Padres de familia: ¡Escuchen! AWS

nombre es: Madre Teresa de Calcuta. Si hay una figura que transmite la compasión, sin duda es la de la .... por eso, exentas de ellos. Esto es una posición muy alarmante porque niega en si el poder de la gracia ... 12:30—4:00 p.m.. En la Catedral de Santa María. Con el Arzobispo Alexander K. Sample. ¡Guarde la Fecha!
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Opinión

El Centinela 4

16 de Septiembre de 2016

Padres de familia: ¡Escuchen!

Recientemente, bauticé a mi propia sobrina-nieta. Fue una ocasión de gran gozo para mi familia y para mí. En el curso de 26 años de sacerdote, he celebrado muchos bautizos, pero en esta ocasión, durante la ceremonia, hubo palabras del rito que sentí resonar con más fuerza. Quizá esas palabras cobraron mayor importancia porque se las estaba diciendo a mi propia sobrina y a su esposo. Las instrucciones a que me refiero tienen que ver con la responsabilidad que tienen los padres hacia sus hijos, mientras los presentan a ser bautizados. Estas instrucciones van muy en serio, y me gustaría que los padres de familia las escucharan de nuevo, sobre todo si ellos todavía tienen hijos en casa. “Ustedes, papás que piden el Bautismo para su hijo(a), deben darse cuenta de que contraen la obligación de educarlo(a) en la fe, para que, guardando los mandamientos divinos, amen a Dios y a su prójimo, como Cristo nos enseñó. ¿Se dan cuenta de la obligación que contraen?” “En el sacramento del Bautismo, el amor de Dios va a infundir, por el agua

POR EL ARZOBISPO ALEXANDER SAMPLE

y el Espíritu Santo, la vida nueva en estos niños, que ustedes han presentado a la Iglesia. Procuren educarlos de tal modo en la fe, que esa vida divina se vea preservada del pecado y pueda desarrollarse en ellos de día en día” (Ritual del Bautismo de Niños). Ustedes respondieron a la primera pregunta: “Sí”; y a la segunda instrucción, ustedes dieron su consentimiento al renovar sus promesas bautismales. Este es un gran privilegio que trae consigo una gran responsabilidad. Estas declaraciones hacen eco a lo que la Iglesia cree con firmeza sobre los derechos y responsabilidades de los padres y educadores de sus hijos, especialmente en lo relacionado con la fe. En la Declaración sobre la Educación Cristiana, emitida por el Concilio Vaticano II, leemos: “Puesto que los padres han dado la vida a los hi-

jos, están gravemente obligados a la educación de la prole y, por tanto, ellos son los primeros y principales educadores. Este deber de la educación familiar es de tanta trascendencia que, cuando falta, difícilmente puede suplirse. Es, pues, obligación de los padres formar un ambiente familiar animado por el amor, por la piedad hacia Dios y hacia los hombres, que favorezca la educación íntegra personal y social de los hijos” (n. 3). Estoy admirado de ver que los padres toman con mucha seriedad la responsabilidad que Dios les ha dado. Algunos padres de familia han hecho que la formación y educación de sus hijos en la fe sea la prioridad más importante de sus vidas. He notado que esto es especialmente verdadero entre aquellos padres que forman y educan a sus hijos, siguiendo el programa educativo en casa. Otros padres confían la educación de sus hijos a una o dos escuelas católicas. Ese es un gran sacrificio para ellos, y rezo por un mejor esfuerzo, para que las escuelas católicas sean todo lo que deben ser, como instituciones firmes

Santa: Madre Teresa de Calcuta Queridos Lectores:

