Reportaje
E
s el año más prolífico en la historia del cine chileno. A la hora del balance, 24 será el número de estrenos que coronará este 2008. Pese a la abultada cantidad, se estima que unos 700 mil será el número de espectadores que la producción local sumará en su conjunto, cifra casi equivalente a la cantidad de espectadores que hace cuatro años llevó Machuca a las salas. Ni pensar en compararse con los 800 mil de El chacotero sentimental (1999) o el millón que logró Sexo con amor (2003). Pese al número de butacas, hay cierto consenso en la industria de que este año ha sido de buenas películas. Filmes como Tony Manero, La buena vida o Mirageman han tenido buena recepción crítica. Otros, como El cielo, la tierra y la lluvia o Alicia en el país (por estrenarse), llegan precedidos de importantes premios en festivales internacionales. Además, se ha instalado un grupo no menor de pequeñas películas que, prescindiendo del circuito
tradicional de salas y explorando nuevas temáticas, puede dar que hablar entre un público más cinéfilo. Cintas como El pejesapo, Rabia, Papá o Mami te amo caben en esa categoría. El director Andrés Waissbluth viene de saborear el trago amargo que significó que su más reciente producción, 199 recetas para ser feliz, fuera sacada de cartelera tras haber estado apenas una semana (con excepción del Cine Arte Alameda, donde se puede ir a ver). Situación ingrata que también les tocó a otras películas, como Desierto Sur, y que obedece al criterio de los dueños de las salas de retirar las producciones que lleven poco público en su primer fin de semana. “El Estado es el único que puede arreglar este problema de distribución”, dice Waissbluth. Y agrega: “Poniendo ciertas reglas para que la distribución tenga sentido. Si no, la rentabilidad social de los dos mil millones de pesos que ha invertido este año en cine chi-
leno se vuelve cero. El Estado debe dejar de ser autocomplaciente. Estuve en el Festival de Valdivia y la ministra Paulina Urrutia hablaba de éste como el mejor año del cine chileno porque hay 24 estrenos. La verdad es que este es el peor año del cine chileno, porque creo que tenemos 24 estrenos que nadie ve”. Pedro Peirano dirigió junto a Alvaro Díaz la película local más taquillera del año: 31 minutos, que suma 210 mil espectadores. Sin embargo, reconoce que en un principio esperaban convocar a más gente: “Planeamos la película en otra época, hace dos años, cuando iban más personas a los cines. A medida que la hacíamos, sabíamos que estaba disminuyendo el público, así que nuestra alternativa fue estrenar además en otros lados, como lo haremos ahora en México”. Peirano no le ve mucho futuro al cine chileno como tal: “Para mí, el futuro está más en la tele. Como nuestro merca-
Cine chileno
Entre la crisis y el entusiasmo Pese a que este año las películas de factura local han estado lejos de alcanzar el número de espectadores que se esperaba, los 24 estrenos anotados marcan un récord, que se suma a los nuevos caminos que se abren en internet y en distribución alternativa a las multisalas. Acá, un puñado de realizadores reflexiona sobre el panorama actual de la industria cinematográfica. Por Cristóbal Fredes
laterceraglamorama
27
DAME LA RECETA. Protagonizada por Pablo Macaya, 199 recetas para ser feliz duró sólo una semana en los multicines.
do cinematográfico es pequeño, es inviable la industria si no se abre a otras alternativas. Una posibilidad es exportar y la otra es que la narrativa audiovisual sea más televisiva. El cine es un poco anticuado y al final la gente solo responde al marketing de las películas más grandes”. “Algo está pasando que no se está yendo al cine en general”, dice Andrés Wood, que esta temporada estrenó La buena vida. “No sé si no somos capaces de poner temas, de ganarle a la cantidad de estímulos externos. Para aguantar esta tormenta hay que producir más barato, hasta que se aclare el panorama y sepamos cuáles son los nuevos caminos y los modos de distribución”. En tanto, Sebastián Lelio (director de La sagrada familia y de Navidad, a estrenarse el 2009) cree que no hay nada definitivo como para lamentarse: “El panorama cambia todo el tiempo, y así como varió ahora puede cambiar otra vez. La relación cine chileno y espectadores ha sido siempre sin una constante clara”. Cristina Littin, de Mc Films, distribuidora detrás de 31 minutos, El cielo la tierra y la lluvia y 199 recetas para ser feliz, cree que como industria no se ha
¿MENOS ES MAS? El cielo, la tierra y la lluvia se estrenó recientemente en tres salas locales. Para algunos, “un lujo” que pocos pueden darse.
