movimiento sociales: un acercamiento a Madres de Plaza de Mayo desde una historia de vida” en AA.VV.; Historia oral y militancia política en México y Argentina., Programa de Historia Oral, Facultad de Filosofía y Letras, UBA/ Editorial El Colectivo, Buenos Aires, 2008.

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Hay otro elemento para destacar. Cada relato está inscripto en una historia singular (biográfica) pero atravesada y situada en un marco más general de la que forma parte, a la vez que actúa trasmitiendo un pasado, un legado específico y distintivo. Es depositario de una herencia y una historia con la que puede construir lazos y tender puentes12; ello es muy visible en el relato de Héctor Quagliaro (los compañeros que venían de una experiencia anterior) pero también en el Eduardo Espósito aunque en una dirección diferente; ya no se trata de tender un puente de continuidad sino de marcar las diferencias con las experiencias del partido comunista y lo que ellas habían significado en el marco de la izquierda. En el caso de Herminia Severini el pasaje a la militancia y la asunción de una identidad político/partidaria fue definitoria la presencia de otra mujer, una compañera de trabajo. Su decisión cobró forma en el marco de una huelga y no parece haber sido producto de una larga meditación sobre qué significaba hacerse comunista; más bien medió como elemento de significación un profundo antiperonismo en gran medida influido por una persistente prédica paterna. IV- La edad aparece en el mundo contemporáneo como uno de los ejes ordenadores de la actividad social; vinculados a ella lo hacen un conjunto de categorías clasificatorios (infancia, juventud o vejez) que expresan construcciones específicas que deben ser pensadas desde registros epocales y clivajes socioculturales; ello refuerza la idea que “la generación” no es meramente una condición de coincidencia etarea. La palabra juventud precisamente conduce a un marco de sentidos: al hecho generacional, a ser socializado con códigos diferentes que incorporan nuevos modos de percibir y de apreciar13. Al decir de Manheim14 el problema de las generaciones atenta (satisfactoriamente) contra la linealidad del tiempo histórico y se convierte en un tiempo interior puramente cualitativo, no mensurable. La emergencia de la “juventud” como sujeto fue uno de los síntomas del proceso de modernización cultural y social que atravesó y sacudió a la Argentina (en sintonía con procesos internacionales) renovando los contenidos y las formas de la sensibilidad colectiva. En consonancia con ello, a fines de los años ‘60 se produjeron procesos muy peculiares: a una intensa y masiva participación colectiva se yuxtaponía 12

Claro está que esto no remite a una invariante histórica sino que más bien debe pensarse como una posibilidad; en la actualidad las viejas tradiciones obreras o militantes parecen estar huérfanas de referencias finales, una generación puede encontrarse sin poder transmitir nada a otra y sin poder recibir nada. Un desarrollo muy sugerente de esta problemática puede encontrarse en Hassoun, Jacques, op cit, pags. 25, 26.

13

Ver al respecto Margulis Mario (editor) La juventud es más que una palabra. Ensayos sobre cultura y juventud. Editorial Biblos, Buenos Aires, 1996.

14

Bajo esta perspectiva cualitativa es que el autor sostiene que cada generación forma a partir de si misma una entelequia propia y no es sino a través de ella como se convierte en una unidad cualitativa, hilo indispensable para el conocimiento de los movimientos políticos y sociales.Ver Manheim, K; op cit, pag 33.

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un incremento exponencial de la participación política de las mujeres y un alto protagonismo de trabajadores y estudiantes universitarios; una característica común la constituía la franja etarea en común ya que la mayoría eran menores de 30 años. El testimonio que sigue, de la artista plástica Graciela Carnevale, (y al que me he permitido citar extensamente) está escogido por varios motivos: por su condición de bisagra “entre” y por iluminar aristas del periodo que son inaugurales en un conjunto de sentidos. “ … a principios del ‘67 un salón propiciado por canal 3 también ahí se hace otro manifiesto que se llama algo así como "Cuando se intenta dar oxígeno a una pintura que hace tiempo ha muerto" allá se le da con todo al jurado ... se le dice de todo, se empieza a cuestionar el statu quo del campo cultural, se le da con todo, es decir esta es mi visión: la cuestión empieza con un enfrentamiento dentro del campo cultural, cuando hice el seminario ahora con Silvia Delfino ... cuando con (Raymond) Williams el trabajo de arte y política paso a paso lo que plantea, nos pasó a nosotros, porque si vos ves los manifiestos es paso a paso lo que nos pasó a nosotros es netamente un enfrentamiento en el campo cultural a la misma burguesía pero en el campo cultural, el enfrentamiento político viene después, todo el año 67 se iban haciendo exposiciones donde se apuntalaban lenguajes mas experimentales, mas relacionados con la vanguardia se armaban discusiones sobre arte mas relacionado con lo que pasaba a nivel internacional, se armaban discusiones sobre arte, sobre el tipo de obra una cosa bastante movilizadota (fue) la cuestión de Tucumán Arde fue como decirte fue el planteo que viene después de la obra fue la culminación de un proceso de toma de posición de un intento de ir creando una nueva estética es la culminación del proceso y del grupo cuando queremos hacer una evaluación y ahora que lo único que quedaba era hacer una obra que superara Tucumán Arde. Y ahí se empiezan a ver … a mirarse las diferencias partidarias, ideológicas de la gente ahí se ve que se va acercando al peronismo o a la izquierda o sea que esa aparente cohesión ideológica, ahí empezaba a .hacer crisis y digamos que ... había planteos que había que seguir trabajando en el campo cultural y planteos que había que seguir rumbos políticos. Es decir algunos defendían el campo específico y otros decían que ya no había alternativas y había que meterse en alguna militancia ... En esta etapa del 68 para nosotros el campo específico, para nosotros el arte era hacer política, era la cosa mas innovadora mas de quiebre hasta todo donde todo esto era posible? y la vivencia después es que todo esto esto fue absorbido por el campo político todo el mundo abandonó el campo cultural ... P: Que hiciste después del 68?

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R: intentamos el grupo grande se dividió en subgrupos la cosa estaba ya tan planteada de compromiso con el grupo, que teníamos ciertas normas, moral nadie quería presentarse al salón entonces planteamos que el grupo se disuelve que quedamos en libertad de hacer lo que cada uno quiere... P: El grupo como se llama? R: Se conoce como el grupo Tucumán Arde, o Grupo de Rosario no tiene nombre ahí el grupo se termina, yo sigo trabajando con Juan Pablo (Renzi), con (Eduardo) Favario a nivel mas afectivo, que seguí yo haciendo? por un lado lo tengo bastante borrado por un lado... (silencio) P: Te hago una pregunta, antes vos decías la discusión entre la izquierda y el peronismo, pero que pasaba con la lucha armada? (silencio... mucho) R: Antes de Tucumán te diría que no después de Tucumán empieza a aparecer, en los subgrupos porque recién en el 68 fue lo de Taco Ralo, te acordás en la muestra de acá aparece el cartel de lo de Taco Ralo a favor de los combatientes de Taco Ralo, de los patriotas de Taco Ralo, que fue un cartel que trajeron los de Buenos Aires, que generó mucha discusión , acá nunca se había discutido eso después los grupos o el grupo donde yo estaba se discutía con los que seguíamos manteniendo relación adheríamos, yo …”

Graciela15 ingresó a la universidad a fines de los ‘50 y concluyó su carrera a principios de los años ‘60; no obstante es muy sugerente señalar un aspecto que ha pasado inadvertido en el itinerario no solo personal sino del grupo Rosario: su “contraformación” se gestó fuera de la matriz universitaria que seguía anclada en cánones muy conservadores. Su testimonio marca el pasaje de la búsqueda de transformación del campo del arte a la militancia política, aunque ello no puede analizarse meramente como un pasaje y en términos de sucesividad o absorción de un campo por otro, sino que para GC su experiencia en el campo del arte es también una forma de militancia aunque ésta, al menos colectivamente haya mostrado sus límites en 1968 con la experiencia que marcó tanto el momento de máximo desarrollo del grupo como su fin. Realizar una producción colectiva más fuerte, más audaz y creativa que Tucumán Arde parecía una operación imposible; allí muchos de los integrantes del grupo de vanguardia de Rosario encontraron los límites y no volvieron a producir arte nunca más; otros retomarían el camino del arte solo muchos años después, en los '80/'90. La preocupación de esta vanguardia pasó decididamente a ser la realidad social y política y el lugar de la plástica fue redefinido radicalmente; ya no se proponía la transformación de su propia estructura sino de la realidad misma. El arte no podía distraerse interpretando lo real sino que su verdadera tarea era modificarlo. El camino 15

Ella había concluido sus estudios en Bellas Artes en la Facultad de Filosofía y Letras de la entonces Universidad Nacional del Litoral en 1963. En el caso de Graciela y otros miembros del grupo Rosario se habían convocado en torno a un militante del MALENA (el poeta Aldo Oliva) para estudiar a Marx en la primera mitad de los 60. Entrevista, 2000.

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de la militancia al interior de las distintas organizaciones que estaban surgiendo fue una opción para otros de sus integrantes16. Pero hay otros aspectos para señalar. Cuando en Noviembre de 1968 se llevó a cabo la experiencia de Tucumán Arde17, ella estuvo íntimamente vinculada a una vertiente sindical donde hacia principios del 1968 se habían organizado sectores antiburocráticos y antidictatoriales: la CGT de los Argentinos. La muestra/ denuncia se realizó en el local de la CGTA en Rosario y estaba planeado continuarla en la Federación Gráfica Bonaerense (sede de la CGTA nacional) pero la policía la clausuró inmediatamente, ya conocedora de las importantes repercusiones que ella había tenido en Rosario. La vinculación con los trabajadores y sus organizaciones es un aspecto a destacar entonces, más no el único. El debate izquierda/peronismo y lucha armada se hace presente y marca fronteras. También han hecho su aparición las referencias internacionales; pero no una tibia aparición, lo han hecho con mucha fuerza y se han convertido en fuentes de inspiración para los jóvenes de los años ‘60. Este elemento no está presente en los relatos de quienes comienzan a militar en la etapa previa, al menos no tiene la centralidad y la intensidad que adquieren aquí. Las experiencias contestatarias y/o revolucionarias que se desarrollaban más allá de las fronteras nacionales constituyeron una fuerte marca para todas las organizaciones y las y los militantes del periodo. Podemos encontrar un elemento común en la sensibilidad y en la disposición activa de apertura a un mundo que pregonaba la necesidad de transformarse y mostraba la voluntad de hacerlo18. 16

Eduardo Favario, quien se sumó al PRT/ERP y fue asesinado en 1975, aparece en el relato de Graciela con un peso enorme; el es el caso que expresa ese pasaje del Grupo Rosario. Su obra de ese año 68; una acción de clausura de una galería fue una anticipación de su breve derrotero posterior. Cuando el público llegó a ver "la obra" se encontró con el local cerrado, con la puerta cruzada por bandas de clausura y con la indicación de ir a otros lados de la ciudad. El montaje de Favario intentaba graficar la censura impuesta por la dictadura y expulsar al público del lugar tradicional reservado al arte para lanzarlo a otro espacio más imprevisible e inmanejable: las calles de la ciudad.

17

Tucumán había sido elegido como tema central por constituir la representación más paradigmática de las políticas económicas excluyentes de la dictadura instalada en 1966. La muestra denuncia se preparó a través de una serie de viajes de artistas rosarinos y porteños, con el propósito de interiorizarse plenamente de la situación que vivían los trabajadores, obtener documentación y establecer contactos con distintos sindicatos como la FOTIA o el gremio docente. La obra se propuso un efecto mediático importante y adelantado para la época. A la sistemática y deliberada desinformación del gobierno y los medios de comunicación sobre la realidad tucumana opusieron una estrategia contrainformacional, que alimentada por los estudios de un conjunto de economistas, sociólogos, periodistas y fotógrafos, les permitió impactar a la opinión pública haciéndole conocer la difícil situación tucumana. Según la CGT de los Argentinos fue una "Exposición de artistas, realizada colectivamente por 40 creadores ... que buscan un arte nuevo que se dirija a los trabajadores y que muestre los angustiosos problemas que agobian a la Argentina (...) el arte niega radicalmente este modo de vida y dice, hagamos algo para cambiarlo, el arte no está a la venta y no produce sino reflexión, dolor y conciencia". Semanario CGT Nº 31, 1968.

18

Este aspecto que resulta muy visible en el conjunto de las entrevistas realizadas reclamaría indagar sobre los modos en que se recepcionaron las distintas influencias y como se procesaron al interior de las distintas organizaciones; tarea indispensable sin dudas, pero que no es posible desarrollar aquí.

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Esos vientos que soplaban hacia fines de la década del ‘60 consolidaron tendencias que ya se venían perfilando; las clásicas teorías provenientes del marxismo, el nacionalismo y el cristianismo radicalizado eran fruto de intensa renovación, pero también exhibían una notable capacidad para articularse. Esta situación de articulación y encuentro entre tradiciones tan diversas puede advertirse claramente en el siguiente relato "yo me había hecho un collage grande, en esa época estaban de moda los collages ... me había conseguido una cartulina grande, por ahí se hacía con recortes de diarios y en ese collage tenía al Che, a Fidel, a De Gaulle, a Cohn-Bendit, a Evita, a Perón, era una mezcla entre lo que en ese momento nosotros considerábamos las terceras posiciones revolucionarias, de cambio, se reivindicaba mucho eso de la imaginación al poder, aparte en ese momento el viejo Perón lo reivindicaba totalmente a todo eso"19.

La religión se conjuga con la política directa e íntimamente; más precisamente el cristianismo con el peronismo y el marxismo. Verónica B lo define diáfanamente: “Yo creo que el evangelio como toda cosa está construido de opresión y liberación, la elaboración del evangelio es, si querés encontrar la liberación la encontrás y si querés encontrar palabras de opresión también las encontrás... no es neutro, lo que pasó que en esta época fue tal el bagaje, diríamos, de interpelación de nueva teología que se descubrió esa parte y la descubrimos nosotros jóvenes … evidentemente que esa prueba del evangelio se dió conjuntamente con una construcción social de propuesta política que se unió, es decir, vos no podías desde esta vertiente que yo vengo de una teología de la liberación, de una construcción social de transformación sin haberlo unido con un peronismo porque el peronismo estaba ahí en el pueblo y también cuando entrabas a estudiar con un marxismo porque estaba la síntesis ahí, o sea a nivel de proceso de descubrir en la práctica... estaba todo expuesto pero por construir ya estaba como un marco referencial donde eso estaba, nos contenía, no éramos delirantes, yo te estoy hablando de un cristianismo de un marxismo porque yo me acuerdo que nosotros... esos curas y esas monjas también andaban por esos lados de búsquedas y te posibilitaban cierta literatura marxista y quizá nosotras porque éramos todo un grupo de chicas, quizá lo que hacíamos era un reduccionismo era juntar, porque que quiere el marxismo quiere el comunismo y que quiere el evangelio liberador quiere el comunismo y que vivamos todos, este agrega una cosa y este lo hace desde lo económico, entendés era todo una cosa, no hubo drama, no hubo dramas intelectuales ni teóricos, estaba todo planteado, lo único que había que implementarlo y trabajarlo, juntarlo”20

19

Entrevista a militante UEL/PB luego JTP, 1999 y 2001.

20

Militante de la JP, actualmente militante feminista.

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V- Designar una identidad colectiva supone marcar un territorio, sus fronteras y las relaciones con los “otros”, formar imágenes de amigos y enemigos, de rivales y aliados; pero en ese camino se conservan o rechazan y se modelan o asimilan las experiencias pasadas vividas por otras generaciones. Es decir que se van definiendo las relaciones con el pasado y particularmente con ciertos pasados. La trama de redes interpersonales genera efectos decisivos; es allí donde se produce el surgimiento de nuevos significados en torno a la condición de jóvenes que supone también un proceso de autoconciencia en el cual la radicalización en la adhesión a símbolos prohibidos o nuevos y una cultura contestataria resignificada en distintas condiciones establece una creativa situación de reciprocidad entre renovación e innovación, entre continuidad y cambio, entre ruptura y conservación de la tradición. El encadenamiento entre generaciones remite a este plano y de hecho no es algo que inevitablemente se produzca; hay experiencias donde explícitamente hay un corte y una sospecha depositada en las generaciones anteriores21. No parece haber ocurrido esto en la experiencia de las y los militantes de los años ‘70, por lo menos en el espacio de lanuela izquierda peronista 22. Algunos autores han sugerido incluso que en el auge de movilización y participación que se produjo en el país entre 1969 y 1975 se dieron cita al menos dos generaciones: una que provenía de la resistencia y la de quienes eran jóvenes en los años del posfrondicismo23. Pero pensemos esto desde el ángulo que nos provee el siguiente relato. “ … hagamos una pregunta concreta: ¿qué otra cosa produjo en este país tan meteóricamente tanta acumulación de materia gris, de jóvenes, de gente, que no fuera la guerrilla? En este universo, las FAP están dando vueltas ahí como una cosa que está, como que en realidad, hacen un par de operaciones, participan en alguna operación, pero lo que estaba sucediendo es que había un replanteo dentro de las FAP, en el sentido de trabajar políticamente a nivel de la clase trabajadora. Esta idea tiene incidencia también directa de todos estos tipos que participaban en la CGTA, que vienen de la Resistencia, y estos intelectuales, que plantean el tema de la clase, el tema de la clase que era declamado, acá aparecía con una fuerza 21

El slogan circulante en el movimiento estudiantil de los sixties en EE.UU. ( “Desconfía de quien tiene mas de 30”) es indicativo de la ponderación negativa que se realizaba sobre las anteriores generaciones por su colaboracionismo con el maccartismo.

22

Quiero aclarar que no estoy en condiciones de ampliar esta afirmación al resto de la nueva izquierda; ello permanece en forma de pregunta aún.

23

Ello ha sido planteado por Juan Carlos Torre y retomado por Cristina Tortti. Unos habrían aportado la política de los intereses de clase y los otros –los jóvenes- la revuelta moral; aunque estas generaciones volverían a separarse cuando Perón retornó a la Argentina. Esta interpretación traza una frontera casi infranqueable entre viejos trabajadores y jóvenes (sólo) de clase media. Ver del primero “A partir del Cordobazo” en Estudios Nº 4, UNC, Córdoba, 1994 y de Tortti “Protesta social y “nueva izquierda” en la Argentina del Gran Acuerdo Nacional”, en Taller, Revista de cultura, sociedad y política, vol 3 Nº 6, Asociación de Estudios de Cultura y Sociedad, Buenos Aires, 1998.

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muy importante, ya no era el concepto de lo popular que tenían los montos, esta idea abarcadora de lo popular, acá había un problema de clase, … el tema de la burocracia en el peronismo es un tema que para los recién llegados, los Montos, era un tema menor, pero para los que venían peleando desde el 55 era un tema de la puta madre, porque cada vez que uno construía algo, entre los vaivenes de Perón, que se apoyaba alternativamente acá y allá, y el poder del aparato sindical, terminaba siempre con que lo que vos construías hoy mañana se te desarmaba, por hechos que no tenían que ver con vos, tenían que ver con hechos que manejaban desde otro lado. En medio de este auge revolucionario, empieza a pesar en la parte de la militancia que tiene casi este origen, empieza a pesar el tema de la burocracia y el famoso tema de las organizaciones independientes de la clase trabajadora y del pueblo, que era el slogan de las FAP, que ahí nos mete en una parte del Peronismo de Base … entonces se da lugar a la creación del PB, que ya nace con ese slogan, si se llamaba de base se suponía que había una estructura, una superestructura y que había un enemigo que era la burocracia”24.

Destaquemos que si bien se señala a las organizaciones armadas como el espacio más convocante a la hora de sumar jóvenes voluntades (los recién llegados) es prioritario el “enlace” que se establece con las experiencias precedentes (“los que venían del 55, de la CGTA”), porque son esas experiencias o más bien el peso de esas experiencias las que definen las líneas políticas y de acción que se asumen en otros espacios de la nueva izquierda peronista, como el Peronismo de Base. Pero esto podría sugerir que la lucha armada no tiene raíces donde filiarse. Nada de eso; en distintos relatos aparecen las huellas y los caminos que hacen notoria la intención de marcar los rastros de continuidad organizativa y cultural con las experiencias precedentes. ("el joven de los ’70 no inventa la lucha armada, no inventa los caños o las bombas..."25). Esta intención tal vez pueda vincularse a la necesidad y la búsqueda de legitimación del camino escogido, y ello en parte se forja en la articulación a ciertas prácticas e ideas sostenidas en el pasado mas cercano o mas lejano. Es un dato de la realidad que las experiencias contestatarias del mundo de los años ‘70 no estuvieron constituídas sólo por jóvenes. Aquel presente histórico estuvo conformado por una trama social que resultó de la interacción de los miembros de por lo menos dos generaciones, aunque la contribución mayor la realizó la más nueva de ellas26. No obstante otras cuestiones vinculadas al hecho generacional reclaman nuestra atención; me refiero a la clase social y al género, en la medida en que distintos imaginarios (y también los mayoritarios enfoques realizados por las ciencias sociales) 24

25 26

Se trata de un militante de UEL/PB, nacido en 1950 en el sur santafesino, que pasa muy brevemente por la universidad, donde comienza a militar y luego se proletariza en forma permanente. Tomado de entrevista a militante Montonero. Año 2004. Podría ser de utilidad el concepto de coetaneidad introducido por Agnes Heller para remitir a aquellos contemporáneos que comparten el mismo presente histórico, en tanto “estructura cultural en cuyo interior nos encontramos”. Ver de la autora Teoría de la Historia. Fontamara, México, 1993. Pag.48.

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han identificado a los jóvenes “setentistas” como parte de la clase media casi exclusivamente27 y desde perspectivas que invisibilizan la presencia y participación específica de las mujeres28. El siguiente testimonio ilumina el problema de clase; mostrando que el proceso de politización y radicalización no estuvo limitado a ese contorno tan difuso que traza la clase media; aunque la pregunta que se impone es porque si el fenómeno de agitación también y de modos muy significativos alcanzó a las y los trabajadores de la época se fundó una persistente memoria que resulta excluyente en términos sociales. “… había alguien que era un viejo, que tenía 32 años, claro te imaginas que nosotros todos de 21, 22, 23 ... pero ante la gente teníamos que dar otro tipo de imagen, bueno, está bien, los muchachos sí, pero hay otra gente que es mas grande, que es mas vieja, que está en otro lado, somos demasiado pendejos para agarrar un sindicato. Entonces ponemos al viejo al frente que tenía un poco mas de imagen de viejo, tenía unos años mas que nosotros, lo ponemos nosotros, pensábamos por lo poco que habíamos conversado que se rescataba... hablaba, tenía buena oratoria, aunque a lo mejor no los elementos teóricos que llegó a tener después el sindicato petroquímico, era un hombre que estaba en mantenimiento mecánico, con otro tipo de formación mas elemental... hoy es el actual secretario de trabajo de San Lorenzo, Antonio Diez, que debe tener ahora 60 años. Pero en ese momento lo pusimos nosotros, vamos a las elecciones...”29.

Volvamos el llamado de atención acerca del hecho que para pensar en las relaciones inter e intra generacionales resulta imprescindible introducir la variable género. Y si pensamos en ella, o mejor desde ella, inmediatamente se destaca que se han configurado como una relación “entre varones”, que han construido genealogías que los unen unos a otros, en tanto las mujeres aparecen sólo marginal y episódicamente, incluso en las relatos de las propias mujeres. Han sido muy pocas las militantes que han realizado un ejercicio del recuerdo distante y/o distinto de la visión genérica dominante y ello ha estado vinculado a reflexiones y prácticas militantes

27

Una excepción importante a ello lo constituyen los trabajos de Pablo Pozzi. Ver Por las sendas argentinas. El PRT/ERP. La guerrilla marxista, Eudeba, Buenos Aires, 2001 y Pozzi, Pablo y Alejandro Schneider; Los setentistas. Izquierda y clase obrera: 1969-1976. Eudeba, Buenos Aires, 2000.

28

Los mismos estudiantes del 68 europeo polemizaron duramente con las concepciones sociológicas de las revoluciones como meras revueltas juveniles, pero en la práctica y en el imaginario colectivo destacaron la figura del joven andrógino masculino, que estaba en contra del orden existente, era portador del futuro y confiaba en un mundo de seres semejantes que comparten un mismo tiempo. Al respecto ver Passerini Luisa; “La juventud, metáfora del cambio social (dos debates sobre los jóvenes en la Italia fascista y en los Estados Unidos durante los años cincuenta”; en Levi Giovanni y Jean-Claude Schmitt; Historia de los jóvenes. Tomo II. La edad contemporánea. Taurus, Madrid, 1996.

29

Entrevista a José Luis Poles, obrero petroquímico y militante del PB. (1996). Destaco que su perspectiva es representativa de un conjunto de entrevistas realizadas con posterioridad a trabajadores del Gran Rosario.

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posteriores que les han permitido revisar sus propios pasados desde otras perspectivas críticas30. Necesito destacar algo que he advertido en la escucha de mis entrevistadas/os: somos (fuimos jóvenes) pero … hay más jóvenes entre los jóvenes. Hay una diferenciación en la propia generación31. Es interesante señalar un elemento que apareció sostenidamente en algunos relatos de militantes: la distancia dentro de la propia generación parecía agigantarse aunque solo mediaban unos pocos años de diferencia. ¿Qué hacía la diferencia? Principalmente esta estaba planteada con "los pibes" que no venían fogueados de la discusión política de fines de los '60, que eran muy chicos (casi otra generación). Los niveles más duros de disidencia los encontré entre aquellos que desarrollaban su acción en los frentes legales. En algunos casos han destacado (refiriéndose a Montoneros principalmente) que los mandaban a ser jefes, así de ese modo la "dirección" se garantizaba el acatamiento en acciones de alto riesgo; en este marco se señaló que "esos pibes eran más proclives a la acción y los bombazos"32. Otro testimonio muestra una direccionalidad semejante en el marco de un relato que intenta dar cuenta de las implicancias del año ‘73 y refiriendo a la historia de una estudiante desaparecida plantea que: “ … Ella era jovencita, muy jovencita ... era del ’50. Había seis, siete personas que eran nenas... nosotros éramos señores mayores de 28, 30 años, y estamos hablando de que tenían 22, 23, 21 años. P- del ’50 o sea que en el ‘73 tenía 23 R- Sí claro, yo soy del ’43. Yo era un viejo, yo le llevaba 7 años”.

Hasta ahora no me he detenido suficientemente en un elemento constitutivo de muchas experiencias militantes de los años ‘70: el de la lucha armada. La consideración que no hubo mucho tiempo para procesar ese tránsito al camino armado 30

Hemos desarrollado este aspecto extensamente en Luciana Seminara y Cristina Viano; “Las dos Verónicas y los múltiples senderos de la militancia: de las organizaciones revolucionarias de los años 70`s al feminismo”, en Andrea Andujar y otras (coords) Mujeres, género y política en los años ’70 en América Latina, Buenos Aires, Editorial Luxemburg, en prensa, año 2008.

31

Al respecto puede consultarse Pescader, Carlos; “Cuando el pasado reciente se hace historia. Notas sobre teoría de la historia” en Revista de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales. Universidad Nacional de Comahue, año 8, Nº 9, General Roca, 2003.

32

“ … sólo en la operación del cuartel de Formosa... sí, ahí llevaron un montón, el peso de la operación se hizo en Rosario, te diría, había un grupito que era de Corrientes, donde estaba el hermano del … [después lo identifica como uno de los dirigentes de Montoneros en Rosario], que se llama … un grupito de Buenos Aires, pero de Rosario era una multitud, la logística era toda de Rosario, el desagote del lugar de aterrizaje del avión hacia las regionales era Rosario, no, eso tuvo mucho de Rosario, y ahí murieron yo calculo 7 u 8 de Rosario, deben haber muerto …”. Entrevista a militante Montonero nacido en 1950, 2003.

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que para la mayoría fue inicialmente asumido como no conflictivo, en la medida en que esa violencia era justificada plenamente por la violencia que se ejerció "desde arriba" fue una constante. Para quienes tomaron las armas, el hecho armado resultó en un nudo identitario fuerte, al punto de plantear que esto tendía un puente de respeto y colaboración con otras organizaciones armadas (entre la izquierda peronista y la izquierda marxista)33. El cuando, el donde y el cómo de las militancias resultaron imprescindibles a la hora de poder re-escuchar y releer las entrevistas. Aparecieron una serie de elementos constantes que refieren a los derroteros familiares y sus filiaciones, a las marcas personales, sociales e históricas que intervinieron en el pasaje a la acción colectiva y en la asunción de identidades (políticas), que en muchos casos supuso un tránsito por una variada gama de grupos y espacios. Pero si podemos pensar en rasgos dominantes en la generación que animó la vida política y social de los años ’70 lo permanente y persistente lo constituyó la presencia de un “imperativo militante” casi exasperado34. Y por cierto nada marginal, sino profundamente generalizado, tanto que como hemos podido vislumbrar conmovió a sectores sociales de lo más diversos. La presencia de una variada gama de culturas militantes que coexistían y también antagonizaban, pero sometidas a un destino común en la medida en que todas se convirtieron en objeto de un proceso represivo y exterminador parece haber operado profundamente en las construcciones y miradas sobre ese pasado y estimulado el sentirse parte de algo común: la generación del setenta aconteció en la historia y acontece en la memoria. La generación aparece allí, precisamente en el punto donde no encontraremos un modo de nombrar las múltiples experiencias de esos años que pueda capturar en toda su complejidad el proceso vivido y parece arrojar su luz sobre un aspecto: mujeres y varones jóvenes estuvieron en el centro del lugar donde nacía y se desplegaba una enorme voluntad y disposición para intentar cambiar el mundo 35.

33

Ello se tornó muy visible en algunos relatos cuando a la hora de señalar las acciones realizadas se fusionaban las de la propia organización con las llevadas adelante por otras. (Ej: el asesinato del comandante del II Cuerpo de Ejército en 1972).

34

Tal vez desde este gesto puedan entenderse algunos recorridos que llevan por ejemplo a sumarse a Montoneros (proviniendo de otros espacios de la vieja izquierda marxista) a principios de 1976, cuando la represión paraestatal era muy fuerte y el golpe de estado casi inminente.

35

Tomo esta idea de un texto escrito por Walter Benjamín en 1914. Me refiero a Metafísica de la juventud. Paidós Ibérica, España, 1993.

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Año 1 Nº 1 – Invierno 2009 ISSN 1852 - 4532 ---------------------------------------------------------------------

La visión de los derechos fundamentales desde las organizaciones de derechos humanos en Tucumán.1

Rubén Isidoro Kotler2 Resumen: Como resultado de la represión y desaparición forzada de personas en Argentina desde la instauración del Operativo Independencia en febrero de 1975, nacieron distintas organizaciones de derechos humanos que consolidaron su resistencia al gobierno de facto impuesto el 24 de marzo de 1976, centrando su accionar en la aparición con vida de los represaliados. Fundamento primordial de los derechos humanos, organizaciones como Madres de Plaza de Mayo, Familiares de Detenidos por Razones Políticas, Abuelas de Plaza de Mayo y otras, han luchado desde sus orígenes por los principios básicos de la vida, la libertad y otros derechos conculcados durante los años oscuros de la dictadura. Entre la acción pública y las persistencias de la memoria, estos organismos fueron consolidando una idea particular de los derechos humanos que es posible rastrear en las consignas encumbradas en cada momento de la propia historia del movimiento de derechos humanos. En un marco de lucha por las memorias, las organizaciones de derechos humanos han consolidado su accionar en torno al reclamo por los desaparecidos en un ámbito que les es propio, la plaza pública y en una fecha, que más allá de lo simbólico, define la acción pública, el 24 de marzo. El presente trabajo pretende por lo tanto indagar en la idea que las organizaciones de familiares de represaliados han construido sobre los derechos humanos a partir del testimonio de sus integrantes y de las consignas históricas que han construido a lo largo de su historia. Palabras Claves: Derechos Humanos – Organizaciones de Derechos Humanos – Tucumán – Militancia – Dictadura – Democracia Abstract: Different organizations of human rights were born, as a result of the repression and disappearance of people in Argentina, since the instauration of the Independence Operative, on February 1975. Those organizations of human rights consolidated their resistance to the dictatorship government imposed on March 1976, 1

2

El siguiente trabajo surge de las reflexiones realizadas por el autor en el contexto de la tesis doctoral sobre la historia de los organismos de derechos humanos en la provincia de Tucumán en el marco del doctorado de la Universidad de Salamanca “Pasado y Presente de los Derechos Humanos”. Rubenko742000 @ yahoo.com.ar

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and centered on the appearance with life of the missing people. Organizations such as Madres de Plaza de Mayo, Familiares de Detenidos por Razones Politicas, Abuelas de Plaza de Mayo and others, all a prime fundaments of human rights, have fought, since its origin, for the basic principles of life, liberty and other rights violated during the dark years of dictatorship. Between public action and the persistence of memory, these organizations were consolidating a particular idea of human rights, which is possible to trace in the lofty slogans, in every moment of the history of the human rights movement. In a context of struggle for the memories, the human right organizations have consolidated their power around the claim for the missing people, in an area which is their, the public square, and in a date which, beyond symbolic, defines public action on March 24th. Therefore, this paper tries to explore the idea that organizations of family of reprisals have built about human rights, from the testimony of its members and the historical slogans built throughout its history. Keywords: Human Rights – Human Rights organizations – Tucumán – Militancy – Dictatorship – Democracy

Introducción En una entrevista en un programa televisivo, el premio Nóbel de la Paz y presidente del Servicio de Paz y Justicia, Adolfo Pérez Esquivel, explicaba lo qué significan para él y para su organización los derechos humanos. Pérez Esquivel decía entonces: “… nosotros no desarrollamos una defensa de los derechos humanos únicamente para paliar el dolor de las víctimas, los derechos humanos deben ser integrales, no es únicamente lo de la dictadura militar, para mi se violan los derechos humanos cuando se nos mueren 23 niños de hambre por día en el país según los informes de UNICEF, cuando se le quitan las tierras a los indígenas, a los campesinos, cuando se destruye la capacidad productiva del país… esos son derechos humanos, cuando se destruye el medio ambiente, por ejemplo la minería, la gran minería. Hemos hecho un trabajo de investigación sobre la gran minería, entonces ¿de qué derechos humanos estamos hablando? ¿Únicamente lo que pasó en la dictadura militar o tenemos que tomarlo a esto en su integridad? Porque para mi los derechos humanos son valores indivisibles de la construcción democrática.”3

3

Entrevista a Adolfo Pérez Esquivel en el programa del canal Todo Noticias, Palabras Más, Palabras Menos del día 18 de noviembre de 2008. El presente trabajo ha sido elaborado con anterioridad a la entrevista. El testimonio de Pérez Esquivel es introducido en el artículo como testimonio disparador de las ideas que aquí se procuran plasmar.

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La visión de los derechos fundamentales desde las organizaciones de derechos humanos en Tucumán ---------------------------------------------------------------------

Para Pérez Esquivel la cuestión de la polémica radicaba en la distinción entre su postura y la de otros referentes del movimiento de derechos humanos en Argentina, que una vez abierto el proceso político de 2003 con la asunción de Néstor Kirchner como presidente de Argentina, se acercaron al gobierno nacional en un claro apoyo por la política de revisión del pasado dictatorial del país. Pérez Esquivel continuaba su crítica acerca del proceso político en lo referente a las organizaciones de derechos humanos afirmando que: “Uno esperaba que este gobierno después de la fuerte crisis del 2001y 2002 hizo cosas como para remontar la situación económica, la nulidad de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final que era lo que veníamos trabajando también fue un paso positivo, es decir, tenemos que apoyar aquellas cosas que fueron positivas pero también tenemos que ser críticos frente a la situación que hoy vive el país, así que uno con simpatía o no simpatía estaba con expectativas de cambio, de cambios que necesita el país, pero en estas políticas mediáticas realmente a uno le hace reaccionar”. (…)

A las palabras del premio Nóbel de la Paz, el periodista le re preguntaba sobre su parecer acerca del acercamiento, sobre todo, de la presidenta de la Asociación de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, y de la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, al gobierno de Kirchner, a los cual el presidente del Serpaj respondía: “Abuelas y Madres tomaron opciones, son opciones políticas. Nosotros como Servicio de Paz y Justicia y yo personalmente, consideramos que los organismos de derechos humanos deben tener total independencia de cualquier gobierno. Ahora, uno respeta las decisiones tanto de Abuelas como de Madres, en este caso concreto de Hebe de Bonafini, y han optado por aliarse políticamente con el gobierno y creo que esto en el conjunto de los organismos de derechos humanos, no es bueno, más allá de las posiciones que cada uno asumamos, porque esto también ha generado problemas en lo interno de los organismos de derechos humanos, pero bueno, uno respeta las diversas opciones”.

¿Cómo enmarcar el discurso de Pérez Esquivel desde lo estructural, apartando lo coyuntural del planteo, acerca de las posiciones histórica de los organismos de Derechos Humanos, respecto a la cuestión del significado que para dichos organismos tienen tales derechos? Lo que busca el presente trabajo es indagar entonces el discurso acerca de los derechos fundamentales levantados como bandera por el movimiento de derechos humanos a partir del testimonio de sus militantes, observando el caso de Tucumán, como eje vertebrador.

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Como resultado de la represión y desaparición forzada de personas en Argentina desde la instauración del Operativo Independencia en febrero de 1975, nacieron distintas organizaciones de derechos humanos que consolidaron su resistencia al gobierno de facto impuesto el 24 de marzo de 1976, centrando su accionar en la aparición con vida de los represaliados. Fundamento primordial de los derechos humanos, organizaciones como Madres de Plaza de Mayo, Familiares de Detenidos por Razones Políticas, Abuelas de Plaza de Mayo y otras, han luchado desde sus orígenes por los principios básicos de la vida, la libertad y otros derechos civiles y políticos quebrantados durante los años de la dictadura. Entre la acción pública y las persistencias de la memoria, estos organismos fueron consolidando una idea particular de los derechos humanos que es posible rastrear tanto en las consignas encumbradas en cada momento de la propia historia del movimiento como en las acciones que les han guiado. En un marco de lucha por las memorias, las organizaciones de derechos humanos han consolidado su accionar en torno al reclamo por los desaparecidos en un ámbito del que se han apropiado, la plaza pública y en una fecha, que más allá de lo simbólico, define la acción, el 24 de marzo. El presente trabajo pretende por lo tanto indagar en la idea que las organizaciones de derechos humanos han construido sobre tales derechos a partir del testimonio de sus integrantes y de las consignas históricas que han construido a lo largo de su historia. Partiré de la hipótesis que el movimiento de derechos humanos en Argentina en general y en Tucumán en particular, han desarrollado un ideario de los derechos humanos limitado a la revisión del pasado represivo y dictatorial sin avanzar en otras áreas en donde el Estado argentino también se ha visto involucrado en la violación de otros derechos igualmente fundamentales, habiendo limitado la visión exclusivamente hacia los llamados derechos humanos de primera generación.

La represión y el discurso de los derechos humanos Desde la instauración del autoproclamado Proceso de Reorganización Nacional en Argentina, se fueron conformando distintos organismos de derechos humanos en todo el país, cuyos miembros se vinculan mayoritariamente de manera filiatoria con los represaliados por la dictadura y la represión estatal y parapolicial de aquellos años. Las primeras desapariciones forzadas de personas han sido denunciadas ya en 1974, profundizándose el accionar represivo estatal desde febrero de 1975 con la instauración del Operativo Independencia, a la sazón del Poder Ejecutivo Nacional a cargo de la presidenta Isabel Martínez de Perón4. 4

El informe producido por la Comisión Bicameral Investigadora de las Violaciones a los Derechos Humanos en Tucumán demuestra claramente el proceso de la conculcación de tales derechos en la provincia. Para un estudio sobre este documento léase Kotler, Rubén (2007) Análisis del Informe de la Comisión Bicameral Investigadora de las Violaciones de los DDHH en la Provincia de Tucumán (1974 -1983), en Revista Prohistoria Nº 11, Rosario.

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Una cada vez más importante y creciente bibliografía historiográfica y sociológica da cuenta de este periodo en la historia argentina. Sin embargo todavía es objeto de debate y discusión la interpretación del pasado reciente, toda vez que los actores sociales de aquellos años siguen estando vinculados al presente político del país. Ligada al desarrollo del movimiento de derechos humanos en argentina, una pregunta guiará este trabajo y puede ser sintetizada de la siguiente manera: ¿Qué concepción de los derechos fundamentales tienen los militantes de las llamadas organizaciones de derechos humanos? Responder esta pregunta resulta complejo por varios motivos. Por una parte el movimiento de derechos humanos en argentina está conformado por distintas agrupaciones, las cuales a su vez, aunque en apariencia pudieran tener un mismo objetivo, tienen en su seno, visiones bien distintas de la realidad y por lo tanto sus consignas no siempre caminan juntas. Por otra parte estas mismas consignas han ido cambiando a lo largo de la historia del propio movimiento desde la aparición de las primeras agrupaciones a mediados de los setenta, como la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, Madres de Plaza de Mayo o Familiares de Detenidos Desaparecidos por Razones Políticas, hasta otras de más reciente aparición pública como H.I.J.O.S. o ANDHES.5 En medio de este proceso histórico debemos contemplar una serie de acontecimientos políticos que han afectado o han interferido en la vida de estas agrupaciones: desde el final de la dictadura hasta la actualidad, distintas coyunturas políticas han ido afectando de diferentes maneras al movimiento, golpeando con distinta suerte a los organismos, produciendo divisiones internas o cambios en la propia visión de ese proceso en sus integrantes. Las etapas históricas de este largo proceso que lleva algo más de 30 años pueden sintetizarse de la siguiente manera: 1. 1975 – 1979: Fase de mayor violencia represiva por parte del Estado, desde la implementación del Operativo Independencia en febrero de 1975, hasta la llegada de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos al país, en setiembre de 1979. 2. 1980 – 1983: Etapa menos cruenta respecto a los años anteriores, donde los organismos de derechos humanos comienzan a tener mayor presencia pública en las manifestaciones y en los reclamos por el final de la dictadura y la aparición de los desaparecidos. Después de la derrota en la Guerra de Malvinas, la dictadura comenzará su retroceso y una relativa apertura política dará impulso al movimiento de derechos humanos. 3. 1984 – 1987: La salida de la dictadura en el poder trajo aires nuevos en la sociedad a partir de las promesas del gobierno de Raúl Alfonsín de revisar el pasado reciente apoyándose en la defensa de los derechos humanos. Si bien la conformación de la CONADEP y los juicios a las Juntas caminaron en este sentido, ambas instancias chocaron con la 5

ANDHES es una asociación tucumana nacida en el año 2001 como producto de la crisis política e institucional de aquel año.

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conocida Teoría de los dos Demonios la primera, y las llamadas leyes de impunidad los segundos: las Leyes de Obediencia Debida y Punto Final. 4. 1989 – 1995: La crisis social, económica y política determinó una apresurada salida del gobierno de Alfonsín. El arribo de Menem al poder se tradujo en una derechización desde la perspectiva de los derechos humanos con los indultos a los miembros de las Juntas sentenciados en 1985. En Tucumán la coyuntura determinó el ascenso del bussismo en estos años que llegaría a ocupar la casa de Gobierno en 1995, pese a los denodados esfuerzos de los organismos de derechos humanos por impedirlo. 5. 1998 – 2003: El ascenso del bussismo en Tucumán estuvo enmarcado también por un reagrupamiento de fuerzas de los organismos de derechos humanos, impulsados esta vez por enfrentar al gobernador ahora elegido en las urnas. La aparición de H.I.J.O.S. en el panorama nacional y provincial le imprimieron al movimiento en su conjunto nuevas dinámicas que se hacían notar principalmente en nuevas formas de manifestarse como por ejemplo los escraches. 6. 2003 hasta la actualidad: El triunfo del presidente Néstor Kirchner en 2003 tras la crisis abierta en 2001 implicó un giro de 180 grados en la política de revisión del pasado reciente en el país y el juzgamiento de los represores, alguno de los cuales se habían beneficiado por las leyes de impunidad. Esta apertura con todas sus limitaciones ha impreso en el movimiento de derechos humanos nuevas dinámicas de relación no solo entre las distintas organizaciones sino también con el propio Estado. Al hablar de la clausura democrática después del golpe de estado del 24 de marzo de 1976, Marysa Navarro afirma que “el vacío creado por la falta de instituciones mediadoras fue llenado gradualmente por las organizaciones de derechos humanos”6. Jelin asevera que “durante la dictadura, el movimiento de derechos humanos se constituyó en un movimiento social casi paradigmático: la solidaridad interna, el conflicto frente a un opositor reconocido, el cuestionamiento de los límites del sistema, estaban claramente presentes. El movimiento planteaba una oposición profunda y frontal a los principios éticos de la organización social y política del gobierno militar”.7 Para Bombal y Sonderéguer durante los años del llamado Proceso “se había ido gestando, y había ido operando políticamente, un movimiento que reclamaba por la plena vigencia de los derechos humanos. Ante la violación de los más elementales – entre ellos, el derecho a la vida – el movimiento fue la respuesta de una sociedad que se veía vulnerada. Temprana fue su oposición al régimen militar como clara su consigna principal: Aparición con vida y juicio y castigo a los culpables, sostenida en un contexto de absoluta interdicción de las garantías individuales y de violación del orden jurídico.”8 A modo de síntesis, Daniel Feierstein expresa en este 6

Navarro, Marysa, Lo Personal es Político, Op. Cit. Pag. 280.

7

Jelin, Elizabeth comp. (1987): Movimientos sociales y democracia emergente, T. 1., Centro Editor de América Latina, Buenos Aires. 8

González Bombal, María Inés y Sondereguer, María: Derechos Humanos y Democracia, en Jelin, Elizabeth, Movimientos Sociales y democracia emergente, Op. Cit.

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sentido que “los organismos de derechos humanos (…) fueron quienes, durante más de tres décadas de posgenocidio, encabezaron la confrontación contra alguna de las consecuencias de las prácticas sociales genocidas, en particular, a través de los avatares de la lucha contra la impunidad”.9 A lo largo de las dos décadas que siguieron a la dictadura, el movimiento de derechos humanos ha conocido altibajos en la confrontación con el Estado, viviendo el proceso abierto en 1983, con el triunfo del radicalismo en las elecciones presidenciales, con cierto optimismo, aunque poco a poco fue decantando de acuerdo a los vaivenes políticos del país. Una digresión considero necesaria en este punto ya que aunque se identifica a las organizaciones de familiares de los represaliados con la lucha por los “derechos humanos”, ni todos los derechos fundamentales han sido objeto de su lucha ni todos han merecido en la misma proporción la movilización en la que han estado involucrados históricamente. Cuando hablamos de “todos” los derechos fundamentales, nos referimos aquí a los derechos sancionados por la Declaración Universal” de Naciones Unidas, los que vieron la luz pública en la comunidad internacional el 10 de diciembre de 1948. En buena medida, el movimiento se ha ido guiando a veces intuitivamente y otras conscientemente por muchos de los principios establecidos en la Carta de la ONU, sobre todo durante los años de la dictadura y en los primeros años de la transición. Sin embargo a medida que fueron transitando por la historia propia del país, las organizaciones han ido construyendo un relato acerca de la defensa de los derechos humanos que se fue consolidando casi exclusivamente en la revisión del pasado represivo argentino. Además si durante la dictadura militar defender los derechos humanos tenía una clara visibilidad en la recuperación de ciertas libertades y derechos, con la conquista de la democracia en diciembre de 1983 parte de esta lucha fue decantando. Dicho de otro modo, el movimiento se vio en la disyuntiva de la acción una vez producida la transición, ya que no era lo mismo defender tales derechos en dictadura que defenderlos en un gobierno constitucionalmente erigido y que suponía un respeto por tales derechos individuales. La cuestión pasaba entonces por qué exigirle a ese Estado que atravesaba coyunturalmente una nueva situación. Las consignas de “aparición con vida” y “castigo a los culpables” (de la represión) siguió estando presente incluso en los primeros años de la transición, aún cuando los familiares de los represaliados podían tener cierta idea sobre el destino final de los desaparecidos. Claramente el movimiento defendía lo que la teoría clásica llama los derechos humanos de primera generación, es decir los que se denominan en la literatura clásica derechos civiles y políticos, aunque en determinadas circunstancias pudieran solidarizarse con la lucha expresada por otros sectores a favor de los llamados derechos de segunda y tercera generación. 9

Feierstein, Daniel (2007): El Genocidio como práctica social. Entre el nazismo y la experiencia argentina, Página 344. Edit.Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires.

