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| Martes 25 de septieMbre de 2012
Las constelaciones familiares de un artista de vanguardia visita. Bob Wilson trae su versión de la Conferencia sobre nada, de John Cage,
que estrenó hace pocos días en Alemania y que presentará hoy en el San Martín Laura Ventura PARA LA NACION
Susan Sontag escribió que la obra de Robert Wilson lleva la firma de una creación artística suprema. “No se me ocurre otro trabajo tan enorme ni influyente como el suyo”, reflexionó la intelectual norteamericana sobre su compatriota. Wilson llegó ayer a la Argentina para presentar esta noche en el San Martín Conferencia sobre nada, de John Cage, pocas semanas después de su estreno mundial en Alemania. Él mismo dirige e interpreta esta pieza en una única función que contará con subtítulos en español. El avión de Wilson llegó ayer demorado a Ezeiza. La entrevista con la nacion quedó por el camino, ya que el artista, agotado y de mal humor, pidió descansar antes del espectáculo. Nacido en Waco, Texas, Wilson es considerado un artista de vanguardia de los escenarios mundiales. Este régisseur y actor es uno de los máximos exponentes del “teatro de imágenes” y un eterno iconoclasta de las convenciones tradicionales de la ópera. Conferencia sobre nada es un manifiesto que contiene las ideas clave sobre la música, el arte, el sonido y el silencio, así como los cimientos del pensamiento y la expresión de otro artista de avant-garde como lo fue Cage. Esta pieza fue representada, por primera vez, en 1950, en Nueva York. En su vasta trayectoria, Wilson supo rodearse y asociarse con diversos artistas emblemáticos. Uno de ellos fue Philip Glass, su aliado en la ópera experimental y pacifista Einstein on the Beach, de 1976. También trabajó con Glass y sumó a David Byrne para dar a luz The Civil Wars, estrenada en 1984. Con el genial Heiner Müller realizó una versión de Máquina Hamlet, en 1987. Wilson sabe captar la atención de las nuevas generaciones de espectadores y fue el padre de la reciente pieza de la que habló el mundo: The Life and Death of Marina Abramovic, que contó con la actuación de la artista conceptual serbia que da nombre a la obra, protagonizada por Willem Dafoe y Antony Hegarty (el líder de Antony and the Johnsons, quien
Una vista de la Ciudad del Cine, cerca de París
Luc Besson tiene su propio Hollywood en las afueras de París cine. Costó 170 millones de euros y rivalizará
con la Cinecittà romana
Wilson es el máximo exponente del “teatro de imágenes” también compuso la música). Wilson fue nombrado Comandante de las Artes y las Letras por el gobierno de Francia, y recibió varias distinciones no sólo por sus puestas y performances, sino también como artista plástico, entre ellas, el León de Oro de la Bienal de Venecia por sus esculturas. Osado y provocador, también montó The Life and Times of Joseph Stalin, una representación de doce horas, mientras que KA MOUNTain and GUARDenia Terrace fue realizada en la cima de un monte en Irán y duró siete días. Wilson también trabajó junto a la fallecida Sontag, Laurie Anderson y Lou Reed, y adaptó obras de Gertrude Stein, Bertolt Brecht, Samuel Beckett, Marguerite Duras y Umberto Eco. Wilson ya se presentó en la Argentina en 1999, con su particular versión de Persephone. Ahora regresa con Conferencia sobre nada para rendirle un homenaje a John Cage, a 100 años de su nacimiento.ß
Conferencia sobre nada de John Cage, por Robert Wilson Esta noche, a las 21. Teatro General San Martín, Avda. Corrientes 1530.
