La rubia debilidad del cine galo

Robert Carlyle, Rose Byrne,. Jeremy Renner. La segunda parte del film de terror dirigido por Danny Boyle retoma aquella historia seis meses después de.
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Espectáculos

Página 6/Sección 4/LA NACION

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Miércoles 6 de junio de 2007

Cécile de France

Gael García Bernal

La rubia debilidad del cine galo Protagoniza El cantante, con Gérard Depardieu, y Lo mejor de nuestras vidas

El actor mexicano, figura principal de un estreno de mañana PACHAMAMA

De Guadalajara para el mundo Protagoniza Soñando despierto LOS ANGELES (Page Up/The New York Times News Service).– Gael García Bernal creció con un teatro como patio de juegos. Cuando era pequeño y estaba aún lejos de convertirse en un auténtico rompecorazones, sus padres trabajaban en un teatro muy antiguo y venido a menos en Guadalajara (México) y por lo tanto el dinero no les alcanzaba para contratar a una niñera. Por eso, el precoz Gael se acostumbró a vagar alrededor del escenario y sus bambalinas. “En este momento me viene a la memoria el aroma del teatro: la madera mezclada con el olor de la gente”, dice el actor, que a los 27 años es la figura mexicana más reconocida en el ámbito internacional. “Como en mi país generalmente llueve de noche, también puedo acordarme del aroma de ese lugar cuando todo estaba allí sucio y húmedo. Me estoy viendo a mí mismo en ese momento, caminando al lado de las largas paredes del escenario y pensando que ese espacio me parecía infinito”, agrega. Los padres de García Bernal trabajaban en el centro cultural de la Universidad de Guadalajara, en donde compartían el mismo espacio siete teatros y estudios de actuación. “Cuando era chico recuerdo muy bien que podía ir de un teatro al otro sin necesidad de salir a la calle. Me escabullía de un estreno y de golpe estaba detrás de la escena de otro. Veía allí 20 minutos de la obra y corría un poco más a buscar un helado. Era una maravillosa manera de hacer volar la imaginación”, evoca el actor. No podría haber otra fórmula más adecuada que la de apelar a este ramillete de recuerdos para asomarnos a la nueva y muy esperada aparición cinematográfica de García Bernal, luego de la notable repercusión internacional alcanzada por sus dos películas recientes más difundidas: Y tu mamá también, de Alfonso Cuarón, y Diarios de motocicleta, de Walter Salles. En Soñando despierto, la nueva película de Michel Gondry (Eterno resplandor de una mente sin recuerdos), encarna a un joven retraído llamado Stephane, que tras la muerte de su padre regresa a la casa de París en la que pasó su infancia para reencontrarse con su madre (Miou Miou), forzado a aceptar la propuesta laboral que ella le hace en un insulso negocio dedicado a la impresión y al fotocopiado. Nada de esto parece demasiado interesante para alguien que tiene por costumbre dejarse llevar y perderse en su propia imaginación, sobre todo cuando conoce a una vecina (Charlotte Gainsbourg) que por momentos parece su alma gemela y, por otros, se muestra totalmente distante. “Stéphane se convierte en un prisionero de sus propios sueños, algo que, creo, ocurre con frecuencia en la actualidad. La vida suele ser muy complicada y es fácil resistirse a la tentación de deslizarse hacia el mundo de los sueños, donde todo es más placentero. La cuestión es si uno está viviendo allí una vida o simplemente está dentro de una fantasía”, afirma García Bernal, cuya vida real siempre estuvo bordeando lo fantástico. “Mi nacimiento, decididamente, fue un accidente. Mi mamá tenía

18 años y mi papá, 22. Creo que siempre esas cosas aparecen en forma sorpresiva a esa edad”, dice el actor sobre sus progenitores: la actriz Patricia Bernal y el actor y director José Angel García.

