SEGURIDAD | 29
| Miércoles 16 de octubre de 2013
SEGURIDAD Edición de hoy a cargo de Luis Moreiro | www.lanacion.com/seguridad
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Relacionan el quíntuple homicidio del Bajo Flores con el narcotráfico Sospechan que el móvil del ataque a tiros del jueves pasado en un bar de la villa 1-11-14 pudo haber sido un ajuste de cuentas entre bandas por un cargamento de marihuana que no llegó a destino Gabriel Di Nicola LA NACioN
Hace un año, en una serie de procedimientos donde se secuestraron 100 kilos de marihuana, la Policía Federal detuvo al ciudadano paraguayo Rodolfo Martínez Jara. Poco tiempo después, fue liberado por la Justicia. Seis días atrás, Martínez Jara, de 52 años, fue uno de los cinco ejecutados por dos sicarios que ingresaron en un bar-pool de la villa 1-11-14, en un presunto ajuste de cuentas del narcotráfico. No sería la única víctima de la masacre que tendría antecedentes narcocriminales. Así lo informaron a la nacion fuentes de la investigación. Si bien aún no se descarta ninguna hipótesis, los investigadores sospechan que el múltiple homicidio se pudo haber originado por un cargamento de marihuana que se habría quedado alguna de las víctimas. Las otras cuatro víctimas que cayeron junto a Martínez Jara fueron identificadas por fuentes judiciales y policiales como Hugo Herrera, de 43 años; Amado Benítez Fernández, de 47; José López, de 21, y Miño Altagracia Ferreira, de 50. Si bien desde el Ministerio de Seguridad de la Nación afirmaron
que el múltiple homicidio comenzó como una discusión entre personas alcoholizadas, fuentes judiciales afirmaron: “La sospecha principal es que se trató de un ajuste de cuentas originado por el contrabando de drogas. Además de Martínez Jara, otra de las víctimas habría tenido antecedentes por una causa de estupefacientes”. El brutal ataque es investigado por la fiscalía descentralizada de los barrios de Nueva Pompeya y Parque de los Patricios, a cargo de Marcelo Munilla Lacasa y Adrián Giménez, que tienen experiencia en causas de homicidios con el sello narco. Ayer, según informaron fuentes con acceso al expediente, declararon en la fiscalía de Nueva Pompeya y Parque de los Patricios dos jóvenes ciudadanas paraguayas que estuvieron en el bar-pool cuando llegaron los sicarios, pero no pudieron aportar datos de importancia para la investigación porque afirmaron que cuando ingresaron los sicarios y comenzaron los disparos se arrojaron debajo de una mesa. Todo ocurrió el jueves pasado, a las 22.30, en el pasillo 9 de la villa 1-11-14. “El lugar, que se identifica con el número 419, es un garaje que funciona como bar y donde hay una
mesa para jugar al pool. Los sicarios ingresaron y sin mediar palabra comenzaron a disparar contra sus víctimas”, explicó un detective que participa de la investigación. Los asesinos estaban armados con pistolas nueve milímetros. Su bien los sicarios actuaron a cara descubierta, los fiscales Munilla Lacasa y Giménez aún no tienen datos para poder hacer un identikit de
En las últimas horas declararon como testigos dos jóvenes paraguayas que estaban en la escena del múltiple homicidio los sospechosos. Tampoco tienen un apodo que pudiera orientarlos hacia los asesinos. Según fuentes del Ministerio de Seguridad, tres de las víctimas estaban sentadas a una mesa tomando cerveza y las otras dos se encontraban en la puerta del bar. “Los sicarios se fueron sin que nadie los siguiera para poder saber