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¿Una visión limitada de los derechos humanos? Si bien es cierto que algunas organizaciones, como Madres de Plaza de Mayo se han abocado en los últimos años a realizar trabajos de base en distintas áreas relativas sobre todo, a acompañar a los sectores excluidos de la sociedad, la visibilidad del movimiento aparece en fechas o en actividades públicas donde el recuerdo del pasado ocupa un plano central. Si bien los discursos en determinadas ocasiones apuntan a temas cruciales como “el no pago de la deuda externa” o “la reconstrucción del tejido social”, sigue siendo un imperativo central la revisión del pasado y el conocimiento de la verdad sobre lo sucedido con los desaparecidos, acompañado de un proceso que juzgue y castigue a los represores. En este sentido la administración del presidente Néstor Kirchner se destacó en sus primeras acciones de gobierno por mostrar una clara tendencia en la revisión de ese pasado y terminó de asociar el discurso de los derechos humanos en una doble vertiente: por un lado renovó la Corte Suprema de Justicia, lo que le dio mayor aire para conseguir una mayor apertura en determinados temas, y por otro lado abrió el juego que permitió el juzgamiento hasta hoy de algunas figuras emblemáticas de la represión de los años setenta. Esta apertura acompañada de una retórica reivindicativa le valió al gobierno de Kirchner el que algunos organismos (en especial Madres de Plaza de Mayo, en la línea conducida por Hebe de Bonafini) se acercaran a la Casa Rosada en un hecho inédito. El movimiento en su conjunto, salvo contadas excepciones, comenzó a ver en el gobierno justicialista la puerta por donde cumplir con los objetivos centrales y las reivindicaciones históricas, sobre todo en lo que se refiere, tal como ya lo hemos expresado, en la consigna de “juicio y castigo”. Otras demandas quedaron relegadas entonces tanto en la propia retórica de las organizaciones como en sus acciones, y cada vez más se limitó la cuestión de los derechos humanos a la revisión del pasado, en especial en los temas referidos, como ya hemos mencionado, a los derechos fundamentales de primera generación. Con motivo de la investigación sobre el movimiento de derechos humanos de Tucumán han sido entrevistados distintos militantes y dirigentes de las organizaciones. En líneas generales los testimonios abordan casi exclusivamente una militancia en el marco de los derechos humanos con una mirada puesta en el pasado. Si bien las voces de los militantes reconocen que los derechos humanos son mucho más amplios que la sola revisión de ese pasado, no obstante ello, centran su mirada en el objetivo central que les mueve en su accionar. Como ejemplo expondré cuatro fragmentos de testimonios que son más que representativos acerca de la visión que estos organismos tienen sobre los derechos humanos. Todas las entrevistas, tanto las aquí mencionadas, como el conjunto, fueron realizadas en su mayoría entre septiembre y diciembre de 2007, meses antes del comienzo del primer juicio contra los represores Antonio Domingo Bussi y Luciano Benjamín Menéndez en la causa por la desaparición del ex senador provincial Guillermo Vargas Aignasse. Es importante destacar esta www.revistatestimonios.com.ar

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cuestión, ya que los testimonios resultantes de las entrevistas, han estado marcados por la posibilidad de una condena futura a los represores, tal como ha sucedido el 4 de septiembre de 2008. El primer testimonio corresponde al actual presidente de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos de Tucumán (APDH), Atilio Castagnaro quien ha estado vinculado al movimiento casi desde la fundación de la APDH en la provincia hacia comienzos de 1984. Castagnaro reconoce entonces que: “Si bien nos interesa mucho lo que llamamos derechos humanos históricos y las violaciones del terrorismo de Estado, tenemos un trabajo continuado con los derechos humanos actuales, entonces por este motivo también la APDH es un organismo más político en el sentido que nosotros también luchamos porque todo el mundo tenga un salario digno, un techo, porque no existan pobres y todo lo demás, entonces esto es mucho más político que simplemente ver la lucha de la década de los ’60 y ’70…”10

El segundo testimonio pertenece a Carlos Soldatti, activo militante que ha pasado por diferentes organizaciones desde Familiares de Desaparecidos por Razones Políticas, Madres de Detenidos – Desaparecidos de Tucumán y ha sido uno de los co fundadores de la APDH local. Soldatti explica entonces: “Siempre la gran bandera fue el repudio de todo el horror que comienza el 24 de marzo, aunque en realidad se pone como una fecha, la noche larga del terrorismo de Estado, pero en realidad ya comenzó un año antes con el Operativo Independencia en donde ya comienzan las desapariciones (…) y bueno, el 10 de diciembre también, entre el horror y bueno, nuestro reclamo de “verdad y justicia”, ya quedan muy lejos aquellas consignas de “aparición con vida”… pero hay algo, que seguimos con el reclamo de “verdad y justicia” y valoramos infinitamente lo que a partir de Kirchner se produjo…”11

María Coronel, militante de H.I.J.O.S. Tucumán, y quien fuera una de las fundadoras de la organización expone la mirada que desde la novel agrupación se tiene sobre el significado de los derechos humanos: “Desde HIJOS el concepto de derechos humanos lo tomamos como algo mucho más amplio, por ahí lo acotás a lo que tiene que ver con dictadura porque en realidad uno tiene que saber cuáles son las posibilidades de acción que tiene y hasta donde te va a dar el cuero para laburar muchas cuestiones. Nosotros, está bien, nos agrupamos a partir de una historia específica y laburamos en función de eso, pero laburar en función de eso y decir que todos somos hijos de una misma historia, también tenés que pensar que los derechos humanos no son solamente los que se aplican a crímenes de la dictadura sino que derechos humanos abarca muchísimas 10

Entrevista a Atilio Castagnaro, realizada el 13 de noviembre de 2007 en la ciudad de Tucumán

11

Entrevista a Carlos Soldatti, realizada el 1 de diciembre de 2007 en la localidad de Simoca.

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cuestiones más. Si nosotros pudiésemos, si fuésemos doscientos, tendríamos alguien que labure el derecho al trabajo, derecho a la educación, bueno, el derecho a la identidad es lo único que estamos laburando en este momento, pero hay tantas cuestiones, la cuestión del género, son muchísimas cosas que abarcan eso, por eso también de alguna manera la importancia para que los que entren en la agrupación a militar no sean solamente hijos de desaparecidos sino que abarque mucho más, porque también te abre la cabeza. Pero como digo, para nosotros los derechos humanos para nosotros siempre han abarcado mucho más, no solo tiene que ver con el derecho a la vida, a la seguridad, sino que abarca muchísimo más. (…)”12

Por su parte Valentina García Salemi, cara visible de la organización ANDHES, y ex militante de H.I.J.O.S., también reconoce que el campo de los derechos humanos es mucho más amplio, sin embargo una mirada jurídica tanto personal como del grupo al que pertenece, les lleva a fijar posición también en los aspectos que hacen a la revisión del pasado y al principio de “verdad y justicia”: “Con el tiempo se empezó a reconocer la cuestión de que ANDHES no solo trabaje con la cuestión de “memoria”, sino que aborde otras cuestiones como de hecho abordamos. Tenemos muchos otros trabajos, en otros sectores, entonces esto es como que siempre nos han visto medio pecho fríos en lo jurídico, porque nuestra perspectiva de trabajo siempre ha sido como muy jurídica, si bien trabajamos con las bases porque desde los inicios que trabajamos en barrios, con comunidades, con niños, muy legitimados desde esa parte, socialmente, pero no es una organización ni de escraches, ni de ese tipo de militancia.”13

Estos cuatro testimonios resultan claramente gráficos a la hora de analizar tanto el discurso de los derechos humanos en la retórica de las organizaciones como en sus prácticas, las cuales convergían hasta bien entrado el nuevo siglo en las manifestaciones de cada 24 de marzo y que hoy se vuelve visible públicamente con mucha más fuerza a raíz de la apertura de las causas contra los represores tucumanos. De los cuatro testimonios presentados dos corresponden a familiares de represaliados durante la dictadura: María Coronel tiene a sus padres desaparecidos, mientras que Carlos Soldatti tiene a dos de sus hermanos desaparecidos, habiendo sido él mismo víctima del secuestro y la tortura. Por su parte tanto Atilio Castagnaro como Valentina García Salemi se vinculan al movimiento por un interés político personal y no por alguna filiación con los represaliados. Esto resulta importante de mencionarse para observar que tanto el testimonio de unos y otros apuntan al mismo plano: la revisión del pasado represivo en Argentina. 12 13

Entrevista a María Coronel, militante de HIJOS Tucumán, realizada el 29 de noviembre de 2007. Entrevista a Valentina García Salemi, ex integrante de HIJOS Tucumán, representante de ANDHES, realizada el 30 de Octubre de 2007.

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Del 24 de marzo al 10 de diciembre, entre lo ritual y lo simbólico Desde el punto de vista de la memoria, la acción política de las organizaciones de derechos humanos mantiene un hilo conductor de reactivación social del recuerdo. Las manifestaciones públicas son entonces las formas que encuentra el movimiento en su conjunto a fin de trasmitir no solo al Estado, sino al resto de la sociedad, la demanda. Desde las primeras rondas alrededor de la pirámide de la Plaza de Mayo, las Madres de desaparecidos marcaron el pulso acerca de la acción a seguir, siendo imitadas luego por el conjunto de las organizaciones, tanto de familiares de represaliados, como de otras organizaciones de derechos humanos, y con el tiempo por los partidos de izquierda. Si la acción de los integrantes de los organismos disminuye después de la sanción de las leyes de Punto Final, Obediencia Debida y los indultos, un ritual que no desaparece y que congrega incluso a quienes se han alejado del movimiento o a quienes directamente no participan en él, son los actos del 24 de marzo, cuando se recuerda el golpe de 1976, y los actos del 10 de diciembre, día internacional de los derechos humanos. Algunos militantes han buscado incluso imponer en Tucumán como fecha central del recuerdo de la represión el 9 de febrero, día en que comienza el Operativo Independencia en 1975 y que afectó particularmente a la provincia norteña. Muy vinculado al tema de las memorias y al conflicto de estas, los rituales del movimiento de derechos humanos ocupan un lugar central por evitar que “la amnistía provoque amnesia”.14 Si el fortalecimiento del Bussismo en Tucumán ponía un manto de silencio sobre el pasado, el movimiento de derechos humanos pretendía continuar la batalla de la memoria contra el olvido en la plaza pública. A las consabidas consignas de los organismos, en Tucumán se sumaba el grito a viva voz sobre la propia persona de Bussi en una pugna por consolidar la memoria del pasado reciente del país. Fue esta la idea que iban construyendo las organizaciones sobre los derechos humanos, construcción que como podemos ver, es histórica y se define en un espacio concreto: la plaza pública, y que se activa en una fecha particular, ya sea el 24 de marzo o el 10 de diciembre. Para Elizabeth Jelin, “las fechas y los aniversarios son coyunturas de activación de la memoria.”15 Pero no todos comparten las mismas memorias y es aquí donde entran en juego los conflictos. Esto sucede no solamente en la lucha del movimiento contra la memoria oficial, sino también al interior del mismo. El 24 de marzo es una de las fechas claves en este sentido. Durante los años de la dictadura los mensajes de la junta militar “al pueblo argentino” al cumplirse un aniversario del golpe, eran una constante. Sin embargo algunos osaron desafiar el 14

15

La idea de la amnistía sin amnesia es tomada del editorial de Le Monde, del 29 de abril de 1995 titulado justamente “Amnesia y Amnistía”. Jelin, Elizabeth, Los trabajos de la Memoria, Op. Cit. Pag. 52

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recuerdo oficial. La Carta abierta a la Junta Militar16, del periodista Rodolfo Walsh, con motivo de cumplirse el primer año del golpe, el 24 de marzo de 1977, operaba en este sentido. La introducción de la carta es una respuesta a esa memoria oficial que exaltaba y justificaba la esencia misma del gobierno de facto: “El primer aniversario de esta Junta Militar ha motivado un balance de la acción de gobierno en documentos y discursos oficiales, donde lo que ustedes llaman aciertos son errores, los que reconocen como errores son crímenes y lo que omiten son calamidades”.17 Walsh contraponía entonces los aciertos considerados como tales por la dictadura a los errores que algunos intelectuales venían denunciando, y a los errores reconocidos por el mando militar, como crímenes. Una forma de contraponer un discurso y otro.18 Desde la Carta de Walsh hasta los actos públicos del movimiento es posible afirmar entonces como lo hace Jelin, que “las organizaciones (…) elaboraron una versión antagónica de lo ocurrido el 24 de marzo de 1976, y fueron quienes ocuparon la escena pública de la conmemoración a partir de la transición. El Estado estuvo ausente de las mismas durante muchos años…”.19 Una de las preguntas que se hizo a los entrevistados fue sobre el significado tanto del 24 de marzo como del 10 de diciembre en Tucumán. Para todos ellos son fechas claves en las que aún estando alejados de la militancia, viven como una cita impostergable. De esta manera la marcha en la plaza Independencia y los actos de recuerdo, sobre todo en el aniversario del golpe, congrega incluso a quienes han desistido de continuar militando. Laura Figueroa, abogada defensora de los derechos humanos y activa militante en este campo explica que: “Nosotros siempre teníamos dos fechas, el 24 de marzo y el 10 de diciembre. El 10 de diciembre era impresionante como se convocaba gente, sobre todo porque el 10 de diciembre había asumido Alfonsín, entonces los radicales en los primeros tiempos se volcaban a las calles, a las movilizaciones. Paulatinamente ese 10 de diciembre fue perdiendo fuerza y pasó a tener otra fuerza, que eran las organizaciones en conflicto que tomaban el 10 de diciembre para denunciar. Entonces como ya había demasiadas protestas y demasiadas banderas rojas, los sectores del PJ o el radicalismo abandonaron las marchas del 10 de diciembre y permanecían aunque formalmente para repudiar el golpe del 24 de marzo, pero bueno, se 16

Léase la Carta Abierta a la Junta. Anexo número cinco del presente trabajo.

17

Introducción de la Carta Abierta de Rodolfo Walsh en Vinelli, Natalia (2002): ANCLA, una experiencia de comunicación clandestina orientada por Rodolfo Walsh, edit. La Rosa Blindada, Buenos Aires.

18

La escritura de la carta le valió al periodista su desaparición el mismo día en que Walsh se dirigía a los medios a entregar el mensaje epistolar. Sin lugar a dudas la propia desaparición de Walsh el 24 de marzo de 1977, es decir un año después de producido el golpe, también jugaría como factor clave en las memorias enfrentadas en el intento del movimiento de derechos humanos por hacer suya también esta desaparición.

19

Jelin, Elizabeth, Los Trabajos de la Memoria, Op. Cit. Pag. 53.

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sintió la disminución de gente cuando fue la derrota alfonsinista y menemista, y el 10 de diciembre en Tucumán hace varios años que tiene una convocatoria raquítica porque la dirección, sobre todo de uno de los organismos de derechos humanos, no le da la importancia, porque bueno, casualmente está Kirchner en el gobierno…”20

Carlos Soldati concuerda con Laura Figueroa tanto en lo que respecta al 24 de marzo y los comienzos de la represión en Tucumán, como a los primeros actos en los que de alguna manera participaban también los radicales en los primeros años de gobierno del presidente Alfonsín: “En realidad siempre los 24 de marzo tenían el sentido grande que nos unificaba a todos en repudio al horror, al terrorismo de Estado, a la dictadura… pero claro, en los comienzos del gobierno de Alfonsín siempre estaban los grupos que valoraban también a la par o había una mención respecto de las cosas positivas que se venían haciendo y siempre la polémica entre los que estaban más afín al gobierno rescatando lo que hacían y los que estaban en una actitud crítica y de mayor confrontación, pero siempre la gran bandera fue el repudio a todo el horror que comienza el 24 de marzo, aunque en realidad se pone como una fecha, la noche larga del terrorismo de estado, pero en realidad ya comenzó un año antes con el Operativo Independencia en donde ya comienzan las desapariciones…”21

El 9 de febrero es una fecha más representativa sin lugar a dudas en Tucumán, de las simbologías de otras efemérides, sin embargo en esa pugna por las memorias nunca se pudo institucionalizar como efemérides. Esto lo explica Sara Mrad, quien desde Madres de Plaza de Mayo, filial Tucumán, insistió en variadas oportunidades en la necesidad de instituirlo: “… es una fecha emblemática el 24 de marzo, nosotros siempre, y en Tucumán hemos intentado en algún momento y hemos hecho actividades, para nosotros la marcha más importante no tendría que ser el 24 de marzo sino el 9 de febrero, porque en realidad el golpe, el golpe así, institucionalizado empieza el 9 de febrero con el Operativo Independencia, pero cuesta trabajarlo al 9 de febrero, y recién hace unos años que la gente empieza a manejar el tema del Operativo Independencia. Pero nosotros hemos hecho actos en Famaillá… y es una fecha emblemática a nivel nacional el 24 de marzo, entonces uno la toma y lo mismo el 10 de diciembre, pero con el tiempo por las diferencias que había con las otras organizaciones las Madres dejamos de hacer cosas el 10 de diciembre para plantear las marchas de la resistencia que se las hacía, digamos, cerca del 10 de diciembre, un miércoles y un jueves anterior al 10 de diciembre…”22

20

Testimonio de Laura Figueroa.

21

Testimonio de Carlos Soldati.

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Testimonio de Sara Mrad.

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En todo caso resulta emblemático que organizaciones como Madres de Plaza de Mayo no solamente manifiesten en fechas determinadas sino que haya podido ocupar aún en el imaginario social, el espacio público cada jueves con las marchas, en Plaza de Mayo en Buenos Aires, y en cada plaza central en el interior del país. El jueves ha sido también el día elegido por la filial tucumana para marchar por la Plaza Independencia, marchas que con el paso del tiempo ha ido disminuyendo en número de asistentes, pero que no se han suspendido, contando el organismo con la colaboración de los grupos de apoyo locales. Con el tiempo, algunos miembros de las organizaciones en Tucumán se alejaron del movimiento, sin embargo los 24 de marzo acuden a la cita en la Plaza Independencia, como evento impostergable. Aunque apartados de la militancia activa se reconocen aún dentro del movimiento sólo por acudir a la manifestación cada año. Es el compromiso por la revisión del pasado lo que les ata al movimiento aunque la militancia se haya visto retraída. A mediados de los ’90 con el surgimiento de H.I.J.O.S. y con el triunfo de Bussi en la gobernación de Tucumán en 1995, las marchas del 24 de marzo cobraron una resignificación particular. La nueva generación de militantes, jóvenes, que hacían la entrada en la escena pública como organización y con banderas reconocibles imprimían al movimiento una nueva dinámica. Como lo expresa Jelin “los primeros años de la década de los noventa fueron de escasa actividad, para reactivarse a partir de 1995, en los preparativos del 20 aniversario y en los años posteriores. Nuevos actores juveniles, nuevas formas de expresión y de participación (la agrupación H.I.J.O.S., las murgas) marcan transformaciones de la fecha.”23 En Tucumán los actos del 24 de marzo posteriores al triunfo de Bussi, centraron mucho más la atención en la persona del general retirado, ahora gobernador elegido por medio de los votos, y tanto el palco desde el cual hablaban las organizaciones como los discursos se veían reforzados al mismo tiempo en las consignas contra Fuerza Republicana, el partido político del Bussismo. Además, los panfletos distribuidos apuntaban todos contra la persona de Bussi. En uno de esos panfletos podía leerse: “Bussi asesino, la cárcel es tu destino, acabó el tiempo de la impunidad y comienza el de rendir cuentas”.24 Los integrantes de H.I.J.O.S. por su parte procuraban imprimirle un nuevo sentido al 24 de marzo. No vivirlo como una fecha trágica de dolor y llanto sino de buscar un nuevo sentido en el cual no faltaron las murgas o los pasacalles en las movilizaciones hacia la plaza Independencia. Esta era una nueva forma de entender las conmemoraciones en los aniversarios del golpe. Sobre su participación en los actos del 24 de marzo, Josefina Centurión recuerda que: 23

Ibídem.

24

Este panfleto forma parte de los anexos de este trabajo.

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“…es como que de cajón siempre estábamos ahí, y además porque comprendíamos la importancia de esas fechas, no por algo que hubiera que repetir mecánicamente, sino que era la oportunidad de concentrar la energía en eso que salía hacia agfuera del trabajo de las organizaciones. No era lo único que hacían las otras organizaciones pero era algo que salía hacia a fuera y la oportunidad de convocar, como abrir a la sociedad el tema y la convocatoria, y que la gente se acerque, y eso, sabíamos que en esas fechas se acercaba mucha gente que no tenía una militancia organizada, pero que obviamente estaba comprometida con la causa...”

Pregunta: ¿Y qué diferencias había en el movimiento? Por ejemplo en la elaboración del documento… “Las diferencias surgían siempre ahí, si…aunque en general no teníamos tantas diferencias con los otros organismos a nivel discursivo, sí a nivel operativo, organizativo de las cosas, porque al final nosotros sentíamos que los que terminábamos laburando éramos nosotros (los militantes de H.I.J.O.S) y además que era como que un poco cariñosamente y un poco también lavándose las manos, como que nos endilgaban la tarea pesada porque éramos jóvenes, pero era natural y nos reíamos de eso porque era lo que queríamos hacer, pero por ahí las principales diferencias surgían con las organizaciones de izquierda por las reivindicaciones que había que incluir o no en el documento, cuestiones que por ahí a nosotros nos parecía que excedían las exigencias de los organismos de derechos humanos, no porque no nos solidarizábamos con lo que pasara en Irak, sino porque nos parecía que se diluían las reivindicaciones concretas que a nosotros nos interesaba en ese marco del 24 de marzo…”25

Susana Salvatierra vincula la marcha de los 24 con la herencia que recibe H.I.J.O.S. de las organizaciones que le precedieron, sobre todo de Madres, aunque plantea las diferencias que buscaba el novel organismo en los actos: “(…) la línea de la lucha era la misma, en lo que sí creo que nos hemos diferenciado sí es el cómo, a nosotros nos resultaba muy pesado continuar ese camino del reclamo de justicia desde el dolor, nos costaba muchísimo, nos despertaba mucha paranoia, nos hacía sentir culpables, yo al menos tenía esa cosa de sentir esa mirada de “pobrecitos” en lo que tuvo el padre, entonces el hecho de que los H.I.J.O.S. hayamos podido encontrarle la alegría, el humor… las marchas de H.I.J.O.S. son tan distintas a las marchas de Familiares como la de Madres, una cosa totalmente distinta, desde el hecho que estaba la murga, desde el hecho que cada vez que organizábamos un 24 de marzo y que H.I.J.O.S. se encargaba de hacer el 24, era organizar fiesta, o sea era fiesta, vamos a hacer una fiesta, en esta esquina van a estar los payasos, en la otra esquina las bailarinas, en la otra esquina van a estar los músicos y en la plaza había fiesta, recital… 25

Testimonio de Josefina Centurión [Entrevista realizada el 21 de diciembre de 2007]

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Sobre el significado del 24 de marzo H.I.J.O.S. Viviana Vicente concluye: “El 24 de marzo siempre fue como la actividad principal, es ir en esa fecha a la plaza, convocar a la mayor cantidad de gente posible y decir: acá hubo un golpe, acá hay un asesino suelto, acá hay una continuidad del terrorismo de Estado, los que están en el gobierno son cómplices de todo lo que pasó… es una actividad de denuncia, sí, básicamente de denuncia y tratar de llevar tu mensaje a la mayor cantidad de gente posible…”26

La disputa por la elaboración del “discurso” Y si el 24 de marzo representa para el movimiento el espacio de la denuncia, también lo es el de la discusión, el debate, la lucha interna por ocupar un espacio en el palco, la pelea con los partidos de izquierda por el protagonismo, es en todo caso el espacio donde se resuelven o se profundizan las luchas de poder al propio interior del movimiento y donde, en definitiva, se interpreta tanto el pasado como el propio presente en clave de derechos humanos. Esto es percibido claramente por todos en un tema de mucha sensibilidad: la elaboración del documento que será leído en el acto central. Normalmente como explican los militantes, el documento se elabora a partir del texto del año anterior, sin embargo cada 24 de marzo la propia coyuntura hace que ese original sea discutido una y otra vez. De la lectura de alguno de estos documentos se desprende rápidamente el sentido que el movimiento le da a los derechos humanos. Si los integrantes de las distintas agrupaciones expresan que hay un común acuerdo en la elaboración del texto final, hay que convenir entonces que se acepta el discurso general acerca de que se está reclamando o porque se está luchando. Lo que está en juego cada 24 de marzo no es solo el lugar que ocupa cada organización en el palco principal del acto, sino la elaboración de un discurso acerca de qué entienden sobre la lucha que llevan a cabo y en definitiva por cuáles derechos humanos se está bregando. Si hacia mediados de los ochenta la discusión giraba en torno a la consigna “aparición con vida”, a lo largo de los noventa, sobre todo en la segunda mitad, tras el ascenso de Bussi al gobierno, la discusión parecía más de forma que de contenido ya que todos aceptaban en condenar una figura que representaba no sólo el pasado dictatorial que se repudiaba, sino también la represión y la desaparición de personas en sí, encarnada en la propia figura del represor. Una de las vías por lo tanto que tenemos para comprender la constitución del discurso de los derechos humanos del movimiento es analizar aunque someramente el último documento elaborado. Se propone aquí una lectura del documento leído el último 24 de marzo de 2008 con motivo de recordarse un aniversario más del golpe de Estado.

26

Testimonio de Viviana Vicente.

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El documento comienza afirmando: “Mientras el pasado no sea saldado, lo que pasó sigue pasando, día tras día, sigue pasando. Pasa todo el tiempo, es tiempo presente. Si no hay Justicia vuelve a pasar. A 32 años del golpe genocida en que el Poder Económico y su brazo ejecutor, las Fuerzas Armadas, instauraron a sangre y fuego el Estado Genocida, los hechos nos dan la razón.” 27 Lo que observamos aquí es que desde el inicio se establece cuál es el parámetro desde donde se encuentra parado el movimiento de derechos humanos, esto es, el de un presente que mira al pasado de un movimiento que pide al Estado una revisión del mismo. En los tres párrafos siguientes del documento se desarrolla una explicación del pasado que se recuerda y por el cual se manifiestan los organismos. Se remonta al Operativo Independencia en febrero de 1975 y se vincula la represión ilegal y parapolicial a un plan sistemático elaborado y ejecutado por medio del terrorismo de Estado. Por su parte se denuncia a quienes formaron parte del mencionado plan, esto es a "los militares y los grupos económicos nacionales y extranjeros, que financiaron y dirigieron económicamente el terrorismo de Estado y la dictadura, contaron con la complicidad de algunos dirigentes políticos, la cúpula de la Iglesia y la burocracia sindical”. Inmediatamente se vuelve al presente y se denuncia la desaparición de Julio López, desaparecido un año y medio antes tras su paso como testigo en la causa contra Miguel Etchecolatz. En la frase “La impunidad de ayer, la impunidad de hoy”, se vincula el pasado con el presente y nos refuerza la idea que el movimiento tiene sobre los derechos humanos, sobre lo que hay que combatir, sobre la lucha que vincula directamente la desaparición de Julio López con la de los 30.000 desaparecidos en los años ’70. La preocupación por el pasado represivo se manifiesta entonces a lo largo de todo el texto volviendo una y otra vez la mirada al pasado. Se denuncian los crímenes del presente que se vinculan con ese pasado, es aquí donde el discurso de los derechos humanos del movimiento se torna claramente en la necesidad de mirar hacia atrás una y otra vez, reclamando el mismo principio de “verdad y justicia” que ha guiado a las organizaciones en los primeros años de acción pública. Aunque se menciona la cuestión de los derechos humanos de segunda generación, sobre todo en lo que se refiere a los derechos sociales y económicos, no se pone tanto el énfasis en esto como sí en la clara evidencia de una continuidad entre el pasado y el presente en la conculcación de los derechos civiles y políticos. En este sentido la siguiente frase procura seguir en esta dirección: “Pero los Organismos de Derechos Humanos y demás organizaciones sociales y políticas no transitaron en vano este largo y doloroso período caracterizado por la negación de Justicia. La impunidad de ayer, la impunidad de hoy. A la violencia no sólo represiva, sino Económica ejercida por el Estado Genocida la vemos instaurada y enquistada aún hoy, 27

Documento leído el 24 de marzo de 2008 en el acto público en Tucumán. No me detendré en todo su análisis sino que daré algunas pistas que considero fundamentales para el eje de este trabajo.

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a través de la reproducción de la pobreza y la desigual distribución de la riqueza, las cuales día a día se siguen incrementando.” Se reiteran algunas consignas como por ejemplo “El Hambre es un Crimen. Ni un pibe menos”. Es evidente que esta denuncia no proviene exclusivamente de las organizaciones de derechos humanos sino de uno de los sindicatos que participan en la elaboración del documento, la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), que comparte junto al movimiento y a los partidos de izquierda la organización del acto del 24 de marzo. En este sentido los discursos de cada sector son bien diferenciables y es posible determinar entonces que discurso aporta quien en el texto final que se lee en la Plaza Independencia. Es aquí donde se negocia qué puntos son los centrales y es evidente que sobre salen siempre las consignas del movimiento de derechos humanos por sobre el resto. Para terminar de observar todo esto que se menciona más arriba es conveniente entonces analizar el último párrafo, el cual termina de confirmar la tendencia del todo el documento, esto es el vínculo del pasado con el presente y la necesidad de revisar ese pasado en función de establecer el principio de “verdad y justicia”. Se exige la aparición con vida de Julio López lo que recuerda las primeras consignas de los familiares en los albores de la dictadura militar y luego una serie de demandas vinculadas directamente con el pasado: “Celeridad en la investigación y la tramitación de las causas por violaciones a los derechos humanos y su unificación por Centro Clandestino de Detención, el desmantelamiento del aparato represivo, la restitución de la identidad de los más de 400 niños apropiados durante la Dictadura Militar, la apertura de los archivos secretos de la SIDE, el Ejército y la Policía, por una Justicia independiente y una política de estado eficaz para la protección de los ciudadanos, que garantice la plena vigencia de derechos humanos para todos.” Una vez más observamos una vuelta al reclamo por los derechos humanos de primera generación, los cuales no solo fueron conculcados en el pasado, si no que se vuelven a conculcar en el presente con la desaparición física de Julio López. De las demandas que siguen no aparece ninguna que represente un reclamo hacia otros derechos fundamentales, como ser los derechos sociales, económicos y culturales. Si en medio del texto, como afirmábamos más arriba, aparece la mención del hambre, en las conclusiones esto es omitido, dando prioridad central entonces a la revisión del pasado. Este es solo un somero análisis que sirve para comprender hasta donde el movimiento nacido al calor de la dictadura a mediados de los años ’70 limita su discurso relativo a los derechos humanos en una revisión del pasado en la violación sistemática de aquellos derechos civiles y políticos.

Consideraciones Finales

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La visión de los derechos fundamentales desde las organizaciones de derechos humanos en Tucumán ---------------------------------------------------------------------

A partir de lo expuesto en este trabajo observamos que el discurso acerca de los derechos fundamentales elaborado por el movimiento de derechos humanos en Argentina en general y en Tucumán en particular, es un discurso construido históricamente y que presenta limitaciones en cuanto a su contenido. Después de más de treinta años de presencia pública el movimiento ha ido erigiendo un discurso de los derechos humanos que se identifica claramente con la mera revisión del pasado represivo del país, poniendo el énfasis en lo que denominamos los derechos humanos de primera generación, derechos conculcados aún antes de producirse el último golpe militar con las primeras desapariciones forzadas de personas hacia finales de 1974. Si durante la dictadura militar el objetivo era reclamar por la aparición con vida de los desaparecidos y la plena vigencia de los derechos fundamentales, con la apertura democrática el movimiento de derechos humanos fue actuando de acuerdo a los vaivenes políticos que vivía el país, debatiendo en su seno un discurso que se ha ido plasmando fundamentalmente en los documentos que las organizaciones elaboran cada 24 de marzo con motivo de cumplirse un nuevo aniversario del golpe de Estado. Aunque los militantes reconocen que el concepto de los derechos humanos es más amplio, comprenden que su acción se limita a la revisión del pasado represivo del país. La particularidad del proceso vivido en Tucumán, con la presencia del bussismo generó aspectos diferenciados con respecto al país creando dinámicas de acciones propias en el interior del propio movimiento de derechos humanos. Del complejo proceso político que ha vivido y vive Argentina, es que resulta de fundamental importancia continuar indagando la vinculación que ha tenido y tiene el movimiento de derechos humanos el cual lejos de cerrar un ciclo, plantea un desafío constante a las distintas administraciones tanto nacionales como provinciales.

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Testimonios www.revistatestimonios.com.ar

Año 1 Nº 1 – Invierno 2009 ISSN 1852 - 4532 ---------------------------------------------------------------------

De relatos y praxis políticas: análisis de narraciones conversacionales de Madres de Plaza de Mayo∗

Miguel Alberto Galante1 Resumen: Enfrentados a una crisis del orden social y político, y considerando insuficiente la represión estatal y paraestatal desarrollada por los gobiernos peronistas, sectores dominantes y dirigentes optaron por construir un Estado Terrorista. A partir de 1976, la acción estatal en su conjunto diseminó un terror sistemático más allá de los centros clandestinos de detención, procurando un disciplinamiento social absoluto. Ante ello, la construcción de colectivos sociales (como los nuevos organismos de derechos humanos surgidos de las luchas de los familiares de detenidosdesaparecidos) constituyeron acciones de resistencia. En base a una pluralidad de fuentes, recuperaremos aquí algunos aspectos de la conformación de Madres de Plaza de Mayo: su especificidad, las dificultades de crear “Madres” en el apogeo de la violencia estatal, sus primeras interpelaciones a la faz pública del Estado Terrorista, entre otros. A partir de fuentes orales, nuestra investigación procura indagar especialmente sobre los sentidos dados a sus luchas ante el terrorismo estatal. Desde la Historia Oral, analizamos significados construidos por las propias Madres sobre sus orígenes y el conjunto de sus experiencias políticas durante la última dictadura (1976-1983). En sus relatos, exploramos sus evocaciones y necesarios “olvidos”, sus representaciones. En sus narraciones conversacionales -como categorizara R. Grele a las entrevistas

Avance de una investigación en curso en el marco del Proyecto de Investigación “Sociedad Civil y Terrorismo de Estado (1976-1983)”, Programa de Historia Oral de Facultad de Filosofía y Letras –UBA dirigido por Pablo Pozzi. Una versión de este trabajo fue presentado en el II Coloquio Historia y Memoria “Los usos del pasado en las sociedades post-dictatoriales”, Fac. de Humanidades y Ciencias de la Educación, Universidad Nacional de La Plata; 6-8 de septiembre de 2006. Publicada como GALANTE, Miguel “En torno a las madres de Plaza de Mayo”, en Historia, Voces y Memoria, Boletín del Programa de Historia Oral, Nº 1, Facultad de Filosofia y Letras-UBA e Imago Mundi, Buenos Aires, 2007; pp. 69-82.

1

Programa de Historia Oral, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires. miggalante [@] yahoo.com.ar

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surgieron diversos relatos personales: en algunos casos legitiman algunas concepciones dominantes; en otros las cuestionan y avanzan hacia la elaboración de significados alternativos. En muchos casos resultaron/resultan nuevas formas de resistencia. Palabras clave: Derechos Humanos – Estado Terrorista – resistencia narraciones conversacionales –representaciones- Madres de Plaza de Mayo Abstract: About praxis and conversational narrations of "Madres de Plaza de Mayo" Facing a social and political crisis and considering not enough the governmental and paramilitary repression carried out by the Peronist government, leader sectors opted for develop a Terrorist State. Since 1976, the government’s action spread a systematic terror beyond the clandestine detention centers in order to obtain a profound social discipline. In response to that, the building of "colectivos sociales" (like the new human rights organizations created in the middle of the struggle by the relatives of " detenidos-desaparecidos", were actions of resistance. Based in a diversity of sources, we recove some aspects of the conformation of Madres: its specificity, the difficulties of its building whilst the state violence gathered momentum, their very first public critics to the terrorist state, among others. Based in oral sources, our research is intended to particularly reach the meanings given to their struggle against the state terrorism. From the perspective of Oral History, we analyze the meanings built by the Madres concerning their own origins and the complexity of their political experiences during the last military dictatorship (1976-1983). In their speech we will explore their memories and their necessaries oblivions as well as their representations. In their conversational narrations (as called by R. Grele) they came up diverse personal stories, in some cases they legitimize some dominant conceptions while in other cases they question and move forward into the elaboration of alternative meanings. In many cases the result is a new way of resistance. Keywords: Human rights, Terrorist State, Resistance, Representations, Madres de Plaza de Mayo., conversational narrations

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Miguel Alberto Galante ---------------------------------------------------------------------

La última dictadura ha sido caracterizada en diversos análisis a partir de uno de sus aspectos más salientes, base esencial en su constitución y permanencia: el terrorismo de Estado. Así se destacaba la violencia institucional sistemática, practicada hasta el paroxismo, “al margen y en oposición al estado de derecho” 2. Es decir, la apelación al terror por quienes detentaban el poder y el aparato burocrático-estatal. Al calificar de terrorista la represión estatal, se subraya su carácter clandestino/ilegal, la práctica regular de la desaparición forzada de personas, la tortura y posterior asesinato, los centros clandestinos de detención (CCD), la acción de los grupos de tareas de las Fuerzas Armadas y de Seguridad3. Para su conceptualización partimos del sistemático trabajo de E.L. Duhalde que definió al Estado Terrorista durante la última dictadura como una nueva forma de Estado de Excepción4. Nacido de una crisis catastrófica del orden político y social, fue configurado sobre la negación de principios fundamentales del Estado Democrático-Burgués: la creciente convicción en cúpulas militares, en importantes sectores dirigentes y en sectores dominantes partícipes del golpe, de que los principios de sujeción a la ley, de división de poderes, de publicidad de actos de gobierno y de control judicial de los mismos incapacitaría al Estado para la defensa de determinados intereses sociales. De modo que habría de considerarse necesaria la estructuración -casi con tanta fuerza como el Estado Público- del Estado Clandestino y de su instrumento fundamental: el terror como método (ya no mero instrumento contingente de refuerzo a la tradicional coacción pública y legal). La pretendida legitimidad del Estado Terrorista se esgrimió a partir de la postulada necesidad de esos métodos para defender el orden social capitalista y sus reformas estructurales de largo plazo5, contrarrestando -o suprimiendo- de manera eficaz y definitiva el accionar -en miles de casos, la existencia- tanto de grupos revolucionarios como de diversos sectores que protagonizaban una extendida indisciplina y movilización social en los años ’70 (ya en tono de protesta/resistencia, ya de reforma o transformación estructural). Ese proyecto, que retomaba aspiraciones de la ultraderecha política, del liberalismo económico y de la doctrina de la seguridad hemisférica6, se hizo efectivo mediante el Estado Terrorista que ejerció políticas 2

DUHALDE, Eduardo Luis El Estado Terrorista Argentino. Quince años después, una mirada critica, EUDEBA, Buenos Aires, 1999, pp. 39.

3

Sobre la estructura y operatoria del terrorismo de Estado, véase también CALVEIRO, Pilar Poder y Desaparición. Los campos de concentración en Argentina, Colihue, Buenos Aires, 1998.

4

DUHALDE, Eduardo Luis El Estado..., cit. , Cap. II (“El Estado Terrorista y su faz clandestina”).

5

Véase entre otros: CANITROT, Adolfo, “La disciplina como objetivo de la política económica”, en Desarrollo Económico, Nº 76, Buenos Aires, 1980; SCHVARZER, Jorge La industria que supimos conseguir. Una historia política y social de la industria argentina, Planeta, Buenos Aires; Cap. 9.

6

ANSALDI, Waldo, “Matriuskas de terror. Algunos elementos para analizar la dictadura argentina dentro de las dictaduras del Cono Sur”, en PUCCIARELLI, Alfredo (Ed.) Empresarios, tecnócratas y militares. La trama corporativa de la última dictadura, Siglo XXI, Buenos Aires, 2004; pp. 27-52.

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represivas de alta intensidad sobre amplios sectores sociales. El resultado fue la articulación de un genocidio en la Argentina. Para la viabilidad de ese Estado Terrorista se verificaron ciertos presupuestos necesarios. Entre ellos destacamos: destitución de autoridades y cuerpos representativos; sometimiento del Poder Judicial; supresión de libertades públicas; disolución y suspensión de partidos, instituciones y organizaciones políticas; supresión de la Confederación General del Trabajo e intervención de los sindicatos; control absoluto de las Universidades; control y/o manipulación de medios de comunicación; ataque a estamentos profesionales de real o atribuida relevancia o peligrosidad social (abogados, periodistas, psicólogos, sacerdotes populares, educadores, escritores, actores, etc.). Estas acciones y medidas del Estado (aquí rápidamente enunciadas) para dominar la sociedad civil desde su faz pública no estaban disociadas de sus prácticas en su faz clandestina. Muchas acciones represivas/genocidas clandestinas tenían por objetivo infundir terror hacia el conjunto social. La lógica de la estructuración de la faz clandestina del Estado Terrorista7 giraba en torno a sus propósitos de realizar “inteligencia” -tortura- sobre los detenidos, “contrainteligencia” -acción clandestina- y extermino -terror- sobre “el enemigo” construido. Pero esa lógica no sólo estaba dirigida hacia enemigos a exterminar, sino que tenía fines más amplios: sus efectos expansivos, o sea el terror generalizado8. Nuestra mirada en torno a la dictadura procura centrarse ya no en el aparato represivo en su faz clandestina, sino en las consecuencias de su acción en su dimensión más pública del Estado Terrorista. Desde las técnicas y especificidad de la Historia Oral indagamos especialmente en las subjetividades de grupos y personas que integraron movimientos u organizaciones sociales que ante semejante terrorismo estatal siguieron desarrollando prácticas que según los casos pueden ser conceptualizadas como de resistencia, de solidaridad, de reclamos sociales o de oposición. Ese fue el caso de los Organismos de Derechos Humanos creados por familiares de detenidos-desaparecidos.

7

Duhalde, Eduardo Luis El Estado..., cit. Cap. IV “Estructuración de la faz clandestina del Estado”, pp. 253- 306.

8

“Si bien el aniquilamiento físico tenía como objetivo central la destrucción de las organizaciones políticas calificadas como subversivas, la represión alcanzaba al mismo tiempo a una periferia muy amplia de personas directa o indirectamente vinculadas a los reprimidos (familiares, amigos, compañeros de trabajo, etc.), haciendo sentir especialmente sus efectos al conjunto de estructuras sociales consideradas en sí como subversivas por el nivel de infiltración del enemigo (sindicatos universidades, algunos estamentos profesionales: abogados, periodistas, psicoanalistas, etc.)” [destacado mio]. DUHALDE, Eduardo Luis El Estado..., cit., pp. 257.

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Sobre Madres y la categoría movimientos sociales Desde aquella mirada fundadora de los sociólogos Elizabeth Jelín9 y Fernando Calderón, es tradicional considerar al colectivo Madres dentro de la categoría Movimientos Sociales. Esa perspectiva10, destacó la heterogeneidad de los Movimientos Sociales en formación, su carácter indicativo de la existencia de conflictos sociales -en los que podían (o no) ponerse en cuestión el sistema de relaciones sociales-, manifestaciones de “una nueva forma de hacer política y una nueva forma de sociabilidad... una nueva manera de expresar lo político y lo social, el mundo público y la vida privada”11. Estas “expresiones colectivas no institucionalizadas de los sectores populares” no eran fácilmente encauzables por los partidos o vanguardias. En relación a la Argentina de los años de dictadura, esta perspectiva ubicaba al movimiento por los derechos humanos como “el caso más claro de un movimiento social en formación”. Al prologar la compilación de Jelin, Calderón presentó la génesis de nuevos movimientos sociales asociada a la crisis de los modelos de industrialización y de sus respectivos sistemas culturales. En ese contexto, los movimientos sociales habrían de criticar al Estado y al sistema político, a sus sistemas de representación y participación social, reclamando su incorporación como sujetos políticos. Así habrían evidenciado el fracaso de los autoritarismos latinoamericanos, dando lugar a una diversidad de nuevos conflictos: de clases, nacionales, regionales, juveniles, étnicos, de género, entre otros12. Recientes trabajos revisaron con acierto las distintas perspectivas sobre estas expresiones/fenómenos en América Latina en general, y en Argentina en particular, subrayando las dificultades de incluir bajo la denominación movimientos sociales a un muy heterogéneo conjunto de “nuevos sujetos sociales” que en las últimas décadas han visibilizado protestas de diversa índole (“signos de aquello que esta naciendo”)13. 9

JELIN, Elizabeth (comp.) Los Nuevos Movimientos Sociales, Tomos 1 y 2, CEAL, Buenos Aires, 1985. Se incluía entre ellos al Movimiento de Derechos Humanos (con eje en las Madres pero no exclusivamente), al Movimiento de Mujeres en la transición a la democracia, al Movimiento de Rock Nacional (y la resistencia juvenil), al Movimiento de Democratización Sindical y al Movimiento Vecinal. En ese volumen María SONDEREGUER escribió “Aparición con Vida (el movimiento de derechos humanos en la Argentina)”. El Prólogo fue de Fernando CALDERON.

10

Entre otros puede consultarse: CALDERON, Fernando (ed.) Los movimientos sociales ante la crisis, CLACSO, Buenos Aires: 1986. CALDERON, Fernando y Elizabeth JELIN, Clases y movimientos sociales en América Latina: perspectivas y realidades, Estudios CEDES, Buenos Aires, 1987.

11

JELIN Elizabeth, “Los movimientos sociales en la Argentina contemporánea: una introducción a su estudio” en JELIN Elizabeth, Los Nuevos ..., cit., pp. 18-19. En más de un aspecto, Jelin remite a, TILMAN, Evers “Identidade: a face oculta dos novos movimentos sociais”, Novos Estudos, Vol. 2, Nº 4, São Paulo, 1984.

12 13

CALDERON, Fernando “Prólogo” en JELIN Elizabeth, Los Nuevos..., cit. FAVARO, Orietta “Una puesta en cuestión sobre el tema de los movimientos. sociales. Problemas,

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En relación a nuestra investigación, varias de las características asignadas por esos (y otros) autores a los movimientos sociales pueden -en principio- hallarse en la génesis y desarrollo de Madres. Citamos sólo algunas de ellas: deben ser interpretados como “prácticas centradas en la construcción de identidades colectivas y de reconocimiento de espacios de relaciones sociales”; “acciones colectivas con alta participación de base, que utilizan canales no institucionalizados y que, al mismo tiempo que van elaborando sus demandas, van encontrando formas de acción para expresarlas y se van constituyendo en sujetos colectivos, es decir reconociéndose como grupo... ”; su identificación con “otras formas de hacer política”; la nueva manera de relacionar lo político y lo social, lo público y lo privado”; “espontaneidad, no institucionalización ... sentidos contradictorios y multifacéticos, pero acción y prácticas colectivas”14. Cabe también mencionar algunos otros aspectos destacados en los consensos historiográficos-sociológicos rastreados por Ansaldi: se trataba de movimientos de composición social plural en términos de clase, integrados a partir de alguna reivindicación específica (etaria, de género, de derechos humanos, entre otras); la búsqueda de autonomía material y simbólica, respecto del Estado y de los partidos políticos; las luchas con “formas autoafirmativas” mediante las cuales los nuevos sujetos sociales se hacen visibles y reafirman sus rasgos y señas de identidad. Mas -procurando ver en forma dialéctica la tradicional distinción entre lo social y lo políticosurge un énfasis particular: la rápida politización de los movimientos sociales contemporáneos que paradójicamente “politizan cada vez más a la misma sociedad civil, al convertirla en la arena de un enfrentamiento político contra los gobiernos y el Estado”. Así, recuperando la mirada de Sánchez-Parga, subrayó que aunque los movimientos sociales se expresasen pacíficamente, “la protesta es siempre portadora de una dinámica de resistencia y rechazo” que puede hasta derivar en una alta eficacia política como el derrocamiento de un gobernante o hasta la subversión del orden establecido15. Sin duda, la consideración sobre la validez de la aplicación de la categoría movimiento social -de por sí objeto de no pocas controversias- a Madres merece mayor espacio. Basta afirmar aquí que es notoria tanto la existencia de elementos que permitirían considerarlas como movimiento social, así como de aspectos asociados a esos movimientos de difícil correlación con la historia de Madres (si tenemos en cuenta tendencias y desafíos” ; ANSALDI, Waldo “Quedarse afuera, ladrando como perros a los muros. Protesta y movimientos sociales en América Latina en la bisagra de los siglos XX y XXI”; ambos en Anuario Nº 21, Escuela de Historia, Universidad Nacional de Rosario, 2005- 2006. La cita entre paréntesis es de: MELUCCI, Alberto Movimenti di revolta. Teorie e forme dell’azione collettiva, Milano, 1976; Ansaldi la incluye como acápite de su artículo. 14 15

JELIN Elizabeth Los Nuevos..., cit ; pp. 14, 15, 18 y 19. ANSALDI, Waldo “Quedarse afuera ...", cit.; espacialmente pp. 40-52 Las citas de Ansaldi remten a SÁNCHEZ-PARGA, José “Del conflicto social al ciclo político de la protesta”, en Ecuador Debate, Nº 64; Quito, 2005.

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las orientaciones de mayor vigencia en los análisis sociológicos e históricos sobre los movimientos sociales en la sociedades capitalistas y sistemas democráticos de América Latina de las últimas tres décadas). Empero -retomando en parte esa mirada que intenta ver dialécticamente la tradicional diferenciación entre sociedad civil y sociedad política, y destacando la virtual devastación de los espacios para la actividad política por parte del Estado Terrorista- queremos recuperar aquí la paulatina constitución de las Madres en un sujeto político o, al menos, las dimensiones más políticas de sus reclamos y acciones.

