La Federación Nacional de Abogados del Ecuador DECLARACIÓN DE GUAYAQUIL POR EL DÍA DEL ABOGADO En momentos en los que el país vive un proceso de erosión de los principios elementales de un estado de Derecho; cuando la paranoia convirtió cada frase que expresa la prensa independiente en sinónimo de acto delincuencial; cuando los líderes sindicales, asambleístas, profesores, estudiantes secundarios y universitarios son condenados a permanecer recluidos años en celdas infrahumanas bajo las acusaciones de terrorismo y sabotaje; cuando los gremios de abogados y médicos son considerados centrales anti-revolucionarias por exigirle al gobierno que respete las garantías mínimas para su ejercicio profesional; cuando el propio Presidente de la veeduría internacional para la reforma judicial llega a concluir que existen graves irregularidades en los procesos de selección del más alto tribunal de justicia del país; cuando se sanciona implacablemente a un caricaturista reconocido internacionalmente mientras correlativamente se deja impune el linchamiento mediático generado por medios oficialistas contra la hija del ex Presidente Jaime Roldós Aguilera; cuando vemos un derroche interminable de dinero en campañas políticas de un solo grupo político que no es controlado por nadie; cuando el desfile de propaganda electoral promocionando descaradamente a ese partido único constituye casi el 60% de la parrilla de los programas de la televisión nacional nos vemos en la obligación, COMO HOMBRES Y MUJERES DE DERECHO, de exigirle un alto a tanto abuso a quienes creen, a quienes sueñan con instalar UN ESTADO DE HECHO en el Ecuador. Cuando la acción de protección, el habeas corpus, el habeas data, vías para hacer efectivos los derechos constitucionales fueron degradadas por el temor de los jueces a ser verdaderos garantes de la Ley Suprema en su penoso afán de no caer en desgracia con el poder para no ser destituidos de sus cargos, en ese momento, se firmó el acta de defunción de la retórica neoconstitucional. Sin acceso a la tutela judicial efectiva, en este país, los “jueces de garantías” desechan las acciones constitucionales con una letanía penosa, nos dicen que éstas demandas deben ser resueltas, luego de 4 o 5 años, por tribunales contenciosos. Así, sin tutela judicial efectiva alguna, en el país, los abogados pueden presentar sus mejores argumentos, pero siempre prevalece el servilismo por sobre la razón jurídica. Cuando a los jubilados que han entregado su vida por la patria se les entrega bonos en lugar de pagarles como corresponde; cuando a los bachilleres se los condena a estudiar la carrera que un burócrata prefiere; cuando el nivel académico de nuestras Universidades –más allá del discurso- no cambia absolutamente en los más mínimo;
cuando se despiden a miles de padres de familias de sus empleos en base a un decreto cantinflesco que pretende darle apariencia de legalidad a una aberración denominada como “compra de renuncia obligatoria”; cuando la ignominia y la barbarie, el ataque y la burla son las bases del discurso sabatino de un Presidente de la República quien se cree con el derecho celestial a ofender a todos pero correr a interponer demandas pidiendo indemnizaciones millonarias cuando se siente ofendido, entonces, la democracia constitucional es sustituida por la democracia plebiscitaria cuyo discurso es “hago lo que me da la gana porque gano elecciones”. El resto de funcionarios públicos, hasta el menos importante, se cree hoy con el derecho de eludir el escrutinio ciudadano y amenaza con enviar a la cárcel a quien se atreva a pedirle respeto por las normas del juego democrático. La democracia formal en el Ecuador, todavía existe. Hay un parlamento que hace las leyes; un poder judicial que administra justicia, un poder Ejecutivo que administra la patria. Pero la democracia constitucional tiene otro valor, otro sentido. La democracia constitucional exige QUE EL PODER, TODOS LOS PODERES (por más votos que pasajeramente tengan) DEBEN SOMETERSE A LOS LÍMITES QUE LE IMPONE LA CARTA MAGNA, siendo que, nadie puede estar por encima de la Ley Suprema, nadie puede eludir someterse a la lógica que imponen los derechos humanos, sin que la cárcel ni el linchamiento mediático sea el destino de quien se atreve a pensar distinto. Hoy más que nunca, el Consejo Supremo de la Abogacía Ecuatoriana denuncia al mundo que en el Ecuador se prometió cambiar al poder judicial y hoy todo sigue igual que ayer, una sociedad en la que se pretende, desde las altas esferas, hacerle creer a la ciudadanía que los abogados somos responsables de la inoperancia de un sistema que sucumbió hace tiempo por la hecatombe de valores, siendo que, no por construir enormes torres y edificios se termina diseñando un espacio para que primen los derechos de los más débiles por sobre los trastornos y la depravación de los que por historia o por efectos de su profesión de “políticos” son los dueños de la patria. En el día del abogado ecuatoriano, hoy 20 de febrero del 2014, vaya nuestra solidaridad con los colegas que, en estos 7 años, han sido reducidos a prisión por Comisarias abusivas de este mismo gobierno; vaya nuestra solidaridad con todos los colegas que han sido denigrados por el Presidente de la República en sus insufribles cadenas sabatinas; vaya nuestra solidaridad con los médicos cuya profesión pretende ser, criminalizada, sin sustento científico alguno; vaya nuestra solidaridad con los profesores universitarios, con los hermanos de la tercera edad en un país en el que, amén de los discursos, se sigue considerando que el viejo no sirve para vivir y es por ello que hoy casi el 90% de los nuevos jueces son abogados recién graduados que creen haber tocado el cielo con las manos y asistidos por el derecho a la prepotencia, a faltarle el respeto a colegas que tienen años ejerciendo esta noble profesión.
Hoy, en el día de la abogacía ecuatoriana, le rendimos tributo al colega Jaime Nebot Saadi, cuyo amor por Guayaquil, su indeclinable compromiso con la ciudad, su probidad moral indiscutible desde la tribuna de la función pública contribuyen a acrecentar la gloria de este gremio eterno y por estas razones, hemos decidido conferirle la ORDEN “Jorge Zavala Baquerizo” que año a año entregamos al abogado más destacado de la patria. Porque una vida de lucha es nuestra lucha por la vida, por un ESTADO DE DERECHO y no de HECHO. ¡POR EL RESPETO AL EJERCICIO PROFESIONAL DE LA ABOGACÍA!
Dr. Alfonso Luz Yunes PRESIDENTE
MsC. Pedro Javier Granja SECRETARIO