Si hay un nombre que expresa la caridad, ese nombre es: Madre Teresa de Calcuta. Si hay una figura que transmite la compasión, sin duda es la de la monja católica de origen albanés que identifica la congregación de las Misioneras de la Caridad, que ella fundó en Calcuta en 1950. Y desde niña, esa figura ha sido parte de mi vida, como lo ha sido de muchos católicos en todo el mundo. Yo crecí y fui educada en la comunidad de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana, con su origen en Zaragoza, España, donde se encuentra Nuestra Señora del Pilar. Y durante toda mi formación escolar, el concepto de la “caridad” y “entrega a los pobres” fue algo fundamental. La caridad cuando se trata de los niños, se enseña para que posteriormente en la edad adulta, se pueda vivir. Y recuerdo como si fuera hoy, cuando tuve que hacer una tarea para el colegio, al iniciar la secundaria, y teníamos que explicar la “caridad”. Yo escogí a la Madre Teresa. En ese momento tenía 13 años, pero era muy claro para mí, que la persona que identificaba esa palabra era ella. Con el paso de los años, fui aprendiendo mucho más sobre su obra. La

POR ROCÍO RIOS, DIRECTORA

monjita, se dedicó durante más de 45 años de entrega a la atención de los pobres, los enfermos, los huérfanos y moribundos. L eyendo su biog rafía uno realmente llega a conocer a esta mujer que desde su sencillez, se entregó completamente al desvalido. Un ejemplo para todas las generaciones de católicos, porque en su entrega sin medida, dejó ver que la “caridad es un compromiso para toda la vida”. Su congregación religiosa es conocida en todo el mundo, gracias a una obra que sigue y se proyecta en el pobre y en el desvalido. Si reconocemos como estamos celebrando su canonización, podemos ver que fue el Papa Juan Pablo II quien la beatificara y el proceso de canonización fue aprobado por el Papa Francisco en diciembre de 2015. Desde ese momento los católicos del mundo esperábamos este gran acontecimiento. El 4 de septiembre de 2016, pasará a la historia como la fecha

en que la Madre Teresa se convirtión en Santa Teresa de Calcuta. Ag nes, como era su nombre de pila, descubrió su vocación desde temprana edad, y para 1928 ya había decidido que estaba destinada a la vida religiosa. En ese momento ella decidió cambiar su nombre por el de “Teresa” en referencia a la santa patrona de los misioneros, Teresa de Lisieux. La canonización de la Madre Teresa es sin duda un momento histórico, por eso invito a los lectores de El Centinela a leer nuestro informe especial de este mes. Tuvimos la información en nuestra edición digital y en facebook, pues queríamos estar unidos a los miles de peregrinos que colmaron la plaza de San Pedro, en un momento histórico para los católicos que conocieron la obra de la Madre Teresa de Calcuta en vida. Yo soy una de esas católicas, por eso celebro en oración este gran acontecimiento. Cada vez que se pronuncia su nombre, sin duda uno evoca la misericordia y entrega por los pobres. Su nombre es sinónimo de caridad. Su nombre sin duda es la entrega desinteresada en favor de los pobres y desvalidos. Oremos a la Santa. Oremos por los pobres.

en la identidad católica y en la enseñanza de la plenitud de la fe. Finalmente, muchos padres ponen su confianza en la formación de la fe y en programas de catequesis de la parroquia para instruir a sus hijos. Nosotros estaremos trabajando arduamente para hacer que estos programas reúnan fundamentos sólidos para la transmisión de la fe, que realizan los fieles. Y haremos más para proporcionar formación adecuada para los catequistas que transmiten la fe de la Iglesia. Pero para aquellos padres de familia que optan por utilizar nuestras escuelas católicas o los programas parroquiales de formación de la fe, debemos enfatizar que estos no sustituyen el cumplimiento de la gran responsabilidad que los padres han aceptado al hacerse padres y al bautizar a sus hijos. Es mucho más importante la formación que sucede en casa, que la formación que ocurre en un día de clases en la escuela católica o en una hora de clase de formación de la fe. No tengo suficientes palabras para enfatizar esto. Con frecuencia, los

