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... granito de arena, a que el Señor tuviera misericordia de ella y la librara de un mal ... OREMOS POR LOS QUE VIVEN CAUTIVOS DEL VICIO DEL CIGARRO.
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COMO COSECHA TARDÍA Por Arlina Cantú Lectura bíblica: Col. 3:12-17 Texto clave: “Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados”. Stg. 5:15

A lo largo de nuestra vida cristiana vamos adquiriendo experiencias maravillosas de nuestro andar con el Señor. El prepararnos para enseñar la Palabra nos deja conocimientos grandiosos que enriquecen nuestra vida y nos equipan para sembrar con oportunidad en quienes no conocen la salvación. El compartir nuestras posesiones materiales con los que menos tienen, nos deja en el alma el dulce sabor de la misericordia. El cantar alabanzas a nuestro Dios nos deja en el alma el gozo de reconocer su grandeza y su amor infinito hacia nosotros. Pero la práctica de la oración es el campo de entrenamiento espiritual donde vamos forjando, entrenando y consiguiendo los frutos de la fe, que son la cosecha que cada quien recoge durante su vida. De este modo aprendemos que Dios nos da en ocasiones la respuesta rápida a una petición: en otras, la respuesta tarda en llegar como si Dios nos dijera que debemos esperar un tiempo para concedérnosla; y en otras muchas, esa respuesta no llega nunca porque Dios sabe que eso es lo mejor para nuestra vida. Había yo orado por mi amiga durante mucho tiempo y cuando me pareció que era inútil mi ruego, empecé a pensar que debía dejar de hacerlo. Ella es ya de 75 años de edad, y su vicio por el cigarro estaba tan arraigado que hablarle de que lo dejara le causaba serio enojo. Así, pues, pasaron los años y un buen día en que llegué a visitarla me sorprendió con la grata noticia de que había dejado para siempre el vicio de fumar. Naturalmente que al no ser creyente, ella se ufana de haberlo dejado por sus propias fuerzas, empero, mi corazón se gozó grandemente al pensar que esta fue una respuesta de Dios que tardó mucho tiempo en llegar. Fue como una cosecha tardía que llegó a mi vida, pero abundante en bendición para mi querida amiga. Y me dejó la alegría de haber contribuido como con un granito de arena, a que el Señor tuviera misericordia de ella y la librara de un mal mayor. La gloria sea para Dios que así obró en esa vida. Ahora redoblo mi ruego para que ella acepte la salvación gratuita que Jesucristo ofrece. OREMOS POR LOS QUE VIVEN CAUTIVOS DEL VICIO DEL CIGARRO. Usado con permiso

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