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enfoques
| Domingo 18 De mayo De 2014
planetario
En busca del talón de Aquiles de la prometedora Hillary Clinton silvia pisani
CORRESPONSAL EN ESTADOS UNIDOS
WASHINGTON.– Ya se sabe. Todo lo que haga o deje de hacer Hillary Clinton en estos próximos meses será analizado con lupa. Sobre todo, por los republicanos, en busca de algún talón de Aquiles oculto que permita socavar a quien, si bien aún no ha confirmado nada, se proyecta como una fuerte candidata a la presidencia por los demócratas. Que si es abuela, que si no lo es. Que si está cerca de Bill, que si no. Que si aparece Monica Lewinsky, que si no. La última intervención la aportó el republicano Karl Rove, quien se metió hasta con los anteojos de Hillary y las eventuales “razones ocultas” de su uso.
“Ésos son anteojos que usan quienes han sufrido daño cerebral”, disparó el estratego al que se considera hacedor de las dos elecciones del ex presidente George Bush. Inmediatamente, sobrevino una ola de indignación y desmentidas, incluida la del ex presidente Clinton. Tanto fue el revuelo que se generó que incluso el propio Rove tuvo que decir que, en realidad, no había querido decir lo que dijo. Y… donde dije digo, digo Diego. El pronóstico parece anticipar que, a medida que transcurran los meses, se sucederán situaciones que, seguro, traerán a colación más refranes. Sobre la política, sobre las trampas y sobre las bajezas.ß
Kissinger, la garganta de Willy Brandt y un revival de la Guerra Fría laura lucchini
PARA LA NACION
BERLÍN.– “¿Qué tal va su garganta?” “Lamentablemente el tumor no es maligno.” “Le vamos a tener ahí todavía un tiempo.” “Éste es un tonto.” “Sí, un tonto.” “Y es peligroso.” No parece una conversación de nivel, pero lo es. Quienes hablan son el presidente de Estados Unidos, Richard Nixon, y su ministro del Exterior, Henry Kissinger. Es 1973 y el objeto de su cinismo es el canciller alemán socialdemócrata Willy Brandt. Desde que Der Spiegel publicó parte de la conversación, el intercambio no para de rebotar en las redes sociales. La publicación tuvo lugar a raíz de la desclasificación de algunos documentos de aquella fecha. La anéc-
dota proyecta sombras en la figura de Kissinger, quien ya en el pasado fue acusado por un historiador alemán de un intento de golpe de Estado contra Brandt, con el apoyo de ex nazis. Kissinger mantiene con Alemania, su país de origen, conexiones fuertes, y sus opiniones están siendo tomadas con gran consideración alrededor de la crisis en Ucrania. Entre los méritos de Brandt está el de empezar, en plena Guerra Fría, la Ostpolitik, es decir, la política de distensión con el Este. Se le atribuye el mérito de no dejar escalar la tensión en un conflicto armado. Una enseñanza que, según parte de los alemanes, habría que recordar ahora, cuando los fantasmas de aquellos años vuelven a presentarse.ß
La 2 punto de vista
Aplausos para Sandra Mendoza, a puro estilo K Pablo Mendelevich —PARA LA NACIÓN—
E
s sabido que para instaurar las antinomias patria y antipatria, héroes de los derechos humanos y sojeros oligarcas, pueblo y corporaciones, luchadores populares y legisladores manejados por Magnetto, el kirchnerismo abolió el diálogo. Apenas si dejó el decorado. Por años decretó que el lugar de la política era el Congreso, circunscribiendo todo diálogo con el gobierno al interior de ese edificio, cosa que líderes de la autonomía de Miguel Pichetto y Juliana Di Tullio atendieran las pretensiones mundanas de la oposición. Pero hace poco la Presidenta pareció empezar a comprender que dialogar con los opositores no es igual de indigno que abrazarse con enemigos abominables. De repente describió en forma virtuosa unas pocas conversaciones que había tenido con Mauricio Macri. “Los que me tratan con respeto pueden dialogar conmigo”, dijo, sugiriendo que hasta dirigentes tan atildados como Hermes Binner, Ernesto Sanz o Roy Cortina, entre otros a los que no atiende, son bastante maleducados. Cristina Kirchner en verdad dialoga, pero lo hace consigo misma. Sobre el final de su discurso del miércoles pasado contó con lujo de detalles un diálogo que había mantenido, en el que fue duramente amonestada a raíz de incurrir en un sobreentendido. Dijo que unos días antes ella