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SÁBADO
| Sábado 17 de noviembre de 2012
Salidas
Los imperdibles de Masticar, la gran feria gastronómica de Buenos Aires
Inauguró ayer en El Dorrego, en Colegiales, y hasta mañana pueden degustarse exquisiteces y tomar cursos de cocina Viene de tapa
La tentadora convocatoria tenía como bandera “comer rico hace bien”. Y el de ayer era, sin duda, un público hambriento, sediento de comida casera, rica, preparada con ingredientes autóctonos y de estación por los chefs más prestigiosos del país. Y todo esto a un precio más que razonable, pensado para que todos puedan darse un pequeño lujo gastronómico. Porque Masticar tiene como objetivo la accesibilidad no sólo de precio, como quedó demostrado en su variada oferta de platos con un valor máximo de $ 35, sino también el acercamiento a los productores argentinos y la transmisión de conocimientos y secretos culinarios para poder replicar en las cocinas privadas seguramente con la esperanza de volver a revalorizar lo casero, lo hecho en casa. Además de recuperar el sabor, la consigna de lo casero tiene un claro anclaje en la salud. Por eso, la vicejefa de gobierno porteño, María Eugenia Vidal, de quien depende la Dirección de Desarrollo Saludable, se involucró desde el primer momento con la propuesta no sólo facilitando el predio de Colegiales para el desarrollo de la feria, sino con un stand donde la gente puede conocer su peso, talla e índice de masa corporal, y medir su presión arterial y nivel de glucemia en forma gratuita. A continuación, una lista imperdible de la primera edición de Masticar, aquellos puntos altos que vale la pena destacar:
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Sabores sofisticados, placeres permitidos
La feria permite degustar platos exquisitos a precios muy accesibles. Imperdibles, el prensado de conejo de Tegui ($ 20), el cebiche de Sucre
Acelga, la unión de los cocineros ^b^b^ La asociación Acelga nació este año a partir del esfuerzo de decenas de cocineros y productores gastronómicos que buscan ser un puente cultural entre la Argentina y el resto del mundo.
($ 35), las ostras de Crizia (dos por $ 20), el huevo apando con verdes y rúcula de Paraje Arévalo ($ 20) y el kobe de La Cabrera ($ 30). Todos los platos se cocinan en el momento, a la vista del público, y se sirven en platos descartables que luego deben ser desechados en los contenedores diferenciados que hay en la feria.
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Lo simple, sabor sublime
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Cerca de los chefs, todo un privilegio
En Masticar no sólo lo sofisticado tiene espacio. También hay lugar para los platos más simples, auténticos, sin mayor pretensión que la de ser ricos. Los fetuccini de Donato ($ 35), el chorizán de La Cabrera ($ 20) y el sándwich de pollo orgánico al spiedo de Rolling Chicken ($ 35), o el sándwich de milanesa de Farinelli en pan de focaccia ($ 25) son sólo algunos ejemplos de que lo exquisito no tiene por qué ser pretencioso.
Los fanáticos de la gastronomía están en contacto permanente con los chefs. Un ejemplo claro es el de Donato, que ayer cocinaba pasta en su restó, Cucina Paradiso, y aprovechaba para charlar con los asistentes. También circulaban por los pasillos y la gente aprovechaba para retratarse con ellos. Y sobre todo, poder deleitarse con la presencia de cocineros internacionales de la talla del gran Gastón Acurio, principal referente de la cocina peruana e invitado de honor y padrino de Masticar, que tuvo palabras más que elogiosas con la gastronomía argentina y con la feria. Como regalo, dejó varias frases: “El objetivo es que en todos los países de América latina haya una feria así, que ponga en valor nuestros productos y nuestros productores. La nueva cocina consiste en desafrancesarnos, en crear un lenguaje nuevo y en facilitar a los que no pueden ir a un restaurante, platos exquisitos a precio de feria”.
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El Mercado, corazón de Masticar
Para los organizadores, los proveedores son el alma máter de la feria. No sólo ocupan el espacio central, sino que para ellos son realmente los protagonistas de Masticar. Sólo recorrer El Mercado es una verdadera invitación a cocinar en casa, con materias primas de calidad y de esta-
Dolli Irigoyen y Narda Lepes, dos de las cocineras que despertaron más fervor, ayer, en El Dorrego ción a precios muy competitivos.
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Los túneles de los mejores vinos
Se sabe: no hay buena comida si no está regada de un buen vino. Por eso, además de una variada oferta gastronómica, los visitantes pueden internarse en los túneles del vino y degustar los varietales de las bodegas más importantes del país sin ningún costo adicional. Ayer, mientras dos personas de la organización charlaban y se felicitaban por la puesta, surgió una inquietud: “¿Te imaginás lo que va a ser esto el domingo? Un infierno”. Probablemente sea así. El consuelo es que también, en el mismísimo infierno, se va a poder comer rico, barato y bien. Masticar abrirá sus puertas hoy y mañana, desde las 12, en El Dorrego (Zapiola 50). Entrada general, 30 pesos.ß
Foto: rodrigo néspolo
La madurez de un público ávido opinión Luis Morandi PARA LA NACIoN
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ubiera sido posible Masticar hace 10 años? ¿Hubiera hecho la gente, en ese entonces, tres cuadras de cola para entrar como lo hizo ayer? Difícil saberlo. Pero soy un convencido de que las cosas llegan cuando llegan. En el mometo justo. Y Masticar es hija de una madurez no sólo de la gastronomía argentina, sino del público, que está ávido por encontrar propuestas saludables, ricas y variadas. Que entiende que comer bien no tiene que ver con lo macrobiótico, sino con lo casero, con lo variado, con lo rico y lo bueno.
