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Sociedad
| Martes 4 de novieMbre de 2014
SOCIEDAD
Edición de hoy a cargo de Nora Bär www.lanacion.com/sociedad | @LNsociedad | Facebook.com/lanacion
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La muerte de Brittany amplificó el debate sobre la eutanasia
No hay novedades sobre el andinista
polémica en ee.uu. Su suicidio, que se dio a conocer ayer, dividió las opiniones a favor y en contra;
rescate. El mal
según el Instituto Pew, el 51% de los consultados rechazó su decisión, mientras que el 47% la apoyó
tiempo limita los rastrillajes terrestres
Viene de tapa
La patrulla terrestre chilena comenzaría recién el jueves la búsqueda de Juan Ignacio Basombrio, andinista argentino de 57 años desaparecido en la zona del glaciar San Rafael, en los Hielos Continentales. Luego del pedido de la familia de Basombrio, el ejército y la defensa civil del país limítrofe se comprometieron a realizar rastrillajes terrestres, aunque no pudieron empezarlos por el mal tiempo. Desde su desaparición, el pasado 22 de octubre, sólo pudieron realizar dos búsquedas aéreas el sábado y el domingo últimos. Ahora, están esperando que las condiciones meteorológicas mejoren. Bernardo y Manuel Basombrio, dos de los diez hermanos de Juan Ignacio, comentaron a LA NACION: “La Cancillería también solicitó la participación del ejército argentino y ahora estamos pendientes de la autorización del lado chileno”. Ayer, los hermanos tomaron contacto con funcionarios del Gobierno para sumar más personal a la búsqueda, como los Cascos Blancos. “Además, pedimos cooperación de una expedición noruega que tiene equipos idóneos y que está más próxima al lugar”, agregó Bernardo. La zona de Hielos Continentales tiene la fama de ser muy compleja entre los andinistas. Tiene muchas grietas, vientos fuertes y un clima muy cambiante. Las temperaturas pronosticadas para esta semana oscilan entre dos bajo cero y seis grados, con 100% de posibilidad de lluvias y tormentas. Ayer, el cónsul argentino en Concepción, Gustavo van Gelderen, le confirmó a Bernardo la buena disposición de los rescatistas chilenos y agregó: “La hipótesis que más se baraja es que pudo haber caído en alguna grieta de hielo”. La noticia tuvo gran impacto en las redes sociales. En Facebook, cientos de personas escribieron en la página “Buscamos a Juan Ignacio Basombrio”, que ya tiene 3400 “me gusta”. En Twitter, se viralizó el hashtag #buscamosaJuanBasombrio. A su vez, el padre de Juan Ignacio y su mujer, Sofía, están emprendiendo el viaje a Chile, donde los esperan el otro hermano del andinista y el hermano de Sofía. Bernardo está publicando las imágenes satelitales, junto con otras actualizaciones, desde su cuenta de Twitter https://twitter. com/Brynn01.ß Aigul Safiullina
El pico llegó en octubre pasado cuando, tras meses de soportar el agresivo cáncer que se le diagnosticó para Navidad, anunció su decisión de cometer eutanasia con fecha fija, el 1° de noviembre. Más de 10 millones de personas vieron ese mensaje de video. Muchos respaldaron su decisión. Otros simplemente la acompañaron y otros la resistieron duramente. “No puedes hacer publicidad de un acto que va contra los designios de Dios”, fue una idea generalizada. La discusión encierra sus paradojas. Una encuesta de Gallup reveló un apoyo del 70% a la idea de que “un médico ponga fin a la vida de un paciente por un método indoloro”. Pero ese respaldo cae al 51% en caso de que se diga “ayuda médica para que un paciente se suicide”. La encuestadora Pew, una de las más reconocidas en este país, detectó poco menos que una paridad de opiniones, con una imagen positiva del 47% para el suicidio asistido y un rechazo del 51%. Para los médicos tampoco parece ser un asunto sencillo. Una encuesta del New Journal of Medicine entre 1700 profesionales médicos encontró que casi el 70 por ciento resistía la idea de esa práctica. “Después de lo de Brittany, con tanta serenidad a la hora de contar con un testimonio desgarrador qué pasaba por su mente, el debate no volverá a ser el mismo”, insistía Schwab. Muchos le dan la razón. El impacto de los videos de la joven ha sido profundo. La decisión pública de la joven maestra convirtió al movimiento para morir con dignidad en algo muy concreto y real para una generación de jóvenes que han enfrentado su propia muerte. Tampoco ella encontró un escenario generoso para llevarlo a cabo. Sólo un puñado de los 50 estados que conforman este país permite la eutanasia activa. Entre ellos, Oregon, vecino a la California en la que residía originalmente y que se convirtió en su hogar de adopción para poder acogerse al amparo de su ley. Además de Oregon, hay normas de ese tipo en Washington y en Vermont, mientras que en Montana y Nuevo México existen antecedentes. Otros siete estados tienen proyectos para incluir la figura. No siempre los que reciben la prescripción dan el paso final. En Oregon, más de 1173 enfermos terminales obtuvieron la receta para la dosis letal. De ellos, 752 la usaron para quitarse la vida. Para la joven que habló como nadie de ese terrible paso, el final llegó como lo había pedido. Rodeada por sus familiares y amigos, la joven