Los Organismos de Derechos Humanos y la especificidad de Madres Entre las organizaciones de Derechos Humanos (DD. HH.) existentes hacia 1976, los nuevos organismos surgidos a partir de la acción de familiares de detenidosdesaparecidos fueron actores principales de una lucha que, desarrollada desde una restringida -pero no absolutamente arrasada en virtud de esas mismas luchas- esfera pública, cuestionaba e impugnaba -con fuerte repercusión internacional- al Estado Terrorista en su conjunto, tanto por sus accionar público como clandestino. Es necesario destacar la especificidad del colectivo Madres: un grupo de mujeres que, en tanto madres buscan a sus hijos desaparecidos, pero que, en algún momento, deciden conformar una expresión, un espacio, una identidad diversa de los ya existentes en el reclamo por los desaparecidos (o por los DD.HH. en general). Hacia abril de 1977 -cuando las Madres comienzan a constituirse como actor público en sus reclamos de vida y verdad sobre el paradero de los desaparecidos- existían algunos Organismos de DD.HH.: Liga Argentina por los Derechos del Hombre (LADH o “la Liga”, fundada en 1937 por dirigentes de diversos partidos políticos, con el tiempo muy ligada al Partido Comunista); Servicio de Paz y Justicia (SERPAJ, desde 1974 con actividad en el ámbito nacional y latinoamericano); Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH, fundada en diciembre de 1975 por dirigentes políticos y sociales de diversas pertenencias); Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos (MEDH, establecido por varias Iglesias Evangélicas y sólo una diócesis católica, en febrero/1976). Al parecer, estas organizaciones no lograron canalizar todas las iniciativas y necesidades de los familiares directamente afectados por el terror estatal. Así surgieron Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas (en enero/marzo de 1976 comenzaron a reunirse como Comisión de Familiares en la Liga, constituyéndose como organismo en septiembre de 1976), Madres de Plaza de Mayo (el 30 de abril de 1977 se reunieron por primera vez en la simbólica Plaza) y Abuelas de Plaza de Mayo (en octubre de 1977 definen una específica búsqueda de nietos secuestrados o nacidos en cautiverio). Más tarde (1979) un grupo de abogados

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-algunos con actuación anterior en otros organismos- fundó el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS). La especificidad de Madres surgió ante la necesidad de no limitarse a las gestiones particulares o la vía judicial -Habeas Corpus- que recomendaban organismos como la Liga o la APDH, además de cierta moderación en la modalidad del reclamo, que las fundadoras de Madres decidieron cambiar para realizar un reclamo -una lucha- cada vez más frontal. Eligieron también reclamar por sus hijos desde su rol de madres, intentando apelar a unos de los valores -la familia- que la dictadura decía defender, así como al imaginario sacralizado en la cultura argentina sobre la madre y la maternidad16. En relación al rol de la Liga en los años de dictadura (en especial en 1977), la mayoría de los testimonios de familiares de desaparecidos incluye conclusiones y evocaciones muy críticas. Citamos aquí a Nora de Cortiñas quien, tras salvaguardar la “gran trayectoria” de la Liga, recordó: “...los choques que teníamos a su vez con partidos políticos, con políticos también, con políticos en sí y con otros Organismos que estaban compuestos por gente de partidos grandes y chicos, más bien de los grandes (...)Además, lo más significativo en ese momento era el comportamiento del Partido Comunista... que quería atemperar lo que era la Dictadura Militar diciendo que Videla era un militar democrático y que pobre de todos nosotros si... a él lo sacaban y ponían a otro (...) La Liga funcionó con un abanico de políticos (...) Sin embargo, ahí primaba el Partido Comunista. Entonces, al Partido Comunista no le gustaba el movimiento de las Madres porque nosotras íbamos a la Plaza de Mayo y no nos podían controlar, ni dominar, ni nada. Entonces éramos mal vistas (...) ... yo lo escuché, [enfatiza] yo, de voces de gente que, de repente, me decían: ‘Bueno, no hay que ir, porque ir a la Plaza es provocar’ (...)”17.

Asimismo, muchas Madres aluden a unos “cartelitos” en las paredes de la Liga (probablemente una suerte de cartelera informativa para familiares de detenidos y/o desaparecidos que acudían en busca de ayuda/consejo) que indicaban “no ir a la Plaza de Mayo”. María del Rosario de Cerruti lo recuerda así: “(...) ‘no hay que ir a Plaza de Mayo, que es peligroso’. Los carteles estaban en la Liga. ... bueno, toda la gente de... las quiero igual a todas, el PC dirigía. ‘No hay que ir a Plaza de Mayo’, decía. ¿Entendés? Salíamos de allí hechas pelota...”18. 16

FILC, Judith Entre el parentesco y la política. Familia y dictadura 1976-1983, Biblos, Buenos Aires, 1997; Cap. II, “La gran familia argentina: moral y política en el discurso autoritario en Argentina, 1976-1983”.

17

Nora Morales de Cortiñas, segunda entrevista, realizada el 22/06/05, en Castelar, Provincia de Buenos Aires. Entrevistador: Miguel Galante.

18

María del Rosario Caballero de Cerutti, entrevista realizada el 01/05/05, en Vicente López, Provincia de

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Empero, precisamente, ellas apelaron no sólo a ese difundido imaginario en torno a la maternidad, sino también a uno más histórico y político: la Plaza de Mayo como escena pública, que entonces sería la suya. “Señoras y señores, tenemos que juntarnos en la Plaza de Mayo, como hicieron nuestros mayores, a reclamar por nuestros hijos”19, habría pregonado Azucena Villaflor de De Vicenti.

Las narraciones de las Madres sobre sus orígenes Todos los testimonios de Madres recuperan esa convocatoria que Azucena realizara en la Vicaría de la Armada para constituirse en actor colectivo. Ese siniestro espacio aparece una y otra vez en los relatos como un lugar de encuentro de las futuras Madres. A partir de entonces se dejó en un segundo lugar la gestión particular de cada madre por su hijo secuestrado -búsqueda que, no obstante, muchas madres continuaron por diversas vías y que, conocida por sus pares, no habría tenido entonces cuestionamientos20- para hacer un pedido público de evidentes connotaciones políticas por el conjunto de los desaparecidos, abriendo una grieta para expresar la protesta en una esfera pública extremadamente reducida a los límites impuestos por el Estado Terrorista. Ese proceso fue así resignificado por una Madre de activa participación, Nora de Cortiñas: “...en ese momento, era justificable en cierto modo, que cada Madre hacía el trámite todavía además individual; aún cuando Azucena...después en ese momento que ella, antes de desaparecer, dice: ‘todas por todos’...era este tipo año ’77, ’78, creo. No sé si había desaparecido Azucena; ahora no me acuerdo bien...cuando nos juntamos, igual cada una seguía haciendo el Habeas Corpus y las averiguaciones y el recorrido por su hijo y las acciones colectivas. Empezamos a hacer las acciones colectivas. Fue cuando fuimos a la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos que hacían los Habeas Corpus que estaban encabezados por Oscar Smith, la desaparición de Oscar Smith. Y todo el resto de los casos que se iban presentando...entonces se hacían ya Habeas Corpus colectivos, Ministerio

Buenos Aires. Entrevistadora: Beatriz Luque. La actuación del Partido Comunista Argentino - y su relación con la LADH- durante la última dictadura merece un análisis específico que no realizamos aquí. 19

Josefa García de Noia (Pepa) entrevista realizada el 06/12/04, en Buenos Aires. Entrevistadora: Beatriz Luque (por el PHO-FFyL).

20

A partir de la división (1996) de Madres en Asociación de Madres de Plaza de Mayo y Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora, la primera organización impugnó públicamente esa búsqueda de paraderos individuales (y de restos mortales) de desaparecidos. A su vez, la Línea Fundadora -como la mayoría de los organismos- consideró válida la lucha por verdad y justicia por cada una de las personas desaparecidas y asesinadas (sin renunciar al reclamo colectivo).

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del Interior colectivo...Pero al mismo tiempo cada madre que quería buscar por donde recibía un dato, ahí iba...”21.

El trato que el Vicario de la Armada, Teodoro Graselli, daba a familiares de los desaparecidos que acudían en busca de información sobre sus hijos secuestrados -sacerdotes y militares hacían correr la voz de que a él había que recurrir- era deliberadamente cruel. Graselli pedía información a los familiares (sobre compañeros y amigos de los desaparecidos) en otra forma de inteligencia/tortura para darles información que, en muchas ocasiones, era falsa y humillante22. Aquel momento clave -fundador- en la antesala de la Vicaría tiene aristas simbólicas tales que muchas Madres lo narran en detalle, aun cuando no hubieran estado allí, ya que todas le reconocen ese valor. Quizás por ello fueron “olvidadas” -o al menos no jerarquizados- por muchos testimonios, reconstrucciones y narraciones, otras convocatorias realizadas (no sólo por Azucena) en la antesala del Ministerio del Interior (y en las colas que se formaban) y en diversas conversaciones; llamados a reunirse en forma independiente, a constituirse como grupo23. Surge, pues, la hipótesis de que en Azucena Villaflor -y en otras Madres con menor nivel de determinación- fue afirmándose la decisión/convicción de realizar un reclamo público, colectivo, desde ellas mismas. Las experiencias que empezaban a compartir así se los indicaba. El relato de María del Rosario Cerruti refiere un paulatino proceso de conocimiento y acompañamiento de madres entre sí, desde mediados de 1976: “Desde el 11 de mayo del ´76 [fecha del secuestro de su hijo Fernando] hasta el día que dejé las Madres, no paré un solo día de ir a la calle. El 11 de mayo del ´76 me encontré con dos madres: con Beatriz y con Rosa Contreras, dos madres que ya el 16 de mayo le habían llevado a sus hijos. No nos separamos nunca, y fuimos ingresando...agregando madres a esa rutina de todos los días, a esa desesperación de todos los días...”24.

Empero, se impuso en las narraciones aquel momento de fuerte carga simbólica en la Vicaría de la Armada. Ese momento fundador es reconstruido con algunas lógicas variaciones, propias de la construcción de diversos significados que los sujetos

21

Nora Morales de Cortiñas, primera entrevista, realizada el 22/04/05, en Castelar, Provincia de Buenos Aires. Entrevistador: Miguel Galante.

22

Ver, entre otros, ARROSAGARAY, Enrique Biografía de Azucena Villaflor. Creadora del Movimiento de Plaza de Mayo, Buenos Aires, 1997 (Edición del autor). VERBITSKY, Horacio El Silencio. De Paulo VI a Bergoglio. Las relaciones secretas de la Iglesia con la ESMA, Sudamericana, Buenos Aires, 2005.

23

Entre los testimonios que sí recuperaron aspectos de una autoconvocatoria realizada por varias Madres y en varios ámbitos para esa primera reunión en la Plaza se destaca el de Pepa Noia, entrevista citada.

24

María del Rosario Caballero de Cerutti, entrevista citada

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dan a su propia historia al narrar y recordar, así como de la memoria que diversos actores quieren hoy contar y legar25. En palabras de Nora Cortiñas: “Y cuando ella inicia todas las gestiones, estaban en la Vicaría de la Marina. Y estaba el grupo de madres... ehh... y de padres [enfatiza] había en ese momento también, ¿no? Entonces Azucena al ver que el cura ese -que debajo tenía las botas, debajo la sotana, tan hipócrita, Graselli- eeh... se pone ahí en el medio del hall donde estaban esperando que las atendieran y dice: ‘Bueno nosotras acá, mejor ¿por qué no nos reunimos y vamos a la Plaza de Mayo?’. ‘Pero estaba la dictadura militar’. ‘Sí, vamos a la Plaza de Mayo y entramos a la casa de gobierno a exigir que nos digan dónde están nuestros hijos. Acá no nos van a decir nada’. Entrevistador: En ese momento a Azucena vos no la conocías… N: No, yo no la conocía en ese momento...fue en el mes de abril. La que te puede dar la fecha quizás es la Pepa o Mirta, que fueron de las primeras”26.

Ahora bien, ¿cómo surgieron esas Madres? Si bien todas tienen un origen trágico común ligado a la desaparición de sus hijos, como afirmara Hebe de Bonafini, “...hay 30.000 desaparecidos pero no hay 30.000 madres; las actitudes variaron según los casos: hay algunas que se dedicaron a rezar; otras participaron de otros organismos, otros movimientos; otras decían que no podían hacer nada y que tenían que cuidar a otros hijos; y otras madres decidieron estar con las Madres de Plaza de Mayo”27.

En realidad, antes de constituirse en ese colectivo, esas madres fueron conociéndose en las antesalas o las “colas” que realizaban una y otra vez en la búsqueda del paradero de sus hijos. Se trataba de diversas instancias del poder dictatorial que fueron instituidas -además de las comisarías de todo el país en las que primero solía denunciarse el secuestro o desaparición del familiar- informal o formalmente en ámbitos especializados donde recibir esos reclamos. Empero, difícilmente las demandas por los detenidos-desaparecidos encontraran en ellas algún canal positivo. Por el contrario, se evidenciaban allí otros métodos de prolongar la tortura -si no sobre sus cuerpos, sí sobre sus voluntades- hacia los familiares de los secuestrados. Así fue claramente expresado en el relato de Nora Cortiñas sobre sus primeras gestiones:

25

26 27

Las divergencias en el relato de los orígenes también reflejan diferencias políticas contemporáneas que atraviesan a las Madres), Sobre la relación entre el acontecimiento recordado y el significado que los narradores construyen en los testimonios, véase PORTELLI, Sandro, “Lo que hace diferente a la Historia Oral”, en SCHWARZSTEIN Dora (comp.), La Historia Oral, CEAL, Buenos Aires, 1991. Nora de Cortiñas, primera entrevista, cit. Hebe de Bonafini, entrevista realizada en 1988 por Ariel Ogando, en 1998. Disponible (julio/2005) en: http://www.andes.missouri.edu/andes/Cronicas/ao_bonafini.html

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“... hice la espera ahí [en la Vicaría de la Armada]... entre medio de la gente que iba, que algunos nos conocíamos de vernos en otros lados. Porque nosotras cuando íbamos a hacer los trámites: Ministerio del Interior que teníamos tarjeta ya... con número de legajo... o que íbamos a la... Conferencia Episcopal, o que íbamos a los cuarteles. Siempre nos encontrábamos la misma gente, con madres, a veces con padres. E: ¿Cuántas eran esas personas, que se veían? NC: No, no muchas. Porque los horarios a veces eran distintos... Había que ir a las 8 de la mañana, a las 7 de la mañana. A veces la cola era a las 6 de la mañana, en un cuartel. Yo me acuerdo que una vez que fui a La Plata, también a ver a estos hipócritas, genocidas... me tuvieron esperando como 4 o 5 horas. Donde después cuando vos te querías ir te decían: ‘No, no, no. Mire, no se puede retirar porque ya la van a atender; no, no se puede...’ No te dejaban salir tampoco. Vos decías: ‘Bueno, si no me atiende me voy’. ‘No, no. Tiene que esperar. Tiene que esperar que ya está viniendo para acá.’ Te tenían ahí, te tenían como una amansadora. Era parte de la tortura que seguía...”28.

En esos ámbitos, el Estado Terrorista negaba en su faz pública lo que en su faz clandestina su aparato represivo realizaba. Con ello se buscaba prolongar los efectos del terror más allá de los campos: no sólo a los familiares, sino también a una sociedad que vivía en la incertidumbre de los límites entre aquello que era permitido o prohibido (y de la pena real que correspondía a lo prohibido). En algunos de esos ámbitos, los familiares directos eran sometidos a nuevos suplicios que buscaban desgastarlos y humillarlos en muchos casos. En otros, como los juzgados federales (que recibían pedidos de Habeas Corpus para sólo formalmente atender la demanda de justicia), se hacían infructuosos los recursos legales, generando otra forma de desgaste/resquebrajamiento de la voluntad de lucha y de demanda de justicia de esos familiares. Mas paradójicamente esos ámbitos -relativamente centralizados, al menos en Buenos Aires- para atender a los familiares de las víctimas acabaron por ser, de algún modo, factores intervinientes en la constitución de un movimiento social de cuestionamiento y de resistencia a ese terror. En los testimonios de las primeras Madres -o de las que se sumaron poco después- aparecen múltiples referencias a la forma en que se fueron conociendo en la antesala de la Vicaria Castrense de la Armada, en la “Curia Metropolitana de la calle Suipacha”, en la Conferencia Episcopal Argentina, en pasillos y oficinas de Juzgados Federales, en el Departamento Central de la Policía Federal, en la planta baja del Ministerio del Interior en Casa de Gobierno (y en la cola que en las madrugadas se formaba frente a Plaza de Mayo).

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Nora Morales de Cortiñas, primera entrevista, cit.

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Pero tras ese factor coadyuvante -ajeno a las Madres- se hallaba la voluntad de lucha de cada una, cuyas historias personales son dignas de estudiarse para conocer cómo es que algunos salieron decididamente a buscar al familiar secuestrado y otros no.

Sobre las primeras Madres y la conciencia política Existe un difundida imagen en torno a las Madres que destaca la falta de militancia política de ellas antes de integrarse al movimiento así como la apoliticidad de su constitución inicial (al menos desde el significado que habrían tenido sus primeros reclamos y posturas); imagen que no pocas veces las propias Madres subrayaron y consolidaron. Si bien muchas historias individuales permiten dar asidero y verosimilitud a ese imaginario, cabe no obstante considerar con mayor precisión la experiencia -y conciencia- política previa de aquellas que conformaron los primeros grupos de Madres. Algunas de ellas, la habían tenido directamente: “Azucena Villaflor de De Vincenti fue la mujer que nos convocó a la Plaza de Mayo, pero junto con ella, que la hicieron desaparecer, se llevaron a otras dos madres. La dictadura no hizo desaparecer a cualquiera: se llevaron a los mejores. Azucena era una mujer que sabía lo que era un sindicato porque era trabajadora y había estado al frente de un sindicato; Mari Ponce, otra de las madres desaparecidas, era una mujer que trabajaba en la base más comprometida de la iglesia; y Esther Balestrino de Careaga, que era una madre que venía huyendo de la dictadura de Paraguay, y cuando llega acá le llevan la hija y el yerno y ella decide trabajar con nosotras. Las tres madres fueron desaparecidas por Astiz. No se llevaron a cualquier madre: se llevaron a las madres más combativas, las que sabían de organización”29.

Sin dudas, Madres con experiencia sindical (Azucena), o en luchas políticas del exilio paraguayo (Careaga en el movimiento febrerista) ante la dictadura de Stroessner o en el movimiento católico tercermundista (Mari Ponce activaba en la Iglesia Santa Cruz de los Misioneros Pasionistas) jugaron un rol importante en las primeras actividades que dieron identidad y primeras formas de organización a Madres30. 29

Hebe de Bonafini, entrevista citada. Nora Morales de Cortiñas (entrevista citada) también destaca la experiencia sindical de Azucena, más no la presenta como al frente de un sindicato. Según María del Rosario de Cerutti (entrevista citada): “...la única que había tenido militancia antes, era Azucena, que había sido delegada de Siam...pero había dejado...nada que ver. Viene de una familia de militantes, porque los Villaflor fueron una familia militante, pero tampoco no ejercía la militancia ella. Era peronista”.

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Un análisis específico merece la repercusión en Madres de las actividades conjuntas con otros organismos que incluían diversas identidades políticas (como la Liga, la APDH, o Familiares) con los que compartieron algunas instancias de lucha desde 1977. De igual modo, debe considerarse la reivindicación que desde 2005 realiza el Partido de la Liberación (PL; Vanguardia Comunista en los años ’70) de la participación de sus militantes en la lucha por los DD.HH. (algunos también secuestrados junto a las Madres en la Iglesia Santa Cruz en diciembre del ‘77), tarea que habría sido asignada por dicho partido (“donde .. .nosotros perdimos cinco camaradas: Eduardo Horane, Raquel Bullit, Angela Aguad,

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Otras fueron adquiriendo conocimiento y convicciones políticas a partir de la militancia de sus hijos en los años ‘60/’70, algunos de los cuales serían desaparecidos por el aparato represivo estatal. En varios testimonios se manifiesta un conocimiento no menor de la militancia de sus hijos -varios en organizaciones revolucionarias-, así como de la probable detención que podrían sufrir. Surgía entonces la necesidad de ayudar a esos hijos militantes en su clandestinidad (o en la mera preservación y ocultamiento) y la creciente conciencia/voluntad de “salir a la calle”, de buscarlos ante la cada vez más conocida ferocidad/ilegalidad de la represión, de luchar por ellos. Por ejemplo, Nora Cortiñas manifiesta que ella “...sí sabía perfectamente que [Gustavo] era militante político... sabía que era montonero”. La conciencia del peligro de la caída de su hijo comenzó a tenerla temprana y paulatinamente desde 1974. Proceso en el que no faltaron contradicciones o situaciones de doble conciencia (entre comprender y no las dimensiones de la amenaza), que Nora narra, fija y representa a partir de una serie de momentos cargados de fuerte significatividad y simbolismo. Entre ellos “un día terrible” de 1974, cuando un grupo de compañeros de Gustavo llegó a su casa a para comunicarle que habían matado a uno de ellos: “Nosotros no sabíamos bien a qué venían, pero decíamos: ‘Gustavo comé, no te vayas sin comer’. [con ironía y énfasis] Insistíamos como padres bien burgueses boludos... Yo me acuerdo de esa escena... ¡cómo habrá sufrido Gustavo!...Y los invitamos a ellos a comer. Y ellos estaban pálidos. Decían: ‘No, no vamos a comer. No. Vamos Gustavo’. Y nosotros sin darnos cuenta [lamentándose] ¡Qué ajenos, no, que estábamos!...”31.

Empero, diversos hechos en el círculo de compañeros de su hijo Gustavo -además del derrotero de derechización y creciente represión de 1974/75- fueron dándole mayor lectura política y conciencia: “La fuimos tomando... bueno, después que se llevan a Paco, después de que entonces ya sabemos que se llevaron compañeros... Antes de que se lo llevaran a Gustavo, nosotros insistíamos: ‘Gustavo por qué no te vas, por qué no te vas Gustavo’. Y después tenían compañeros muertos ya; y presos...”32.

Inclusive la detención del amigo, cuñado y compañero de su hijo -Paco- la llevó a visitarlo en la cárcel de la Plata, en otro hecho de seguro impacto personal. Mas, otra “escena terrible para mí, en mi recuerdo...” es subrayada por Nora: “Una vez yo estaba... tenía una buhardilla donde yo planchaba... y se acercó Gustavo. Y muy sereno [lentamente y bajando la voz] pero queriendo hablar Patricia Oviedo y Horacio Elbert. Ellos no estaban allí de casualidad: nuestra organización había dispuesto que trabajaran junto a ustedes en la resistencia contra la dictadura.”) Respuesta de Sergio Ortiz, Secretario General del PL, a Hebe de Bonafini, 14/07/05, en: http://www.pl.org.ar/notas.php?id=55. 31

Nora de Cortiñas, primera entrevista, cit. Destacados míos.

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Nora de Cortiñas, primera entrevista, cit.

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conmigo me dice: ‘Mamá te quiero decir algo’...‘Si me pasa algo te pido que no sufras por mí’ Yo, que en ese momento no tenía toda la conciencia política de... la entrega que él tenía, le digo: ‘bueno, pero vos ¿por qué tenés que ir adelante en las movilizaciones?’ Él me mira y me dice: ‘Y está el hijo de otra madre, mamá. Todos tenemos mamá... pero no sufras por mí’. Entonces, yo le digo: ‘Sabés yo no te lo voy a prometer. Ojalá que no te pase nada, pero no te lo voy a prometer’. Bueno, una escena muy... muy dolorosa... que me dejó muy marcada... no sé... el esfuerzo que él hizo para decirme eso; cómo sabía que estaba corriendo peligro... era el principio de la dictadura, el año ’76. Así que después de ahí, imaginate... Eran miedos que iban y venían, ¿no? Porque... como él no hablaba. Gustavo era muy introvertido. Y él no contaba nada (...) Y para que no tuviéramos miedo tampoco contaba...”33.

De modo que aún con situaciones familiares dolorosas y difíciles -en su testimonio aparecen subrayadas, haciendo visible sus propios esfuerzos ante la posible caída de su hijo y sus propios costos psicológicos para encarar la lucha posterior- no resulta extraña (a la distancia) la decisión, convicción y creciente conciencia -incluso de la dimensión política que aquellos reclamos tenían- que Nora fue adquiriendo tras su inmediata incorporación a las Madres (a 15 días de su primera reunión en la Plaza de Mayo). No obstante, como Nora de Cortiñas destaca en primera persona del plural, de modo similar a otras Madres: “no nos imaginábamos tanto”. Por su parte, Hebe de Bonafini suele destacar su falta de militancia política hasta la desaparición de dos de sus hijos: “...ellos me hicieron formularme preguntas que jamás me había hecho. Yo estaba metida en las cosas del barrio, el club, los títeres (...) Primero detuvieron a Jorge, el mayor, y ahí me fui a vivir con Raúl, que se hizo clandestino y aprendí un montón de cosas para protegerlo. En esa época era tejedora y trabajaba en mi casa”34.

En ese tránsito -que incluyó cierto conocimiento de la militancia revolucionaria de sus hijos y el compartir la cotidianeidad de la clandestinidad de uno de ellos- Hebe debió alcanzar un conocimiento político no menor, así como cierta predisposición y conciencia para salir a reclamar públicamente por sus desapariciones. En algún otro caso como el de Haydee García Buela, su reconstrucción refleja cierta dualidad entre la conciencia de la militancia política, un conocimiento inicial 33 34

Nora Morales de Cortiñas, primera entrevista, cit.; el destacado es mío. Hebe de Bonafini, entrevista realizada por Paula Chahin, Buenos Aires, julio de 2004. CHAHIN, Julia, “Hebe de Bonafini. Entre la lucha y los recuerdos”, citada en Punto Final, Edición 571, 9 al 22 de julio de 2004. Disponible (julio/05) en: http://www.puntofinal.cl/571/hebe.htm.

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bastante acertado sobre las dimensiones de la represión estatal -las palabras miedo y terror se reiteran en su testimonio (como en el de casi todos, pero aquí de modo omnipresente)- y la esperanza o negación del peligro para su hijo Horacio. Aquí el momento cargado de significatividad y simbolismo fue el secuestro y asesinato de Eduardo, un compañero militante y muy amigo de su hijo: “...al día siguiente fuimos a sacarle el pasaporte para Norteamérica a él, por miedo, por tener el pasaporte, por si seguía la persecución a través de los compañeros (...) Yo viví en la angustia, desde el ‘74 no viví más en paz. Yo lo hubiese sacado del país pero él fue muy claro: ‘Ustedes me sacan por acá y yo vuelvo’, y en esa amenaza yo veía Tucumán...”

Otro recuerdo cargado de miedo y de conciencia del peligro es el del golpe militar, en relación al servicio militar de su hijo: “me morí de miedo con mi marido ese día porque sabíamos que estaba en manos del enemigo, bajo bandera...”35. Así, Haydee puede hoy decir que “el secuestro fue, tendría que decirte esperado, temido”, para luego corregirse: “Esperado no, temido”, reflejando aquella tensión de entonces entre el temor y la esperanza nunca perdida. No obstante, el conocimiento de las caídas de los compañeros revolucionarios de su hijo, incluso con referencias a los primeros CCD y la atención puesta en proceso político de 1976, la predisponía a la búsqueda y lucha por su hijo. Mas, otras Madres continúan subrayando hoy su desconocimiento de entonces sobre la militancia de su hijo/a y, con ello, de algunos aspectos de la lucha individual y colectiva que habrían de protagonizar. En aquellos primeros momentos, desconocer la militancia de sus hijos (en especial si pertenecían a organizaciones armadas) o no hablar de ello (ni siquiera entre ellas) por un lado “las igualaba” -resaltaron varias Madres- y, por otro, permitía interpelar al Estado centrándose en la detencióndesaparición, intentando así contrarrestar la propaganda basada en imaginarios tales como “por algo será”36.

35

Haydee García Buela, entrevista realizada en Buenos Aires, el 04/12/05. Entrevistadora: Marcela Fuks (por el PHO-FFyL)

36

En los inicios de la transición democrática siguió siendo funcional exigir justicia sin dar lugar a quienes cuestionaban esa demanda, volviendo a demonizar “subversivos” para justificar los crímenes del Estado Terrorista. A su vez, la denominada “Teoría de los Dos Demonios”, de tanto impacto en la sociedad argentina de los ’80, no facilitaba una buena receptividad a esas verdades. Desde 1996, la Asociación reivindicó la militancia revolucionaria del conjunto de los desaparecidos como un todo, subrayando esa reivindicación como aspecto identitario y diferenciador. Véase, por ejemplo, “26 años y un mismo camino a la Revolución”, documento de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, 05/09/02. Disponible (año 2002) en: www.madres.org/documentos/contenido/020905_recorrido.htm. En los últimos años cada vez más familiares de desaparecidos hablan de aquellas militancias, en un clima más propenso a aceptar aquellas realidades sin “demonizar”.

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Narraciones e Ideología: Legitimar o resistir significados En relación a los relatos de las Madres sobre sus experiencias y, en especial, sobre sus inicios, cabe recuperar aquí la concepción de la entrevista como narración conversacional -creación conjunta y dialéctica entre entrevistador y entrevistado37- y el concepto de “praxis política de la narración personal”: “Todas las narraciones personales tienen una función política, ya que originan una determinada manera de ver el mundo que privilegia unos determinados intereses (historias y significados) sobre otros, tengan o no contenido político explícito ...Contar narraciones personales puede legitimar significados dominantes o resistir significados dominantes en una transformación de significados. El análisis del poder liberador o represor de los relatos de experiencias personales debe considerar, en vez de textos aislados de su contexto o relatos ajenos al discurso, la política de su experiencia concreta”38 No cabe duda que en su experiencia concreta las acciones de las Madres colectivamente constituyeron una praxis de resistencia al poder dictatorial. Asimismo, en sus praxis personales, múltiples hechos revelaban ese desafío al poder; rebeliones ante el lugar ya de víctimas, ya de “madres terroristas”, al que el poder quiso sujetarlas (y estigmatizarlas). Mas, en las narraciones personales retrospectivas el panorama no es homogéneo. En esta aproximación tomamos tres testimonios obtenidos de las investigaciones del PHO-FFyL; tres testimonios válidos, cada uno, como unidad de análisis; plausibles también de una comparación recíproca39. Por un lado, el citado testimonio de Nora Cortiñas refleja un caso de absoluta rebeldía no sólo en su actividad militante, sino en la construcción del significado de esas experiencias. En una nueva instancia de resistencia -el relato- Nora puede comenzar la entrevista afirmando que su hijo “era militante político, montonero, peronista”, que comenzó en la Villa 31 con el Padre Carlos Mujica, y subrayar: “Como militante... era claro. Bueno, Gustavo no era un perejil, ¿no?. Como me dijo más de un militar: ‘y será un perejil su hijo’... No era un perejil Gustavo. Tenía cargo ahí, en su organización, tenía muchas responsabilidades.”

No obstante, ello también fue fruto de una (paulatina) construcción. Al preguntarle cuándo comenzó a decirlo públicamente respondió: 37

GRELE, Ronald, “La historia y sus lenguajes en la entrevista de Historia Oral: quién contesta a las preguntas de quién y por qué? ”, en: Historia y Fuente Oral, Nº 5, Barcelona, 1991; pp. 112/113.

38

El concepto es de LANGELLIER, Kristin “Personal Narratives: Perspectives on Theory and Research” Text and Perfomance Quarterly, 9, 4, 1989. Destacado por: GRELE, Ronald, “La historia y… ”, cit. en: Historia y Fuente Oral, Nº 5, Barcelona, 1991; pp. 112/113.

39

No se sigue aquí otro criterio posible: el de saturación, que remite, en última instancia, a valoraciones cuantitativas. Al respecto véase: BERTAUX, Daniel, Los relatos de vida. Perspectiva etnosociológica, Bellaterra, Barcelona, 2005.

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“Después de... después de unos años. Al principio, eh... íbamos en la búsqueda y todo... y decías: Bueno, mi hijo era estudiante, eh... trabajaba. Y para decir que era militante político pasó tiempo”

El relato de Haydee -como en parte ya se consignó- refleja mayores contradicciones y ambigüedades. Reiteramos: integrar Madres en tiempos del auge del terrorismo estatal era de por sí una resistencia al poder dominante. Empero, transcribimos algunos fragmentos en los que Haydee oscila entre la plena conciencia de la militancia revolucionaria de su hijo y -aún hoy- la rememoración de una imagen de “normalidad” característica de los valores de clase media. Por momentos parece apelar a esa “normalidad” como un “límite” que pudiese haber evitado su desaparición. Mas, vaivenes mediantes, de su discurso emerge el conocimiento de la militancia de su hijo: “...no te puedo contestar por boca de él, exactamente en qué militaba pero tengo que decirte que mientras estuvo en la secundaria... debe haber pertenecido a la UES porque sus compañeros lo eran; que luego debe haber terminado siendo montonero porque sus compañeros lo eran (...). E: Yo pregunté si acompañabas la militancia de Horacio; vos me decías ‘Yo me crié en una casa socialista’ H: Yo me crié en una casa socialista...mi papá era socialista....escuchando a Alicia Moreau de Justo (...) A Horacio le discutimos muchísimo. Eh...No, no la orientación política de él. No lo que estaba haciendo....porque no, no dudamosen ningún momento de lo que estaba haciendo, pero sí por el peligro de lo que significaba (...) “El trabajaba en una empresa exportadora, donde lo apreciaban. Acá están sus... sus recibos de sueldos [los muestra]... esto era para demostrar que [algo enfática] él trabajaba 7 horas diarias. Además militaba. Nunca a las 10 de la noche faltó de casa. Nunca. Porque después de lo de Eduardo sabían que no tenían que andar de noche... Ni, ni estando de novio. (...) Entonces mucho tiempo, viste, no le quedaba. Porque además estudiaba, filosofía... eh, están las materias [muestra certificaciones] cuando cursa las materias y los exámenes... también lo incorporé acá... Como una manera de demostrar que, que trabajaba, que estudiaba (...) Lo que no, no teníamos para nada, para nada en claro... los secuestros y las desapariciones E: ¿Eso no habías escuchado nada? H: Sí; por él. Yo tenía lo de Claudio. Yo ya tenía lo de Claudio, que fue en el ’75... yo tenía lo de Claudio. [eleva la voz] Pero, Claudio fue a la guerrilla. Para mi había un límite; en ese momento. Yo, [enfática] para mi. Cosa que hoy sé que no existió ese límite. Pero en ese momento, para mí había un límite. Una cosa es que vos te vayas a Tucumán, a la guerrilla, tomés armas [la entrevistadora asiente]. Vos sabés lo que hacés, te la jugás, está bien; yo [se ríe] no digo nada. Pero otra cosa es lo que él estaba haciendo. Que ...

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[eleva la voz] en definitiva, tengo que decir que estaba...- para mílógicamente que militaba, lógicamente que pertenecía [era] un cuadro, lógicamente que tenía sus, sus controles; cuando llegaba así como me iba a contar a mi, iba a contar a sus, a sus controles. Lógicamente que estaban militarizados...”40

Un tercer testimonio presenta una notoria persistencia de miedos resultantes de la acción del Estado Terrorista. En su relato una Madre pareció revivir -hasta superponer los tiempos verbales correspondientes al pasado y al presente- las censuras y estigmas impuestos en relación a la militancia de los desaparecidos. Acerca del clima político de los ’70 y a la participación de su hija esta Madre 41, con mucha dificultad, narró: “Madre: A. en esos... momentos en la cland [se corrige sin terminar la palabra], cuando es secuestrada, este…posteriormente desaparecida. Ella este... estudiaba ... eh ...sociología Entrevistadora: ¿vos acompañabas su militancia ...? M: Yo, ...eh... ¿la acompañaba en qué forma? Sin…eh... en una forma tácita digamos, ¿no? Que no. Que yo no sabía, ¡pero que! [con cierta ironía] ¡Yo no sabía!; pero sabía cómo era mi hija Yo sabía que... cuando se iba... a las cuatro, a las cinco de la mañana... que se iban a... que después venía a la noche... cuando las inundaciones, que venía tan a... tan, tan, pero tan amargad... tan dolorida E: Si no me querés contestar no hay problema, pero ¿dónde militaba A.? M: No, yo nunca en ese aspecto... Ellos eran muy, eran muy reservados, [remarca] muy reservados, ¿No? Y… Yo también, yo fui muy respetuosa, en ese sentido. No comprometerla, y ellos no me compromet... alguna manera no querían comprometer a su... E: ...familia... M:... su familia. Yo, no digo que mis hijos no supieran. [Enfatiza] No sé, porque ellos también ahora es como que.... Yo discutía mucho el respecto de que… lo que siempre cuando me decían a que, porque lo primero que te preguntan: a qué organización, mi hija estaba; ...y yo honestamente, yo no puedo decir a qué organización por un lado porque es ella la que lo tiene que decir [la entrevistadora asiente]. Yo no tengo por qué estar poniendo, diciendo lo que mi hija. Yo en eso es, para mí eso es fundamental ese respeto porque ella no andaba diciendo pertenezco aquí. Ella hacía un trabajo que te digo… [enfatiza] ese era el trabajo que hacían ... era todo tan 40 41

Haydee García Buela, cit. Los destacados son míos. La entrevistada autorizó el uso de los contenidos de la entrevista; mas para preservar la privacidad omitimos algunos datos personales. Entrevista realizada en Buenos Aires, el 04-12-04. Entrevistadora: Marcela Fuks. Transcriptores: Natalia Casola y Miguel Galante. Los destacados son míos.

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silencioso y -le digo- ... pero yo sé que mi hija –siendo como era- iba a estar al margen de lo que ya se sabía que estaba pasando en el país; que no era el `76 sino mucho antes, eso… desde el `66...”

Estos testimonios indican que, por un lado existe la capacidad de transformar los significados y de expresarlos públicamente como una nueva instancia de lucha política o, tan solo desde el punto de vista personal, de reelaborar sus sentidos. Pero también -aun entre estas Madres que protagonizaron una militancia excepcionalpueden quedar fijados -o no enteramente transformados- los sentidos y conceptos que el terror diseminó en los ’70. De modo que, volviendo al análisis del grado de conciencia política que las propias Madres fueron adquiriendo desde sus orígenes, es prudente no sobrestimar el nivel de conciencia y el conocimiento político de entonces. Ellas mismas suelen destacar que antes eran “sólo un ama de casa”, como un imaginario general de las Madres, para subrayar su crecimiento posterior al calor de sus luchas como Madre de Plaza de Mayo. Probablemente el alcance de una mayor conciencia sobre sus luchas fue paulatino y en los diversos testimonios aparece representado en distintos momentos42. En todo caso, hubo experiencias diversas -y contradictorias- al respecto. Al respecto, el episodio de la infiltración de Astiz -simulando buscar a un hermano desaparecido- reflejaba una notable ingenuidad del grupo, además de la debilidad de sus “medidas de seguridad”. Esa suerte de inmunidad que como madres creían tener (“ni los padres queríamos que fueran, para que no se los llevaran presos. Nosotras como que teníamos la libertad de insultarlos ... la pasábamos mejor”43) terminó con el secuestro de tres de ellas en diciembre de 1977. Por otra parte resulta muy significativa la terrible experiencia de Carmen Aguiar de Lapacó que en marzo de 1977 fue secuestrada junto a su familia y conducida al CCD “Club Atlético” (según pudo saber después); tras algunos días de prisión y torturas tres integrantes de la familia fueron liberados, pero no Alejandra Lapacó. En su búsqueda posterior, Carmen de Lapacó se incorporó a Madres. Ese y otros hechos (no fue excepcional la práctica de liberar detenidos torturados en los CCD, para diseminar el terror) indican cuánto sabían las Madres de la metodología estatal a la que se exponían. Ante ello, al parecer, muchas desarrollaron una suerte de doble conciencia, entre saber las dimensiones del peligro -y de su lucha- e ignorarlas. Doble conciencia, pero conciencia al fin. Quizás expresada en los testimonios a través de la recurrente presencia de las palabras miedo o temor -a veces terror o terrible-, en la repetida recuperación de sensaciones de entonces. El miedo aparece 42

43

Nora de Cortiñas utilizó la expresión “no nos dábamos cuenta” al repensar la envergadura de las luchas, sus dificultades, su trascendencia política nacional e internacional (Segunda entrevista, cit.). Mas, en su reconstrucción también afirmó: “la fuimos tomando” al referirse a la conciencia política sobre esas luchas (Primera entrevista, cit.). María del Rosario Caballero de Cerutti, cit.

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ubicado muchas veces antes de los secuestros de sus hijos y antes del golpe de marzo del ‘76, en el contexto del crecimiento de la represión desarrollada por los gobiernos peronistas. Las referencias reiteran especialmente el año 1974 y el temor a la caída (muerte o prisión política especialmente). La detención del hijo era también muy temida luego del golpe del estado, pero no exactamente la desaparición. El temor ante la caída de sus hijos/as aparece fuerte en casi todos los testimonios vinculado a la seguridad de otros hijos o familiares; mucho menos en relación con la propia seguridad. Posiblemente este último temor sea uno de los más reelaborado u “olvidado” retrospectivamente. “Yo creo que ninguna... creo que si hubiéramos tenido miedo no hubiéramos ido a la Plaza”, expresó Pepa Noia44. En cambio María del Rosario de Cerruti afirmó: “...con miedo pero venciéndolo; con dolor, pero superándolo... con todo lo que eso conlleva. Y creciendo a la par de los hijos” 45. Lo cierto que el temor no las venció, ni aún ante el secuestro de tres Madres. Por otro lado, sí suelen recuperar con intensidad el temor de entonces por la suerte corrida por sus hijos y la posibilidad de no saber nunca su paradero.

1977: crear Madres en el auge del terrorismo estatal “1977 fue un año muy duro, muy duro. Porque ’77 fue cuando se infiltró Astiz y también, hizo todo ese manejo de... de querer saber qué hacía cada Madre, cada persona que venía a la Plaza”, afirmó Nora Cortiñas 46. Probablemente reflejaba su costo emocional personal en el año en que fue secuestrado su hijo Gustavo y, a la vez, la díficilísima experiencia de crear Madres en uno de los años de mayor violencia represiva. Madres a las que los dictadores primero miraron con asombro y minimizaron; sólo así se explica que el Ministro del Interior las recibiera (el 11/05, a cuatro semanas de solicitada la entrevista con el dictador Videla) para intentar humillarlas con los clásicos dichos: “...todas estas chicas, sobre todo, se van a México y están ejerciendo la prostitución. ¿A Ud. le parece? Los muchachos salían con chicas, y después andan diciendo por ahí que los secuestraron...”. Las Madres respondieron irritadas, tratando a los dictadores de “cobardes” y “asesinos”, manifestando que seguirían reclamando en la Plaza de Mayo, según relató una de las tres Madres que entraron a la Casa de Gobierno, mientras otras 60 esperaban afuera 47. Pero luego las infiltraron y atacaron con la metodología característica del Estado Terrorista Argentino. Antes de esas desapariciones las Madres fueron dándose algunas medidas organizativas y realizaron diversas acciones para hacer cada vez más públicos -en ámbitos nacionales e internacionales- sus reclamos y denuncias. Organización 48 y 44

Josefa García de Noia (Pepa),cit.

45

María del Rosario Caballero de Cerutti, cit.

46

Nora Morales de Cortiñas, segunda entrevista, cit.

47

María del Rosario Caballero de Cerutti, cit.

48

Desarrollos tales como el establecimiento de contactos más reducidos ente las pioneras y líderes, como

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De relatos y praxis políticas: análisis de narraciones conversacionales de Madres de Plaza de Mayo ---------------------------------------------------------------------

visibilidad en la esfera pública49 son dos importantes cuestiones constitutivas de sus luchas no sólo en ese año ’77, sino también luego de las desapariciones de diciembre de ese año que intentaron golpearlas y hacerlas “desaparecer” como actor colectivo que enfrentaba a la dictadura. No lo consiguieron.

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Azucena Villaflor, María Adela Antokoletz, Ketty de Neuhass, María del Rosario Cerruti, Nora de Cortiñas, Chela de Mignone; la realización de una reunión clandestina en el Parque Pereyra Iraola, en las que se eligieron referentes por zona; la integración de grupos de Madres de zonas más lejanas al Gran Buenos Aires, como las de La Plata (entre las que se destacaron Juanita Pargament y Hebe de Bonafini). 49

Acciones tales como participar de actos religiosos públicos y masivos (como la peregrinación a Luján) o ante la visita de Cyrus Vance, Secretario de Estado de USA, en octubre de 1977 haciendo visibles sus reclamos, los contactos con altos prelados, con políticos de renombre (Balbín, Frondizi, IIlia, Alfonsín, Lanusse), ante legaciones diplomáticas, juzgados, jefes militares y diversas autoridades a los que se les presentaban denuncias o solicitaban buenos oficios (recibiendo repetidas negativas o excusas) en representación de todas, priorizando entonces el reclamo colectivo. Contactos con grupos de exiliados, con organizaciones internacionales de DD.HH., viajes y denuncias en el exterior ante autoridades de diversos países (incluido el Papa), con la prensa internacional, entre otras. Algunos de estos aspectos son tratados por ARROSAGARAY, Enrique Biografía de…, cit. Asimismo GORINI, Ulises La rebelión de las Madres. Historia de las Madres de Plaza de Mayo (1976-1983), Tomo I, Grupo Editorial Norma, Buenos Aires, 2006.

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Año 1 Nº 1 – Invierno 2009 ISSN 1852 - 4532 ---------------------------------------------------------------------

Rachar as palavras. Ou uma história a contrapelo1 Antonio Torres Montenegro* Resumo: Este artigo analisa a história a partir de um debate transversal primordialmente com a física quântica e a visão da matemática de Wittgenstein, pontuando as interfaces e as ressonâncias possíveis entre essas áreas do conhecimento. Nesse percurso é privilegiado o debate em torno dos relatos orais de memória, como estratégia para pensar o fazer historiográfico e as formas possíveis de tangenciamento com a ciência, de modo a repensar a perspectiva construtivista na história. Palavras-chave: história, ciência, memória. Abstract: This article analyses history from a transversal debate mainly with the Quantum Physics and Wittgenstein’s mathematical view, emphasizing the possible interfaces and the resonances between these two areas of knowledge. In this way, we chose to use the debate around the oral reports of memory as a strategy to organize the historiography making and the possible forms of contact with science to rethink the constructive perspective in history. Keywords: history, science, memory.

1

Este artigo é em grande parte resultado das pesquisas que vimos realizando a partir do nosso projeto de pesquisa ‘Memórias da Terra: a Igreja Católica, as Ligas Camponesas e as Esquerdas (1950-1970)’ com apoio do CNPq. Este artigo encontra-se publicado na Revista Estudos Ibero -Americanos. Revista do Departamento de História. Programa de Pós-Graduação em História. PUCRS – Pontifícia Universidade Católica do Rio Grande do Sul. Vol XXXIII, n. 1. P. 1 – 225. Ano: junho de 2006. Este artigo tem a numeração 37 à 62, ISSN 0101-4064.

*

Professor do Departamento de História e do Programa de Pós-Graduação em História da UFPE.

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– Notícias do nosso povo? Perguntou o boticário com a voz trêmula. O alienista fez um gesto magnífico, e respondeu. – Trata-se de cousa mais alta, trata-se de uma experiência científica. Digo experiência, porque não me atrevo a assegurar desde já a minha idéia; nem a ciência é outra cousa. Machado de Assis, O Alientista.

Desde a época de minha graduação em Filosofia, passei a nutrir uma grande admiração por Heráclito de Éfeso. Provavelmente meu mestre Walteir Silva deve ter tido alguma influência nessa percepção/compreensão, quando nos ensinava que para aquele filósofo pré-socrático o princípio de tudo se explicava pelo movimento, e o seu símbolo era o fogo, e a sua metáfora mais expressiva era a de que não se entrava duas vezes no mesmo rio. A concepção que regia essas representações se manifestava no enunciado: Nos mesmos rios entramos e não entramos, somos e não somos.2 Naquela época, o fascínio por Heráclito advinha sobretudo da linha evolutiva que se estabelecia entre seu pensamento, nomeado de dialético, e os estudos que fazíamos do marxismo. No entanto, a dialética de ambos se diferenciava num ponto fundamental. Para o marxismo, com o fim do capitalismo não haveria mais luta de classes, portanto, seria o fim da contradição capital versus trabalho e, por extensão, essa teoria defendia ser possível alcançar uma sociedade sem classes. Dessa forma, determinava-se o fim da dialética. Os anos se passaram, e Heráclito e sua metáfora do movimento vinham constantemente à tona em minhas leituras, sobretudo porque, ao afirmar que tudo se encontra em constante mudança, tornou-se uma referência contemporânea para diversas áreas do conhecimento. Estas durante mais de três séculos foram regidas pelo método científico, que estabelecia só ser possível construir um conhecimento certo e seguro partindo daquilo que se apresentava de forma clara, objetiva e evidente. No entanto, o século XX simbolizou a ruptura, a desconstrução dessa representação do conhecimento. O estatuto que remetia ao tempo e espaço absolutos de Newton, bem como ao determinismo que regia todo o universo segundo Laplace, se esvaecia. A teoria geral da relatividade e a mecânica quântica seriam responsáveis por esse movimento de quebra do paradigma científico e do conjunto de signos que ele emitia. Nesse sentido, é reveladora a observação do físico alemão Heisenberg: “Na escala 2

ÉFESO, Heráclito de. In: OS PRÉ-SOCRÁTICOS. São Paulo: Abril Cultural, 1973, p. 90.

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atômica, esse mundo objetivo do tempo e do espaço nem sequer existia, e os símbolos matemáticos da física teórica referem-se a possibilidades e não a fatos.”3 Para muitos que trabalham na área das ciências denominadas humanas, essas mudanças parecem ainda não ter sido avaliadas amplamente. É o próprio Hawking quem afirma: “O princípio da incerteza de Heisenberg é uma propriedade fundamental, inescapável, do mundo e teve profundas implicações na maneira como vemos o mundo. Mesmo depois de setenta anos, estas implicações não foram inteiramente compreendidas por muitos filósofos e ainda são motivo de muitas controvérsias.”4 No campo da história poder-se-ia afirmar que a relação com a ciência tem sido alvo de muitos debates. Não é fortuito que Paul Veyne, no seu hoje considerado clássico Como se Escreve a História, tenha dito: “A história não é uma ciência e não tem muito a esperar das ciências; não explica e não tem método; mais ainda a História, da qual se fala muito desde há dois séculos, não existe.” E concluiu afirmando que “a resposta à questão não mudou desde os sucessores de Aristóteles: os historiadores narram acontecimentos verdadeiros que têm o homem como ator: a história é um romance verdadeiro.”5 Realmente, em pleno século XXI, podemos repensar a relação da história com a ciência, ou mais propriamente com o modelo clássico de ciência que dominou o conhecimento durante três séculos. Paul Veyne provavelmente estava se referindo a este modelo, que aprendemos nos bancos escolares e domina o senso comum, ou seja, um conhecimento que descobre verdades e estabelece leis; que define causas e antecipa conseqüências. Em que a definição do método é a condição a priori para se obter o conhecimento. Este método, nomeado então de científico, definia os passos, as etapas, instituindo antecipadamente o caminho a ser seguido para obtenção da verdade. No entanto, esse modelo de verdade, desde o final do século XIX, foi sendo gradativamente desconstruído. Ao mesmo tempo, as diversas práticas historiográficas que operavam, a partir de diferentes mediações, com o método científico clássico, em face das mudanças no campo da física, da matemática e de outras áreas, não romperam com seus métodos e técnicas de pesquisa, seus referenciais teóricos e procedimentos narrativos de forma automática. Por outro lado, um caminho possível para pensar uma nova forma de relação entre os diferentes campos do conhecimento é apresentado por Gilles Deleuze, que recorre ao termo ressonância, e constrói a representação de que a ciência, a filosofia e a arte seriam como linhas melódicas estrangeiras, que, por razões intrínsecas, estabeleceriam relações de troca entre si.6 3

HEISENBERG, Werner. A parte e o todo: encontros e conversas sobre física, filosofia, religião e política. Rio de Janeiro: Contraponto, 1996, p. 98.

