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Hasta el fin del mundo por la buena senda

25 ene. 2015 - lo hacen en las islas Malvinas, por ejemplo). Pisar sobre turba desco- loca, modifica certezas del andar, hace temer que la superficie ceda y.
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6 | TURISMO

| Domingo 25 De enero De 2015

NOTA DE TAPA

Aimé Ramunda, en laguna de los Témpanos, meta de un trekking desde las puertas mismas de la ciudad.

datos útiles Cómo llegar LAN vuela con dos frecuencias diarias de Buenos Aires a Ushuaia. Tarifas desde 4068 pesos. Más información, www.lan.com

Excursiones Encuentro con castores y Laguna Esmeralda: desde el valle de Tierra mayor, caminata de tres horas hasta la laguna y recorrido, al regreso, por castoreras. El programa termina con picada y cena a la luz de las velas en una cabaña-refugio. En total, seis horas; costo: 1000 pesos por persona. www.canalfun.com Laguna de los Témpanos y glaciar Vinciguerra: día completo de trekking, atravesando turbales y bosques fueguinos hasta la laguna, 850 metros sobre el nivel del mar. Trekking y canoas en el Parque Nacional Tierra del Fuego: una forma distinta de recorrer el parque, con caminatas que incluyen tres horas por la senda costera y el agregado de un tramo en canoas inflables. Programa de ocho horas, 1150 pesos (más entrada al parque). www.canalfun.com Sobrevuelos en helicóptero: del viejo aeropuerto de Ushuaia hacia la Cordillera, vuelos panorámicos sobre la ciudad, los bosques, valles y cerros vecinos, de siete, quince y treinta minutos, con opción de aterrizaje en lugares prácticamente inaccesibles por otros medios. Desde 850 pesos. www.heliushuaia.com.ar foto: vilma maninjau

Hasta el fin del mundo por la buena senda tiErra dEl fuEgO. Ushuaia se revela como

gran punto de partida para caminatas de distintos grados de exigencia, pero similar atractivo, hasta lagunas, turbales, glaciares y sorprendentes castoreras

Por Daniel Flores

U

na llovizna no la intimida. Aimé Ramunda es de acá y entiende que en Ushuaia el clima puede cambiar abruptamente varias veces al día. Lo saben hasta los turistas recién llegados no sólo porque lo experimentan, sino porque todos los fueguinos lo cuentan a cada rato: “Tenemos verano, otoño, invierno, primavera, en un solo día”, revelan, cada uno a su turno, la remisera, el mozo, el conserje y el barman. Algunos, como el taxista del aeropuerto, van por más: “¡Las cuatro estaciones en diez minutos!” La meteorología es trending topic, como en cualquier lado, pero con más actualizaciones diarias y (aún) menos previsibilidad. Con o sin lluvia, Aimé encabeza decidida un trekking desde el valle de Andorra, a pocos minutos del centro de Ushuaia, hasta la laguna de los Témpanos, al pie del glaciar Vinciguerra. Una de las muchas caminatas que se pueden encarar casi desde la misma ciudad más austral para alcanzar sitios de una belleza virgen merecedora de cualquier esfuerzo. Además de fueguina es guía profesional (para el hotel Arakur), escaladora, rescatista, snowboarder y caminante serial desde muy chica, cuando, si se enojaba, simplemente marchaba sola por alguna senda durante horas hasta bajar el malhumor. Así que tiene claro que en esta parte del mapa no conviene apurarse a celebrar por unos rayos de sol ni suspender programas al aire libre en cuanto las primeras nubes grises empiezan a hacer señas desde arriba. El trekking es de doble jornada,

