Celebración de la supervivencia

11 feb. 2011 - angustiosa celebración de la supervivencia ante el recuerdo del horror, la intolerancia y la represión. Narrador y ensayista, reco- nocido por El ...
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Best sellers NOVELA, CUENTO Y POESÍA

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EL CEMENTERIO DE PRAGA de Umberto Eco (1)* (LUMEN, $ 85) (7)

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LOS PADECIENTES de Gabriel Rolón (2)* (EMECÉ, $ 72) (8)**

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EL SUEÑO DEL CELTA de Mario Vargas Llosa (3)* (ALFAGUARA, $ 85) (10)**

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LOS HOMBRES QUE NO AMABAN A LAS MUJERES de Stieg Larsson (5)* (DESTINO, $ 119) (82)**

5

Libros y autores

Celebración de la supervivencia Con un inteligente tono restrospectivo, los relatos del rumano Norman Manea hilvanan reflexión política y una estilización de la memoria personal

LA ELEGANCIA DEL ERIZO de Muriel Barbery

N

(SEIX BARRAL, $ 96)

ENSAYO, BIOGRAFÍA Y VARIOS

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COMER, REZAR, AMAR de Elizabeth Gilbert (1)* (AGUILAR, $ 69) (35)**

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FUERON CONSULTADAS LAS SIGUIENTES LIBRERÍAS: Boutique del Libro, Clásica y Moderna, Cúspide, Distal, Santa Fe, El Ateneo y Yenny (Capital, Gran Buenos Aires e interior); Vuelo Nocturno (Morón).

EL TÉ DE PROUST Por Norman Manea Tusquets Trad.: Joaquín Garrigós y Susana Vázquez 334 páginas $ 98

* Ubicación en la última o anteriores semanas. ** Semanas que permanece en lista.

pág.

Viernes 11 de febrero de 2011

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orman Manea (Bucovina, 1936) compone en El té de Proust, volumen que reúne sus relatos completos, una singular y angustiosa celebración de la supervivencia ante el recuerdo del horror, la intolerancia y la represión. Narrador y ensayista, reconocido por El regreso del húligan, Manea enfoca la problemática del desarraigo y su difícil cicatrización, así como tematiza a lo largo de los veintiséis relatos que componen el libro, con inteligentes variaciones, la agónica persistencia del miedo incluso después de que sus personajes se han librado de la opresión y la injusticia. Cuentos como “Octubre a las ocho”, “Dos camas”, “Las señales horarias” o “Educación sentimental” resultan estremecedores: a la vez que transmiten vívidamente el horror de la dictadura de Nicolae Ceaucescu, aluden a la experiencia infantil del autor cuando junto con su familia, en 1941, las autoridades fascistas rumanas aliadas con Alemania lo deportaron a un campo de concentración en el extranjero. En otros como “Función de estreno”, “El verano”, “Las bodas”, “La pared divisoria” y “Podía-

mos ser cuatro” se lee la pendulación entre un sentimiento de frustración o el desamparo del presente y la débil esperanza que intenta, muchas veces sin conseguirlo, sobreponerse al recuerdo de la ferocidad de las persecuciones de nazis y comunistas. La sutil reflexión sobre el Estado represivo y totalitario emerge una y otra vez en los relatos, aunque a menudo conjuren la experiencia atormentada de una víctima que ha logrado salvarse y que emprendió el triste destino del exilio. Los textos van hilvanando un complejo tono retrospectivo, pero de refinada evocación y sin golpes bajos. Los protagonistas son casi siempre la máscara del autor en sus distintas edades y etapas, desde la infancia hasta la madurez, entendido como un sobreviviente que cifra su precaria salvación en la posibilidad de escribir. Como un logro inobjetable de la totalidad de los cuentos se erige el espléndido manejo temporal, elaborado a la manera de una inacabable transición en la que lo evocado cobra vida pero al mismo tiempo, para bien o para mal, está concluido. No falta en Manea la proverbial desilusión respecto de la utopía comunista, que revisa con vigor intelectual. La evocación del comunismo rumano casi no se diferencia, en Manea, de la barbarie nazi. El magnífico relato “Noches de luna”, con el que Manea cierra la recopilación, facilita al lector una orientación inteligente y emotiva de todo el material previo, a partir de una valoración de la palabra en la reconstitución de las subjetividades y en la invención colectiva de la literatura como testimonio histórico de los espantos y fulgores de aquellos regímenes que signaron el siglo XX. En El té de Proust, cualquier dejo de resentimiento es convertido por la escritura en lucidez y conciencia. La palabra como ímpetu, como destino, no sólo construye la belleza dolorosa de la evocación, sino también dibuja una precaria conmiseración que se extiende a muchos de los intelectuales y artistas de la generación de Manea, víctimas de la intolerancia. Queda en pie, la escritura que revela una sensibilidad, la del propio autor, que sobrevive escribiendo en el crepúsculo del recuerdo. Armando Capalbo

En nombre del padre

Prosa carnavalesca

Pocos poetas más fáciles de adorar que el Dylan Thomas (1914-1953), esa suerte de regordete Rimbaud galés que se fue consumiendo de manera mucho más lenta y metódica que el intempestivo enfant terrible. Las evocaciones de artistas debidas a parientes o amigos son un arma de doble filo, una invitación a la hagiografía o a su reverso, la calumnia. Pero esta memoria escrita por Aeronwy(1943-2009), la hija del autor de Retrato del artista cachorro, tiene el encanto de las sesgadas visiones infantiles: ella misma, sus recuerdos, son el eje alrededor del que van delineándose, entre otras, las figuras de la madre, Caitlin, y del más evanescente padre-poeta, Dylan. La casa familiar en Laugharne, rodeada de agua, es el escenario y los últimos años del escritor, el marco temporal, aunque Paisajes de mi padre sea, en cierto modo, algo más que un mero testimonio filial. Mario Caballero

Washington Cucurto, pseudónimo, casi heterónimo de Santiago Vega (Quilmes, 1973), se dio a conocer primeramente como poeta con su Zelarayán (1998) y, sobre todo, La máquina de hacer paraguayitos. En los últimos años, ha acopiado también la suficiente cantidad de libros en prosa como para ser considerado, en pie de igualdad con su actividad original, como narrador. Esos volúmenes son Cosas de negros (2003), Las aventuras del Señor Maíz (2005), El curandero del amor (2006) y 1810. La revolución vivida por los negros (2008). Su último opus reúne los textos que dan el título a la colección (un estilo reconocible, una voz estentórea que mima la de los presentadores radiales o musicales, con carnavalesca jocosidad latinoamericana), y otros relatos, ágiles y desquiciados, aunque menos atentos a la musicalidad plebeya de los primeros. Gerardo García

PAISAJES DE MI PADRE. Por Aeronwy Thomas. Circe. Trad.: Roser Berdagué. 270 págs., $ 80

HASTA QUITARLE PANAMÁ A LOS YANKIS. Por Washington Cucurto. Emecé, 224 págs., $ 61