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EL MUNDO
| Viernes 7 de septiembre de 2012
Obama: “El camino que ofrezco no es el más fácil, pero lleva a un lugar mejor” lA cArrerA A lA cASA blAncA. En su discurso en la convención demócrata, el presidente reconoció las
dificultades económicas y dijo que el voto del 6 de noviembre afectará a toda una generación Silvia Pisani
CORRESPONSAL EN EE.UU.
CHARLOTTE, Carolina del Norte.– Lo ovacionaron como a una estrella de rock. En su discurso más difícil, el demócrata Barack Obama alertó que existen “dos visiones” en pugna sobre “el futuro” de Estados Unidos. Y, pese a reconocer que él no ofrece “el camino más fácil”, habló de un nuevo plan económico y pidió cuatro años más en la Casa Blanca para tomar las “decisiones que lleven a lo mejor” en materia de bienestar, de guerra y de paz. Con esa advertencia y las encuestas que lo aprietan, el primer presidente negro del país aceptó anoche la nominación de su partido para luchar por un nuevo período de gobierno y enfrentar al candidato republicano, Mitt Romney. El inspirador de hace cuatro años, moldeado ahora por la realidad del ejercicio de la gestión, apeló a su mejor oratoria para prevenir que el voto del próximo 6 de noviembre encierra una “elección que influirá por décadas” en el futuro del país. Pero en un tono por momentos
sombrío alertó que todo eso “llevará más tiempo” que el esperado y pidió paciencia. “Nunca les prometí un camino fácil”, se excusó, pero insistió en que la dificultad del ahora –que incluye un persistente desempleo para millones de personas– tiene un sentido ulterior si se mantiene el rumbo correcto. “Nuestros problemas pueden ser resueltos –clamó–. El camino que ofrezco puede no ser el más sencillo, pero nos conduce a un lugar mejor.” Por eso, por encima de la decepción, llamó a centrarse en lo “crucial” de la elección. “Cuando todo se haya dicho, cuando vayan a votar, enfrentarán la más clara opción que haya tenido una generación entera.” “En los próximos años, se tomarán en Washington decisiones cruciales en materia de trabajo y economía; de impuestos y déficit; de educación y energía, y, también, en el de la guerra y de la paz”, describió. “Su voto tendrá enorme impacto en nuestras vidas y en las de sus hijos durante las próximas décadas.” Más de 20.000 personas se apiñaron en un estadio cubierto, pero millones lo vieron por televisión,
cuando pidió tiempo para llevar adelante la transformación que había prometido en 2008. Si entonces la tónica fue la esperanza, ahora lo fue el sacrificio. “Ustedes no me eligieron para que diga lo que quieren oír, sino la verdad. Y la verdad es que llevará más tiempo resolver los desafíos que se acumularon durante décadas”, se sinceró. Los norteamericanos, que hoy conocerán nuevas cifras sobre evolución del empleo, lo escucharon recodar a Franklin Delano Roosevelt, el presidente que lideró el país durante la depresión de la década del 30. “El único momento económico que fue peor que éste”, recordó. Como en aquellos tiempos difíciles, Obama anticipó que serán necesarios “esfuerzo común, responsabilidad compartida y perseverancia” para superar la crisis. Llegó a la aceptación de su candidatura precedido por los elogios de su mujer, Michelle, y el decisivo apoyo del último líder demócrata en la Casa Blanca, Bill Clinton (ver aparte). La dosis de espectáculo fue obra de figuras de Hollywood. “Siento el mismo entusiasmo y or-