Infancia teatral “Como mis padres no encontraban a nadie para cuidarme me llevaban todo el tiempo con ellos al teatro, algo que en México se hace habitualmente en el underground. Cualquiera que elige allí ser actor de teatro se expone a una vida muy difícil, llena de privaciones. Pero al mismo tiempo esa realidad te abre bellas posibilidades de aprendizaje. Agradezco haber recibido en ese entorno una educación realmente abierta”, describe García Bernal. “Muchas veces quise que mis padres tuvieran un trabajo igual al de los padres de mis compañeros de escuela. Pero a la vez lo que me pasaba y me hacía diferente a los demás era sentir que mis padres podían elegir con libertad lo que querían, porque estaban en el mundo del espectáculo”, aclara. “Siempre supe que quería actuar, pero jamás pensé ese camino como una profesión. Me imaginaba haciendo otras cosas, pero aprovechando a la vez mi tiempo libre en la actuación porque era algo que me hacía muy feliz”, subraya. El destino y la vida lo llevaron a vivir de su vocación, un espacio en el que según García Bernal el aprendizaje jamás termina. Y recuerda el día del rodaje de Y tu mamá también en el que se despertó sobresaltado porque lo esperaba la escena más complicada, aquélla en la que se peleaba con el personaje encarnado por Diego Luna tras descubrir que su novia le había sido infiel con quien creía que era su mejor amigo. “De repente me sentí completamente vulnerable, con toda la fuerza del miedo en la piel. Toda esa sensación se hundió en mi estómago y me asusté con todo lo que me esperaba ese día. Rodar esa escena fue un momento de extraordinaria claridad para mí como actor, porque tomé conciencia de todo lo que me faltaba aprender para ser alguien en este oficio”, describe. La pasión artística de García Bernal se manifestó siempre con mayor claridad en el ámbito teatral que lo vio crecer; el actor dice que jamás imaginó llevar ese espíritu al cine. Con todo, reconoce que ese amor que siempre sintió al verse rodeado todo el tiempo desde la infancia por gente de teatro y sentirla como parte de su propia familia también se pone de manifiesto, de alguna manera, en las largas jornadas de rodaje de cualquiera de sus películas. “Es que los directores con los que trabajé a veces se convirtieron en mis padres, a veces en mis amigos y a veces en mis mentores”, destaca. Gracias a sus reconocidas apariciones en la pantalla, García Bernal siente la responsabilidad de retratar de la mejor manera a personajes latinoamericanos para un público internacional. Y concluye: “Siento que en mi carrera hoy se mezclan el destino y la buena fortuna”.

Cindy Pearlman

CINE

ESTRENOS DE MAÑANA

Romance, terror por dos, drama y una esperada producción nacional l UNA NOVIA ERRANTE (Argentina). Dir.: Ana Katz. Protag.: Ana Katz, Carlos Portaluppi, Daniel Hendler, Erica Rivas. Una joven abandonada por su novio en camino a una playa atlántica intenta superar la angustia que le genera esta nueva situación. l HOSTEL II (EE.UU.) Dir.: Eli Roth. Protag.: Jau Hernández, Lauren German, Heather Matarazzo. Tres muchachas estudiantes recorren diferentes lugares de Europa hasta que se instalan en un hostel donde el terror y el sadismo son moneda corriente. l EXTERMINIO 2 (EE.UU.) Dir.: Juan Carlos Fresnadillo. Protag.: Robert Carlyle, Rose Byrne, Jeremy Renner. La segunda parte del film de terror dirigido por Danny Boyle retoma

aquella historia seis meses después de la plaga que arrasó con Inglaterra y otros lugares del planeta, cuando ya se creía superada y se desata un nuevo foco. l SOÑANDO DESPIERTO (Francia-Italia) Dir.: Michel Gondry. Protag.: Gael García Bernal (ver nota aparte). l EL CANTANTE (Francia) Dir.: Xavier Giannoli. Protag.: Gérard Depardieu (ver nota aparte).

