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En la catedral de Bur- gos, quinientos invitados. La novia llevaba un ... la tuvieron que sacar con una desbrozadora. Y tuvimos suerte de que fuera en Burgos, ...
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Índice

Introducción.................................................................11 Pareja Hombres, mujeres y viceversa, Eva Hache..........................................................17 Cambios necesarios, Eva Hache............................21 El romanticismo ha muerto, Belén Rueda............23 Nuevas formas de ligar, Canco Rodríguez..............................................27 La mujer de sus sueños, Marta Torné....................33 Daños colaterales de vivir en pareja, Pepe Viyuela......................................................37 Os vais a hacer daño, Eva Hache...........................43 España cañí La crisis, Eva Hache...............................................49 7

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Ventajas de la crisis, Miren Ibarguren...................53 Inglés nivel medio, Luis Merlo..............................57 La envidia es muy mala, Eva Hache......................63 Casas de ahora, Nuria González...........................67 Soy de campo, Eva Hache......................................73 Palabrotas, Secun de la Rosa..................................77 Más leyes, Eva Hache.............................................81 Familia Padres, Eva Hache..................................................87 Padre primerizo, Arturo Valls...............................91 La secta médica, Isabel Ordaz...............................95 Expedientes X Cosas difíciles de entender, Eva Hache...............103 Cosas indemostrables, Alexandra Jiménez..........................................107 Mala memoria, Imanol Arias...............................113 La ciencia, Eva Hache..........................................119 Atrapados en la red, Manel Fuentes....................123 Renovarse o morir, Miki Nadal...........................129 Que alguien me lo explique, Eva Hache........................................................133 Cosas tristes, Miki Nadal.....................................137 El futuro no es lo que nos habían contado, Patricia Conde.................................141

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Í n d i c e

Espectáculos y sociedad A la televisión no hay quien la entienda, Eva Hache........................................................149 Entrevistas de famosos, Amparo Baró................153 Películas de amor, Toni Acosta............................157 Los concursos, Santiago Segura..........................161 La vida moderna, Eva Hache...............................165 Experiencias peligrosas La comunicación está sobrevalorada, Eva Hache........................................................171 Los optimistas, Eva Hache..................................175 Historias del taxi, José Luis Gil...........................181 Nos vamos de tiendas, Pepa Aniorte..................185 Tocar fondo, Eva Hache......................................191 Los spas, Antonio Molero...................................195 Exhibicionistas por el mundo, Eva Hache........................................................201 Gente con poder, Eva Hache...............................205 Las nuevas tecnologías, Eva Hache........................................................209 Mentiras Revistas femeninas, Carmen Machi....................215 Bodas y mentiras, Amaia Salamanca...................221 Leyendas urbanas, Eva Hache.............................225

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Introducción

Aun a riesgo de parecer Sofía Petrillo en una más que improbable vuelta al mundo de los vivos les contaré: Madrid, febrero de 2003. Una flaca y desconocida muchacha participa en el IV certamen de monólogos de El club de la comedia. Gana. Sostiene la corona y la banda de Campeona de la Risa con incredulidad y alegría. Celebra. Vuelve a casa. Duerme. Al día siguiente despierta y, convertida de nuevo en persona normal, la muchacha se incorpora a la vida. Entre otras actividades de persona normal, mira su buzón de correo ordinario y encuentra una carta al parecer retenida en un imposible pero cierto hiperespacio desde octubre de 2002. Abre el sobre y en él descubre... Chin-chón-chin-chón... ¡las bases para participar en el IV certamen de El club de la comedia! 11

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Lejos de amedrentarse por la casuística de lo extraño o lo fortuito del suceso, la muchacha piensa en voz casi alta: «¡Ja! Esto lo gané yo ayer... Guardaré la misiva en una caja para la posteridad y continuaré con mi vida apacible» (dentro de lo apacible que pueda ser intentar llegar a fin de mes haciendo eternos cálculos mentales con fingidas frescura y lozanía). Y ustedes se estarán preguntando: ¿y a cuento de qué viene todo esto? ¿Existen unas fuerzas telúricas del bien o del mal que manejan los invisibles hilos de nuestro destino? ¿Nos estará esta mujer diciendo que estaba absurdamente predestinada a ganar un concurso aunque alguno de los vecinos del inmueble en el que habitaba por aquel entonces tratara de evitarlo sin éxito? Sinceramente no lo sé. Para ser honesta ni siquiera puedo afirmar que ustedes se estén preguntando todas estas sandeces. De hecho, lo más probable es que ustedes estén leyendo un texto que, como viene en las primeras páginas, pues se mira antes de ir a lo gordo, que es para lo que ustedes han comprado el libro. Así que será bueno que nos dejemos de tonterías enrevesadas y que, sea por la razón que sea, juntemos las manos, las alcemos al cielo y nos congratulemos de que, casi ocho años más tarde de aquello, alguien decidiera que ya era hora de desempolvar la corona del humor y me ofreciera presentar una nueva edición de El club de la comedia. Y que ahora pueda yo compartir 12

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este regalo con ustedes y que lean el trabajo de unos estupendos guionistas para los que no tenemos más que buenas palabras. Buenas, buenísimas e incontables palabras, además de para celebrar su talento, para agradecerles que se dediquen a escribir ocultos en el anonimato y nos dejen a nosotros salir a escena y brillar con su gracejo. Y les dejen a ustedes, oh, lectores, animar sus ratos de parranda ya sea leyendo o jugando a los monólogos o lo que sea que quieran ustedes hacer con este ejemplar, que para eso lo han pagado. Así que nada más, disfruten.

