SÁBADO | 11
| Sábado 16 de febrero de 2013
Estudios culturales
Steampunk, la moda retro-futurista que recrea la época victoriana, crece a partir de las redes sociales Se manifiesta a través de la estética y la música; según los últimos estudios, podría llegar a ser la marca de esta década Gustavo Bayley LA NACIoN
Llega con un delantal de carnicero junto a un hacha ensangrentada. Improvisa una especie de garfio por cada dedo en la mano izquierda, hecho con jeringas, latón y cuero. “La idea es parecerse a quien se encargaba de manejar a los pacientes en un manicomio de la época victoriana”, explica Ezequiel Fernández, alias Lobo, para la Sociedad Steampunk de Argentina, tendencia que según un estudio realizado por IBM podría dominar esta década. Mixtura retro con dejos futuristas, el Steampunk tuvo su origen en los Estados Unidos y Europa durante los 80. Intentó allí reflotar valores de la época victoriana y adaptarlos a la época moderna. Tiene también anclaje en la música. Entre sus adeptos se aceptan varios géneros que van del jazz a la música clásica, pasando por el pop de los 80. La banda steampunker mundial por excelencia es Vernian Process. Mezcla de sonidos de relojes antiguos, campanas, violines y pianos, la banda recrea cierto dejo de misterio. Sus canciones se contextualizan en la época de la Revolución Industrial. Hay que decirlo: que una empresa de informática vaticine la proyección de una moda que echa raíces en el siglo XIX es un poco extraño. Aun así existe el Índice de Sentimiento Social, herramienta creada por IBM para medir los comentarios en las redes sociales en torno de las costumbres, la tecnología y las vestimentas de los usuarios, que indica que de 2009 a 2011, el debate online de esta nueva tendencia aumentó 11 veces. Esto surge de un análisis sobre más de medio millón de posts en blogs, cuentas de Twitter, Facebook y diversos canales de noticias. “Tiene mucho de fantasía, pero a la vez es algo muy utópico. Buscamos recuperar valores y principios del pasado que se dejaron de lado, como la galantería o el respeto”, afirma Andrea Boglioli, de 35 años y una de las administradoras del grupo de Facebook que reúne a los seguidores de esta tendencia. En la Argentina, algunos readaptan, sin perder su origen, las características internacionales a las tradiciones locales. Por eso que en ciertas vestimentas también se entrecruzan rastros gauchescos con posturas tangueras. En sus cuerpos abundan las muñequeras, los anteojos reinventados, tiradores, sombreros de gala, las tachas y mucho cuero. Aunque predomina el color marrón, no es necesariamente el único. El Steampunk, además, tiene mucho que ver con la reinvención de artefactos que pertenecieron a la época del auge de la máquina de vapor. La mecánica, ensamblada a lo tecnológico, es una de sus materias preferidas. Reciclan desde muebles, relojes antiguos y esculturas variadas hasta computadoras. El interés por la literatura victoriana y la historia contémporanea completan el bagaje intelectual de los steampunks. “Hay muchos que aún no se animan a mostrare en público con todo lo estético, pero participan; somos personas que nos interesamos por el arte, la literatura, la historia y el cine”, agrega Boglioli, quien se dedica al diseño gráfico. El término Steampunk fue nombrado por primera vez en 1980 por el escritor Kevin Wayne Jeter en la
En la esquina de Defensa y Humberto Primo, Gabriela Ces, lookeada según la época victoriana, encabeza la tropa de steampunkers locales obra Morlock Night (1979). Hay dos novelistas más que marcaron el estilo: Tim Powers, que escribió Las puertas de Anubis (1983), y James Blaylock, con Homúnculo (1986). De todas formas, el Steampunk tomó mayor relevancia a nivel global con la presentación, en 1991, de La máquina diferencial, de William Gibson y Bruce Sterling. Las más grandes influencias de este mundo ficcional son Julio Verne, Da Vinci y H. G. Wells, aunque también tiene rasgos de Mary Shelley (Frankenstein) o Arthur Conan Doyle (Sherlock Holmes). Con 1200 fans, Sociedad Steampunk Argentina es la única página local que agrupa a los interesados. Gran parte se dedica al diseño gráfico, desarrollo de videojuegos, fotografía e ingeniería. Victoria Rodríguez, de 32 años, es de Bahía Blanca y trabaja