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ESPECTACULOS
I
Jueves 14 de junio de 2012
MUSICA s LA JOVEN PIANISTA QUE TOCARA EN ALEMANIA
Verónica Cangemi vocalmente tocó cimas insospechadas SANTIAGO HAFFORD
CECILIA TORNESELLO Continuación de la Pág. 1, Col. 6 mañana en Berlín y al que asistirán más de 10.000 personas: “Nunca viajé en avión, nunca fui a Europa. Es todo muy nuevo. Sí, hay nervios pero no tengo que olvidarme de que estoy viajando por lo que me gusta hacer”, dice, segura y distendida, mientras se toma una gaseosa. Decidió presentarse al concurso, luego de que un profesor de guitarra del conservatorio Gilardo Gilardi, en el que cursa su secundario, la motivara para hacerlo. Debió elegir entre tres piezas: Momento musical n° 3 en Fa menor, de Schubert; Para Elisa, de Beethoven, y Sonata para piano en Do mayor, K.545, de Mozart y luego subió a la Web del concurso un video de un minuto, con su interpretación de la pieza elegida. No optó por la segunda porque “era muy escuchada”, y encontró que la “serena” sonata de Mozart era la mejor elección. Y lo fue: logró ser elegida entre 38 aspirantes para representar al país en el Estadio 02 World Berlin y el lunes emprendió su viaje. Además, al consagrarse ganadora, pudo conocer personalmente a Lang Lang durante la visita del pianista a Buenos Aires y dice haber encontrado en él, además de un referente, “una persona muy cálida”.
Manos mágicas
VERSION CONCIERTO
Mañana se presentará ante más de 10.000 personas, en Berlín
LA ELEGIDA DE LANG LANG Cecilia viene de una familia que disfruta de la música, con mamá y tío guitarrista y con una tía pianista, pintora, bailarina y cantante, a la que no conoce mucho porque está radicada en Francia. Admira a Marta Argerich y le gustan los grandes compositores de música clásica (aunque aclara que no todos a los que se suele englobar dentro de la “música clásica” pertenecen estrictamente a esa categoría). Cuando se le pregunta por sus gustos en música popular, responde: “Me gusta el tango y el jazz. Si tengo que decir músicos, diría Astor Piazzolla y Duke Ellington, aunque hay muchísimos”. Su madre, Julieta, tiene 32 y cuenta
Tornesello y Lang Lang
que desde pequeña Cecilia ya demostraba una relación muy especial con la música: “Muchas veces, mientras ensaya en casa, toca con una sensibilidad que realmente te hace parar a escucharla. Desde que empezó, la primera profesora que tuvo me dijo: «Mirá que Ceci tiene algo especial»”. Los días del fin de semana, Ceci puede pasar hasta cuatro horas tocando pero, durante la semana, le dedica sólo una hora, cuando regresa del conservatorio. “Me gusta tocar cuando hace frío y cuando hay lluvia, no por los dedos, que se endurecen, sino por el paisaje”, dice. La joven promesa, que anhela poder interpretar La heroica, de Chopin y La Campanella, de Liszt, asegura que siente a la música como una parte esencial de su vida: “Vivo con la música. Veo algo y lo relaciono con la música. Sin la música no sé qué haría”. Esta niña grande, que hace seis años soñaba con ser médica, astrónoma y chef, hoy parece tener una visión muy clara de lo que quiere: “Quiero una vida musical. Ser concertista. Tocar con grandes orquestas y tocar como los grandes. Igual, me falta, pero hay tiempo todavía...” Y sí, para Cecilia Tornesello, tiempo es lo que sobra.
Talento argentino en envase pequeño Historias de otros maravillosos músicos que brillaron casi desde la cuna MARTHA ARGERICH. La pianista argentina, que acaba de cumplir 71 años, comenzó a estudiar piano desde muy pequeña. Ya en 1945, con sólo 4 años, dio su primer recital público. En el que fue su primer concierto formal, a los 8, interpretó el Concierto para piano y orquesta N° 20, de Mozart, y comenzó a estudiar con Vincenzo Scaramuzza. Poco después partía a Viena para perfeccionarse con Friedrich Gulda.
DANIEL BARENBOIM. El director comenzó sus lecciones de piano a los 5 años con su mamá, continuándolas después con su papá. En agosto de 1950, con tan sólo 7 años, interpretó su primer concierto en Buenos Aires. Poco después, la familia Barenboim se trasladó a Israel, y dos años más tarde
sus padres lo enviaron a Salzburgo para que tomara clases de dirección con Igor Markevitch.
BRUNO GELBER. Gelber empezó a estudiar piano a los 3 años, siendo capaz de interpretar sonatas y conciertos desde los 5. Fue alumno, desde los 6, de Vincenzo Scaramuzza. A los 7, tuvo poliomielitis, por lo que debió quedarse en reposo durante más de un año. Sus padres realizaron adaptaciones para que pudiera tocar el piano desde la cama. Debutó en público a los 10 años con el Concierto para piano Nº 3 de Beethoven. Y a los 14 debutó en el Colón con el Concierto para piano de Schumann, dirigido por Lorin Maazel.