Los avances de estos films pueden encontrarse en www.lanacion.com.ar/ entretenimientos

No es habitual que entre la desperdigada oferta de novedades cinematográficas ajenas a Hollywood –en este caso europeas– casi coincidan en la cartelera local dos estrenos simultáneos del mismo origen y con la misma protagonista. Habrá apenas una semana de diferencia entre el lanzamiento local de El cantante (Quand J’étais chanteur), que Distribution Company anuncia para mañana, y Lo mejor de nuestras vidas (Fateuils d’orchestre), que Alfa distribuirá entre nosotros a partir del jueves 14. Estas dos películas resultaron muy apreciadas por el público de su país de origen, en buena medida por la carismática presencia de Cécile de France, cuyo origen belga (nació en Namur el 17 de julio de 1975) no le impide ser reconocida como una de las grandes figuras femeninas del momento en el panorama del cine que lleva su mismo apellido. Descubrimos a Cécile como uno de los encantadores personajes de Las muñecas rusas, de Cédric Klapisch, en 2005, dos años después de que su nombre fuera incluido en la sexta lista de las 19 grandes promesas del cine europeo (shooting stars), presentadas a la consideración mundial nada menos que en el Festival de Berlín. A cuatro años de tan destacada nominación, sólo el alemán Daniel Bruehl (Good Bye Lenin) y Cécile perduran en la atención del público internacional. Y en el caso de la actriz que está por asomarse en la cartelera porteña por partida doble, sus condiciones saltan a la vista: rubia, bonita, desenvuelta y expresiva, parece en principio dueña de todas las dotes innatas imaginables para una actriz de comedia. Pero detrás de su apariencia ligera y el andar desprejuiciado de quien jamás se incomoda frente a una cámara, Cécile sabe transmitir desde sus ojos melancolía y un profundo dolor interior. No es difícil, a partir de esa intensa fuerza expresiva (y, por qué no, del rostro limpio y el cabello rubio y corto que muestra en las dos películas que estamos por conocer), reconocer en ella la herencia de una tradición de actrices francesas que se detiene, por ejemplo, en apariciones como las de Jean Seberg y Miou Miou. “Tuve que mantener su aspecto com-

Cécile de France y Depardieu en una escena de El cantante, que llegará mañana a los cines DISTRIBUTION COMPANY

bativo incluso cuando parecía perdida”, dice Cécile acerca de Marion, el personaje que interpreta en El cantante, cuyo aspecto no era habitual hasta aquí en las apariciones de la actriz en la pantalla. En esta comedia dramática de Xavier Gianolli, recibida con aplausos en el Festival de Cannes de 2006, Cécile encarna a una mujer llena de problemas, madre soltera de un chico de seis años, que se vincula casi por casualidad con un veterano cantante popular venido a menos (Gérard Depardieu) que se gana la vida en decadentes actuaciones en casinos, convenciones, hoteles y centros de jubilados. El hombre se obsesiona con ella y se establece entre ambos un vínculo “cargado de desesperación”, según lo define Cécile, si bien la película mantiene un tono de comedia y muestra a Depardieu en una sorprendente faceta de cantante, interpretando con su voz algunos clásicos de la canción popular francesa de otros tiempos. De hecho, uno de los atractivos del film es su banda sonora. Instalada en París desde los 17 años y descubierta luego de tres años de formación teatral por la muy cotizada representante artística Dominique Besnehard (que trabaja, entre otras, con Isabelle Adjani, Sophie Marceau y Charlotte Gainsbourg), Cécile comen-

zó a ser reconocida gracias a múltiples apariciones en el cine, el teatro y la televisión. Gracias a Piso compartido y la citada Las muñecas rusas, de la mano de Cédric Kaplisch, que le dieron reconocimiento internacional y sus primeros galardones como revelación: un César y el muy valorado premio Romy Schneider. Tanto, que Disney la convocó para el principal papel femenino de la ambiciosa y fallida remake de La vuelta al mundo en 80 días, con Steve Coogan y Jackie Chan. Y si bien pudo satisfacer en la pantalla su gusto por las películas oscuras y llenas de suspenso al interpretar a a la protagonista del film de terror Alta tensión, de Alexandre Aja –que conocimos aquí hace exactamente un año–, Cécile sustentó su crecimiento como actriz y figura ascendente del cine francés sobre todo a fuerza de belleza y simpatía. Así queda certificado en la restante novedad que la incluye entre su elenco estelar. En Lo mejor de nuestras vidas, de Danièle Thompson, Cécile es una chica de espíritu libre resuelta a seguir los pasos de su abuela y disfrutar de la vida junto a los residentes del barrio más elegante y lujoso de París, el que tiene como epicentro la famosa Avenue Montaigne. Allí, gracias a su desenfa-