en una empresa que desarrolla videojuegos en Buenos Aires. Es también ilustradora y diseñadora gráfica. “Empecé a descubrir que en los Estados Unidos y Europa estaban haciendo recreaciones de personajes de novelas retrofuturistas que mezclaban la época victoriana con tecnología de vapor anacrónica. Como si en esa época se hubiera seguido por la tecnología de vapor hasta hoy”, cuenta Rodríguez, quien es además recreacionista medieval histórica. Su trabajo en la empresa de videojuegos le demanda mucho tiempo. De todas formas, siempre intenta hacerse un espacio para seguir creando. “Está bueno investigar sobre un hallazgo en una tumba y recrear las mismas cosas que se encontraron, ver cómo se usaban, para qué, con qué estaban hechas, de qué modo las creaban. A veces salen conjeturas que refutan a grandes historiadores o se arman simples fábulas lugareñas. Necesitás habilidad, interés en la lectura, en la búsqueda y un poco de imagi-
ideas y personas Julieta Sopeña
El resurgimiento del codo de Arroyo
L
a calle Arroyo ha sabido acobijar a la máxima expresión de elegancia porteña. En 1964, cuando la boîte Mau Mau abrió sus puertas, la arteria curva de Retiro se transformó en un templo de la alta sociedad. Pero los 90 amenazaron con el fin del esplendor: una bomba y fisuras colaterales dieron paso a un 2000 que amaneció con un barrio envejecido. Algunos visionarios decidieron, así y todo, apostar a lo grande. Miguel Bornstein abrió, en 2001, “30 cuarenta”, esa casa de carísimos y únicos
muebles con reminiscencias vintage; Benito Fernández montó un local de ropa; las inversiones internacionales se hicieron presentes bajo el ala de la marca Sofitel, y varias galerías de arte comenzaron el trazado de lo que hoy es un circuito indiscutido. Pero aun así, algo faltaba. Hasta hoy. A fines de 2012, Susana Bencich, esa mujer de más de 80 años que posee varios imponentes edificios del barrio, tuvo la inquietud de revitalizarlo con la incorporación de dos piezas claves. La primera vino de la mano de Marina Bissone, empresa-
Claves de un nuevo estilo b Goggles Son los típicos lentes de aviador de la década del 20. Los suelen readaptar con las características de la época victoriana b Ropa Los accesorios van desde corsets hasta galeras con bastón. Usan chaquetas de cuero y sobretodos. También pañuelos y abanicos b Tecnología Los artefactos pueden ser relojes de bolsillo, armas típicas de pulp fiction y engranajes mecánicos b Música Vernian Process es la banda steampunker por excelencia. La produce el argentino Martín Irigoyen. Entre sus preferencias también se encuentra la banda Abney Park
Mariana Funes, estudiante de diseño de indumentaria nación. Así es como llegué al movimiento Steampunk”, explica. Los steampunks locales buscan siempre generar espacios para juntarse, ir a alguna plaza porteña y llevar los ya clásicos picnics y mate. Suelen visitar, también, los pocos bares y pubs de la ciudad con estética similar a los de las décadas del 20 y 30. Durante las salidas, las miradas de los demás denotan sorpresa, rareza y mucho interés. Varios se acercan a mirar sus atuendos y a sacarse
fotos con ellos. No faltan los que elogian los vestidos o gadgets que llevan puestos, como goggles enormes, galeras, varitas o barbijos de cuero. Las figuras que más apelan a la estética Steampunk en la actualidad son las cantantes Lady Gaga o Rihanna, entre otras. A pesar de que los integrantes del movimiento son, mayoritariamente, jóvenes adultos de entre 25 y 35 años, también hay quienes se acercan al grupo a más temprana edad. Como
ria gastronómica, que a su vez fuera su vecina de toda la vida en el edificio donde ambas vivían en la Avenida del Libertador, y a quien le ofreció la esquina de Arroyo y Suipacha. Resulta que Marina sabía que sus amigos, los reconocidísimos barmen Renato “Tato” Giovanoni y Julian Díaz, también estaban a la pesca de algún espacio. Y casualmente otro local de Bencich, sobre la misma calle, se encontraba también disponible. Los tres amigos firmaron sus respectivos papeles y comenzaron sus obras. A los pocos meses, Marina y la dupla Tato-Julián estaban inaugurando, con tres días de diferencia, Farinelli y Florería Atlántico, respectivamente. Farinelli ya existía con un local archiexitoso en Bulnes y Cabello. Pero esta apuesta significaba muchos más metros, una cocina de considerables dimensiones, la necesidad de ampliar el menú y toda una incógnita. Al segundo día de vida, Farinelli cautivaba a tantos o más comensales. Según su dueña, la explicación radica en dos factores. “Comida rica y hacer sentir a los clientes como en su casa”. El caso de Florería Atlántico es, quizá, menos visto. Se trata de un local de
