Rodrigo Zarazaga, el jesuita que desde Harvard estudia las ...

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ENFOQUES

Domingo 20 de junio de 2010

Protagonistas

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Rodrigo Zarazaga, el jesuita que desde Harvard estudia las redes clientelares Como sacerdote, trabajó durante años en villas y barrios obreros del conurbano. Allí comprendió la lógica política que se pone en juego a partir de la pobreza y, ante la ausencia casi total del Estado, el lugar clave que ocupan los punteros en esa trama. Estos temas son ahora el eje de su tesis doctoral FRANCISCO SEMINARIO LA NACION

los punteros políticos se los suele asociar con algunas de las peores prácticas de la política argentina, con la trampa del fraude y la manipulación, con las arbitrariedades del clientelismo, la movilización “comprada” y tantos otros vicios persistentes de aparatos políticos ligados, casi siempre, al peronismo, aunque sin tener garantizados derechos de exclusividad en la materia. Según esta visión, muy extendida, los punteros son algo así como pequeños demonios que medran en el infierno de la necesidad ajena, toman para sí lo que por derecho es de otros y hacen su negocio –la captación de votos para algún cacique local– en medio de la desgracia. Rodrigo Zarazaga de alguna manera exorciza estos demonios. Y no por ser sacerdote católico, que lo es, sino porque conoce como pocos la miseria en las villas bonaerenses. Trabajó durante años junto a sus pobladores mientras estaba en el seminario jesuita de San Miguel, y ahora, desde Harvard, donde desarrolla una tesis –para su doctorado por la Universidad de Berkeley– sobre el clientelismo en el conurbano, lleva varios años estudiando la particular lógica política que allí se pone en juego, con sus luces y sombras. Sabe que la visión crítica del rol que juegan los punteros políticos muchas veces es acertada. Que hay un perverso toma y daca del que se alimenta la eficiente maquinaria electoral del peronismo, el “partido hegemónico en las villas”. Pero también sabe que los punteros se mueven entre gente absolutamente olvidada, que los reconoce como únicos agentes visibles de un Estado que no está. Y que hay mucha más racionalidad de la que se supone generalmente en el comportamiento de los votantes de barrios humildes. De hecho, este encuentro de intereses particulares le permite a Zarazaga aplicar para su tesis lo que los académicos llaman la teoría de juegos. Es decir, identificar la dinámica de la relación que se establece entre políticos, punteros y votantes, desarrollar un modelo matemático a partir de esta interacción y sacar conclusiones que pueden, aunque éste no sea el objetivo primordial, servir incluso para hacer predicciones electorales. Una conclusión matemática indica, por ejemplo, que mientras se mantenga la actual dinámica, el Partido Justicialista va a ganar por 3 a 1

A

GENTILEZA: RODRIGO ZARAZAGA

en el conurbano bonaerense. Sin importar quién se le oponga. No es un dato menor. Pero, ¿cómo llega un sacerdote jesuita a Harvard? ¿Y por qué elige el clientelismo político como eje de su tesis doctoral? La respuesta no tiene que ver con cálculos matemáticos sino con la vocación y con una historia personal en la que, en un momento dado, religión e interés por ayudar a los pobres se encontraron y cobraron un sentido único. “Soy jesuita, y como jesuita siempre trabajé en el conurbano, en barrios carenciados de San Miguel, donde está el seminario”, cuenta Zarazaga desde Estados Unidos. “Ahí nació mi preocupación, cuando tomé contacto con la pobreza y me involucré con la gente”. Eso fue enseguida después de terminar el secundario en el Colegio del Salvador, hacer el servicio militar y plantearse, a esa edad en que los senderos se bifurcan, a qué debía apostar en la vida. “Me dije que a Dios y a los pobres. Más adelante agregué los libros, y las tres cosas van ahora de la mano”. Por los libros Zarazaga se refiere a la maestría en ciencias políticas que cursó en la Universidad de San Martín y al actual doctorado. Una aproximación académica a la política que explica así: “Me di cuenta, después de crear con mi padre y unos amigos una fundación de microcréditos, la Fundación Protagonizar, que ya tiene 12 años, de que iniciativas como esa son de mucha ayuda, pero que la solución real a los problemas de la pobreza pasa por la política, porque las reformas estructurales pasan por la política. Mi rol como cura no era hacer política, porque hay una contradicción en eso, pero sí puedo acercarme a la política desde la reflexión académica y desde mi conocimiento del conurbano”. Prejuicios y certezas Durante siete años Zarazaga trabajó en la Villa Mitre y otros barrios obreros de la zona. Allí tomó contacto con la pobreza. Se relacionó con la gente y conoció sus necesidades y preocupaciones. Conoció también a muchos punteros políticos y se sacudió algunos (sólo algunos) preconceptos adquiridos en un hogar que, afirma, “no era peronista justamente, sino más bien todo lo contrario”. Uno de esos preconceptos dice que la hegemonía del peronismo en las villas es