La joven de 29 años Brittany Maynard, aquejada de un cáncer terminal maestra se suicidó este fin de semana con asistencia médica. Escapó de las convulsiones, los dolores y la pérdida de conciencia. “Brittany ingirió la mezcla de barbitúricos que le habían prescripto y que tenía consigo ya desde hacía semanas”, dijeron miembros de Compassion and Choices, la organización defensora de la eutanasia que la venía apoyando en su decisión. En el cuarto que compartía con su marido, con el que apenas llevaba casada un año, se fue adaptando a la idea. Una de las últimas cosas que hizo fue dejar grabado un nuevo mensaje, esta vez en su página de Facebook, en el que llama a honrar la vida y a comprender lo importante de los afectos. “El mundo es un lugar hermoso. Mis amigos y mi familia han sido muy generosos. Incluso tengo un círculo de apoyo alrededor de mi cama mientras escribo esto. Adiós mundo.” Fueron ésas sus últimas palabras. Se adivina en ellas la misma entereza con la que acometió la cruzada por “un final digno”. Una decisión que tomó el pasado fin de año, cuando se le diagnosticó un cáncer de cerebro sumamente agresivo y una sobrevida de seis meses.ß
Bióloga molecular, empresaria y ex ministra de Ciencia e Innovación de España
Cristina Garmendia. “El investigador tiene que participar en los retos de su país” Texto Nora Bär | Fotos Mauro Alfieri
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ue en una familia de empresarios la joven Cristina Garmendia se dedicara a la biología molecular debe de haber sido toda una sorpresa. Pero algo de la cultura en la que creció la había moldeado. Ya graduada de doctora en Biología Molecular por la Universidad Autónoma de Madrid, quien luego se convertiría en la primera ministra de Ciencia e Innovación de España desarrolló el exitoso modelo empresarial biotecnológico Genetrix, cumplió su mandato en la función pública entre 2008 y 2011, y luego regresó a la actividad privada y fundó el fondo de inversiones de riesgo Ysios Capital Partners. Reconocida como pionera en su país, Garmendia, madre de dos hijos de 18 y 19 años, participará hoy
como oradora del encuentro Bio Argentina 2014, organizado por la Cámara Argentina de Biotecnología, junto con William Burquints, que desarrolló en Brasil la caña de azúcar modificada genéticamente, y el célebre Craig Venter, uno de los artífices de la decodificación del genoma humano y creador de un cromosoma artificial a partir de elementos químicos. “La empresa es el vehículo más eficiente para llevar el conocimiento a la sociedad –afirma Garmendia–. Hay que facilitar ese tránsito.” –La biotecnología es considerada una de las líneas prioritarias del plan científico nacional. Para usted, ¿qué papel debe cumplir? –Es una de las palancas más inte-
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La elección de la joven Maynard opinión Susana E. Sommer PARA LA NACION
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a muerte de Brittany Maynard nos ha estremecido y merece algo más que una profunda reflexión. A principios de este año se le había diagnosticado una forma muy agresiva de cáncer de cerebro y los médicos le dieron seis meses de vida. En el último tiempo su salud se fue deteriorando rápidamente. Decidió emprender alguno de los viajes más deseados junto con su esposo, Dan Díaz. Fueron al Yellowstone National Park, en Alaska, y su último paseo fue al Gran Cañón del Colorado. Consideraba que el mundo era un hermoso lugar y que viajar era una de las mejores experiencias. Brittany era joven, tenía 29 años, sabía que tenía una enfermedad terminal y quiso decidir cómo morir. E hizo su elección: consideró que ella podía escoger cómo morir, que podía decidir el día, y también juzgaba que
resantes para la reactivación de la economía. Y la Argentina tiene dos ejes importantes en los que sobresale. Uno es el talento, hay grandes profesionales que son referentes. Y otro, los recursos naturales. –Generalmente se piensa en la biotecnología como un coto reservado para las grandes empresas. ¿Es accesible también para compañías pequeñas? –A veces pensamos sólo en la bata blanca y los grandes laboratorios, pero hay muchos profesionales que han utilizado la biotecnología sin saberlo. Vivimos rodeados de biotecnología, nuestros jeans se hacen con biotecnología, los detergentes son biotecnología... Por eso, se estima que esta ciencia puede llegar a impactar en un 40% del PBI de un país. En España, en 2008, la biotecnología representaba el 2,75% del PBI; en la última estadística, de 2012, representa el 7,8%. –¿Cómo se logró ese crecimiento? –Yo veo que en la Argentina todavía se están cuestionando los fundamentos de la colaboración público-privada. A nosotros también nos pasó. Tardamos muchos años en despegar, en lograr que el investigador entendiera que además de publicar [en revistas científicas] tiene que relacionarse con la industria. Y en que las políticas públicas consideren prioritarios la investigación y el desarrollo, pero creo que es una dinámica imparable. En 2000, en Europa se decía que eso era “conveniente”. Quince años más tarde se lo considera fundamental para la supervivencia de los países. –¿En España tienen un mecanis-