gullo que hace cuatro años, cuando voté a Obama”, dijo la actriz Scarlett Johansson, una de las convocadas. “No vengo para representar a Hollywood, sino a los millones de jóvenes americanos que necesitan los programas de ayuda pública para sobrevivir”, dijo. Las encuestas lo sitúan como el presidente con más bajo nivel de aceptación (47%) que pide la reelección. Lo hizo convencido de que puede dar vuelta el cuadro. “Somos Estados Unidos. Podemos resolver nuestros problemas y estar a la altura de los desafíos”, arengó. Describió luego su propuesta para un nuevo período como “un plan concreto con objetivos en educación, seguridad nacional y economía; un plan real y alcanzable que nos permita crear nuevos puestos de trabajo, con más oportunidades y reconstruir nuestra economía sobre bases más sólidas”, dijo. Queda por ver el efecto que el llamado tiene entre sus seguidores, que son ahora los que deben salir a buscar voto a voto, ante lo ajustada que se proyecta la cita electoral. “Estamos decididos a todo”, dijo a
Misterio y milagro en los Alpes franceses crimen. Dos niñas
lograron sobrevivir a una feroz matanza
la nacion Marcia Hamilton, una mili-
tante de base que tenía en su cartera una lista “de todo lo que hizo Obama y que la gente se olvida, confundida por las mentiras de los otros”. Enarbola el papelito cada vez que emprende su cotidiana tarea de llamar por teléfono a decenas de personas en su Seattle natal para pedirles el voto. “La verdad, algunos no quieren escucharme”, se sinceró. El llamado de Obama transcurrió en las condiciones en las que mejor explota su oratoria: un discurso ensayado de antemano, ofrecido en un estadio donde no cabía un alfiler. “¡Queremos entrar!”, clamaron cientos de personas a las puertas del Time Warner Arena, un estadio con capacidad tres veces menor que las 74.000 plazas del originalmente planificado. La televisión se llevó las mejores imágenes: las de la masa apiñada para escuchar al líder. La electricidad se palpaba en el aire. Como es habitual en estos casos, la noche cerró con música. Ahora, empieza la cuesta decisiva de los 60 días previos a la cita en las urnas. Antes de eso, será el debate televisivo entre los candidatos. ß
ANNECY, Francia (AFP).– Una testigo de cuatro años que sobrevivió ocho horas oculta entre los cadáveres; tres integrantes de una familia británica asesinados a balazos en un auto; un ciclista muerto, y una niña en coma. Los Alpes franceses fueron, a la vez, escenario de un misterioso crimen múltiple y un milagro que sacudieron ayer a Francia y a Gran Bretaña. Según los primeros informes policiales, un iraquí de 50 años, Saad alHilli; su mujer, y la madre de alguno de los dos fueron hallados muertos dentro de un BMW en un estacionamiento en Chevaline, cerca del lago Annecy, en los Alpes franceses, donde la familia pasaba sus vacaciones. Pero en medio de la tragedia hubo un milagro: dos hijas del matrimonio muerto sobrevivieron a los asesinatos. La mayor, Zainab, de siete años, fue hallada inconsciente, fuera del auto, herida de gravedad en la cabeza. Ayer estaba internada en un hospital de Grenoble, en coma, aunque su vida no corre peligro. La más pequeña, Zeena, de cuatro años, resultó ilesa. Estuvo ocho horas escondida en el asiento trasero entre valijas y las piernas de su madre y su abuela. Ni los bomberos ni los gendarmes se percataron de su presencia anteayer. Estaba “totalmente invisible, muda”, justificó el fiscal de Annecy, Eric Maillaud. La niña fue encontrada por los forenses por la medianoche, ocho horas después, y sólo dijo que escuchó tiros y gritos. La cuarta víctima fue un ciclista francés de unos 40 años, Sylvain Mollier, que circulaba por la zona y habría tratado de evitar la masacre. Padre de tres hijos, fue encontrado cerca del BMW por otro ciclista, que rescató a la niña de 7 años. Hasta el momento se desconoce el motivo de los asesinatos. Algunos medios británicos especularon con un robo que terminó mal; otros, con un ajuste de cuentas.ß
Ahora, Putin se convirtió en una grulla voladora Obama, anoche, durante el discurso clave para asegurarse cuatro años más al frente de la Casa Blanca
Foto: aFp
Un fantasma acosa al presidente: ser James Carter y no Bill Clinton el eScenArio Silvia Pisani
CORRESPONSAL EN EE.UU.
