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Lunes 21 de mayo de 2007
FUTBOL GOLF
El torneo Clausura
El estallido que esperó dos años Maggiolo no anotaba en Estudiantes desde 2005
Un momento del festejo de Diego Simeone tras el gol del triunfo de Estudiantes; el Cholo vivió una tarde abundante en emociones
// F E RN A N DO M ASSO B R IO
“Hay que tener suerte, fe y coraje, y nosotros lo tenemos” Simeone aludió a la mística de Estudiantes para hablar del triunfo, aunque admitió que el equipo no jugó bien Por Andrés Prestileo De la Redacción de LA NACION
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anta felicidad sentía Diego Simeone que podía repartirla. De alguna manera lo hizo, porque en su recorrido cortés por el perímetro del corralito de prensa no sólo habló: también iba dejando rastros de una satisfacción que se le escapaba por los poros. ¿Usted lo vio explotar de euforia cuando Maggiolo hizo el gol? Bien; unos cuarenta minutos después, la mueca de alegría todavía no se le había borrado. Seguramente fue el estallido de la tensión contenida desde que el Cholo vio por televisión cómo Sebastián Méndez hacía el gol para San Lorenzo, en Rosario. Esa, más la que acumuló ayer, en una tarde tan puesta de cabeza para Estudiantes que en un momento el hombre, ya preso de una ansiedad incontrolable cuando el partido no salía del 0 a 0, la emprendió en gestos hacia la popular pincharrata para pedir más aliento. “Y, se necesitaba”, admitió después, casi con pudor. Simeone estaba en el medio de un gentío a escala reducida, totalmente aislado de la ira que los hinchas de River manifestaban no muy lejos. Era un micromundo: sonrisas, alivio y tiempo hasta para saludarse con Ricky Sarkany, diseñador de moda y manifiesto hincha de Estudiantes, que esperaba ahí afuera. Una y otra vez, el técnico que busca su primer bicampeonato se repitió en un mensaje que subrayó dos o tres cosas: la palabra “mística” para ex-
Contra Newell’s, pierde a Angeleri y recupera a Braña Para lo que sigue inmediatamente, Estudiantes cambia una mala noticia por una buena. La amonestación que recibió ayer dejará fuera del partido con Newell’s a Marcos Angeleri; pero frente a los rosarinos estará en condiciones de regresar Rodrigo Braña, que cumplió con la suspensión que le correspondió al ser expulsado frente a Vélez.
plicar una victoria tremendamente difícil y la explicación de un partido en el que, por propia admisión, su equipo no jugó bien: “En el segundo tiempo intentamos entrar por todos lados, pero ellos estaban bien cerrados. River hizo un buen partido en la primera parte. Nosotros empezamos bien, pero después tuvimos un bajón. Después de la expulsión trabajamos para que la mística de Estudiantes dijera presente. Había que buscar el triunfo de todas las formas y arriesgando defensivamente. Pero estábamos compensados. Jugando con tres atrás y tres en el medio, Calderón podía pivotear, y Maggiolo era importante porque iba a haber pelotas aéreas y es el mejor cabeceador que tenemos. El equipo no tuvo un buen partido, pero ganó poniendo el corazón, la histo-
ria y la mística de Estudiantes”. Pero lo que más importaba era conocer por dónde pasaban sus sensaciones, cómo calibraba el triunfo desde lo emocional y desde las perspectivas en la lucha por el título. “Necesitábamos un triunfo así. ¿Si esto me retrotrae a imágenes del Apertura? No, no… Es un campeonato nuevo, con un rival importante como San Lorenzo… Y Boca está jugando. Será una lucha dura, con tres equipos que no van a bajar la guardia. No, nosotros pensamos en lo nuestro y en que tenemos que crecer, porque se puede jugar mejor que hoy.” Se puede, claro. Y con eso, tal vez, también tuvo que ver su despedida elíptica ante el apunte de un cronista de TV sobre la suerte: “Hay que tener suerte, fe y coraje, y nosotros lo tenemos”.
