Los mismos desafíos globales, con un cambio de

Robert Gates.ß apostillas. Curiosidades de la segunda jura de Barack ... Obama ahora podría ayudar b más a la región. Andrés Oppenheimer.Página 19.
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el mundo | 3

| Martes 22 de enero de 2013

2009 y 2013

Tras cuatro años en el poder, los cambios en Obama son evidentes

un nuevo mandato | los retos del presidente

Entre las dificultades, cuatro años más para dejar un legado el análisis Silvia Pisani

CORRESPONSAL EN EE.UU.

A

WASHINGTON

los 51 años y con más canas que las esperables en un hombre de su edad, Barack Obama entró ya en la historia política de Estados Unidos como el primer presidente negro del país. Lo que cambia ahora es que, a partir de hoy, tiene 500 días para alcanzar un nuevo horizonte y convertir ese fenomenal quiebre del techo racial en una anécdota. Podría conseguirlo si, en el tiempo que le queda, fuera capaz de convertir su gestión en el verdadero protagonista de la historia, más allá del color de quien la ejecute. Es lo que aquí se llama el “legado” de un presidente. El sello personal que quiere poner a su paso por el poder. La “diferencia” que aporta con su participación. Eso es lo que tiene por delante el cuaderno en blanco que es la segunda gestión de Obama. Para lograrlo tiene varios desafíos por delante. El primero, específico de su momento, tiene que ver con la polarización del país. Estados Unidos está políticamente dividido, con un Partido Republicano que no se mostró muy dispuesto a colaborar en los primeros cuatro años de gestión demócrata. La salida de esa polarización tiene un componente que el presidente no maneja. Se trata de la crisis de identidad que tiene la oposición, tensionada entre los sectores conservadores y los moderados. De la forma en que resuelva ese intríngulis dependerá –no toda, pero sí parte– de la suerte de Obama. Porque ello redundará en la disposición que encuentre para lograr los necesarios acuerdos políticos sin los cuales el país se volverá muy difícil de gobernar. La realidad es implacable en ello. Obama gobierna en la Casa Blanca. Pero no en el Congreso, donde los demócratas controlan el Senado y los republicanos, la Cámara de Representantes. Nada puede salir de allí sin la firma de ambos. Si la colaboración y el eco que sea capaz de suscitar en la oposición son uno de los elementos específicos de la etapa que le toca vivir, el otro tiene que ver con la particularidad que presentan las segundas presidencias en este país. Un período que, si bien formalmente es de cuatro años, la realidad es que resulta mucho más corto, dado el desgaste natural que tiene el ejercicio de la presidencia y el

deterioro que sufrirá el poder del mandatario en la medida en que se acerque el final de su gestión. En rigor, la norma no escrita es que Obama tiene desde hoy y hasta el comienzo de las elecciones legislativas de medio término para darle forma definitiva al legado que quiere dejar a su paso por la Casa Blanca. En conjunto, cerca de 500 días antes de que el reloj político empiece a correr en su contra. De eso habló ayer Obama en su discurso. “Tenemos que actuar”, clamó una y otra vez. “No se puede confundir ideología con fanatismo, tampoco principios con absolutismo”, dijo. Agenda En la agenda política, los desafíos siguen siendo los mismos que hace 48 horas, cuanto todavía agotaba su primer mandato. En lo más inmediato, estabilizar la economía, encontrar el modo de manejar la deuda y el déficit, lograr la creación de empleo, dar oportunidad legal a los inmigrantes y controlar los estallidos de violencia armada. En lo internacional, terminar del mejor modo posible la guerra de Afganistán –una guerra que Estados Unidos no ganó y que por eso aún no encuentra el modo de retirarse– y establecer una política hacia el terrorismo acorde que cumpla las máximas morales que su gobierno proclama. Pero nada de todo eso –ni de lo que Obama sueña y que aún no ha desarrollado verbalmente– podrá ser realizado si antes no logra contrarrestar la polarización que viene paralizando el sistema de gobierno. Ése es el verdadero desafío, para el que no tiene más de 500 días, antes de que, como sucede con las baterías a las que se les agota el tiempo de vida, su poder empiece a deteriorarse. El pasado reciente de Estados Unidos tiene un puñado de presidentes cuyos nombres se convirtieron en fuentes de inspiración. Obama está en condiciones de ser uno de ellos. Todo depende del legado que elija como bandera y de que sea capaz de ejecutarlo. Uno que sea capaz de opacar el fenomenal salto que ya lo convirtió en el primer presidente negro en llegar a la mansión de la avenida Pensilvania. Un dato más de los cambios de un país donde, como suele suceder, la transformación va más rápido que su sistema político.ß b Obama ahora podría ayudar más a la región. Andrés Oppenheimer. Página 19