padres de familia dejan su responsabilidad en manos de los los maestros de las escuelas católicas y de los catequistas de la parroquia. Ellos están allí para ayudar a los padres y complementar la educación, la formación de la fe y el ejemplo que los niños reciban en sus casas, en el seno familiar. Una preocupación específica es la de la práctica sacramental en la familia. Durante mis diez años como obispo, una de las preocupaciones que escucho de los pastores es que demasiados niños y padres de las escuelas católicas, o de los programas de la formación de la fe, rara vez atienden la Misa dominical. Es casi como si las aulas escolares católicas o las clases de catecismo sustituyeran la gran obligación de los padres de traer a sus hijos al encuentro con Cristo en la Misa y en el Sacramento de la Reconciliación. He llegado a escuchar a algunos niños y a sus padres decir que las misas celebradas en la escuela sustituyen a la obligación de la Misa dominical. En resumen: la mayor responsabilidad de los padres de familia no es

esforzarse por enviar a los hijos a las mejores escuelas y universidades para que consigan el éxito en el mundo. La mayor responsabilidad, su deber, es hacer todo lo que sea necesario, todo lo que esté a su alcance, para ayudar a sus hijos a entrar en el cielo. Es así de simple. Eso es todo lo que a nuestro Señor le interesará al final de nuestros días, y eso es lo que los padres de familia prometieron solemnemente ante Él, en el día del bautizo de sus hijos. Agradezco desde lo profundo de mi corazón a los padres de familia por tomar esa responsabilidadn tan seriamente. Me doy cuenta del gran desafío que significa criar niños en la cultura actual. Háganlo lo mejor que puedan, reconociendo la libertad que Dios dio a la voluntad de los hijos, y confiando en que la semilla que ha sido sembrada en casa dará su fruto, un día, en la vida de sus hijos. Que Dios los bendiga. Sepan que están en mis oraciones. *Lea todas las columnas en www.elcentinelacatolico.org

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Opinión

El Centinela 4

18 de Noviembre de 2016

Como muchos de nuestros lectores ya saben, el 7 de octubre de 2016 (el día de la Memoria de Nuestra Señora del Rosario), fue promulgado mi primer carta pastoral a la Arquidiócesis de Portland. La carta se trata de cómo leeremos y emplearemos la Exhortación Apostólica Postsinodal del Papa Francisco, Amoris Laetitia (La A leg ría del A mor), en nuestra Iglesia aquí en el oeste de Oregón. Mi carta pastoral se llama “Un Símbolo Verdadero y Viviente” y se puede encontrar en www.archpdx.org. Quizás está pensando, ¿”qué es una carta pastoral”? Como dice el nombre, es una carta del “pastor” de la diócesis, al pueblo (el rebaño) encomendado a su cuidado. Mi carta se dirige al clero, religiosos y fieles laicos de toda la Arquidiócesis. Es un ejercicio desde el oficio del obispo a enseñar, animar, exhortar, consolar, corregir, etc. Los obispos han estado escribiendo a sus rebaños desde la época de los Apóstoles (e.g. las cartas de San Pablo y las “epístolas pastorales” del Nuevo Testamento). Mi primera carta pastoral se trata de cómo solamente se puede entender Amoris Laetitia (AL) en el contexto del conjunto de la doctrina y práctica católica. Como dije cuando Amoris Laetitia fue promulgada: “...la exhortación no puede ser leída de forma aislada. Esto es un peligro que veo que sucede