cómo y hacia dónde escaparon. A la escena del crimen, suponemos, llegaron a pie”, afirmó uno de los investigadores. La primera fuerza de seguridad que llegó al lugar de los hechos fue la Gendarmería Nacional, que tiene personal en la villa 1-11-14 destinado al operativo Cinturón Sur. Herrera y Fernández Benítez llegaron sin vida al Hospital General de Agudos Parmenio Piñero. Las otras tres víctimas fallecieron en el centro de salud porteño. “Estamos reconstruyendo los últimos días de las víctimas para tratar de determinar si alguna recibió amenazas. También debemos saber si los cinco ejecutados se conocían entre sí o el plan original de los autores del crimen estaba dirigido a alguien en particular pero terminaron perdiendo todos”, especuló una fuente del caso consultada por la nacion. De las cinco víctimas, además de Martínez Jara, también habían nacido en Paraguay Altagracia Ferreira y Benítez Fernández. Herrera y López, en tanto, eran argentinos. Según pudo saber la nacion, Martínez Jara había sido detenido entre el 18 y el 19 de octubre del año pasado por detectives de la Super-
intendencia de Drogas de la Policía Federal. Durante 48 horas se hicieron siete allanamientos en la villa 1-11-14, otros siete en la villa Zabaleta y en Paso del Rey, en el partido de Moreno, donde se secuestraron 100 kilos de marihuana. La causa judicial estuvo a cargo del juez federal de Morón Juan Pablo Salas. “Durante los procedimientos hubo tres detenidos, entre los que estaba Martínez Jara. La causa judicial avanzó y fue elevada a juicio, pero Martínez Jara fue liberado por la Cámara de Apelaciones en lo Federal de San Martín después de su sobreseimiento”, sostuvo una fuente con acceso al expediente. En la fiscalía de Munilla Lacasa y Giménez están confiados en avanzar sobre los autores del múltiple homicidio. “Tarde o temprano tendremos la información para poder dar con los sicarios”, afirmó un investigador consultado. Hace un año, Munilla Lacasa y Giménez investigaron otros tres crímenes vinculados al narcotráfico. Pero en esa oportunidad los homicidios ocurrieron en la villa 21-24, en el límite entre Barracas y Nueva Pompeya, y entre las víctimas había un presunto jefe de una banda narco.ß
Otros tres muertos en tiroteos en Rosario Tres jóvenes de entre 16 y 26 años murieron durante el último fin de semana en Rosario en hechos de violencia, por lo que el número de homicidios dolosos supera los 180 en lo que va del año. Según las estadísticas de la Unidad Regional ii de Policía, que tiene jurisdicción sobre el Gran Rosario, en todo 2012 los homicidios intencionales treparon a 182 casos, según informó la agencia Télam. Fuentes policiales dijeron que el primero de los hechos violentos se produjo el sábado a la madrugada, cuando en la esquina de Heliotropo y Clavel, del barrio Las Flores, un joven de 26 años, identificado como Yair Rodrigo González, recibió seis balazos que fueron dispararon por dos delincuentes que iban en una moto y que no detuvieron su marcha. Anteanoche, a las 21.30, Gustavo Sandoval, de 16 años, fue baleado y luego murió mientras transitaba en moto con un amigo por Perú al 2100, en oeste de Rosario. Según agregaron voceros de la investigación, los jóvenes quedaron en medio de un tiroteo entre otros dos grupos que también se movían en moto. Poco después, Eduardo Gismoldi, de 18 años, fue asesinado de un tiro, en un intento de robo ocurrido en Dean Funes al 4100, en el sudoeste de Rosario. Gismoldi estaba con su novia cuando fue abordado por un hombre que los amenazó con fines de robo y luego le disparó.ß
Hallaron el cadáver del kayakista perdido ahogado. El joven había caído al agua el
sábado, luego de darse vuelta su embarcación Valeria Musse LA NACioN
Una retroexcavadora ayudaba ayer a remover tierra en González Catán para buscar a Aída Amoroso
Télam
Vinader juntaba todas las noticias que se publicaban sobre el caso Araceli
siniestro. El ex cabo le enviaba los artículos periodísticos a la nieta de la dueña de la casa
de Puán al 3700, quien todavía no aparece, y le pedía que no le dijera nada a la policía Gustavo Carabajal LA NACioN