Los mismos desafíos globales, con un cambio de estrategia el escenario David E. Sanger

THE NEW YORK TIMES

Sasha y Malia Obama se tomaron una autofoto durante la jura

Una multitud se congregó frente al Capitolio y en el Mall

Carter, Bill Clinton y Hillary, sonrientes

fotos de afp y reuters

Curiosidades de la segunda jura de Barack Obama

Minutos antes de la aparición de Barack Obama en la escalinata del Capitolio para jurar su segundo mandato, una ovación estremeció las adyacencias del Congreso cuando el público advirtió la llegada del ex presidente Bill Clinton junto con su esposa, Hillary, la secretaria de Estado saliente. La cálida bienvenida para los Clinton coincidió con la segunda aparición pública de Hillary, tras recuperarse de un coágulo cerebral a causa de una caída. Los analistas políticos aún especulan con las posibilidades de la ex primera dama de competir por la candidatura demócrata en las primarias de 2016, una revancha de su intento presidencialista de 2008, frustrado por la victoria de Obama.ß

Un rapero crítico del presidente se quedó sin cantar

El rappero Lupe Fiasco fue bajado ayer del escenario cuando cantaba un rap con fuertes críticas a Barack Obama, durante uno de los conciertos previstos por el juramento del presidente. El cantante estaba actuando en el Hamilton Live Theater de Washington cuando la letra de una de sus canciones incomodó a los organizadores del show. La música contaba que Fiasco no había votado por Obama ni en las primeras elecciones ni en las últimas, del año pasado. Según el sitio Politico, cuando la organización invitó al rappero a pasar a otra canción, Fiasco se negó y fue bajado del escenario, aunque en un comunicado oficial los organizadores negaron que el cantante haya sido echado.ß

Traducción de Jaime Arrambide

Los latinos no olvidaron la promesa migratoria

apostillas

Bill y Hillary Clinton, entre los más aplaudidos

N

WASHINGTON

o habían pasado nueve meses desde su llegada a la presidencia cuando Barack Obama se despertó con la noticia de que había ganado el Premio Nobel de la Paz, no por algo que ya hubiese hecho, sino por la promesa de que terminaría con la guerra de Irak, ganaría esa “guerra necesaria” de Afganistán, avanzaría en la eliminación de las armas nucleares, atacaría el problema del cambio climático y dialogaría con los enemigos de Estados Unidos. Sin embargo, los logros de su primer mandato en esa lista han sido escasos. En un mundo dividido, Obama tuvo dificultades para definir una gran estrategia sobre el papel global de Estados Unidos, que no sea sólo la continuidad del predominio norteamericano, que a su vez depende cada vez más de un cambiante elenco de aliados. Sus colaboradores dicen que es consciente de que su ambiciosa agenda para recuperar la influencia norteamericana y su imagen en el mundo quedó paralizada casi en el momento en que le otorgaron el premio. Pero ha manifestado que planea retomar su agenda original, aunque de una manera diferente y menos abiertamente ambiciosa. La amarga experiencia de gobierno –desde haber conseguido un tibio acuerdo en el Senado sobre el control de armas, hasta el descubrimiento de su poca influencia en Egipto, Paquistán e Israel– está empujando a Obama a una estrategia que recuerda la de uno de sus predecesores republicanos, Dwight D. Eisenhower. Se trata de una estrategia por la cual intentará redirigir los eventos mundiales más sutilmente, y no con grandes tratados, grandes intervenciones militares ni grandes paquetes de ayuda. “El enfoque de Eisenhower es atractivo, porque planteaba una mirada hacia nuestro propio país, para reconstruir nuestra fortaleza desde el interior y preservar el poderío norteamericano”, dijo un asesor de Obama. Según algunos de sus colaboradores, a Obama le preocupa haberse pasado su primer mandato apagando incendios, y no construyendo instituciones duraderas. Los presidentes Franklin D. Roosevelt y Harry S. Truman consolidaron el papel de Estados Unidos en la posguerra al colaborar en la creación de la ONU, los organismos financieros internacionales y el Plan