Ésta es la primera vez que un grupo de gastronómicos argentinos se junta en una asociación como Acelga con la intención de perdurar en el tiempo. Acelga nació hace poco más de un año con muchos objetivos y sueños. La feria Masticar es uno de ellos. Un sueño cumplido, que hoy es una celebración para la gastronomía argentina. Ayer, mientras recorríamos la feria con otros miembros de Acelga, nos sentimos impactados y emocionados por la respuesta de la gente, aunque sabíamos que lo que habíamos construido era innovador. Masticar es un hecho inédito y potente. Nunca vi en la Argentina una feria de esta envergadura y nivel. No sólo hay grandes nombres, sino que hay amor, ganas y un gusto
enorme por lo que hacemos. Y eso se nota. La gente lo nota. La feria tiene muchos atractivos, es integradora, no sólo desde la entrada, que es muy económica, sino desde la oferta de platos, que van de un rango de 20 a 35 pesos, y también desde el acercamiento de productores con el público para ir generando redes. Sin duda ayudó muchísimo este espacio, El Dorrego, que fue cedido por el gobierno porteño, socio estratégico en esta gran puesta. Con los años me imagino Masticar con una boca cada vez más grande y con un lugar ganado en el mapa de las grandes ferias gastronómicas del mundo.ß El autor es presidente de Acelga
escenas urbanas Ilustración Norberto Dorantes
Desayuno en el Café Tortoni, Av. de Mayo 825, el jueves pasado, a las 9.30
pequeños grandes temas Miguel Espeche
La llave del cuarto de los padres
E
l corazón de una casa es el cuarto de los padres. En ese lugar se dirimen los grandes temas de una familia y se transparenta el estado emocional y vincular de quienes llevan adelante el proyecto familiar. Sabemos que hay muchos hogares en los que los padres están sepa-
rados u hogares monoparentales. Eso no cambia lo antedicho. Es importante que, en nombre del buen discernimiento, los padres, solos o acompañados, tengan su propio territorio y lo marquen con nitidez. Suele ocurrir que las familias son vistas como pymes en las que los padres cumplen el rol de gestores
y proveedores de bienes y servicios que benefician a su prole. Hay que llevar y traer hijos, hay que organizar las compras y decidir el almuerzo, hay que llamar al electricista… Sin embargo, no es sólo esa gestión práctica lo que define la paternidad. De hecho, cuando los hijos invaden el terreno de los grandes (el cuarto por ejemplo), muy a menudo existe en la familia un nivel de nerviosismo mayor al aconsejable ya que, al no contar con un núcleo propio en el cual encontrarse consigo mismos y, a la vez, encontrarse también con la pareja, los ánimos paternos se caldean porque… no es vida eso de nunca parar de trabajar en el rol, sin siquiera tener derecho a descansar y marcar los límites de la propia comarca. Lo del cuarto es sinónimo de intimidad. Ésta, si bien se asocia a la sexualidad, involucra también la
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alternativa del sosiego, de la charla conyugal, de la discusión sin andar evitando que los chicos se enteren de lo que no deberían enterarse. Injustamente se culpa a los años del enfriamiento de las pasiones en la pareja conyugal. En realidad las pasiones evolucionan, pero no se ausentan necesariamente. Y a que esa evolución sea de provecho ayuda el tener bien definidos los propios espacios. Convengamos también que, a veces, se usa a los chicos para encubrir problemas de la pareja que no se desean transparentar, y es allí que el
Allí, los padres podrán orientarse desde el afecto y no desde la demanda
cuarto de los padres es habilitado a ser metódicamente invadido, para no enfrentar las cosas como son en lo que al vínculo respecta. Por fortuna, y más allá de todo, hay un gremio que puede ofrecer una gran ayuda a la optimización del núcleo de las familias. Es el gremio de los cerrajeros. Una estadística a “ojo de buen cubero” descubrirá que gran parte de los domicilios carece de llave en el cuarto de los padres. No de cerradura, sino de llave. Por alguna razón misteriosa las llaves de los cuartos de los matrimonios argentinos (o del de padres y madres de hogares monoparentales) han desaparecido. Una hipótesis es que los hijos, confabulados a lo largo y ancho del país, han decidido al unísono hacer desaparecer ese metálico elemento que, bien empleado, impide que ellos, los pequeños, se metan sin permiso donde no deben.
Más allá del pataleo correspondiente (no será sin costo el sacar a los hijos del terreno sobre el que creen haber ganado derechos con la excusa de que “la televisión de tu cuarto es mejor”) y con los tiempos que el arte de cada uno sabrá manejar, es bueno darle una llamadita al cerrajero y pedir que restituya la llave al lugar del cual nunca debió irse. Amparados en la privacidad, restituidos a su rol de personas, de amantes y de dueños de casa, los padres podrán orientarse desde el valor del afecto y la intimidad, y no desde el valor discutible de la demanda perpetua de los hijos, los que, si bien a veces (y porque los dejan) toman la casa por asalto, no por ello son los dueños. Dos vueltas de llave y el mundo se ordena. Es verdad…, no es tan fácil, pero tampoco es tan difícil.ß El autor es psicólogo y psicoterapeuta