había hablado sobre Helder Cámara. “Pero, Cristina, vos dijiste Helder Cámara y estoy segura de que algunos habrán entendido –seguramente los más viejos como yo–, pero la mitad que estaba ahí se preguntará de quién está hablando.” Cristina permite que el pueblo acceda a su más íntima e implacable autocrítica. Esto sí que es transparencia, no ese reclamo banal de los opositores que quieren saber de cuánto es la pobreza o cómo hicieron la cuenta para arreglar con Repsol. Ahora bien, casi en el momento en que los aplaudidores oficiales celebraban a la oradora principal de la Nación, unos cuantos diputados opositores aplaudían en el Congreso con parejo fervor la voz inconfundible de Sandra Mendoza, por el solo hecho de que su oratoria demolía al irritante jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, su ex marido. El kirchnerismo fue exitoso: sus métodos políticos, como el de celebrar que se destroce a un adversario sin importar demasiado modos, argumentos y criterios de convivencia, se propagaron al campo opositor. La diputada Mendoza dijo, entre otras cosas: “No es un hombre aquel que acusa y utiliza los gastos del Estado y de cualquier ciudadano para nombrar algo que no esté en la política”. Parece haberla enojado la declaración que hizo su ex marido cuando le preguntaron qué pensaba de que ella fuera a bailar a ShowMatch, para lo cual se estaba postulando por Twitter. Capitanich la aludió como la madre de sus hijas, que lo es, y dijo que esperaba que no hiciera el ridículo. Tal vez, Sandra Mendoza, su deseo de intercalarse con vedettes en TV, su afán de protagonismo y su propia confusión de lo público con lo privado sean la parte menor del episodio. Lo llamativo es que muchos opositores aplaudieran, cual vecinos regocijados de un conventillo, los reproches posmatrimoniales a Capitanich, animados, probablemente, por una pulsión de antikirchnerismo visceral. Tal vez no encontraron otra manera de advertir que lo que viene después de Cristina, dentro de 571 días, no va a ser la panacea universal.ß
g Bem-vindos al Mundial Por Diana Fernández Irusta | Foto Sergio Moraes/ Reuters río de janeiro, 15 de mayo de 2014. Contra toda apariencia, quienes retratan esta imagen se preparan para un festejo. La multitudinaria, global y ansiosamente esperada fiesta del fútbol. El Mundial 2014, que pondrá todas las miradas del mundo en los estadios brasileños, atentas a los partidos y a muchos de los jugadores –esas celebridades contemporáneas, un poco rockstars, otro poco gladiadores– que, independientemente de su nacionalidad, cuentan con fans en los más diversos rincones del planeta. Lo que se observa en la fotografía no es, por cierto, un comité de bienvenida. Tampoco una escena de enfrentamientos callejeros. Más bien, es un preparativo: grupos policiales
huMor
cariocas, junto con agentes del FBI, se entrenan para garantizar seguridad durante los encuentros deportivos que darán comienzo en poco menos de un mes. Podría pensarse que el gran temor son los posibles atentados (¿qué audiencia más planetaria obtendría un grupo terrorista que la de un Mundial de fútbol?), pero no. Lo que por estos días desvela a la dirigencia política local son las manifestaciones de “indignados” que, surgidas como de la nada a mediados del año pasado, hicieron de muchos estadios centro de su ira y, entre otras cosas, consagraron la consigna “Escuelas y hospitales padrão FIFA”. A despecho de su aguerrida pasión futbolera, miles de bra-
sileños salieron a las calles a repudiar el Mundial, a pedir inversión en los servicios básicos, cuestionar la distancia entre la ciudadanía y quienes dicen representarla y hasta a cantar, en medio de las fiestas y los bailes del Carnaval de Río: “No habrá copa”. Se temen enfrentamientos callejeros durante los principales partidos. Se dice –entre la sorna y el estupor– que todo será peor si la selección brasileña pierde. Y muchos reniegan de una clase política a la que perciben desorientada y demasiado parecida a lo que se observa en la imagen: una masa de escudos ensamblados entre sí. Sin cuerpo, ni rostro, ni ojos que permitan ver. ß
opiniÓn
Las niñas raptadas en Nigeria, aviso de un futuro inquietante Lluís Bassets —EL PAÍS—
C arcadio esquivel/ Panamá El secuestro de las estudiantes nigerianas.