Walter Vinader juntaba las noticias que se publicaban sobre la búsqueda de Araceli Ramos y se las enviaba a través del chat de la red social Facebook a Solange, la nieta de Aída Amoroso, la otra supuesta víctima de este ex cabo de la Prefectura. Vinader está preso acusado ser el autor de las desapariciones de Araceli, de 19 años, y de Amoroso, de 84, la dueña de la casa de Puán 3774, de Caseros, adonde la joven estudiante, de 19 años, concurrió engañada por el imputado para una entrevista de trabajo. Hasta el momento, el cuerpo de Amoroso no fue hallado por los investigadores de la policía bonaerense. Ayer continuaron los rastrillajes y la remoción de tierra en un predio de González Catán, pero sin resultados positivos, mientras que el cuerpo de Araceli fue hallado el viernes pasado a la madrugada en un terreno abandonado situado en el cruce de General Paz y Crovara, en la localidad de Villa Madero. Un día antes, Vinader había sido llevado a declarar como imputado
ante el fiscal de San Martín, Enrique Velazco Cerviño, quien le imputó las desapariciones de Araceli Ramos y Aída Amoroso. Pero, en los próximos días, antes de que le dicten el procesamiento y la prisión preventiva por ambos hechos, Vinader será llevado nuevamente ante el fiscal, quien le reformulará la imputación y lo indagará por su presunta responsabilidad en el homicidio de la joven estudiante. Mientras tanto, la policía seguirá buscando a Amoroso. La dueña de la casa en la que fue tomada cautiva Araceli está desaparecida desde el 20 de agosto pasado. Ése fue el último día que tuvo contacto con algunos de los integrantes de su familia. Fue a partir de la necesidad de comunicarse con su abuela que Solange llamó por teléfono a Vinader. “En la primera llamada, me dijo que mi abuela se había ido a la casa del hermano, porque allí la atenderían mejor. Pero a mi tío le decía otra cosa. Afirmaba que mi abuela estaba conmigo, cuando no era así”, explicó Solange a la nacion. La nieta de Amoroso recordó que en los días siguientes mantuvo co-
municación con Vinader a través de la red social Facebook. Esas conversaciones fueron cuando tomó estado público la desaparición de Araceli. Curiosamente, sin que ella mencionara nada sobre ese hecho, Vinader comenzó a mandarle los links con las publicaciones que daban cuenta de la búsqueda de la joven estudiante. Según relató Solange, cuando se supo la dirección de la casa a la que Araceli había ido engañada y que ese domicilio pertenecía a su abuela, las respuestas de Vinader ante los reclamos de la joven fueron más sospechosas y evasivas. “Me pidió que si iba a la policía no dijera nada”, recordó Solange. Acorralado, Vinader se presentó ante la policía dos días después de la declaración de Solange y quedó detenido. Sabía que lo estaban buscando. La policía había estado el primer fin de semana de este mes en su casa de Mataderos, en Cañada de Gómez al 2200. No fue la primera vez que la policía se encontraba con un acusado de homicidio al que le gustaba juntar las noticias sobre los hechos que supuestamente cometió, como si le gustara saber
qué se decía sobre él en la prensa. En 1996, un grupo de policías de la comisaría 4a., Barrancas, de Martínez, irrumpió en un chalet de la zona para detener a un joven miembro de una familia de buen pasar económico. Al revisar su habitación, los detectives hallaron los recortes de los diarios con los hechos por los que se lo acusaba. El doble homicidio ocurrido en el pub Company, de Belgrano, el asesinato de Bernardo Loitegui (h.), en Martínez, y los asaltos a una serie de restaurantes de la zona norte del conurbano figuraban en esa carpeta de recortes. Quien se dedicaba a coleccionar esas notas periodísticas era Guillermo Antonio Álvarez, alias “el Concheto”. Álvarez fue condenado por cuatro homicidios cometidos entre 1996 y 1998 y se convirtió en uno de los asesinos seriales más sanguinarios de la historia policial argentina. Vinader tiene la misma edad que Álvarez y, 17 años después, el ex cabo parece haber adoptado algunos aspectos de la conducta del jefe de la denominada “banda de los chicos bien”.ß