SOL GABETTA. La famosa chelista nació en Villa María (Córdoba) en 1981. Es hija de padres italianos, que fueron quienes la impulsaron a estudiar música, cosa que realizó en Córdoba y luego en Buenos Aires, donde se perfeccionó con Leo Viola. Tocó por primera vez en el Colón a los 12 años, junto a otros niños en el concierto Los genios del siglo XXI, y casi inmediatamente dejó el país para continuar su carrera.
HORACIO LAVANDERA. El pianista nació en 1984 y fue alumno de Marta Freigido y Antonio de Raco. En 2001 fue becado para estudiar en la Academia Chigiana en Siena donde recibió clases de Maurizio Pollini. Lavandera continuó sus estudios y se empeñó en conjugar el repertorio clásico, las obras de compo-
sitores argentinos y la música contemporánea de autores como Stockhausen, quien “bendijo” gustoso a Lavandera para que tocara su música. Es decir, eligió el camino difícil.
NATASHA BINDER. La pequeña Natasha, que en septiembre cumplirá 12 años, no es –en términos formales– argentina sino belga, pero podría serlo. Es hija de Karin Lechner, sobrina de Sergio Tiempo, nieta de Lyl Tiempo y bisnieta de Antonio de Raco y Elisabeth Westerkamp (todos grandes pianistas). La pequeña debutó en Londres con el Concierto para piano K. 467 de Mozart, y en el Colón con la Filarmónica de Buenos Aires con el Primer concierto para piano Op. 15 de Beethoven. Tenía apenas 9 años.
CLASICA s GRABACION
Una temeraria suite de Aby Rojze El compositor y violinista de la Sinfónica Nacional presentó su nuevo trabajo Escribir hoy una obra con un contratenor como solista puede ser una temeridad, como pareció serlo en 1971 cuando Benjamin Britten puso textos de T.S. Eliot a cargo de una de esas voces inconfundibles. No importaba que ya lo hubiera hecho con alguno de sus personajes operísticos como el Oberón del Sueño de una noche de verano, porque funcionaba dentro del sistema aceptado. Pero atreverse a liberarlo de una trama escénica para convertirlo en solista le hizo correr el riesgo de que lo acusaran de querer llamar la atención con un anacronismo, como si se propusiera llevar de vuelta a los oyentes al alfabeto musical barroco. Estas reflexiones se actualizan ante la aparición de un DVD con la obra de Aby Rojze, un compositor argentino que retorna a la fórmula, como la expresión natural de un pensamiento musical que ha encon-
trado la manera más apta de desplegarse a través de una orquesta y un contratenor. Rojze pronto va a cumplir sus primeros cincuenta años como violinista de fila de la Orquesta Sinfónica Nacional, la formación instrumental insignia de la vida musical argentina, en cuyo seno se han forjado gran cantidad de proyectos y trayectorias de singular trascendencia en la historia cultural del país.
contemporaneidad sin llegar a rozar extremos que puedan hacerla inaccesible a todos los públicos. Es poética, con su emotividad bien expuesta. A la audición directa, indica que en tres imágenes se desarrolla una melancolía en la frontera de la tristeza profunda. Además, se percibe bien la vena instrumental de Rojze, porque en la El músico primera imagen hace Aby Rojze comactuar al solista recién parte su tiempo al final después de un entre la interpretaContemporaneidad extenso desarrollo orción y la compoSu Suite Nº 2 para contraquestal, mientras la sición tenor y orquesta de cuerdas Op. segunda parte también 25 tiene un lenguaje que respira es insistentemente instru-
mental y la última permite apreciar al joven cantante argentino Pehuén Díaz Bruno (contratenor) con espléndidas dotes vocales y una austeridad que lo mantiene controlado en la emoción sin privarse de mostrar su integración en ella. Este DVD, que fue grabado como material de la Orquesta Sinfónica Nacional, y aún sin divulgación comercial, muestra la capacidad del director Pedro Ignacio Calderón para lograr un convincente equilibrio sonoro y una notable distinción de la orquesta, esa cualidad que logra en sus mejores momentos, de los que por cierto, tiene muchos. Todo esto contribuye a crear el clima que se apodera del oyente al reproducir este material, en verdad, algo distinto a lo ya conocido.
