La esperanza campesina se hace visible en los Valles ...

3 abr. 2010 - Página 10/Sección 5/LA NACION. Sábado 3 de abril ... provincia de La Pampa una larga .... munitario, y las penas a la esperanza. Las cerca ...
1MB Größe 8 Downloads 74 vistas
Campo

Página 10/Sección 5/LA NACION

RINCON GAUCHO

2

3

Evolución del tiempo para el agro

Comparación de índices verdes

Por Angel Cirilo Aimetta Para LA NACION

Sin precipitación mm

Precipitación acumulada

Entre 0y1

DEL 2 AL 31 DE MARZO 2010

10

Sábado 3 de abril de 2010

20

30

50

100

150

200

250

300

mayor a 400

Representa la cantidad y el vigor de la vegetación (actividad fotosintética) -0.1 -0.05 0 0.04 0.14 0.24 0.34 0.44 0.54 0.64 0.74 1 Agua Nubes Vegetación débil y escasa Vegetación densa y vigorosa Nieve

PROMEDIO MARZO 1961-1990 (normal)

25 AL 31 DE MARZO DE 2010

Jorge Prelorán, con su vieja Bollex

FERMIN RIVERA km

Jorge Prelorán en La Pampa: travesía de un compromiso

0

200

Menor a-3°

Temperatura media

km

N



DEL 2 AL 31 DE MARZO 2010







12°

15°

18°

21°

24°

27°

0

30°

200

33°

N

36°

Mayor a 36°

PROMEDIO MARZO 1961-1990 (normal)

.

Comparando las dos imágenes, en la del año 2010 se observa un mayor vigor de la vegetación en el centronordeste de La Pampa y sudoeste de Buenos Aires, áreas que venían sufriendo la falta de precipitaciones desde fines del año 2008 y que con las lluvias de febrero y marzo han comenzado a recuperarse.

MARZO 2009

El autor recuerda el contacto del documentalista con el oeste pampeano, que derivó en “Cochengo Miranda” l 28 de marzo del año pasado falleció, en Estados Unidos, Jorge Prelorán, documentalista argentino reconocido mundialmente. Su desaparición conmovió los ámbitos del cine y de la cultura de Argentina y de tantos países donde su obra, singular y humanista, es conocida y reconocida por haber rescatado y dado voz a comunidades marginadas y sufrientes, a sorprendentes historias de vida y a personajes únicos, sumergidos en conos oscuros de una geografía de olvido y postergación. Jorge Prelorán tuvo con la provincia de La Pampa una larga y entrañable relación, que nació en 1974 cuando la Dirección Provincial de Cultura y el Fondo Nacional de las Artes acordaron el programa Relevamiento Cinematográfico de Expresiones Folklóricas Argentinas. Quien esto escribe era el titular de aquélla área. El objetivo inicial era filmar un cortometraje documental que terminó siendo “Cochengo Miranda”. Luego le siguieron “Héctor Di Mauro. Titiritero” y “Los hijos de Cerda”. Tropezosas alternativas preparatorias del arribo definitivo, incluyeron viajes de exploración al escenario territorial que Jorge Prelorán quería retratar: el extremo Oeste pampeano. Recorrió Puestos, alternó con los lugareños y conoció a José “Cochengo” Miranda, quien lo hospedó en su puesto El Boitano.

en el Puesto Los Molles, de René Barroso, y enderezar al Norte por una huella de carros en medio del jarillal y el alpataco, dejando a ambos costados en esos últimos 40 kilómetros los puestos Aguas Muertas, de los otros Barroso, La Víbora, del Viejo Diablo, El Desierto, de los Carrasco, San Enrique, de Mario Vázquez, y no muchos más. Si en ese entonces el viaje era una aventura, a la distancia adquiere dimensión legendaria. Dos años le llevó “Cochengo Miranda”. Viajes cargados de percances, de agoniosas esperas en caminos sin que nadie pasara. Dos años de convivencia compartiendo poquedades y peripecias, sus diversiones y desánimos, convertido en uno más. Pero el paisaje al fin modera su asperidad para volverse su entrañable terruño, aunque el clima no claudique en su rigor. Y los hace silenciosos, de hablar poco y de andar lento. Viven en estado de serenidad, ordenando su vida y sus cosas al ritmo de la naturaleza. De una cultura paisana que reconoce en el fondo viejas tradiciones de aldeas españolas. Llenos de saberes y de sabiduría, y con un sentido profundo de las cosas. José “Cochengo” Miranda, era el que tenía más costados comunes con lo mejor de cada uno, por eso Prelorán lo rescata en su verdadera dimensión: su voz y su sentir son la voz y el sentir de los demás.