Un Símbolo Verdadero y Viviente POR EL ARZOBISPO ALEXANDER SAMPLE

con frecuencia cuando la Iglesia publica un documento nuevo, incluso del Papa. Algunas personas se a ferran a lo nuevo, pensando que esto es lo que necesitamos saber o leer. Amoris Laetitia, como cualquier otro documento de la Iglesia, debe ser leído dentro de un conjunto amplio de las enseñanzas que la Iglesia ha elaborado en los últimos 2,000 años, que comienza con las palabras de Jesucristo. “De este modo, Amoris Laetitia debe leerse, entenderse e interpretarse dentro de este amplio contexto del magisterio. Recomiendo, en particular, que se lea en el marco de la profunda enseñanza de san Juan Pablo II sobre el matrimonio, la familia y la sexualidad humana. El Papa Benedicto XVI también ofreció unas enseñanzas relevantes al respecto” (El Centinela, 4 de mayo de 2016). Yo, junto con muchos otros obispos, estoy preocupado que algunos se van a equivocar en su uso y entendimiento de Amoris Laetitia, que quizás van a utilizarlo en una manera que no sea consistente con este amplio contexto de la enseñanza católica sobre la fe, la moral y las prácti-

cas sacramentales. Es esto lo que quiero abordar en “Un Símbolo Verdadero y Viviente”. Permíteme dar un breve resumen de mi carta, que no debe reemplazar la lectura completa de ella. Primero enfatizo que la alianza del matrimonio es un símbolo verdadero y viviente, capaz de revela r nos el Dios t r i no a quien amamos, servimos y alabamos. Esta es la imagen del Papa Francisco en Amoris Laetitia. La alianza permanente e indisoluble del matrimonio refleja la vida interior de la Santa Trinidad y la alianza eterna de Dios con nosotros por medio de su Hijo, Jesucristo. Luego, hablo de cómo la Iglesia siempre enseña en consonancia con las Sagradas Escrituras y la Sagrada Tradición, la cual es la plenitud de la revelación divina. La Iglesia siempre enseña en consonancia y nunca rompe con lo que ha pasado antes. Cumple esto bajo la guía del Santo Espíritu. La doctrina se puede desarrollar pero nunca puede ser alterada. La indisolubilidad del lazo de matrimonio es parte de la enseñanza perenne de la Iglesia, que se remonta hasta las palabras de Jesús. Lo que sigue es una discusión seria de las tres desviaciones principales de Amoris Laetitia que han surgido desde su publicación. Estas desviaciones constituyen una violación del mismo principio susodicho, es decir,

Foto del Servicio Católico de Noticias

“Amoris Laetitia” y su correcta interpretación.

que la Iglesia siempre debe enseñar y vivir prácticamente en consonancia con la tradición viviente de lo que ha pasado antes. La primera desviación de a l g u n a s p a r t e s de Amoris Laetitia es que la conciencia individual puede hacer algo que va en contra de un mandato divino. Aunque reconocer la dignidad e importancia de la conciencia de un individuo, el juicio de la conciencia no es una ley en sí misma, ni puede menospreciar o sustituir los mandatos de Dios que enseña la Iglesia. Una persona puede obedecer la voz de la conciencia, pero la conciencia puede fallar, y

por eso debe ser apropiadamente formada. La seg unda desviación de algunas partes de Amoris Laetitia es la implicación de que, bajo ciertas circunstancias o condiciones, los mandatos de Dios no se aplican. La Iglesia ha rechazado enteramente esta posición mora l. Cua ndo Dios manda una prohibición (“No matarás”, “No cometerás adulterio”, etc.), no puede haber excepciones. Aunque la culpabilidad de una persona por una acción pecaminosa puede ser disminuida o aun eliminada debido, por ejemplo, a la ignorancia o la falta de libertad, la prohibición

divina permanece. La tercera desviación que es problemática es la implicación de que algunas personas son demasiado débiles para cumplir los mandatos divinos, y son, por eso, exentas de ellos. Esto es una posición muy alarmante porque niega en si el poder de la gracia de Dios y quita el poder de la cruz de transformar las vidas. La Iglesia tiene que estar lista y dispuesta, como nos exhorta el Papa Francisco, a acompañar a las personas en su camino espiritual. Tiene que ser como u na en fer mera, ayudando a los frágiles. Tiene que reconocer que las personas se esfuerzan para estar a la altura del llamado a ser santo, pero no lo logran. Todos fallamos. Incluso yo. Pero la Iglesia tiene que ser f iel a su misión y a su Salvador al proponer el camino que nos guía a la felicidad, la santidad, la paz y la alegría. Les pido que lean mi carta pastoral entera. No es la última palabra de la Arquidiócesis de Portland sobre Amoris Laetitia, pero provee una base y contexto con que será entendida y aplicada. ¡Permanezca atento!