Quién es Nombre y apellido: RODRIGO ZARAZAGA

Edad: 38 AÑOS Porteño y jesuita: Nació en Buenos Aires, en 1971, cursó la escuela primaria y el secundario en el Colegio del Salvador y en 1991 ingresó en la Compañía de Jesús. En 2003 se ordenó sacerdote jesuita. Del microcrédito a Harvard: Inspirado en las ideas de Yunus, creó junto a su padre Protagonizar, una Fundación de microcréditos. Realizó un posgrado en ciencias políticas y actualmente, en Harvard, trabaja en un doctorado por la Universidad de Berkeley.

una aberración política. Ya no piensa lo mismo. Conocer la realidad de las villas lo llevó a revisar algunas opiniones. “Un poco peronista me hice –dice con humor–, ahora valoro su presencia allí. Es común decir que los punteros son vagos, que cobran por hacer nada, pero no es cierto. La mayoría trabaja de sol a sol, y al que no trabaja, la misma gente de la villa lo saca a patadas, porque le exige respuestas”. Esto equivale a decir que a falta de una presencia real del Estado, el Estado, en este caso, son los punteros. No son reyes, son lo que hay. “Son reconocidos como el Estado por sus vecinos y manejan recursos del Estado”. Así es, según Zarazaga, como construyen una relación con la gente, acumulan capital político y se ganan cierta reputación, que a su vez supone una responsabilidad, porque “cuando hay un chico con un ataque de asma a las 3 de la mañana, cuando alguien necesita atención de urgencia o realizar un trámite, la respuesta pasa por el cura o el puntero”. Claro que la que se establece es una relación absolutamente utilitaria. Y por partida doble. “Nadie come vidrio, ni el puntero ni el votante: no hay una recreación de la figura de Evita a través del puntero, y de hecho casi nadie en la villa sabe quién fue Perón. Es

pragmatismo puro”, asegura Zarazaga. Un puntero de San Miguel, cuenta el sacerdote, lo expresaba así: “Si antes cantábamos aquello de combatir el capital, hoy sólo hacemos política con y por el capital”. Y otro aclaraba, no como un pecado que le incomodara en el pecho sino como un dato de la realidad, que él repartía todo lo que le daban, salvo el aceite. El aceite lo vendía en su casa. La contrapartida al plan social, la bolsa de comida, el favor o la ayuda es, claro está, el voto. No hay una relación directa, por supuesto. Pero hay una relación. “Si después los pobladores de las villas votan al puntero, no es porque estos ejerzan un monitoreo de los votantes. Esto puede funcionar, pero sólo marginalmente. Lo votan porque es el único que está, el único que les ofrece soluciones. Lo necesitan porque no hay nadie más”. Es un sistema arbitrario, admite Zarazaga, pero “desde otros partidos no han intentado siquiera tener presencia en los barrios pobres”. Es decir, la matriz del clientelismo no está siendo disputada. Y la importancia política de esta realidad cobra relevancia si se considera que tiene lugar en distritos que, combinados, representan el 35 por ciento del electorado argentino. El desafío, estima Zarazaga, es ver de qué manera esta red clientelar puede ser transformada en una herramienta de promoción social más transparente y menos caprichosa. A su juicio, iniciativas como la asignación universal por hijo no están concebidas para terminar con los punteros, porque éstos “retienen el manejo de la información”. Para su tesis, que desarrolla junto al profesor Robert Powell, una verdadera eminencia y un especialista en la aplicación de la teoría de juegos para analizar conflictos internacionales, Zarazaga realizó durante los últimos cuatro años el trabajo de campo y mantuvo entrevistas con 120 punteros políticos de la provincia de Buenos Aires. Con algunos, admite, la relación fue conflictiva. “Hay cosas que son inaceptables, como el reparto de droga en la movilización de micros, que es real y bastante generalizado”. Pero con otros llegó incluso a trabar amistad. “Si hay vocación social en el puntero, puede haber un punto de encuentro. Después de todo, curas y punteros tenemos mucho en común”.