baja dificultad y alta satisfacción para quien tenga debilidad por los bosques con sus colores, olores, luces, leyendas e intensidades. Es ideal, también, para descubrir que en Tierra del Fuego no sólo cambian las condiciones meteorológicas, sino también el terreno, bastante seguido. Por ejemplo, el comienzo transcurre por un valle plano sin mayor complicación que el cruce de un mínimo arroyo por un puentecito de troncos medio precario. Pero enseguida llama la atención la poca firmeza del terreno, que se siente como un colchón de agua, en partes rojizo, en partes verde, de varias hectáreas. Bienvenidos a un auténtico turbal fueguino, un suelo esponjoso, orgánico, tradicionalmente explotado para abono o combustible (como lo hacen en las islas Malvinas, por ejemplo). Pisar sobre turba descoloca, modifica certezas del andar, hace temer que la superficie ceda y los pies se hundan en el agua subterránea. O en plan más fantástico, que en vez de turba se trate del lomo de un perturbador bicho de película clase B, dormido, pero a punto de desperezarse. Pura acción... en cámara lenta Sale el sol y pronto el sendero comienza a inclinarse. A medida que trepa los cerros se mete también en el bosque de lengas. No es un entorno en el que se aprecie demasiada fauna, más allá de algunas aves, una pareja de cauquenes, una garza bruja. Sin embargo, el bosque fueguino es pura acción y hasta drama, si bien en silencio y cámara muy lenta: árboles encimados que se disputan los rayos de sol a la vez que los filtran en efectos de luz catedralicios; troncos caídos, sometidos por el hongo de

El castor, trabajador esforzado, pero dañino.

foto: vilma maninjau

la temible (más material para cine clase B) podredumbre roja; parásitos como el llao llao; musgos flúo y pequeñas orquídeas. Batallas mínimas y cotidianas en la intimidad del bosque. Pero lo del silencio no es tan así porque después de la lluvia y el sol arranca un firme repiqueteo sobre la vegetación: sí, está nevando. “Mejor nieve que lluvia”, observa Aimé, porque la nieve, esta nieve estival, no empapa ni se acumula ni complica. El obstáculo sigue siendo el barro, traicionero en algunas subidas. El bastón de trekking, que en la turba parecía un estorbo, ahora es el compañero ideal. Cosas de chicas Para cuando el bosque termina, tras el límite de vegetación, la nevisca también. Lo que no sufre modificaciones es la energía de Aimé, que ayuda a los hombres del grupo a atravesar otro de esos puentes dudosos sobre un hilo de agua tan pura como helada. “¡Vamos, que podría cruzarte en brazos!”, le dice entre risas, pero en serio, a alguno que duda en entregarse al auxilio del ex sexo débil. De verdad: Aimé se fogueó durante tres años en la tecnicatura como guía de montaña, en Mendoza. “Ahora es distinto, pero entonces todavía se sentía esa tradición militarista y muy machista, tan dura para las pocas mujeres que nos metíamos en la carrera”, recuerda durante una pausa a dos tercios del trayecto. Cuenta que en una de sus primeras misiones profesionales acompañó a un grupo al Aconcagua. En el grupo había un suizo. “Me deliró durante días por ser mujer. Tenía muy buen estado, pero no administró bien sus fuerzas y, al final, las piernas no le respondían y se puso a llorar como un nene. Le pegué un par de gritos para que se calmara y lo bajé atado.” Claro, en comparación, el trekking a la laguna de los Témpanos es un picnic. Igual la llegada, incluso en casos de extrema sencillez como éste, reserva una buena dosis de satisfacción, potenciada por la panorámica de una laguna a 800 metros sobre el nivel del mar y el glaciar Vinciguerra, tan indiferente al verano, bajo el sol del mediodía. Después de saborear e inmortalizar en fotos la pequeña victoria, Aimé organiza el almuerzo de sándwiches gourmet y té entre las rocas... bajo otra sutil nevada. “En Ushuaia –dice en modo primicia– podemos tener las cuatro estaciones en un solo día.” Que es como decir en un solo trekking.ß

Un paisaje espectral, lo que queda del bosque tras la llegada del castor.