Solidaridad con el Portland Mercado Queridos Lectores: Este mes nuestra edición tiene historias de esperanza para nuestra comunidad. Y lo digo, para referirme a la Dedicación de la Capilla de la Virgen de Guadalupe que se realizó en La Gruta/ The Grotto, el pasado 29 de octubre. Fue lindo ver a nuestra comunidad hispana celebrando este gran acontecimiento pues ya hay un sitio de peregrinación y oración que es parte de este Santuario Nacional de la Virgen de los Dolores. Ahora los hispanos podrán llegar a visitar a su Guadalupana y orar ante ella en este sitio de paz para la reflexión espiritual. Los invito a leer nuestra historia en esta edición. Y pasando a otros temas de la comunidad, quiero referirme a la forma como los vendedores del Portland Mercado han enfrentado estas semanas el robo del que fueron víctimas, durante el fin de semana del 23 y 24 de octubre. En dos oportunidades los ladrones llegaron para robar los carritos de comi-

POR ROCÍO RIOS, DIRECTORA

da que están afuera en el Mercado de Portland. Nosotros estuvimos ahí para apoyarlos y escuchar sus voces que sin duda fueron de desesperanza. Y uno no se espera el robo, cuando se levanta para ir a su negocio. Mucho menos cuando se trata de un negocio que ha costado tanto construir. Cada uno de los vendedores del Portland Mercado ha puesto su corazón en este proyecto que poco a poco se ha ganado el espacio dentro de nuestra comunidad. Un espacio de alegría, de compartir la cultura. Un espacio que reafirma nuestras tradiciones a través de los deliciosos platillos que se pueden degustar. Desde que se abrió el Portland Mercado al público hace dos años, se ha

convertido en un sitio de reunión, de amistad, donde el olor de la comida, el colorido y la música nos llevan en un viaje a Latinoamérica. Por eso, el robo que asciende en pérdidas a 25 mil dólares nos llena de dolor. Dolor por la sorpresa que causó entre los vendedores. Dolor porque se trata de gente trabajadora y dedicada. Y sorpresa porque uno no se espera un hecho como este. No. El 24 de octubre las puertas de los negocios estuvieron cerradas. Y el 25 de octubre cuando llegamos a visitarlos y apoyarlos comprando comida, a pesar de que las puertas estaban abiertas, se sentía la tristeza en el silencio del mercado. No se escuchaba la música y el murmullo alegre de siempre. Por el contrario, había un ambiente diferente. Estas semanas la comunidad se ha unido a los vendedores. Se ha visto una oleada de solidaridad. Invito a los lectores a visitar el Portland Mercado en esta temporada de lluvia y frío para apoyarlos.

CELEBRACIÓN DE

LA VIRGEN DE GUADALUPE ¡Guarde la Fecha!

Diciembre 10 12:30—4:00 p.m. En la Catedral de Santa María Con el Arzobispo Alexander K. Sample ¡Visite nuestra página!