era libre de cambiar de opinión y que esa decisión le pertenecía. Por todas esas razones se mudó con su esposo a Oregon, un estado donde es legal prescribir una droga letal a pacientes terminales que así lo soliciten. Los requisitos para poder obtener la prescripción son que los enfermos deben ser mayores de edad, deben poseer capacidad para tomar y comunicar decisiones sobre su salud y tienen que ser capaces de ingerir la droga sin la ayuda de un tercero. Brittany Maynard era una persona que amaba la vida, que gozaba de los viajes. Sostenía que era importante buscar el sentido de la vida y sostener y apoyar las cosas en las que creemos. Expresó con total claridad que no era una persona suicida, y que a pesar de no desear morir se estaba muriendo, y ante esa realidad prefería hacerlo en sus propios términos. Es así que el 1º de noviembre Brittany Maynard decidió tomar la píldora que puso fin a su vida. Se despidió de sus seres queridos y de sus amigos y murió pacíficamente
mo de transferencia de conocimientos bien aceitado? –Te voy a contar lo que me pasó a mí. En 2000, nos convertimos en la primera compañía privada dentro de un centro público. Tardamos casi dos años en lograrlo. La dificultad era cultural: no estaba bien visto tener una compañía dentro del sector público. Hoy no hay un centro de investigación que no lo promueva. El cambio ha sido espectacular y en muy poco tiempo, pero se necesita que los investigadores quieran trans-
rodeada por las personas que más quería, su esposo y su madre. Una decisión que algunos apoyarán y otros cuestionarán. Los que cuestionan su decisión consideran que no tenemos derecho a tomar este tipo de disposiciones, consideran que permitir este tipo de prácticas se puede prestar a abusos, que no es el rol de los médicos ayudar a morir y que la alternativa posible son los cuidados paliativos. Sin embargo, el respeto a la autonomía personal implica el derecho a tomar decisiones respecto de planes de vida, el derecho de los pacientes a rechazar tratamientos que prolonguen el sufrimiento, y la posibilidad de acceder a una muerte digna, con posibilidad de tomar decisiones respecto del cuerpo y la propia vida y respetando sus propias convicciones y valores.ß La autora es bióloga, integrante de la Comisión mundial de ética de los conocimientos científicos y de las tecnologías de la Unesco, y profesora de Bioética en la ciencia de la UBA
ferir sus resultados. Por otro lado, la financiación pública tiene que estar muy bien definida para promover a los grupos de investigación de excelencia. Cuando me preguntan qué hay que impulsar, ¿la investigación básica o la aplicada?, contesto que sólo hay dos clases de ciencia: la buena y la mala. La buena se transfiere siempre. –¿Cómo estimulan la inversión privada? –Cuando en 2008 entré al Ministerio, por cada euro público había un euro y medio de inversión privada
en nuestros programas. Cuando salimos, en 2011, fueron cuatro euros privados por cada euro público. Y no con más dinero, sino simplificando los instrumentos. Había demasiados programas. Políticamente es muy difícil cerrar un programa, es mucho más fácil abrir uno nuevo. Cerrar te genera resistencias y abrir te genera adhesiones. Pero para poder lanzar cosas nuevas hay que cerrar lo que no ha funcionado. Y para cerrar es muy importante rendir cuentas. Es más: cuando una política ha dado buenos resultados, es muy importante reconocer el valor de esa política y el de la persona que ha estado al frente. –Queda claro que apoya la actuación de los científicos fuera del ámbito académico... –El progreso de la competitividad económica basada en la investigación tiene que ver con el compromiso del científico de querer participar en los retos de su país: el cambio climático, el envejecimiento de la población, la dependencia energética... Tiene que decir “quiero formar parte del grupo de personas que ofrezcan soluciones a mi país”. El que no quiere no puede. Hay que querer. –¿Volvería a encabezar un ministerio? –Desde mi paso por la política, la respeto más que nunca: las soluciones pasan por la política. La sociedad tiene que comprometerse con las personas, no con los partidos, con las personas que avanzan con las políticas adecuadas. Ojalá los individuos que generan consensos permanezcan. Ése es el valor de la política, ¿no?ß