Andújar, la figura
Presencia, atajadas y espíritu de grupo Que en un equipo esencialmente ofensivo como Estudiantes la figura haya sido su arquero habla de lo difícil que le resultó todo ayer. Cuando la ocasión lo pidió, apareció Mariano Andújar. “¿Cuál fue la más difícil? Tal vez una de Falcao, porque entró muy solo... Pero aquí no hay que rescatar lo individual sino el amor propio del grupo para sacar adelante el partido. No se puede jugar siempre bien; lo bueno es que seguimos ahí”, dijo el guardavalla.
Juan Sebastián Verón había vivido una semana difícil por una situación familiar dura que atraviesan dos primos suyos. “Cuando se juega hay que tratar de dejar los problemas personales, pero a uno lo afecta un poco. Les dedico el triunfo a Paula y Pedro, que están sufriendo”, dijo. Y valoró la victoria: “Estábamos imprecisos, y me incluyo. El punto no nos servía. Pero siempre buscamos, bien o mal, con el coraje que caracteriza a este equipo”.
En cuestión de aportes individuales, el fútbol no es como una línea de producción, en la que todo vale casi igual: si Estudiantes consigue el bicampeonato, Ezequiel Maggiolo podrá decir que a él el equipo le debe una porción importante, por más que su influencia, en términos de presencias, haya sido tan reducida. Cosa extraña la de este equipo: ¿cuántas veces el gol que no llegaba le surgió del banco de suplentes? Usualmente, el protagonista de esas historias era Pablo Lugüercio; ayer, en el Monumental, le tocó a Maggiolo, el hombre que no vivía un festejo con la camiseta albirroja desde hacía más de dos años. Más exactamente desde el 3 de abril de 2005, en un 2-2 con Racing. Después sólo llegaron goles en su temporada con Olimpo –14 entre el Apertura 2005 y el Clausura 2006–, pero desde su regreso a Estudiantes, a mediados del año último, sequía completa. Claro que era difícil, jugando tan poco. En el Apertura que consagró campeón a su equipo, este muchacho que el 15 del mes próximo cumplirá 30 años apenas fue titular una vez (en el 0-0 con Banfield, en la 6a fecha) y en once ocasiones entró desde el banco; en el actual torneo, algo parecido: una sola presencia de entrada (en el 2-1 sobre Nueva Chicago, por la 13a jornada) y, ahora, seis como la de ayer. Por eso Maggiolo acepta que el cabezazo sobre el minuto 48 del segundo tiempo tal vez haya significado su grito más importante. “Tendría que ponerme a pensar, pero la verdad que sí. Más que nada, uno lo valora un poco más porque hacía mucho tiempo que no anotaba goles. A veces uno se pone mal cuando la cosa no sale, y no tendría que ser tan así. O no exaltarse tanto cuando las cosas van bien. Estoy contento, lo voy a disfrutar con mi familia y con los que están a mi lado. Y después, a seguir trabajando. Este equipo nunca baja los brazos, y se puede decir que estos triunfos valen doble. ¿Si Simeone me dijo algo en especial? Sí... Vino, me felicitó, estaba muy contento. Es bueno que el técnico le hable así a uno cuando hace bien las cosas.” Maggiolo no las escuchó, pero antes le habían dedicado palabras elogiosas. Lo hicieron Simeone (“el premio para él fue muy grande y lo merece. Es un chico que siempre aceptó muy bien su suplencia. Demostró una gran profesionalidad. Fue un gran gol y me pone muy contento por él”) y Verón (“estuvo muy bien Lechu –por Lechuga, el apodo del delantero–… Se lo merece. El no será un Pavone, un Caldera, un Verón o un Sosa, pero es un jugador de los importantes, de los que a la hora de definir un partido lo hacen”). Y todo Estudiantes, desde el corazón.