Vadim Repin

Marcelo Stiletano

Perfil

Cita con un gran violinista Hoy y mañana se presenta junto al pianista Itamar Golan Cuando entre las frases que reproducen invariablemente sus más prominentes críticas –en varios idiomas y desde diversas latitudes– se lee que Vadim Repin es la “reencarnación del legendario David Oistrakh” o, como manifestó el genial Yehudi Menuhin, que “es sencillamente el mejor violinista del mundo”, la sensación que provoca es anhelar un concierto en vivo de este músico notable. Si a ello se suma el dato de que Repin interpreta su música en un famoso Guarneri, el placer doble de escuchar a un intérprete superior con un instrumento sublime hace que la cita se convierta en imperdible para todo melómano que se precie de tal. LA NACION dialogó con Repin desde Chicago, para conocer más de cerca al excepcional violinista y su manera de entender el arte de la interpretación. –Cuando se dice que usted es la reencarnación de David Oistrakh, ¿siente presión o responsabilidad? –No me siento presionado por estas apreciaciones porque el arte es subjetivo, es una cuestión de opiniones. Me siento honrado pero no tengo tiempo de pensar en nada más que en la música. El violín es mi vida y busco que cada concierto sea especial. –¿Representa esta idea una continuidad en la tradición rusa del violín? –Soy parte de esa tradición. La educación en la Rusia de mi tiempo era casi perfecta. Fui muy afortunado de haber nacido allí, haberme formado con unos maestros excepcionales y haber comenzado a dar conciertos en una edad temprana. Mis memorias de Siberia son maravillosas porque heredé lo mejor: la devoción total hacia el instrumento. Ese es nuestro secreto, nuestra más grande tradición. –Menciona la perfección en el sistema educativo ruso, también se dice de usted que es un violinista perfecto... –¡Afortunadamente la perfección no existe! Cada concierto, cada emoción, es diferente y la perfección es muy aburrida. Lo interesante es el proceso que el músico inicia para toda la vida, porque lo importante del intérprete es que está a mitad de camino entre el compositor y la audiencia, tratando de llevarle a ésta el mensaje de la música lo más fiel posible a lo que deseó el compositor. –Hubo músicos que confesaron sentir pánico antes de salir a escena y otros que dicen disfrutar

do, consigue trabajo como camarera y se convierte casi en el nexo que anuda ante nuestros ojos la vida de diferentes prototipos de ese mundo tan especial: un exitoso pianista clásico en crisis conyugal con su esposa y asistente, una no menos aplaudida actriz que busca su destino entre el teatro, el cine y la TV, un maduro coleccionista de arte, su jovencísima nueva pareja y un hijo que no aprueba la nueva relación. Todo entre galerías, teatros, salas de concierto y elegantísimos hoteles en un film coral que, al mismo tiempo, marcó la despedida de la gran Suzanne Flon, que personifica en la ficción a la abuela de Cécile y que falleció el 15 de junio de 2005, poco después del rodaje, a los 87 años. Con estas dos películas a punto de estrenarse en Buenos Aires casi al mismo tiempo, Cécile de France vivió su año de gloria, al punto de que por ambas obtuvo sendas nominaciones como mejor actriz en 2006 para el César, equivalente francés del Oscar. Aunque por estas horas, instalada con su novio Guillaume en Montmartre, tuvo que interrumpir su incansable carrera, ya que espera para este mes el nacimiento de su primer hijo.

■ Nació en Siberia y estudió con Zakhar Bron. ■ Su carrera internacional comenzó a los 17 años, después de ganar el Concurso Reina Elizabeth, la competencia de violín más prestigiosa del mundo. ■ Tocó con las más importantes orquestas y fue dirigido por los más grandes directores del mundo. Cuenta entre sus partenaires de cámara a destacados intérpretes, como la pianista argentina Martha Argerich. ■ Ofreció un concierto privado para los invitados a la boda del príncipe de Holanda con Máxima Zorreguieta en el Concertgebouw de Amsterdam. ■ El Tagesspiegel de Berlín lo proclamó en 2006 “el más grande violinista vivo”.

