LA PRIORIDAD DE MI VIDA Y MINISTERIO Gordon Ernesto Johnson Rio Grande Bible Institute Edinburg, Texas Cuando usted leyó mis estudios devocionales por primera vez, seguramente tuvo una pregunta: ¿Por qué usted siempre termina sus cartas y devocionales con la frase: “Tuyo en el Mensaje de la Cruz”? La pregunta es muy válida; permítame darle el trasfondo de lo que es mi prioridad en la vida y el ministerio. En primer lugar, éste es un concepto bíblico: “Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios” (1 Corintios 1:18). Más adelante Pablo dice: “…pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles locura; mas para los llamados, así judíos como griegos, Cristo poder de Dios y sabiduría de Dios” (vv. 23-24). Y más adelante añade: “Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado” (2:2). Ésta es la forma en que Pablo se enfrentó a la abierta carnalidad de los corintios. En segundo lugar, ¿Cuál es el significado bíblico de la cruz? La cruz en el lenguaje bíblico equivale a la muerte, el entierro, la resurrección y la ascensión de Jesucristo. Es un término inclusivo y hasta puede abarcar el envío del Espíritu Santo el día del Pentecostés (Hechos 2:23-24, 32, 33). La cruz no es el instrumento de muerte hecho de madera, mucho menos cualquier otra representación de la misma. En tercer lugar, Pablo (sin apología) considera la predicación de la cruz de Cristo como el corazón del mensaje que nosotros predicamos y vivimos. Cualquier otro énfasis, sería “otro evangelio” y eso sería anatema (Gálatas 1:4, 7-9). Él contesta a la inconsistencia de Pedro estableciendo un aspecto de la cruz que frecuentemente es olvidado, pero que para él es profundamente personal: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí” (2:20). Y concluye esta apasionada carta diciendo: “Pero lejos esté de mi gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo. Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale nada, ni la incircuncisión, sino una nueva creación” (6:14-15). En cuarto lugar, este mensaje de la cruz llegó a ser una realidad viviente en mi vida personal desde los días de mi primer (pequeño) pastorado en Winnipeg, MB, el Canadá lugar en donde nací. Las verdades implícitas y explícitas en este mensaje han guiado mi vida; establecido mis prioridades; quebrantado, en muchas ocasiones, el orgullo de mi corazón y me han sostenido a través de mis 57 años en el servicio misionero en Rio Grande Bible Institute. Cristo, quien vive en mí y en usted, es más que una teoría o una posición teológica; él es una realidad espiritual que no se puede obtener mediante las emociones, sino sólo por la fe. En quinto lugar, la incomparable verdad de la muerte de Cristo ha sido enfatizada casi exclusivamente en referencia a la justificación, es decir, a mi nueva posición jurídica delante de Dios, la cual me asegura un perdón total y un lugar en el cielo.
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Pero, ha sido descuidada seriamente la verdad que le acompaña, y es que en Cristo Jesús nosotros morimos al pecado (Romanos 6:2), y a la Ley (Romanos 7:4) para que podamos vivir, con la llenura del Espíritu Santo (Romanos 8:1-13), una vida de rectitud. Cristo en mi lugar, yo en Cristo, Cristo por mí y Cristo en mí. En sexto lugar, todas estas son verdades bíblicas, pero ellas necesitan controlar y gobernar nuestras vidas. El Espíritu Santo podrá hacer su obra de gracia solamente si nos abrimos ante Dios, y el uno ante el otro, con honestidad y con un corazón quebrantado aniquilando el control de nuestro orgullo y egoísmo. No yo, sino Cristo es la esencia de la victoria sobre el pecado, sobre el yo, sobre el mundo y el diablo. Esto es un caminar por fe (Romanos 1:16) en el poder del Espíritu Santo. No llegaremos a la perfección, pero podemos alcanzar la madurez y el parecernos a Cristo. En la vida no hay una meta más alta que ésta. Tuyo en el Mensaje de la Cruz, Gordon Ernesto Johnson January 29 2011 *** Gentílmente traducido del inglés por mi hermana en Cristo, Dina de Escobar quien con su esposo, Eliseo Escobar, han servido fielmente en México por muchos años. (GEJ) Usado con permiso ObreroFiel.com – Se permite reproducir este material siempre y cuando no se venda.
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