Testimonios de un pintor

9 feb. 2008 - Muchos de los asuntos favoritos de. Noé, difundidos en clases magistrales,. Testimonios de un pintor. ARTES PLÁSTICAS. NOESCRITOS.
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CRÍTICA DE LIBROS

NOESCRITOS POR LUIS FELIPE NOÉ

Reseñas: Conde, Eça de Queirós, Aira, Kojève, Sel, Castro

ADRIANA HIDALGO 507 PÁGINAS $ 59

ARTES PLÁSTICAS

Testimonios de un pintor En Noescritos uno de los más importantes creadores argentinos reúne ensayos elaborados a lo largo de cuatro décadas; en ellos reflexiona, con erudición y un acendrado interés por la estética, sobre los vínculos entre el pensamiento teórico y su trabajo artístico POR JORGE LÓPEZ ANAYA Para La Nacion

L

uis Felipe Noé, uno de los pintores argentinos más prestigiosos de la segunda mitad del siglo XX, reunió con el título Noescritos. Sobre eso que se llama arte, un conjunto de textos escritos en Buenos Aires, Nueva York y París entre 1966 y 2006. Estos trabajos, según palabras del autor, tienden a aclarar el modo en que su “pensamiento teórico ha seguido los avatares de [su] conciencia en tanto que artista pintor”. De esta manera, se suceden varias direcciones de una reflexión plena de erudición y de interpretaciones originales, muchas veces inesperadas. Los principales temas, propios de las épocas en que fueron escritos los artículos, son “la crisis de la cultura artística desafiada por la tecnología y la rebelión”, “arte y lenguaje” y “la ampliación del concepto de pintura”. Las cuestiones más persistentes en el pensamiento de Noé, entre otras, son el caos como estructura, arte y poder, la crisis de la imagen simbólica. El libro se abre con un texto que corresponde a su estadía en Nueva York entre 1966 y 1968. Dedicado al arte en esa ciudad, no deja de ser notorio su juicio sobre las nuevas tendencias: minimalismo y shaped canvas. Frente a estos objetos señala: “Una exposición de lo que hasta ahora se consideraban las bases de las esculturas –perfectos prismas negros– hoy constituye una exposición de esculturas”. Con perspicacia advierte que esas corrientes no coinciden con lo que se denomina arte de vanguardia o experimental, una práctica que desafía los conceptos estéticos (como las obras que hicieron Robert Rauschenberg y Claes Oldenburg). No es diversa la mirada de Noé acerca del arte y la tecnología, tema al que dedicó un libro aún inédito: El arte entre la tecnología y la rebelión (del que se incluye un fragmento de la introducción). Solapada sobre esta cuestión aparece la famosa crisis de la pintura de fines de los

16 I adn I Sábado 9 de febrero de 2008

Luis Felipe Noé MAURO ROLL

Los principales temas del libro, propios de las épocas en que fueron escritos los artículos, son “la crisis de la cultura artística desafiada por la tecnología y la rebelión”, “arte y lenguaje” y “la ampliación del concepto de cultura”

años sesenta, llevada al escándalo por la famosa tapa de la revista Primera Plana que anunciaba “La muerte de la pintura”, frase en la que fueron erróneamente involucrados Jorge Romero Brest (por algunas de sus declaraciones) y Luis Felipe Noé (porque había dejado de pintar en 1966). Lo cierto, dice el autor, es que “salvo el periodista, nadie en ese reportaje hablaba de muerte de la pintura”. Muchos de los asuntos favoritos de Noé, difundidos en clases magistrales,

textos, conferencias y ponencias, aparecen en varias ocasiones. El dibujo es uno de ellos: lo define como “un pensamiento lineal”. “Dibujar –agrega– es desenrollar una madeja tirando un hilo, o sea, de una línea.” Particular atención merecen los textos reunidos con el título “Arte, poder y América Latina”. Entre estas cuestiones, no deja de ser ingeniosa la figura del “striptease de la pintura” con la que Noé, en una ponencia leída en Nueva York en 1984, explica la deriva del arte moderno hasta el neoexpresionismo transvanguardista. Según afirma, la Diosa Pintura adorada en la Academia “por el gran sacerdote Ingres” en algún momento comenzó a despojarse de sus ropas, librándose así del control de los maestros. Lo primero que quitó fueron las reglas académicas. Poco a poco fue abandonando otras prendas, sin dejar de llamar la atención, como en las presentaciones escénicas de desnudismo, sobre cada una de ellas (las “convenciones” que abandonaron el expresionismo, Kandinsky, Mondrian, etcétera). Finalmente, con el cuadro azul de Yves Klein, también con el arte conceptual, quedó desnuda. Hacia fines de los años sesenta ya nada quedaba de las viejas vestiduras, pero en la década siguiente, con el famoso “retorno” a la pintura, la diosa se colocó las prendas que estaban abandonadas sobre el piso, aunque sin el orden que tenían en los tiempos de Ingres. Ahora todas las ropas podían ser usadas en cualquier parte del cuerpo; poco importaba su uso o su vieja función. El libro, por muchos motivos notable, se cierra con el único artículo escrito especialmente para esta edición: “La imagen hoy: cuadro de situación”. En este y otros textos se despliegan la erudición y el interés de Noé por los estudios dedicados a la estética y la teoría del arte contemporáneo, como lo evidencian las referencias a autores como Georges Didi-Huberman, Hans Belting, Nicolas Bourriaud y Arthur Danto. © LA NACION