Murió en California el popular actor norteamericano Robin Williams

con Marsha Garces Williams. Ayer, el Departamento Forense de la Comisaría del Condado de Marin admitió que sospechaba de un sui- cidio por asfixia, pero ...
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SOCIEDAD | 19

| Martes 12 de agosto de 2014

Murió en California el popular actor norteamericano Robin Williams CINE. Según la policía se habría tratado de un suicidio por asfixia; fue encontrado sin vida en su

residencia de Tiburon; su vocero admitió que sufría “una severa depresión recientemente”

Las extravagancias de un cómico que cautivó al público a puro talento Javier Porta Fouz PARA LA NACION

LOS ÁNGELES.– El actor Robin Williams, ganador de un premio Oscar y uno de los comediantes más populares de las últimas décadas, fue hallado muerto ayer en su hogar en el norte de California, tras un aparente suicidio, según informó la Comisaría del Condado de Marin. El artista tenía 63 años y padecía una fuerte depresión, que podría estar vinculada con su recaída en el alcoholismo, adicción que lo obligó en varias oportunidades a internaciones para recuperar la sobriedad. Williams brilló en películas como Buenos días, Vietnam, La sociedad de los poetas muertos, Más allá de los sueños, Patch Adams, En busca del destino y Despertares. También prestó su voz para películas de dibujos animados como Aladdin y Happy Feet. Su vocera, Mara Buxbaum, confirmó públicamente la muerte del actor: “Robin Williams falleció esta mañana (por ayer) después de haber batallado con una severa depresión recientemente. Ésta es una trágica muerte. La familia pide privacidad en estos difíciles momentos”. Pocos minutos después, su esposa, Susan Schneider, afirmó: “Perdí a mi esposo y a mi mejor amigo, mientras que el mundo perdió a un querido artista y hermoso ser humano. Tengo el corazón roto. En nombre de la familia de Robin, pedimos privacidad en estos momentos”. Schneider añadió: “Cuando sea recordado, esperamos que la atención no se centre en la muerte de Robin, sino en los innumerables momentos de alegría y risas que dio a millones”. Schneider es la tercera esposa del reconocido actor, que había nacido el 21 de julio de 1951 en Chicago, Illinois. Diseñadora gráfica, Schneider estaba casada con Williams desde octubre de 2011. Previamente había estado casado con Valerie Velardi y con Marsha Garces Williams. Ayer, el Departamento Forense de la Comisaría del Condado de Marin admitió que sospechaba de un suicidio por asfixia, pero expresó que

ap

Su carrera en síntesis 1977

Cine y TV Debutó con la película Can I Do It ‘Till I Need Glasses? y la serie de cuatro capítulos The Richard Pryor Show

1988

Globo de Oro Lo recibió por su trabajo en Buen día, Vietnam. Volvió a ganarlo en la misma categoría con Pescador de ilusiones (1992) y Mrs. Doubtfire (1994)

1997

Oscar Obtuvo su única estatuilla de la Academia de Hollywood con la película El indomable Will Hunting como mejor actor de reparto

2014

Última película Con Ben Stiller, protagoniza Una noche en el museo. El Secreto de la tumba, que se estrenará en diciembre

la causa de la muerte del actor está bajo investigación. La autoridades policiales de esa localidad señalaron que ayer cerca del mediodía (hora de la costa oeste de Estados Unidos) habían recibido una llamada de emergencia en la que se pedía auxilio y se informaba que Williams estaba inconsciente y no respiraba en su casa cerca de Tiburon, en el norte de San Francisco. Williams, quien ganó un premio Oscar por su papel como terapeuta en El indomable Will Hunting, en 1997, había sufrido severas depresiones recientemente, comentó ayer Mara Buxbaum. Williams, que introdujo su frenético estilo actoral en la serie de televisión Mork & Mindy a fines de la década de 1970 y había tenido dificultades con adicciones en el pasado, había ingresado en julio en un centro de rehabilitación en Minnesota para mantenerse sobrio. En aquel momento, sus representantes habían afirmado que el actor no estaba consumiendo drogas ni alcohol, pero que había ingresado en el centro para “poner a punto y enfocar” su sobriedad, tras haber trabajado con una agenda más extensa de lo habitual. Recientemente Williams había protagonizado la serie de televisión The Crazy Ones. Además estaba trabajando en la segunda parte de Mrs. Doubtfire y había participado de la tercera película de Una noche en el museo, el secreto de la tumba, protagonizada por Ben Stiller, que será estrenada antes de fin de año. Williams participó de las tres películas en el papel de Theodore Roosevelt. Muchos colegas con los que compartió horas de filmación manifestaron públicamente su tristeza. En la red social Twitter, el actor Steve Martin afirmó: “No podría estar más impactado por la pérdida de Robin Williams, hombre, gran talento, colega, alma genuina”. Para Steve Carell, “Robin Williams hizo del mundo algo un poquito mejor”.ß Agencias AP, AFP, ANSA, Reuters

