“Le debemos la vida al guía argentino”

18 ene. 2009 - Ulises Vitale, quien con más de 50 años de montañismo define al Acon- cagua como “una señora montaña de casi 7000 metros que merece el ...
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INFORMACION GENERAL

Domingo 18 de enero de 2009

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TRAS LA TRAGEDIA EN EL ACONCAGUA Y CONMOVEDOR RELATO DE LOS SOBREVIVIENTES

“Le debemos la vida al guía argentino” Los montañistas italianos rindieron un sentido homenaje a Federico Campanini, que murió luego de haberlos puesto a salvo SERGIO DIMARIA

Limitaciones para hacer frente a la emergencia

CORRESPONSAL EN MENDOZA

“Salgamos de acá” En tanto, Elena Senín, la única mujer del grupo, comenzó a mostrar síntomas de edema cerebral. No hablaba, estaba debilitada y sin reacción. “Intentaron reanimarla, pero no pudieron”, recordó Targa, y repitió las palabras de Campanini: “No podemos hacer nada por ella. Salgamos de acá porque si no moriremos todos”, fue la advertencia del guía. A la noche ya habían consumido todos sus víveres cuando llegó el segundo golpe para los expedicionarios. Campanini no hablaba y estaba casi inconsciente. Pocos minutos más tarde, comprobaron que había fallecido. Afasio dijo que, después de que pudieron comunicarse con los equipos de rescate, recuperaron la confianza en que se salvarían. Al día siguiente, comenzaron a agitar un pañuelo azul cuando vieron sobrevolar el helicóptero de rescate. Al caer la tarde, los encontraron. Fue el momento en que los tres italianos sintieron un gran alivio, pero el temporal no cedía. “Fue muy duro porque no podía caminar. Me arrastraban por la nieve en una camilla improvisada”, recordó Refrigerato. Aunque con menos dificultades, Afasio comentó que junto con su compañera Marina Atanasio descendieron a ritmo muy lento con la ayuda de dos socorristas en cuyos hombros se apoyaban y de un tercero que sostenía una cuerda atada a su cintura. El helicóptero que los esperaba en el refugio de Nido de Cóndores hizo el resto. El próximo lunes regresarán a Milán donde procurarán reponerse con la promesa de volver. “[Escalar montañas] es nuestra pasión”, dijo Refrigerato. Pero, tras cartón, su compañero advirtió con un “piano, piano” que el regreso a las cumbres no debe ser apresurado.

Ahora: asado, pasta y fútbol “Voy a comerme un gran plato de espaguetis”, dijo Mateo Refrigerato. Este hombre, que sufrió deshidratación, confesó su debilidad por la carne. Se dio el gusto de ser invitado a comer una parrillada con el cónsul Pietro Tombaccini. También conoció en Mendoza al plantel de River: “Es Juventus argentino”, dijo.

Propuestas para mejorar los rescates

Un guardaparque, una patrulla y dos voluntarios en el operativo de rescate de los italianos en el Aconcagua FOTOS GENTILEZA GUIDO LOZA CROCE

            

    



   

      



     

  

 

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MENDOZA.– Dos de los tres sobrevivientes de la expedición ítalo-argentina al Aconcagua, en la que murieron dos andinistas, aseguraron ayer que el trágico desenlace de la travesía no se debió a un error humano, “sino a una sucesión de fatalidades complicadas por el mal tiempo”. Mateo Refrigerato, de 38 años, y Mirko Afasio, de 35, dijeron que están vivos gracias al arrojo y sacrificio del guía mendocino, Federico Campanini, de 31 años, quien murió exhausto cerca de la cumbre a causa de un edema pulmonar. Su determinación de asistirlos fue tal que llegó a quitarse los guantes para entregárselos a Mirko, que había perdido los suyos y estaba expuesto al riesgo de amputación de las manos por congelamiento. “Le debemos absolutamente la vida al guía argentino”, dijo Refrigerato, quien recordó que, además de la constante asistencia de Campanini, fue decisivo para salvarlos en medio de la nevada, el hecho de mantenerse abrazados y en continuo movimiento para no perder calor corporal tras agotar sus pocas provisiones: frutas secas, chocolates y barras de cereal. Otra clave de supervivencia fue que los tres ciudadanos italianos no tuvieron más remedio que beber su propia orina mezclada con nieve para evitar morir deshidratados. Ayer al mediodía, en el microcine del hospital Italiano de Mendoza, revivieron las dramáticas 48 horas que soportaron bajo la nieve y el viento blanco tras alcanzar la cumbre del “Techo de América” el martes 6 de este mes, al mediodía. Refrigerato y Afasio estuvieron junto con Antonela Targa, compañera de expedición que, por problemas físicos, abandonó el ascenso antes de que llegaran a la cumbre. En cambio, la tercera protagonista de la odisea, Marina Atanasio, prefirió no exponerse ante las cámaras ni revivir lo sucedido porque aún no se repone de las secuelas psicológicas. Targa señaló que sólo permanecieron cinco minutos en la cima para tomar fotos porque los apremiaba el temporal de nieve que ya estaba sobre sus cabezas. Comenzaron a bajar, pero confundieron el camino y, en lugar de ir por la ruta normal, fueron por el peligroso Glaciar de Los Polacos. Refrigerato tropezó con una piedra, sufrió una rodada y quedó suspendido, sostenido de un crampón en el borde de un risco de varios metros de altura. Pese a que estaba debilitado y con síntomas de edema pulmonar, Campanini fue presuroso a auxiliarlo.

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