Turismo
Domingo 22 de abril de 2012
AQUI NOMAS
POR PIERRE DUMAS Samborombón, en liten by förutan gata, den ligger inte långt från Río de la Plata. Es la descripción en sueco de Samborombón: un pequeño pueblo sin calles, que se encuentra no muy lejos del Río de la Plata. Estas palabras forman la primera frase de una canción que se cuenta entre los éxitos de Evert Taube, considerado en Suecia –su país natal– como el más grande de los cantautores. Taube vivió de 1890 a 1976 y dejó una obra recordada, escuchada y estudiada por varias generaciones de suecos. Pero antes de convertirse en cantante se lanzó a una vida aventurera que lo llevó a la Argentina del Centenario, donde trabajó en la excavación de canales en la provincia de Buenos Aires, bajo la dirección de un ingeniero sueco como él. Taube recordó su paso por el país en numerosas canciones, pero ninguna le daría tanta fama como Fritjof och Carmencita (Fritjof y Carmencita), cuya letra empieza por la frase que describe tan bien Samborombón. Incluso un siglo después. La canción es tan popular en Suecia que cada año, contingentes enteros de suecos viajan a la Argentina y se dan una vuelta por el pueblito que inspiró a Taube. Al mismo tiempo aprovechan para visitar una estancia cercana que también tiene su particular historia y encanto, todo el que merece un castillo nacido en medio de la pampa: Bella Vista, una de las fincas que tuvieron los Guerrero a la vera de la actual Autovía 2. Samborombón está cerca de Brandsen, mientras la estancia queda cerca de Castelli. Los pocos lugareños de Samborombón están acostumbrados a ver desembarcar a los descendientes de los vikingos en busca de cualquier detalle que pueda recordarles la canción. Vale recordar que Fritjof Andersson existió realmente; así era el nombre y apellido de uno de los compañeros de viaje de Taube. El cantante usurpó su identidad por el tiempo de la canción y el baile durante el cual se enamoró de Carmencita. Ella también existió, aunque su nombre verdadero era Cecilia Cortajena. La jovencita era hija del pulpero local, y la gente le había dado el apodo de Carmencita porque su madre se llamaba Carmen. Gracias a ella y a la canción, varias generaciones de suecos se hicieron una imagen romántica de la pampa, una región situada para ellos en las antípodas de sus bosques de pinos y abedules matizados de lagos. El romance entre Fritjof Evert y Cecilia/Carmencita duró el tiempo de un baile y una declaración. Taube canta, un par de estrofas más adelante, jag vill lifta mig med dig (me quiero casar contigo). Hoy Sol, la encargada de Bella Vista, cuenta que el
Dos historias con destinos diferentes: una, para pasar días de campo siguiendo las huellas de Felicitas Guerrero, en la estancia Bella Vista. Otra, para conocer la fuente de inspiración del mayor cantautor sueco, que también supo enamorarse en las pampas
Romances a orillas del Salado
DATOS UTILES NCómo llegar Se llega a la estancia Bella Vista por la Autovía 2. Pasando el puente del río Salado se vuelve hacia Buenos Aires por el retorno del km 168. Un camino de tierra mejorado a la derecha lleva directamente a la estancia. NPrecios A partir de $ 1102 (+ IVA) por persona para una noche y dos días con pensión completa y uso de las instalaciones de relax en la torre de agua. Actividades: las salidas de pesca, los paseos en caballos o en carruaje, en bici y las excursiones para avistar ciervos y aves están incluidos en el costo del alojamiento. Spa: en lo que fue la torre de agua del casco, con hidromasaje, sauna, ducha escocesa, aparatos de fitness y servicio de masajes. NMas información Tel.: 4778-9599 en Buenos Aires y (02245) 481233 en Castelli. www.bellavistadeguerrero.com
cantautor volvió a la Argentina en los años 40 y se encontró con su amor de 30 años atrás. Cecilia Cortajena tenía por entonces un hospedaje de campo cerca de Castelli, cerca de la estancia. No hubo otra canción para saber qué pasó esta vez, pero al parecer el romance no tuvo final feliz, ya que Taube volvió a Suecia sin Carmencita. Lo que sí se llevó fue una canción que le valió el éxito y reconocimiento que perdura al día de hoy, 35 años luego de su muerte. En Bella Vista tienen la grabación para quien la quiera escuchar, pero también atesoran otra historia para contar a sus huéspedes. Sólo que esta vez no tiene un final infeliz, sino abiertamente trágico. La estancia Bella Vista, cuyo casco recuerda el castillo de un hobereau (de la pequeña nobleza) francés, a orillas del río Salado, está bañada por el recuerdo y la figura de Felicitas Guerrero. La joven heredera la visitó durante dos años, para administrar las extensas tierras recibidas de su marido, Martín de Alzaga, al enviudar en 1870. Dos años más tar-
LA NACION/Página 5 de Felicitas, por lo visto no destinada a una vida feliz, fue asesinada por un amante despechado. En aquellos años Bella Vista no existía como tal se la ve y disfruta ahora, ya que el actual casco fue construido en 1916: pero parte de las paredes de la antigua casa, la que conoció Felicitas, sirvieron de cimientos para la actual. Para llegar a Bella Vista hoy se cruza el Salado gracias al puente de la Autovía 2 y se sigue un camino de ripio durante ocho kilómetros. Muy distinto de lo que era a fines del siglo XIX, cuando había que hacer un largo viaje en carroza desde Buenos Aires y cruzar el río por algunos vados, algo imposible en tiempos de crecidas. Llegar a Bella Vista era una aventura... Nada que ver con lo que hoy ofrece la estancia desde que fue restaurada y reconvertida al turismo: cabalgatas, pesca en el Salado, paseos en carroza, caminatas en uno de los últimos montes nativos de las orillas del Río de la Plata, avistamiento de ciervos dama y aves, paseos en bicicleta por los caminos rurales de la zona. El antiguo casco fue remodelado a fines de 1990 por la arquitecta Ana Pusiol, su actual propietaria. Conservó las paredes y la disposición de las piezas de la casona para instalar 17 habitaciones, salones, desayunador, cocina, restaurante y oficinas, sin perder su carácter y belleza. Hoy, en cualquier momento del año es muy común cruzarse con huéspedes que vienen de la lejana Suecia en peregrinación a la pulpería de Carmencita, mientras los pasajeros argentinos preguntan por los recuerdos asociados con Felicitas. Curiosamente, de algún modo ambas historias coinciden a orillas del Salado: fue al volver de la inauguración de un puente sobre el río cuando Felicitas se encontró con Enrique Ocampo, que le disparó y le provocó la muerte luego de una larga agonía. Y la historia de Evert Taube también está relacionada con un puente sobre el Salado: en 1912, el cantautor presenciaba la inauguración del cruce de parte del presidente Nicolás Avellaneda cuando los papeles se perdieron, y fue el propio Taube quien pudo recuperarlos a último momento. Por deseo de Avellaneda, como recompensa el músico recibió la nacionalidad argentina.