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Conectados

Internet, televisión y compañía GASTON ROITBERG LA NACION

Es un fenómeno reciente y seguramente la punta del iceberg de una experiencia de consumo de medios que seguirá transformándose con el surgimiento de nuevas tecnologías. Es la vinculación entre la televisión –tal como la conocemos y en su variante on line– y el poder de Internet. La NBA –la liga de básquetbol norteamericana– ofrece a sus fans un servicio on line bautizado “TV Companion”. ¿Cuál es la idea? Seguir las imágenes de un partido en vivo en la web y utilizar ese mismo espacio para comentar el juego, interactuar con otros usuarios, mirar contenido audiovisual, consultar estadísticas instantáneas, leer análisis de especialistas e integrar esa experiencia a redes sociales como Twitter, Facebook y MySpace. Esta idea de plataforma híbrida (y en algunos casos de código abierto) combina hardware cada vez más robusto y de gran calidad de imagen y sonido –los televisores LCD y LED–, sistemas de transmisión en alta definición o 3D y software familiar para el usuario de Internet. Según datos recientes de Nielsen para el mercado norteamericano, el 57% de los usuarios usan Internet y TV en forma simultánea, emplean casi el 30% de su tiempo en ver las dos pantallas al mismo tiempo, un 12,4% más que en 2009. Ya se anunció el lanzamiento de GoogleTV, un servicio que combina la transmisión de televisión con aplicaciones como el navegador Chrome, el servicio de correo Gmail, el motor de búsqueda, el sitio de videos YouTube y Blogger, entre otras. Además, son muchos los fabricantes de hardware (Sony, LG, Samsung, Logitech, Intel) que se asocian a especialistas en software para ofrecer algo más que las limitadas opciones interactivas del control remoto. Apple ya había marcado el camino con su Apple TV. Hay indicios fuertes de que algo nuevo está naciendo en este matrimonio por conveniencia. Es la sociedad del entretenimiento del siglo XXI, cuya experiencia resulta cada vez más convergente, multimedia, on line e interactiva. Ese televidente pasivo y petrificado frente a la pantalla chica podría mutar ahora en un agente inquieto, curioso, pasional y dotado de una tecnología que le permite socializar su consumo casi sin límites geográficos y temporales. [email protected] Blog: http://blogs.lanacion.com.ar/conectados Twitter: http://twitter.com/grmadryn

Más información. Enlaces, videos y otros contenidos multimedia www.lanacion.com.ar/diario-dehoy/ suplementos/enfoques

Recomendados

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http://www.nba.com/tvc/info.html La NBA y su experiencia de consumo compartido entre TV e Internet.

2

http://bit.ly/alH3k7 Un informe sobre el televidente 2010.

3

http://www.google.com/tv/ Un video explicativo sobre el funcionamiento de GoogleTV.

© LA NACION

Terapia (arriba también se sufre)

Hoy, los barrabravas deportados DIEGO SEHINKMAN PARA LA NACION

Terapeuta: ... Me decían que decidieron hacer terapia de grupo a partir de las deportaciones... Marcelo Mallo: (Se acomoda en el asiento, fastidioso.) Escuchá, psicólogo –te tuteo porque si lo tuteo a Aníbal Fernández, ¡mirá si no te voy a tutear a vos!– .Escuchá: yo como titular de Hinchadas Unidas Argentinas te aseguro –¡pero te aseguro, eh!– que los sudafricanos nos discriminaron. Ya deportaron como a 40 muchachos... ¿Vos sabés lo que fue para estos chicos tener que volverse... (se angustia y se le corta la voz)... sin haber roto un solo pómulo... y sin haber pateado una sola costilla? Pablo “Bebote” Alvarez: (Le pasa la mano por el hombro, conteniéndolo.) Tranqui, Marce... Tranqui... ¿Tenés pañuelo?... (mirando al terapeuta) Pasa de que para nosotros fue muy duro, tordito... Yo como jefe de la barra de Independiente también tenía un sueño... ¿Te acordás de Maradona de pibe,