hispano.archdpdx.org

Opinión

El Centinela 4

17 de Junio de 2016

Alegrarse...¿en el sufrimiento? A nadie le gusta sufrir. De hecho, la mayoría de nosotros hace hasta lo imposible por evitarlo. “Queridos hermanos, no se sorprendan por el incendio que se ha prendido en medio de ustedes para ponerlos a prueba. No es algo insólito lo que les sucede. Más bien alégrense de participar en los sufrimientos de Cristo, pues también se les concederán las alegrías más grandes el día en que se nos descubra su gloria” (1 Pedro 4, 12). A nadie le gusta sufrir. De hecho, la mayoría de nosotros hace hasta lo imposible por evitarlo. Parece que estamos trabajando arduamente para eliminar cualquier sufrimiento, las dificultades e incluso para alejar todo aquello que es inconveniente en nuestras vidas. Muchos perseguimos el mayor confort, la comodidad y el placer en nuestra vida diaria. Pero, ¿es ése el camino cristiano? Según san Pedro, e incluso según nuestro Santísimo Señor: No, ése no es el camino. Mientras estaba reflexionando sobre el pasaje anterior, de la primera carta de San Pedro, leído en la misa de la mañana, me llamó la atención la forma en que san Pedro comunicó ese mensaje: que no debemos estar sorprendidos por el sufrimiento, puesto que vendrá como resultado de ser discípulos de Cristo. De hecho, él nos está diciendo que éste es el estado normal de las cosas para una persona que sigue a Jesús. Así que de ninguna manera debemos pensar que es extraño o fuera de lo normal que el sufrimiento llegue a cualquier persona cristiana que vive en el mundo. Pero san Pedro va aún más lejos con su tema. No sólo no debemos sorprendernos, sino que debemos alegrarnos, precisamente porque se nos ha permitido participar en los sufrimientos de Cristo. Pero, ¿alegrarnos en el sufrimiento? ¡Intenten vender esa idea a nuestra cultura actual! Pero el mismo Jesucristo nos enseña en términos muy claros que el sufrimiento y las dificultades irán de la mano por

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ser sus discípulos: “Si el mundo los odia, sepan que antes me odió a mí. No sería lo mismo si ustedes fueran del mundo, pues el mundo ama lo que es suyo. Pero ustedes no son del mundo, sino que yo los elegí de en medio del mundo, y por eso el mundo los odia. Acuérdense de lo que les dije: el servidor no es más que su patrón. Si a mí me han perseguido, también los perseguirán a ustedes. ¿Acaso acogieron mi enseñanza? ¿Cómo, pues, acogerían la de ustedes?” (Juan 15, 18–20 y Juan 16, 33). En otra parte, Jesús nos da nuestra “orden de partida” si vamos a ser sus discípulos: “Si alguno quiere seguirme, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz de cada día y que me siga” (Lucas 9, 23–24). Entonces, ¿qué parte de este importante aspecto del mensaje del Evangelio no entendemos? No estoy señalando con el dedo, ya que, a veces, me encuentro deseando lo más fácil, tratando de encontrar el camino, más cómodo y tranquilo. Pero, sin duda, como pastor de la Iglesia de Cristo y por estar configurado sacramentalmente a Cristo, yo no debería estar sorprendido por el precio que debo pagar en este mundo para permanecer en Cristo. Pero esto va para todos los seguidores de Jesús. ¿Por qué estamos sorprendidos y con miedo a pagar el precio? En la cultura secular y relativista extendida en el oeste de Oregón, estamos tan tentados a aceptar lo que piensan los demás, para que nadie se moleste. ¿Por qué tenemos miedo de hablar y dar testimonio de la

Foto Servicio Católico de Noticias

Andrew Dung-Lac uno de los 177 mártires que murieron perseguidos en Vietnam.

verdad de nuestra fe ante nuestros vecinos? Tal vez no creemos con suficiente fuerza en la Palabra de Cristo y en su promesa. Jesús nos dice que estemos de buen ánimo, en medio de la tribulación por él, porque ha vencido al mundo. Nos dice que si estamos dispuestos a perder nuestra vida por él, en realidad, la conservaremos para la vida eterna. En otras partes de los Evangelios Jesús nos dice: “Felices los que son perseguidos por causa del bien, porque de ellos es el Reino de los Cielos” (Mateo 5, 10–11). Hay que “alegrarse”, ¡sí, ser felices! Se supone que debemos no sólo aceptar o contentarnos con los sufrimientos por nuestra fe, sino que deberíamos estar felices y regocijarnos, no por nosotros mismos, sino por la promesa de Cristo, de la victoria final, en el reino de los cielos. A todo esto se refiere san Pedro en el texto ya citado. Estamos dispuestos a regocijarnos en nuestros sufrimientos por Cristo y el Evangelio, porque cuando la gloria de Cristo se revele en el fin del mundo, recibiremos nuestra recompensa eterna. Seguramente, los mártires entendían eso.

