ANO
V
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ABRIL
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1953
HUM.
REVISTA MENSUAL ILUSTRADA DE LA OBRA DE REEDUCACION DE MENORES PADRES TER aquélla reacciona contw las fuerzas de tendencia monstruosa y Dws 11a puesto en el fondo de las esencias de las cosas, hasta en el de las naturalezas libres) el sentido de una incolum1dad . de una inmutabilidad perdurables)). Los crímenes de los pueblos han de ser cast1gados necesatiatnerit·e por aqui abajo~ pero la justtcia de lo Alto, después de cumplída, deja paso a su l:nfinita misericordia. Y ~te ·estas m'oh~truosídades que suoeden en el mundoJ bendigamos al Señor que nos dá la Paz y nos sostiene en su Fe y suphqnérnosle que en nuestras familias españolas) pueda conservarse el tradicional espírltu cristiano con todas sus Vlrtudes y hacer así de este viejo solar hisr.ano el oas1s meJOr y más amable de la T1erra. G' l\'IONTOVA
Z:dos podemos tener nuestro campo de apostolado, ¿Entre tus amigos, compañeros de oficina, de estudios y hasta de diversiones, no encontrarás un s6lo suscriptor, un nuevo suscriptor para e: S URGAM »? .
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;/;) or « SURGAM)> has conocido el valor inmen· so de esta obra para niños y jóvenes extraviados. ¿Dejarás de prestarle el ¡;~poyo de tu suscripci6n?
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Asp(cto áe afta de las mo.lernas eitulades, Grtmdiósidfd, lttjoj eomodidad~s Jc todM clases. Es el attvtrM> Je la ttrf,c JwillaHtc,.,
An-w-ew-a 1¡ 'i-eoo'i-~up. DE LA URBE BURGUESA del vivir novedoso y del existencia1ismo más atrevido- como en Chicago, Roma, Madrid, y en Ja perifería de las grandes ciudades, existe el mismo .problema: El de Hevar a una vida más humana, antes~ y más divina~ después, a esos seres que parecen vivir en un mundo alejado por completo del. nuestro.
«LOS SANTOS VAN AL JNFHf-RNO »
Estó es el título de una novela de Bilbert Ccsbron verdaderamente admirable, según dicen. Desde luego, no pueden negarse lo mara-v2illoso y heroico que encierra el tema tratado por el -novelista: La miserable y para el despreocupado ciudadano burgués, ignorada vida de suburbio, donde han volcado toc.L'1 su actividad de santos los «pretres ouvriers >> de París. Estos sacerdotes-obtr:ros de París, con sus almas y vida de Apóstoles, quieren no hacer olvidar a las graneles ·m·bes, mejor dicho, quieren que se abran los ojos de todos a los que, disfruuundo en ellas de un pacífico bienestar o nadando en la opulencia, ignoran la miseria física y espiritual que aqueja a los numerosos pobladores de los bardos de 'los suburbios. Y lo mismo en París -metr6polis
Hoy en día, para ir a lvlisiones no hace falta trasladarse a las tierras polares del Artico, a los desiertos abrasados del 'Sahara o a las florestas de la India y selvas hechice~ ras del Africa. No hace falta alejm:se tanto de nuestras capitales cosmopolitas y ele nuestras naciones civilizadas. Es suficiente desplazarse, en unos minutos, a tres o cuatro mil metros del corazón de nuestras ciudades para t