Marshall para reconstruir Europa. John F. Kennedy emergió de la crisis de los misiles en Cuba con tratados que limitaban la proliferación de armas nucleares. Y Bush padre supo seducir a nuevos aliados de entre las ruinas de la Unión Soviética. En comparación, los mayores logros de Obama han sido defensivos: un retiro de Irak y letales ataques contra los líderes de Al-Qaeda. Thomas E. Donilon, asesor en seguridad nacional de la Casa Blanca, dice que el presidente cimentó una alianza contra Irán mucho más amplia que la de cualquiera de sus predecesores. Eso es cierto, pero no consiguió que los iraníes den un solo paso atrás. En cuanto a Egipto, se ofreció alternativamente a aumentar su ayuda o a recortarla si ese país toma una senda de cercenamiento de las libertades. Pero ninguno de los dos enfoques le dio a Obama el poder necesario para influir en el nuevo gobierno de los Hermanos Musulmanes. Y el promisorio inicio de construcción de una alianza con China derivó en una discusión sobre las intenciones de Estados Unidos de poner coto a la ambición de Pekín. La gran apuesta de Obama en este mandato podría tener lugar en Asia. El explosivo e inesperado aumento de la producción de gas y petróleo en Estados Unidos lo convenció de que su país tiene la oportunidad de rescatarse a sí mismo de su excesiva dependencia de Medio Oriente. En Asia, el presidente encontró una región mucho más abierta a la influencia de Estados Unidos, en gran parte debido a que una mayor presencia norteamericana –o sea de más barcos de guerra y más inversiones– puede contrarrestar el auge del poderío chino. La cautela de Obama durante su primer mandato tuvo su costo. Para gran parte del mundo, su presidencia no se parece en nada a lo que esperaban. Obama había prometido “un diálogo cara a cara” con sus enemigos de larga data, incluidas Cuba, Irán, Myanmar, Corea del Norte y Venezuela. Obtuvo una de cinco: sólo los generales birmanos respondieron a sus cartas. ¿Y las grandes iniciativas? Hace meses que está en manos de la Casa Blanca una propuesta para reducir las armas nucleares desplegadas, pero el presidente no hizo nada al respecto. Así que Obama, según sus colaboradores, tendrá que encontrar otra forma, como Eisenhower, de reorientar calladamente la política exterior norteamericana, desde la Oficina Oval.ß

Michelle Obama eligió un diseñador de ropa masculina

Durante la ceremonia de investidura, la primera dama Michelle Obama lució un conjunto de seda a cuadros que estaba inspirado en una corbata de hombre y fue diseñado especialmente para ella por Thom Browne, más famoso por sus trajes de hombre que por su línea para mujer. “Quería algo de sastrería para ella. Para mí ella representa fortaleza y confianza y eso era lo que quería diseñar’’, dijo Browne. La primera dama complementó su conjunto con un collar de J. Crew, diseñado por Cathy Waterman, y un suéter de Reed Krakoff, marca del conjunto que usó para la ceremonia privada de juramentación del presidente, anteayer. El vestido que usó Michelle serán guardados en los Archivos Nacionales.ß

Un miembro del gabinete, oculto en un lugar seguro

El secretario para los Asuntos de los Veteranos de Guerra, Eric Shinseki, fue ayer, durante la investidura de Barack Obama, el funcionario elegido para permanecer en una ubicación segura, como sucede en cada toma de posesión presidencial. Siguiendo una tradición que data de la Guerra Fría, un integrante del gabinete debe ser resguardado en un lugar seguro cuando todo el Poder Ejecutivo está reunido en un solo sitio, para garantizar así que haya una sucesión de poder en caso de un ataque u otra crisis. En la primera toma de posesión de Obama, en enero de 2009, el designado para permanecer en el sitio seguro fue el entonces secretario de Defensa, Robert Gates.ß

WASHINGTON (EFE).– La comunidad latina celebró ayer el segundo mandato del presidente Barack Obama, pero renovó el pedido de que saque adelante la prometida reforma migratoria, ya que no cuenta con “la presión” de buscar un nuevo mandato. “En este segundo término, sin la presión de buscar la reelección, esperamos que avance en la reforma migratoria. Él mismo reconoció que no había cumplido su promesa”, dijo Tomás Téllez, inmigrante peruano que reside en Maryland. “Es una celebración latina. El otro candidato [por el republicano Mitt Romney] no conectó con la comunidad latina, nos dejó en un segundo plano”, agregó Téllez, que esperaba junto con su hija en la avenida Pensilvania, por la que pasó la comitiva presidencial. El masivo voto latino a favor de

Obama tuvo una influencia destacada en la victoria de noviembre, con un respaldo del 70%, y fue considerado uno de los factores decisivos en su reelección. Aunque en esta segunda investidura la afluencia de gente fue notablemente inferior a la de 2009, miles de personas se enfrentaban al frío y a las filas para pasar las exhaustivas revisiones de seguridad y ser partícipes de la ceremonia. Al lado del Capitolio, Ivette Sánchez aguardaba el discurso del presidente junto con su hermano y sus sobrinos. “Voté por Obama y quería venir y vivir algo de la historia”, aseguró. Pese a ser estadounidense de varias generaciones, también consideraba la inmigración como el reto fundamental del segundo mandato de Obama. “Ojalá consiga la reforma. Todavía tengo a México en el corazón”, subrayó Sánchez.ß