foto: daniel flores

Encuentros cercanos con castores avistaMiENtO. En el valle de Carbajal se puede ver en acción esta curiosa especie Observar aves es un hobby tradicional. Al avistamiento de ballenas se lo promueve en distintas partes del mundo. Difícil visitar África sin tildar el ítem safari para ver leones, elefantes, rinocerontes. Pero pocos saben que en Tierra del Fuego hoy se ofrecen excursiones específicamente para acercarse a los castores. El castor, roedor semiacuático, que llega a pesar unos 25 kilos y se caracteriza por una cola escamosa y plana, genera reacciones encontradas. Admiración por sus impresionantes obras de ingeniería hídrica: prodigiosos diques con los que consigue desviar el curso de agua y formar lagunas para vivir. Desazón y hasta franca antipatía por los perniciosos efectos que esas mismas proezas causan al medio ambiente. Hay que recordar un breve mito fundacional: el castor es una especie introducida en la provincia austral. Cuentan que en 1946 se trajeron 25 parejas desde Canadá con el proyecto de desarrollar una industria peletera que jamás prosperó. “Por evolucionó de otra manera, por el clima, el terreno y la ausencia de depredadores, como el oso, y la piel no tuvo la calidad necesaria”, rela-

ta Norberto Martín, guía de Canal, empresa de Ushuaia que organiza Encuentro con castores, caminata entre las castoreras del valle de Carbajal, al pie de la cadena Martial, a 20 minutos de la ciudad (cuyo centro de esquí se llama Cerro Castor). El negocio peletero no funcionó, pero la reproducción de los castores anduvo muy bien: hoy se cuentan unos cien mil en toda Tierra del Fuego, tanto en la parte argentina como en la chilena, y ya han cruzado al continente, según estimaciones del Centro Austral de Investigaciones Científicas (Cadic), del Conicet, con sede en Ushuaia. “Es una especie dañina e invasora porque se dispersa con mucha velocidad y puede desplazar a otras especies –precisa Adrián Schiavini, investigador del Conicet, desde 1985 en territorio fueguino–. Por eso actualmente trabajamos en un proceso binacional entre la Argentina y Chile para la restauración de bosques australes a través de su erradicación.” Igual, uno quiere verlos y la salida comienza al atardecer, aparentemente momento ideal para encuentros cercanos de este tipo. El paisaje es casi fantasmagórico bajo la luz cada vez más tenue del largo

anochecer veraniego, cuando acá oscurece recién a las 11. Sobre todo por los árboles pálidos, muertos por obra y gracia de estos intrusos: algunos, víctimas de inundaciones provocadas; otros, derribados por roedores en busca de comida y también con necesidad de gastar contra la madera sus dientes, que (paradójico destino) si no crecerían hasta impedirles alimentarse. Algunos diques de ramas y barro tienen casi dos metros, dimensiones desproporcionadas para estos animales de porte medio, que no actúan en grandes grupos y apenas se dejan ver fuera de las madrigueras: puede aparecer uno comiendo a centímetros de la orilla, pero la mayoría con suerte se detecta nadando sigilosa, cabeza en la superficie y pelaje marrón como continuación de las leves ondas sobre el agua. “Alguna vez fallará, pero hasta ahora siempre vimos castores en estas salidas”, asegura Norberto Martin. “No hay ningún problema con las excursiones. Aunque hubo casos, es raro que un castor ataque. Pero la gente de turismo entenderá que esto tiene fecha de vencimiento: el objetivo hoy es que no haya más castores en Tierra del Fuego”, avisará más tarde Schiavini.ß

Un balcón cinco estrellas Lo primero que llama la atención del hotel Arakur, en Ushuaia, es su ubicación, en un balcón natural de 250 metros sobre el nivel del mar, en la Reserva Natural Cerro Alarkén. Lo segundo, una vez allá arriba, es la vista: la espectacular panorámica de la ciudad austral y el canal de Beagle. El nuevo hotel es una apuesta fuerte: un centenar de habitaciones, cuidado diseño, un restaurante (La Cravia) que ya es también un hit entre público local, una piscina para ganar premios internacionales (climatizada, con música subacuática y un sector exterior justo de cara a la ciudad) y una serie de detalles de tecnología en línea con las últimas tendencias. Cada habitación cuenta con control digital y central de temperatura, despertador, servicio de mucama y otras funciones. Su propuesta Patagonia Experience (de dos a siete días) incluye desayuno, almuerzo, acceso a todos los servicios del hotel y una actividad o excursión diaria (trekkings, pesca, navegación, etcétera), desde 3290 pesos por persona la noche, en base doble. www.arakur.comß