POLITICA
Jueves 19 de noviembre de 2009
EL ESCENARIO
I
CANDIDATOS TESTIMONIALES s LA ACTRIZ SIGUIO LOS PASOS DE SCIOLI Y MASSA
TRANSPARENCIA
Un portal que controla los aportes de campaña
Ocho ejemplos de un mal momento Continuación de la Pág. 1, Col. 5 mismo al afectar la credibilidad de su palabra. Infausta credencial para la política del siglo XXI, lanzar manotazos al aire huele a la demagogia barata propia de los viejos regímenes populistas en apuros. 2) Culpar de todo a los medios: el deporte favorito de estos casi siete años. No hay discurso presidencial que no incluya una alusión despectiva a la prensa. ¿Qué da a entender un gobierno cuando ataca sistemáticamente a los comunicadores? Primero, que la realidad ofrecida no le es favorable. Segundo, que la crítica lo incomoda y lo hace sentir vulnerable. Y tercero, que ha elegido vivir en un ambiente cerrado, sin intención de rendir cuentas de lo actuado. Aquí no hay margen para ilusiones, el Gobierno acumula millas de diatribas contra el periodismo independiente con la devoción de un viajero frecuente. 3) Salir a afirmar públicamente: “No nos vamos a ir ni nos van a echar”. Una enormidad del jefe de Gabinete que logra el efecto contrario al que seguramente quiso transmitir. Primero, porque no se conoce que desde sector alguno se haya siquiera sugerido tamaña posibilidad. Pero hay algo que es peor: al aceptar una cosa así, un gobierno que emplea cada minuto de su tiempo procurando mostrar-
Algunos encuestadores no se atreven a revelar sus números actuales por lo bajos que resultan para las autoridades se fuerte termina logrando que se hable del tema y, por lo tanto, dándole entidad. Los gobiernos fuertes nunca hablan de irse. En la batalla dialéctica de todos los días, en la que el oficialismo tanto empeño pone, el jefe de ministros trastabilló como un inocente amateur. 4) Pelearse con Marcelo Tinelli, Susana Giménez y Mirtha Legrand. Por estos días circula una ironía muy comentada que dice que el Gobierno puede darse el lujo de pelearse con el Fondo Monetario Internacional, con el campo, con la prensa, con los empresarios, con la oposición, con la Iglesia, pero nunca con Tinelli, Susana y Mirtha… ¡juntos y al mismo tiempo! Existen pocas decisiones más antipopulares que atropellar a las máximas celebridades de la pantalla por el solo hecho de que se hayan atrevido a opinar sobre aspectos de la vida cotidiana. Como bien señaló Pablo Sirvén en LA NACION el domingo pasado, Mirtha, Susana y Tinelli son personajes sumamente convocantes, sostenidos en el tiempo por la mirada de públicos masivos y heterogéneos, a los que legiones de espectadores aprecian porque han sabido desarrollar una formidable empatía con los vastos públicos que los siguen
incondicionalmente. De tanto subir gente al ring, el oficialismo esta vez equivocó los invitados. 5) Ofrecer como aliados principales a los personajes más antipáticos para el común de la gente, según todos los sondeos. El kirchnerismo debería preguntarse cómo pudo permitir que Hugo Moyano y Luis D’Elía consumaran su flamante alianza con un apretón de manos y dentaduras relucientes delante de los flashes fotográficos. ¿Con esa sociedad draconiana se pretende reconquistar a la clase media urbana y rural? Resulta difícil imaginar qué pasa por las principales cabezas oficiales si creen que volverán de la derrota electoral del 28 de junio con semejante club de amigos. Curioso caso de una alarma que titila en rojo mientras todos miran enceguecidos de fascinación.