En el mundo de hoy, en algunas partes del Oriente Medio y en otros lugares, nuestros hermanos y hermanas en Cristo están siendo perseguidos, expulsados de sus hogares, denigrados, torturados e incluso asesinados, simplemente por ser discípulos de Jesús. Incluso en nuestro propio país, los cristianos están perdiendo empresas, siendo demandados, e incluso encarcelados por sus intentos de vivir sus convicciones religiosas y ejercer su libertad religiosa. ¿De verdad es tanto el sufrimiento, cuando nos someten a burlas o actitudes desdeñosas, simplemente por ser fieles a Jesús? La próxima vez que me sienta tentado a mantener la boca cerrada, o a ‘bajarle el tono’ a mi fe, o dejarme llevar por las circunstancias de la cultura dominante a fin de no hacer ruido o no se les haga sentir incómodos, voy a recordar a un seminarista de Vietnam que conocí, cuyo hermano fue desollado vivo frente a él, en un intento de hacerle negar a Cristo. Mientras el hermano estaba siendo torturado, éste le dijo a su hermano seminarista, “No lo hagas! No niegues a Cristo!”

El español enriquece a las nuevas generaciones Queridos Lectores:

Cada mes tiene su historia principal en nuestra edición de El Centinela. Este mes la historia tiene nombre propio: Mollie Limb. Y el tema de esta historia es el futuro en la vida de Mollie y cómo ese futuro se va a ver enriquecido plenamente gracias a nuestro idioma, el español. Cuando supe de la experiencia de Mollie en la ciudad de Puebla, fue porque su padre el editor de OCP, John Limb la compartió conmigo. Como todo padre, estaba muy orgulloso de ver a su hija viviendo la cultura de México y sobre todo, aprendiendo un nuevo idioma, durante su carrera en la Universidad de Notre Dame. Hoy, que Mollie ha obtenido su grado universi-

POR ROCÍO RIOS, DIRECTORA

tario, el idioma español, es fundamental en el camino que ella vivió para lograr su grado universitario. A su regreso de Puebla, ella me visitó en la sala de redacción de El Centinela, en enero de 2015 y conversamos durante toda una mañana sobre su experiencia en México. Esta conversación fue enriquecedora pues pude ver en el brillo en la mirada de esta jovencita y su emoción al compartir todas sus experiencias en México. Su familia, sus

amigos, su experiencia universitaria, los viajes que hizo, los platillos que pudo probar entre los cuáles sin duda el “Mole es su favorito”. Su español demuestra la dedicación que el la puso para poder absorber la gramática y la forma de expresarse. La experiencia de Mollie en México fue enriquecedora desde todo punto de vista. Ella lo compartió en estas palabras: “Mi experiencia en México me dio el regalo de la perspectiva. Se amplió mi visión del mundo, exponiéndome a nuevas culturas, problemas sociales y personas. Conocí algunos de mis mejores amigos allí y echo de menos a mi familia anfitriona inmensamente. Fue también la primera vez que yo salí de los EE.UU.,

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Foto Archivo Personal

Mollie Limb con sus padres John Limb, editor de OCP y su esposa Kim Limb.

y por lo tanto mi primera oportunidad de viajar. Me encantó aprender sobre

la historia de México, así como el idioma español. Yo no renunciaría a mi

tiempo allí por nada del mundo”. Palabras que demuestran su aprendizaje.

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