4

HAWKING, Stephen. 1942 – Uma nova história do tempo. Rio de Janeiro: Ediouro, 2005, p. 96.

5

VEYNE, Paul. Como se escreve a história. São Paulo: Martins Fontes, 1980, p. 10.

6

DELEUZE, Gilles. Conversações – 1972-1990. Rio de Janeiro: Editora 34, 1992.

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A história foi uma das áreas do conhecimento que na sua busca para adaptar o método científico à prática historiográfica acabou por agenciar verdades que hoje nos parecem inconcebíveis. Entre elas, a de que povo sem escrita seria povo sem história. No entanto, apesar da grande influência do método científico, observa-se como existiram filósofos que tentaram romper com o postulado da evidência, haja vista o anticartesianismo de Vico, de Locke, de Berkeley e de Hume, ao longo do século XVIII. Mas, o positivismo no século XIX significou um forte retorno ao modelo cartesiano, sobretudo porque buscava estabelecer um paralelo entre a forma como a natureza era compreendida (determinista, causal, submetida a leis) e a história. Entretanto, esta era uma relação que colocava problemas, na medida em que a natureza era considerada um modelo estático e a história um modelo em constante progresso. No entanto, com Darwin e sua teoria da seleção natural, o movimento, a mudança, o progresso, passavam a ser vistos como também próprios à natureza. Dessa maneira, poder-se-ia afirmar que se estabelecia uma nova conciliação entre a história e a natureza. A tradição positivista inspirada em Auguste Comte produziu marcas indeléveis na história. Especialmente, em face da importância que ele atribuiu à identificação do que se passou a denominar fato histórico, pois a partir do estudo deste seria então possível estabelecer leis que regeriam a história, assim como os cientistas faziam em seus estudos da natureza. Seria, em parte, no interior desse debate que Ranke defenderia a tese de que a função precípua da história é relatar o fato como verdadeiramente aconteceu, refutando o estabelecimento de leis gerais como postulava Comte.7 Quando nos debruçamos sobre as várias perspectivas teóricas em que a história se fundamentou do século XVII ao início do século XX, podemos perceber a força de um modelo científico que defende a existência de uma realidade natural, pronta, matematicamente determinada e submetida a leis, independente da intervenção ou participação humana. O positivismo pode ser visto como mais uma apropriação desse modelo, na perspectiva das ciências humanas, ao aproximar do modelo de natureza da época a concepção de sociedade. Afinal, desde o século XVIII, as ciências físicas, químicas, matemáticas, biológicas obtiveram grandes avanços utilizando-se do denominado método científico. Conhecer era sobretudo uma relação entre sujeito e objeto na qual o sujeito era determinado pelo objeto. Esta visão do conhecimento partia do pressuposto de que havia um mundo pronto e acabado diante de nós e que, para conhecê-lo, bastava utilizar o método corretamente. Em outros termos, conhecer era aplicar o método científico que possibilitava descobrir as leis e as verdades prontas e acabadas que governavam o mundo. A verdade estava para ser descoberta. Logo, o conhecimento significava uma correspondência entre o conceito ou a palavra e o mundo material. No esteio dessa perspectiva, muitas expressões como objetivo, evidente, claro se popularizaram como sinônimos de verdade, e foram 7

Cf. COLLINGWOOD, R. G. A idéia de História. Lisboa: Editorial Presença, 1972.

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incorporadas ao senso comum. Algo era verdadeiro porque havia uma prova material – o fato de ser considerado objetivo – que dava suporte ou garantia à relação entre o conceito e o mundo material. No entanto, como assinalei, as descobertas no campo da física pulverizaram todos os principais conceitos da visão de mundo cartesiana e da mecânica newtoniana. A noção de espaço e tempo absolutos, as partículas sólidas elementares, a substância material fundamental, a natureza estritamente causal dos fenômenos físicos e a descrição objetiva da natureza – nenhum desses conceitos pôde ser estendido aos novos domínios em que a física agora penetrava.8

O campo da história não ficava incólume a este debate. As novas concepções obrigavam a repensar o conceito de causa e a reavaliar a sua própria escrita, até então submetida a um tempo linear e cronológico. Ao se estudar os acontecimentos passados, por meio de documentos, sobretudo os escritos oficiais, a partir de uma compreensão teórica causal e determinista, observava-se a própria comprovação no campo da história de um princípio que imperara na ciência até então. Desse modo, o documento escrito (o oral era considerado incerto e plausível de muitas deturpações) não só era a prova do acontecido, como deveria possibilitar o “resgate” da verdade histórica, do significado evidente que se encontrava impresso e expresso no acontecimento. Nessa perspectiva, o historiador definia técnicas que lhe possibilitavam verificar a autenticidade e a procedência do documento, e estabelecia o método que se constituía no caminho seguro para descoberta do verdadeiro significado dos acontecimentos passados. No interior de toda essa tradição, os cordéis, os relatos da tradição oral popular, as entrevistas de história de vida e/ou temáticas, os prontuários de hospitais, os livros de registros de presidiários, os boletins de ocorrências das delegacias de polícia, a literatura, a fotografia, o cinema não se constituíam em fontes para o historiador. Afinal, o que conteriam de verdade documentos de procedências tão diversas, muitos resultantes da pura imaginação de seus criadores? Segundo os critérios técnico-científicos da ciência dominante a verdade científica deveria ser buscada em outras fontes. Um outro campo em que é possível estabelecer paralelos com a historiografia pode ser encontrado nas reflexões de Georges Canguilhem acerca da biologia e da medicina. Este, ao estudar como os conceitos de normal e patológico foram desenvolvidos em fisiologia e biologia no decorrer dos séculos XIX e XX, opera uma série de rupturas com a visão habitual de saúde e de doença na medicina.9 Sua pesquisa possibilitará instituir uma representação da ciência como sistema aberto que espontaneamente faz e refaz sua própria história a cada instante. Logo, não há lugar para se pensar a ciência como progresso cumulativo. Antes, sua história está 8

9

CAPRA, Fritjof. O ponto de mutação: a ciência, a sociedade e a cultura emergente. São Paulo: Cultrix, 1991, p. 69. Cf. CANGUILHEM, Georges. O normal e o patológico. Rio de Janeiro: Forense-Universitária, 1995.

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pontuada de descontinuidades, em que algo considerado errado ou mesmo uma questão secundária pode vir a tornar-se fundamental para lidar com um problema recém-descoberto. Um exemplo seria a fermentação não celular – um fenômeno colateral durante o reinado de Pasteur e sua microbiologia –, que só marcou uma ruptura essencial quando a fisiologia das enzimas se desenvolveu.10 A partir dessa perspectiva teórica da produção do conhecimento como um campo sem leis pré-determinadas, Canguilhem irá centrar sua análise da história da ciência no estudo dos meios que possibilitam estabelecer o regime do verdadeiro e do falso. Dessa forma, o foco não seria mais a verdade em si, ou o objeto, mas as relações, os regimes enunciativos, as práticas que produzem, naturalizam o verdadeiro e o falso como coisas em si. E essas relações estariam marcadas pelas descontinuidades. Assim, o que é considerado normal não é possível de ser compreendido fora da relação entre o ser vivo e o ambiente social, que o constitui e o nomeia como tal. O normal e o doente, nessa perspectiva, devem ser estudados como relação provisória e aberta a constantes mutações.

O mundo como invenção As transformações observadas a partir do final do século XIX, no campo da física, da matemática, da química, não têm o mesmo significado para os próprios cientistas. O fato da ciência não ter mais um princípio único que explique todo o universo não significa que a ciência clássica não continue a dar suporte a muitas pesquisas, e por extensão à vida prática. A teoria da relatividade geral, ao afirmar que a menor distância entre dois pontos é uma curva, e o princípio da incerteza da teoria quântica, ao apontar que a lei causal é falha e, portanto, que é impossível determinar porque um átomo se desintegra num dado momento e não no seguinte, irão concorrer para o fim de uma teoria única para explicação do universo. Em outros termos, a física passa a trabalhar com teorias parciais. A teoria da relatividade geral é uma teoria do espaço, do tempo e da cosmologia; opera com as grandes escalas e parte significativa das observações que confirmam esta teoria vêm da astronomia. Já a teoria quântica é capaz de explicar propriedades da matéria e da radiação, nas escalas moleculares e ainda menores.11 Assim, o mundo que nomeamos físico e que nos rodeia é compreendido e estudado a partir de teorias bastante distintas, dependendo do foco da análise.12 O filósofo e matemático austríaco Ludwig Wittgenstein responsabilizava a matemática, e o fascínio metafísico que ela despertava, pela veneração que se 10 11 12

Cf. FOUCAULT, Michel. Introdução. In: Canguilhem, op. cit. Cf. SMOLIN, Lee. Três caminhos para a gravidade quântica. Rio de Janeiro: Rocco, 2002, p. 13. Cf. EINSTEIN, Albert. Escritos da maturidade: artigos sobre ciência, educação, relações sociais, racismo, ciências sociais e religião. Rio de Janeiro: Nova Fronteira, 1994.

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produzia em torno da ciência. Esse fascínio advinha de se acreditar que a matemática seria capaz de descobrir fatos sobre objetos matemáticos (números, conjuntos, etc.). Ou seja, para Wittgenstein “o que se chama descoberta matemática deveria chamarse invenção matemática”13, porque a matemática não oferece a verdade, mas apenas fixa o significado de certos signos, pois suas proposições são gramaticais.14 Essa maneira de pensar o conhecimento matemático como invenção tem se constituído em mais um elemento na desconstrução do modelo clássico do que se costumou denominar conhecimento científico. Entre as múltiplas ressonâncias que poderíamos conceber acerca do movimento de aproximação da história e a biologia, a física, a matemática, em que se privilegia o conhecimento como relação e construção de modelos explicativos, estaria a ruptura com o postulado primeiro do método cartesiano, em que Descartes afirma: “[...] jamais acolher alguma coisa como verdadeira que eu não conhecesse evidentemente como tal; isto é, de evitar, com todo cuidado, a precipitação e a prevenção, só incluindo nos meus juízos o que se apresentasse de modo tão claro e distinto à minha mente que não houvesse nenhuma razão para duvidar.”15 Esse postulado, que concorreu de forma dominante para a produção do conhecimento em diversos campos da ciência durante séculos, foi alvo de crítica do próprio Einstein, ao afirmar: “Compreendemos hoje, com especial clareza, o quanto estão equivocados os teóricos que acreditam que a teoria provém da experiência, por indução. Nem o grande Newton conseguiu escapar desse erro.”16 Ou seja, a evidência, que segundo Descartes se constituiria na garantia da apreensão do objeto, não é considerada mais como ponto de partida para a obtenção de um conhecimento verdadeiro. Nesse sentido, Einstein irá detalhar como pensa o desenvolvimento da física: “A física constitui um sistema lógico de pensamento que está em estado de evolução e cujas bases não podem ser obtidas por destilação das experiências vividas, através de algum método indutivo, mas somente pela livre invenção do espírito humano.”17 Assim, a capacidade de criar, de inventar, é considerada como um atributo fundamental para o desenvolvimento científico. Nesse sentido, é bastante reveladora uma passagem do livro autobiográfico de Heisenberg em que este recorda e descreve o impasse vivido no período que antecedeu a criação da lei das probabilidades, e como uma frase de Einstein numa conversa que tiveram fora decisiva: “É a teoria que decide o que podemos observar.”18 Ou seja, a ciência constitui uma rede teórica abstrata que está constantemente formulando modelos de enorme complexidade, em que sua linguagem 13

MONK, Ray. Wittgenstein: o dever do gênio. São Paulo: Companhia das Letras, 1995, p. 373.

14

Cf. WITTGENSTEIN, Ludwig. Investigações filosóficas. Petrópolis: Vozes, 1994, p. 291-292.

15

DESCARTES, René. Discurso do Método. In: ______. Obra escolhida. São Paulo: Difel, 1962, p. 53.

16

Einstein, op. cit., p. 76.

17

Einstein, op. cit., p. 99.

18

Heisenberg, op. cit., p. 75.

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há muito abandonou os signos e as metáforas da linguagem cotidiana para operar com as formulações da física atômica. Por outro lado, é de certa forma surpreendente observar como Einstein, que concorreu tão fortemente para o fim do modelo único de explicação do universo, estabelecido pela ciência clássica, tenha ao mesmo tempo demonstrado uma permanente resistência em aceitar o princípio da incerteza da física quântica. O próprio Heisenberg constrói uma explicação para essa atitude do físico: Einstein dedicara a vida a investigar o mundo objetivo de processos físicos que têm lugar no espaço e no tempo, independentes de nós, de acordo com leis exatas. Os símbolos matemáticos da física teórica representavam o mundo objetivo e, nessa condição, deveriam permitir aos físicos fazer afirmações sobre o futuro comportamento do mundo. Agora, afirmava-se que, na escala atômica, esse mundo objetivo do tempo e do espaço nem sequer existia, e que os símbolos matemáticos da física teórica referiam-se a possibilidades, e não a fatos.19

Dessa forma, a física quântica passava a trabalhar com níveis de realidade que não são objeto da nossa experiência cotidiana, e a representação de conhecimento como relação entre sujeito e objeto, que herdamos de toda a tradição do racionalismo iluminista, era ainda mais estilhaçada.20 É em parte por ter a compreensão da extensão das mudanças radicais que a teoria quântica introduz no campo da física e também do conhecimento que Einstein, apesar de reconhecer que esta forneceu a chave para a interpretação e o cálculo de um grupo heterogêneo de fenômenos da experiência, irá continuar afirmando que ela é capaz de induzir a erros porque se constitui numa representação incompleta das coisas reais.21 Poder-se-ia então pensar que a disputa que se apresenta (teoria da relatividade versus teoria quântica) estaria relacionada, em última instância, à questão: ser a favor ou contra a possibilidade de uma nova teoria única que explicaria todo o universo. E que, na visão de Einstein, a teoria quântica se distanciava ainda mais dessa possibilidade. No entanto, não seria esta a visão de Heisenberg, que revela também estar em busca de uma teoria única ao retratar um diálogo com o físico Wolfgang Pauli, em que afirmara: “Na ciência, pode-se reconhecer a ordem central pelo fato de podermos usar metáforas como ‘a natureza foi feita de acordo com tal plano’.” No entanto, o que seria essa ordem central para Heisenberg? Nas suas próprias palavras, seriam as experiências inteiramente corriqueiras, ou seja: “passado cada inverno, as flores desabrocham nos prados; terminada cada guerra, as cidades são reconstruídas. O caos sempre cede lugar à ordem.”22 O que se observa, em última instância, é que 19

Heisenberg, op. cit., p. 98.

20

Cf. Heisenberg, op. cit., p. 145.

21

Cf. Einstein, op. cit., p. 92.

22

Heisenberg, op. cit., p. 249-250.

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ambos (Einstein e Heisenberg) continuam a acreditar na possibilidade de construir uma lei única para explicação do universo. No entanto, na visão do físico Fritjof Capra, a mecânica quântica introduziu rupturas radicais com os modelos cartesianos de pensar, de perceber e de agir, e o esforço para encontrar uma teoria única refletiria a força da herança cartesiana. Para Capra, diversos aspectos da física moderna operaram uma completa desconstrução dos referenciais fundadores daquela ciência.23 A partir da física moderna não existem mais coisas com qualidades intrínsecas; elas dependem do meio ambiente. Ainda no nível subatômico os objetos materiais sólidos da física clássica dissolvem-se em padrões ondulatórios de probabilidades. E estas não são probabilidades de coisas, ou de objetos, mas de interconexões. Assim, na teoria quântica os físicos não lidam com ‘coisas’, mas com relações. Ou ainda, como escreveu o físico Niels Bohr, “as partículas materiais isoladas são abstrações, e suas propriedades são definíveis e observáveis somente através de sua interação com outros sistemas”. 24Dessa forma, o foco da análise da física não seria mais o objeto, mas as relações, porque isoladamente a natureza, no nível subatômico, não revelaria qualquer objeto.25 Assim, se não temos objetos, nem um mundo a ser descoberto, mas relações ou interconexões, as palavras também, ao serem enunciadas, não oferecem por si a verdade do mundo. Por extensão, não é possível mais estabelecer definições em que as palavras ou os conceitos conteriam o próprio sentido e significado do mundo. As palavras, desse modo, não operam como representação mágica que ao ser enunciada revelaria o conhecimento, de forma clara e objetiva. Poder-se-ia encontrar, nessa representação do mundo que a física moderna cria, um estreito paralelo com a história, na perspectiva da análise desenvolvida por Paul Veyne, quando afirma: Dito de outra maneira, é preciso desviar os olhos dos objetos naturais para perceber uma certa prática, muito bem datada, que os objetivou sob um aspecto datado com ela; pois é por isso que existe o que chamei anteriormente, usando uma expressão popular, “parte oculta do iceberg”: porque esquecemos a prática para não mais ver senão os objetos que a reificam a nossos olhos... Em vez de acreditar que existe uma coisa chamada “os governados” relativamente à qual os governados se comportam, consideremos que os governados podem ser tratados seguindo práticas tão diferentes, de acordo com as épocas, que os ditos governados não têm senão um nome em comum.26

23 24

Cf. Capra, op. cit., p. 73. Cf. Capra, op. cit, p. 75.

25

Cf. Capra, op. cit., p. 75.

26

VEYNE, Paul. Como se escreve a história. São Paulo: Martins Fontes, 1980, p. 243.

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Em outras palavras, Veyne está colocando que também na história as coisas, os objetos, os seres, isoladamente, nada expressam, além do seu significante. No que tange ao termo governado, por exemplo, este só existe ou só adquire significado histórico mediante o estudo de suas práticas, analisando suas relações. Seria essa uma das grandes contribuições de Foucault para a história, na visão de Veyne. Foucault observa que “o problema é ao mesmo tempo distinguir os acontecimentos, diferenciar as redes e os níveis a que pertencem e reconstituir os fios que os ligam e que fazem com que se engendrem, uns a partir dos outros.”27 A partir do estudo das relações, das práticas, dos fios, das ligações, que são associados a acontecimentos, é que podemos construir formas de entendimento histórico. Ou ainda, como afirma Deleuze, a questão não é mais de estudar a origem ou a causa, nem a finalidade ou a conseqüência, mas o que se passa entre.28 Dessa maneira, a análise histórica tem como foco primordial as relações, os percursos, as práticas, porque através do seu estudo é que se poderão construir outras formas de compreensão, que desnaturalizem a relação ou a representação que procurava associar de forma unívoca o objeto ou a coisa à palavra. É nessa perspectiva que Deleuze e Veyne irão reafirmar a proposta de Foucault de rachar as palavras, rachar as coisas. Desnaturalizá-las e ir em busca dos fios que as engendram, que as significam.

Nos caminhos de Mato Grosso Algumas pesquisas têm trazido à tona relatos que poderão nos acompanhar no movimento de transformar as reflexões metodológicas desenvolvidas ao longo deste artigo em prática historiográfica. Nesse sentido, é surpreendente como em algumas passagens de depoimentos de homens e mulheres das camadas pobres opera-se esse movimento de rachar as palavras, de descrever uma outra prática e, por extensão, alterar o significado, desconstruindo a associação que se quer natural entre o signo e a coisa. Ou, ainda, como esse movimento de desnaturalizar as palavras revela um combate, uma luta na história, um desfazer de laços e armadilhas que trazem embutido o controle constante sobre a vida e o fazer dos trabalhadores pobres e, por que não dizer, de todos nós. A historiadora Regina Guimarães, entrevistando trabalhadores que se dispõem a tarefas avulsas nas fazendas de soja, algodão ou mesmo em empreitadas de desmatamento nos arredores das pequenas e ricas cidades de Mato Grosso, entrou em contato com alguns grupos que são usualmente denominados de “pés-inchados”. Esta expressão – que se tornou corriqueira nessas áreas29 – opera como sinônimo de trabalhador de 27

FOUCAULT, Michel. Verdade e poder. In: ______. Microfísica do poder. Rio de Janeiro: Graal, 1979, p. 5.

28

Deleuze, op. cit., p. 151.

29

Estas são áreas de ocupação recente (décadas de 1970, 1980, 1990), em que predominam grandes propriedades voltadas para o agronegócio.

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baixa qualificação, em constante movimento pelas estradas em busca de novos trabalhos, sem família e, costumeiramente, sob efeito de alguma bebida. A expressão pé-inchado, ao objetivar essas características, naturaliza e estabelece um perfil de trabalhador que autoriza uma ação constante da polícia, reprimindo-os e proibindo sua permanência nas praças e entroncamentos, ou outras ações do poder público no sentido de estabelecer práticas de vigilância constante que cerceiam o direito de entrada e saída, nos limites de algumas dessas cidades30. A experiência relatada pelo próprio trabalhador, no esforço de desconstruir a denominação que lhe é impingida de pé-inchado, é reveladora de como ela o torna alvo fácil de uma série de práticas de violência e desrespeito aos contratos de trabalho. Ao mesmo tempo, aponta a falta de atuação mais afirmativa do poder público na negociação dos conflitos trabalhistas. No seu relato, Zenon Silva Santos, natural do estado do Maranhão, afirma: Pé inchado, todo mundo tem o nome de pé-inchado aqui, é só ficar nessa área da Rodoviária, pode ir para onde quiser que é sempre pé-inchado! Mas a gente vive aqui, olha minhas mãos (com enormes calos); isso aqui é moto serra, é foice, trabalhando tudo aí... Pé-inchado aqui não existe. Eu estou suando, eu falo na cara de quem quiser, sou vindo da capital, Falo a verdade, eu não sou mentiroso, aqui eu conheço, sou um trabalhador!31

Para Zenon, suas mãos seriam a prova irretorquível da sua identidade. E ele demonstra uma aguda consciência de que o termo pé-inchado, ao procurar apagar sua marca de trabalhador, engendra uma série de representações que o tornam alvo da polícia. Afinal, a linguagem é uma prática.32 É nesse território que situa sua fala, seu brado, sua reação indignada contra aquele termo, signo perigoso que ameaça apagar sua história de trabalhador. Deve rachar aquela palavra. Mas, reconhece que os próprios colegas, muitas vezes, ao não reagirem àquele discurso, concorrem para a perpetuação do uso da violência contra eles: “Sou um lavrador! Vocês derrotam a nós mesmos, nós não somos pés-inchados. Agora gente safada aqui tem, cadê o pessoal do Fórum para resolver o nosso problema?”33 E aponta a ausência do poder público como mediador dos conflitos trabalhistas, no que é corroborado pela fala de um outro trabalhador: “Cadê assistente social? Cadê o pessoal do Fórum que dá valor ao trabalhador? Aqui em Juína é só ‘cartucho’, um em cima do outro. Se você deve para mim, se eu for cobrar você, sabe o que eu vou receber? Um tapa no meio da cara!” Observa-se como vai sendo tecida uma rede que procura controlar, interditar a prática da cidadania, o livre exercício de direitos e deveres. Sobretudo se pensarmos que essas são mediações labirínticas, em que aquele que se pensa e se reconhece péinchado interioriza, subjetiva alguém sem direitos, e passa a agir e a comportar-se a 30 31

Como Primavera do Leste, Vila Rica, Sorriso. Apud GUIMARÃES NETO, Regina Beatriz. Vira mundo, vira mundo: trajetórias nômades, as cidades na Amazônia. Revista Projeto Historia, São Paulo, n. 27, 2003, p. 59.

32

Foucault, op. cit., p. 07.

33

Guimarães, loc. cit.

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partir de uma lógica que o anula como cidadão, como trabalhador, como afirma Zenon: “Vocês derrotam a nós mesmos, nós não somos pés-inchados.” É nessa trilha que a historiadora Ana Maria de Souza, ao estudar o fluxo migratório para Cuiabá na década de 1990, mapeia os diversos discursos que são produzidos pelo poder público (secretarias de governo e órgãos de assistência social), pela imprensa e por políticos, defendendo a criação de mecanismos de controle e outras estratégias que barrem ou dificultem a vinda de pessoas e famílias pobres para a cidade. Segundo aqueles registros, estas ao desembarcarem com pouco ou nenhum dinheiro vão ocupar as praças, os logradouros, os viadutos e, algumas vezes, transformam a rodoviária em seu lar.34 Numa matéria publicada na imprensa com o título Rodoviária é morada de indigentes, Ana Maria destaca o breve diálogo entre a jornalista que produziu a reportagem e uma dessas pessoas nomeada de moradora da rodoviária. O título da matéria já aponta uma associação considerada não natural em relação ao termo rodoviária, ou seja, rodoviária e moradia são termos que assinalam uma incongruência, um elo proibido. Os leitores ao se depararem com aquela reportagem devem ter sentido o impacto de uma ruptura, que racha inteiramente com o significado considerado próprio ou natural da palavra rodoviária. Para o dicionário Aurélio rodoviária significa estação de embarque e desembarque de passageiros... No entanto, segundo a imprensa, os indigentes estariam ressignificando aquele lugar, aquele espaço de passagem, invertendo seu significado, ao transformá-lo em lugar de permanência. Ao mesmo tempo, uma simples reportagem, entre as inúmeras que se poderiam relacionar sobre a cidade e seus lugares, e seus fluxos e seus significados, revela o constante temor da inversão do signo de uma ordem que se representa como natural. E esse perigo decorre (o que é considerado mais grave) da ação dos pobres, dos indigentes. A jornalista, ao trazer para sua matéria a própria fala de uma mulher nomeada moradora da rodoviária, busca validar e oferecer ao leitor o suporte da prova a seu relato. No entanto, encontra alguém bastante treinada nos perigos e nas armadilhas que são comuns do viver a contrapelo. A narrativa não transcreve qual teria sido a pergunta da jornalista, no entanto, o texto nos induz a pensar em algo como: a sra. mora na rodoviária? A sra. tem família? Qual o seu nome?... Ao ler as respostas encontramos alguém próxima aos personagens fantásticos de Macondo35. Ela rompe com os significantes considerados naturais e, aproximando-se do comportamento dos loucos, subverte a ordem e a lógica dominante. Para escapar da captura jornalística, do perigo de um laço, suas respostas revelam uma fantástica pirueta: “Sou dona da

34

35

Cf. SOUZA, Ana Maria de. Relatos da cidade: representações e práticas de apropriações urbanas – Cuiabá, MT. Dissertação (Mestrado em História) - Instituto de Ciências Humanas e Sociais, UFMT, 2004, p. 47. Cidade imaginária criada por Gabriel García Márquez em Cem Anos de Solidão.

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Rodoviária. Minha família é a família imperial. Não tenho nome, quem sabe é a polícia...”36 Sair do círculo, tornar-se inapreensível, revirar as palavras. Essa foi a trilha que essa moradora errante criou para escapar, estabelecer sua linha de fuga e assim transformar-se em fluxo, em puro movimento ou: um, nenhum, cem mil37 identidades E, ao mesmo tempo, projeta a jornalista no mesmo campo da polícia, ao afirmar que não tem nome; mas aquele que a jornalista procura já está com a polícia, não é o dela, ou mais propriamente não se reconhece nele, é o dela – da polícia –, e possivelmente servirá ou atenderá a jornalista.

Revisitando o Nordeste Como se tornou bastante conhecido na historiografia, de meados da década de 1950 até as vésperas do golpe militar de 1964, o Nordeste do Brasil, e em especial o estado de Pernambuco, passou a ser considerado uma área de grande mobilização de trabalhadores rurais, por intermédio, sobretudo, das Ligas Camponesas.38 Para uma parte da imprensa nacional e internacional, um outro aspecto que tornava esse estado território dominado pelas esquerdas era o fato de que os cargos do executivo municipal (Recife) e estadual vinham sendo ocupados de maneira crescente por políticos como Pelópidas da Silveira (filiado ao Partido Socialista) e Miguel Arraes (mesmo filiado ao Partido Trabalhista Nacional, era visto como comunista).39 Sem dúvida, o meio rural era palco de disputas bastante acirradas, principalmente a partir do momento em que o deputado socialista Francisco Julião assumiu a defesa de um grupo de trabalhadores arrendatários de um engenho (Galiléia) no município de Vitória de Santo Antão/PE. A luta em defesa desses trabalhadores iria transformar as condições de vida e trabalho do camponês num tema nacional. Por um lado, colocava na ordem do dia a necessidade do cumprimento da Constituição, que dava aos trabalhadores rurais o direito de sindicalização; por outro, trazia à tona as condições de exploração, tais como o cambão, o pulo da vara, a caderneta dos barracões,40 que o discurso das Ligas tratava de desnaturalizar. Porém, 36 37 38

39 40

Apud BARBANT, Maria. Rodoviária é morada dos indigentes. A Gazeta, Cuiabá, 20 nov. 1991, p. 9. PIRANDELLO, Luigi. Um, nenhum e cem mil. São Paulo: Cosac & Naify, 2001. Cf. CALLADO, Antônio. Tempo de Arraes: padres e comunistas na revolução sem violência. Rio de Janeiro: José Álvaro, 1964. Cf. AGUIAR, Roberto de. Recife da frente ao golpe. Recife: Editora Universitária da UFPE, 1993. O cambão significava os dias de trabalho gratuito que o camponês deveria dar ao senhor a cada ano. O ‘pulo da vara’ era uma expressão usada para denunciar a forma como era medida pelos encarregados dos senhores a área cultivada. A vara, além de ser maior do que deveria (logo, o trabalhador plantava uma área maior do que efetivamente recebia em pagamento), ao colocá-la no chão para medir, o encarregado sempre dava um passo à frente, para medir um novo trecho, o que acarretava também perda para o trabalhador. E as famosas cadernetas anotavam as despesas dos trabalhadores nos barracões onde eram obrigados a fazer suas compras. Estes, por serem analfabetos (em sua grande

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o destaque que essa temática também adquiria estava relacionado à reação dos proprietários, que imediatamente associavam toda essa mobilização a um plano revolucionário, que teria como objetivo transformar o Brasil em um país comunista. No entanto, não se pode deixar de registrar como certos segmentos das esquerdas, que se associaram a essa mobilização dos trabalhadores, faziam um discurso de que o fim da exploração só viria efetivamente com o socialismo, e a via revolucionária não deveria ser descartada.41 Um outro foco possível de análise acerca dos movimentos sociais rurais nesse período relaciona-se ao controle ou à hegemonia na condução dessas lutas. O Partido Comunista, que desde a década de 1940 lançara as Ligas Camponesas, nunca conseguiu, por meio desta forma de organização, dar visibilidade e força política à luta dos trabalhadores no campo. A fortuita associação entre Francisco Julião e os trabalhadores do Engenho Galiléia para impedir inicialmente a expulsão movida pelo proprietário, assim como a manutenção da sociedade de ajuda mútua fundada pelos mesmos, é que deu visibilidade à questão da sindicalização rural.42 Entretanto, mesmo filiado ao Partido Socialista, Francisco Julião teve o apoio dos comunistas até 1960, quando, no V Congresso do PCB, uma parcela dos membros do partido vinculada às Ligas foi derrotada em suas teses sobre a prioridade das lutas. A relação com o PCB agravou-se ainda mais durante o Congresso Nacional de Lavradores e Trabalhadores Agrícolas (Belo Horizonte), organizado pelos comunistas e pela ULTAB, em que os representantes das Ligas, mesmo em minoria, saíram vitoriosos com a tese da reforma agrária radical (na lei ou na marra).43 No entanto, as Ligas, além da disputa com os comunistas, tinham na Igreja Católica provavelmente seu mais forte adversário, sobretudo porque muitos escritos produzidos por elas acusavam-na de aliada dos proprietários. E mais significativo era que, ao produzir seus textos, as Ligas não criticavam a religião como “ópio do povo”, mas desenvolviam o que podemos denominar de sua própria exegese. Ou seja, construíam uma outra leitura bíblica para o mundo rural, invertendo a ordem sagrada e natural que os proprietários, padres e pastores difundiam a partir dos princípios cristãos, em que afirmavam que a condição de pobreza e miséria era natural e protegida por Deus. Entre as publicações das Ligas, é possível destacar diversos folhetos como o Guia do Camponês, o ABC, o Recado e, às vésperas das eleições presidenciais de maioria), além de pagar sempre um preço maior do que nas cidades próximas, não tinham condições de questionar as anotações registradas. Cf. MONTENEGRO, Antonio. Ligas Camponesas e sindicatos rurais em tempo de revolução. In: FERREIRA, Jorge; NEVES, Lucília (org.). Brasil Republicano. v. III. 41

Cf. ABREU, Socorro. Revisitando o campo: lutas, organização, contradições – Pernambuco, 1962-1987. Tese (Doutorado em História) - Programa de Pós-Graduação em História, UFPE, Recife, 2003.

42

Cf. CAVALCANTI, Paulo. O caso eu conto como o caso foi.São Paulo:Alfa-Ômega, 1976.

43

Cf. AZEVEDO, Fernando. As Ligas Camponesas. São Paulo: Paz e Terra, 1982, p. 45-48.

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1960, a Cartilha do Camponês. Em um certo trecho da cartilha, escrita numa linguagem coloquial de quem conversa, é afirmado: Mas enquanto não chega o voto para o analfabeto e não se faz a reforma agrária, tu não hás de ficar de braços cruzados. Já não acontece o milagre como no tempo de Moisés, que tocava na rocha e a água nascia, ou no tempo de Jesus, que de um pão e de um peixe fazia muitos pães e muitos peixes. Cada um de nós tem, hoje, de ganhar com o suor do próprio rosto o pão de cada dia. Assim manda a Escritura que pouca gente segue. Se não há mais milagre porque Moisés se foi e, depois dele, o Cristo, tu podes, camponês, mesmo crucificado à terra como um escravo, alcançar tudo o que quiseres, sem depender de milagre. Podes conquistar a liberdade, ter o pão com fartura, viver bem agasalhado e na boa paz, se conseguires unir os teus irmãos sem terra. Nenhuma palavra tem mais força do que esta – União. Ela é a mãe da liberdade. Aprende a defender o teu direito junto com o teu irmão, sem terra. Nunca fiques sozinho. Vai sempre com ele à casa da Justiça já que é junto dele que tu te encontras na igreja, na festa, no enterro, na feira e no trabalho...44

O que podemos destacar nesse pequeno fragmento, além da perspectiva social – isto é, a luta pelo fim do analfabetismo, a reforma agrária e a união dos trabalhadores –, é a dimensão cristã que se mistura ao texto com citações bíblicas. Esse artifício não é fortuito, mas de quem sabe os meandros da escrita, ou como atrair aquele trabalhador do campo, na maioria das vezes analfabeto, para ouvir (ou algumas vezes ler) temas considerados tabus como direito do voto para o analfabeto, reforma agrária e união do trabalhador contra o latifúndio. A esse percurso soma-se o tom professoral, de alguém que ensina, que defende idéias, que argumenta trazendo para junto de si, por meio de estratégias múltiplas da escritura, aquele a quem se dirige, o trabalhador rural. Possivelmente, os tempos de menino, criado no meio rural até os 13 anos, e depois, a partir dos 18 anos, como dono de uma pequena escola para crianças pobres próxima ao seminário de Olinda, e também professor de português, matemática e francês, tenham sido fundamentais nessa associação de pedagogia e política que os escritos de Francisco Julião revelam. Mas, não foram apenas os proprietários e os órgãos de segurança pública que reagiram ao trabalho de propaganda das Ligas.45 Segundo Márcio Moreira Alves, a Igreja Católica iria engajar-se num trabalho que denominou de “promoção do homem do campo”, inicialmente no Nordeste e depois em todo o Brasil, como forma de opor-se ao trabalho das Ligas. Já o Papa Pio XI afirmara que o grande escândalo do século XIX fora a perda de influência da Igreja

44 45

JULIÃO, Francisco. A Cartilha do Camponês. Recife, 1960, p. 7-8. Cf. SANTIAGO, Wandeck. Perfil parlamentar – século XX: Francisco Julião. Recife: A Assembléia, 2001, p. 97-100.

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sobre o operariado. Logo, devia-se impedir que forças a-religiosas ou anti-religiosas dominassem o homem do campo.46 A disputa pelo controle da organização dos trabalhadores rurais, no que tange à reforma agrária, teve também a participação do governo federal, por meio da Sudene, que iniciou um projeto piloto de exploração da monocultura da cana de açúcar em Pernambuco, conhecido como Cooperativa de Tiriri, com o arrendamento de cinco engenhos de propriedade de duas usinas, para serem explorados por 400 famílias de trabalhadores rurais. Apresentava-se como mais uma experiência do governo João Goulart no campo da reforma agrária, que vinha se tornando um tema de acirrados debates no âmbito da imprensa, dos partidos, das universidades e da sociedade civil.47 Pesquisando para sua dissertação de mestrado, Paulo Cândido entrevistou alguns trabalhadores que participaram ativamente das Ligas Camponesas e da Cooperativa Agrícola de Tiriri. Através do relato de dois dos seus entrevistados, percebe-se a influência das forças que disputavam a hegemonia na condução das lutas dos trabalhadores rurais naquele período. Um deles, José Natalício, afirmou: Na colônia de Tiriri, nessa época existia uma área de terra no engenho Tiriri que pertencia a Rede Ferroviária do Nordeste com 144 hectares de terra, todo desmatado, e um dia 33 camponeses resolvemos invadir a área. Já com as Ligas Camponesas entrando e nos dando apoio, só por volta de 1962 eu me encontrei com Doutor Jader de Andrade que na época era da Sudene. Nós éramos orientados por Francisco Julião, por Gregório Bezerra e outros que não estou lembrando mais. Veja, daí por diante nós formamos as Ligas lá na Colônia de Tiriri e decidimos invadir as terras da Rede Ferroviária do Nordeste. Tivemos a reação da polícia, mandaram a polícia para lá, mas naquela época o governador já era Arraes, Miguel Arraes, aí veio em seguida uma luta, a gente plantou, plantava, não dava, aí veio o Padre Melo, o Padre Melo nos orientou muito, nos ajudou bastante e... a gente continuou a luta.48

Quais leituras são possíveis, desse curto fragmento do relato de Natalício? Inicialmente, há de se considerar que ele está rememorando experiências vivenciadas na década de 1950/1960, misturadas a quarenta anos de acontecimentos vários, leituras múltiplas que a vida lhe foi oferecendo, e que possivelmente o fazem inferir outros significados daquele passado. Ora, devemos considerar que aquilo que se torna uma marca, um registro na memória resulta de operações complexas, seletivas. Desde o momento inicial da percepção de algo, desencadeia-se uma construção em que as 46

Cf. ALVES, Márcio M. O Cristo do povo. Rio de Janeiro: Sabiá, 1968, p. 68-69.

47

Cf. DABAT, Christine. Os primórdios da Cooperativa Agrícola de Tiriri. Clio, Revista de Pesquisa Histórica, Série História do Nordeste, Recife: Editora da UFPE, n. 16, 1996.

48

Apud SILVA, Paulo Cândido da. Cooperativismo e política: a ação estatal face à mobilização camponesa. Dissertação (Mestrado em Sociologia) - Centro de Humanidades da Universidade Federal de Campina Grande, 2003, p. 67.

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memórias que trazemos (que são de maneira indissociável individuais e coletivas) atuam reelaborando e ressignificando aquilo que se apresenta aos sentidos. Em outros termos, não há percepção pura e não há também memória pura. Dessa maneira, o percurso que informa a apreensão, interiorização, subjetivação de uma percepção vem carregado das marcas da memória, porque esta “não consiste, em absoluto, numa regressão do presente ao passado, mas, pelo contrário, num progresso do passado ao presente. É no passado que nos colocamos de saída.”49 Em razão do trabalho de elaboração, resultante da relação que se estabelece entre as memórias (passado) e a percepção de algo (presente), as marcas que se constituem como memórias devem ser compreendidas como registros híbridos. A partir da memória enquanto passado se alcança ou se apreende o presente; ao mesmo tempo, este presente atua relativizando ou deslocando significados acerca daquele passado. Dessa forma, jamais dever-se-ia pensar a memória ou a percepção como reflexo ou cópia do mundo, mas como atividade, como trabalho ininterrupto de ressignificação do presente enquanto leitura a partir de um passado que se atualiza enquanto memória informando a percepção; por outro lado, há que considerar os significados imprevistos que os sentidos apreendem do presente que podem desafiar a leitura que se projeta a partir do passado como memória. Assim, a atividade de rememorar voluntária ou involuntária é uma elaboração que contempla mediações e transformações. Passado e presente, memória e percepção instituem uma relação tensa em que se abrem ou não possibilidades de novas redes de significação. A representação do passado e do presente, como territórios de fronteira, demarcada no tempo torna-se ainda mais tênue, quando compreendemos que o fio ou a ligação entre estas atende a ação. Ou seja, todo esse movimento constante e ininterrupto da memória, percepção, apreensão, interiorização, subjetivação é indissociável do agir, de uma forma de ser no mundo em que passado e presente desaparecem enquanto signos de realidades acabadas e distintas.50 Sobretudo, se também considerarmos que assim como na física quântica o que temos são interconexões, e não coisas ou objetos definidos no tempo. Deve-se ainda observar que o relato de Natalício não resulta de uma conversa entre parceiros de lutas, mas atende a um pesquisador, a um intelectual; alguém de outra classe, que solicita a um trabalhador informações sobre um determinado período, em que a sua história de vida esteve associada a acontecimentos sociais e políticos de grande repercussão no estado e no país. Por outro lado, a pesquisa que utiliza entrevistas orais, em princípio, está fundada num encontro entre duas pessoas; e a forma do contato e a relação que então se estabelece, apesar de assumirem papéis diversos (entrevistador e entrevistado), também têm influência no relato a ser narrado. Ao mesmo tempo, há que se compreender o lugar social do pesquisador, 49

50

BERGSON, Henri. Matéria e memória: ensaio sobre a relação do corpo com o espírito. São Paulo: Martins Fontes, 1990, p. 196. Cf. Bergson, op. cit., p. 197.

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seus interesses, os aspectos técnicos e metodológicos da pesquisa e a operação da escrita. Institui-se uma relação em que os relatos orais, assim como também na pesquisa com documentos escritos, iconográficos, literários, se incorporam a um projeto e são deslocados para atender à lógica e a inteligibilidade do texto a ser produzido pelo pesquisador. E essa tem sido também a compreensão de muitos que operam com a teoria quântica, como registra Lee Smolin: Portanto, parece que há duas espécies de coisas no mundo. Existem objetos como as rochas e os abridores de latas, que simplesmente existem e podem ser completamente explicados por uma lista de suas propriedades. E existem coisas que somente podem ser compreendidas como processos, somente podem ser explicadas contando uma história. Para as coisas do segundo tipo, uma simples descrição nunca é suficiente. Uma história é a única descrição adequada para elas, porque entidades como as pessoas e as culturas não são de fato coisas, mas sim processos que se desenvolvem no tempo.51

Pensando a partir desses pressupostos, Natalício ao construir seu relato também conta uma história, desloca sentidos, redefine significados. Não está descrevendo coisas, objetos, enumerando propriedades. Embora reconheça a influência das Ligas, recupera a participação de Gregório Bezerra (atuante membro do PCB), de Jader de Andrade, que é apresentado como representante do órgão federal (a Sudene), e da Igreja, por meio do Padre Melo. Ou seja, o relato, de alguma forma, mapeia as forças que atuavam em Tiriri (Ligas, PCB, Sudene e Igreja), sem revelar disputas, diferenças ou hierarquias. Essa maneira de Natalício construir sua história, nomeando diferentes lideranças políticas, em que todos aparecem ajudando na luta dos trabalhadores, poderia ser vista como a leitura de alguém que jamais percebeu diferenças nos discursos e nas práticas dos representantes dos distintos grupos políticos. Mas, poderá ser também uma maneira de evitar mostrar-se mais comprometido com algumas daquelas pessoas e por extensão com algum daqueles grupos, pois não sabe como seu relato será lido, será narrado pelo pesquisador. Caso tenha prevalecido essa compreensão, revelará uma consciência de quem sabe que sua história será apropriada e adquirirá outros sentidos sobre os quais não terá controle. Atendendo a essa lógica, poder-se-ia ler este relato, que junta e iguala forças políticas antagônicas, como um relato tático, de quem conhece os perigos do viver a contrapelo. E mais uma vez retornamos a Lee Smolin para pensar que um documento (oral, escrito, iconográfico, literário) não é uma coisa, um objeto, mas também tem uma história, encontra-se ligado a redes, a fios, a labirintos, e que é fundamental ao historiador segui-lo, acompanhá-lo, pontuá-lo. Um outro trabalhador entrevistado que também participou da Cooperativa de Tiriri foi Minervino. Em seu relato conta como ele próprio fazia o trabalho de mobilização das Ligas naqueles engenhos de açúcar, visitando a casa dos 51

Smolin, op. cit., p. 60.

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trabalhadores e convidando para ouvir o advogado Francisco Julião. Relembra muitos dizerem que Julião era comunista e outras coisas ruim e que muitos senhores de engenho chegavam a demitir o trabalhador que se filiasse às Ligas Camponesas. Afirma que Julião pregava a revolução, e não esquece a seguinte expressão que seria dita pelo líder: sem terra, camponês sem pão, tambor da revolução.52 Perguntado sobre o que Julião queria em Tiriri, Minervino responde: O que ele queria fazer em Tiriri, não era somente em Tiriri, mas em vários lugares. Era implantar as Ligas Camponesas para fazer uma reforma agrária de grande tamanho ou de grande proporção, era essa a intenção que Julião tinha com o povo dessa região aqui de Tiriri. E a gente ia porque era muita fome que a gente sofria e o desejo nosso não era de fazer como camponês hoje que faz, era trabalhar. O nosso desejo era trabalhar, construir um pedaço de terra era o que a gente queria, de qualquer forma a gente queria um pedaço de terra e continuar na terra, como hoje eu ainda tenho todo meu desejo. Estou assim, não presto mais para fazer nada, mas a minha intenção é terra, minha intenção toda é na terra, não é para viajar, fazer aquilo, tomar nada dos outros não. Mas a minha intenção é possuir a terra, ter um lugar, ser acomodado, não prejudicar meus vizinhos e indicar que Deus deixou a terra para todo mundo. Então se Deus deixou a terra para todo mundo, o pobre também tem direito um pedacinho de terra para sobrevivência dele, dele com a família. Era essa a nossa história.53

Percorrer a trilha do relato construído por Minervino é visitar um labirinto de muitas voltas, de muitas dobras, que ao se desfazerem aproximam passado e presente, distanciam passado e presente, numa tensão de quem conhece o poder das palavras, de quem sabe o quanto elas significam: um perigoso campo minado. Inicia desfraldando a bandeira das Ligas, de Julião, da reforma agrária. Entretanto, como havia informado ao pesquisador, dizia-se muita coisa ruim de Julião; logo, revela o cuidado de, após desfraldar a bandeira das Ligas Camponesas, no início do relato, afastar-se dela, ao afirmar que ia porque era muita fome. Assim, estava com as Ligas e não estava, pois seu desejo não era revolução. Pelo menos é isso o que afirma ao entrevistador. Entretanto, também faz uma outra ressalva, toma um outro atalho, um outro desvio ao dizer que também não se reconhece na luta dos trabalhadores sem terra na atualidade. Para Minervino, esses trabalhadores não querem a terra para trabalhar, como ele afirma sempre ter querido. E dá a entender que os trabalhadores que lutam por terra hoje querem viver viajando, enquanto ele não quer viver viajando, e também não quer tomar as terras dos outros, nem incomodar os vizinhos. Após tantas voltas, poder-se-ia indagar: como acredita possível ter a terra desejada, sem incomodar o vizinho e sem tomar nada dos outros e mesmo se reconhecendo não prestando para fazer nada? E Minervino realiza uma pirueta, cria sua linha de fuga em Deus, que, ainda segundo ele, deixou a terra para todo mundo. Por meio desse Deus, 52

Apud Silva, op. cit., p. 68.

53

Apud Silva, op. cit., p. 68.

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quem sabe, os vizinhos entendam que a terra por ter sido dada por “ele” é de todos, e talvez assim ele, Minervino, também receba o seu pedaço de terra. E retorna então ao ponto de partida, um imaginário passado, ao decretar que era essa a nossa história. Mas, onde terá aprendido sobre esse Deus que afirma ser a terra de todos? Este não é um argumento que se extraia facilmente através de uma leitura solitária dos evangelhos ou de outras passagens bíblicas. Por outro lado, mesmo hoje, depois da Teologia da Libertação, ainda são poucos os padres e pastores que debatem ou se envolvem com as questões sociais. Talvez Minervino, se fosse indagado onde aprendera sobre esse Deus que deixou a terra para todos, não fosse capaz de lembrar. Entretanto, como trabalhador que militou pelas Ligas Camponesas, talvez não lhe fosse desconhecida uma publicação produzida por estas, que tinha como título A Carttilha do Camponês onde se encontra uma passagem em que se lê: Escuta bem o que te digo, camponês. Se um padre ou um pastor falar em nome de um Deus que ameaça o povo com peste, guerra e fome, raios, coriscos e trovões e ainda com o fogo do inferno, fica sabendo que esse padre ou esse pastor é um espoleta do latifúndio. Não é um ministro de Deus. Esse padre é falso. Esse pastor não presta. O padre verdadeiro ou o bom pastor é aquele que se levanta para dizer: “Deus fez a terra para todos, mas os sabidos tomaram conta dela.”54

Terá Minervino ouvido ou lido essa cartilha? Será que foi a partir dela que começou a estabelecer outras associações, a ponto de afirmar que Deus deixou a terra para todo mundo e, portanto, o pobre tem direito a um pedacinho de terra? Não sabemos, não saberemos. A incerteza sobre como ou onde Minervino aprendeu tão revolucionário ensinamento continuará a permear qualquer tentativa de explicação conclusiva. E assim voltamos ao começo desse nosso percurso, ao movimento, à impossibilidade de capturar de forma absoluta os significados; ou mesmo determinálos mediante uma relação que se deseja natural entre o dito e o vivido ou o que se imagina real. Rachar as palavras, romper seus liames naturalizados e evidentes com as coisas, com o que se denomina real. A história como o digladiar de sentidos, produzidos pelos jogos da linguagem55, nos remete a Certeau quando afirma: “Parece que não se podendo mais atribuir às palavras uma relação efetiva com as coisas que designam, elas se tornam tanto mais aptas para formular sentidos, quanto menos limitadas são por uma adesão real.”56 Nesse território, torna-se fecundo privilegiar a postura teórica de Wittgesnstein, de considerar em suas reflexões filosóficas o discurso comum das pessoas, e não o 54

JULIÃO, Francisco, op. cit., p. 15.