Tanto se involucró con aquella zona que fue gestor exitoso ante Vialidad de la apertura del tramo final del camino

Y al fin llegó el estreno de Cochengo Miranda. Se hizo en el mismo Puesto, el sábado 14 de noviembre de 1975. Fue una noche de viento huracanado. Una concurrencia numerosa llegó de toda la comarca. Fue el gobernador Regazzolli, funcionarios y periodistas de medios locales y nacionales. Vialidad movilizó camionetas y máquinas y lonas para hacer carpa. Y la película se dio al aire libre, haciendo de pantalla un largo chasis de camión de hacienda al que se le amarraron sábanas que igual flameaban; y el público sentado en el suelo; y los paisanos —como todos nosotros—, urgidos por curiosidad, nerviosos y alegres. Y cuando se veían en las escenas, el júbilo estallaba y le tiraban la gorra o el sombrero o el rebenque a la pantalla; y por esa noche todos sintieron que así eran ellos, y que allí estaban todos. Que alguien les había dado voz y los había iluminado para verse desde afuera. Tanto se involucró Prelorán con aquella zona que fue gestor exitoso ante Vialidad de la apertura del camino de los últimos 40 kilómetros y accesos a puestos. En la entrega de títulos de tierras fiscales a puesteros, y en tantas otras cosas que ayudó a concretar. Pero la película, la película sobre todo, hizo conocer a los propios pampeanos ese desierto olvidado y a esos habitantes de heroicidad cotidiana que en él vivían. E incorporó en el imaginario colectivo con creciente sentido de pertenencia ese extramuros de la geografía pampeana, y a partir de ese momento hubo un antes y un después.

E

Llegó para su “campaña” definitiva portando su Bollex de 16 mm, un grabador, un trípode y un teleobjetivo, en medio de tantos bártulos, maletas y, por si acaso, como para una expedición al desierto. Lo hacía en su destartalado Citroën 2CV, un expansible y aguerrido carricoche al que todo le cabía y que parecía movido más por el combustible de la fe y la tenacidad que por la fuerza mecánica. En realidad, iba al desierto. El último Oeste era el severo desierto pampeano: un paisaje gris, bajo y ralo, de vegetación achaparrada, sin sombra, sin abrigos naturales, con soles abrasadores y crudos inviernos. Una zona que no llega a recibir 200 milímetros anuales, con puesteros –la mayoría crianceros de cabras–, viviendo en ranchadas de paja y chorizo, en medio de campos abiertos, sin alambrados, y con prácticas rudimentarias, como el trueque, el uso de corrales de “palo a pique” con enramada, y extracción de agua “a pelota” (piola, roldada y un boyero en matungo o mula que va y viene, penitente). Y allá iba. Sólo 150 kilómetros de asfalto, y en adelante la travesía inhóspita y guadalosa, el cruce del Atuel seco, el repecho abrupto de la Barda con setenta metros de pendiente hasta alcanzar la meseta basáltica; doblar a la derecha

Insólito estreno

El autor es subsecretario de Cultura de La Pampa y escritor.

km

0

200

N

km

0

200

N

Fuente: Servicio Meteorológico Nacional

LA NACION

( SALTA )

La esperanza campesina se hace visible en los Valles Calchaquíes Junto con el INTA, pequeños productores vallistos harán la cuarta edición de la Muestra Ganadera Cuchiyaco 2010 Por Dante A. Rofi De la Redacción de LA NACION El silencio de los Valles Calchaquíes salteños volverá a dejarle paso a la palabra; el aislamiento, al encuentro comunitario, y las penas a la esperanza. Las cerca de 400 familias campesinas que habitan el Valle del Luracatao, en el Departamento Molinos, distante 186 kilómetros de Salta capital, se reunirán el 17 y el 18 del actual para concretar la cuarta edición de la Feria Campesina y Muestra Ganadera Cuchiyaco 2010. Este nuevo encuentro, al que los campesinos invitan a los habitantes urbanos, servirá para “promover un verdadero espacio de integración social, intercambio y comercio justo, pero, principalmente, y en el marco del Bicentenario, para revalorizar al campesinado argentino, instalando su existencia en la sociedad”, señalan los organizadores del encuentro, entre quienes se encuentran la organización de familias campesinas denominada Comunidad Unida de Molinos (CUM), la Agencia de Extensión Rural Seclantás del INTA y la ONG Red Valles de Altura. Durante las jornadas habrá venta de artesanías y productos regionales; intercambio de conocimientos y prácticas; fondas de comidas regionales; concursos de humitas, hilado y empanadas; exposición de reproductores ovinos y caprinos; remate de animales e intercambio de semillas, y un festival cultural, con música, danzas típicas y coplas. Todo lo que se expondrá durante la muestra es el resultado de un trabajo que se inició a fines de 2001, cuando las familias campesinas se unieron en el trabajo a un grupo de jóvenes técnicos del INTA Seclantás. En aquel primer contacto surgieron como prioridades la falta de agua para consumo humano y riego, y la alta mortandad de animales. Pero también fueron apareciendo nuevas opciones de trabajo que diversificaron la oferta de alimentos en las comunidades, fortaleciendo la soberanía alimentaria y generando excedentes para la comercialización. A la clásica producción de maíz, quínoa, pimientos y habas se sumaron los montes frutales y las huertas, mientras que a las cabras, las ovejas y a las vacas se agregaron los animales de granja (gallinas, pollos parrilleros, pavos y conejos). Además, se sumó la capacitación en las denominadas Escuelas Campesinas, espacio donde se integran el saber tradicional de los campesinos con el conocimiento de técnicos e investigadores. Ganadería, agricultura y artesanías fueron las temáticas abordadas en estos espacios.