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Pareja

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Hombres, mujeres y viceversa Eva Hache Qué bonitas son las cenas entre parejas, esas que se hacen en casa con un montón de amigos y que acaban todas igual: mal. Yo tengo una teoría: la forma más rápida de perder una amistad entre adultos es jugando a algo. Yo de la caja del Trivial quitaría algunas preguntas y metería una pistola para que las partidas fueran más cortas. A mí hay veces que me proponen jugar a algo y voy directamente al grano, digo: «Sois todos unos gilipollas, me voy». Afortunadamente se ha llegado al acuerdo tácito de jugar después de los postres para que te vayas a casa cabreada pero cenada. Entonces se organizan dos tipos de partidas: por parejas, que acaban mal cuando tu pareja da una respuesta mala, y las de chicos contra chicas, que acaban mal cuando tu pareja da una respuesta buena. Me río yo de la gente que ha perdido su casa y su coche al póquer. Eso no tiene mérito. Yo he 17

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visto gente perder a su pareja al Trivial. Y la pregunta no era ni para quesito. El problema de los juegos de mesa es que a la gente no le gusta perder... la partida, pero la dignidad la pierden a la primera de cambio: «¡No vale! ¡Habéis hecho trampa! ¡Habéis tirado dos veces! ¡Me habéis movido la ficha!». Que hay veces que tienes que poner un poquito de sensatez y decir: «Tíos, que tenemos todos 40 tacos, están los niños en la habitación de al lado, nos conocemos desde que íbamos al colegio, ¿queréis que rompamos nuestra amistad por el nombre del toro que mató a Manolete?»... «¡¡Pues es Islero!! Os jodéis, quesito pa’ mí». Que los hombres y las mujeres somos distintos se nota en el juego, en el desnudo y en algo más evidente que el desnudo: a la hora de enfermar. Los hombres enferman a gritos y las mujeres en silencio. ¿Y por qué? Por culpa de las películas: los tíos ven demasiadas películas de guerra. Un tío se pilla un catarro y parece que le han dado un tiro en la toma de la Bastilla. Bueno, ojalá se lo hubieran dado, no gritaría tanto. Está ahí en la cama tiritando, retorciéndose... «¡Aaaah!... ¡Aaaaaah!... ¡El dolooooor!... ¡Madre!, ¿eres tú? ¿Por qué está tan oscuro?». Se mide la fiebre cada diez minutos. Y si no tiene es casi peor que si tiene: «¡Diooos, 36,2, se me está enfriando el cadáver!». Eso sí, por muy mal que estén, nunca están lo bastante como para no pasarse el día pidiendo, con el agra18

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vante de que la primera víctima de la enfermedad en el cuerpo de un tío es la educación. «¡Aguaaa!... ¡Aspirinaaaaa!... ¡Mantaaaa!... ¡Zumooo, zumoooo!...». Que parece que si no se lo llevas se te muere ahí en el sofá. «¡De bote noooo... exprimido natural...!». Porque, eso sí, por muy malo que esté, el paladar nunca sufre. Luego lo llevas al médico y pasas una vergüenza horrible: «¿Qué le ocurre a su marido?». Y tú dices: «Hombre, por cómo grita diría que ha pisado una mina». Y todo para que diga: «Tiene gripe, que haga reposo... y se quite la venda de la cabeza». Por fortuna las mujeres no hemos visto tantas películas de guerra... Lo malo es que hemos visto demasiadas películas de amor. Te coges una gripe y vas tú sola deambulando por la casa como Madame Bovary con los ojos vidriosos esperando a que él se de cuenta de que te está consumiendo la tuberculosis, te abrace y te diga cuánto te ama mientras te suplica que no te mueras. «¿Te pasa algo?». Y tú, toda trágica, dices: «No, nada..., cof, cof...». «Entonces hazme un zumo que me duele la garganta... exprimido natural». Y de las bodas, mejor no hablar. Ahí las diferencias entre hombres y mujeres son insalvables. Este fin de semana estuve en una boda sencilla. En la catedral de Burgos, quinientos invitados. La novia llevaba un ramo que a la que le cayó encima la tuvieron que sacar con una desbrozadora. Y tuvimos suerte de que fuera en Burgos, 19

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porque ahora mismo te invitan a una boda sencilla y lo normal es que tengas que irte a una playa de Bali. Sencilla para los balineses, que viven al lado; para ti una putada. A mí me sorprende lo distinto que es el concepto de boda sencilla para una mujer y para un hombre, ¿verdad? Para las tías una boda sencilla consiste en no invitar a los del gimnasio. Para los tíos una boda sencilla es una a la que pueden ir en vaqueros... o incluso sin ellos, y nada de banquete: buffet libre, para ponerse hasta las orejas. Y de postre, tigretones. Que, bueno, yo eso lo firmaba porque a mí es que lo de la tarta nupcial me indigna: me estoy casando, es un día especial, he pagado más de seis mil euros de banquete... ¿y la tengo que cortar yo? Si queréis también voy mesa por mesa pelando los langostinos. Es importante saber distinguir entre una boda sencilla y una boda íntima. Boda íntima es la que hizo mi mejor amiga. Es la típica amiga que tienes desde el colegio, a la que le has contado todos tus secretos, con la que te has cogido la primera borrachera y te has dado un beso de tornillo, y luego os habéis reído de eso..., sus padres, un poco menos... pues mi amiga decidió celebrar un bodorrio de ésos sólo para la gente con la que de verdad le apetecía compartir un día tan importante. Me han dicho que estuvo muy bien.

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