POLITICA
Jueves 10 de mayo de 2012
EL ENFRENTAMIENTO NACION-CIUDAD
La supervivencia como objetivo CARLOS PAGNI LA NACION Mauricio Macri, en una conferencia de prensa sin motivo, denunció que Cristina Kirchner quiere destruirlo. Daniel Scioli envió a su gabinete a aplaudir la creación de una corriente que defiende al peronismo como si fuera una especie en extinción, frente a un kirchnerismo que pretende anonadarlo. El mejor vocero de Scioli, Gustavo Marangoni, declaró que kirchnerista no siempre significa peronista. Le habían preguntado por Gabriel Mariotto. Hugo Moyano intenta comandar una CGT opositora. Pero sus adversarios todavía no encuentran al candidato capaz de defender a la corporación sindical frente al avance de la Casa Rosada. A seis meses de la reinstalación de la Presidenta en el poder, la política parece florecer de nuevo en el país. Pero esa apariencia es engañosa. Macri, Scioli, Moyano no expresan, al menos por ahora, proyectos de poder. Buscan la supervivencia. Descubrieron, acaso contra su propia voluntad, que sólo saliendo de la inercia en la que estaban instalados podrán evitar la próxima escena que les tiene preparada el kirchnerismo: terminar devorados por un gobierno que aspira a la suma del poder. La consigna “vamos por todo” implica que el otro se quedará sin nada. Es la propia Presidenta quien, con esa tendencia a la expansión, consigue que la vida pública se vaya descongelando en una serie de movimientos defensivos. Antes de que Marangoni distinguiera peronismo y kirchnerismo, Scioli había autorizado a Baldomero Alvarez a retocar la zoología del general Perón, describiendo a Mariotto ya no como la mula, sino como el burro del mariscal de Sajonia. Mariotto busca demoler la aspiración presidencial de Scioli, identificando al gobernador con los
inocultables vicios de la policía y el servicio penitenciario bonaerenses. Mariotto apoya su campaña en organismos de derechos humanos. Hebe de Bonafini acaba de regalarle un pañuelo blanco. Bastó ese gesto para que, desde las maliciosas oficinas del sciolismo, se divulgara que Mariotto es el candidato a presidente en el que piensa Bonafini cuando aconseja a la Presidenta no buscar otro mandato. Ni la suspicaz Cristina Kirchner mordería un anzuelo tan visible. Pero un encumbrado diputado bonaerense le escuchó decir: “Si Mariotto no reduce la velocidad se va a estrellar”. Scioli no quería convencerse de que las agresiones de su vicegobernador no son arrebatos personales. Ahora
Scioli no quería convencerse de que las agresiones de su vicegobernador no son arrebatos personales algunos intendentes lo alertaron de que el kirchnerismo pretende armar las listas de legisladores provinciales del año que viene sin consultarlo. En tal caso, La Cámpora y los amigos de Mariotto controlarían los dos tercios de la legislatura. Y Scioli se convertiría, ahora sí, en un muñeco de la Presidenta. A la amenaza de esta ingeniería electoral se suma la asfixia financiera. El año pasado el Tesoro envió a la provincia $ 5000 millones; en lo que va de este año giró sólo $ 250 millones. La justificación kirchnerista de este torniquete es que Scioli constituye una amenaza y, por lo tanto, hay que tenerlo en un puño. Para la moral convencional sería un argumento inconfesable. Pero es el mismo que escucha Moyano: la Presidenta está enfadada y por eso no responde sus
reclamos. ¿No será todo al revés? Es decir, ¿el enojo no será la coartada de un gobierno cuyos recursos fiscales escasean más y más? Cualquiera sea la verdad, las dos opciones que en Olivos tienen pensadas para el sueño presidencial de Scioli son desagradables: nicho o tierra. El lo sabe. La fantasía de convertirse en el plan B de una Cristina Kirchner cuya capacidad electoral se vea menguada es insostenible. La capacidad de Scioli para engañarse a sí mismo es infinita. ¿No debería saber desde hace mucho que el kirchnerismo carece de plan B cualquiera sea el campo en el que actúe? La encrucijada de Scioli puede ser, esta vez, definitiva. Y debe resolverla en 2013. El destino de Scioli podría ser el de gran parte del PJ bonaerense. Diana Conti, que no da un paso sin pedir instrucciones a la Casa Rosada, habilitó en la Cámara de Diputados la discusión del sistema electoral de boleta única. Es curioso, porque todos los proyectos son de la oposición. ¿Está dispuesto el kirchnerismo a aceptar esa reforma? En tal caso, los votantes deberían escoger papeletas separadas por niveles de gobierno (diputados, gobernador, legisladores provinciales, intendentes, concejales) que incluyen a los candidatos de todos los partidos. De ese modo, los candidatos a intendente correrían una suerte distinta de los que se postulan para diputados nacionales, por ejemplo. El célebre aparato del PJ sería, de este modo, desmontado. El caudillaje bonaerense mira con recelo esta discusión. La insaciable señora de Kirchner arrastró también a Macri al conflicto. Apremiada por fondos, la Nación pretende las cajas disponibles en el gobierno porteño. Ahora busca los depósitos judiciales del Banco Ciudad, vitales para esa entidad. De nuevo es Conti la que encabeza la reforma. En Macri habita un empresario
contratista del Estado. Alguien que, cuando detecta frente a sí una masa impresionante de poder, intenta congeniar. La cultura de Socma ha sido llevada al municipio. Si ese reflejo no logró materializarse fue porque la darwiniana Cristina Kirchner declaró imposible toda convivencia. Macri fue obligado por ella a hacer política. Ahora vuelve a enredarse en dilemas que lo aburren. ¿Quién defenderá su fortaleza porteña el año próximo? ¿Rodríguez Larreta? ¿Michetti? ¿Pinedo? ¿Esteban Bullrich? ¿Quién librará la crucial batalla bonaerense? Para disgusto de su primo Jorge, Macri habilitó una negociación con Francisco de Narváez, quien este viernes busca regenerarse, a lo Terminator, en La Plata. Julio De Vido fue el primero en enterarse del reacercamiento cuando De Narváez votó contra la estatización de YPF. El sindicalista petrolero Alberto Roberti, del bloque de De Narváez, le había prometido lo contrario. Roberti promueve una ruptura con Macri, que obligue a Michetti a ir a la provincia. Dividida la oferta opositora, la Casa Rosada tiene el triunfo asegurado. De Vido puro. Cristina Kirchner tiene casi definido cómo ir a esa pelea: piensa en Alicia, su cuñada, como cabeza de los diputados nacionales. La vieja regla: un Kirchner sólo trabaja para otro Kirchner. ¿Y Máximo? Demasiado verde fuera de Santa Cruz. La Presidenta debe despejar una incógnita más difícil. Reelección: ¿sí o no? Y sobre todo: ¿cuándo? Medio equipo aconseja hacerlo ahora, cuando la economía todavía no se ha enfriado. Los más optimistas prefieren 2013, después de los comicios. ¿Qué hará Macri ante ese desafío? ¿Qué hará Scioli? El kirchnerismo, que cree tener el Gobierno escriturado, dice contar con una salida para ellos: el plan “reelecciones para todos”. Es decir, ofrecer al adversario los mendrugos del poder.
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