Jorge Aráoz Badí
Rinaldo Esplendoroso barroco con la ópera de Georg Händel, en el Teatro Colón COMPOSITOR: GEORG FRIEDRICH HÄNDEL L LIBRETO: GIACOMO ROSSI, BASADO EN AARON HILL, INSPIRADO EN LA JERUSALEN LIBERADA, DE TORCUATO TASSO L DIRECTOR MUSICAL: MARTIN HASELBOECK L CON: FRANCO FAGIOLI (RINALDO); VERONICA CANGEMI (ALMIRENA); INESSA GALANTE (ARMIDA); DANIEL TAYLOR (GOFREDO); DAMIAN RAMIREZ (EUSTAZIO); VICTOR TORRES (ARGANTE); MARISU PAVON Y ORIANA FAVARO (SIRENAS); LUCAS VILLABA (MAGO); GABRIEL CENTENO (HERALDO) L INTERPRETE: ORQUESTA ESTABLE DEL COLON L
Da cierta pena que la sala del Colón, en la que antenoche se estrenó el Rinaldo, de Händel, mostrara muchos sitios despoblados que, luego de concluido el primer acto, aumentaron considerablemente. Sin duda, no obró como factor atractivo el hecho de que la ópera de Händel se realizara sin desarrollo escénico ni operativo teatral, aunque esta modalidad es muy habitual en casi todas las salas líricas del mundo. Porque a pesar de sus desventajas visuales, tiene a su favor el hecho de que, si realmente interesa la música, permite apreciar en un ciento por ciento lo realizado por la mano y la cabeza del compositor. Los que no estuvieron o se marcharon antes del final perdieron la oportunidad nada frecuente de asistir a un despliegue vocal e instrumental de primerísimo nivel artístico y disfrutar de una densidad musical sin una sola idea inerte, sin dar ocasión a entretenerse con detalles decorativos, con un ritmo narrativo ininterrumpido, coherente e intenso. Todo tuvo alta definición, precisamente, lo que le da a la gente la idea del placer. Hace mucho tiempo que no se registra sobre un escenario lírico un elenco tan homogéneo y unificado, nivelado sobre la buena calidad. En primer lugar la vigorosa batuta del austríaco Martín Haselboeck, que trabajó con la sonoridad media de la orquesta del Colón convertida en un instrumento barroco de indiscutible autenticidad, sin exceder nunca el margen estilístico que deja todo expuesto como cuenta la tradición recuperada. A este vibrante director se debe buena parte de la continuidad mantenida a rajatabla. En segundo lugar (sin que esto signifique orden jerárquico) la del martes fue la gran noche de los argentinos protagonistas: la soprano mendocina Verónica Cangemi, que vocalmente tocó cimas insospechadas y superó
con seguridad y notable elegancia las terribles dificultades que Händel reservaba para las cantantes, como si siempre tuviera que ponerlas a prueba. Del “Lascia ch’io pianga” tan esperado por el público, logró una creación de profunda y legítima emotividad. Y en cuanto al trabajo de gestos hizo todo lo mejor que puede hacerse expresivamente en una versión de concierto. Con su simpatía y mérito artístico, se ganó el más entusiasta aplauso, justicieramente compartido por el Rinaldo del tucumano Franco Fagioli. Este cantante ya puede ubicarse cómodamente entre los grandes contratenores de la cartelera internacional. No hay nada que pueda ensombrecer su convincente timbre. Sus medios vocales son espléndidos, su caudal no le impide ningún rol, su unidad de color y refinamiento estuvieron puestos al servicio de la psicología del personaje, su aplomo escénico es absoluto. Esta misma dignidad artístico fue exhibida por el resto del elenco, sin declinaciones: Víctor Torres, que siempre da en la tecla histórica adecuada, su canto en el mejor nivel y nunca superficial escénicamente; y el contratenor porteño Damián Rodríguez, con su frescura vocal de tan franca emisión. Nadie puede ser excluido por más pequeñas que hayan sido sus intervenciones: ni las sirenas, ni el mago, ni el heraldo. Ni siquiera cabría párrafo aparte para los dos extranjeros, la soprano Inessa Galante, insuperable con su caudalosa emisión como la odiosa Armida y el contratenor canadiense Daniel Taylor con la pureza de su canto y su gran seguridad musical. Gracias a estos artistas, la puesta de estreno del Colón para el Rinaldo, de Händel, fue una verdadera fiesta. Nadie merecería perdérsela.
Jorge Aráoz Badí
SINTESIS CONCIERTO
SOLOS
La orquesta de cámara El Sonido de los Durmientes aborda un repertorio de música popular desde una mirada académica. Hoy, a las 22, se presentará en el Centro Cultural de la Cooperación, Corrientes 1543.
La cantante Sandra Luna y el pianista Juan Esteban Cuacci presentan las composiciones de su disco tanguero Solos. Esta noche, a las 22, en el Torquato Tasso, Defensa 1575.
El Sonido de los Durmientes
JOSE CEÑA
Las canciones del mensajero El disco Canciones del mensajero es la finísima producción discográfica que José Ceña le dedica a Yupanqui. Hoy, a las 21.30, en Salta y Resto, Salta 755, interpretará ese repertorio.
Sandra Luna y Cuacci
EDITH ROSSETTI
Estreno discográfico La cantante Edith Rossetti acaba de publicar un nuevo y muy bello disco. Cuando me cantes se llama y lo presentará hoy, a las 21, con un concierto que dará en Velma Cafe, Gorriti 5520. La entrada es de 70 pesos.
TEATRO COLON
((((( EXCELENTE
CLASICA