Publicado en el Suplemento Desarrollo Pesquero del Diario Gestión el día miércoles 27 de junio.
La industria pesquera y el reto del desarrollo sostenible Fabiola Morales Castillo – Profesora del Área de Dirección General
La industria pesquera en el Perú, es después de la minera, una de las más importantes y avanzadas. Las plantas procesadoras de anchoveta para obtener harina, especialmente, nos han colocado en los primeros lugares del mundo. Pero la industria también ha crecido en el rubro de consumo humano para el mercado local y la exportación En los últimos años, el sector se ha ordenado, a través de medidas necesarias como es el Sistema de Cuotas cuya finalidad es defender la biomasa de la sobre explotación y de la pesca de especies juveniles, como sucede con la merluza. Por otro lado, si bien todavía en la mayoría de casos, las empresas pesqueras no asumen el reto de los impactos de la contaminación ambiental que producen, es necesario conocer y seguir las buenas prácticas por las que apuestan empresas del sector. APROISCO es el esfuerzo conjunto de empresas pesqueras competidoras, ubicadas en Pisco. Es uno de los pocos esfuerzos realizados en América Latina, siguiendo este modelo. Se creó en 1999 por las empresas pesqueras productoras de harineras y aceite, para implementar tecnología en sus plantas, a fin de evacuar los afluentes originados sus procesos fabriles.
Conscientes de que se localizan en la zona de amortiguamiento de la Reserva de Paracas, uno de los lugares más importantes desde el punto de vista turístico y cerca de las playas de Paracas, se sintieron responsables de limpiar la bahía de desperdicios y malos olores que traen consigo, normalmente, las plantas pesqueras La principal obra de tecnología avanzada que comparten los asociados es un emisor submarino que fue instalado en año 2004, con una inversión de 6 millones y medio de nuevos soles, por parte de sus asociados. Por allí pueden pasar mil metros cúbicos por hora de residuos orgánicos de las plantas pesqueras. APROPISCO realiza acciones de autorregulación, control y monitoreo frecuente a las plantas, a fin de que no se excedan en los límites máximos permisibles. Nuestra industria pesquera necesita repetir con urgencia estas buenas prácticas de responsabilidad ambiental y social en puertos como El Ferrol y Paita. Más aún, APROPISCO, se constituye en un buen modelo a presentar al mundo, en el marco de “Río + 10”.