S
charlotte
e abrazaron. Convertida en portada, la imagen sugiere mil cosas y revela, al mismo tiempo, la desesperación de Barack Obama por parecerse al ex presidente Bill Clinton y ser reelegido, como él, y no a James Carter, quien, atrapado por la crisis económica, nunca lo consiguió y, en 1980, quedó caracterizado para la historia como “mejor persona que presidente”. Ése es el fantasma de Obama: ser Carter y no ser Clinton. Para aventarlo, acaba de recibir la impensada y tal vez decisiva ayuda del último, quien, a los 67 años, en excelente forma y feliz como un chico en bicicleta, dio lo que muchos consideran “su mejor discurso” para defender la reelección del primer presidente negro de los Estados Unidos. Un manotazo para rescatar de las malas encuestas al hombre que hace cuatro años fue el adversario político de su esposa, Hillary, y al que él mismo intentó hundir. Una soga para salvar el legado de quien hace cuatro años prometía una revolución y que ahora, en medio de la decepción social, pide paciencia “y cuatro años más” para lograrla. “No era tarea fácil explicar todo eso, pero Clinton lo hizo muy bien, lo hizo fácil. Es un maestro y con eso ayudó mucho a Obama”, dijo a la nacion el presidente de la convención, Antonio Villaraigosa, convencido de que “ahora sí, los demócratas están listos” para la lucha. Hace meses que la Casa Blanca viene pidiendo ayuda a Clinton. El hecho, sabido en el mundillo político, fue expuesto sin vergüenzas ante millones de ciudadanos. Una maniobra con la que Obama
mostró sus carencias. “Demostró fortaleza al hacerlo”, dijo a la nacion Richard Fowler, titular de Young Democrats of America, una ONG partidaria. En una pincelada, quien condujo este país entre 1993 y 2001 y lo timoneó de la depresión económica a una etapa de bonanza explicó el nudo con el que se enfrentó Obama. De carne y hueso “Escuchen bien –empezó–. Él asumió con una situación más difícil que la mía. Ningún presidente, ni yo mismo ni ninguno de mis predecesores, podría haber reparado el daño que sufrió la economía en sólo cuatro años.” Bajó con eso del Obama de la leyenda al real de carne y hueso; del líder que despertó enormes expectativas al que lleva 40 meses poniendo pecho a la peor depresión que sufrió este país en siete décadas. El propio Obama pasó meses tratando de explicar lo mismo; “no soy un presidente perfecto”, es su muletilla preferida. Pero, de tanto repetirla, la mayoría de la gente ya no la escucha. Ayer, Clinton dijo lo mismo desde otro lugar, fuera de la contienda política, y con oratoria más llana. Era, también, defender el legado demócrata, visto en contraste con la retórica republicana. “He seguido su convención, la semana pasada, en Tampa. Allí, su argumento contra la reelección del presidente fue bastante simple: le dejamos un caos total, él no terminó de arreglarlo, así que echémoslo y volvamos a gobernar nosotros’’’, ironizó. “En lo personal, me gusta mucho más el argumento a favor de la reelección. Obama heredó una economía muy dañada y le puso piso antes de que se estrellara; comenzó el largo camino hacia la recuperación y sentó las bases para una economía más moderna y mejor
equilibrada, que genere millones de empleos nuevos y buenos, negocios nuevos y dinámicos, así como mucha riqueza para los innovadores. Lo que falta ahora es que lo dejemos terminar su trabajo”, clamó. La gente lo ovacionó. El trabajo estaba hecho. Con la comodidad de quien habla desde una altísima popularidad –68% de imagen positiva, pese a todos los escándalos por los que pasó y con la autoridad de haber capitaneado una de las mejores etapas económicas de los recientes años–, Clinton argumentó que Obama está en mejores condiciones que el Partido Republicano para sacar el país de la crisis. Algo que puede decir porque sabe de qué se trata: “A mí me pasó lo mismo”, dijo. Y ése fue el argumento decisivo, la repetición de la historia. Un comienzo difícil, pero, con las mismas políticas, el resultado llega. “Quiero nominar para presidente a un hombre que es frío por fuera, pero que, en su interior, siente fuego por los Estados Unidos”, culminó. Obama puede estarle agradecido: el político más carismático del país se puso a sus pies. Algo debe tener, aunque todavía no se vea de qué se trata. Y ésa es la lógica del razonamiento. ¿Por qué Clinton dio semejante ayuda al presidente? La respuesta final le pertenece sólo a él. Pero sí fue obvio que ante la posibilidad de regresar al primer plano, disfrutó mucho el momento. “Su discurso fue casi un 30% más largo que el texto que había preparado”, dijeron fuentes de la campaña a la nacion. Un político de tiempo completo, menos vulnerable a las mezquindades y las zancadillas de ese mundo. Justo lo que Obama, de 51 años y sin su experiencia, dice que
Scarlett y Natalie, el contrapeso al duro Clint 68 %
Popularidad
bill clinton ex presidente de ee.uu.