Momento de premiación de la Muestra Ganadera de 2009, con los mejores ejemplares de la raza Saanen INTA SECLANTAS

El acceso al agua es una cuestión central para los habitantes de los Valles, no sólo porque no abunda, sino porque está muy mal distribuida. “La gente siempre supo donde estaban las fuentes de agua, lo que faltaban eran las obras de infraestructura que resolvieran el problema”, dice a LA NACION Diego Barreto, técnico del INTA. Agrega que fueron los mismos campesinos quienes –una vez conseguido el financiamiento– indicaron los lugares en los que se podía tomar el recurso. El agua para consumo fue tomada en zonas de vertientes; acumulada en cisternas, y distribuida a las casas. Para el riego se optó por el revestimiento de viejas acequias y la construcción de puentes acueductos, que evitan el problema que se daba cada vez que crecían los ríos, que rompían las tomas ubicadas al ras del suelo. “Cuando se inició el trabajo se planteó que al menos un integrante por familia debía colaborar con la mano de obra, pero era tal la necesidad y la conciencia colectiva respecto de la tarea que se estaba encarando que salían todos a colaborar, hombres, mujeres y chicos, todos querían dar una mano”, cuenta Barreto. Paula Olaizola, veterinaria del INTA, añade: “Ninguno de nosotros sabía hacer una obra de agua, unos somos veterinarios y otros agrónomos, pero desde un cambio de actitud lo que se hizo fue generar el espacio de encuentro para escuchar la palabra de todos”. Para Marcos Guaymas, campesino de la comunidad Refugio que cultiva uvas,

frutales de carozo, maíz, pimiento, cebolla, tomate y porotos, tener el agua les ha cambiado la vida. “Al poder regar todo lo que ponemos en la finca nuestra producción se ha multiplicado, con las viejas acequias apenas se alcanzaba a regar el 40% de los cultivos, ya que la mala calidad de los canales hacía que se evaporara mucha agua”, relata.

Manejo ganadero En ganadería se comenzó por atacar los problemas de parasitosis, dado que nunca se había hecho un control sistemático de la hacienda. “Visto esto fue que optamos por hacer botiquines comunitarios con los antiparasitarios básicos y sumamos algunos antibiótico para atender posibles enfermedades virósicas. Junto con ello se introdujeron prácticas de manejo para evitar la proliferación de parásitos”, detalla Barreto. En un segundo paso, los productores plantearon la posibilidad de mejorar la producción de carne, lana y leche. “Evaluaron la opción de traer reproductores de calidad para ir mejorando los rodeos criollos de las comunidades e identificaron que sus corrales estaban muy desmejorados y que por eso en invierno se les morían muchos animales del frío”, cuenta Olaizola. Así, luego de visitar otras comunidades con mayor experiencia ganadera se compraron reproductores seleccionados según sus posibilidades de adaptación al clima de los Valles y se los comenzó a manejar de manera comunitaria, rotándolos por los rebaños de las distintas familias. Hoy, cuando ya

está en marcha la cuarta edición de la Muestra Ganadera, la técnica del INTA recuerda la sorpresa que vivieron cuando se hizo el primer encuentro, en noviembre de 2007: “Hasta ese momento no teníamos identificado cuánto se habían intercambiado entre las familias los animales que habíamos traído. En la feria encontramos un montón de mejoras en los rodeos que nos sorprendieron y tenían que ver con el intercambio de ejemplares que se había dado entre las comunidades, lejanas inclusive”. Eloísa Ferro, veterinaria del INTA, señala que para mejorar los aspectos vinculados con la comercialización se promovió el comercio justo, donde las familias son quienes fijan el precio de cada producto. “La CUM ha abierto un local de venta de productos campesinos sobre la ruta 40, a la altura de Seclantás, que es visitado por turistas y pobladores de la zona en búsqueda de maíz andino, habas, especias, nueces, quesos artesanales de cabra, hilo artesanal de oveja y llama, entre otros productos”. Es unánime la opinión entre los campesinos acerca de la independencia que les está aportando el trabajo conjunto. “Cuando uno está sólo no es escuchado, en cambio cuando somos muchos las cosas salen mejor”, reflexiona Santos Velásquez, que entre otras actividades produce pollos parrilleros. “Ahora me estoy capacitando para mejorar los ingresos de la familia”, añade. Los interesados en participar de la Feria Campesina pueden solicitar más información en: [email protected].