Playas de aguas cristalinas, buceo con lobos marinos

rodado o piedritas, además de pequeños restos de caracoles erosionados. La ciudad recibe turistas de todo el mundo, mu- chos de ellos desembarcan de los ...
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UN PARAÍSO LLAMADO PENÍNSULA VALDÉS Playas de aguas cristalinas, buceo con lobos marinos, avistaje de ballenas a pocos metros y los atardeceres más fascinantes son algunos de los imperdibles de esta zona de la Patagonia argentina

Ballenas-Frank Wirth

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Excursión en bicicletas - Foto: Lisandro Crespo

Pocos lugares en el mundo tienen tanto para ofrecer como la Península Valdés, en la provincia de Chubut. Esta zona de la Patagonia argentina, de hermosos paisajes con el mar azul de fondo, brinda infinitas posibilidades de avistaje de fauna. Por ser un lugar de preservación de mamíferos de importancia mundial, que se encuentran en peligro de extinción, fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1999. Para llegar a la península hay que pasar por Puerto Madryn. Ubicada en la Bahía del Golfo Nuevo, es una playa de mar calmo -casi sin olas- ideal para el windsurf y de temperatura bastante fría, por lo que muy rara vez aparecen aguas vivas. Su arena es fina y dorada, a diferencia de otras playas formadas por canto rodado o piedritas, además de pequeños restos de caracoles erosionados. La ciudad recibe turistas de todo el mundo, muchos de ellos desembarcan de los cruceros, por lo que cada vez tiene más alternativas de alojamiento, restaurantes y tiendas de articulos regionales y recuerdos. En temporada de ballenas, muchas veces pueden verse desde la rambla o desde el muelle, aunque uno de los mejores sitios para verlas de cerca y sin embarcarse es El Doradillo, manejando 15 kilómetros hacia el norte de Puerto Madryn. Con todavía menos olas, menos algas y tonos de azul transparente entre sus altos acantilados, Puerto Pirámide es una de las playas más lindas de la Patagonia . Si bien fue creciendo en los últimos 30 años, todavía conserva ese espíritu de aldea o villa balnearia donde se respira tranquilidad. La excepción es la primera semana de enero, que es elegida por los adolescentes para celebrar el año nuevo y suele ser más bulliciosa. En todo caso, quienes busquen plena calma, silencio y soledad, tienen un abanico de playas para descubrir. Pardelas es una de ellas y, del otro lado, en el Golfo San José, Villarino y Larralde son otras opciones. Éstas no tienen ni hosterías ni restaurantes, son tierras de camping, casillas, motorhome, pesca y picnic mirando el mar. Es un mar planchado de aguas cristalinas para salir a dar un paseo en kayak, o animarse al esquí acuático, entre otros deportes náuticos. El buceo es una de las actividades más atractivas de la zona. Hay excursiones con tanques como el bautismo submarino para quienes se sumergen por primera vez, y snorkeling con lobos marinos para los más aventureros.

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Avistaje de ballenas - Foto: A.Valez

Paseo en kayak - Foto: Lisandro Crespo

Buceo con lobos - Foto: Melina Perez

Puerto Pirámide - Foto: Lisandro Crespo

Ballena y ballenato - Foto: A.Velez

¿En qué momento del año ir? Por la cercanía y la conexión que se logra, el avistaje de la ballena franca austral es una experiencia inolvidable para toda la familia. Al estar en un bote, a tan pocos metros, realmente se toma conciencia de la inmensidad de otros seres vivos y de la importancia de cuidarlos y ser respetuosos con su hábitat. Quienes tengan suerte verán a una madre con su cría, o a un macho en plena tarea de seducción; oirán sus soplidos y podrán maravillarse con sus saltos y el tan esperado saludo de la cola. Las ballenas están en la Península entre junio y diciembre. Quienes vayan en busca de delfines podrán encontrarlos durante todo el año, a excepción de los delfines oscuros, que aparecen solo entre diciembre y abril. Las orcas, que practican allí una estrategia de caza única en su género, están unos meses más -entre septiembre y abril- y suelen verse en las reservas de Punta Norte y alrededor de la Caleta Valdés. Estos son dos buenos lugares para ver, en la misma época, algunos pingüinos y elefantes marinos, que llegan en agosto y se van en marzo. Los lobos marinos, en cambio, pueden verse durante todo el año. En el mirador de la reserva Punta Pirámide hay tanto lobería como gaviotinera, además de una increíble vista panorámica del golfo. Otras de las especies que pueden observarse durante todo el año son las aves. La Reserva Isla de los Pájaros, frente al istmo Ameghino y a 800 metros de la costa en el Golfo San José, fue creada en 1967 para proteger las aves de Península Valdés. Cormoranes, garzas blancas y brujas, gaviotas cocineras, biguáes, ostreros, flamencos, pingüinos de magallanes y gaviotines son algunas de las especies que alberga, y que atraen a ornitólogos de todo el mundo. Para coronar la visita, nada mejor que probar algunos frutos de mar y mariscos frescos, recolectados por los pescadores artesanales de la zona tempranito a la mañana. Vieiras, cholgas, almejas, mejillones y pulpo se suman a la pesca del mero y salmón blanco, aunque también pueden encontrarse las clásicas rabas y langostinos rebozados. Disfrutar de todo esto en compañía de los espectaculares atardeces de la Península solo puede provocar un último deseo: querer volver.

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