la ropita de magdalena

13 oct. 2011 - mañanas en la máquina de coser y yo todas las tardes tenía un vestido para estrenar”, re- memora Magdalena Esposito. Y con ese recuerdo ...
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MODA&BELLEZA

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Jueves 13 de octubre de 2011

I N FANT IL

LA ROPITA DE MAGDALENA Es una de las marcas más clásicas de ropa para chicos. Se llama como su dueña, Magdalena Espósito. Hoy, cuenta con 150 puntos de venta y exporta a varios países. Una historia que comenzó al pie de una máquina de coser

BLANCA Y RADIANTE Espósito, ambientada en una de sus boutiques, con perfume especial, ropa soñada y sillones para los clientes

FOTOS DE PATRICIO PIDAL/AFV

PAULA ZACHARIAS

@paulazacharias

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i mamá se sentaba por las mañanas en la máquina de coser y yo todas las tardes tenía un vestido para estrenar”, rememora Magdalena Esposito. Y con ese recuerdo de la ropa como algo cotidiano, afectivo y elegante piensa la colección infantil de la marca que lleva su nombre y su impronta clásica, artesanal y de materiales nobles… Como se hacía antes. Al principio era una chica envuelta en sedas por un ama de casa laboriosa y con sentido de la moda. “En casa estábamos acostumbrados a vestirnos con las mejores marcas, a ir elegir telas a las mejores sederías… Mi mamá cosía para ella y para mí. Yo siempre colaboraba.” Y Magdalena se inclinó por el tejido de punto por una simple razón: su mamá no le prestaba la máquina de coser por miedo a que la descalibrara. “Tejer es una terapia espectacular. Siempre tejía y siempre tuve la idea de fabricar. Un día hice un muestrario de nueve prendas y salí a vender. Durante muchos años fabriqué solamente tejidos. Las dueñas de las boutiques me hacían pedidos. Me mostraban

sus telas y diseños, y acomodábamos los tejidos a sus colecciones. El ir vendiendo así me fue entrenando”, recuerda sus primeros tiempos. “Todo fue de a poco, cada paso un desafío, con empuje de mi papá. Soy hija de inmigrantes que se esforzaron por tener algo propio”, dice. En ese entonces, en 1987, eran sólo agujas y ovillos. “La primera venta fueron 28 prendas.” Después sumó tejedoras. Y un buen salto fue cuando llegó la máquina de tejer, cinco años más tarde. Todo sucedía en su casa, con sus tres chicos corriendo alrededor.

El primer taller Cuando compró la máquina de tejer electrónica montó su primer taller. “Ya todo en mi casa tenía el perfume del aromatizante de la ropa.” Hoy comanda una fábrica con 30 empleados, en Caballito, y sus diseños se venden en tres locales propios, cuatro franquicias, 150 puntos de venta en todo el país y se exportan a España, Inglaterra, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Estados Unidos, México, Paraguay y Uruguay. Del tejido pasó, cuando abrió su primer local en 2005, a la colección completa para chicos de hasta 8 años, con mucha fuerza en bebes y una predilección por el talle dos: remeras, camisas, pantalones de jean, corde-

roy y gabardina, vestidos para todos los días y modelos de fiesta, zapatos, accesorios… y mucho tejido, claro. “Durante muchos años vendimos tejido en Estados Unidos, entre otros a Sacks. Exportamos a Palacio de Hierro, El Corte Inglés, fabricamos para una marca francesa en 2001. La Argentina tiene muy buen algodón para las prendas gruesas. La materia prima nuestra ayuda”, asegura. Define su colección “Elegante, arreglada. Hoy, los chicos son niños en los talles más chiquitos. Las madres tratan de vestir a sus hijas de la misma manera que se visten ellas. A partir de los 2 años usan sacos que pueden usarlos adultos, igual que el jean chupín y la remera. Pero también tenemos clásicos como los tapados, sacos de vestir… Lo clásico siempre tiene su público”, cuenta. Su modelo de hoy es su nieto. “Lo vivo vistiendo. Ahora mi hija ya no trabaja de modelo, pero mis dos hijos varones se sumaron a la empresa. Juan Pablo tiene mucha visión para los negocios. Y Agustín está más en la fábrica. Yo estoy abocada a que el producto sea lo más perfecto posible, con telas importadas de primerísima calidad y detalles artesanales.”

DE SIEMPRE Una colección con estilo bien europeo, donde manda el diseño clásico