Desvelos 6) Esconder las encuestas. Si algo desveló todos estos años al poder fue difundir los altos índices de popularidad que mantuvo Néstor Kirchner durante su mandato. Pues bien, hoy estamos en las antípodas. Algunos encuestadores privados no se atreven a revelar sus números actuales por lo bajos que resultan para las autoridades (y por temor a represalias). Y, de buenas a primeras, la Casa Rosada ha perdido todo interés por hacer llegar las mediciones propias, tan insistentemente ofrecidas durante el primer período, a las redacciones. Un buen ejemplo de que, en ocasiones, el oficialismo tiene razón: en este rubro, los medios estamos, hoy, bastante desinformados. 7) El abuso de la cadena nacional. Variante que se creía perimida por falta de uso. Que retrotrae a un pasado en blanco y negro, distante en el tiempo, de monólogos graníticos que no soportan preguntas ni respuestas. Acaso el retroceso de mayor peso simbólico en la memoria ciudadana. Además, el excesivo uso del recurso todo lo que hace es quitarle efecto. 8) Que los líderes de los países vecinos sean motivo de envidia en la Argentina. Este momento del país registra otro hecho muy particular: buena parte de la población rescata las gestiones de Lula, Tabaré Vázquez y Michelle Bachelet, que ostentan similar orientación ideológica que nuestros gobernantes, pero para hacer una comparación en la que salimos perdidosos. Los tres se aprestan a dejar el poder tras exitosas gestiones económicas, impecable imagen internacional y, encima, acompañados por el afecto de sus compatriotas, casi como estadistas del Primer Mundo. Todo eso brilla por su ausencia en estas latitudes. ¿No hay algo aquí para revisar? El Gobierno puede seguir gobernando con leyes sacadas a las apuradas y declamando a cuatro vientos que está más firme que nunca, pero al mismo tiempo queda al desnudo con otro lenguaje, tan explícito como autoincriminatorio, que habla por sí solo. En algún momento deberá empezar a leerlo.
9
Fue presentado por Poder Ciudadano
ARCHIVO
Daniel Scioli, Nacha Guevara y la presidenta Cristina Kirchner, el día que la actriz aceptó ser candidata
Nacha Guevara renunció y se refugió en Los Angeles Viajó a un festival de cine argentino; no asumirá como diputada JUAN PABLO MORALES LA NACION Hizo las valijas, preparó los pasajes y mandó a llamar a su gente. Había encontrado el momento para difundir el comunicado de su renuncia: justo antes de subir a un avión para irse una semana a Los Angeles. El texto debía hablar, a secas, de “razones personales”, contar que había hablado con la Presidenta y destacar que iba a seguir “colaborando con el Gobierno”. Así llegó a las redacciones al filo de la medianoche de anteayer, cuando ya estaba en vuelo, pensando en el festival de cine argentino donde la premiarán por su trayectoria. Pidió que no la molestasen. Nacha Guevara ya no quiere hablar de política. Recuerda la campaña como un eco lejano. Aquella tarde de abril en la que había usado la misma estrategia: hablar con la Presidenta y viajar el exterior. Entonces dijo “sí” y se fue a Polinesia. Anteayer renunció y se fue a los Estados Unidos.
Su carrera política fue fugaz. Hace seis meses anunció que quería “construir un país más feliz”. Tras las elecciones les recordó a los Kirchner que “debían escuchar más”. Dijo que no dejaría de actuar para ser diputada. Y, al final, presentó un espectáculo nuevo y planificó el verano. En una comida con amigos confesó temores, según dos testigos: “No tengo las mismas ganas que antes”. En el medio, sin embargo, también hubo otras incomodidades. Por ejemplo: las dificultades financieras de “Eva”, el musical que protagonizaba sostenido por el gobierno de su amigo Daniel Scioli. En la última entrega de los premios ACE, el hijo de Nacha, Ariel Di Mastro, denunció en público que había trabajadores que no cobraban hacía un año. Acusó a Scioli. La provincia culpó a la productora a cargo del espectáculo. En esos días circuló el rumor de que la actriz “no tenía ánimo” para ser diputada. Dos fuentes del PJ repetían además que “no estaba a gusto
con algunos gestos del Gobierno” y que prefería “priorizar sus proyectos artísticos”. Nacha optó por el silencio. Interrumpía a sus íntimos cada vez que le sugerían que dé explicaciones: “No quiero hablar de eso”. Una tarde llamó a Scioli: “Daniel, estoy pensando en no asumir”. El gobernador le pidió que lo pensara, mientras se sumaban los trascendidos. Desde que tenía problemas familiares hasta que le habían ofrecido un cargo ejecutivo. En el comunicado –que ayer publicó LA NACION– la actriz siguió sin dar mayores detalles. Scioli optó por el mismo camino: “Es una decisión personal. Va a ayudar desde otro lugar”. La situación del gobernador no es ideal: él también fue un candidato testimonial. Hasta ayer, de los primeros cuatro lugares de la lista de diputados, sólo Kirchner estaba dispuesto a ir al Congreso. Y, en toda la provincia, la mitad de los candidatos ya adelantó que no asumirán sus bancas. Nacha, anteanoche, engrosó la estadística.
