MARÍA Y EL SERVICIO DE LA MUJER EN LA IGLESIA Y EN LA PASTORAL CATEQUESIS 10
VER Nombrar algunas mujeres que han entregado su vida al servicio del Evangelio (catequesis, misioneras, delegadas de la Palabra, maestras, amas de casa. Mujeres que han luchado a través de la historia defendiendo su tierra, mujeres que siendo cabeza de familia han educado a sus hijos y hoy son ellos líderes en la sociedad… mujeres empresarias, mujeres jefas de estado o hacen presencia política y buscan la defensa de los derechos de los más pobres, etc. HECHO DE VIDA Lilia Rodríguez González, es una mujer sencilla, nacida en el seno de una familia católica; que en 1983 como Josué recibió la llamada de Dios para pastorear la comunidad cristiana de Santa Isabel en La Tranca de Siogui Abajo, en el corregimiento de La Estrella en la provincia de Chiriquí; ya que esta comunidad había sido acompañada por su hermana Donatila, quién fue llamada por el Señor a consagrarse como Dominica de la Presentación. Es digno de admirar la entrega, generosidad y liderazgo de esta mujer a lo largo de estos 34 años al servicio de la comunidad; aún con limitaciones de salud y el cuidado de su mamá. Su dinámica misionera en la catequesis renueva la participación de las pequeñas comunidades en las celebraciones de la Palabra y el servicio de caridad, a través de la fraternidad de San Vicente de Paúl. Lilia y Elvia su hermana son miembros del movimiento laico de la parroquia Inmaculada Concepción de Bugaba. - ¿Recuerdas alguna mujer que te haya enseñado a leer y a escribir? - ¿Existe en tu memoria una mujer que te ha secado las lágrimas? - ¿Tienes entre tus labios una mujer que te haya enseñado a decir DIOS?
META:
Despertar en los jóvenes el aprecio, admiración y respeto al conocer el rol de la mujer en nuestro continente y en nuestra Iglesia.
ORACIÓN POR LA JMJ 2019 SIGNO: Tinajas
JUZGAR TEXTOS ILUMINATIVOS
2Tim 1,5 “Evoco el recuerdo de la fe sincera que tú tienes, fe que arraigó primero en tu abuela Loida y en tu madre Eunice, y sé que también, ha arraigado en ti”. Documento de Aparecida n. 455 “Las mujeres constituyen, en general, la mayoría de nuestras comunidades, son las primeras transmisoras de la fe y colaboradoras de los pastores, quienes deben atenderlas, valorarlas y respetarlas”. Lc 1, 46- 55 Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me llamarán bienaventurada todas las generaciones porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí… María testigo de la fe Desde la situación conflictiva de nuestros pueblos, la gente pobre ha ido acercándose con ojos nuevos a la Virgen María del Evangelio y la conoce como mujer sencilla y fuerte. “que conoció la pobreza y el sufrimiento, la huída y el exilio (cf. Mt 2,13-23). Ella vivió abierta a Dios y cercana al pueblo (Marialis Cultus. 37). Y con la fe de Abraham que enfrenta dificultades concretas (Lc. 1,45; Mt. 1,13-23); sin entender muchas cosas; guardando todo en su corazón (Lc. 2,19,50-51), caminando como peregrina de la fe y de la esperanza. Atenta a las necesidades de la gente; va a visitar a su prima Isabel para ayudarla cuando está cercano su parto (Lc 1,39-45); en las bodas de Caná vio que el vino se les había acabado (Jn 2,1-12); acompañó a los apóstoles en la oración. (Hch 1, 14). María hoy, es una de nosotras, sigue presente en nuestras búsquedas, no está ajena al gemido de los hombres y mujeres; y
de forma especial tiene que alentar los movimientos que tratan de devolver a la mujer su puesto en la sociedad y en la Iglesia. Mi alma alaba al Señor El Magníficat es la expresión orante y agradecida que canta María a su Señor. Este magnífico canto es como un bordado realizado por múltiples manos, expresando el regocijo de una multitud de creyentes, como eco de múltiples sonidos que se han combinado. Ella es la más digna de pronunciarlo, y es la voz de toda la Iglesia que en el Cántico mismo se identifica. En María vemos el resultado victorioso de lo que acontece cuando alguien consiente que Dios intervenga en la propia vida y hasta dónde puede llegar la acción de ese Dios que siempre está llamando a nuestra puerta para estar con nosotros, como lo estuvo con ella y para llenamos de gracia, como la llenó a ella. Así de sencillamente nos encontramos con que María ha superado el “culto antiguo” ha entrado en el culto “en espíritu y en verdad” del que habla Juan en el encuentro de Jesús con la samaritana. “Estos son los adoradores que el Padre busca”...dijo Jesús a la mujer. Y al terminar de rezar el Magnificat nos damos cuenta de que, por fin, el Padre ha encontrado la adoradora que buscaba. Y ha ido a encontrada no en el Templo de Jerusalén sino en una aldea perdida de Galilea desconocida por todos.
La esperanza en América Latina tiene un rostro femenino No es necesario que me alargue para hablar del rol de la mujer en nuestro continente y en nuestra Iglesia. De sus labios hemos aprendido la fe; casi con la leche de sus senos hemos adquirido los rasgos de nuestra alma mestiza y la inmunidad frente a cualquier desesperación. Pienso en las madres indígenas o morenas, pienso en las mujeres de la ciudad con su triple turno de trabajo, pienso en las abuelas catequistas, pienso en las consagradas y en las tan discretas artesanas del bien. Sin las mujeres la Iglesia del continente perdería la fuerza de renacer continuamente. Son las mujeres que, con meticulosa paciencia, encienden y reencienden la llama de la fe. Es un serio deber comprender, respetar, valorizar, promover la fuerza eclesial y social de cuanto realizan. Acompañaron a Jesús misionero; no se retiraron del pie de la cruz; en soledad esperaron que la noche de la muerte devolviese al Señor de la vida; inundaron el mundo con su presencia resucitada. Si queremos una nueva y vivaz etapa de la fe en este continente, no la obtendremos sin las mujeres. Por favor, no pueden ser reducidas a siervas de nuestro recalcitrante clericalismo; ellas son, en cambio, protagonistas en la Iglesia latinoamericana; en su salir con Jesús; en su perseverar, aun en el sufrimiento de su Pueblo; en su aferrarse a la esperanza que vence a la muerte; en su alegre modo de anunciar al mundo que Cristo está vivo, y ha resucitado. (Papa Francisco)
DIALOGUEMOS
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¿Qué me llama la atención de los pasajes Bíblicos? ¿Qué impresión me causa y qué me hace pensar el Magnificat de María (Lc 1,46-56), qué expresa María en su cántico? ¿Qué es lo que más admira Pablo de Timoteo? ¿Crees que hoy la mujer tiene esas mismas convicciones que la abuela y mamá de Timoteo? – Confrontemos nuestro hoy ¿El Papa Francisco tiene otras admiraciones de la mujer…? ¿Cuáles? Enuméralas… y ¿qué llamado de atención le hace a la Iglesia y a la Sociedad?
ACTUAR
EXPERIENCIAS PARA IR A MÁS.
• Mamá es mamá…. Abrázala y regálale un beso. Dile que la amas y quieres decirle gracias por ser lo que ella es
• Enumera las maravillas que Dios ha hecho contigo
CELEBRAR: GESTOS 1. Encender velas… (la mujer luz del hogar) 2. Orar el Magnificat 3. Silencio.