55

CERTEAU, op. cit., p. 51.

56

CERTEAU, Michel de. A escrita da História. Rio de Janeiro: Forense Universitária, 2000, p. 52.

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dos filósofos. E é através dele que iniciamos o último movimento de análise, ao revisitar o trecho da entrevista do líder comunitário Arnaldo Rodrigues da Cruz. Na década de 1970, em pleno regime militar no Brasil, teve inicio uma mobilização em defesa da moradia, num grande bairro popular, denominado Casa Amarela, em Recife. Desde a década de 1960, os agentes imobiliários vinham tentando expulsar os moradores através da cobrança do foro da terra. Esta tentativa recrudesceu, já que a imobiliária, em princípio, contava com o apoio oficial para reprimir qualquer manifestação popular de protesto contra essa cobrança considerada indevida e irregular pela população. A censura reinante no período, aliada ao medo que muitos cidadãos passaram a sentir de vir a ser nomeados de comunistas57 por participar de qualquer movimento social, era um fator que concorria bastante para a desmobilização popular. No entanto, mesmo diante desse conjunto de adversidades, um grupo de moradores iniciou uma organização denominada Terra de Ninguém e, com o apoio da Igreja Católica e de outros setores, conseguiu, após anos de luta, a desapropriação das terras e o título de propriedade para seus moradores.58 Esse preâmbulo tem como pressuposto apresentar o relato de um dos moradores que participou ativamente de todo o trabalho de organização e mobilização contra a imobiliária e seu dono, Rosa Borges. Ao relembrar o que se denominou luta das Terras de Ninguém, Arnaldo afirma: Eles [a imobiliária] nunca foram dono de nada e hoje ele se diz dono de tudo e todo mundo acredita que ele é dono. Mas que eles nunca foram donos de nada, mas de nada mesmo, isso é preciso vocês [os moradores] botarem na cabeça de vocês, tirar da cabeça de vocês, porque tirando da cabeça de vocês, vocês levam para outro conscientes, mas enquanto estiver na cabeça de vocês, vocês não leva não. Vocês vão dizer: não, mas... Fica gaguejando.59

Este pequeno fragmento do relato já revela uma perplexidade, entre a palavra – dono – e a coisa – as terras de Casa Amarela. Como seria possível construir uma ligação entre a palavra dono e a coisa, terras de Casa Amarela, se esta para Arnaldo não existe? A resposta, segundo ele, estaria no fato das pessoas acreditarem. E lembra que, enquanto os moradores não retirarem de suas próprias cabeças a proposição ele é dono, a luta estará enfraquecida, porque eles não terão firmeza, ficarão gaguejando. Ou seja, para Arnaldo não existe a divisão cartesiana entre matéria e espírito, corpo e alma. A prática das lutas sociais lhe ensinou que o 57

Nesse período, qualquer pessoa nomeada de comunista podia ser interrogada pela polícia ou mesmo presa.

58

Cf. MONTENEGRO, Antonio. História oral e memória: a cultura popular revisitada. São Paulo: Contexto, 1992, p. 53.

59

Apud CASA Amarela: memórias, lutas, sonhos... Série I – Entrevistados: Antonio Vidal de Lima (Tôta), Arnaldo Rodrigues da Cruz, João Lopes da Silva (Bubu). Recife: Departamento de Memória de Casa Amarela (FEACA), 1988, p. 87.

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pensamento e a ação são indissociáveis, estão misturados. A ação e o pensamento constituem um mesmo conjunto. E em seguida, amplia sua reflexão ao indagar: “E como ele se diz proprietário? Aí é que é danado. Aí é que está a história. É o furto, a roubalheira, a ladroíce, que existe dentro da política, junto com juiz, advogado, não sei quantos diabos, que fizeram isso. Fizeram Rosa Borges ser dono daquilo que não era dele.”60 Para responder a sua própria pergunta, Arnaldo retorna a história e detalha os procedimentos, os fios, os caminhos trilhados, pois proprietário não é uma palavra que se associa a uma coisa, a um objeto de maneira natural. Mas o proprietário que se diz Rosa Borges resultou de operações complexas. Ao detalhar esses movimentos que associam, estabelecem elos, colam significados, Arnaldo está quebrando, rachando, desnaturalizando aquela palavra, aquela história. E acrescenta: A história ele conta assim. Bom, ele fez tudo isso. E a lei, a própria lei. É danado é isso. É eu dá uma tapa em você, sem você abusar comigo, mas eu tenho dinheiro e chego lá na delegacia prendo você, você fica preso e eu venho embora. Foi isso o que Rosa Borges fez, veio para Casa Amarela, tomar conta de tudo, dominou tudo, hoje em dia se diz dono de Casa Amarela, propriedade imensa e ele diz que é dele, mas Santos Marinho foi que deu a mão a ele. Foi que botou ele aqui e ele ficou aqui dentro, depois ele passou a ser administrador, ele é que diz. Passou a ser administrador na história. E, através da administração, como não tinha dono, ele passou a ser dono. Ele que diz.61

Ler o relato de Arnaldo é aprender com ele, um ex-operário têxtil, que ao descrever a experiência de luta em defesa da sua moradia oferece um breve tratado acerca do combate que se trava na história. Como a história é o que se diz, resultante de muitos procedimentos de força que delimitam, cercam, cortam, estabelecem elos, subvertem significados, rompem acordos. E consciente do perigo da história, Arnaldo torna-se professor, e didaticamente explica como os signos são trocados, os significados mudados de lugar pela força do dinheiro. E como quem se sabe um educador, narra uma breve história: “É eu dá uma tapa em você, sem você abusar comigo, mas eu tenho dinheiro e chego lá na delegacia prendo você, você fica preso e eu venho embora.” Para Arnaldo a história da propriedade da terra em Casa Amarela é plural, resultando num combate entre um dizer do Rosa Borges e outro do movimento dos moradores. E a vitória destes últimos depende entre outros elementos da capacidade de mudar o pensar/agir. A história como desafio e movimento constantes de quem sabe o quanto rachar as palavras exige sabedoria, táticas, trampolinagens de um viver a contrapelo.

60

Apud CASA..., p. 88.

61

Apud CASA..., p. 88.

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Año 1 Nº 1 – Invierno 2009 ISSN 1852 - 4532 ---------------------------------------------------------------------

Historia y subjetividad en la construcción de la memoria (Guadalajara, 1968-2000) Rocío del Carmen Salcido Serrano1 Resumen: Las subjetividades individuales y compartidas se han convertido en las experiencias constitutivas de las formas de memoria, al ser las subjetividades profundamente contradictorias implica un conflicto respecto de las memorias políticas predominantes. Las razones que propongo como tesis que la memoria de la memoria en el campo de las izquierdas jaliscienses y las mexicanas en general está pendiente de construirse dada la ausencia de condiciones sociales y políticas, causada por la pospuesta “reconciliación” con el pasado. Por otro lado, está la oralidad de las izquierdas que permite conservar su historia particular, aún frente a la deficiencia de las referencias reconocidas socialmente. Palabras Clave: Elaboración de memoria, subjetividades en tensión, izquierdas en conflicto, condiciones sociales. Abstract: The individual and shared subjetivities have become the constituent experience of the memory forms, being the deeply contradictory subjectivities and it carries a dispute to raise predominant political memories. Reason why I propose like thesis that the memory in common of the jaliscienses and mexicans lefts in general, is pending to be constructed by the absence of social and political conditions, caused by the posponed “reconciliation” with the past. Of the other hand, it is through the oral rememoration that conserves their particular history before the deficiency of references socially recognized. Keywords: Elaboration of memory, subjetivities in tension, lefts in conflict, social conditions.

1

Profesora del Departamento de Historia y del Departamento de Filosofía, gmail.com

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CUCSH-UdeG.

rociosalcidos @

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Rocío del Carmen Salcido Serrano ---------------------------------------------------------------------

Introducción … deberíamos preguntarnos quién de nosotros, o en nosotros tiene memoria, y qué memoria es ésta. Más aún: me pregunto qué inquietante memoria es la que a veces se impone de ser yo la memoria que tiene hoy alguien que ya fui, como si al presente le fuese finalmente posible ser memoria de alguien que hubiese sido. José Saramago, La Caverna

En parte abordar el tema de la memoria de izquierdas tiene una inspiración cívica, aun cuando la guerrilla, los movimientos sociales y políticos suelen ser un tema constantemente visitado, no obstante entre la diversidad de sujetos que conformaron y participaron en estos movimientos, hay algunos que terminan subsumidos en las siglas de su organización; en este sentido, la historia oral se torna una perspectiva privilegiada para dar cuenta de las subjetividades que han sido surgiendo con el transcurrir del tiempo, de las experiencias que las han ido constituyendo. Las interrogantes y problemáticas que aquí se exponen surgen de la experiencia de trabajar con tres militantes de izquierdas en la Guadalajara de la segunda mitad del siglo pasado, la cual fue rica y cuestionadora respecto de la práctica historiadora, por diversas razones que adelante mencionaré como parte de lo que constituye el problema de afrontar la construcción de memoria en determinadas condiciones. Las subjetividades individuales y compartidas se han convertido en las improntas constitutivas de las formas de memoria2 y siendo éstas contradictorias, ello puede suponer que dicha pluralidad acarrea una disputa por hegemonizar en la interpretación del pasado político, sin embargo, no es así, si logramos entender que no todas las formas de hacer memoria buscan el mismo objetivo, pues éste no agota la recuperación del pasado, por lo tanto, habría que preguntarse si la recuperación del pasado reciente desde los sujetos ¿es un conflicto entre memoria(s) políticas o una disputa por atestiguar respecto de las propias experiencias?3 2

Al hablar de formas de memoria entiendo las prácticas distintas y diferenciadas de sujetos que aun cuando comparten un pasado (de excitación ideológica que fomentó expectativas, configuro idearios y también la violencia) pero no todos como necesidad de pasado, presente y futuro, en algunos casos se trata de distintos tipos de reificación del pasado, en otros de cimiento justificativo para sus no-haceres presentes, otros más como colección de experiencias traumáticas (de violencia) que se sobreexplotan (los eternos mártires de gobiernos autoritarios), y otros se trata de intentos por reconocer el pasado como algo distinto de sí mismos, pero que es al mismo tiempo algo de lo que se participaba.

3

Uno de los enfoques más comunes es plantear que las diferentes memorias son conflictivas, no obstante cabe precisar que esta lectura aplica a las formas de la memoria de los sujetos respecto de “la memoria”

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Tomando como referencia que los factores contextuales son determinantes planteo que la memoria en común de las izquierdas está pendiente de elaborarse, debido a la ausencia de condiciones sociales y políticas que propicien la reconciliación con el pasado,4 pues los agravios vividos son aun amenazas reales hoy, la injusticia institucional prevalece y, por otro lado, la hipervaloración de la condición de agraviado y con ello el “prestigio revolucionario”,5 que entre algunos sujetos persiste, además de que todavía hay quienes empeñados en la construcción de futuro miran al pasado buscando referentes más no llegan a ser estos valorados de manera histórica.6 Así la construcción de memoria de izquierdas en una Guadalajara arquetípicamente identificada con el conservadurismo y la impronta de confesional, me parece es un tema descentrado, trasgresor que al estar conformando por distintas entradas convergentes, en relación con la pluralidad de izquierdas, tiene un núcleo que emerge precisamente de esa polivalencia que la caracteriza.7 Respecto de las condiciones político-sociales determinantes, simple y sencillamente me estoy refiriendo a que las condiciones sociales han de ser propicias para recibir los reclamos de sujetos que han sido agraviados por los propios sujetos que le dan vida a las instituciones. Más esto implicaría admitir la crítica y eso sólo es posible cuando una sociedad la conforman sujetos críticos, asimismo ha de cobijar las exigencias de justicia jurídica y política. Y en esa geografía humana parece prevalecer cierta indiferencia social, ciertas ganas de no saber, al menos esta es una cuestión que merece ser indagada a profundidad. En el caso de las condiciones políticas, retomo lo que se ha conformado en torno del tema de “la transición a la democracia” y sus implicaciones, como propiciatorio de un parteaguas con el pasado represivo, desmemoriada y arquetípica de unas instituciones políticas y sociales que no terminan de dar forma a procedimientos democráticos. Es decir, al partir de una disputa con la (des)memoria oficial la lucha política en parte se torna por instituir o incluir también la versión de “los vencidos”. Y no es ésta la que en este escrito más importa. 4

La reconciliación con el pasado tiene como condición necesaria la resonancia social, y no la indiferencia o denostación de sujetos con posiciones políticas disidentes de los (aparentes) consensos democráticos.

5

Como parte de las subjetividades surgidas de estas experiencias nos encontramos algunos sujetos que hacen de la explotación del “prestigio revolucionario” una forma de vida. No importa no “hacer nada” lo que importante es hablar con radicalidad, exponerse y exhibirse como parte de proyectos revolucionarios, con independencia de que en la práctica política resulta incluso lo contrario. ¡Fue una época que no supo entender lo que se buscaba! Ejemplifica, a la luz del presente, esa necesidad de saberse en lo correcto, entonces y ahora, más ello habría de estar acompañado de una valoración crítica.

6

La emergencia de la necesidad de pasado comienza a percibirse entre los sujetos, no obstante aun prevalece un sentido instrumental de éste (sobre todo el más lejano). La valoración del pasado vendrá, considero, cuando deje de buscarse un reflejo de lo que son los sujetos hoy y se mire al pasado como una oportunidad de reconstitución, en tanto valoración de las experiencias pasadas para el reconocimiento de los proyectos generados, las iniciativas desplegadas, etcétera.

7

Más tomando en cuenta la naturaleza de las propias izquierdas, precisamente de esa pluralidad de sentidos reside uno de los factores más contundentes, ya que con independencia de esta condición evidencias la objetividad del autoritarismo debido a la incapacidad de interlocución con los distintos sujetos disidentes, la cual derivaba de las inclinaciones represoras de los sujetos del poder estatal.

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planteando que no es por ese camino, no al menos para el caso de México, sino por el de la apropiación crítica y autónoma de las vivencias y acontecimientos surgidos, la cual es un experiencia de construcción de significados en torno de estos. A modo de ejemplo del trabajo que ha inspirado estas reflexiones van los siguientes extractos de los relatos de los tres sujetos con los que se entablo la relación entrevistado-entrevistadora, quienes pertenecieron a la Asociación Cívica Nacional Revolucionaria, la Organización Revolucionaria Punto Crítico y el Partido Comunista Mexicano; de los testimonios elegí parte de lo que sostuvieron respecto de sus orígenes políticos: JR. Ex miembro del PCM, afirma sostener, entonces y ahora, la posición de la necesidad de la revolución pero a través de paulatinas reformas. Con la creencia de que cualquier proceso político habría de estar precedido por la existencia de una estructura partidaria. Así cada uno de los miembros de tal estructura habrían de cumplir funciones y desempeñar roles. Fue él quien más énfasis hizo en que la tarea de la reconstrucción de la historia de la izquierda era un asunto y tarea de los especialistas, los historiadores: ¡ya hicimos esto, les toca a ustedes contarlo! RA. Ex miembro de ORPC, organización caracterizadas por asumir que su función era la de posibilitar la organización de los diferentes sectores sociales, esto es como cuadros políticos que habrían de representar a éstos grupos hacia el interior de la organización, una especie de puentes sectoriales entre el adentro y el afuera. La revolución era lo buscado a través de generar las condiciones para que ideologías distintas llegaran al poder. La referencia a la historia es a través de la idea de la necesidad de conciencia histórica y posteriormente como algo que debía reconstruirse desde la perspectiva de los que han lucha por un cambio político y social. SD. Ex integrante de ACNR, dada la vinculación con el catolicismo y su política de opción por los pobres y la teología de la liberación, el perfil de la organización y sus integrantes era la de lograr algunos servicios y apoyos a comunidades y colonias a las que los beneficios del desarrollo no llegaban. En las tres posturas está presente la idea de que los organizados con estructuras bien definidas conformaban la vanguardia política que empujaría en aspectos específicos el proceso revolucionario. De las mismas estructuras organizativas es que saldrían los cuadros políticos que formarían el frente de confrontación con el Estado. Igualmente se comparte la visión de las condiciones y estructuras políticas locales era más como una resonancia de las formas nacionales. Es decir, el objetivo era el Estado, entendido este como una instancia suprarregional donde se concentraba el poder político. Así que parte de lo que les identifica fue que “sus” iniciativas políticas clave obedecían al tiempo y espacio “nacional” que casi siempre tenía que ver con las determinaciones de quienes integran la organización en el Distrito Federal, sede de los poderes formales de la nación mexicana.

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Entre las preocupaciones básicas era lograr una estructura organizativa independiente conformada por individuos con suficiente conciencia ética como para no ceder a las “amables telarañas del poder”. Las tres personas con las que se converso entre sí y por otros miembros y conocidos son consideradas como los más decentes, críticas y/o abiertas a la discusión. Uno de los aspectos más relevantes fue que la experiencia de su pasado militante se presento con distinta lejanía temporal e ideológica. Los militantes de ACNR, ORPC y PCM a pesar de corresponderse a circunstancias distintas tienen en sus orígenes políticos como elemento común el haber obtenido algún incentivo en los espacios de formación, ya fuera a nivel medio o superior, más no fue en los tres casos a partir de entrar en contacto con alguna organización partidaria sino de la aprehensión de ciertas experiencias, del contacto con la literatura política y del espacio laboral, donde los acontecimientos de 1968 en México y el movimiento magisterial, fueron detonantes para que se involucraran en la política en distintos niveles. En este sentido si las aprehensiones son diferentes, la memoria también es diferente, regresar y encontrarte cuando tenías 12 años de edad, cuando te iniciabas en las lecturas o te encontrabas con otras memorias, provoca que reconstruyas ese pasado. Las narraciones, que a continuación reproduzco, se corresponden a los inicios e incentivos para involucrarse en política, y apuntan a una imagen que se reproduce como: a) los perseguidos, acosados por la autoridad, la vulnerabilidad ante la policía, la indefensión ante los políticos y, la idea de que alguien te debe decir qué es lo que está pasando; b) la autoridad moral, el compromiso, la organización, lo laboral; c) la formación, el conocimiento, la subordinación y la oposición a ésta, la vivencia, la organización: SR:8 Yo vivía en México, tengo algunas escenas, tenía diez años cuando veo a mi primo que llega corriendo todo descalzo porque lo corretearon los granaderos… el hacía un álbum de fotografías de todo el movimiento,…ya a los diez años comienzas a ver eso y después entro a la Prevocacional 4 estaba a 5 cuadras de la Plaza de las Tres Culturas,… era parte del IPN [Instituto Politécnico Nacional] y después entrabas a la vocacional, enfrente de la Plaza estaba la Vocacional 5, si mal no recuerdo, entonces cuando yo llego, te encuentras la escuela toda rodea de antimotines, granaderos, policías, para un niño de 11 años era impresionante llegar a su escuela por primera vez y encontrarse así. Desparecen todas las escuelas prevocacionales producto de todo el movimiento del 68 porque las escuelas habían participado muy activamente, las desaparecen y la 8

ex militante de la ACNR, quien después de salir de ésta ya no hubo actividad propiamente militante, sino que desde el ámbito del periodismo considera haber realizado otro tipo de activismo, también se ha dedicado a la docencia del periodismo en una universidad privada católica.

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vuelven escuelas técnicas industriales, esa es una reforma de la Educación Pública] que le da un golpe al IPN.

SEP

[Secretaria de

Después entro a la Vocacional del Casco de Santo Tomás, y ahí cada 10 de junio había manifestaciones y colocaban periódicos murales con fotografías de lo del 71, entonces era estar recibiendo reiteradamente información de que algo aquí anda mal, y ahí es donde yo hago contacto con gente del PMT, tenía en ese entonces 15 años. Me da un folleto, me dan información, y se me hace interesante y comienzo a tratar de ligar lo que yo había visto con lo que me estaban dando de información, se empieza a dar una especie de politización ahí. JR:9 Egresado de la Normal de Ciudad Guzmán, del Centro Regional de Enseñanza Normal,… ahí, por un lado, había un conjunto de docentes prestigiados, varios de ellos liberales, creo que ahí surgieron un fermento de inquietudes que permitió que el trabajo de la Juventud Comunista prosperara, esos fueron mis acercamientos, aunque yo no milite, creo que es un fermento que se dio ahí precisamente… Entre nosotros hay muchas confusiones, en 71 ingrese al PC, ingrese por la vía del Movimiento Revolucionario del Magisterio que encabezaba en ese tiempo Othón Salazar, nosotros éramos docentes de primaria y secundaria… El asunto de la preocupación por lo social estaba presente en quienes éramos parte del magisterio, en aquella época en la educación la cuestión de la conciencia, más en las escuelas rurales, era un asunto importante. RS:10 Estaba chico, me metieron a fuerzas al seminario…, y como siempre fui como muy estudioso, me echaron el ojo los Tecos y Acción Católica Juvenil, y otros que no me acuerdo, de ellos mismos, pero me toco ver cosas que me impresionaron, no tengo claro qué…, fue una época de disputas entre los grupos de la derecha, creo que ahí hubo un primer impacto, no me gusto lo que vi, una preocupación se quedo ahí. Creo que influyeron esas dos cosas el ir a un lugar obligado y el ver a los de las juventudes católicas así, también tiene que ver con mi pleito con los abusos de autoridad, pero eso es otra cosa

9

Militó en el PCM hasta su desaparición en 1988, continúa participando en política, aunque ya no en algún partido político; siempre trabajó en el magisterio, impartiendo clases de matemáticas, ciencias naturales, biología.

10

Actualmente participa en La Otra Campaña, desde que surgió el zapatismo se vinculó al movimiento, antes fue miembro de la Alianza Cívica y el Movimiento Ciudadano Jalisciense, la ORPC y el CIPCP; labora en el Instituto Nacional de Antropología e Historia, empezó como intendente en las Salas del Museo Regional, encargado de su librería y de Difusión Cultural, actualmente es Profesor Investigador.

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… en la secundaria, creo que fue por un maestro, el de civismo conocí los textos de Marx y de Lenin, arme un círculo de estudios con Olguín11 y otros, y también, en el barrio, conocí al Güero, jugábamos basquetbol, me juntaba con su hermano, y él llegaba en vacaciones con sus libros de Mao y dizque nos decía cómo eran las cosas y de qué se trataba eso de la revolución, nos poníamos a discutir y se enojaba mucho, eso siempre me gusto… A partir de ahí seguí, hice mis círculos para estudiar a Marx, entre la secundaria y la preparatoria. Cuando ya habíamos estudiado, cuando ya sabíamos, eso decíamos, empezamos a buscar una organización, estábamos ya en la Prepa, un día llego Olguín con un volante del CIPCP, y fuimos a ver, primero a ver de qué se trataba, nos había llamado la atención el volante, no me acuerdo por qué… estaban en su local Carlos Sepúlveda12 y Raúl Rojas,13 nos vieron y nos preguntaron, fue Raúl, que qué queríamos, llegamos todos chiquillos,… ya no dejamos de ir, era en 1976… siempre llegaba a barrer temprano para encontrarme con Raúl y ponernos a platicar, por supuesto, el fue mi primer líder14 Entre 1971 y 1979, los tres empezaron a militar, época en que el sindicalismo tomaba un nuevo aire y las discusiones sobre la línea correcta para lograr la revolución se convertía en fuente de conflicto, pues, el PCM recién se registraba y el tema electoral era puesto en la mesa como algo prioritario, pero también los movimientos guerrilleros centroamericanos cobraban fuerza a diferencia del sur que se enfrentaban a las dictaduras militares, por lo que la violencia política estaba en todas partes, las posiciones se radicalizaban y los conflictos crecían en la misma proporción en que se percibía la necesidad de “hacer algo, la revolución”. El comienzo de la vida militante, pocos años después de lo ocurrido con el movimiento estudiantil y popular de 1968 y 1971, venía cargada de los ecos de estos movimientos, pero no los determinada, de los tres casos revisados solamente uno lo refirió expresamente, las organizaciones partidarias y los círculos de estudio son el inicio como militantes: b) el ámbito de la educación media superior, los cuadros políticos y el partido, el compromiso ético-profesional; a) el partido, el activismo como estudiante, el interés por el cambio y, c) el estudio, la organización, los cuadros 11

Compañeros durante la secundaria y la preparatoria, participaron en las mismas organizaciones hasta la desintegración de la ORPC en 1989.

12

Carlos Sepúlveda militante en las cuestiones sindicales como principal ámbito.

13

Raúl Rojas fue miembro del PCM, se salió para formar el grupo de Debate integrado por Felipe Espinoza, Rosa Rojas y Fabián González. Que después de separarían e integrarían el grupo CRISE (Centro Regional de Investigación Socioeconómica formado por Rosa Rojas y Fabián González) y CIPCP (Centro Independiente de Política y Cultura Proletaria integrado por Raúl Rojas, Agustín Galindo y Carlos Sepúlveda, entre otros).

14

A propósito de esto tuve oportunidad de conversar con Raúl Rojas quien recordó: “siempre que llegaba, ya estaba Rafael, esperando a ver qué tocaba, después parecía que era él quien dirigía, estaba bien siempre llegaba con la tarea hecha, era un aferrado y se pegaba a donde quiera”.

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políticos, los frentes de trabajo, la columna revolucionaria y el movimientos de masas, está ya haciéndose presente la definición abstracta de lo que es ser revolucionario que se mantendría como referente, desde la certeza que tenían: eran revolucionarios. Pero las características referidas tienen una concreción distinta, una era un partido político con muchos años de existencia, el PCM que estaba por la línea de las reformas parlamentarias como tarea y camino principal;15 otra era un partido revolucionario, antiimperialista,16 el CIPCP, mostraba una tendencia a rebatir las posturas que pretendieran dar entrada a las cuestiones electorales, apostaba por la construcción de un gran movimiento revolucionario por lo que había que fortalecer los distintos espacios que eran los frentes de trabajo político, como el sindical, el popular, el universitario, entre los que más se mencionan.17 La militancia es fundamental en la constitución de las izquierdas, esas memorias indagadas encuentran un anclaje en la presentación de la misma, pues es a través de ella que se confirma su adscripción ideológica. Lo que no debemos confundir con el activismo, el cual no conlleva el arraigo a la organización.

Política y subjetividad en la construcción de memoria La posibilidad de tomar una posición respecto de la naturaleza de las memorias políticas requiere conocer las condiciones en que éstas fueron emergiendo. En la situación que de suyo se encuentran las memorias de jaliscienses evidencia que no se ha llegado al momento de la elaboración mnemónica, las razones de ello es que los arquetipos político-culturales no han sido resignificados de acuerdo con las experiencias más recientes (tanto las de los sujetos como las institucionales), y estas imágenes arquetípicas son de las más atesoradas, institucionalmente hablando, por representar el criollismo y el mestizaje, pues en ellas la nación mexicana encuentra los iconos a los que sería asociada, pero también quedan diluidos o subordinados otros arquetipos como los aportados por los pueblos indígenas. Una de esas condiciones que posibilitan la construcción de memoria son las prácticas sociopolíticas desplegadas por parte de grupos de izquierdas pertenecientes a sociedades en “transición a la democracia”; así como la lucha por la memoria sobre su experiencia, que considero apenas empieza a surgir entre las diferentes trincheras 15

“El PCM debatió el concepto de dictadura del proletariado… [t]ras un tempestuoso debate… votaron aceptar la propuesta de la dirección en el sentido de sustituir el término dictadura del proletariado por el de poder democrático obrero”. Barry Carr, “Impresiones del XIX Congreso del Partido Comunista Mexicano”, Cuadernos Políticos, núm. 29, julio-septiembre de 1981, pp. 83-92.

16

El proyecto original del PMT, radicaba en el antiimperialismo, la oposición al capitalismo, nacionalista y popular, declarado como heredero de las luchas anticolonialistas y antiimperialistas de la Independencia, la Revolución y el cardenismo. Véase Javier Santiago, PMT: la difícil historia 1971-1986, México, Posada, 1987.

17

ARSA,

Centro Independiente de Cultura y Política Proletaria, Tesis, marzo de 1981, p. 7

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y visiones. A ello se agrega la renovación de las formas de hacer política, las cuales de igual forma se enfrentan al problema de su negación como otras formas de hacer. Sumando que “la transición a la democracia” no llego más allá de un tránsito de siglas partidarias, no obstante la democratización del conjunto del sistema político. Precisamente como factor que posibilite la reconciliación con el pasado de violencia, al tratar de “consolidar” esta transición, a los gobiernos se les ha demandado tomar distancia respecto de los regímenes dictatoriales, autoritarios y no democráticos, lo que, para algunos casos, ha implicado la impartición de justicia en los casos de las víctimas de estos gobiernos. Más en México esto no se ha logrado, principalmente porque el deslinde de responsabilidades no ha tenido mayores resonancias sociales: presuponiéndose como un factor detonante de la reconciliación con el pasado el que las instituciones jurídicas den lugar a actos de justicia en sentido estricto, la aplicación de ésta en tanto enjuiciamiento y encarcelamiento de perpetradores de crímenes políticos por parte de las autoridades jurídicas y propiciados por las políticas. Por otro lado, de los acontecimientos de represión y “guerra sucia”, cabe peguntarnos acerca de la necesaria “elaboración del duelo” para hacer conscientes los efectos sociales que en el imaginario social y en el particular de los militantes han tenido lugar, en torno de este proceso ¿los testimonios podrían ser entendidos como una “trabajo de elaboración”? Y acerca de la función en este mismo sentido de la representación historiográfica también entraría en juego. En relación con el trabajo historiográfico, en sus esfuerzos por renovarse disciplinarmente, se ha visto exigido y comprometido en dar cuenta de sucesos recientes, con ello se ha reconocido la relevancia y pertinencia de la memoria como objeto de estudio en sí misma y fuente histórica, proceso que, en particular me condujo a percatarme que para ser propiamente memoria, antes los sujetos han de apropiarse de relatos, vivencias y experiencia.18Así los estudios sobre la memoria cobra un lugar importante en las ciencias sociales y particularmente para la historiografía19 y la antropología. 20 Cierto 18

Una de las discusiones que genera más diferencias y conflictos, así como dificultades epistémicas es el clásico tema de si la historia conservada por la escritura vendría a ocupar el lugar de la memoria viva, por ser más duradera y confiable ya que estaba sometida a la exigencia de verificación.

19

Incluso hay algunos autores como Nicole Lapierre que sostienen como parte de la disciplina historiadora, el campo de la historiografía de la memoria, argumentando que esta es un objeto específicamente historiográfico en tanto vestigio de la historia de las sociedades, algo similar a lo sucedido con la historia oral que de técnica investigativa se ha venido manejado como género historizante para diferenciarse de los historiadores de lo escrito. Nicole Lapierre, “Dialectique de la mémoire et de l’oubli”, Communications, núm. 49, 1989, pp. 5-10 ; véase también J. Becker, “La mémoire, object d’histoire?”, Institut d’Histoire du Temps Présent: Ecrire l’histoire du temps présent, Paris, CNRS Éditions, 1993, pp. 115-121.

20

Baste mencionar a modo de ejemplos significativos de la historiografía contemporánea a autores tan variados y divergentes como Hayden White, Hans Ulrich Gumbrecht, F. R. Ankersmit, Joyce Appleby, Lynn Hunt, Margaret Jacob, Georg G. Iggers, C. V. Langlois, C. Seignobos, Carlo Ginzburg, Giovanni Levi, Roger Chartier, Michel de Certeau, Marc Bloch, Paul Thompson, Michel Foucault, Jacques Le Goff, Pierre Nora, Paul Veyne, Paul Ricœur, Yosef Yerushalmi, Reinhardt Koselleck, Jörn Rüsen, Christian Meier, Gerhard Rusch, Siegfried J. Schmindt, Ranahit Guha, Saurabh Dube, Gayatri Chakravorty Spivak,

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que se ha puesto de moda privilegiar esa abstracta generalización que es la “memoria societal”,21 cuyo supuesto objeto de interés son “los procesos sociales de la memoria”.22 Más allá de presuponer que entre los seres humanos existe la necesidad de darle sentido a los acontecimientos, se trata de examinar las prácticas de memoria, 23 que a diferencia de la rememoración, los homenajes y las conmemoraciones, tienen en la verbalización de las vivencias y experiencias uno de los mecanismos a los que más se recurre, cobrando aquí un papel importantísimo la oralidad, al ser el mecanismo a través del cual algunos sujetos de izquierda han estado tematizando sus recuerdos, sin llegar aun a un momento de elaboración de memoria. Hablo de verbalización de las experiencias precisamente porque lo que se realiza es revivir los episodios a través de las anécdotas y demás detalles que se rescatan, con la “tergiversación” que da la distancia temporal, muestra de ello son consignas como “nunca más”, “hasta que la justicia se siente entre nosotros”, “no olvidar para que no vuelva a suceder”, “se ve se siente Zapata está presente”, etcétera; reconstruyendo el sentido que se le dan a éstas podremos dar nos cuenta de que no cambia, aun cuando se pronuncien en circunstancias distintas, por un lado porque se considera que antes como ahora la impunidad, la corrupción por parte de las autoridades es uno de los agravios más reiterados, el despojo siguen siendo la política del Estado. En síntesis porque se trata de un “un pasado que no quiere pasar”.

En México quienes desde las instituciones se han involucrado son sujetos del Ejecutivo, el aparato judicial, el Congreso de la Unión a través de comisiones especiales,24 aunando a sujetos de las organizaciones de hijos o familiares de desaparecidos, de victimas y las de derechos humanos. Con todo, las instituciones de este régimen, hacia principios del primer sexenio de gobierno federal encabezado por el Partido Acción Nacional hicieron de ello un tinglado forzado, 25 orillados por la entre tantos otros. 21

Los modos más recientes en la terminología académica han intentado sociologizar (en exceso) a las memorias de sujetos, quizá por las dificultades que acarrea abordar los procesos a que éstos dan lugar para construir-se como sujetos de su pasado, hasta superponer la idea de una memoria que corresponde al conjunto de la sociedad. No niego la idea de memoria social, sólo que su abordaje no puede partir de otro punto que la pluralidad de sujetos que la hacen.

22

Desde mi punto de vista Maurice Halbwasch es quien abre el camino de la sociología histórica de la memoria.

23

Por prácticas de memoria entiendo aquellas actividades, además de las acciones específicas, que son realizadas con el objeto de recordar, recrear ese pasado, y que como se va haciendo en coyunturas distintas de los propios sujetos se van resignificando.

24

Dos han sido las iniciativas legislativas, Comisión de la Verdad y la Fiscalía Especial sobre Movimientos del Pasado.

25

Lo señalo en estos términos porque en afán de legitimarse recurriendo a los agravios de la guerra sucia y

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necesidad de desligarse de un pasado datado varias décadas atrás por un priismo promotor del silencio desmemoriado. Volviendo a la idea de que la recuperación del pasado como tal se vuelve parte de la lucha política de los militantes de izquierdas, se relaciona directamente con la denuncia de que los “gobiernos de la transición” no han significado una ruptura con las prácticas de represión y persecución por razones políticas, en síntesis la “apertura democrática” del sistema de gobierno y político en tanto posibilidad de que cualquier posición política pueda disputar el control del Estado. En Jalisco primero y después a nivel nacional surgió como proceso la “transición partidaria”, e implicando la instalación de comisiones específicas, tanto de parte del gobierno como de la representación legislativa.26 Los resultados presentados apenas hacia fines del primer sexenio de la transición no han dejado conformes a los involucrados de los colectivos y organizaciones surgidos a propósito de la búsqueda de los desaparecidos o por el esclarecimiento de los hechos y deslinde de responsabilidades jurídicas y políticas. Incluso se ha llegado a afirmar que la conformación de los expedientes dependió en gran parte de lo aportado por estos colectivos y organizaciones, cuanta información se recabo fue el trabajo de éstos y la función de la instancia oficial consistió en darle cause legal, es decir, no se llevo a cabo un proceso de investigación con el objeto de ampliar y complementar o recabar nuevas evidencias. Consecuencia de ello es la improcedencia de los casos presentados. Si algo tiene de cierto que “la memoria es obstinada, no se resigna a quedar en el pasado, insiste en su presencia”, entonces ha de llegar un punto en que tales referencias mnemónicas logren ser elaboradas en la forma de algún tipo de memoria, donde el punto ha de ser en qué condiciones y por qué esto vaya a ser así. Quizá por ser parte de sus tareas pero sin una consistente y profunda conciencia de la necesidad de pasado, las organizaciones que enarbolan como banderas de lucha los derechos humanos han tratado de ligar demandas de justicia con el problema de la consolidación de la institucionalidad democrática, sin grandes resultados. Por otro lado, lo que a un paso más lento viene ocurriendo son distintos intentos y ejercicios de recuperación de experiencias, reconstrucción de acontecimientos específicos, por parte de quienes fueron objeto de la represión: el esfuerzo de Taller Editorial La Casa del Mago,27 ediciones de autor, novelas, videograbaciones. la represión prometiendo deslindar responsabilidades en los distintos niveles. Pero no genero ninguna diferencia, porque tan represor el pinto como el colorado y el celeste. 26

Cabe precisar que en el caso local no ocurrió algo parecido. Es decir, no hubo una política por parte de los gobiernos panistas de “esclarecer” acontecimientos políticos de esta índole y deslindar responsabilidades, ni siquiera se llevaron a cabo ejercicios “de orientación cultural” para zanjar el tema.

27

El editor responsable del proyecto es Hermegildo Olguín, mencionado en uno de los testimonios.

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Abordar las formas de estas memorias implica dar cuenta de los procesos intersubjetivos que son vinculados con las experiencias provenientes de los planos de lo político, lo simbólico y lo personal que se exponen y se objetivan en “marcas” materiales y simbólicas, como concreción de las disputas y conflictos por lograr el reconocimiento social y político de los acontecimientos de represión, muerte secuestro, planteándose si ¿los procesos de memoria desplegados por determinados sujetos pueden ser reconocidos como productores de sentido del pasado político? Y con ello reconocer que siempre se trata de alguien que se acuerda y asocia sentidos a los recuerdos. En este caso una forma de la historización de las memorias consiste en reconocer que de algún modo estos sujetos han contribuido a forjar la historia, reivindicar un lugar a las memorias de las distintas colectividades, que se convierten en espacio de lucha política y no sólo ideológica, es la temática a que han dado lugar las izquierdas jaliscienses en las últimas décadas. Por otro lado, la necesidad de pasado que manifiestan distintos grupos sociales que fueron cobrando conciencia política e histórica, planteó hacia la segunda mitad del siglo XX otra necesidad, la crítica a las formas de reconstrucción de la historia y con ello un cuestionamiento a las formas dominantes y excluyentes de los discursos historiográficos; esto trajo consigo también la necesidad de interrogarnos acerca de los presupuestos epistémicos a partir de los cuales la narración historizante era construida.28 Esa necesidad de pasado tenía una fuerte impronta política surgida por la preocupación de que se diluyera la historia de los agravios, las injusticias, los delitos y crímenes cometidos por los poderosos, a la par de la reivindicación de las luchas políticas de sujetos afines, dadas en otros tiempos; es decir, parte de la lucha política consiste, para algunos sujetos, precisamente en lograr que se den los procesos jurídicos que repercutan en cárcel para los perpetradores. En relación con la crítica a la historiografía en todo caso el problema radica en que la pluralidad de voces y/o experiencias no está reflejada en las narraciones historizantes, otra más es la ausencia y carencia de fuentes escritas específicas para dar cuenta de las luchas de “los subalternos”; la clandestinidad es uno de los principales factores para la desaparición de los archivos de las organizaciones de izquierda durante los años de la persecución, otro que merece ser explorado a la luz de algo que identifica a las izquierdas, la voluntad de construir un nuevo futuro, es la ausencia de hábitos de conservación. Pero ésta apenas es una ocurrencia al aire que debo explorar en sus posibilidades. Desde la perspectiva de la historia oral la exploración de la memoria, permite comprender que el rememorar realizado por los sujetos, el cual ha tenido lugar en distintas circunstancias, ha sido un modo de reiterar que se han compartido experiencias, que se ha pasado por las mismas circunstancias y que entonces se 28

Parte sustancial de esta discusión y que es la que tengo en cuenta es la dada desde la historiografía y la filosofía francesa y alemana.

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participaba de las mismas convicciones, ideas políticas, aspiraciones, pero no se compartían los modos específicos como pretendían llevarlo a cabo. Y el modo de rememorar ha consistido más en la verbalización de lo acontecido, ejercicio que sobre todo en ocasiones informales resulta más prolijo que cuando han intentado hacerlo desde un espacio formal. En este caso, la oralidad ha permitido la exposición no de las conclusiones esto si paso, esto no paso, esto fue de tal manera y esto de tal otra, sino de sentidos que tales vivencias han tenido para las distintas generaciones, los directa y no directamente afectados, las formas de afectación y los modos de relacionarse con estas experiencias. Prácticas que han consistido sustancialmente es relatar determinados acontecimientos, experiencias, episodios, mostrando ellos los vínculos establecidos, las rupturas políticas y amistosas, la integración de nuevos sujetos, los equívocos, los errores, los modos en que hacían política y las dificultades que ello acarreaban, las distintas iniciativas, etcétera. En otro sentido, también han tenido sus frutos los ejercicios de memoria convocados29 a sujetos distintos, pero al parecer la mediación de la entrevista condicionó los relatos de tal forma que se fueron conformando en torno de una temporalidad específica, la de las experiencias comunes, y resalto este aspecto porque es lo que desde la academia permite llevarlas a nivel de acontecimientos que merecen ser considerados y reflexionados como parte de la historia política. Por otro lado, es distinto que madure como experiencia histórica, lo cual repercutirá en el esclarecimiento del lugar que ocupa en lo social. Ahora en lo que respecta a la interpretación del testimonio me pregunto si ¿es posible abordar, en el sentido de lograr comprender, el tema de los contenidos testimoniales desde fuera? ¿Si las creencias políticas permanecen a salvo de las intencionales “tergiversaciones”, de las adecuaciones a modo? ¿Se puede mantener a raya la subjetividad de quien observa y estudia los procesos mnemónicos, así como la de quienes aportan su relato? Con esto no quiero decir que sea más confiable la reflexión desde dentro o desde fuera, sino que cada perspectiva aporta distintos conocimientos y saberes que, de acuerdo con la función que se le atribuya, resulta pertinente o no, adecuado o no, esclarecedor o no; y esta consideración sólo la pueden determinar quienes recurren a ese conocimiento.

29

Así es como decidí nombrar a las no-entrevistas realizadas. Porque no seguí (o se dio) ninguna de las fórmulas sugeridas para llevar a cabo el trabajo de entrevista. De igual forma, la manera libre de intercambiar opiniones, preguntas fue lo que permitió romper con la resistencia de “los entrevistados”. Fue común la frase “no pues tu pregúntame de lo que quieras saber”, aunque hubo una disposición para realizar el ejercicio. En este caso la entrevista produce una fuente colectiva para la historia, si colectivo puede ser aquello producto de la interacción directa de dos sujetos y la interlocución implícita con otros.

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Las esclusas políticas e historiográficas de la memoria30 ¿Desde dónde se trata de trabajar sobre la memoria y para qué? Desde una preocupación cívica, como diría Paul Ricœur, que en nada diverge de las tareas académicas, preocupándose por la posibilidad de que las huellas de la guerra sucia, la represión y violencia de Estado no permanezcan lo suficiente como para marcar una diferencia social y política respecto de los modos de hacer gobierno, es decir que finalmente termine por dominar el olvido total respecto que esos episodios atroces. Los procesos de democratización y las formas de autonomía son dos maneras diferenciadas de relacionarse con el pasado y conlleva preguntarse por el tipo de memoria que se busca o trata de construir. En la perspectiva de la democracia, la reconciliación con el pasado podría entenderse como un “pacto de transición” donde la principal clausula de éste fuera que algo así como “cero y cuenta nueva”, de aquí en adelante ya todo será diferente. En la perspectiva de las formas de autonomía, la posibilidad de reconciliación con el pasado pasa por un proceso más complejo que decidir zanjarlo, atravesado por la necesidad de apropiarse críticamente las experiencias pasadas, se trata de encontrar-se en éste como herencia y posibilidad de futuro (nuestro presente). Desde una perspectiva autonómica31 las preguntas pertinentes y necesario de esclarecer son ¿quiénes y para qué se construyen una representación del pasado? ¿Cuáles son las características de esa memoria construida? ¿Para qué la usan y cómo sucede esto? Además de los aspectos más analíticos como la composición misma de esas memorias. Simple y sencillamente porque se hace desde la necesidad de presente y de futuro, de acuerdo con una valoración de lo que ha sido y como ha sido el pasado; permeado por la convicción de que es necesario transformar o construir realidad (formas de relación social, formas de hacer política, formas de gobierno); estas alternativas surgen de los propios sujetos, puesto que unos sujetos apunta a la transformación de lo existente y otros por dar lugar a otras formas distintas a las existentes, en particular aquellas que se reconocen como reproductoras de las condiciones de dominación, exclusión y subordinación. 30

El término esclusa es propio de las edificaciones marinas, construidas para que un barco pueda moverse de un nivel a otro en un canal de navegación, literalmente significa “separada de la corriente”, y por tal habré de entender esa construcción narrativa que permite transitar entre temáticas y problemáticas de la historia política desde un mismo tema, en este caso la memoria respecto de lo político, cuyos niveles de conformación aluden a procesos institucionales, subjetivos (colectivos e individuales), incluso estructurales. Pero también estoy dándole el sentido del modo verbal de participio irregular de excluir, porque en ello va una crítica a la política y la historiografía que ha dejado fuera discusiones como la aquí presentada acerca de las los problemas y factores que conlleva la construcción de relatos con pretensiones de historiar el pasado reciente.

31

Si por tal habremos de entender las relaciones que los sujetos han establecido con las experiencias pasadas desde sus propias circunstancias, con independencia de la cercanía o lejanía que establezca con los discursos especializados.