¿Se imagina una base de datos que le permita cruzar todo tipo de información sobre cada uno de los aportantes a las campañas políticas, cuánto donaron y en qué gastó el dinero cada candidato? Son algunas de las cosas que permite hacer la web www.dineroypolitica.org, la iniciativa de Poder Ciudadano con el auspicio de la Fundación Friedrich Naumann, que ayer se presentó en sociedad. “Esta es la forma de hacer acceso a la información pública en el siglo XXI y de transformar a las personas en ciudadanos que controlen el poder”, se entusiasmó la presidenta de Poder Ciudadano, Delia Ferreira Rubio, durante su exposición en el hotel Savoy. La reforma política que estaba a punto de votarse en el Congreso (ver Pág. 6) se coló en las conversaciones de anfitriones e invitados, en su mayoría miembros de la justicia electoral y especialistas en el tema.
Herramienta Todos exigieron que el oficialismo renunciara a su pretensión de eliminar el informe previo de gastos de campaña que los partidos deben presentar 10 días antes de la elección, la única herramienta disponible para que el ciudadano sepa quién financia a su candidato antes de la elección. La única representante del kirchnerismo presente, la legisladora porteña electa María José Lubertino, defendió a viva voz el proyecto oficialista. Después del seminario, en un almuerzo con periodistas, los secretarios de la Cámara Nacional Electoral siguieron desmenuzando el tema con miembros del cuerpo de auditores de la Justicia, el ex fiscal Manuel Garrido, el experto de Transparencia Internacional Bruno Speck, la diputada electa de Pro Laura Alonso y el equipo de Poder Ciudadano.
Amenazan con echar a Colombi de la UCR El jefe del radicalismo pidió al gobernador electo de Corrientes que se rectifique por apoyar a Kirchner JAIME ROSEMBERG LA NACION Aquella calurosa noche del 4 de octubre pasado en la que ambos festejaron un triunfo electoral contundente en un comité lleno de color y alegría parece haber quedado demasiado atrás. Entre el titular de la UCR, Gerardo Morales, y el gobernador electo de Corrientes, Ricardo Colombi, ya no hay amor, ni mucho menos abrazos como los que se prodigaron aquella jornada, luego del triunfo del radical sobre su primo, el cobista Arturo Colombi, en las elecciones a gobernador. Un día después de que Colombi se
reuniera con el ex presidente Néstor Kirchner y expresara su apoyo a la candidatura presidencial de “Néstor o Cristina Kirchner en 2011”, Morales definió la jugada de Colombi como “peor que la de Borocotó” y amenazó con expulsarlo del partido. “Es un caso que supera ampliamente al de (Eduardo Lorenzo) Borocotó. Estoy sorprendido desde ayer, hemos enviado un pedido de rectificación de esos dichos que son inadmisibles para nosotros”, afirmó Morales. A la iniciativa se sumó el titular de la Convención Nacional de la UCR, Hipólito Solari Irigoyen, que se comprometió a pasar el caso al Tribunal de Etica partidario.
Lo peor para la UCR fue que la desmentida no llegó. “No es otra cosa que lo que dijimos en la campaña. Rompimos el aislamiento en el que está la provincia, porque mi responsabilidad es con los correntinos”, afirmó ayer el gobernador electo a una radio local. Colombi, de buena relación con Kirchner durante su primer mandato (2001-2005), le contestó al senador jujeño. “Si alguien quiere pensar distinto que lo haga, pero no llegué hasta aquí sólo para pagar sueldos (...) Nadie es dueño de los votos, la gente juzgará en cuatro años lo que hicimos”, destacó Colombi, que hoy por la tarde será recibido por la presidenta Cristina Kirchner.
Amigos y enemigos de Colombi coinciden: el gobernador no desmintió su apoyo al kirchnerismo, y según miembros del radicalismo correntino no lo hará, al menos hasta que los fondos prometidos para obras y refinanciamientos –que ayer conversó con el ministro de Planificación, Julio De Vido– comiencen a llegar. “No nos queda otra, no tenemos para pagar sueldos”, afirmaron a LA NACION cerca de Colombi. Al caer la tarde, y luego de recibir alguna señal de distensión, Morales se quejó de Kirchner. “No puede ser que les diga a los ministros a quién deben recibir y a quién no. Es mucho más grave”, afirmó el senador jujeño.