PARA AGENDAR

■ Mozarteum Argentino, concierto de Vadim Repin e Itamar Golan. Teatro Coliseo, Marcelo T. de Alvear 1125. Hoy y mañana, a las 20.30.

de esa adrenalina. ¿Cómo es usted al respecto? –Uno no puede preocuparse por los aspectos técnicos separados de los musicales. Las habilidades técnicas forman parte del lenguaje musical, de manera que cuanto más uno domina esa lengua tanto más fácil resulta transmitir el contenido emocional de la partitura. Me considero un músico diferente en cada concierto. La situación de estar frente al público, con una única oportunidad de tocar la obra, sabiendo que hay que estar al ciento por ciento y dar todo lo mejor, es muy estresante. Por supuesto que llego al escenario extremadamente nervioso, pero a partir de la experiencia profesional uno aprende a controlar ese nerviosismo. Durante el concierto es importante saber qué tipo de auditorio me está escuchando, sentir la respuesta del público, ver las caras de la platea. Me importa ese diálogo.

Un oficio sofisticado Uno de los grandes temas en torno al sofisticado oficio de un violinista top es el instrumento y sus derivaciones. ¿Dónde están, quiénes los poseen y cómo se accede a esos contadísimos ejemplares de Stradivari, Guarneri o Amati, los así llamados

“antiguos cremoneses”? ¿Cómo se determinan los rangos de las siderales sumas en que se cotizan las reliquias de esos luthiers italianos y quiénes invierten en ellas como si fueran acciones de la bolsa? Muchas teorías se tejen en torno al secreto y la magia del sonido de estos instrumentos: si la razón radica en la estructura, en el barniz, la madera, las proporciones o los procedimientos de construcción. La lista de curiosidades es extensa y fascinante, pero quizás una aproximación desde ciertos datos baste para imaginar el mundo que se desarrolla detrás de estos instrumentos de elite y saborear, desde otra perspectiva, la experiencia de un exquisito menú de concierto. Los intérpretes de la singular calidad de Repin disponen de alguno de estos selectos instrumentos, la mayoría de las veces merced a un préstamo de un mecenas anónimo o una institución. Según un informe alemán, los principales compradores de los más costosos Stradivari o Guarneri (más escasos y raros que los primeros) son, en general, instituciones, bancos y compañías de seguro multinacionales, y en muy escasas excepciones los propios músicos o coleccionistas acaudalados. Por regla, es poco habitual que un propietario decida la venta de un violín firmado por alguna de estas dinastías italianas, y cuando lo hacen, el mecanismo frecuente es la subasta, cuyo circuito se reduce a un par de distinguidas casas de Londres,

París, Holanda o Alemania. Al lado de las cuestiones del mercado, aparece un punto crucial, como es el futuro material de estas reliquias, tasadas en millones de euros. ¿Qué pasará cuando los ejemplares catalogados se agoten o se deterioren excesivamente y sufran demasiadas restauraciones? Sobre esos aspectos delicados “no se habla en los círculos de las subastas” (asegura un experto), y las aristas del tema son interminables. Mientras tanto, Repin deleitará a los porteños con su actual Guarneri (reemplazando a su anterior Stradivari “Ruby”, conservado por la Stradivari Society of Chicago), dando segura cuenta de las elevadas cualidades de su arte y su violín. –¿Cómo accedió al Guarneri? –[Risas] Por una cuestión de suerte, de buena fortuna... –¿Por qué reemplazó su Stradivari? –En este momento toco con un Guarneri porque lo prefiero al Stradivari. Si bien requiere una habilidad mayor y es necesario ser mejor ejecutante para obtener el sonido de un Guarneri, si uno dispone de la técnica para abordarlo el resultado es más noble que con el Stradivari. El Stradivari tiene una personalidad extraordinaria, aunque Guarneri sea probablemente el violín que más le permite al artista mostrar su propia personalidad. Cuando se alcanza el nivel que exige, es un placer enorme.

Cecilia Scalisi