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Así, podemos afirmar que las condiciones de posibilidad de la construcción de memoria para el caso de sujetos de izquierda siguen pendientes de generarse. No porque ya haya relatos se puede afirmar que está teniendo lugar dicho proceso; las condiciones sociales y éticas han de generar las jurídicas y las políticas, si lo miramos en la perspectiva de apropiación autónoma del pasado. Cuando la violencia estatal persiste y aunque cambien los gobernantes es reiterada, las discriminaciones permanecen, los derechos sociales y económicos son golpeados y reducidos a mínimos y las libertades civiles e individuales son criminalizadas; es decir, cuanto ofrece el Estado de derecho es menos que insuficiente como consecuencia de la reducción al mínimo de la participación social. Todo ello son evidencias de la facticidad del Estado de derecho. ¿Qué le da, entonces, contenido a un régimen que se autodenomina democrático pero que no es capaz de establecer interlocución con los gobernados? Uno de los arquetipos a los que está ligada, desde la academia, la cuestión de la posibilidad de construir memoria es que el acceso al poder ya que creo suponen que eso genera ¿La represión y los abusos son parte del pasado no democrático? ¿Las actuales formas de desigualdad y los mecanismos de dominación reproducen y recuerdan el pasado? ¿Resulta conflictiva social y política hablando la cuestión de cómo procesar el pasado represivo reciente? ¿Qué significa el esclarecimiento completo de lo acontecido durante la guerra sucia? ¿Importa más la estabilidad de las instituciones democráticas y ello implica la negación a abrir las experiencias de la represión autoritaria, todo en nombre del futuro? Puesto que se trata de que el trauma de la violencia política ha tocado de diferentes maneras a distintas generaciones. El problema a abordar socialmente es si se ha de tratar de ¿olvido, reconciliación, reparación, sublimación, proyección, reificación de las experiencias del pasado político reciente? Una de las cuestiones más reiteradas en la crítica a los testimonios como fuentes para la exploración de la memoria es su condición de saber que no llega a realizarse en la forma de verdad; más en este aspecto lo relevante es el uso que se le da, siendo la fuente de indicadores de lo que los sujetos son y la relación que con el pasado establecen. Así la construcción de sentido, en su dimensión individual, de grupo y social, y ésta pasa por encontrarse con condiciones contextuales propicias, unas que permitan generar seguridad en quienes asuman el trabajo y la responsabilidad de realizarlo. Porque la pluralidad de los sujetos, refieren formas de saber que merecen ser sancionadas en el trabajo historiográfico, no reducidas o subsumidas a formas predominantes, hegemónicas. ¿Cuánto tiempo se requiere para poder establecer la distancia necesaria y sana para tratar dichos temas? Es una de las preguntas igualmente reiteradas, más cabe señalar que no es cuestión de tiempo, sino de condiciones sociales y políticas, y estas serán unas que no se subordinen a los intereses institucionales (¿de la impostura en www.revistatestimonios.com.ar

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que se ha convertido la idea de nación y Estado de derecho?) y esa no subordinación empieza por la admisión de la crítica y el reconocimiento de las formas contradictorias y ambiguas que se están desplegando. Esas circunstancias propicias requieren de la exigencia social, que al conjunto le importe, es una forma de solidaridad. No hay una memoria, una visión e interpretación que deba compartirse socialmente sino el reconocimiento de la pluralidad de experiencias y sentidos que configuran memorias que a su vez constituyen fuentes que aportan significados sobre el pasado; por otro lado, tampoco se trata de “consenso democrático” que siempre se ha pensado como acuerdo y aceptación de mínimos, sino de la discusión en torno de las discrepancias, los conflictos, las formas distintas de conceptuar, etcétera. ¿Qué hay de la memoria de las izquierdas, qué las constituye, configura? ¿Dónde están las memorias de resistencia a la reificación, acartonamiento del pasado? ¿Se trata de una lucha política acerca del sentido de lo ocurrido y de la memoria misma? ¿Hasta qué punto realmente pesa ese lugar común que dice es una historia que no a todos importa? ¿El espacio de la memoria es entonces un espacio de confrontación y contra el olvido? ¿Se requiere un exceso de memoria para contrarrestar la prevalencia de lo efímero, la transitoriedad de los hechos de la vida? Con la aceleración del tiempo que en el siglo XX se ha potenciado ¿la demanda de no olvido está pasando a ser una necesidad? Las personas, las familias, las comunidades, las naciones narran sus pasados, para sí y para los demás, ¿existe disposición para visitar esos pasados, para escuchar e indagar? La memoria como mecanismo para fortalecer el sentido de pertenencia a colectivos más o menos amplios de oprimidos, silenciados y discriminados, implica que se comparte un pasado común, pero no necesariamente el sentido de éste, por ello cabe preguntarnos si ¿rememorar es fijar y potenciar los retornos de pasados dolorosos, conflictivos, polarizantes? Cuando se trata de acontecimientos que no encuentran una referencia institucional en donde se recojan sus demandas de justicia política y jurídica, así como resonancias sociales que se conviertan en lazos entre los miembros de la sociedad, las conmemoraciones y las rememoraciones se tornan cruciales. En el caso de la elaboración de testimonios y con ello dar pie al trabajo de memoria, la marca de lo traumático interviene de manera central en lo que el sujeto puede y no puede recordar, silenciar, olvidar o elaborar. Tornándose una situación profundamente problemática pues convergen responsabilidades y reconocimientos y estas se combinan con urgencias y exigencias éticas, difíciles de resolver por la carga tensional que plantean para el conjunto social, como la culpabilidad por indiferencia, omisión, traición, u otra. La memoria de las izquierdas en términos de historicidad y temporalidad, es decir, el trabajo de historiarla la memoria no consiste en definir acontecimientos y www.revistatestimonios.com.ar

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tiempo, ni en emitir un juicio de verdad, tampoco se agota en nombrar aquello que tuvo lugar, así como tampoco se agota en honrar y homenajear a las víctimas, identificar a los responsables, visualizar sus acciones, como si esto fuera condición necesaria para dar lugar a que los horrores del pasado no se repitan. Sino que se trata exactamente del sentido del pasado en el presente para unos sujetos que formaron parte de organizaciones, colectivos, agrupaciones y movimientos. Aunando que sobre la mesa se plantea la existencia de múltiples subjetividades y horizontes temporales ¿cuál es la temporalidad de la memoria de los sujetos de izquierda? Más bien se trata de temporalidades que obedecen al desdoblamiento de los sujetos en su apropiación autónoma del pasado, pues “el tiempo histórico, si es que el concepto tiene un sentido propio, está vinculado a unidades políticas y sociales de acción, a hombres concretos que actúan y sufren, a sus instituciones y organizaciones” (Koselleck, 1993: 14), y la experiencia es un “pasado presente, cuyos acontecimientos han sido incorporados y pueden ser recordados” (Koselleck, 1993: 338). En esta circunstancia ¿cómo establecer los sentidos de la temporalidad, si el presente contiene y construye la experiencia pasada y las expectativas futuras? si las experiencias también están moldeadas por el horizonte de expectativa, que hace referencia a una temporalidad futura. La expectativa “es futuro hecho presente, apunta al todavía-no, a lo no experimentado, a lo que sólo se puede descubrir (Koselleck, 1993: 338). Y si el pasado es el espacio de experiencia y el futuro es el horizonte de expectativa, el presente es donde se produce la acción, el espacio vivo (Ricœur, 1993: 22). La ubicación temporal de la memoria significa hacer referencia al espacio de la experiencia en el presente de quienes formar parte de…, quienes participaron de…, el recuerdo del pasado está incorporado dinámicamente, pues las experiencias se superponen, se impregnan unas de las otras. La experiencia humana incorpora vivencias propias, las de los otros, y las que le han sido transmitidas. El pasado entonces es condensación y expansión de las experiencias pasadas en el modo como son incorporadas, está la condición en que los sujetos de izquierdas se encuentran. Se trata de procesos de significación y resignificación subjetivos, intersubjetivos, en que los sujetos de la acción se mueven y orientan en un presente que tiene que acercarse y alejarse de los pasados recogidos en los espacios de experiencias y los horizontes de expectativa forjados al incorporar visiones de futuro. Los hechos del pasado y la ligazón del sujeto con ese pasado, especialmente en casos traumáticos, pueden implicar una fijación, un permanente retorno: la compulsión a la repetición, la actuación, la imposibilidad de separarse del objeto perdido. La repetición implica un pasaje al acto. No se vive la distancia con el pasado, que reaparece y me mete, como un intruso, en el presente. Observadores y testigos secundarios también pueden ser partícipes de esa actuación o repetición, a partir de www.revistatestimonios.com.ar

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procesos de identificación con las víctimas. Hay en esa situación un doble peligro: el exceso de pasado en la repetición ritualizada, en la compulsión que lleva al acto, y el de un olvido selectivo, instrumentalizado y manipulado. Para salir de esa situación se requiere trabajar, elaborar, incorporar memorias y recuerdos en lugar de revivir y actuar. A nivel individual, actuación y elaboración constituyen fuerzas y tendencias coexistentes, que tienen que lidiar con el peligro de que el trabajo de elaboración despierte un sentimiento de traición y de ruptura de la fidelidad hacia lo perdido. Llevadas al plano ético y político, hay fuerzas que enfatizan la fijación en la actuación y en la repetición. Parte de los abusos de memoria, provocados por mandatos morales de recordar, que implican repeticiones más que elaboraciones y que podrían igualmente extenderse a silencios y olvidos, busca salida en el intento de abandonar el acento en el pasado para ponerlo en el futuro. La toma de distancia del pasado es uno de los pasajes más complicados para la subjetividad e implica repensar la relación entre memoria y política, memoria y justicia. En el plano colectivo, el desafío es superar las repeticiones, superar los olvidos y los abusos políticos, tomar distancia y al mismo tiempo promover el debate y la reflexión activa sobre ese pasado y su sentido para el presente/futuro. En esa perspectiva psicoanalítica querría decir que el trabajo de duelo empieza a tener lugar cuando se toma conciencia de la afectación tenida y del tipo de relación que con ésta se establece, y el mecanismo que más a la mano tenemos es la distancia crítica que posibilite la distancia espacio-temporal de los acontecimientos pasado y presentes, incluso los futuros.

Comentario final El tema de la construcción de memoria referida a sujetos que han militado en la izquierda en un territorio considerado acendradamente conservador y confesional como es Guadalajara, México, presenta características que han conducido a participar de las objeciones y críticas a los testimonios como fuente confiable para la reconstrucción historiográfica del tiempo reciente. Objeciones y críticas que no suelen ser más que descalificaciones de los propios sujetos y su práctica política acusados de “inconsecuentes”, contradictorios respecto de la acción; y por ello, la reconstrucción de su pasado es a modo, para encubrir o justificar sus actos y omisiones, dice los detractores; por otro lado, no debemos olvidar que el fundamento del tiempo histórico está precisamente en la articulación de las temporalidades de una complejidad de sujetos y procesos, donde el trabajo historiográfico radica en lograr una representación de ésta.

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En el caso mexicano, en particular en el jalisciense, la elaboración de una memoria específica, cuya referencia fundacional es la experiencia de la persecución, represión, desaparición forzada y asesinato, es decir la violencia de Estado hacia sujetos y organismos de izquierda, es un proceso que aún no está comprendido; dos aspectos podemos considerar, son la amenaza de olvido y la concreción de la violencia, luego los modos como ésta ha sido significada en relación con la idea compartida de que está en la naturaleza del Estado (democrático o no) ser represivo. Las circunstancias de esa posposición están en factores contextuales como son una supuesta transición a la democracia durante los años noventa, la renuencia por parte de algunos afectados directos a relatar y la sobreexplotación de la experiencia de violencia por parte de otros, entre esas posturas se encuentra otra poco tomada en cuenta en los trabajos historizantes, la de unos sujetos que fueron perseguidos, hostigados, mas no experimentaron directamente secuestro ni violencia física, pero se asumen igualmente agraviados. La renuencia a articular en un relato su experiencia, tiene distintas posibilidades de ser explicado. Una de ellas es la manifiesta intención de desprenderse (deshacerse) de los vínculos con ese pasado, las razones de ello son diversas, un cambio de posición político-ideológica, que bien puede ir acompañada de la renuncia o reniego de las creencias políticas. Otra posibilidad es la resistencia “por seguridad” persuadidos de la vigencia (como si estuvieran vivos) de los acontecimientos, otros más por la necesidad de vivir del “prestigio revolucionario”. En este último sentido, una de las formas de los abusos de la memoria presentes en sujetos de izquierda en Jalisco ha sido una combinación de memoria de anticuario y trágica, como colección de episodios trágicos los cuales son revividos en cada oportunidad. Estas diferentes situaciones subjetivas le confieren rasgos específicos a la memoria que tratan de elaborar los sujetos, en el caso de quienes me compartieron su lectura del pasado reconocieron la importancia de recuperar una historia considerada como silenciada, no obstante manifestaron era una tarea principalmente de los historiadores y en otro caso que una tarea ético-política antes que académica. En el fondo están poniendo a discusión los límites en relación con la responsabilidad respecto de la reconstrucción del pasado, y con ello una cuestión que no debería ser un problema: si es una tarea de “los especialistas” (en razón de su imparcialidad de juicio) o a ello precede el trabajo de los militantes. Al respecto creo que no se trate de una disyunción, sino de que cada sujeto y ámbito contribuyen a la elaboración de conocimiento acerca de ese pasado no ajeno ni lejano, y por el contrario se requiere de esa elaboración subjetiva para que con su reconocimiento se muestren los sentidos atribuidos a ese pasado, los cuales tendrían que ser la fuente y la perspectiva de orientación de los estudios historiográficos. Finalmente, insisto en que la aplazada elaboración de memorias está como condición de los modos de historización. Puesto que son cosas distintas la memoria www.revistatestimonios.com.ar

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Rocío del Carmen Salcido Serrano ---------------------------------------------------------------------

historiográfica e historiar, lo que propiamente se puede llamar la memoria de los sujetos (individuales y colectivos), en tanto la primera es elaborada a partir de archivos judiciales, periodísticos, incluso la documentación de partidos y organizaciones, o también fuentes orales, el segundo ejercicio aun no puede ser realizado en tanto no hay aún “la memoria propiamente dicha”, en todo caso lo que se toma como tal son rememoraciones, es decir, experiencias específicas revividas. Preguntas como las siguientes han de abordarse de manera crítica: ¿Se han instalado realmente los mecanismos democráticos a nivel procedimental que permitan generar las condiciones para la impartición de justicia? ¿Ello es condición necesaria para dar lugar a la elaboración de la memoria sobre el tiempo reciente? ¿Cuál ha sido el papel de la historiografía, la ha fomentado o por el contrario ante el silencio, omisión se ha convertido en un obstáculo?

Archivos 

ARSA,

Archivo privado de Rafael Sandoval Álvarez.



Entrevistas



SD, entrevista realizada en Guadalajara, octubre 21 de 2006.



JR, entrevista realizada en Guadalajara, abril 20 de 2006.



RS, entrevista realizada en Guadalajara, mayo 26 de 2006.



Raúl Rojas Campillo, conversación, Guadalajara, noviembre 11 de 2006.

Bibliografía 

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FCE

FCE

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Testimonios www.revistatestimonios.com.ar

Año 1 Nº 1 – Invierno 2009 ISSN 1852 - 4532 ---------------------------------------------------------------------

Memoria, olvido e historicidad* Eugenia Meyer1 Resumen: El historiador reconoce como premisa la existencia de distintas versiones de los hechos. En consecuencia, debe encontrar recursos para descubrir expresiones diversas, que den cuenta de la manera en que los individuos y las representaciones sociales procesan el pasado, antes de transitar al registro de los recuerdos. La resistencia frente a la memoria y el olvido, constituyen un sólido binomio al que hay que enfrentarse al efectuar la tarea hermenéutica de los procesos colectivos y particulares. El ejercicio mnemotécnico se sustenta pues en el esfuerzo por conservar los recuerdos y evitar que el olvido los destruya; en ello radica su historicidad. Palabras clave: Memoria – Olvido – Tiempos – Testimonios – Otredad - Historicidad, Socialización de los recuerdos individuales y colectivos. Abstract: The historian recognizes as a premise the existence of varied versions of facts. In consequence, he must find resources to discover diverse expressions that show the way in which individuals and social representations process the past, before going through the register of memories. Resistance, in opposition to memory and forgetfulness, constitutes a solid binomial which one has to face when doing the hermeneutic task of the particular and collective processes. The exercise mnemotechnical is sustained by the effort to keep memories and avoid forgetfulness destroy them, its historicity lays on that. Keywords: Memory – Forget – Times – Testimonies – Otherness – Historicity Socialization of the individual and collective memories

*

1

Este texto es una reimpresión del artículo aparecido en Historia Antropología y Fuentes Orales 37 Entrevistas, Barcelona, España, 2007, pp. 101-110. emclio @ servidor.unam.mx

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[…] confieso que apenas se enciende la grabadora, siento miedo […] La conversación es un género volátil. Las palabras son aire y se las lleva el aire. Al caer en la cinta magnética, les cortamos las alas. Se vuelven irrevocables. Me dirás que hablada o escrita, la palabra siempre es irrevocable. Lo es cierto. Para que la palabra hablada sea irrevocable, debemos empeñarla. O sea: atarla, detenerla. En cambio, la palabra escrita está destinada a permanecer, aunque su duración sea mínima […]. La palabra hablada es ahora y aquí, una conjunción de voces en un lugar […] Octavio Paz.2 Al sopesar los trabajos y los días, el historiador asume que hay una permanente lucha por encontrar y entender los procesos, con sus diversas verdades. Estamos dispuestos a hurgar, a escarbar en el pasado para descubrir, cuando no a inventar lo que sucedió, de manera que logremos comprender el pasado. Eso es lo que nos lleva, con cierta ambición y cierta codicia, a buscar nuevas vías para acceder a una información hasta ahora no conocida, o bien oculta por el paso del tiempo, por la negligencia o la intención expresa de ciertos grupos o ideologías dominantes. Así es quizá como buena parte de nosotros, interesados en la historia contemporánea y el tiempo presente, llegamos al rescate del testimonio, a las historias de vida, para integrarlos a las otras fuentes tradicionales que dan sustento a la tarea hermenéutica. El revisionismo o la negación o la tergiversación de los hechos por razones políticas aparecen de tiempo en tiempo y complican nuestra labor. Sin embargo, el gran debate de la historia y del historiador es la cuestión de la verdad, no en el sentido de descubrirla, obtenerla o apresarla, sino de ser capaces de permitirnos la libertad de interpretarla en formas diversas. Esto es, las fuentes se tornan piezas de un rompecabezas que debemos unir hasta construir un universo que nos permita entender el qué y el cómo pasó, para finalmente explicarlos a los otros. Por ello debemos aceptar que la verdad que al parecer trasmiten los testigos presenciales, no es igual a la que nos proporciona el documento y, por ende, tampoco lo es la verdad de los textos publicados. Se trata entonces de reconocer las diferentes verdades para de ahí construir las historias que resulten comprensibles, ergo humanas. Se trata finalmente de la insatisfacción y la necesidad de buscar nuevos elementos con los que tenemos que trabajar. Aceptar que la historia está siempre en construcción. De eso se trata el quehacer histórico: ante la sensación de un enorme vacío que obliga a seguir buscando diversos vestigios en el pasado y considerar, por sobre todo, a los 2

Fragmento de “Poesía, pintura, música, etcétera”, Vuelta, núm. 155, octubre de 1989, p. 14. En Obras completas de Octavio Paz, Tomo XV, Miscelánea III. Entrevistas. México, Fondo de Cultura Económica, 2003.

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protagonistas anónimos de los procesos, aquellos que difícilmente legan su experiencia en forma escrita, encontramos que incluso muchos de ellos no cuentan con acervos documentales, con esos papeles que le dan en ocasiones validez y certidumbre a su propia historia. La suya puede ser, simplemente, la historia ordinaria de una vida en tiempos y circunstancias específicas, perdida entre tantas otras, que espera ser rescatada y revalorada, para recuperar con ello los sitios de la memoria, a los que hace referencia Pierre Nora.3 Sin duda, el historiador percibe el tiempo como la línea de la cual suspender, o en la cual apoyar sus ideas e interpretaciones. Tiempo pasado, tiempo presente que determinan la mirada de los compases futuros y, sobre todo, la proyección que queremos darle al análisis de los procesos en los que sustentamos nuestro oficio. Como bien lo plantea Paul Ricœur, todos los acercamientos filosóficos a la percepción del tiempo han fallado y sólo es posible entender la temporalidad a partir del relato de nuestras vidas. Resulta pues importante que tanto la narrativa individual como la colectiva tengan amarres sólidos con las circunstancias y los hechos, a fin de que cada individuo se observe dentro de la sociedad y del acontecer que le es propio y próximo, para comprender mejor lo que sucedió y entender su actitud y desempeño. En este proceso esencial el historiador se torna en cómplice y estimula la memoria, el relato y los juicios de valor que expresa el sujeto narrador. Cuando en 1903 François Simiand publicó su Méthode historique et science sociale pretendía lanzar un desafío a los historiadores, al insistir en que abandonaran sus ropajes y oropeles y por el contrario se lanzaran a la renovación del oficio, dejando de lado los tres ídolos que les daban sustento: el ídolo político, el ídolo individual y el ídolo cronológico. El debate continuó por décadas y sería revitalizado por Fernand Braudel, quien en 1958 –casi diez años después de que apareciera el significativo artículo de Claude Lévi-Strauss en Histoire et Ethnologie, en el cual se pronuncia a favor de la vocación hegemónica de la antropología social, dando con ello sustento al estructuralismo–, vuelve a la carga y, esgrimiendo los principios de los Annales,4 se lanza a una larga y significativa polémica, argumentando que la antropología tiene por objetivo estudiar las sociedades frías en un tiempo inmóvil, mientras que el historiador recupera el sentido de la larga duración histórica como lenguaje común a todas las ciencias sociales, pero siempre bajo la mirada tutelar del historiador. Años después, en la década de los sesenta, los historiadores de la deconstrucción irán más allá, con su arqueología del saber, descartando la noción del tiempo y de la totalidad histórica.

3

Pierre Nora, (Director), Les lieux de mémoire. Paris, Gallimard, 1984.

4

Fernando Braudel, “Histoire et sciences sociales: la longue durée”, Écrits sur l´histoire, Paris, Editions Flammarions, 1988, pp. 41-83.

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Tengo, como le sucede a muchos colegas, experiencias personales que dan cuenta de situaciones específicas: el caso del galeno reconocido que aceptó, con cierto protagonismo, ser entrevistado para un proyecto sobre la historia de la medicina en México, con lo cual inicié una peculiar experiencia de complicidades y empatías. Pronto perdí todo recato ante los imperativos de la imparcialidad y la eliminación de transferencias y sin remedio me convertí en su defensora irrestricta. A lo largo del tiempo se fueron tejiendo relaciones más allá de lo meramente profesionales, dando paso a que el protagonista de esa historia singular se esforzara por recordar su pasado, dejando de lado la versión “oficial” e idílica que había hecho de su vida, la de él y de los otros, para insistir en llevar a cabo una verdadera confesión, al retomar cuestiones delicadas e incisivas y generar emociones diversas que muchas veces lo llevaron del llanto al sarcasmo, de la tristeza a la euforia, para finalmente, luego de 25 sesiones de grabación a lo largo de seis meses, reunir una voluminosa información que muchos años después de su muerte se publicó como una autobiografía.5 La vivencia particular no terminó con el fin de su relato y de las grabaciones. Insistió en mantener la relación so pretexto de que él, por un problema ocular, estaba impedido de leer la transcripción resultante y por ende lo tuve que hacer yo. Gradualmente, recibí nuevos comentarios que enriquecieron la información. El tiempo me ha hecho reflexionar en la importancia que tuvo el estímulo de la cotidianidad y de la relación personal. Pude entender al hombre y, sobre todo, lograr de él una confianza irrestricta. Este asunto de la comunicación, más allá del trabajo de rescate testimonial, tiene diversas aristas. De hecho resulta difícil establecer reglas al respecto, es cuestión de “tocar de oído”, de acuerdo con cada individuo y cada circunstancia. Otro ejemplo: al realizar un proyecto sobre educación en el México de los años treinta y la llamada educación socialista, me topé un día con un excelente informante que tenía buena memoria y sobre todo una muy organizada estructura mental. Durante semanas y semanas trabajamos sobre sus vivencias como estudiante de la Escuela Normal Superior en la época del gobierno cardenista (1934-1940). Todo se desarrollaba con fluidez hasta que llegábamos a las actividades y programas de estudio. Una y otra vez me “recitaba” sus horarios, las materias que cursaba, etcétera y siempre percibí un hueco o un salto. No hubo forma de cubrirlo. Al concluir las grabaciones, el profesor me invitó a un almuerzo, toda vez que siempre me había negado a socializar con él y su familia, en aras de mantener la necesaria distancia para no contaminar su narrativa. Fue en ese convite cuando él, muy generosamente y ya sin posible registro, me “confesó” que siempre se dio cuenta de mi insistencia y delicadeza por recuperar la información para llenar ese espacio 5

Raoul Fournier, médico humanista. Conversaciones con Eugenia Meyer, México, UNAM-Academia Nacional de Medicina, 1995.

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desconocido, que no cayó en mi “seducción” y sin embargo, ahora que éramos amigos, me daría la información faltante, misma que no cabría en la transcripción. Si bien es cierto que cumplí con la ética que impone no modificar el testimonio, dicha información me abrió un panorama totalmente diferente de la formación de futuros maestros durante esos años álgidos de la reconquista de la Revolución mexicana. En este caso, la memoria del sujeto histórico se trasmite luego del tamiz que él ha hecho de sus recuerdos y del proceso al que está sujeto al socializar sus recuerdos e integrarlos a la memoria colectiva e incluso oficial del proceso que le tocó vivir. No hay sorpresa o reprobación ante lo que escuchamos, sino empatía, con lo cual quien está contando su vida, puede entenderla incluso de manera diferente y finalmente también asimilarla con ecuanimidad. Desde que expresa satisfacción porque atendemos su historia, o porque nos interesamos en ella hasta la complacencia de pensarse, el sujeto, merecedor de la atención de los otros, de la credibilidad del historiador y del hecho mismo de asumir que luego de relatarla “bien ha valido la pena vivirla”, o como sucede con frecuencia, cuando alguien revisa su testimonio, descubre valores en su vida y en su forma de actuar durante diferentes circunstancias que lo reconcilian con su pasado. Y si bien es cierto que tiempo y espacio son los factores que determinan y nutren en esencia la tarea del historiador, también lo es que el rescate de la memoria, las formas y sutilezas que la conforman y la convierten en la fuente primigenia del acontecer se tornan en el compromiso fundamental del historiador. Al pensar en la memoria, de inmediato se trae a colación el olvido, las formas en que éste se da, los abusos a los cuales nos habituamos y, sobre todo, lo que permite filtrar, preservar o construir como parte de la memoria. Intelectuales de todos los tiempos han reflexionado sobre la memoria y el olvido como actividades propias del quehacer humano. Desde Sócrates, Platón o Aristóteles, ha habido un empeño constante por mantener ese ejercicio mnemotécnico. Se trata entonces de hacer un esfuerzo permanente por mantener vivo el recuerdo, para así contribuir a nutrir la razón de ser de muchas personas que han vivido circunstancias y episodios traumáticos. En buena parte de ellos, las propias víctimas, luego de la catarsis del sufrimiento y el dolor, se sobreponen e insisten en que se puede perdonar, pero no olvidar. Es decir, al paso del tiempo el recuerdo toma dimensiones diversas y se establecen valores que de manera imperativa reconocen que para la historia no existen los puntos finales.

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En la década de los sesenta del siglo pasado Frances A. Yates, con su Art of Memory,6 se volvió pionera de la recuperación del interés por la memoria y sus implicaciones, desde los oradores griegos, pasando por las expresiones góticas de la Edad Media hasta llegar al Renacimiento. Este esfuerzo marcaría un punto de partida en la atención siempre creciente sobre la cuestión. La historia contemporánea tiene algunos hitos, como son la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto o Shoah. Ahí se inserta el trascendente legado que Maurice Halbwachs7 hizo sobre la memoria, la forma espléndida en que clasificó a la memoria colectiva y sus parámetros sociales hasta lograr la articulación de la memoria histórica, así como la experiencia de los marcos sociales, la pluralidad de los tiempos y la diferenciación entre el tiempo cuantitativo y el tiempo cualitativo que nutre hoy día de manera puntual el trabajo propiamente histórico. ¿Y por qué me ocupo del recuerdo?, porque en realidad, y como advirtiera el autor francés, el sujeto nunca recuerda solo, porque nunca estamos solos. A ello habría que contraponer la persistente expresión de poetas y psicólogos: nacemos y morimos solos, porque siempre, en el interior, en lo más profundo, estamos solos. No por ello podemos desconocer o ignorar que hay formas diversas de memoria, sea individual, social, colectiva, o bien una memoria cultural y otra que se ha dado en llamar comunicativa. Hay una coherencia de los recuerdos que fundamenta la unidad interna de la conciencia en los diarios, las crónicas, las autobiografías, las biografías. De una u otra forma las diferentes expresiones de la memoria le dan un sentido particular que asegura su supervivencia. Así, la escritura se convierte en un monumento que entierra, en una osamenta que se torna en sello y signo de un tiempo. Se enfatiza entonces la necesidad de escribir memorias o sobre las memorias. Y si para recordar el sujeto debe recorrer su memoria en la compañía de otro, corresponde al historiador precisamente la tarea de estimular esa memoria, por dolorosa que sea en ocasiones, para así lograr “revivir” la experiencia, acabar con los tabús y la autocensura y liberarnos del yugo de tratar de olvidar o al menos relegar o marginar experiencias dolorosas. Hace ya casi tres décadas tuve la oportunidad de entrevistar a una mujer8 que había vivido la experiencia de la dictadura en Cuba y que, por diversos motivos, se afilió e involucró con la lucha revolucionaria, y en consecuencia fue apresada y brutalmente torturada por la policía de Batista. Si bien yo sabía de los hechos, no me había atrevido a preguntar concretamente por lo sucedido. Un día, recuerdo que era 6

Frances A. Yates, The Art of Memory, Chicago, The University of Chicago Press, 1966.

7

Maurice Halbwachs, La mémoire collective, Paris, PUF, 1950.

8

Entrevista con Esterlina Milanés realizada por Eugenia Meyer los días 29 y 30 de junio, 2, 5, 6, 7 y 18 de julio de 1979 en la ciudad de La Habana, Cuba.

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muy de mañana, esta maravillosa mujer, con gran apertura empezó, así, casi con naturalidad y sin dolor, a deshebrar la madeja compacta de su memoria y relatar con todo detalle la experiencia dramática y siempre dolorosa de su experiencia. Concluyó tranquila, tal y como empezó, mientras que yo quedé absolutamente devastada y muda y opté por suspender la sesión. Esa tarde tuve presente la narración sin recovecos, sin concesiones que había hecho esta mujer. Comprendí el valor de narrar ese pasado, tan celosamente guardado por tanto tiempo, y la enorme y compleja tarea que ella había tenido que hacer para elaborar la experiencia, transformarla en un relato del cual, se desprendía al compartirlo. Finalmente esos recuerdos habían dejado de pertenecerle, de ser suyos, porque habían sido elaborados y estaba en capacidad de “desprenderse” de ellos, liberarse del pasado. Al día siguiente, cuando nos reunimos para continuar con las sesiones de grabación, la encontré extraordinariamente tranquila. Me comentó que había dormido y descansado de maravilla; yo, por el contrario, había padecido de un insomnio total y entonces me dijo: “¿sabes?, eres la primera persona a quien he podido contar todas estas cosas. Desde que sucedieron quise borrarlas, pese a la secuela de daños físicos y morales que me acarrearon. Hoy me siento contenta y en paz de haberme desprendido de esa carga que por años llevé a cuestas”. De hecho, este testimonio ilustra y abunda sobre lo advertido por Ricœur en La memoria, la historia, el olvido,9 al ocuparse tanto de la copiosidad simultánea de la memoria, como del exceso de olvido en la cultura media contemporánea, enfatizando la importancia y el compromiso de recordar. El suyo es sin duda un brillante esfuerzo por combinar “la fenomenología de la memoria, la epistemología de la historia y la hermenéutica del olvido”10 evitando con ello las distorsiones políticas o el soslayo colectivo de lo que más tarde se ha dado en definir como usos del olvido.11 Hay una necesidad de hacer memoria, de generar recuerdos, de rememorar, preservar, en busca de la trascendencia: que no me olviden, que mi vida haya tenido sentido para los otros. Como insistiera el autor francés, de hecho, todo se refiere a la “operación de adscripción”. No hay acción de la memoria que vaya en contra de la historia, ya que finalmente la memoria pertenece a los sujetos de la historia. En consecuencia, se puede entender el olvido como memoria impedida, por una acción consciente o inconsciente y la memoria manipulada, que está imbricada con la narrativa subjetiva, siempre selectiva y, por ende, de una u otra forma se da un olvido voluntario o involuntario cuando cada quien cuenta su historia. También existe un olvido impuesto o la orden o comando de borrarlo, o sea el olvido institucional, como 9

Paul Ricœur, La memoria, la historia, el olvido, Madrid, Editorial Trotta, 2003.

10

Véase, “El tiempo y el espacio de Ricœur”, Reforma, México 29 de mayo de 2005.

11

Yosef H. Yerushalmi, et al Usos del olvido, Buenos Aires, Nueva Visión, 1998.

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puede ser en el caso de las amnistías o en las reescrituras de procesos históricos, acordes con los tiempos y los intereses circunstanciales de la clase en el poder; a ellos corresponde el turno de construir una nueva historia, o versiones convenientes con las coyunturas políticas y sociales. El historiador por su parte no puede soslayar el olvido público que va siempre a contrapelo de la represión, negación o evasión.12 Aunque es obvio, como nos enseña Foucault,13 que la represión produce inevitablemente un discurso, quizá de defensa, quizá clandestino u oculto. En contraste, recuerdo el caso de una perseguida, torturada y víctima de la dictadura uruguaya que me otorgó su testimonio en 1982, ya liberada de la prisión militar de Punta de Rieles en donde estuvo confinada desde 1976. 14 Aquí las circunstancias eran diferentes, porque el rescate testimonial tenía como finalidad denunciar la violación de los derechos humanos en aquel país e incidir en la opinión pública, difundiendo las condiciones de vida de las presas políticas para presionar así a la opinión internacional y alcanzar el apoyo que requería la resistencia uruguaya en el exilio.15 Ofelia Fernández, recién liberada y de paso por México, estaba dispuesta a deshacer las ataduras inconscientes de la pesadilla que había vivido recientemente para abrirse, con la intención deliberada de narrar sus experiencias como objeto de denuncia. En ningún momento pareció perturbada por el ejercicio de recordar. Tenía un objetivo claro: no olvidar u omitir detalle alguno a fin de que los demás conocieran su amarga experiencia, como la de tantas otras mujeres víctimas de la guerra sucia en Uruguay. Al final de la entrevista, de manera llana, abierta, concluyó: No creo que tenga una experiencia particular para trasmitir al común de nuestro pueblo […] Ya sabes que soy simplemente una más de esos miles que han pasado por las cárceles. Entonces, el proceso que viví forma parte del proceso común que nuestro pueblo se ha visto obligado a enfrentar. No viví la cárcel como un drama, ni como una cosa trágica […] Estar aquí, hablar del pasado lo entiendo como un compromiso, de hecho y de derecho, una obligación moral muy profunda con las compañeras del penal.16 12

Andreas Huyssen, Resistencia a la memoria: los usos y abusos del olvido público, INTERCOM, Sociedade Brasileira de Estudios Interdisciplinares de Comunicação, XXVII Congresso Brasileiro de Ciencias de Comunicação, Porto Alegre, 30 de agosto al 3 de septiembre de 2004.

13

Michel Foucault, Vigilar y castigar, Buenos Aires, Siglo XXl, 2002.

14

Entrevista con la doctora Ofelia Fernández realizada por Eugenia Meyer los días 8, 9 y 10 de junio de 1982, en la ciudad de México, Departamento de Estudios Contemporáneos, Instituto Nacional de Antropología e Historia.

15

Vid, Eugenia Meyer, “Represión y vida cotidiana en Uruguay”, Historia y Fuente Oral. Núm. 1 ¿Historia Oral?, Barcelona, Universitat de Barcelona, año 1989, pp.107-133.

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Como apunta Borges en Funes el memorioso: “no se trata de pensar, sino de sentir”. Así, aunque el protagonista no hubiese escrito la experiencia, al haber recordado, percibido o imaginado lo acontecido, ya no se le borraba. Y el creador de ese personaje singular va más allá cuando sentencia: “pensar es olvidar diferencias, es generalizar, abstraer”.17 Hay en todo sujeto una conciencia histórica, un espacio para las experiencias, un horizonte de lo que espera recordar y cómo quiere ser recordado, o sea, comprendido. Esta condición conlleva un nuevo fenómeno: el de la historización de la memoria. No en balde la bellísima metáfora sobre la memoria que hace San Agustín, al insistir en que debemos imaginarla como un palacio en donde hay cámaras diversas que clasifican los recuerdos. En efecto, los seres humanos todos procedemos a albergar en ese palacio, lleno de apartados, los recuerdos, buenos o malos, y procedemos, como acción sanable, a borrar o marginar aquello que nos duele o nos hace daño. Los recuerdos y los olvidos que conforman la memoria hablan siempre de un proceso interno que debe aliarse o enfrentarse a los esfuerzos sociales y políticos por “construir las memorias colectivas”. Esto explica la razón de ser de las efemérides nacionales, las conmemoraciones, las nomenclaturas, los monumentos. Pero más allá de lo anterior está la cuestión individual primero, social después, de reivindicar y dar sentido a nuestras vidas. Aquello de que “mi vida es un libro abierto”, o bien “valió la pena recordar para revalorar lo que he vivido”, da cuenta de la importancia de construir memorias o en forma más modesta, de colaborar a fin de que éstas se preserven y trasciendan los sujetos de la historia. La memoria finalmente no es pasiva, sino activa, dinámica, se va transformando, vamos revalorando, recuperando, marginando o seleccionando, reconstruyendo y hasta inventando nuestras historias a partir de los recuerdos. En ello radica sin duda la importancia de estimular esos recuerdos, a fin de situarlos en su justa dimensión. El tiempo que, nos dicen con frecuencia, actúa como bálsamo mágico y todo lo cura, sirve de catalizador de la triada que constituyen la memoria individual, la personal próxima y la colectiva. Porque no podemos dejar de considerar que el tiempo es, “bajo diversas formas, de larga duración y virtual en la escritura, y es a la vez 16

“Represión y vida cotidiana….”Op. cit, p. 107.

17

Jorge Luis Borges, “Funes el memorioso”, en Ficciones, Buenos Aires, Emecé, 1996, p. 167.

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transhistórico por el concepto e histórico a través de lo vivido”. 18 Sin olvidar, por supuesto, que la memoria toda tiene un carácter mutante y mutable y que, al tiempo que se va transformando, establece al unísono un hilo conductor de la vida. La historia, dicen, reconstruye; la memoria conserva y el olvido destruye. Quizá también, a la manera de Derrida podríamos pensar en la necesidad de deconstruir los recuerdos para construir la memoria pausada y madura, menos pasional y quizá también menos dolorosa. Finalmente vivimos nuestra historia como un relato al que damos forma y tiempos. Somos nosotros quienes componemos y recomponemos en forma permanente ese recuerdo, atendiendo a la situación y las circunstancias en que nos encontramos, los traumas que vivimos en lo personal y en lo social. La visión del individuo que ubica a su “yo” en el recuerdo, cómo se ve a sí mismo, cómo recuerda y se recuerda, establece una diferencia con el cómo lo ven o cómo lo recuerdan. Frente a ello, persiste el peligro del olvido como amenaza de la identidad. Augé dice que hay tres figuras del olvido: retorno suspenso y reinicio. El retorno, recupera el pasado perdido dejando de lado u olvidando el presente para ligarse al pasado distante. El suspenso hace que el presente pueda permanecer en vilo, separado del pasado y del futuro, para luego reiniciar un nuevo presente con miras al futuro. Finalmente ello nos lleva a concluir que memoria y olvido guardan una relación con la vida y la muerte. 19 ¿Qué hacemos los historiadores abocados al rescate de los recuerdos? De entrada nos aprestamos a intervenir en ella, para orientar o encauzar un proceso natural, a veces doloroso, otros catártico, hasta conformar una memoria estructurada. Se trata también de intuir los sentimientos y la forma de estructurar las historias personales de los sujetos entrevistados y recuperar los marcos sociales de la memoria.20 Porque “la memoria es una fuerza ambivalente: puede inspirar fidelidad, resistencia, odio, intolerancia ciega. Como dijera Platón de la escritura, la memoria es un pharmakon: medicina y veneno al mismo tiempo.21 De cierta manera se inventa la historia. Cada entrevista es una nueva historia que obliga a pensar infinidad de cuestiones. De hecho, la persona entrevistada va fraccionando primero, disecando después los recuerdos de su vida, para intentar hilvanar una narrativa, no necesariamente verdadera aunque sí genuina y así darle 18

Gerard Namer, “La sociología del tiempo”, en Historia, antropología y fuentes orales. Entre fábula y memoria, # 32, Barcelona, Universitat de Barcelona, año 2004, 3ª. época, p. 93.

19

Marc Augé, Las formas del olvido, Madrid, Gedisa, 1998.

20

Maurice Halbachws, Los marcos sociales de la memoria, Barcelona, Antros, 2004.

21

Carlo Ginsburg, “Memoria y globalización”, en Historia, antropología y fuentes orales. Entre fábula y memoria, Barcelona, Universitat de Barcelona, año 2004, 3ª. época, p. 40.

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Eugenia Meyer ---------------------------------------------------------------------

forma y sentido a su identidad, en muchos casos vulnerada por el tiempo y las circunstancias. En cada una de las entrevistas juega un papel determinante el tema de la risa, el del llanto y los silencios. Cada uno entendido en ocasiones como defensa o como olvido voluntario. Si, como advierte Moore, la risa es una construcción social, podríamos señalar que igual sucede con el llanto y con los silencios.22 Estas señales que se marcan apenas en las transcripciones dan cuenta de sentimientos y emociones. Así, como hemos señalado, el informante puede tener dificultad en recordar, le puede resultar doloroso, le sorprenden las preguntas o bien se “libera” de la carga emocional al compartir experiencias desagradables o dolorosas. El historiador avezado podrá percibir estos cambios emocionales a lo largo de la entrevista y aprovechará la experiencia cuando haga su evaluación y análisis de la información recabada. Porque a fin de cuentas el historiador hace un esfuerzo mayúsculo por ayudar a recordar, a reconstruir la memoria del otro, respetar sus recuerdos y sus emociones, para luego, mucho más tarde y quizá como tarea secundaria, a la luz de las demás fuentes intentar una interpretación equilibrada, que no imparcial. La historiografía con la que arribamos al nuevo siglo da cuenta de una serie de elementos que antes no considerábamos. Por ejemplo, que los temas empiezan a parecer añejos o bien anacrónicos, que los testigos oculares ya no están presentes, muchos han muerto y otros, aunque todavía con nosotros, quizá no estén dispuestos a volver sobre sus experiencias, e incluso los testimonios que nos ofrecieron en su momento han variado en cuanto a intensidad, valoración o apreciación. Ello complica la tarea de análisis e interpretación. Sin embargo, hay que volver a las fuentes con nuevos bríos y una óptica renovada por cuanto al sentido de incursionar en una nueva forma de hacer historia a fin de integrar, en el recuento de la misma, la versión de varias generaciones, incluyendo la tradición oral, la memoria trasmitida y la memoria cultural. Así quizá se pueda construir una narrativa de la memoria que nos permita reelaborar el pasado hacia una historia pura, tendiendo “un puente entre la experiencia vivida y la historia como ciencia”,23 y diferenciando memoria e historia de experiencia e historia. La situación se complica cuando no reconocemos que es imposible la existencia de una historia impoluta, sin mácula o subjetividad, como expresión rankeana o bien tardíamente positivista, sustentada en la necesidad de narrar los hechos, 22

Kate Moore, “Aspectos de la risa en la historia oral”, en Historia, antropología y fuentes orales. Más allá del trabajo: la risa, # 33, Barcelona, Universitat de Barcelona, año 2005, 3ª. época, pp. 27-35.

23

Alexander Von Plato, “¿Qué pasa con la experiencia en el proceso de transición de la historia contemporánea a la Historia Pura?, Historia, antropología y fuentes orales. Más allá del trabajo: la risa, 33, Barcelona, Universitat de Barcelona, año 2005, 3ª. época, p. 51.

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históricamente, o sea aceptar el supuesto de que podemos trasmitir el conocimiento de lo que sucedió, sin adosar esa información con valoraciones o interpretación alguna. De una u otra forma llega un momento en que nosotros como escuchas, casi como espectadores atentos a la representación singular de la narración autobiográfica, o bien del acontecer social, empezamos a borrar las distancias y las diferencias entre lo que hemos captado de lo que conocemos o imaginamos, y todo se encierra en un círculo, ciertamente más mágico que virtuoso, donde la objetividad quedó arrumbada en alguna gaveta ya olvidada o despreciada por quien trata de construir historias más creíbles. Por otra parte, el historiador tiene que asumir y reconocer que esa narrativa tiende a socializarse y, por ende, a repetirse de uno a otro de los testimonios. Esto es, se presenta una fina línea divisoria entre lo que el informante relata como su vivencia y aquello que asume como propio, luego de escucharlo repetidas veces, tornándose en memoria cultural. De allí la necesidad de poner atención y reparar en los juicios de valor, las inflexiones de voz, la emoción expresada durante el proceso de la entrevista, hitos en la construcción de las historias de vida. En un mundo cambiante como el nuestro se presentan irremediablemente nuevas preguntas a la historia. Resurge ese debatir entre el ser y el deber ser del historiador, entendido como desafío y responsabilidad de trabajar con la memoria de los otros. Quizá también la otredad de los recuerdos ajenos contribuya a una comprensión de los procesos y evite los espejismos de la elucubración académica como también de la tácita sofisticación de la llamada globalización del pensamiento contemporáneo.

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Año 1 Nº 1 – Invierno 2009 ISSN 1852 - 4532 ---------------------------------------------------------------------

Memorias de la tierra donde no pasa el tren. Las estaciones de ferrocarril de la ciudad de San Luis (Argentina)1 Maria Avelina Rinaldi2 y Cristian Eduardo Funes3 Resumen: Abordamos la memoria ferroviaria de la ciudad de San Luis, Argentina, desde el Proyecto de Investigación Patrimonio cultural y didáctica –Universidad Nacional de San Luis-. Este Proyecto construye conocimiento sobre el pasado local y elabora materiales didácticos para Nivel Inicial y Primaria. Investigamos con metodologías múltiples, desde una lógica cualitativa/intensiva, priorizando el enfoque de la Historia Oral y combinando fuentes orales, fotográficas, espaciales y periodísticas. En Argentina el siglo XX marcó el esplendor del ferrocarril y su posterior desaparición. Los ferrocarriles fueron administrados la primera mitad del siglo por empresas privadas – en su mayoría inglesas- y la segunda por el Estado. En este trabajo nos referiremos a: 1.- El carácter contradictorio de la memoria ferroviaria en relación a la “época de los ingleses” y la “época estatal”. 2.- La centralidad del abordaje oral, que permitió reconstruir los orígenes del actual edificio de la estación de ferrocarril partiendo de un relato que recuperó el conflicto entre un sector de la población y la empresa ferroviaria inglesa. Como principal conclusión reafirmamos el abordaje de la Historia Oral como herramienta para investigar el pasado y refutar mitos instituidos por regímenes actuales en sus luchas por construir hegemonía, en contextos con tradiciones historiográficas residuales. Palabras claves: Ferrocarril - historia oral - “memoria inglesa”-“memoria nacional”conflicto. Abstract: The Research Project Cultural Heritage and Didactics of the National University of San Luis deals with the history of the railway of San Luis Province. This Project studies the past local situation and develops didactic materials for Inicial and Primary School. 1

Research Project Cultural Heritage and Didactics / Nacional University of San Luis. San Luis - Argentina

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mrinaldi @ unsl.edu.ar

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cefunes @ unsl.edu.ar

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Multiple methodologies are used from a qualitative-intensive logic giving priority to the Oral History approach, combined with journalistic, spatial, photographic and oral sources. In Argentina in the 20th century, the railway has gone through both its splendor time and its disappearance. Railways were administered by private enterprises –mainly English companies- the first half of the century and by the State, the second half. The aspects dealt with in this study are the following: 1.The contradictory memories of the “English time” and “State time” with respect to railway. 2.The importance of oral testimonies to reconstruct the origins of the present railway station building. These accounts helped to learn about the conflict between a sector of the local community and the English railway enterprise. As a main conclusion, we verify the importance of the Oral History approach as an enlightening tool for studying the past and countering the myths established by present regimes when struggling for the construction of hegemony in contexts with residual histographic traditions. Key words: Railway - Oral History – English Memory – National memory – conflict.

Introducción El presente trabajo se inscribe en un Proyecto de Investigación mayor que desarrollamos en la Universidad Nacional de San Luis: PROICO “Patrimonio cultural y didáctica”. Nuestro objetivo es recuperar saberes acerca de la memoria de la ciudad de San Luis a partir de su arquitectura, con la intención de producir materiales didácticos para Educación Especial, Nivel Inicial y Primario. Se delimitó la investigación en el período 1880-1940 porque en él la “aldea de barro”, que fue San Luis, tomó forma de ciudad moderna4. El Proyecto de referencia utiliza metodologías múltiples, ya que en él confluyen diferentes miradas: desde el relevamiento arquitectónico hasta la validación de materiales didácticos. Apelamos a fuentes variadas -construcciones, fotografías, periódicos-, siendo el testimonio oral la fuente principal. La investigación en su totalidad está atravesada por un abordaje cualitativo e intensivo. Para la recuperación 4

Entendiendo al Patrimonio como referente de la memoria de distintos sectores sociales, la selección de los casos a investigar, se realizó a partir de entrevistas a vecinos de edades, género y sectores sociales diferentes. Interpretando tanto el recuerdo, como los olvidos, la muestra quedo integrada por: viviendas, comercios, industrias, boliches, cementerios y las estaciones de ferrocarril. El énfasis en el patrimonio arquitectónico como “puerta de entrada” a la memoria colectiva, reside en su carácter de huella concreta del pasado en el presente, que permite integrar múltiples conocimientos para enseñar en educación inicial, primaria y especial.

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de la memoria colectiva, hemos optado por el enfoque de la Historia Oral. Reivindicamos el testimonio oral como fuente que documenta lo indocumentado y recupera los significados que el acontecer tiene, sobre todo, en la gente anónima. El análisis de las entrevistas nos permitió rescatar múltiples memorias, sus conflictos y contradicciones; triangularlas con otras fuentes y construir cuerpos teóricos que abordan nuestra historia reciente. Nuestro lugar de trabajo, que a su vez constituye nuestro objeto de investigación, es la ciudad de San Luis, capital de la provincia homónima. Está ubicada en el centro-oeste de Argentina. Su origen se remonta a las fundaciones españolas, hacia fines de 1500. Tanto en el período colonial como en el nacional, ha ocupado un lugar periférico en los proyectos y procesos económicos-políticos de la región y del país. Configurándose como una provincia pobre. Desde el retorno a la democracia, en 1984, San Luis está gobernada por la misma familia: los hermanos Rodríguez Saá. Este gobierno constituye una conjunción de neoliberalismo económico, neoconservadurismo político y populismo social, configurándose en estos veinticuatro años, como un régimen político. Se asienta en una profunda reestructuración del Estado y necesita entonces un relato justificador que reorganice las relaciones memoria/ olvido y entrelace la conexión pasado-presentefuturo al proyecto de la familia gobernante. La lucha por la memoria, se evidencia como una apuesta muy fuerte en la construcción de hegemonía. A la par, el régimen mantiene en un significativo “retraso cultural” la producción historiográfica local. En San Luis, no podríamos hablar de un campo profesional de la historia sino de un campo intelectual. La lógica de la ortodoxia se identifica con tradiciones residuales: centradas en el dato político-institucional. A la par que surgen producciones aisladas desde un enfoque socio-económico y desde la Historia Oral. Este límite se mantiene por las mismas condiciones de producción marginal en relación a los centros académicos del campo profesional de la historia y por la particular relación entre el campo intelectual y el campo del poder. Muchos agentes del campo disciplinar, privilegian la defensa del campo mismo por encima del debate historiográfico. Los intentos desde nuestra Universidad de hacer aportes al campo historiográfico local, han crecido paulatinamente a pesar de no contar con una carrera de formación en Historia. Sobre la actividad ferroviaria en San Luis no hay antecedentes de investigación, salvo compilaciones sin elaboración interpretativa. Investigar con la actividad ferroviaria clausurada en 1993, nos enfrentó a la ausencia de documentación y a sitios abandonados y saqueados. Más allá de nuestro compromiso teórico y ético-político con la Historia Oral, ésta se erigió como la única herramienta posible para la indagación.

