OBRA GANADORA PREMIO ARTE Y CULTURA PARA LA PAZ. MEMORIAS DEL FUTURO. BOGOTÁ, IDEARTES, ABRIL 2014
PROPUESTA ARTE Y CULTURA PARA LA PAZ. MEMORIAS DEL FUTURO
cuente la historia y el contexto en que fue tomada la fotografía HECTOR ARROYAVE 10000316
Quien va por las raíces se va por las ramas, dice un refrán popular. Si revisamos la constancia del tiempo paralelo a la civilización se revisa un incremento de la crueldad y de los métodos de destrucción, pareciera que se ha hecho un pacto con la “barbarie” en la humanidad en general. Parto de la reflexión sobre la naturaleza de la violencia humana como una insatisfacción creativa y artística que desencadena en sufrimiento, magnicidio y finalmente un caos social. En Colombia cada año aumenta la violencia doméstica donde modelos de conductas aprendidas involucran abusos físicos, psicológicos, ataques sexuales, aislamiento social, castigos. Pese a lo anterior, a los obstáculos y renuncias emocionales que conlleva un caso violento, nuestro trabajo, habla de este tema desde otro punto de vista. "El arte debe hacer eterna a la naturaleza en nuestra imaginación.", como lo mencionaba el pintor francés postimpresionista, considerado el padre de la pintura moderna, Paul Cezanne. Por esto, para construir paz, debemos reconstruir la memoria histórica a través de actos fotográficos donde los espacios privados y los objetos personales que hayan sido transformados en actores violentos, sean transformados simbólicamente como camino a la reconcialiación y construcción individual-colectiva de nuestro país. Para el proyecto de Memorias del Futuro, se hizo un trabajo colectivo con la colaboración del Comité Operativo de Mujer y Géneros y la Fundación AMAC en una de las casas del Barrio El Dorado en la Localidad de Santa Fe. Inspirado en la obra pictórica barroca del holandés Pieter Janssens Elinga (1623-1682), “Mujer Leyendo”, se reinterpretó esta escena de vida cotidiana en una representación del retrato fotográfico de un ambiente interior doméstico colombiano donde la violencia intrafamiliar entra a configurar los objetos de modo simbólico. Para esto, se crea una escena viva que resignifica el espacio y los objetos, reconstruyendo la imagen de mujer individual como centro de familia, como madre, como pareja, que desarrolla una tarea cotidiana de creación sanadora que limpie el lugar, reparando así, la huella de dolor y de pérdida hallada comúnmente en un acto violento. Un montaje aislado de figuras religiosas, de familia y de moda, representan en la escena el sexismo presente en los medios de comunicación, donde la individualidad de la mujer recibe un tipo de abuso de poder por parte de un miembro de la familia, al ser vista ella como un objeto de consumo o de propiedad. Es por esto que redefinimos esta imagen, elaborando un escenario con riqueza compositiva, donde se plantan en el piso un jardín de flores naturales que pinta la atmósfera de un aire de limpieza. Buscamos que el espectador comprenda la escena representada donde la mujer usa un cuchillo como objeto de creación artística y no de perpetrador de dolor, tallando vegetales, transformándolos en esculturas naturales, evitando así una acción violenta a través del objeto. Se logró así transmitir, los estados emocionales del personaje y la mirada del entorno social al incluir una vista paisajística del barrio. Se reflexiona por medio de una intervención artística en el espacio, el hecho que la guerra de país nace en casa, si no es reparada desde su interior. Más que reflejar la tragedia interna de un espacio familiar violentado, se transforma una mirada de sociedad reconstruyendo los valores de familia y los vínculos sociales con su entorno. Es así como se reconfiguró un espacio considerado como escena de violencia intrafamiliar en un lugar alegre, acogedor, libre de violencia y de esperanza para la paz.
HECTOR ARROYAVE 10000316