En medio del éxito de la serie Mork y Mindy (1978-1982), Robin Williams protagonizó una de las películas de aventura basadas en un personaje animado más extrañas de la historia del cine: Popeye, de Robert Altman. Williams demostraba que podía ser una caricatura en vivo. El gesto –más bien la mueca– exagerada podía llegar a ser su marca de fábrica. Gesticulaba a la perfección, su cara era de goma, y en ese sentido puede verse como un antecesor de Jim Carrey. Al igual que Carrey, Williams fue uno de esos actores que han dividido al público y sobre todo a la cinefilia. Williams podía ser intenso –extremadamente– y provocar la intensidad a su alrededor. Pero cuando esa intensidad entraba en el track de lo creíble dotaba a sus personajes de una dimensión emocional llamativa. La seguidilla Buenos días Vietnam (1987), de Barry Levinson; La sociedad de los poetas muertos (1988), de Peter Weir; Despertares (1990), de Penny Marshall, y Pescador de ilusiones (1991), de Terry Gilliam, marcan esos años en los que Williams coqueteaba con el Oscar: consigue nominaciones por tres de esas cuatro películas, pero no gana ninguno. Su único Oscar sería como actor de reparto en 1997 por En busca del destino (Good Will Hunting), de Gus van Sant, la película que convertiría en estrellas a Matt Damon y Ben Affleck. Ese momento, sin embargo, no significó el relanzamiento de la carrera de Williams, sino más bien el inicio de una etapa en la que empezaría a bajar de cotización. Para darnos una idea: por un protagónico en 1999 –El hombre bicentenario, que terminaría siendo un fracaso–, Williams cobró 20 millones de dólares. En 2006, un protagónico de Williams se pagaba un millón. El siglo XXI, más allá de roles destacables como el de Maten a Smoochy, de Danny DeVito, y su actuación perturbadora en Insomnia, de Christopher Nolan, no sería su gran época.

Pero en los noventa del siglo pasado Williams era votado el hombre más divertido de la industria, era la voz del memorable personaje del genio de Aladdin (su capacidad imitativa vocal era uno de sus grandes talentos) y en 1997 actuaba en Los secretos de Harry, de Woody Allen, y protagonizaba una de las películas más subvaloradas de la carrera de Francis Ford Coppola, Jack. En Jack, claro, Williams era un niño en un cuerpo de adulto. Ese aspecto de la personalidad de Williams fue bien aprovechado: fue Jack, y también fue Peter Pan en Hook, una de las películas más extravagantes de Steven Spielberg. La extravagancia y Williams, la fantasía y Williams: a no olvidarse de su Rey en la extravagancia de extravagancias Las aventuras del barón Munchausen, de Gilliam. Williams sabía jugar, imaginar, y ahí está otra línea, la que une Juguetes (1992), de Levinson, y la notable Jumanji (1995), de Joe Johnston. En los años que van de Jumanji a Una noche en el museo (cuya tercera entrega se estrenará en la Argentina en diciembre), Williams pasó de ser el protagonista del juego a ser un jugador de reparto. Los héroes de la comedia ya no eran los mismos que en los noventa. Lo vivió también Billy Cristal, aunque Cristal nunca llegó a ser la estrella que fue Robin Williams (y tampoco abusó de roles lacrimógenos como Williams en Patch Adams o en Más allá de los sueños). Para darnos una idea del poder de Williams como comediante, recordemos que una película como Mrs. Doubtfire (aquí titulada Papá por siempre) fue en 1993 en los Estados Unidos la segunda entre las películas más vistas del año, sólo superada por Jurassic Park. Los dinosaurios anunciaban la intensificación del reino de los efectos especiales, un reino que hoy tiene aún más fuerza y que desplazó del podio a los cómicos, esos que, como Williams, se apoderaban de las películas y convocaban espectadores por su mero arte.ß