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El siglo XX y los ferrocarriles en la provincia de San Luis En Argentina, el siglo XX protagoniza la expansión, apogeo y crisis del sistema ferroviario. A nuestra provincia llega el Ferrocarril Andino en 1875 y a la ciudad capital en 1882. Este tramo y su llegada a Mendoza y San Juan (limítrofes con Chile) fue enteramente construido bajo la administración del Estado Nacional, en un contexto donde la mayoría de las líneas ferroviarias se concesionaban, para su construcción y explotación, a compañías francesas y preferentemente inglesas. El ferrocarril Andino conectaba, a través del Central Argentino, el puerto de Rosario con la Cordillera de los Andes, dejando así preparada la futura conexión Atlántico-Pacífico. Esta vía consolida la articulación de la región centro-oeste con el modelo agro-exportador centralizado en el litoral portuario. Durante la Presidencia de Roca el Estado Nacional compite con los intereses de las empresas inglesas por unir el litoral y el Pacífico. Sin embargo, en 1887 y bajo la presidencia de Juárez Celman, el Andino –a pesar de sus costos baratos y su administración a favor de los productores regionales- es concesionado a la compañía inglesa “Gran Oeste Argentino” (G.O.A), que en 1907 queda bajo la administración de otra empresa de capital inglés “de Buenos Aires al Pacífico” (B.A.P.). Para entonces cuatro líneas ferroviarias cruzaban nuestra provincia, siempre en dirección Este-Oeste y todas confluían en el puerto de Buenos Aires. La administración inglesa duró hasta 1948, cuando el peronismo transfiere a la órbita estatal todas las líneas del país. Nace así “Ferrocarriles Argentinos”, y la línea que atravesaba San Luis tomó el nombre de “Gral. San Martín”. Al interior de un modelo de Estado Benefactor, la administración estatal mejoró notoriamente la situación laboral y salarial del obrero. El ciclo de manejo público de nuestros ferrocarriles se cerró con el menemismo, en la década del ´90. A principios de esta década, se concretó el cese masivo de la actividad ferroviaria en vastas zonas del país y la privatización de los servicios férreos nacionales rentables. Bajo el sofisma de prescindir de aquellos servicios “deficitarios” o “no rentables”, se aplicaron políticas neoliberales beneficiando, otra vez, el interés privado y foráneo. Nuestra ciudad, Villa Mercedes y tantos pueblos, que nacieron a la par de una estación de trenes, vieron concretar el cierre total de la actividad ferroviaria. En agosto de 1993, el Presidente Menem, transfirió al consorcio liderado por el empresario Pescarmona, los derechos de explotación del servicio de carga del Ferrocarril Gral. San Martín, retomando el nombre de la administración inglesa: “Buenos Aires al Pacífico” (B.A.P.). A mediados de 1999, Pescarmona vendió su paquete accionario a la empresa brasileña América Latina Logística. Desde ese momento, nuestra ciudad se convirtió en “esa tierra por donde no pasa el tren”.

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Es necesario aclarar que, en la ciudad de San Luis, existieron dos estaciones de ferrocarril: a) la estación Andino ubicada en la zona Norte, utilizada entre 1882-1908, construida bajo administración Nacional y demolida en 1966; b) la estación B.A.P. ubicada al Oeste de la ciudad, habilitada en abril de 1912 y construida bajo administración de la empresa inglesa. El edificio de esta última aún existe funcionando en ella distintas dependencias municipales. Esta estación es recordada como “lugar de encuentro” o lugar donde ir “a buscar motivos”. Más allá de la fuerte función de socialización que cumplió en la primera mitad del siglo XX, en una ciudad pequeña como la nuestra, este edificio convoca otros recuerdos más potentes para desocultar la conflictiva local.

Fuente: WADDELL, Jorge “Las estaciones de San Luis”, en Revista Todo trenes. Año 7 Nro. 42. Julio-Agosto 2006. Pag. 8-12

La “época de los ingleses” y la “época estatal” en la memoria colectiva Al interior del mito hegemónico, que asegura que “todo lo extranjero es mejor”, el mito de “la calidad inglesa” se erige fuertemente ligado a los ferrocarriles. A tal punto que, en nuestra ciudad, se extiende al recuerdo de la primera estación. Al recordar su trabajosa demolición, los vecinos argumentan que la estación no se caía porque era un edificio de alta calidad construido por los ingleses. La memoria colectiva no registra - y la historiografía tradicional no ha aportado al respecto- que aquella vieja estación fue enteramente edificada bajo administración nacional. Investigar la memoria de la Nueva Estación, en la primera mitad del siglo XX, nos situó en el período “inglés”. El significado hegemónico atribuido a la administración inglesa se asocia a lo puntual, lo pulcro, lo ordenado, lo riguroso, lo estricto; la calidad de los materiales y la buena organización del servicio. Una vecina de la estación, hija www.revistatestimonios.com.ar

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de un guarda de tren, afirma: “Esa época te digo que los ferrocarriles estaban muy bien (...) Los horarios y toda la organización, la disciplina, el orden, todo eso, era en la época de los ingleses”. En el mismo relato exalta uno de los rasgos más propiamente asociados a “lo inglés”: la estrictísima puntualidad. “En la época de los ingleses se ponía el reloj, se controlaba la hora. La gente se había acostumbrado. Tocaban el pito los trenes -siempre en los guardabarreras tenían la obligación de tocar el pito. "piiip" Entonces entraban de acá, o entraban de allá, y en los dos guardabarreras vos sentías el pito del tren y controlabas, (mira su muñeca) ponías la hora”5. En el mismo sentido, Hermela Gil de Paez -hija de un Jefe de la Estaciónrecuerda una frase de su padre, que constata el carácter riguroso del horario: “Y el tren no espera a nadie - decía mi papá- hay que apurarse porque el tren no espera a nadiedecía en aquel tiempo”6. Este carácter “estricto”, altamente valorado en la memoria en su connotación de calidad, revela también “el lado oscuro” de la administración británica. Un vecino de la estación, esposo de N.Z., disiente y reconoce las no virtudes: “Eran explotadores. Además de la dureza que dicen que tenían los tipos (...). Y había disciplina férrea de parte de los ingleses, posiblemente excesos”7. Desde su posición de maquinista jubilado, Américo Piscitelli pudo constatar los “excesos” que cometían los ingleses. Horas de labor, división del trabajo según el origen del empleado y participación en las pérdidas de la empresa: “En ese tiempo se trabajaba como 9 horas 45. Era inglés el ferrocarril. La mayoría de los superiores eran ingleses. Acá eran todos criollos nomás, los más chicos. Pero después los más grandes, de inspectores para arriba, gerentes, y así sucesivamente, eran todos ingleses. Criollos no había nada, así que estábamos dominados por ellos. Acá en la Estación había toda gente criolla. Todos los ingleses fueron jefes, el único peón era el argentino (...) Los criollos éramos socios de los ingleses para las deudas, porque para las ganancias no éramos socios. Todos los meses (…) nos descontaban, el 5% para las pérdidas, durante 10 años”8. Don Américo recordó la manera en que los ingleses y los gobiernos de turno actuaban con los trabajadores huelguistas: “Tiene que haber sido en el año ’12 que vinieron las huelgas y las huelgas de 1914 (se refiere a las huelgas de 1917). Unas huelgas de los obreros a los ingleses. Los obreros que agarraron fueron presos por las huelgas. Los trajeron acá, a San Luis, aquí en la cárcel, la grande. Nosotros teníamos 5

N.Z. Entrevista realizada en agosto de 2004, en la ciudad de San Luis. Entrevistador: Cristian Funes

6

Hermela Gil de Páez. Entrevista realizada en octubre de 2004, en la ciudad de San Luis. Entrevistador: Cristian Funes.

7

N.L. Entrevista realizada en agosto de 2004, en la ciudad de San Luis. Entrevistador: Cristian Funes.

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Américo Piscitelli. Empleado ferroviario jubilado de 93 años. Entrevista realizada en noviembre de 2001 en la ciudad de San Luis. Entrevistador: María Avelina Rinaldi.

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unos tíos que trabajaban en Mackena (Córdoba) y en Justo Daract (San Luis). Cuando los largaron durmieron en mi casa. Ahí en la casa paterna estuvieron varios días durmiendo y comiendo en mi casa, y cuando les dieron libertad para que ya se fueran, no podían ir por el camino a la par de la vía, y no podían utilizar las vías del ferrocarril para irse, porque la policía los volvía a detener, la policía de la Provincia. Los llevaban y sacaban de esta zona para que no siguieran haciendo trastornos de paros y todas esas cosas”9. Desde el punto de vista de trabajador, Don Américo evocó la manera con que los ingleses se granjeaban los favores de los “representantes del pueblo”: “En ese tiempo resulta que los senadores y los diputados nacionales, que eran amigos de ellos, cuando mandan un proyecto de modificación de reglamento de trabajo o cualquier cosa, ellos les mandan una copia de cómo tienen que encarar el asunto. Los ingleses tenían un ejército de socios que no ponían plata, eran socios de arriba, pero le votaban los proyectos de ley de trabajo”10. En la voz de los otrora pasajeros del tren, la valoración positiva de la “época de los ingleses” se reactualiza al comparar el contraste con la “época nacional”. N. Z. exaltó el detrimento de la calidad del ferrocarril una vez que éste pasó a manos del Estado: “Ahí dicen: ¡los ferrocarriles son argentinos!, y pasan todos a manos de los criollos digamos. Y habrán estado diez años, o quince años, más o menos, bajo la mano de Perón. Pero después fue una vergüenza en todo sentido. Eran yuyos del alto de un metro y pico. ¡La higiene! Yo me acuerdo de haber ido a los baños después, cuando eran argentinos los ferrocarriles, y era una inmundicia ¡las salas de espera! Otra cosa que llamaba la atención era la pésima atención en la sección de encomiendas, se perdían las encomiendas, te robaban. Ahora, la roña, la guaranguería, la gente. El Goyo M., el Pedro M., borrachos toda la vida. Eran de acá, del barrio nuestro, los conocíamos en la familia.(…)Económicamente daban un déficit tremendo”11. Por su lado N. L. introdujo en su relato a los sindicatos, los trabajadores y una especie de sentimiento de revancha contra lo inglés, como intento de explicar y otorgar otro sentido al cambio significado como deterioro por su esposa: “Fue como una contra-reacción. Los ingleses habían sido tan rígidos, tan estrictos, que cuando a los tipos les dijeron que ellos eran los dueños del ferrocarril: ¡Bueno!- dijeron- ¿nosotros somos los dueños?, y se dedicaron a chupar, hacían lo que querían. Fue como una reacción. Ellos decían que eran los dueños, el sindicato mandaba. El gremio se fortificó cuando compra Perón el ferrocarril. Seguían con esa psicología de hacerlos mierda a los ingleses, y hacían mierda los trenes. Entonces como los ingleses cuidaban muchísimo las máquinas, una de las formas de vengarse era hacer eso. Yo 9

Américo Piscitelli. Cit.

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Américo Piscitelli. Cit.

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N.Z. Cit

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tenía un amigo que decía: ¡ingleses de mierda, algún día me la van a pagar! Este muchacho que te digo, le había encontrado una pieza a los vagones, que puede ser algún buje de bronce, y el tipo se especializó: sacaba los bujes de bronce y vendía el bronce. Otra cosa que echó abajo el ferrocarril fue el robo que era alevoso”12. Dora Lucero de Gil, esposa de un maquinista, además de hablar en términos de corrupción y responsabilidad de los empleados, aporta un sentido político a su explicación de la “decadencia” en los FFCC nacionales: “Fue por la mala administración. Por la mala administración de los mismos empleados. ¿Cómo en la época de los ingleses no daban pérdida y después que se nacionalizan empiezan a dar pérdida? Ramales y ramales que quedaron a la deriva, y nada. Pero ¿por qué?, ¿qué pasó en esa época? En la época de Frondizi, en esa época Acevedo, que era el Ministro de Economía, se ve que él tenía un convenio con la parte de carretera. Empezaron a hacer caminos y darle al camión, a los ómnibus y todo eso”13. Don Américo, desde su puesto de trabajador, miró con otra perspectiva la administración nacional y pudo ponerlo en palabras: “Como trabajador, cuando vino Perón defendió mucho al obrero. Nos dieron menos horas de trabajo y más sueldo. Las ventajas que ahora tenemos, y que las estamos perdiendo algunas, han sido todas más hechas por Perón, Perón y Eva Perón”14. La memoria se erige contradictoria. Es notoria la diferente atribución de significados, socialmente marcada por la pertenencia a posiciones diferentes: un obrero ferroviario y los vecinos y usuarios del tren. La marca hegemónica de la bondad extranjera atraviesa fuertemente la memoria, resquebrajada por la experiencia diferente de quien vivió la injusticia en sí mismo y en los relatos de su familia. La posibilidad de abrir la palabra a experiencias de vida diferentes asegura la multiplicidad de versiones y la emergencia del conflicto.

Orígenes conflictivos de la estación San Luis del Ferrocarril de Buenos Aires al Pacífico La materialidad del hito arquitectónico no revela su historicidad, por el contrario, en el sentido común la arquitectura parece neutralizar los conflictos, ya que la construcción se erige acabada como parte natural del paisaje. En nuestro caso fue un testimonio oral el que nos alertó acerca del complejo proceso de construcción de la

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N.L. Cit

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Dora Lucero de Gil. Entrevista realizada en octubre de 2004, en la ciudad de San Luis. Entrevistador: Cristian Funes.

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Américo Piscitelli. Cit.

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segunda estación de tren, a principios del siglo XX. Testimonio que da por tierra el mito de un “San Luis: pago tranquilo y de buenos amigos”. Don Mario Quiroga Luco contaba, a los 85 años, un relato que él había escuchado en su familia, acerca de un incidente en el que participaron su padre y su abuelo, en la primera década del siglo XX 15. Según este testimonio había en las clases altas de la ciudad mucho descontento con la administración de los ingleses en el Ferrocarril “de Buenos Aires al Pacífico”. Algunos de los intereses lesionados eran: a) bajos sueldos pagados a los pocos criollos que allí trabajaban, b) falta de cumplimiento de franquicias que existía al transporte de carga, c) incendios en los campos de la provincia ocasionados por el vaciado de los hornos de las locomotoras. Este malestar provocó que un grupo de vecinos se organice para realizar una protesta. Según su testimonio “fue una protesta no de pueblo sino de oligarquía”. Estos jóvenes deciden quemar la vieja Estación de Trenes. Le avisan al Juez Federal, Don Valentín Luco y parece ser que éste le responde: - Cuando se vayan me avisan y yo llego dos horas después cuando ya esté quemado. Se fueron en sulky y quemaron la vieja estación. El juez llegó tarde mostrándose sorprendido y ordenó a la empresa inglesa la construcción de un edificio nuevo en otro sitio. Don Mario relacionaba su relato con el traslado de la vieja Estación al emplazamiento actual. Sitúa el suceso en 1910. Para esa fecha ya hacía dos años que la estación Andino no se usaba y los trenes se detenían en el nuevo emplazamiento. Además, ningún otro entrevistado daba cuenta de algún incendio en la vieja estación. Las contradicciones del relato orientaron la búsqueda de otros testimonios y documentación. Versiones periodísticas, empleados del ferrocarril y el Boletín Oficial (30 de julio de 1902) confirmaron razones técnicas que obligaron al traslado de la estación. ¿A qué se refería entonces el relato de Don Mario? El 23 de marzo de 1908 el nuevo emplazamiento de las instalaciones ferroviarias en el boulevard Oeste, fue habilitado para pasajeros, encomiendas y telégrafo16. La empresa inglesa había sido autorizada a habilitar el servicio de pasajeros con una instalación precaria y provisoria que oficiaba como refugio, ya que el edificio no estaba construido. Dicho refugio consistía en una casilla o “tinglado” de madera que se ganó el apelativo popular de gallinero. Esa fue la “estación” quemada a la que se refería Don Mario Quiroga Luco, poniendo de manifiesto los complejos juegos de memoria / olvido y cómo el pasado se reinventa en el recuerdo, según las necesidades del narrador de dar sentido a las 15

Mario Quiroga Luco, fue Profesor de filosofía, con extensa labor docente en nuestra ciudad. Emparentado con muchas familias tradicionales. Falleció en el año 2002. Entrevistado en octubre de 1999 en la ciudad de San Luis. No autorizó la grabación de su testimonio. Entrevistador: María Avelina Rinaldi.

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Fuente: 1.- Fundación Museo Ferroviario. Capital Federal. Luis. Diario La Reforma, 21 y 25 de marzo de 1908.

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2.- Archivo Histórico de la Provincia de San

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lagunas de la memoria. Sin embargo este relato fue el disparador de una búsqueda en otras fuentes y permitió construir hipótesis de trabajo que orientaron la pregunta, la organización de pistas y la aproximación al origen de la construcción del edificio desde el conflicto subyacente, que expresa intereses en juego y luchas de poder. El 1 de junio de 1910 la prensa local se hace eco de la quema del gallinero. La versión oral y la versión periodística hacen referencia al mismo acontecimiento pero es notable la discrepancia en cuanto a la magnitud y a los protagonistas del incendio. Don Quiroga Luco habla de “una protesta no de pueblo sino de oligarquía”, protagonizada por pocos jóvenes de las familias tradicionales de San Luis. Mientras que el periódico habla de una pueblada de ochenta a cien jóvenes. Podemos interpretar esta discrepancia de distintas maneras: por una parte podría ser que el recuerdo de Don Mario esté nutrido por la versión confidencial de algunos de los protagonistas claves de este hecho (su padre y su abuelo) y que el periódico, a sabiendas de los hechos, presentara la noticia con grandilocuencia, dándole un carácter popular para impactar en la opinión pública y en la empresa. Otra posibilidad es que los pocos jóvenes que menciona Quiroga Luco hayan sido los autores materiales del incendio y que a partir del hecho consumado se aglutinara un grupo significativo de vecinos. Otra hipótesis podría ser que la oligarquía puntana (con la cual se sentía identificada la familia de Don Mario) quisiera adjudicarse a ella sola, la osadía ante la empresa inglesa y trasmitiera en el relato familiar solo su propio protagonismo; invisibilizando lo diverso – al modo de los mitos – y exaltando su participación. Tomando como fuente el periódico La Reforma (25/6/1910), los jóvenes de la clase dominante sanluiseña desarrollaron actividades deliberativas y organizativas de protesta que condujeron a la “quema” y continuaron invitando al “pueblo puntano” a acompañarlos, particularmente para un “Gran Mitin de protesta contra los abusos y desmanes de la empresa de Buenos Aires al Pacífico”. La represalia no tardó en llegar: según El Heraldo del 15 de junio de 1910 “Todas las noches se sienten disparos de armas haciendo resonar el espacio. ¿Qué es? La estación. La empresa de los ingleses, custodiada por tropas de línea. ¡Oh popularidad!”. Mientras que La Reforma, el 16 del mismo mes, denuncia que el “(…) jefe del batallón 16 de infantería (ha sido instruido para que) vigile los intereses de la empresa ferroviaria extranjera (...) así se obliga a los pueblos a dictar resoluciones extremas como la que redujo a cenizas la pocilga”. Este movimiento finalmente dio sus frutos, en lo que respecta a la construcción de un edificio digno para la estación San Luis. Si bien apoyamos la hipótesis de que fue un conflicto entre fracciones de la clase dominante, tomando como atenuante la posición marginal de las clases altas sanluiseñas en el campo socio-económico nacional; no fue justamente la representación de un “pueblo tranquilo”, como versa uno

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de los lemas esgrimido por los sectores dominantes actuales, la que alentó al enfrentamiento con la alianza Gobierno – Empresa Inglesa. Según expedientes encontrados en el Museo Ferroviario (ciudad de Buenos Aires) la empresa fue intimada por la Dirección Gral. de Ferrocarriles -Ministerio de Obras Públicas de la Nación- a terminar la obra: se deslindaron responsabilidades, se fijaron plazos e inspecciones y la estación fue autorizada para su uso el 15 de abril de 1912.

Fachada de la estación San Luis del B.A.P. en la “época de los ingleses” Gentileza: Arq. Jorge Tartarini.

Los citados expedientes contienen nutrida información, que no detallamos por razones de espacio; sin embargo, no habríamos ido en su búsqueda, ni habrían tenido el mismo sentido, de no mediar aquel testimonio oral de Don Mario Quiroga Luco.

Conclusiones Hasta aquí hemos reconstruido algunos aspectos conflictivos entre los intereses de la empresa inglesa “de Buenos Aires al Pacífico” y diferentes sectores sociales de la ciudad de San Luis, en la primera mitad del siglo XX. En un contexto actual, donde el campo del poder local reinventa cotidianamente el pasado, provocando distorsiones y olvidos, para anudarlo a la propia permanencia en el poder, se hace imprescindible recuperar y sostener otras representaciones del si mismo colectivo, y en este caso posibilitar la comprensión de las continuidades y discontinuidades, avatares y conflictos de una actividad que contribuyó a cambios profundos en nuestra región en el siglo XX. Si pudimos recuperar parte de nuestra memoria ferroviaria, fue porque aún vivían sujetos que pudieron narrar sus recuerdos. Reafirmamos la Historia Oral como herramienta esclarecedora para investigar el pasado reciente y refutar mitos instituidos www.revistatestimonios.com.ar

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por regímenes actuales, en sus luchas por construir hegemonía (particularmente en contextos con tradiciones historiográficas residuales). El abordaje de la Historia Oral nos permitió desocultar conflictos y develar otras representaciones del pasado silenciadas por la memoria oficial. Nos permitió también introducir una fisura en el campo historiográfico local, logrando cierto grado de reconocimiento de la oralidad en la construcción del conocimiento histórico.

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WILLIAMS, Reymond Marxismo y Literatura. Ediciones Península. Barcelona. 1997.

Entrevistados 

Américo Piscitelli. 93 años. Empleado ferroviario jubilado como Maquinista. Entrevista realizada en noviembre de 2001 en la ciudad de San Luis.



Dora Lucero de Gil. 67 años. Esposa de un empleado ferroviario que se desempeñaba como Maquinista. Entrevista realizada en octubre de 2004, en la ciudad de San Luis.



Hermela Gil de Páez. 77 años. Hija de un empleado ferroviario que se desempeñó como Jefe de la estación San Luis del B.A.P. en los primeros años de la década del ’40. Entrevista realizada en octubre de 2004, en la ciudad de San Luis.



Mario Quiroga Luco. 85años. Profesor de filosofía. Emparentado con muchas familias tradicionales de la ciudad. Entrevistado en octubre de 1999 en la ciudad de San Luis.



N.Z. 78 años. Vecina de la estación e hija de un empleado ferroviario que se desempeñaba como Guarda. Entrevista realizada en agosto de 2004, en la ciudad de San Luis.



N.L. 78 años. Vecino de la estación. Entrevista realizada en agosto de 2004, en la ciudad de San Luis.

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Testimonios www.revistatestimonios.com.ar

Año 1 Nº 1 – Invierno 2009 ISSN 1852 - 4532 ---------------------------------------------------------------------

Pueblos originarios. Fronteras, historia y memorias Dora Eloisa Bordegaray Resumen: Este artículo relata algunas experiencias vividas en talleres de historia oral desarrollados con docentes que trabajan en escuelas en cuya matrícula hay niños/niñas y adolescentes de familias aborígenes que viven en regiones de frontera. A partir de dichos relatos procura analizar las tensiones entre las memorias de las comunidades aborígenes y la historia escolar que se presenta como única versión del pasado desacreditando otras formas de representación del mismo. Palabras clave: escuela – historia – memoria – desigualdad - diferencia Abstract: This paper describes some experiences ocurred in Oral History Workshops developped with teachers who work at schools with children and teenagers from indian families that live en frontier zones. These reports are used to analyse tensions between the memories of the communities and the history told al school which appears like the unique and exclusive vertion of the past, and disreputes another ways of represent it. Key words: school – history – memory – unequality – difference

1.- Pueblos originarios y escuela Quienes reconocen su pertenencia a algunos de los pueblos originarios que existen en territorio argentino constituyen alrededor del 3% de la población total de la argentina. Dichos grupos han sido invisibilizados a tal extremo, que el sentido común sostiene que la población argentina actual es resultado casi exclusivo de la inmigración europea y que los grupos aborígenes están extinguidos. Esa invisibilización, en gran parte, es la consecuencia lógica del trabajo de homogeneización que realizó la escuela a lo largo de más de un siglo. El sistema educativo argentino se construyó sobre un mito fundante que expresa la imagen dicotómica “civilización/barbarie”, acuñada por Sarmiento (Puiggrós 2003). Se utiliza aquí el término “fundante” en su doble acepción: ser el primero, el que instituye y al mismo tiempo ser el que sostiene porque es cimiento. Pero además, cada uno de esos www.revistatestimonios.com.ar

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términos connota una serie de ideas que completan un discurso en el que el punto nodal es el antagonismo. En “barbarie” estarán los rudimentos de la vida campesina, plebeya, salvaje, los pueblos despolitizados y posiblemente la supuesta “naturaleza” provinciana. En cambio “civilización” representa ideas de igualdad, democracia, los progresos materiales y del espíritu, la idea de pueblos libres, conformados por ciudadanos semejantes a los estadounidenses o europeos (Svampa 2006). Y si Sarmiento había visto la barbarie en los gauchos y los indios, Ramos Mejía observó una barbarie semejante en los grupos de inmigrantes que iban llegando al país, a fines del siglo XIX y comienzos del XX (Ramos Mejía, 1956). A unos y otros hubo que civilizarlos y por tal razón las escuelas prohibieron el uso de cualquier otra lengua que no fuese el castellano standard e impidieron recordar héroes que no fuesen los del panteón nacional argentino. El modelo social que se constituyó en el único a transmitir, reflejaba con exclusividad las características, costumbres, creencias y proyectos de las clases medias urbanas. Ahora bien, ese mito fundacional se reproducía en el cotidiano escolar justificando y legitimando una realidad racista y expulsora. Numerosos grupos no podían siquiera asistir a la escuela: eran las poblaciones rurales y las de zonas marginales urbanas. Entre esos grupos, algunos pocos niños lograban ingresar al primer grado y permanecer unos años en el sistema. Pero si provenían de tradiciones culturales diferentes al ideal civilizatorio, corrían el riesgo de ser categorizados como “con problemas”, “con bajo cociente intelectual”, “fronterizos”. De ese modo, el sistema escolar se veía a sí mismo fuera de esas cuestiones, manifestando no tener responsabilidades respecto de esos grupos y las dificultades de esos niños y niñas parecían estar inscriptas en ellos. Eran ellos quienes presentaban obstáculos insalvables por su propia incapacidad y por tales razones eran expulsados. La sociedad reafirmaba lo sentenciado por la institución escolar con ideas como “no le da la cabeza”, es “tonto”, o como se dice en las provincias del noroeste argentino: “es opa”. A mitad del siglo XX se universalizó la asistencia a la escuela primaria y en el último cuarto de siglo esa generalización fue extendiéndose hasta la educación media. Es en ese período cuando se manifestó el problema de la “otredad” en toda su magnitud: altos índices de repitencia, sobre-edad y por último, el abandono de la escolaridad. Frente a esa problemática, los maestros y profesores sostenían y sostienen no estar preparados para afrontar situaciones pedagógicas en contextos multiétnicos. Al mismo tiempo señalan que en su formación docente perseveran representaciones de aulas homogéneas, compuestas por alumnos/as que representan a un supuesto “alumno término medio” que se parece más al ideal de los sectores medios urbanos que a los/as niños/as reales. Además, afirman que siguen vigentes imágenes y conceptualizaciones acerca de las comunidades indígenas señalándolas como extinguidas y parte de un pasado incivilizado. Estas dos imágenes, la de la homogeneidad en el aula y la de la extinción de las comunidades aborígenes son www.revistatestimonios.com.ar

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constantemente desmentidas por la realidad. Sin embargo la ilusión de la homogeneidad impide percibir a la diversidad dentro del aula como un atributo positivo y termina constituyéndose en un problema. En consonancia, con aquel afán homogeneizador la historia escolar fue pensada y hecha a la medida del ámbito nacional y llegó en versión única y por igual a todas las escuelas de todas las regiones del país. Fue una disciplina de saber que era instrumento para lograr la cohesión nacional y para la difusión de valores asociados a dicha nacionalidad y se convirtió (por medio del recuerdo de las efemérides) en un ritual pedagógico que no sirve para explicar el pasado (Romero 2004). A pesar de lo descrito se han hecho esfuerzos en los últimos años, por incorporar los avances de los conocimientos académicos, por reformular imágenes estereotipadas y por abordar nuevos temas, contextualizando los hechos históricos. Sin embargo, respecto de los pueblos originarios, en general se los trata de manera poco reflexiva o analítica; su aparición en el relato histórico es de tipo fragmentario y esporádico y los momentos más conflictivos entre la sociedad nacional y los pueblos originarios son omitidos o abordados de forma simplificada o desde concepciones con alto grado de etnocentrismo. (Novaro 2004) Muchos especialistas en educación intercultural señalan la necesidad imperiosa de las escuelas que atienden poblaciones originarias: contar con materiales didácticos y textos en los que los alumnos y sus propias familias puedan verse reflejados a través de sus costumbres, sus relatos sobre el pasado y sus formas de hablar (ya sea en una lengua originaria o en los dialectos propios y/o en los regionalismos del español). Dichos pedagogos sostienen que ésa es una de las mejores maneras de facilitar el ingreso al mundo de la cultura escrita: Toda vez que los sujetos de aprendizaje se perciben parte de los materiales didácticos puesto que están presentes en narraciones o imágenes, pueden comenzar a sentir que la probabilidad de pertenecer al mundo alfabetizado entra en su horizonte de posibilidades. De acuerdo con este criterio mencionado y a partir de la recepción de inquietudes tanto de docentes como de escuelas en orden a trabajar con la diversidad cultural, el Ministerio de Educación de la Nación diseñó diversos mecanismos de intervención. Esas tareas se realizaron desde la Dirección Nacional de Políticas Compensatorias, a través del Proyecto “Mejoramiento de la Calidad Educativa de las Poblaciones Aborígenes” durante los años 2000 a 2004 y, a partir de junio de ese mismo año hasta fines del 2007 por medio del “Programa Nacional de Educación Intercultural Bilingüe”. Dentro de aquellos dos grupos de trabajo mi responsabilidad1 implicaba el diseño, organización y ejecución de acciones de asistencia técnica, de capacitación docente y de elaboración de materiales didácticos para el área de 1

Si bien el equipo estaba conformado por varias personas, la especificidad de mis tareas la compartí sucesivamente con las antropólogas María José Vázquez y Gabriela Novaro y con la socióloga María Mérega.

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ciencias sociales, especialmente textos de Historia. Para materializar dichas acciones realizamos en distintas zonas del país talleres de historia oral con el doble propósito de capacitar docentes en esa metodología y de relevar memorias que pudieran formar parte de algunas publicaciones de uso escolar.

2.- Dos ejercicios de memoria En todas las localidades donde se llevaban a cabo talleres de historia oral se comenzaba el trabajo realizando un ejercicio de memoria. Entre los registros, se han seleccionado aquí sólo dos situaciones que pueden considerarse representativas del conjunto. Las mismas sucedieron en las provincias del Chaco y de Jujuy en los años 2002 y 2006, respectivamente. En la Provincia del Chaco, los talleres se habían organizado por invitación de las escuelas de educación media de la ciudad de El Sauzalito enclavada en el llamado “impenetrable chaqueño”. El Impenetrable es una región árida con monte de vegetación espinosa y densa que la convierte en una zona casi inaccesible. Su extensión es de alrededor de 4 millones de hectáreas de las cuales 1 millón se encuentra en estado virgen. El clima es cálido y seco, con veranos extremadamente calurosos. El Sauzalito se encuentra a 557 km. de la capital provincial, Resistencia, y a 274 km. de la ciudad de Juan José Castelli, donde la cinta asfáltica se interrumpe. Tiene 7179 habitantes2, la mitad de los cuales se reconoce wichí. Llegaron allí por el proceso de arrinconamiento al que fueron y siguen siendo sometidos (Martínez Sarasola: 1992) y tienen altos porcentajes de desocupación. Los docentes del lugar habían pedido un curso de capacitación y hasta sugirieron la temática y el nombre del taller “Blancos, criollos y wichís. El etnocentrismo en la escuela”. Basaron su elección en lo que ellos mismos veían como una necesidad: sensibilizar en el tema discriminación y aportar estrategias de fortalecimiento identitario. Asistieron cerca de 80 personas provenientes de la ciudad de El Sauzalito y de zonas aledañas. Eran maestros de grado, profesores de educación media y auxiliares docentes aborígenes (ADAs)3. La primera tarea fue grupal y sus resultados se pusieron en común por medio de una reunión plenaria. En ella una maestra hizo el siguiente comentario: “Yo viví hace unos años en Comandancia Frías. Cuando comencé a construir mi casa y se hicieron los cimientos, nos encontramos con restos humanos. Mi marido y yo 2

Según el Censo Nacional del año 2001. En dicho censo queda establecido que casi 60% de los habitantes de El Sauzalito no tiene instrucción o no asistió a la escuela primaria.

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Los ADA son miembros de la comunidad, alfabetizados y con capacitación para el trabajo escolar. Forman parte de la planta funcional de la institución y sus funciones son acompañar a niños y jóvenes – que en gran número ingresan al sistema escolar monolingües en idioma wichí- y ayudar a los maestros/profesores en la tarea cotidiana del aula.

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supusimos que podían pertenecer al comandante Frías o a alguno de sus hombres porque muy cerca de ese lugar se encontraban vestigios de la empalizada que rodeaba el antiguo fuerte. Fuimos varias veces al destacamento policial para ver si podían rescatar esos restos, estudiarlos y en el caso de ser lo que nosotros creíamos, llevarlos a un museo o poner allí un recordatorio, un monumento… Pero todas nuestras gestiones fueron infructuosas. Aquí no se le da importancia a la historia.” Su intervención no produjo ningún comentario inmediato y se leyeron otras conclusiones. Casi al final del plenario una auxiliar docente aborigen que había estado trabajando en el mismo grupo de la maestra mencionada, sin pedir la palabra, con la cabeza gacha y la vista puesta en el suelo del salón dijo con voz pausada: “Mi abuela lloraba, lloraba y lloraba …. Cuando venían los blancos ella sabía que tenía que agarrar a los más chicos y correr hacia el monte. Allí esperar y esperar.……… Cuando volvía, días después, … encontraba a todos muertos…”. Le preguntamos acerca del lugar de origen de su abuela y pronunció algunas palabras en wichí. Vuelta a preguntar dijo que su familia había vivido en Comandancia Frías. El segundo relato corresponde a un taller reunido en la ciudad de Abra Pampa, provincia de Jujuy. Esta ciudad de alrededor de 9.425 habitantes se encuentra en la región de la Puna, a 3.484 metros sobre el nivel del mar y a una distancia de 230km. de San Salvador, capital de la provincia. La región es sumamente árida y de clima extremo a tal punto que en 1883 fue llamada "Siberia Argentina", nombre que no prosperó. La mayor parte de la población se reconoce kolla y afronta en los comienzos del siglo XXI dos graves problemas: el alto índice de desocupación y la contaminación de las aguas con plomo (el 81% de los niños tiene niveles de plomo en sangre dañinos para su salud)4. En Abra Pampa los talleres se organizaron con el objetivo de introducir en la metodología de la historia oral a docentes, funcionarios de las áreas de cultura y agentes de salud de los cinco departamentos puneños de Jujuy5. La primera tarea grupal propuesta fue un ejercicio para constatar empíricamente la operación propia de la memoria personal, sobre un hecho acaecido en el año 1993. Se les dio a los grupos la consigna siguiente: “¿Qué recuerdan Uds. del día 19 de abril de 1993, cuando el Volcán Lascar entró en erupción? ¿Cómo fue ese día?” En la reunión plenaria en la que cada grupo comentaba sus recuerdos y conclusiones, fueron mencionados diferentes aspectos, situaciones y hasta distintas explicaciones sobre el tema en cuestión. Un grupo de jóvenes se destacó por sostener una interpretación basada en relatos orales de la región, que puede resumirse con la idea de un supuesto achicamiento del volcán Láscar conforme se han ido sucediendo las erupciones. Su intervención fue ratificada con un afiche en el que se graficaba ese proceso. 4

Ver Defensor del Pueblo de la Nación del 19/10/2007 http://www.defensor.gov.ar/informes

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Los departamentos son Cochinoca, Rinconada, Santa Catalina, Yavi, Susques.

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Al final de ese plenario, un geólogo que participaba como invitado tomó la palabra y afirmó que él también había sido testigo del hecho en cuestión pues en aquel año trabajaba como experto en un ente nacional que lo había comisionado para observar y registrar el suceso. Luego, a partir de sus conocimientos académicos, explicó la imposibilidad de un proceso geológico que implicase el achicamiento de los volcanes en general y de éste en particular. Reafirmó que el núcleo magmático del Láscar intenta salir y que, por lo tanto no se achica sino que, muy por el contrario, va creciendo con cada erupción, como todos los volcanes.

3.- Memorias en las fronteras Hasta aquí estos dos relatos muestran lo que tantas veces hemos comprobado en nuestros trabajos de campo: la existencia de memorias contrastantes y sus complejos vínculos con la historia. (Nora 2006) Pero en estos dos casos el conflicto suscitado entre las memorias de los miembros de las comunidades indígenas y los representantes no indígenas que tienen una formación académica presenta varias facetas que pueden ser asociadas a la idea de frontera. En primer lugar, la manifestación de versiones excluyentes comenzaba a revelar la existencia de una frontera o límite que podríamos llamar epistémico y que queda enmarcada en la contraposición entre oralidad y escritura. (Ong 1993: 38 y 81) La primera condensa múltiples significaciones y nos remite a las memorias diversas que pueden dar cuenta de una misma realidad, mientras que la segunda aspira a la exactitud y es el dispositivo a través del cual se da a conocer la historia6. Desde la cultura escrita que representa la escuela y desde la academia se presentó un discurso taxativo. En cambio, los participantes que hablaron basándose en relatos tradicionales, presentaron un discurso que aparece como mucho más impreciso, ambiguo y pleno de subjetividad. Al presentarlo bajo esas formas toda esa cosmovisión (Lenkensdorf 1998: 27-30) o dicho de otra forma, toda esa manera de percibir la realidad quedó identificada o más bien “sujetada” a un tipo de discurso que puede ser sospechado como poco sólido. (White 1992: 41) Por ello y como en juego de espejos se presentaron la narración mítica y la explicación histórica. En la institución escolar la primera suele ser valorada tan sólo como leyenda, casi como una concesión que el docente hace a aspectos folclóricos y “folclorizados”; la segunda se presenta como la única explicación racional y por ende, que puede alcanzar jerarquía científica. Es que la historia se presenta como superadora del relato mítico, como habiendo traspasado una frontera., la de los saberes antiguos y ha ingresado al ámbito de un conocimiento más cuidado y preciso.

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Debemos recordar que en las representaciones clásicas, Clio, musa de la historia suele aparecer con un rollo de escritura en las manos.

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Todos los argumentos que se esgrimieron quedaron inscriptos en un marco ideologizado. Unos resultaban vinculados con el rango que tiene el conocimiento histórico, es decir adquirían calificación de valederos y en ciertos aspectos casi inapelables pues se basan en documentos escritos, observaciones, registros, explicando “lo que realmente sucedió”. A ese tipo de saber que la sociedad moderna ha construido (Lander 1993. 22 y 44) se les asigna cierta superioridad. Los otros recuerdos se ubicaron como relatos populares o recuerdos personales es decir, planteos más cercanos a la opinión y a lo religioso que a las certezas. Este tipo de saber se encuentra estrechamente ligado a lo que la cultura occidental ha llamado mito, es decir una creencia establecida a través de generaciones con relación a ciertos hechos sorprendentes que no son pasibles de verificación objetiva y que tienen un sentido oculto. Frente a esta realidad que jerarquiza al conocimiento occidental, al mismo tiempo que desprecia otras maneras de pensar se sitúan los reclamos de algunos representantes de naciones originarias hacen a las autoridades educativas tanto provinciales como nacionales. Muchos de ellos demandan excluir de la currícula escolar la enseñanza de la asignatura historia. Sostienen con vehemencia: “no queremos que se les enseñe Historia a nuestros hijos en las escuelas, sino que aprendan sus propios mitos”7 y argumentan que la historia escolar ha servido para dar sustento ideológico a su sometimiento y que al día de hoy, su enseñanza no hace nada más que reforzar viejos prejuicios y estereotipos, socavando la autoestima de las generaciones jóvenes de los pueblos originarios. Pero la epistémica no es la única frontera que connotan o sugieren las dos situaciones relatadas. Más allá de los márgenes aludidos se entraman otras múltiples regiones limítrofes. Desde el punto de vista espacial es necesario identificar una frontera de tipo geográfico y socio-ambiental, tanto en el Impenetrable como en la Puna. En los dos lugares las condiciones ecológicas adversas y la escasez de riquezas potenciales susceptibles de una explotación rentable, hacen permanecer en una especie de letargo económico a esas regiones. Esta realidad se transforma en un límite económico, que marcado por las características determinantes de la estructura productiva lleva al establecimiento de otras fronteras subsidiarias de aquélla: las de la marginalidad y la pobreza. Desde el punto de vista del ejercicio de la soberanía estatal ambas localidades se hallan en regiones compartidas entre estados: la Puna es territorio de Bolivia, Chile y Argentina y la región Chaqueña forma parte de Paraguay, Bolivia y Argentina. Para la República Argentina esas regiones son de los últimos territorios en ser incorporados a la soberanía nacional. El proceso histórico por el cual la región chaqueña quedó 7

Argumentación sostenida por representantes de comunidades mapuche durante la realización del Primer Encuentro Nacional “Identidades y Escuela”, llevado a cabo en la Universidad Nacional de Luján, en el año 2003.

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integrada efectivamente comenzó con la Campaña Militar que puso fin a las llamadas fronteras internas con el indio entre 1870 y 1917, año en que se declaró oficialmente finalizada la conquista del “desierto del Norte”. Chaco fue organizado como un Territorio Nacional en 1882, dependiendo directamente del Ejecutivo Nacional. En el caso de la Puna jujeña hay que recordar que toda esa zona conformó el ‘Corregimiento de Atacama’ dependiente del Departamento de Potosí (Bolivia) hasta 1879, pasó luego a ser territorio chileno después de la Guerra del Pacífico y recién en 1898 por el Tratado de Límites firmado con Chile ese sector oriental de la Puna se anexó al territorio argentino. En el año 1900 se creó el ‘Territorio Nacional de los Andes’ también dependiente del Poder Ejecutivo de la Nación, y se lo dividió en 3 partes Norte (Susques), Centro (Pastos Grandes), y Sur (Antofagasta). Recién en 1943 estas zonas se adjudicaron a las provincias de Jujuy -departamento de Susques-, de Salta y de Catamarca. Ambos procesos, con sus especificidades, están inmersos en luchas por la posesión de las tierras junto con procesos religiosos y/o milenaristas. En el Chaco, las matanzas de grupos aborígenes que la historia reconoce, llega hasta hace pocas décadas8 En la Puna reclamos por la propiedad de las tierras que fueron reprimidos brutalmente, tal el caso de la batalla de Quera de 1874 continuaron realizándose hasta mediados del siglo XX9. En otro orden, puede también hablarse de la existencia de una frontera vinculada a la situación idiomática. En la Puna no queda rastro alguno del kunza, la lengua originaria del pueblo Atacama, pueblo que habitó la región con anterioridad al dominio incaico. Distinto es el caso de la lengua quechua, que se introduce con aquel dominio. Siendo de uso común hasta principios del siglo XX, comienza a desaparecer paulatinamente con la expansión del sistema escolar especialmente con la universalización del ingreso a la escuela primaria que en esa región se produce en de los años ’50 del siglo XX. Lo cierto es que al día de hoy persiste un marcado sustrato de la lengua quechua en el habla de los lugareños, pudiendo identificarse una variedad regional del español. En el Chaco la cuestión lingüística presenta sus propias complejidades: existen variedades del wichí que es lengua franca en el noroeste de la provincia pero, también se habla allí el toba y una variedad regional del español. En casi todos los casos, el sistema educativo ha visto el bilingüismo español-lengua originaria como un problema y ha responsabilizado a la lengua aborigen de las dificultades de la alfabetización en español. Sin embargo no ha utilizado el mismo criterio para lenguas jerarquizadas como son las europeas.

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Fortín Yunká en 1919, Napalpí en 1924, El Zapallar 1935/37. En la misma región chaqueña pero en una zona perteneciente a la actual provincia de Formosa se produjo la matanza de Rincón Bomba en 1947.

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Desde Abra Pampa partió hacia Buenos Aires el llamado Malón de la Paz en 1946 con el objeto de obtener las tierras que ancestralmente ocupaban.

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Pero además es posible distinguir una frontera etaria o generacional que marcan algunos jóvenes de ambas regiones y que participaron de los talleres en cuestión: eran jóvenes muy comprometidos con la búsqueda de una identidad propia que les sirva como herramienta de lucha contra la discriminación y en la defensa del ambiente regional. Se saben miembros de comunidades que históricamente han sido dominadas pero que actualmente, en nombre de la democracia son muchas veces invitadas al diálogo y a la participación en el proceso de construcción y/o ampliación de la ciudadanía. En ese proceso, ellos/as ni siquiera son considerados referentes de sus propias colectividades sino que son los que están “aprendiendo a ser”. Enfrentados a este doble desafío de reconocimiento que se da tanto al interior de sus comunidades como hacia el afuera, buscan y adhieren a valores que creen tradicionales, aquellos de los que han sido desprovistos como consecuencia de la historia de dominación y sometimiento de su propia cultura.

Historia y memorias en conflicto En los talleres buscábamos armar una historia que tomara en cuenta todos los recuerdos de los participantes, con la pretensión de entretejerlos en un relato que incluyese distintas miradas. Pero los resultados fueron más allá de la confrontación de memorias; una de ellas quedó des-jerarquizada, asociada a lo mítico, tal como los historiadores clásicos ubicaban a los pensamientos que llamaron proto o pseudos históricos (Collingwood 1952: 23). Por más que pudieran ser considerados “acercamientos particulares y privilegiados” a las concepciones del tiempo y de la historia. (Le Goff 1991: 21) igualmente quedarían ocupando un lugar subsidiario. La versión legitimada fue la que presentaron los grupos no aborígenes, los más cercanos a los sectores que detentan el poder en esas localidades. Y a pesar de que la mayoría de la población se reconoce como perteneciente a un pueblo originario, las relaciones entre indígenas y no indígenas parecieran repetir situaciones coloniales, constituyendo los primeros mencionados lo que se podrían llamar, grupos subalternos. (López 2006) Una vez más la cultura hegemónica que parece desconocer la deuda pendiente que tiene con los pueblos originarios, impuso su visión a través de una de sus instituciones paradigmáticas: la escuela. La cultura occidental sometió y arrinconó a las comunidades por medio de la conquista primero y por su integración al régimen económico dominante, después. Este último proceso se vivió con gran fuerza en la Puna y en el Chaco cuando lo ingenios azucareros del noroeste argentino necesitaron mano de obra barata y trasladaron compulsivamente a los pobladores de esas regiones (Rutledge 1987), en las décadas de 1920 y 1930. Luego, la expansión del sistema educativo operó un sometimiento ideológico que desvalorizó y prohibió la lengua originaria, gran parte de las costumbres y hasta las formas de pensamiento de estos pueblos. Sin duda esta www.revistatestimonios.com.ar

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historia de opresión tiene tanta vigencia en la actualidad, que opera simbólicamente aún cuando se dispone de un espacio de aproximación al diálogo intercultural, como intentaron ser los talleres de referencia. En algunas provincias y localidades “ …el poder de los distintos grupos está distribuido inequitativamente como consecuencia de una historia determinada por la relación dominador-dominado (…) El caso de los grupos indígenas es representativo de esto, dado que para su mera subsistencia se han visto obligados a conocer y manejar los códigos de los grupos que han detentado el poder, estrategia que ha sido innecesaria para estos últimos”. (Samaniego 2004: 99) Por último operaron quizás formas de interpretar la realidad con una cuota de disciplinamiento colonial que impiden apreciar los saberes locales sin atarlos exclusivamente a la subalternidad. (Castro Gómez 2002: 13) La distribución desigual de la riqueza deja a estas comunidades al margen del disfrute de gran parte de los bienes materiales e inmateriales que tienen a su alrededor. Las familias que forman estas comunidades viven en tierras que ocupan desde tiempos ancestrales, en el caso puneño o han sido acorraladas en ellas por el avance de la sociedad blanca como sucedió en el Chaco. No tienen calificaciones laborales ni académicas suficientes para insertarse competitivamente en el mercado laboral; tampoco acceden a lugares de relevancia en los ámbitos educativos/culturales, a pesar de los esfuerzos de los últimos años por institucionalizar una educación intercultural. Y la discriminación que sufren en la sociedad es vivida casi como normal. Allí, cerca del límite entre países, cerca del margen que divide grupos socioculturales diversos y desiguales, la imposibilidad de entenderse parece ser una calamidad continuada, sistemática y persistente. No llegamos a percibirla tal porque el sentido común (Geertz 1994: 95) cubre la problemática haciendo que se la visualice como la forma natural de convivencia, en vez de advertir que es pasible de ser catalogada como una tragedia social. Ubicar estos conflictos en el orden de lo aciago sería quizás el primer paso que debería dar la escuela para comenzar a transitar un camino hacia posibles alternativas a la problemática relación entre estos grupos. De esa forma, ambos podrían permitirse reconocer que son sólo una parte, tanto en el conflicto como en su probable resolución y de allí en más tolerar la diferencia que representa el “otro” y admitir la propia incapacidad para poder entenderlo.