“¿Está[Obama] satisfecho? Por supuesto que no. Pero estamos mucho mejor que cuando asumió” “[Obama] ha plantado los cimientos para una economía nueva, moderna y exitosa” “No podemos entregarle las riendas del gobierno a alguien que doblará la deuda”
WASHINGTON (ANSA).– Si los republicanos se encomendaron a un veterano cineasta de la talla de Clint Eastwood, cuyo diálogo con una silla vacía y un Barack Obama invisible en Tampa aún da que hablar, la convención demócrata tiene de su parte un plantel de rutilantes y jóvenes estrellas de Hollywood, como Natalie Portman, Scarlett Johansson, Eva Longoria, Jessica Alba, Kerry Washington y Ashley Judd. Todas son lindas, comprometidas y muy famosas, por lo que representan y pueden apelar a un segmento del electorado particularmente cortejado por los demócratas: el de las mujeres y los jóvenes. No en vano, la suma de edades de Portman (31), Johansson (27) y Washington (35) supera por poco a la de Eastwood, legendario actor y director de cine que hace una semana encandiló a los republicanos con un monólogo surrealista en el que lanzó duros ataques contra Obama. Todas ellas –que ya respaldaron a Obama en las elecciones de 2008– estaban en los planes de los organizadores de la convención para aparecer en el escenario. También estaba en el programa la estrella de Desperate Housewives, Eva Longoria, nacida en Texas y de origen mexicano, que viajó a Charlotte para dar un discurso. Esta semana confesó que estaba “nerviosa”. Además, otras estrellas vistas en estos días por los pasillos de la convención fueron Sarah Jessica Parker, Elizabeth Banks, Kyra Sedwick, Ashley Judd y Jessica Alba, la actriz californiana de Fantastic Four, muy activa en su cuenta de Twitter. ß
rUSiA. Simuló ser el líder de una bandada de ejemplares siberianos MOSCÚ (EFE).– En otra de sus extravertidas apariciones públicas, el presidente ruso, Vladimir Putin, se convirtió ayer en el “líder” de una bandada de grullas siberianas al pilotar un ala delta a motor para enseñarles a algunas de estas jóvenes aves criadas en cautiverio a levantar vuelo siguiendo su ruta. Pese al fuerte viento, y después de un test de prueba, el jefe del Kremlin levantó vuelo dos veces en la reserva ornitológica de Kushevat, en la península de Yamal, cercana al círculo polar ártico. La primera vez sólo una grulla lo siguió. En la segunda, cinco aves tomaron vuelo, pero sólo dos le fueron fieles. Ante las cámaras de televisión, un Putin sonriente y entusiasta contó que las grullas no tuvieron miedo y superaron al ultraliviano. Con casco y traje blanco para evocar el plumaje de las grullas, Putin voló su propio ala delta en momentos en que está por terminar un curso de 25 horas para obtener el certificado de piloto. Putin siempre cultivó su imagen de hombre deportivo, audaz y amante de la naturaleza: en el pasado pilotó un avión de combate y un sumergible; domó tigres siberianos; se acercó a osos y ballenas, y montó caballos con el torso desnudo. ß
Putin, en vuelo
Foto: ap