Steve Breen/ estados Unidos Otro Bush v. otro Clinton en 2016. “Juego de tronos”
MADRID
uanto más globalizado, más fragmentado y ajeno es nuestro mundo. Hay noticias que consiguen conmovernos apenas se conocen sus primeros detalles y otras que tardan días o semanas en saltar el muro de la indiferencia. Éste ha sido el caso del secuestro de más de 300 niñas en el norte de Nigeria por parte de un grupo de delincuentes que se identifican como islamistas y responden a un nombre que es lema bien expresivo de sus aviesas intenciones: Boko Haram, lo que significa en lengua hausa “la educación occidental es pecado”. El secuestro fue el 14 de abril pasado, pero el gobierno de Abuja tardó 15 días en balbucear alguna respuesta, a pesar de las protestas de las familias y del escándalo internacional. La especialidad de los secuestradores es atacar iglesias cristianas y quemar escuelas, actividad a la que se dedican con creciente frenesí
desde 2011 en castigo al pecado de occidentalización. En una sola noche de marzo de 2012, los fanáticos quemaron 123 escuelas y dejaron a 10.000 niños sin colegio. Su objetivo, similar al de Al-Qaeda o al de los talibanes, es implantar un Estado islámico regido por la sharia, que en su opinión aconseja incluso el secuestro, la esclavización y la venta de mujeres.
*** La pasividad y la arrogancia del presidente nigeriano, que responde al nombre de Goodluck Jonathan, y sobre todo de su esposa, Patience, han sembrado la indignación entre los familiares de las niñas. La reacción y la campaña en las redes sociales, con Michelle Obama a la cabeza, arrancó desde los movimientos de protesta contra la pasividad del gobierno, pero sólo alcanzó la notoriedad internacional en las vísperas de la inauguración del Foro Económico Mundial en su versión africana, que se ha reunido esta pasada semana en la capital, Abuja. En el momento en que se ha inaugurado el Davos africano, siem-
pre bajo el simpático lema Comprometidos en mejorar el estado del mundo, han anunciado iniciativas para liberar a las secuestradas al menos cuatro grandes potencias como Estados Unidos, el Reino Unido, Francia y, naturalmente, China, uno de los mayores inversionistas en la región y en el país. Esa Nigeria superpoblada de 174 millones de habitantes, el 43% de ellos por debajo de los 14 años, superará a Estados Unidos en población a mitad del siglo XXI y es ya actualmente la mayor economía y el primer productor de petróleo de África. Combina así la doble condición de país a la vez emergente y subdesarrollado, con unos gobernantes salidos de las urnas democráticas, pero inútiles, corruptos e incapaces de dar seguridad, educación y el mínimo de bienestar a sus crecientes poblaciones urbanas. Los repugnantes crímenes de Boko Haram parecen surgir de las nieblas medievales, pero a poco que afinemos la mirada veremos que llegan acompañados de inquietantes signos premonitorios acerca del futuro.ß