La escasa rentabilidad del sector bancario europeo, motivo de

19 jun. 2017 - Capital (CoE –Cost of Equity-). Analizando el caso español, y eva- luando el conjunto de entidades sig- nificativas, sin Banco Popular ni. BMN ...
139KB Größe 4 Downloads 70 vistas
6

19 al 25 de junio de 2017

RATING BANCA Análisis

La escasa rentabilidad del sector bancario europeo, motivo de preocupación ■ Paula Papp y Francisco J. Valero Socios de Analistas Financieros Internacionales La mayoría de las entidades bancarias europeas ha superado ya aquellos períodos en los cuales las cuentas de resultados presentaban elevados niveles de dotaciones ligados a la entrada –y mantenimiento– de cantidades significativas de activos morosos y/o adjudicados. Si bien estos saneamientos se han reducido de forma significativa, los resultados generados por las entidades bancarias no terminan de remontar, situándose la rentabilidad sobre el capital de los accionistas (conocida como RoE –Return on Equity–) aún por debajo de lo que podría esperarse como el Coste del Capital (CoE –Cost of Equity-). Analizando el caso español, y evaluando el conjunto de entidades significativas, sin Banco Popular ni BMN, el ROE se ha situado en el entorno del 4% - 6%, con la clara excepción de Bankinter, que ha mostrado una rentabilidad sobre el capital del 12,8%. Este bajo nivel de rentabilidad tiene su razón de ser en tres elementos fundamentales: Una cantidad elevada aún de activos en los balances de las entidades que no generan intereses (préstamos morosos y activos adjudicados). Estos activos improductivos, si bien se encuentran en proceso de reducción, representan más del 10% de la inversión crediticia. Una curva de tipos que se mantiene de forma sostenida en niveles negativos y que reduce a su mínima expresión la diferencia entre los tipos cobrados por los préstamos concedidos y los tipos pagados por los depósitos captados, diferencial conocido como el margen de clientes. Un entorno de bajo crecimiento económico. La escasa rentabilidad generada por el sector bancario europeo ha sido mencionada como elemento de preocupación por diversos analistas, el Fondo Monetario Internacional, y la Autoridad Bancaria Euro-

pea (EBA, por sus siglas en inglés). Uno de las acciones puestas en marcha para mejorar la rentabilidad de las entidades financieras, en particular, para abordar la existencia de elevados niveles de activos improductivos, ha sido la exigencia, por parte del Banco Central Europeo, de elaborar y presentar planes específicos para la gestión (y reducción) de estos activos. Este requerimiento se ha centrado en aquellas entidades que cuentan con niveles de activos improductivos superiores a la media europea. Si bien se trata de una propuesta encaminada en la buena dirección, reducir uno de los elementos que lastra la rentabilidad, es de esperar que su impacto a corto plazo sea moderado. En relación a los otros dos puntos, y considerando que el entorno de bajo crecimiento y tipos de interés reducidos puede mantenerse durante un período relativamente prolongado, la propia Danièle Nouy, presidenta del Consejo de Supervisión del Banco Central Europeo, en la presentación del informe anual del Mecanismo Único de Supervisión, estableció la necesidad de repensar las estructuras de costes en relación a los ingresos generados que mantienen las entidades financieras.

Las fusiones Las consideraciones anteriores sobre la rentabilidad de los bancos pueden justificar fusiones entre ellos, tanto en el ámbito nacional como en el transfronterizo. En efecto, una de las formas de recuperar rentabilidad es reducir los costes y las fusiones pueden ser, en teoría, una buena oportunidad para ello en la medida que, de producirse, más tarde o más temprano implicarían la eliminación de las duplicidades que emergerían tanto en los servicios centrales como en la red de oficinas. Sin embargo, conviene ser prudentes sobre la validez en la práctica de este tipo de reflexiones, entre otros motivos, porque las fusiones, que también aumentan ciertos costes, pueden fracasar y, en lugar, de fortalecer las entidades, debilitarlas,