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Año 1 Nº 1 – Invierno 2009 ISSN 1852 - 4532 ---------------------------------------------------------------------

“¡Qué vida... la vida del pobre! La reconstrucción de prácticas sociales de los migrantes rurales pobres de la ciudad de San Luis en la primera mitad del Siglo XX a partir de sus testimonios”1 What a life... the poor’s life! Reconstructing social practices of poor rural migrants of San Luis city in the first half of the 20th century from their testimony. Estela Beatriz De Dios2, Sandra Elizabeth Boso3 y Mónica Inés Mazzina4 Resumen: Cuando un grupo migra lleva consigo saberes y costumbres que constituyen su cultura. A principios del Siglo XX, en San Luis, Argentina, se producen migraciones del campo a la ciudad. Estos movimientos se contextualizan en el proyecto modernizador nacional iniciado en 1880, con la expansión del ferrocarril y las políticas económicas con el acento en la producción exportable. San Luis no fue favorecida con esas políticas incorporándose marginalmente al mismo. Este proceso aceleró las condiciones para producir los movimientos migratorios. Desde el Proyecto de Investigación “Patrimonio cultural y didáctica” estudiamos la realidad de la ciudad de San Luis entre 1880 y 1950. El objetivo es recuperar saberes y conocimientos sobre el patrimonio cultural arquitectónico para realizar trabajos de transposición didáctica. Hemos investigado: Boliches, Viviendas, Cementerios entre otros hitos. La metodología utilizada fue la propia de la Historia Oral, por lo cual los testimonios de quienes habitaron y utilizaron esos espacios -y sus descendientes- fue nuestra principal fuente de información, que al contrastarla con relatos periodísticos de la época, la escasa bibliografía existente e imágenes fotográficas nos permitieron un acercamiento particular al pasado. 1

Proyecto de Investigación “Patrimonio Cultural y Didáctica” - Facultad de Ciencias Humanas - Universidad Nacional de San Luis

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ededios @ unsl.edu.ar

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sandrb @ unsl.edu.ar

4

mmazzina @ unsl.edu.ar

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De esta investigación surge como emergente la presencia en la ciudad de los sectores populares, entre los que aparece el criollo pobre –principal protagonista del movimiento migratorio–. Las prácticas que lo definen son las propias del sector rural. Nuestra ponencia analiza algunas prácticas de estos migrantes del campo a la ciudad, referidas a: el trabajo, la diversión, la vida en torno a la vivienda y la muerte. Palabras claves: Criollo pobre – Migraciones – Trabajo – Vida cotidiana – Muerte Abstract: When a group of people migrate, it does it with its own knowledge and habits which constitute its culture. Early in the 20th century, in San Luis, Argentina, people migrated from the countryside to the town. These movements take place within the framework of the national modernizing project which started in 1880 with the expansion of the railway network and the economic policies which focused mainly on exportable goods. As San Luis was not favored by these policies, it had a marginal role. As a consequence, this process sped up the conditions to bring about these migratory movements. The Research Project “Cultural Heritage and Didactics” studies social life in the city of San Luis from 1880 through 1950. The aim is to learn about the architectonic cultural heritage in order to carry out didactic transposition work. We have already done research on discos, dwellings, cemeteries, among others. As the methodology used was the Oral History, the main source of information was the testimonies of the inhabitants of that time and their descendants. This information was contrasted to and complemented by journal reports, the scant bibliography available and photographs of that period. The results of this investigation show the presence of popular sectors in urban areas, such as the criollo pobre- the main actor of the migratory movement. He is characterized by the social practices of the rural sector. This work analyzes some of these migrants practices as regards work, entertainment, everyday life at home and death. Key Word: Criollo pobre – Migrations – Work – Everyday life – Death

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“¡Qué vida... la vida del pobre! La reconstrucción de prácticas sociales de los migrantes rurales pobres de la ciudad de San Luis en la primera mitad del Siglo XX a partir de sus testimonios” ---------------------------------------------------------------------

Introducción El Proyecto de Investigación “Patrimonio Cultural y Didáctica de lo Social” de la Universidad Nacional de San Luis, Argentina, centra su estudio sobre la realidad de la Ciudad de San Luis en el período comprendido entre 1880 y 1940 y tiene como objetivo recuperar saberes y conocimientos sobre su patrimonio cultural arquitectónico para realizar trabajos de transposición didáctica. Desde este proyecto hemos investigado diferentes hitos, que ha implicado el estudio de las prácticas sociales de los grupos relacionados con ellos. En esta oportunidad tomamos en consideración las prácticas que se derivan de tres de los hitos investigados: Vivienda Rururbana, Boliches y Cementerios Públicos. A partir de estos hitos reconstruiremos algunas de las prácticas sociales realizadas por los migrantes rurales pobres de la ciudad de San Luis de principios de siglo XX en torno a: el trabajo, la diversión, la vivienda y la muerte. La metodología de investigación estuvo fuertemente apoyada en la Historia Oral, por lo cual el trabajo se nutre de testimonios de entrevistados que aportaron información, anécdotas y recuerdos que, en algunos casos, se constituyeron en la fuente primordial para reconstruir ciertas prácticas que no están registradas en otro tipo de documentación. Conceptualizaciones previas A fines del siglo XIX y principios del XX, Argentina define su política nacional a partir de un proyecto modernizador gestado e implementado por un grupo de políticos, militares e intelectuales, fuertemente ligados a intereses económicos, denominado “Generación del ‘80”. La centralidad de este modelo estaba en la incorporación del país al mercado internacional como productor-exportador de materias primas provenientes del sector agropecuario en el contexto de la división internacional del trabajo. Para llevar la producción agropecuaria desde el interior a los puertos (desde donde partía en barcos a Europa) se construyó y expandió el ferrocarril. De este modo, el modelo dividió al país en zonas económicamente aptas para la producción y zonas marginales. Las primeras fueron privilegiadas desde la inversión y constituye la conocida “pampa húmeda”, mientras que las otras zonas entraron a este modelo económico de diversas maneras, y la provincia de San Luis en particular, no fue favorecida quedando en una situación de marginalidad. El proceso descripto necesitó, desde la ideología que lo sustentaba, de mano de obra “calificada”: aparecen en escena los “inmigrantes europeos”. Las características propias del estilo anglosajón fueron las buscadas por los gobernantes, sin embargo, www.revistatestimonios.com.ar

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los que llegaron fueron mayoritariamente inmigrantes italianos y españoles; a los cuales se sumaron los de procedencia de otros países europeos y los asiáticos, fundamentalmente, sirio-libaneses. A San Luis llegaron inmigrantes procedentes de los lugares mencionados, pero al mismo tiempo se produce una migración interna, de las zonas rurales a la ciudad. Los migrantes se instalaban en la ciudad de San Luis (capital de la provincia homónima) que modificaba el aspecto: se transformaba desde una “aldea color de barro” a una “ciudad moderna”. Este cambio de la ciudad fue dejando sus huellas de diversas maneras que podemos apreciar en la actualidad y que se constituyen en su patrimonio cultural. Entre esas huellas está la arquitectura, puerta de entrada para descubrir procesos sociales, económicos, culturales, tecnológicos que desde nuestro Proyecto de Investigación intentamos analizar. En nuestro Proyecto de Investigación concebimos el patrimonio cultural de una manera amplia: el Patrimonio no es solo el conjunto de los monumentos históricos, sino la totalidad dinámica y viva de la creación del hombre5. A partir de esta definición la concepción de patrimonio se extiende y transciende la idea de monumentalidad, de grandes y destacadas realizaciones artísticas a la que suele remitir una visión particular sobre el patrimonio cultural. Dice José Linares que “(…) los vestigios de la actividad humana incluyen la totalidad de la conducta individual y colectiva y los productos de las actividades mentales y físicas de los miembros del grupo, expresados como evidencias espirituales o materiales, en forma de actitudes, creencias, hábitos y costumbres, o de objetos materiales”6. Desde esta explicación el patrimonio cultural, que como Proyecto de Investigación focalizamos en la arquitectura, nos permitió acercarnos a prácticas de las clases sociales de los últimos años del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX de la ciudad de San Luis, que quedaron plasmadas tanto en evidencias materiales como inmateriales. Nuestra investigación, en sus inicios, indagó los supuestos de la gente a la hora de identificar lo que consideraba parte del patrimonio de la ciudad de San Luis. En esa oportunidad los consultados mencionaron la Iglesia Catedral, los monumentos, las casas estilo señorial, la estación del ferrocarril, la plaza fundacional y sus edificios históricos… en el olvido quedaron otros hitos que este proyecto rescató como parte del patrimonio de la ciudad: los boliches, los ranchos o viviendas rururbanas y los cementerios. De esta manera trabajamos, metodológicamente, desde la relación memoria/olvido. Los supuestos con los cuales se seleccionan en el recuerdo de la gente los hitos que formarían parte del patrimonio de una ciudad –y ese fue el caso de los encuestados en la ciudad de San Luis– se identifican con aquellos que rescatan la 5

Declaración de la Conferencia Mundial sobre Políticas Culturales, México, 1982.

6

LINARES, José Museo, Arquitectura y Museografía, Fondo de Desarrollo de la Cultura, La Habana, 1994, p. 171.

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“memoria oficial” y, por lo tanto, que dan cuenta de una historia centrada en los “grandes y destacados hechos” que nos conforman en una identidad nacional, provincial y/o regional determinada. La historia oficial de un pueblo se escribe desde los grupos triunfantes y, por ende, encumbrados en el poder; de esta manera, los héroes patrios de la independencia, con características militares y/o intelectuales, los gobernantes y las personalidades influyentes de la vida económica, social y cultural son los referentes que han “hecho historia” y que la historia oficial resalta como ejemplo para las generaciones venideras. El sujeto social histórico que prima en una concepción de esta naturaleza es el héroe, casi siempre varón, adulto, de clase social alta (y de no pertenecer a ella se resalta la abnegación, dedicación y entrega como atributos personales), y con rango militar o político. La historia que se transmite, entonces, es cronológica donde se resaltan los hechos militares y políticos. Los procesos socio-económicos quedan ocultos. Más arriba destacamos que la historia oficial “se escribe” porque esta es la forma de garantizar que la memoria histórica que nos da identidad como pueblo quede registrada y pueda ser transmitida y aprehendida por las generaciones futuras. Cuando hablamos de “se escribe”, hacemos referencia a los libros que la recogen como historia escrita, pero también a todos los recordatorios visibles (estatuas, placas, monumentos, edificios, etc.) que no dejan olvidar a esas personas y hechos que hay que recordar. Es obvio que los criterios que guían la construcción de una historia oficial seleccionan a unos héroes y a unos hechos dejando en el olvido a otros. Significa entonces que hay “otra historia”, “otra memoria”. Una forma posible además de escribir la historia desde una posición epistemológica que resalte a figuras, grupos y procesos negados por la historia oficial, es la utilización de recursos como la historia oral, las memorias personales y la tradición. De esta manera, los recuerdos en momentos de reflexividad individual o colectiva, son representaciones de modelos culturales a los que se recurre en este proceso de búsqueda de significados. El significado emerge cuando “se unen lo que la cultura y el lenguaje han cristalizado del pasado con lo que sentimos, pensamos y deseamos en el presente”7. Desde este marco teórico tuvimos que construir nuevas categorías conceptuales para definir los sujetos sociales que dieron sentido a nuestra investigación. Tal es el caso de los sectores populares rururbanos: hacemos referencia a una categoría que surgió a partir de la necesidad de nominar a un grupo social que habitó en la ciudad de San Luis en un tipo de vivienda que en un inicio habíamos categorizado como “rancho” y que luego pasamos a denominarla VIVIENDA RURURBANA. Por ende, quienes habitaron esas viviendas generando prácticas que 7

SAFA BARRAZA, Patricia Memoria y tradición: dos recursos para la construcción de identidades locales, Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social Occidente, p. 91, Alteridades, núm. 8 (15), pp. 91-102, 1998.

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los diferenciaba de otros sectores sociales de la ciudad, son los que nosotros nombramos sectores populares rururbanos.

Los migrantes rurales pobres Los integrantes de los sectores populares rururbanos se autodenominan, en las entrevistas que tuvimos con algunos de ellos y sus descendientes, como “criollos”. Las entrevistas fueron realizadas a personas que habitaban el tipo particular de vivienda que señalamos más arriba, y en el transcurso de las mismas ellos hablan del “pobre criollo”, por lo cual, desde nuestra investigación, los llamamos “criollos pobres”. La categoría “criollo” hace referencia al nacido y criado en el lugar, o a lo que algunos investigadores sanluiseños llaman “la heredad”, aquello conquistado a fuerza de sangre, de sacrificio, de esfuerzo, de lucha (con el acento en los primeros conquistadores españoles). Desde esta categoría existen en San Luis diferentes, y hasta opuestos, grupos que se identifican bajo el nombre de “criollos”: (1) Aquellos que estaban mejor posicionados en el espacio social, ya sea a través de cierto capital económico o de capitales culturales y sociales. Son, en el caso de San Luis, las familias que conforman el “patriciado local”, herederas de los apellidos renombrados de la época de la colonia y de la primera época nacional. A este grupo los denominados “criollos ricos”. (2) El “criollo pobre” se constituye a partir de reconocerse como nativo de la provincia que, en su mayoría, había migrado del campo a la ciudad. Estos criollos realizaban actividades rurales en campos que no les eran propios o que, siendo propios, eran muy pequeños como para redundar en producciones de importancia; por este motivo los hemos denominado “criollos pobres”. “Según me contó mi mamá, se vinieron por razones económicas. En el campo no había trabajo, mi papá era arriero, hachero, hacía trabajos de campo”8 / “(...) el criollo tiene que emigrar de sus lugares de origen por falta de fuentes de trabajo”9. Podemos decir que no tienen relevancia en esta clase el capital económico ni el simbólico. Y si bien son poseedores de un rico capital cultural y social, éste no es valorado por las clases dominantes de la sociedad por lo cual son ubicados, respecto a esta, en una posición marginal. Mucho antes de 1880, San Luis era una provincia eminentemente rural y las poblaciones serranas eran, inclusive, más importantes que la de la ciudad capital. Las políticas económicas hasta ese entonces eran las heredadas de la época colonial en la que se privilegiaba la extracción mineral. Este panorama se modifica sustancialmente a partir de la llegada del ferrocarril. Al decir del Prof. Menéndez “(…) como había pasado en el país, el Ferrocarril no unió los puntos importantes de la provincia, nos dejó invertebrados, respondía a intereses que no eran los nuestros. Al levantarse 8

SOSA, Julio. 2001, San Luis. Entrevistadora: Mónica Mazzina.

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GÓMEZ, Avelino. 2001, San Luis. Entrevistadora: Silvia Acosta.

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nuevas estaciones lejos de los viejos centros de población, determinó el florecimiento de algunos pueblos y la caída de otros; (…)”10. Entonces, la llegada del ferrocarril también modificó la distribución de la población: San Luis deja de ser una provincia rural para poner el eje en los centros urbanos. De este modo el tipo de producción pasa de las sierras a la llanura para incorporarse al modelo agroexportador imperante. Las tierras que cobran mayor relevancia en la producción son las del sureste provincial –ganadas al indígena en la “Campaña al Desierto” y repartidas entre la oligarquía puntana11 asociada al poder– aptas para la cría de ganado de raza. Sin embargo, los que se dedicaban a este tipo de producción eran ganaderos bonaerenses dueños de las invernadas, mientras que los de San Luis sólo eran criadores. A partir de la crisis económica de 1929 y de la firma del Tratado “RocaRunciman”, sólo los productores de la pampa húmeda podían exportar carne, con lo que los ganaderos del interior quiebran. En San Luis esta situación se agravó en la década del ´30 con la erosión de los campos que provocó voladuras del suelo. Al decir de Néstor Menéndez las grandes voladuras de suelos fueron un hecho constante, originadas en la tala indiscriminada del bosque natural de San Luis. Esta tala irracional de los bosques se inició a principios del siglo XX y se profundizaba cuando, por conflictos mundiales, el ferrocarril no recibía el carbón inglés para su funcionamiento. Esta situación de los suelos produjo un impacto en la productividad tanto agrícola como ganadera, reduciendo la primera y paralizando la cría de ganado de raza que se había iniciado años antes. Indudablemente esta crisis del campo afectó de forma más pronunciada en los propietarios pobres, quienes se dedicaban a una actividad de subsistencia que, dadas estas condiciones, ya no pudieron resistir y debieron emigrar. Un memorioso puntano, en una de nuestras entrevistas, da cuenta de este proceso: “Debo decir que cuando los campos quedan totalmente devastados, el criollo tiene que emigrar de sus lugares de origen por falta de fuentes de trabajo. Muchos venden sus campos por menos que nada, y se instalan en la Capital, en míseros ranchos, viviendo de changas y a la espera de la cosecha de uva en Mendoza...”12.

La vida en la ciudad: la vivienda y el trabajo de los sectores populares rururbanos La condición portadora de saberes vinculados a lo rural hizo que este grupo se reconociera, además, por habitar un tipo de vivienda específica que mantenía las características constructivas del rancho rural de las zonas pobres e incorporaba características de viviendas propias del ámbito urbano. Este estilo constructivo 10

MENÉNDEZ, Néstor La provincia de San Luis entre 1880 y 1943, Mimeografiado, 1984.

11

“puntano” es el patronímico del sanluiseño de la capital de la provincia.

12

GÓMEZ, Avelino… cit.

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evidenció la organización que sus habitantes traían de sus experiencias propias del lugar de origen: es decir continuaron con las costumbres rurales en el ámbito urbano. Los criollos pobres emigrados se instalaron mayoritariamente en la zona suroeste de la ciudad de San Luis, en propiedades que eran de grandes proporciones, permitiendo la cría de animales de granja, hacer la huerta y mantener las plantaciones de árboles frondosos como los aguaribayes o pimientos, moreras, eucaliptus, algarrobos, álamos y frutales. En la actualidad, si bien las fachadas de estas casas han cambiado, por encima de techos y tapias sobresalen las altas y añejas ramas de estas plantaciones que han quedado encerradas en patios interiores. De acuerdo a la distribución espacial de la ciudad en las primeras décadas del siglo XX, se estima que la zona de quintas (hacia el noreste) y la zona céntrica pudieron haber estado mejor valuadas que la zona suroeste. De este modo, aunque propietarios pobres, los criollos emigrados del campo fueron adquiriendo terrenos a un bajo costo. Por otra parte, los sectores populares rururbanos eran portadores de prácticas laborales ligadas a economías de características extractivas. Muchos criollos “juntaban leña” –salían a los montes cercanos a hachar– para conseguir unas monedas con la venta ambulante en la ciudad; cuando no encuentran trabajo se convierten en “trabajadores golondrina”, lo que los lleva a la cosecha de uva en Mendoza, por ejemplo (condición que comparten con algunos inmigrantes extranjeros). Los que se quedaban, vivían de changas en el ferrocarril o en alguna construcción dirigida por inmigrantes europeos. El mantener los espacios amplios y abiertos y continuar con las costumbres rurales, al menos por un tiempo, les permitió sentirse como en el campo. Algunos testimonios dan cuenta de las características del área urbana en cuestión: “Mi papá compra esta propiedad siendo soltero, lo hace (...) a modo de tener una inversión. Originariamente eran corrales o lugares para tener animales sueltos, tipo chacras. Después de dos o tres años de casado se vienen a vivir a la ciudad.” 13 / “Mire, había gente alguna de aquí, otra del campo. Nosotros en ese tiempo veníamos del campo también. (...) en ese tiempo cada 100 metros había un ranchito, un ranchito de material, están pintados pero antes eran ranchitos nomás. (...) el 35 más o menos (...) Algunos terrenos grandes, otros chiquitos.”14 La vida en la ciudad no fue nada fácil. Paulatinamente debieron adaptarse a las demandas impuestas por la necesidad de mantener una familia. Los testimonios relatan una vida difícil y llena de necesidades. Se fueron abandonando lentamente las actividades rurales para pasar a ser la mano de obra dependiente de las clases dominantes: “Mi madre trabajaba en casas de familias, muy sufrida por aquellas épocas porque no había nada poblado por aquí. Yo recuerdo que lavaba los platos en 13

SOSA, Julio… cit.

14

GÓMEZ, Másimo. 2001, San Luis. Entrevistadora: Silvia Acosta.

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un conocido Hotel y trabajó veintipico de años en la casa de Mirtha Verbecke de Canta15, quien es madrina mía y el padre de ella viene a ser mi padrino, fallecido ya, ellos vivían a dos cuadras de acá. Y bueno, en distintas familias.” 16 / “Mi padre, él era hombre de campo todavía, pero ya andaba trabajando en la construcción, ya había venío del campo, ya estaba aprendiendo el oficio, como quien dice, (...) Mi mamá... le lavaba a los Ponticelli, la querían muchísimo (...) ellos le daban ropa porque eran ricos. (...) mire de cuando ha venío ha estao con los Ponticelli, he nacío yo, nacieron unos hijos de los Ponticelli y uno se llamó Mario, ques el padrino mío, (...) De la casa de mi padrino le daban cielorrasos, que se usaban antes y ahora no se usan, ahora son maderas nomás, se usaban esos cielorrasos grandes y mi mamá nos hacía refregar con nosotros, le sacábamos la cal y los limpiaba, unos cielorrasos lindísimos, de ahí hacían sábanas. Mi mamá nos hacía sábanas.”17 / “El trabajo de la mujer no más era sirvienta. Sirvienta o lavandera.”18 Para explicar la situación que describen nuestros entrevistados citamos las palabras del Prof. Néstor Menéndez al referirse a la sucesión de gobiernos de familia que se perpetuaron desde fines del siglo XIX y sus modos de perduración: “sujetaron al criollo a las leyes de peonaje y vagancia19, y a la mujer, por otras leyes, a la servidumbre doméstica, conformándose de esta manera un señorío patriarcal que anquilosaría a la sociedad puntana de fines de siglo y le daría por mucho tiempo sus principales tintes sociológicos.”20 De esta manera, las mujeres pasaron a desempeñarse en el servicio doméstico de las familias más adineradas, de las cuales obtenían algunos “beneficios” extras, como que algún miembro de la familia pase a ser madrina o padrino de bautismo de algunos de los hijos de la empleada, o bien obteniendo beneficios materiales a partir de recibir objetos que pudieran serles de mucha utilidad y que sus patrones descartaban. Se desprende de los testimonios presentados una relación de dependencia que se justifica a través del padrinazgo y de acciones de favores y de regalos que, mirado desde el análisis externo, son los objetos que ya no eran de utilidad y que los ricos podían obsequiar, porque su posición económica se los permitía y porque en su status de clase era visto como un acto que los diferenciaba y los colocaba como “gente de bien” en la estructura social local. En términos de Rodolfo

15

Hace referencia a la casa paterna de la persona mencionada, quien se desempeñó como intendenta en la municipalidad capitalina en la década de 1990.

16

SOSA, Julio… cit.

17

DÍAZ, Juan Carlos. 2001, San Luis. Entrevistadora: Mónica Mazzina.

18

GÓMEZ, Másimo… cit.

19

Se hace referencia a la LEY DE VAGANCIA. Cámara Legislativa de San Luis 1898. Lib. Nº 178 Hojas 165 a 167.

20

MENÉNDEZ, Néstor La provincia…cit.

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Kush sería la identificación de clase en “el ser”, es decir, en todos aquellos elementos materiales que demuestran su ubicación en la sociedad en una posición superior. Las relaciones de dependencia de los criollos pobres con los grupos dominantes les permitieron, paradójicamente, acumular un capital social importante: los criollos pobres emigraron a la ciudad y establecieron allí relaciones con otros, de modo de obtener favores. Para esta clase no hay una acumulación de capital económico, pero al verse incrementado su capital social lograron subsistir en un espacio diferente. No sólo el matrimonio debía trabajar, también lo hacían los hijos colaborando con la economía familiar: “(...) a los chicos, le mandaban a vender brevas, damascos, tabletas, alfajores, pastelitos, en un canasto. Iban los muchachos a buscar peperina, carqueja, y salían a vender. ¡Esos eran tiempos malos! (...) cuando era chico estaba ocupado, 1 peso por mes me pagaban por hacer los mandados y limpiar. (...)”21 / “(...) de allá del campo se traía leña para acá, traíamos leña en ganchos (forma típica de traer leña, en atados). Con tres, cuatro o cinco burro llenos de leña... (…) no me acuerdo cuánto valía el atado diez centavos habría valido, centavos. (…) y la salíamos a vender por la calle. Y la leche, (...) de allá traía leche a vender, traía má u menos 16 litros, 20, 25 (...) Era leche de vaca y de chiva (...) Así que bueno, la cosa es que vendía toda la leche, negociaba toda la leche. Había una señora, la que... porque cuando viene el tacho con leche, eran grandes los tachos, con el movimiento del carro se bate, se bate la leche. Se hacían unas pelotas de manteca. Grandes, ¡viera que lindas!”22 Muchos de estos criollos, para ayudar a la economía doméstica, tenían en sus casas pequeñas huertas destinadas a la subsistencia familiar. No se trataba de grandes quintas como las que desarrollaron los inmigrantes, cuyos productos eran vendidos en el Mercado Central. Es que para poder sembrar, también había que tener el dinero suficiente para comprar las semillas: “Claro, en ese tiempo la gente que tenía como hacerlo (se refiere a las quintas) no se preocupaba y el que quería hacerlo no tenía como. Debía pedirle guita (plata) a ellos que le prestaran para sembrar. En ese tiempo la gente se la rebuscaba con la ventita.”23

La vida en la ciudad: la diversión de los sectores populares rururbanos Los pobres también tenían sus ámbitos de diversión. En el espacio social de San Luis de fines del siglo XIX y principios del XX, la diversión se constituyó en otra práctica que diferenciaba clases sociales. El ámbito más significativo, o más claro 21

GÓMEZ, Másimo… cit.

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DÍAZ, Juan Carlos… cit.

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GÓMEZ, Másimo… cit.

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ejemplo, fueron los boliches. Definidos desde nuestros entrevistados, los boliches se asimilan a un pequeño almacén que vende algunas mercaderías “sueltas”, “por kilo” y también vende vino para ser consumidos en el local. Los boliches, en su mayoría, estaban ubicados en la zona oeste de la ciudad, coincidentemente donde los criollos pobres emigrados construyeron sus casas. En esa zona también se ubicó la nueva estación del ferrocarril donde tenían que realizar largas esperas para dejar sus cargas. Es decir, las esperas las realizaban en los boliches. Por lo mismo, también se los ligaba al trabajo: la espera entre changa y changa; entre la descarga de los carros en la Báscula Municipal; entre la salida de la casa y la hora de pasar a buscar un cliente en coche de plaza. Según nuestros entrevistados, los clientes más asiduos de los boliches eran precisamente los cocheros de plaza, los changarines del ferrocarril y los carreros que traían sus cargas del campo para ser vendidas en los corralones que había en la ciudad: “Esos (los carreros) y los cocheros, los clientes de los boliches los cocheros. (...) ¿conoció los coche plaza?.(...) una changuita y al boliche. Después lo empezaron a prohibir porque si se daba que por casualidad tenía plata, chupaban todo el día y toda la noche.”24 La espera permitía el encuentro de los varones adultos. Este encuentro se convertía en un espacio de socialización en el que se realizaban ciertas actividades – beber, jugar, escuchar música, charlar– a la par que se establecían vínculos con los iguales de los que no siempre se salía bien parado.“Ya le dije quienes iban, entonces se amanecían, se chupaban... vamos a decir claro ¡también se peleaban! En ese boliche ¡ahí tenía trabajo la policía!”25 Las épocas de crisis generan grandes sectores oprimidos y son, en este período, nuestros criollos pobres los principales exponentes de esta situación. Las disputas, que más de una vez, y con copas demás, devengaron en muertes, tenían su origen en esta condición. Nunca –o por lo menos no tenemos registro de ello– se enfrentaba a la pelea a quien se quedaba con los beneficios del propio esfuerzo: los intermediarios y quienes determinaban el precio del trabajo del criollo. El criollo pobre se mostraba valiente frente a su par, pero forzosamente sumiso frente al que le pagaba o al que le tenía que comprar. “Y, algunas veces (solían discutir), cuando están muchos si, siempre están con el alcohol en la cabeza. Pero ni cerca m’hijo a lo que se ve hoy, si ese era un borracho y peleaban, bueno podía morir de una puñalada, bueno, hoy en día matan a la gente si está borracho, no respetan si es joven, viejo, se pelean, por quitar un pedazo de pan, eso no se veía antes, antes se conocía.”26

24

GÓMEZ, Másimo… cit.

25

GIL, Lidia. 2000, San Luis. Entrevistadora: Silvia Acosta.

26

GÓMEZ, Másimo… cit.

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El espacio de la muerte en la ciudad: el cementerio de los sectores populares rururbanos En el mismo escenario geográfico donde los criollos pobres construyeron sus viviendas, generaron sus espacios de trabajo y diversión, no podía estar ausente el cementerio. Y del mismo modo que las prácticas sociales de San Luis expresaban las profundas diferencias entre “ricos” y “pobres”, el espacio destinado a los muertos también muestra la dicotomía. Hasta fines del siglo XIX existía en la ciudad de San Luis un único cementerio público. Este cementerio estaba dividido en departamentos que separaban las sepulturas, otorgando un lugar especial a los difuntos de clase dominante (personas ligadas a la Iglesia Católica, a la política, a las actividades económicas relevantes). Las personas pobres eran depositadas en un osario general. A partir de la saturación del osario y del olor nauseabundo que emanaba27, la municipalidad decidió construir un nuevo cementerio, destinado a la sepultura en tierra y dejar el antiguo cementerio sólo para panteones y mausoleos. Es decir, los pobres tuvieron un lugar para sus muertos separado del de los ricos. Hoy existen dos cementerios públicos: San José, el “cementerio de los ricos”, y del Rosario o “cementerio de los pobres”. Las prácticas sociales en torno al cementerio de los pobres también evidencia una manera particular de “estar en el mundo” de estos sectores. El testimonio de una vecina del cementerio del Rosario, recuerda las fiestas de ánimas de las primeras décadas del Siglo XX: “las fiestas de ánimas eran muy bonitas (...) donde las gente pasaba realmente junto a sus muertos... recuerdo los bodegones (...) era un lugar cerrado con carpas o lonas donde se servía en una mesa empanadas, asado y vino, la música que traía la gente grande era la tonada (...)”28. Aparece en este testimonio el recuerdo de los muertos bajo la idea de festividad, donde se pasaba el día “junto a los muertos”. En este sentido recuperamos el concepto de “estar” o “estar aquí” de Rodolfo Kusch: “el mundo del “estar” no supone una superación de la realidad sino una conjuración de la misma. El sujeto continúa teniendo la realidad frente a sí (...)” 29. Desde el concepto del “estar aquí”, para los pobres la muerte forma parte de la realidad cotidiana, de la vida misma. No se constituye en una ruptura. La actitud de “estar con los difuntos” es una permanencia que no se altera, los muertos están con nosotros. En tal caso, no es extraño que nuestra entrevistada recuerde las fiestas de ánimas como algo bonito, como un momento para estar con los seres queridos fallecidos. Es interesante, además, lo que nos dijo otro de nuestros entrevistados, quien, al relatarnos los velatorios de principios del siglo XX, hablaba de las oraciones del 27

Tenemos conocimiento de esta situación a partir de las noticias de los periódicos de la época.

28

Señora Clara. 2001, San Luis. Entrevistadora: Elena Lucero.

29

KUSCH, Rodolfo América profunda, Bonus, Buenos Aires, 1962, p. 103.

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sacerdote para las clases sociales pudientes y de las “rezadoras” en los sectores medios y pobres durante los mismos: “Si se trataba de personas de clase alta, venía el sacerdote para rezar; si eran personas de clase media o baja se buscaban rezadoras.”30 Describiendo los velatorios de los pueblos pequeños o poblaciones rurales, dice Augusto R. Cortázar: “en los velatorios de aldeas y pueblos se suelen encontrar mujeres de rostros compungidos y negras vestiduras, que presiden y dirigen los rezos consabidos; además de práctica devota, suele ser un oficio, pues las “rezadoras” se contratan para realizar esta tarea. Para algunos no basta esta demostración de fe y es necesario agregar el tono patético del llanto, más eficaz y en cuanto más intenso y sonoro. También para esto solía haber especialistas: eran las “lloronas”, (…)”31. Podemos decir que las prácticas de las “rezadoras” aún persisten en la ciudad, entre las clases populares que concurren al Cementerio del Rosario o cementerio de los pobres. En una de las visitas realizadas, en la puerta del cementerio, pudimos escuchar un diálogo donde una señora le decía a un señor: “¿No llegó la rezadora? Yo le dije que la esperábamos en la puerta”. En el cementerio de los pobres predomina actualmente la sepultura en tierra, donde el colorido de las flores de papel y plástico llaman poderosamente la atención del visitante. Los objetos depositados en las tumbas son un detalle que nos habla de la relación particular de los pobres con sus muertos y que refuerza nuestro análisis de presencias de costumbres provenientes del ámbito rural-popular en el espacio de la ciudad.

A modo de cierre La crisis por la que atravesó la zona rural de la provincia de San Luis a principios del siglo XX hizo que las familias debieran abandonar sus lugares de origen buscando nuevos horizontes, poniendo todas las expectativas de progreso en la ciudad. Posiblemente el haber nacido y vivido en el campo, hizo que seleccionaran la zona oeste de la ciudad para vivir, no sólo porque se habían adquirido con anterioridad los terrenos sino porque era continuar con los espacios amplios, los cultivos de huerta, los animales de granja a efectos de que el desarraigo fuera menos doloroso. Una vez instalados en la ciudad debieron aprender los trabajos de la zona urbana y es así como pasan a depender del oficio de albañil, vendedores ambulantes, lavanderas, empleadas domésticas, entre otros, convirtiéndose en mano de obra dependiente de las clases dominantes. Para integrarse establecieron relaciones con 30

QUIROGA LUCO, Mario Cecil. 2001, San Luis. Entrevistadora: Carolina Claverie.

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CORTAZAR, Augusto R. Usos y costumbres, En: AUTORES VARIOS Folklore argentino, 19--

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los grupos ricos y lazos solidarios entre ellos, de esta manera acumularon un importante capital social. Los testimonios recogidos en nuestra investigación dan cuenta de la categoría del “estar”. El "estar" se define como una categoría previa al ser, por lo tanto la comprensión de la realidad es diferente. La experiencia de la sabiduría de los pobres es el "nosotros estamos" y la primera forma de esta sabiduría es "saberse arraigado". Un “estar” que queda demostrado en su trabajo, en su vida, en su diversión y en su muerte. Este “estar” contribuyó a describir a San Luis de fines del siglo XIX y principios el XX, donde las prácticas de los criollos pobres se configuraron como protagonistas del patrimonio cultural que da identidad a la ciudad. Es una historia de muchos años. Hubo muchos cambios. Sin embargo, en la actualidad siguen siendo, junto a otros nuevos grupos, los pobres de la ciudad.

Bibliografía 

BOSO, Sandra Elizabeth Boliches, Informe Final del Proyecto de Investigación “Patrimonio Cultural y Didáctica”, Secretaría de Ciencia y Técnica, Facultad de Ciencias Humanas, Universidad Nacional de San Luis, 2007.



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DE DIOS, Estela Beatriz Los Cementerios Públicos de la Ciudad de San Luis, Informe Final del Proyecto de Investigación “Patrimonio Cultural y Didáctica”, Secretaría de Ciencia y Técnica, Facultad de Ciencias Humanas, Universidad Nacional de San Luis, 2007.



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MENÉNDEZ, Néstor La Provincia de San Luis de 1880 a 1943, Mimeografiado, 1995.



SAFA BARRAZA, Patricia Memoria y tradición: dos recursos para la

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construcción de identidades locales. Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social-Occidente. Alteridades, núm. 8 (15), pp. 91-102, 1998.

Entrevistas 

DÍAZ, Juan Carlos. 77 años. 2001, San Luis. Entrevistadora: Mónica Mazzina.



GIL, Lidia. 82 años. 2000, San Luis. Entrevistadora: Silvia Acosta.



GÓMEZ, Avelino. Aprox. 75 años. 2001, San Luis. Entrevistadora: Silvia Acosta.



GÓMEZ, Masimo. Aprox. 71 años. 2001, San Luis. Entrevistadora: Silvia Acosta.



QUIROGA LUCO, Mario Cecil. Aprox. Entrevistadora: Carolina Claverie.



Señora CLARA. Vecina del Cementerio del Rosario. 2001, San Luis. Entrevistadora: Elena Lucero.



SOSA, Julio. Aprox. 40 años. 2001, San Luis. Entrevistadora: Mónica

81

años.

2001,

San

Luis.

Mazzina.

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Testimonios www.revistatestimonios.com.ar

Año 1 Nº 1 – Invierno 2009 ISSN 1852 - 4532 ---------------------------------------------------------------------

La Historia Oral y la Alternativa Universitaria Pablo Pozzi1 Hace ya una década y media que Dora Schwarstein estableció el Programa de Historia Oral en la Universidad de Buenos Aires. Si bien debemos destacar el trabajo pionero de Hebe Clementi, en aquel entonces poca gente se dedicaba a esta rama de la disciplina histórica. Por un lado estaba la misma Dora que, con Pablo Yankelevich, Patricia Funes y Maria Calderari, armó el proyecto de la historia oral de la UBA. Por otro se encontraban Ernesto Salas y el que subscribe que se dedicaban a la historia obrera post 1955. Finalmente, Liliana Barela y el Instituto Histórico de la Ciudad de Buenos Aires habían realizado varias investigaciones, siendo la más destacada, e importante por su impacto social, la historia oral de los barrios de Buenos Aires. En realidad, en aquel entonces, pocos colegas aceptaban la historia oral como un método de investigación por sus vínculos con la subjetividad. En ese sentido Dora logró que el Programa, y la labor de sus investigadores, tuvieran una aceptación en el mundillo académico que fue fundamental para su desarrollo posterior. Hoy los practicantes de la historia oral somos muchos, como lo demuestra la fundación hace ya dos años de la Asociación de Historia Oral de la República Argentina. Una década más tarde, y ante la defunción de Dora, la Facultad me nombró al frente del Programa. Eran una situación y un momento distintos al de 1993. En general se hablaba, y se aceptaba, la decadencia de las instituciones públicas universitarias y se notaba su escaso vínculo con la sociedad en general, que cada vez se encontraba más movilizada. El incremento en las movilizaciones y luchas sociales generaron nuevas necesidades e inquietudes en el común de la gente. Muchos buscaron en la historia argentina contemporánea una explicación para la crisis actual. La Historia como disciplina tuvo un pequeño auge; y la historia oral suscitó una gran curiosidad entre amplios sectores de nuestra población. Eso último se debió a que la Historia Oral ha intentado no sólo el rescate de la memoria de sectores antes marginados en su protagonismo, sino la comprensión de los niveles de conciencia de aquellos como protagonistas de esta historia, y de una realidad que puede ser modificada. Asimismo, a partir del 2001 era moneda corriente entre los colegas que las “reformas” del menemismo, lejos de mejorar la situación, habían contribuido a la decadencia universitaria. En ese sentido, los compañeros que nos sumamos al 1

Director del Programa de Historia Oral de la UBA. Representante de América Latina ante la Asociación Internacional de Historia oral. Pozzi @ arnet.com.ar

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La Historia Oral y la Alternativa Universitaria ---------------------------------------------------------------------

Programa de Historia Oral vimos una oportunidad para hacer buena investigación, para rescatar la memoria de nuestro pueblo con vistas a su uso en el presente, y también para ir delineando lo que considerábamos debía ser la universidad argentina actual. También pensamos que había que demostrar en la práctica lo que planteábamos, y no en declamaciones. Dicho de otra forma: había que construir de abajo hacia arriba para ir forjando una alternativa al modelo universitario imperante. Así encaramos la nueva etapa del Programa en torno a tres ideas rectoras: ●

el eje del mismo debería ser la construcción de un archivo oral, con soporte documental, que sirviera a toda la comunidad de la universidad y la comunidad en general. El archivo se construiría a partir de investigaciones particulares y debía enriquecerse con el intercambio y los acuerdos tanto con instituciones del exterior como con los institutos históricos municipales y provinciales. El criterio central era doble: por un lado la memoria es patrimonio de toda la población y debíamos buscar las formas para viabilizar, o facilitar, el acceso a la misma. Por otro, nuestra tarea debía construir algo que sucesivas gestiones y nuevos equipos investigadores pudieran construir y desarrollar. Así, buscamos de romper con el monopolio del conocimiento tan común en nuestro ámbito.



el centro del Programa debían ser equipos de investigadores que realizaran una tarea que se volcara en publicaciones, presentaciones, asesoramientos, y otras actividades que fueran de utilidad a la sociedad. Consideramos que la categoría intelectual e investigador no esta limitada a los claustros universitarios. Por ende, abrimos la participación en el Programa a todos aquel que quisiera participar a partir de un proyecto concreto, viable y con seriedad científica. Sumamos así a profesores universitarios, a estudiantes, a egresados, y también a colegas de profesorados, a docentes y a vecinos. En todos los casos pusimos la precondición que los proyectos debían ser de conjunto, porque concebimos a la investigación como una tarea colectiva. Pero además, abrimos la participación a compañeros de historia, de antropología, de sociología, de letras, de ciencias políticas, de ciencias de la educación. Queríamos así quebrar fronteras disciplinares al mismo tiempo que respetando lo que cada una podía aportar desde su especificidad. Nuestro planteo no era interdisciplinario sino que concebimos la investigación como algo pluridisciplinario.

Por último, nos planteamos que el Programa debía tener como eje el salir hacia fuera y vincularse con la sociedad en general. Debíamos brindar nuestro apoyo a comunidades y agrupaciones, vecindarios y sindicatos para que pudieran realizar su historia. En todos los casos nuestro apoyo debía ser de capacitación y asesoramiento dejando los ejes y objetivos de cada trabajo e investigación al grupo social con el que nos vinculáramos. www.revistatestimonios.com.ar

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Pablo Pozzi ---------------------------------------------------------------------

Hemos llevado adelante los tres ejes durante los últimos cinco años, algunos con bastante éxito y otros con menos. Hemos logrado acumular un acervo de entrevistas y documentación cuantiosa, pero aún no hemos logrado que este acervo conforme un archivo con sus líneas específicas, su base de datos, y su construcción a largo plazo. Nos queda claro que un “apilamiento” no es un archivo y también nos queda claro que este es el desafío más urgente. Por otra parte, hemos logrado establecer intercambios y colaboración en cuanto a material con instituciones en México, Brasil, Venezuela, Estados Unidos y España. De esta manera hoy el acervo cuenta, por ejemplo, con entrevistas con antiguos guerrilleros mexicanos, con las narrativas de los esclavos negros norteamericanos, y con las entrevistas con trabajadores brasileños. También logramos desarrollar una importante labor de colaboración con distintos institutos históricos y organizaciones sociales, entre los cuales queremos destacar el trabajo e intercambio realizado con el Instituto Histórico de la Ciudad de Buenos Aires. Los equipos de investigadores son cuantiosos y han tenido bastante éxito en realizar sus tareas. Más de 50 personas realizan tareas en estos equipos sin remuneración alguna, comprobando que si bien la investigación se facilita cuando hay financiamiento, un investigador no es sólo aquel que tiene un subsidio o un cargo rentado. Hoy hay investigaciones en curso en torno a: 1. Violencia y política en la Argentina, coordinador Pablo Pozzi 2. Exilio político a la Argentina, coord. Alejandro Schneider 3. Organizaciones sociales y terrorismo de estado, coord. Miguel Galante 4. Mundo del trabajo, coord. Alejandro Schneider. 5. Organizaciones sociales urbanas, tomas de tierras y asentamientos, coord. Pablo Vommaro. 6. Historia del peronismo, coord. Liliana Garulli 7. Cultura, política y transformaciones en los movimientos sociales latinoamericanos, coord. Mario Ayala 8. Movimientos poblacionales a fines del Siglo XX en el sur de Santa Fe: Migración y memoria de Pueblo Andino. Coord. Bibiana Pivetta. 9. Malvinas, verdad y memoria. Coord. Laura Panizo. 10. Historia de la Asociación del Personal de la Universidad de Buenos Aires, coord. Pablo Pozzi 11. La oralidad en la experiencia de Teatro Abierto 81’. Coord. Márgara Averbach www.revistatestimonios.com.ar

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La Historia Oral y la Alternativa Universitaria ---------------------------------------------------------------------

Cada uno de estos proyectos fue presentado y aprobado por el Consejo Directivo de la Facultad, y a su vez cuentan con investigaciones específicas en su seno. Los resultados de la investigación realizada hasta el momento se pueden constatar en los 22 cuadernos de historia oral que han sido publicados por el Programa en los últimos cuatro años, además de varios libros y numerosos artículos. Pero la investigación no quedó allí. Reuniendo lo específico de la tarea del historiador oral con las necesidades sociales resultó en la conformación de equipos de investigación vinculados con sindicatos y comunidades. El criterio es que nuestra participación debe ser técnica para facilitar y posibilitar que la propia comunidad haga su historia. Así hemos colaborado con numerosos proyectos, algunos de los cuales han sido el trabajo con docentes de Saladillo que investigan la dictadura de 1976 en su comunidad, o el equipo que esta realizando la historia oral de la Asociación del Personal de la UBA, o con la comunidad aborigen de Santa Fe, o con la CTA de Tierra del Fuego, o con la escuela rural de Paso de Vélez en Córdoba, o con los descendientes de los sobrevivientes del genocidio armenio, o con la Municipalidad de Villa María, o con la Biblioteca Popular de Bella Vista en Córdoba, o con organizaciones sociales territoriales de Quilmes. También hemos establecido equipos de investigación conjunta con colegas de otros países, como por ejemplo con las universidades de Paraná y de Pelotas en Brasil, o la Universidad de Guanajuato, el Instituto Mora y el Instituto Nacional de Antropología e Historia de México. El último elemento central es el de capacitación. Dado que el Programa sumaba investigadores de muy variada formación y experiencia, lo primero que hicimos fue dictar una serie de talleres para ir formando y homogenizando a los investigadores. Estos talleres se hicieron extensivos a la comunidad en general, y en los mismos han participado cientos de personas incluyendo muchos vecinos de la facultad, distintas comisiones de la memoria (como la de La Matanza y la de Mataderos), docentes secundarios, trabajadores de fábricas y agrupaciones de Buenos Aires. Asimismo, hemos llevado adelante numerosos talleres y cursillos a través del país, desde Tierra del Fuego hasta Santa Fe, desde la Provincia de Buenos Aires hasta Mendoza. Estos talleres los hemos realizado gratuitamente –con los compañeros financiando pasajes ya sea de su bolsillo o de colectas locales y alojándose en las casas que nos brindaba la comunidad--. Por último, queremos destacar que el trabajo de capacitación conjunto con activistas y la Comisión Interna de APUBA en Filosofía y Letras nos ha permitido establecer, como parte del Programa, una Escuela de Formación Sindical que ha realizado ya varios talleres para activistas sindicales tanto en esta casa de estudios como en Mendoza y en Córdoba. Podríamos abundar en la tarea realizada, pero creo que ya se tiene una buena idea de la misma. Asimismo, todas ellas han significado un desafío a nuestras concepciones tradicionales como docentes, como investigadores y como intelectuales. En todo momento nos hemos visto obligados a redefinir y a repensar nuestra labor. www.revistatestimonios.com.ar

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Pablo Pozzi ---------------------------------------------------------------------

Inclusive hemos tenido que responder a una de las preguntas más difíciles: en casi todos lados nos preguntan por qué no fuimos antes. Hemos respondido que como Programa debíamos forjar una nueva universidad que repensara su misión, metas y objetivos en base a revalorar la tarea intelectual caminando junto a la sociedad. Debería quedar claro que esta respuesta no es compartida por muchos en nuestros claustros. Pero también debería quedar claro que en todo momento nos ha generado una respuesta y un afecto como aquel que algunos nos imaginamos cuando nos acercamos a las ciencias sociales y las humanidades. Para nosotros era evidente que no habría dinero, ni poder y que por lo tanto lo que es nuestra razón de ser es la función social, o sea los vínculos y la utilidad que la sociedad asigna a nuestra tarea. Por último, comprobamos que no se trata de largas discusiones programáticas, sino más bien de ir forjando una nueva universidad en el contacto permanente con la población. La retroalimentación que derivamos de este contacto nos plantea permanentemente nuevos desafíos, nuevos problemas, y nuevas formas de mirar y desarrollar nuestra tarea. Creemos que este es nuestro aporte a repensar la universidad, a partir de la práctica específica y construyendo de lo pequeño a lo grande. Entendemos que toda labor intelectual es válida, pero también caracterizamos que existe una crisis de proporciones en cuanto a nuestra universidad y que es nuestro gran desafío como intelectuales elaborar propuestas y alternativas que devuelvan la centralidad social de la universidad argentina. En este sentido hemos encarado la tarea del Programa de Historia Oral como un microcosmos que demuestra fehacientemente que otra universidad es posible. La otra pregunta es si esta nueva universidad es deseable. Para nosotros no sólo lo es sino que estamos dispuestos a dar una batalla en la práctica y en las ideas para que lo sea. Así, concebimos de este pequeño balance como un puntapié inicial para una discusión que se debe saldar no sólo en la elaboración de proyectos sino en lo concreto de nuestra labor cotidiana. En este enfoque y en esta tarea hemos sido apoyados y comprendidos por algunos, ignorados y denostados por otros. Así queremos agradecer particularmente al ex decano Félix Schuster que nos facilitó los primeros recursos y que aceptó nuestra propuesta de trabajo, más allá de las dudas que pudiera tener. Asimismo, agradecemos el apoyo de los compañeros no docentes sin cuyo apoyo constante, más allá de sus banderías políticas, no estaríamos aquí hoy. Y por último, le agradecemos tanto al decano de la Facultad de Ciencias Sociales, que siempre expresó su interés por nuestra labor, y al Instituto de Ciencias Antropológicas y a su Sección de Etnohistoria que, más allá de alojar al Programa formalmente, nos han permitido desarrollar nuestra tarea sin trabas de ningún tipo.

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