dos pisos: el que da a la calle es una florería que, además, vende vinos y vinilos, y el de abajo, un bar inspirado en los “speakeasy” norteamericanos (aquellos bares surgidos en los años 20 en respuesta a la prohibición de alcohol). Las paredes y techos son originales, sin mampostería ni pintura, sino con caños y roturas a la vista. Pero se combinan con un ambiente pulcro y olor a madera maciza de los muebles. Lámparas industriales, una parrilla prusiana de 1942 y una carta singular construyen un restaurante que hoy ya es de culto. A la pregunta “¿quién es tu cliente?”, los tres dueños contestaron lo mismo: “Todos en general y nadie en particular”. Extranjeros, señores de traje, mujeres adultas, laburantes, jóvenes que viajan desde Palermo y también los nuevos jóvenes residentes del barrio, aquellos protagonistas del recambio generacional. No hay elitismos. Sino convivencia de estilos y formas. Marina, Tato, Julián y tantos otros innovadores logran adueñarse del discurso del éxito. Y, en este caso, lograron cambiar la morfología de un barrio. No es poca cosa.ß
Leopoldo Bebchuk, estudiante de Antropología, quien con 18 años ya lleva tres inmerso en esta onda retrofuturista. “El hecho de que haya más jóvenes adultos en esta tendencia y no tantos adolescentes tiene que ver con que hay muchísimas cosas de las cuales no sólo se tiene que saber mucho, sino que además se tiene que haber tenido mucha experiencia”, dice Bebchuk. La rutina tampoco es un obstáculo para mostrarse. “Siempre tra-
fotos de patricio pidal/afv
tamos de ir a trabajar ataviados”, cuentan Rodríguez y Bebchuk. Hay conceptos que son característicos del Steampunk. “Estar ataviados” significa “estar lookeados”. La creatividad que se alienta desde algunos de sus trabajos, les permite asistir producidos. “Como podrás suponer, una empresa que desarrolla videojuegos tiene que estar siempre innovando y con cabezas abiertas para crear todo el tiempo”, explica Rodríguez. El sello distintivo de este grupo, aunque no el único, es su vestimenta y los artefactos que lo rodean. En ese sentido apelan mucho a las ideas que provienen del exterior en torno del “do it yourself” (“hazlo tu mismo”) o al “what if” (“qué pasaría si”). Conceptos como ucronía o ficción especulativa parten del retrofuturismo y dan cuenta de algo que no se corresponde con la época que debería. De ahí, también, la relación que tiene con la época victoriana. Desde IBM explican que en los próximos dos años, la fabricación de artefactos steampunks dejará de ser meramente artesanal y de alto costo, y pasará a ser masiva. “El modding steampunk suele tomar objetos cotidianos como una PC o un teléfono para remodelar, cambiándoles partes, pintando sobre las mismas, con tonos de color más acordes con la época en cuestión. Pueden usarse cosas de cuero, madera, metal oxidado, cobre, bronce u oro”, explica Raúl Barrientos, de 32 años, quien trabaja en una empresa de acero. En junio último se realizó por primera vez en el país el Día Mundial Steampunk. Según los adeptos locales asistieron cerca de 300 personas. “Realmente creíamos que no iba a venir ni la mitad de esa gente. Esto es muy incipiente y se hace siempre a pulmón”, dice Rodríguez, Vito Vikinga para sus compañeros de ruta.ß
objeto de culto
Candy Crush, una dulce adicción De los 800 millones de personas que usan Facebook todos los días, unos 25 millones encontraron un nuevo entretenimiento. Su nombre es Candy Crush Saga y, aunque a primera vista puede parecer un simple tablero con caramelos de diferentes colores que hay que mover para alinear en combinaciones de tres, cuatro o cinco, muchos ya lo ven como la nueva adicción de las redes sociales. Es que este juego no es otra cosa que una reversión del clásico “tres en línea”, que, cuidado quienes estén por probarlo, suele robar fácilmente horas de tiempo productivo.