en blanco y negro, diciendo que su sueño es jugar el mundial?... Bueno, imaginate yo en blanco y negro, a los 10, diciendo “mi sueño es revender en dólares”... T: Me parece muy valioso que el grupo pueda tramitar la angustia de este modo. Verbalizándola, en vez de transformarla en violencia... Pillín Bracamonte (Jefe de la barra de Central, se para furioso y patea una silla.) T: ¿A quién le pega cuando le pega a la silla? Pillín: ¡A todos, loco!... ¡A este gobierno! Ellos mandaron los informes con mis antecedentes para que no me dejaran entrar... ¡El Estado argentino me hizo el apartheid, loco! Mallo: Dos cosas. Uno, a mí no me deportaron. Yo vine a la Argentina para juntar algo de plata para los muchachos que allá están secos porque nos cortaron el chorro. Pero vuelvo a Pretoria en unos días. Y dos, hay que explicar por qué a ustedes no los dejaron entrar... Bebote: (Se para y le grita.) ¡Por el bu-

chón de tu amigo Aníbal no pudimos entrar! ¡Porque él mandó la orden a Sudáfrica!.. ¡Si es tan amigo tuyo de Quilmes y te conoce tanto como puntero político... ¿por qué ahora no te atiende el teléfono? Mallo: (Se le va al humo y hay que separarlos.) ¡Por la pelotud... que te mandaste vos, Bebote!... (Agarrado por la espalda por Pillín.) ¿Cómo me va a atender si vos y un amigo tuyo se pusieron en Ezeiza las máscaras de Néstor y Cristina? (Mira al terapeuta.) ¡Y claro, tordo! Como esas imágenes dieron la vuelta al mundo y el Gobierno quedó muy mal parado, de arriba se enojaron y nos soltaron la mano... T: Y después de lo de las máscaras... ¿lo volvió a atender Aníbal? Mallo: (Se tranquiliza y se sienta.)... Una sola vez. No me dejó ni hablar. Solamente me dijo: “Este gobierno es como Cutini. Puede armar el Parque. Pero no se va a hacer cargo de lo que haga el oso”. Y me cortó... T: La psicoanalista Melanie Klein decía

que los seres humanos tenemos dos instintos básicos: el de vida o amor, y el de muerte u odio. Todo empieza cuando la madre le da el pecho al niño, pero también se lo saca... Ahí nacen las ideas amorosas pero también las persecutorias... ¿Y saben hacia dónde se proyectan esas ideas? Hacia el primer objeto que el niño tiene a mano: el pecho de la madre. El niño escinde entonces a la madre en un “pecho bueno”, gratificador, proveedor, y un “pecho malo”, que primero ofrece pero después no da. Y entonces frustra... (Los tres mudos, mascando chicle, se miran entre ellos.) T: ¿Ustedes sienten que el gobierno pasó a ser el “pecho malo” de Melanie Klein? Bebote: (Se aclara la garganta.) Mirá, tordito. Yo no sé cuál de los dos pechos será... (Con los dedos se arremanga los labios hasta las encías.)... Pero ojo que

estos colmillos no son de leche, ¡eh! T: ¿Mallo? Mallo: (Se rasca la cabeza) Ahí cuando llegamos a Ezeiza, uno que nos reconoció por los bombos me dice: “Jódanse. El peronismo es así. Te usa y te tira. Perón a los “Montos” los usó y después los echó de la Plaza. Prepárense. A ustedes ya los echaron del Ellis Park”... (Todos en silencio) Pillín: Hoy somos 43 hinchadas juntas en una sola ONG... (Con los ojos llorosos.) A mí me gustaba cuando éramos más free-lance... Unos trabajaban para un político... otros para otro... (Mira al terapeuta.) ¿Me entendés? Era... (piensa buscando palabras cultas)... era UNO... el que elegía a quién le prestaba servicios antisociales... Bebote:... Como decía alguien, ¿cuál es la primera conclusión de este mundial?... (Silencio general.) Bebote: Que todos trabajan para El Monopolio... Ya no hay barrabravas independientes...