como ha sucedido en algunos casos en nuestra historia reciente. Por otra parte, las fusiones, al generar entidades de mayor tamaño, hacen que la posible crisis de las entidades resultantes tenga efectos más intensos, no sólo sobre ellas mismas, sino también sobre el conjunto del sistema o sobre la economía real. De ahí la preocupación que ha surgido tras la crisis en la regulación y la supervisión sobre la sistematicidad de algunas entidades, no sólo a nivel mundial, sino también nacional. En el ámbito de nuestro país, no podemos descartar que se produzcan nuevas fusiones, pese a la importante reducción del número de entidades que ha traído la crisis. En estos momentos, aunque no se haya decidido formalmente, parece que podemos contar con la absorción por Bankia de BMN y, por otro lado, está por ver si la crisis del Banco Popular se resuelve por esta vía. Las cooperativas de crédito deberían ver nuevos intentos de fortalecimiento del sector, aunque este cuenta con una figura, el grupo cooperativo, que puede servir de alternativa a las fusiones a través del apoyo que una entidad pueda prestar a entidades más pequeñas sin absorber a estas. En el ámbito europeo, algunos piensan que la unión bancaria debe favorecer las fusiones transfronterizas, pero aunque dicha unión las facilite, al homogeneizar muchos

aspectos de la regulación y supervisión de las entidades, no puede decirse que la unión bancaria tenga expresamente ese propósito. En efecto, la unión bancaria tiene por objetivo homogeneizar los marcos de supervisión y resolución, y esperemos que también de garantía de los depósitos, de las entidades bancarias del área euro, pero por sí misma no provoca fusiones. Las fusiones, para estar bien hechas, deberían implicar también la homogeneización de los entornos propiamente empresariales de la actividad ban-

“Una de las formas de recuperar rentabilidad es reducir los costes y las fusiones pueden ser, en teoría, una buena oportunidad para ello” “Las fusiones deberían implicar también la homogeneización de los entornos propiamente empresariales de la actividad bancaria, como los mercantiles o los fiscales, sin olvidar la gobernanza del área euro”

EFICIENCIA DE LAS ENTIDADES EUROPEAS: DISTRIBUCIÓN POR GRUPOS DE TAMAÑO

Fuente: EBA RiskDashboard 4Q16

caria, como los mercantiles o los fiscales, sin olvidar la gobernanza del área euro, que, como ha demostrado la crisis, puede influir mucho en la estabilidad financiera y los riesgos de sus bancos. Las fusiones deben ser contempladas, sobre todo, como estrategias empresariales. Y en este sentido debemos distinguir aquellas que se derivan de una oportunidad de adquisición que una entidad detecta sobre alguna otra, independientemente de que la toma de control sea amistosa u hostil, de las que son fruto de la decisión conjunta de varias entidades a la vez. Los grandes bancos españoles llevan años siendo bastante activos en dichas adquisiciones, tanto en América Latina como en Europa, y es probable que sigan en esta línea, siempre que detecten oportunidades interesantes que encajen en sus estrategias y cuenten con el apoyo de las entidades adquiridas. Sin embargo, vemos más difícil que surja una fusión entre entidades de diversos países que deciden integrarse en una sola para fortalecer su posición competitiva a un nivel europeo o, incluso, mundial. El hecho que algunos grupos bancarios multipaís hayan tenido que segregarse por países de origen para resolver su crisis es una muestra de las dificultades que pueden surgir. Es verdad que la unión bancaria ha traído consigo el desarrollo de una normativa de resolución armonizada y, en el caso de la unión bancaria, un marco común para la solución de crisis, pero ambos deben todavía probar su eficacia en la crisis de alguna entidad relevante. Por otra parte, la misma EBA, cuando analizó recientemente el estado de los riesgos del sistema bancario europeo, señaló que no son las entidades de mayor tamaño las más eficientes, sino las de menor dimensión. Aunque no nos extraña este resultado, porque son dichas entidades las que mejor necesitan defenderse, señala claramente que las fusiones no tienen por qué ser buenas sin más.