Mujer, condición de valor

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Hablemos de economía

Antonio Morlanes Presidente de Aragonex · [email protected] - www.aragonex.com

Mujer, condición de valor

M

e gustaría plantear un ejercicio, que no persiguen otro fin que el de reflexionar sobre un hecho cotidiano al que no prestamos atención por su falta de valor económico reconocido. Si en España existiesen 18,4 millones más de empresas de las que hay en la actualidad y en cada una de ellas se trabajase 900 horas anuales, cuantificando el año en 300 días y estas fuesen retribuidas a 6 euros la hora, obtendríamos la redondeada cifra de 100.000 millones de euros, más o menos el 10% del PIB actual, es decir dos puntos porcentuales más que la aportación al PIB de los sectores de la agricultura y de la industria y energía juntos. Si continuamos con el ejercicio y sabemos que estadísticamente el coste salarial medio en España es de 22.536 euros al año, podríamos afirmar que esos 100.000 millones de euros podrían pagar el salario medio de 4,4 millones de trabajadores cobrando el salario medio, lo que nos daría un sector que tienen más asalariados que los sectores de la agricultura, de la industria y energía y de la construcción juntos. Pues bien, cuando hablamos de esas teóricas 18,4 millones de nuevas empresas, nos estamos refiriendo al número de hogares que hay en España y que por supuesto no se mantienen solos, aún muchos de aquellos que teniendo una persona asalariada, precisan una continuidad de labores, por ello solo en el ejemplo he aplicado 3 horas diarias, pero en fin, no vamos a establecer funciones matemáticas a todo ello, pues la única finalidad que se perseguiría y sobre la que deberíamos reflexionar, es que esos trabajos no remunerados recaen en un elevado porcentaje en las mujeres y no recogemos otras situaciones que también se dan como es el de la dependencia, pues todo ello, al no formar parte numérica de la

economía, cae en el olvido y lo que es peor, no tiene el menor reconocimiento. Vivíamos el pasado 8 de marzo el día de la mujer, que este año no ha sido como otros anteriores. En esta ocasión los hombres hemos visto cómo se hacían visibles las justas reivindicaciones de las mujeres, que se producían solo pidiendo algo muy sencillo: quieren tener los mismos derechos e iguales responsabilidades que los hombres. Es decir que todos seamos considerados como personas, bueno y no es del todo cierto, porque ellas siempre tendrán una función más: traer la vida al mundo, algo tan necesario y a lo que tampoco le damos el valor que precisa. Prestemos atención a una singularidad que quizás nos pase desapercibida, la economía aunque tiene diferentes compuertas que se analizan de forma unilateral, no se entendería el resultado último con el fallo de alguna de ellas, todo quedaría desvirtuado. Y esto es así porque de esta forma lo hemos ido programando; la aplicación de los recursos humanos se ha ido transformando a lo largo de la historia, desde los esclavos a la actualidad y todavía no hemos llegado al final del viaje, pues las continuas reivindicaciones que se producen, unas más justas que otras, tienen que ver con la libertad de los individuos en la reclamación por el reconocimiento de su esfuerzo y si esto es así ¿Por qué no entendemos, en un plano de igualdad, el papel de la mujer en la sociedad en general y en el mundo laboral en particular? ¿Se puede entender como un hándicap para el desarrollo profesional de la mujer, su papel y capacidad de ser madres, cuando la economía dice que es muy complicado pagar las pensiones porque hay pocos trabajadores y el índice de natalidad es muy bajo? No se puede ser más incongruente, ni más

injusto. Miramos a la mujer para esa natural necesidad y le negamos, como si de una enfermedad se tratase el poder ejercer su profesión en iguales condiciones que el hombre. Podríamos plantearnos una solución, seleccionar un grupo de machos sementales y el resto de los hombres sobraría, si visto así, lo fundamental es que esté la mujer. Bien, volvamos a la racionalidad. Se trata de aplicar las fórmulas, iba a escribir encontrar pero ya existen en otros países, necesarias para que la maternidad, fuera del hecho físico, sea algo que se reparta al 50%, para que esa incidencia que se produce en los sectores productivos tenga igual carga en ambos géneros, que son una única especie, personas. No solo debemos contemplar en esta reivindicación su relación con la mujer, pues la violencia de género es algo denigrante para el hombre y debemos ser nosotros los primeros que hagamos frente a esa aberración, que la extirpemos de nuestra sociedad

y nos veamos todos en una igualdad de voluntad, la que todos y cada uno de nosotros, hombres y mujeres, tengamos en cada momento sea cumplida. En este artículo, que tiene el sentido de comprensión y entendimiento de lo que las mujeres en este 8 de marzo de 2018 reivindicaron, es preciso que todos los hombres no lo consideremos como algo que se les debe dar a las mujeres, todo lo que piden es de ellas desde siempre. Por tanto si admitimos esto, entenderemos que nosotros los hombres hemos conseguido ser ten buenas personas como ellas, nos están haciendo un inmenso favor; y como reto inmediato debemos conseguir que los adjetivos de machistas y feministas los transformemos en el igualatorio de humanistas, esto tendrá el significado que al fin los géneros no tendrán otra consideración diferente a la fisiología y en lo referente a lo social todos por igual seremos personas/ciudadanos; mujeres y hombres

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Abril 2018

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