Por el mundo
Pirandello, un amor y el fascismo POR NÉSTOR TIRRI Para La Nacion
tal vez sea defender los espacios en los que no todo está sobreinterpretado. –¿De qué manera lee ahora Respiración artificial, su primera novela, y de qué manera querría que se leyera? –Hay una sensación de descubrimiento, me parece, al escribir una primera novela; la sorpresa de encontrar un tono y de poder seguirlo. No se trata de narrar, sino de escribir, y escribir es una cuestión de ritmo, ¿no?; hay que escuchar la música del lenguaje. Mientras trabajaba en Respiracion artificial, tuve todo el tiempo la impresión de que el material era inesperado, que surgía del tono y que yo sólo debía tener la capacidad de sostenerlo. Escribí la última versión de la novela en cuatro meses, en el verano, en un departamento que daba al Congreso, con una sensación de euforia y de energía que nunca volví a sentir con tanta intensidad en los libros siguientes. Esto no habla de la calidad del libro (La ciudad ausente, por ejemplo, me parece una novela mejor), sino del sentimiento de apertura y de experimentación que es esencial, creo, en la relación con la literatura. Y algunas primeras novelas suelen conservar los rastros de esa inspiración.
maravillosa materia prima nacida para ser plasmada, un espíritu elegido que ahora había encontrado a su maestro, el golpe de fortuna más fuerte.” Ese fue el encuentro de Pirandello con la Abba, “aquella muchacha de cabellos rojizos y mirada magnética”. La misma que, en una de las cartas, hará exclamar al apasionado Luigi: “Ayúdame, ayúdame, por favor, Marta mía, no me abandones… deposito toda mi vida en Ti, mi arte eres Tú; sin tu respiración muero…” En esta debilidad tardía podría entreverse cierto, pero el biógrafo evita el chisme y exalta, en cambio, la feliz gravitación que Marta ejerció en la producción teatral de Luigi. El deslumbramiento fue liberador: “Su mujer, loca –enumera Collura–, los hijos, que habían quedado engrampados a su vida; la misma Lietta, adorable criatura con quien habría debido compartir el tedio de los años que le restaban, todo, como por encanto, se había escabullido de su vida. Ahora era un hombre libre”.
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13 Viernes 8 de octubre de 2010
por ejemplo, los dos últimos libros de Marcelo Cohen, que tiene un proyecto muy interesante. También leí algunos textos de algunos escritores más jóvenes, por ejemplo de Marcos Herrera. Otro escritor que me interesa mucho es Germán Maggiori, que hace una especie de ciencia ficción noir, dura, una especie de ciencia ficción del suburbio; allí, además, el castellano aparece alterado por esas realidades. Tengo ganas de dictar un curso sobre primeras novelas y escribir después un ensayo sobre eso. Me interesa cómo aparece un tono y una voz, y qué se puede esperar después de eso. Trataría de hacer un pequeño catálogo de textos y reflexionar sobre esa forma. Lo interesante de las primeras novelas es que no sabemos nada, no tenemos prejuicios. Es una primera experiencia de lectura. Últimamente, me preocupa mucho la sobreinterpretación, que es algo muy ligado a la cultura de masas actual. Es algo que noté en Estados Unidos con las emisiones de Lost y de The Wire. Después de cada capítulo, al día siguiente ya había infinitas interpretaciones. Cada interpretación preparaba lo que se iba a ver en el capítulo posterior. La tarea de la crítica
¿Hasta dónde Luigi Pirandello adhirió, verdaderamente, al fascismo? Visitaba a Mussolini en el Palazzo Venezia y se dejaba deslumbrar por el trato que recibía. Un día Pirandello le propone fundar un Teatro Nacional de Prosa y el Duce lo aprueba, pero el proyecto no se concreta. El escritor carece de olfato político y el régimen lo usa:él es demasiado prestigioso como para que prescindan de su figura. Esas revelaciones salieron a la luz a través de las cartas que Pirandello envió a Marta Abba y que el escritor Matteo Collura enhebra en un lúcido paneo en torno a aquella compleja peripecia humana: Il gioco delle parti. Vita straordinaria di Luigi Pirandello, publicado por Longanesi. Marta despertó en Pirandello –ya veterano, entonces– una inusitada pasión. “En aquel escenario que se mantenía bajo una luz débil se le había aparecido la mujer que había esperado toda la vida: su actriz”, dice el biógrafo. “Ella era una