Arquitectura de una poética visual y sonora opiniÓn Pablo Gianera LA NACION
N
o podría decirse que la Conferencia sobre nada, de John Cage, sea un texto teatral. Más bien es una arquitectura muy precisa cuya construcción siguió principios estrictamente musicales o, en todo caso, principios semejantes a los que Cage empleó en ocasiones para componer. Leída por primera vez, en Nueva York, en 1950, e incluida luego en el libro Silence, el largo monólogo de la Lecture on Nothing no se limita a transmitir cierta información (un programa poético: “No tengo nada que decir y lo estoy diciendo, y eso es poesía como la que necesito”), sino que es a su vez una demostración (ecos del protocolo de conferencia) que pone en acto lo demostrado. En palabras de Cage: “Mi intención ha sido, por lo general, decir lo que tenía que decir de una manera que lo ejemplificara; esto implicaría
que el oyente experimentara lo que yo tenía que decirle, en vez de simplemente escucharlo”. Con las unidades, secciones e indicaciones de silencios, ciertas ideas, como la independencia de estructura y contenido, aparecen realizadas formalmente en la Conferencia... Desde que se conocieron, en los años sesenta, Bob Wilson y Cage deben de haber sentido que participaban de un mismo aire de familia. Ambos comparten una preocupación por la estructura y, en cierto modo, pertenecen además a la misma constelación; una constelación que incluye también otros astros con grados diversos de cercanía, entre ellos, Gertrude Stein y Samuel Beckett. Como señaló en una ocasión un especialista en Cage, la Lecture on Nothing se despliega en una instancia técnica, otra religiosa y una tercera ligada al espectáculo. Tal vez sólo un artista como Wilson pueda hacer visibles de un solo golpe esas tres dimensiones y, con ellas, el drama latente de la conferencia.ß
De Bruselas a Córdoba, un vuelo sin escalas visita. La bailarina y coreógrafa Lisi Estaras trae su hipnótico espectáculo Dans dans
Les ballets de la L a la G Lisi Estaras (o Estarás, ya que en diversas informaciones oficiales la tilde se muda de una “a” a la otra) se fue de su provincia a los 19 años. ¿Destino? Israel. Se fue quedando. También se fue de ahí. En Ámsterdam vio un espectáculo del coreógrafo Alain Platel. Allí
SAINT-DENIS, Francia (AFP).– Le llevó doce años y le costó sangre, sudor y lágrimas, pero el cineasta Luc Besson vio por fin realizado su sueño, al inaugurar una gran Ciudad del Cine en las afueras de París, que aspira a convertirse en el “Hollywood sobre el Sena”. “Les doy gracias desde lo más profundo de mi corazón por creer en mi sueño”, dijo Besson, emocionado, al inaugurar esta gigantesca ciudad del cine instalada en una central eléctrica abandonada, en esta localidad, en las afueras de París. “Esta ha sido una historia de amor”, subrayó el realizador de Nikita, recordando cuando a los 17 años hacía todo lo posible e imposible “para entrar en los estudios de cine de Boulogne”, cerrados a fines de los 70. Francia, el mayor productor de cine de Europa, no tenía infraestructura para crear una película de la A a la Z, como se hace en Hollywood o en los legendarios estudios de Cinecittà, en Roma, señaló Christophe Lambert, director general de EuropaCorp, la sociedad de producción y distribución de films de Besson, que ha producido o coproducido medio centenar de películas. Besson, de 53 años, recordó que empezó a soñar con esta Ciudad del Cine en 2000, cuando descubrió la antigua central eléctrica durante el rodaje de Leon. El cineasta recibió nada más que negativas a sus pedidos de apoyo financiero, antes de poder concretar este sueño, que costó 170 millones de euros. “En los Estados Unidos, la consigna es: «Sí se puede»; en Francia: «Eso no es posible»”, ironizó el cineasta, para explicar que, en su país, “el
Las más vistas Espectadores por película de jueves a domingo Ted 110.223
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pesimismo es un deporte nacional”. Pero su empeño y terquedad dieron frutos: la antigua central eléctrica estilo art déco, que estaba abandonada desde 1981, acoge ahora en 60.000 metros cuadrados estudios de cine y TV, una escuela de cine, talleres de confección de trajes, de carpintería y oficinas. En uno de esos estudios se está filmando la película Malavita, realizada por Besson, y protagonizada por Robert De Niro, Michelle Pfeiffer y Tommy Lee Jones. El film es una adaptación de una novela de Tonino Benacquista sobre la mafia.ß
FERNET BRANCA
AUSPICIA EN VIVO Y EN DIRECTO DESDE EL TEATRO COLON LA OPERA
La Cenerentola
de Gioachino Rossini
Dirección musical: Bruno Campanella Régie: Sergio Renán
Viene de tapa
La obra transcurre en total silencio. Sin decorado ni nada. Sólo dos actores y dos bailarines (Hendrik van Doorn, Nicolas Vladyslav, Lara Barsacq y ella) que buscan algo del orden de lo energético. “Es una obra arriesgada. El público suele ponerse nervioso. Presentarla en el hall del San Martín será un desafío porque habrá que lidiar con el ruido de la calle y todo ese movimiento. Nosotros esperamos crear intimidad en medio de la multitud”, agrega esta creadora de enorme talento. En su provincia también presentó un trabajo que unió a su amada Córdoba con Bruselas, la ciudad en la que vive hace muchos años. Se llamó A distancia. La cosa fue más o menos así: en abril, la coreógrafa cordobesa Carina Bustamante envió su primera consigna por SMS a Lisi, quien estaba en Bruselas. Cada 15 días, circulaban nuevas consignas de trabajo tanto en una dirección como en la otra. Las consignas iban teniendo una resolución que se podía seguir por Internet. El resultado final (que, como ya veremos, de final no tiene nada) se estrenó mundialmente en el Teatro Real. “Acá, en Córdoba, funcionó bastante bien. Veremos cómo nos va en Bélgica. Más que una obra fue una aventura, un trabajo en proceso constante. Algunos creen que el proceso fue más interesante que el resultado. Otros, al revés. Para mí, lo importante fue crear en mi provincia; creo que es el principio de algo”, se entusiasma.