Las esperanzas de hallar con vida a Facundo Álvarez, de 25 años, quien era buscado desde el sábado luego de que el kayak en el que navegaba por el Río de la Plata se dio vuelta, se diluyeron ayer al mediodía. Su cadáver fue hallado por personal de la Prefectura Naval cerca del muelle Anchorena, en Martínez, a pocos metros de donde había ocurrido el trágico episodio. En esa ocasión el joven no llevaba chaleco salvavidas. “No lo puedo creer”, repetía una y otra vez Manuel, un conocido de la víctima. Como él, unas 30 personas permanecían ayer sentadas sobre el césped de la ribera. En silencio, y pese a que el cuerpo de su amigo ya había sido trasladado a la morgue, los jóvenes se acompañaban entre abrazos y sollozos. Cada tanto, la mirada se perdía triste entre el cielo y el río. Unas horas antes, esos mismos allegados se habían vuelto a organizar para, como ocurrió desde el sábado pasado y hasta anteayer, repartir volantes con la foto impresa de Facundo o del “negrito”, como algunos lo llamaban cariñosamente. Tal vez su amigo había logrado salvarse y, shockeado, caminaba sin sentido por la ciudad. Los amigos se aferraban a esa esperanza. Pasadas las 13.30 de ayer, buzos de la Prefectura Naval hallaron el
cuerpo sin vida de Facundo cerca del muelle Anchorena y 200 metros aguas adentro. Estaba en los alrededores del lugar donde el kayak del joven dio una vuelta de campana. Fuentes de la Prefectura Naval indicaron a la nacion que luego de la aprobación de la fiscalía única de Vicente López se convocó a la familia de la víctima para el reconocimiento del joven. “Cuando se completen los estudios en la morgue, se les entregará el cuerpo”, se agregó. Aunque al principio se había informado que el kayak de Álvarez había sido hallado horas después de su naufragio, la fuente consultada aseguró que la embarcación encontrada había sido la del cuñado de la víctima y que todavía se buscaba la del fallecido. Los kayaks de los jóvenes naufragaron el sábado por la tarde cuando navegaban a la altura de olivos y estaban a 100 metros de la costa. Ráfagas de viento provocaron que ambas embarcaciones se dieran vuelta. El cuñado de Álvarez pudo salir y alcanzó la orilla, no así Facundo, quien no llevaba puesto el chaleco salvavidas reglamentario. Desesperado, el sobreviviente dio aviso a la Prefectura sobre la desaparición del cuñado y enseguida se puso en marcha un operativo de búsqueda del joven con diversas embarcaciones y un helicóptero. Los amigos, por su parte, habían organizado rastrillajes por la costa.ß
Galeano: piden perpetua para Arce y su madre juicio. El fiscal José Luis Castaño le solicitó ayer al Tribunal oral Criminal N° 1 de Campana la pena de prisión perpetua para José Arce, de 64 años, y de su madre Elsa Aguilar, de 83, por el crimen de su mujer, Rosana Galeano, de 29, cometido en 2008. Para el fiscal, Arce y su madre son coautores del delito de homicidio triplemente calificado por haber sido cometido por tres o más personas, alevosía y por el vínculo. Cabe recordar que Galeano fue asesinada el 16 de enero de 2008, cuando recibió cuatro disparos de una pistola automática calibre 45, –arma que nunca apareció–, en la puerta de su casaquinta del barrio El Remanso, en el partido de Exaltación de la Cruz, a unos 73 kilómetros de la ciudad de Buenos Aires. El fiscal Castaño sostuvo además que a lo largo del juicio “ha quedado acreditada la responsabilidad” de ma-
dre e hijo y en el caso de Arce recordó que el día del crimen fue dilatando durante todo la jornada la entrega de sus hijos a Rosana: “Fue dejándola adentro de la casa con el propósito de que a la noche la mataran”. En cuanto al agravante por el vínculo, recordó que el matrimonio “tenía una relación tumultuosa y violenta”, la cual quedó demostrada por las denuncias de agresión que radicó Galeano antes de ser asesinada. Además de solicitar la pena máxima, el fiscal Castaño también pidió la absolución de los hermanos Paulo y Gabriel Leguizamón, de 35 y 41 años respectivamente, por “la debilidad en la citación a juicio” para ambos al no encontrar pruebas para acusarlos por el crimen. Los jueces, por su parte, aceptaron este pedido. El juicio continuará el próximo 21 de este mes con los alegatos de la defensa de Arce y de su madre.ß