Foto: AP
Principales intérpretes: Serena Malfi, Kenneth Traver, Aris Argiris, Carlo Lepore, Marisú Pavón Hoy, a las 20.00, por Radio Nacional Clásica, FM 96.7 y por clasica.radionacional.com.ar
Beber con moderación. Prohibida su venta a menores de 18 años
Una imagen de la pieza de Les ballets C de la B actuaba Gabriela Carrizo, otra bailarina cordobesa que había conocido en clases. Una, Lisi; otra, Gabriela, actuaron en Iets op Bach, el primer trabajo de Les ballets C de la B, de Platel, que participó en la quinta edición del FIBA. Un tarde, Gabriela le avisó que había una audición en la compañía de Platel. Lisi se entusiasmó. Pero, cosas que pasan, se quedó dormida (“me disperso tan fácilmente, siempre me pasó; creo que me gusta perderme...”, le gusta decir). Hubo revancha. Hubo otra audición. Y entró. Desde ese momento, hace unos 20 años, trabaja con Platel. Si muy de vez en cuando el público local tiene la posibilidad de conectarse con la producción de su hija pródiga, no sucede lo mismo con su ex compañera de búsqueda y amiga. Gabriela Carrizo, la otra cordobesa, también tiene forma-
ción en contemporánea. Una de sus primeras piezas se llamó Suite de la muchacha de las largas piernas. En aquel momento, su referencia era la alemana Pina Baush [siempre Pina; de hecho, Platel tiene un espectáculo llamado Out of context (for Pina)]. En 1989 se instaló en Europa. Al poco tiempo, comenzó a trabajar en la compañía de Platel. Ahí conoció a Franck Chartier y, en 1995, junto con él formó la compañía Peeping Tom. En el Festival de Bogotá vi una de sus producciones: 32 rue Vandenbranden. Ese trabajo es, sencillamente, una propuesta de una libertad interna, un vuelo, una imagen cinematográfica y una textura de movimientos hipnótico. Si bien se presentó en diversos festivales y obtuvo varios premios, nunca llegó a la Argentina. Si como muestra de su trayectoria basta un botón, en agosto Ca-
Foto: tANIA DESMEt
rrizo estaba en la Bienal de Teatro de Venecia dando un laboratorio para actores y bailarines, ahora mismo está haciendo funciones en Zagreb, y, en noviembre, presentará en Madrid su último trabajo: A louer. Pero volvamos. Sigue Lisi Estaras: “En Córdoba, los artistas se sienten muy disconformes por la poca atención que reciben. En Buenos Aires, la cosa es distinta. Se está generando algo personal –un lenguaje, un estilo– que no está pendiente de lo que está pasando afuera”. En ese afuera, Bruselas, viven estas dos creadoras cordobesas de la danza y el teatro. Una de ellas, Lisi, se podrá dar una de las panzadas que más le gusta: confrontarse con su trabajo frente a los suyos. Como yapa para todos (y todas) la obra es gratis.ß
Malvinas La guerra de los neutrales de MATÍAS JOAQUÍN MORALES Historia de las alianzas que cambiaron el curso del combate
En todas las librerías del país - ISBN 978-950-754-379-1