hecho el suficiente esfuerzo para lograr la difusión del cine facturado acá: “Estamos haciendo grandes películas que no están llegando a la gente, porque no tenemos un lugar donde protegerlas y que tengan su justo espacio. Si hacemos tanta inversión, uno se pregunta: ‘¿No merecerá la pena que una película esté tranquilamente ahí para que la vayan a ver? Es una expresión artística, algo que necesita un espacio propio, no uno que se gana a combos y a patadas”, dice. Una visión distinta es la de Ernesto Díaz, director de Mirageman. Dice que más que tener que ver con problemas de espacio, su experiencia se relaciona con el problema de los costos de la ampliación a cine, ya que graba en digital: “Nuestra cantidad de habitantes no es proporcional a lo caro que sale llevar una película al cine: a nosotros nos convendría más que se pudiera proyectar en digital”. Al igual que Peirano, Díaz ve en la internacionalización una salida. “Con Kiltro y Mirageman entendí que hacer el negocio solo para las salas chilenas no tiene mucho sentido”. Pese a haber experimentado la crisis con 199 recetas para ser feliz, Waissbluth acaba de ser pro-
“Paraaguantarestatormentahayque producirmásbarato,hastaquesepamos cuálessonlosnuevosmodosdedistribución”. Andrés Wood, director.
28
24 DE OCTUBRE DE 2008
El top ten chileno de este año película
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
31 Minutos Lokas Tony Manero Mirageman Chile Puede El Regalo La Buena Vida Pulentos El Brindis Mansacue
espectadores
210.336 117.096 79.443 71.091 68.717 51.318 33.450 28.155 15.679 8.234
*CifrasentregadasporlaCámaradeComercioCinematográfica.
EN SUSPENSO. La Buena Vida, de Andrés Wood, tuvo buena recepción crítica pero irregular taquilla: poco más de 33 mil personaas. Su realizador está alerta ante el nuevo escenario.
tagonista de la cara más alegre de este panorama. Una que acusa el estar parados en un punto de inflexión de la historia cinematográfica, donde se comienzan a vislumbrar seriamente caminos alternativos: fue el pionero en regalar una película por internet. Los debutantes (2003), fue ofrecida a libre descarga y ya ha sido “bajada” por más de 60 mil personas. Cifra contundente si se piensa que ya había tenido éxito en las salas en 2003 y también en su pasada por TV.
Cerca de la revolución “Estamos viviendo una revolución. El muro ya cayó”, dice con vehemencia Alberto Fuguet. Al escritor y director este tema le apasiona: “Toda la gente independiente, tanto chilena como americana y del mundo, tiene que buscar nuevas formas de distribución. No se puede depender del público en los cines. Hay que usar el sistema de los piratas para aprender de ellos, no competir con ellos. ¿Dónde deberían estar las películas chicas en el futuro? En la red más que nada, o en primos como el DVD. Lo que no implica que exista el rito de estrenarla en una sala pequeña, por ejemplo”. Fuguet se apresta a “subir” pronto a la red Dos horas, un corto inédito que hizo con el actor Pablo Cerda. “Reconozco que cuesta, da como entre pena y rabia. Pero pronto va a venir el tipo que se va atrever a estrenar un largo en internet”, agrega. Para Fuguet, más allá del tamaño de la pantalla, la clave está en entender que en el negocio no está en las funciones sino en otros lados: “Creo que se puede copiar mucho
LIFE ON MARS? El dúo Marko Zaror y Ernesto Díaz repitió, luego de Kiltro, con Mirageman. Y llevaron poco más de 70 mil personas a las salas.
a la industria disquera, como lo que ha hecho Radiohead o NIN”. Caminos distintos ya han sido emprendidos por directores más jóvenes, como es el caso de Elisa Eliash. La directora debutante, de 24 años, estrenó la película Mami te amo, en el Cine Arte Alameda y cree que, en su caso, no tiene sentido aspirar ir a los cines de multisala. “No le beneficia a una película chica estar compitiendo con otras que tienen un sistema de marketing tan potente. Quedas mal ranqueado y te sacan a la semana. Además, mi proyecto no es en 35 mm sino en digital. Con lo que vale una copia de cine en 35 mm hago tres películas en digital”, afirma. Un diagnóstico parecido es al que llegó Joaquín Mora, cineasta premiado en 2006 en la sección Work in Progress del Festival de Valdivia, con su cinta Weekend. Mora se cansó de tener que esperar recursos para estrenar del modo tradicional. “Queremos tomar a favor este panorama y nuestra idea es salir en abril de 2009 en algunas salas de cine digital y después subirla rápidamente a internet y hacer el DVD. No se puede ir en contra del estado actual de cosas y endeudarse o vender la casa para entrar a los cines; lo importante es que la película salga y que llegue a la gente que tiene que llegar”, expresa. Pese a que Andrés Wood celebra el uso de tecnologías como internet (”Hay que ser creativo en la forma de mostrar las películas”), plantea dudas respecto a si se puede prescindir del corte de entradas: “Te quitas una posibilidad de financiamiento muy importante. Son casos particula-
res los que pueden no depender del público. Lo que está haciendo Torres Leiva (director de El cielo, la tierra y la lluvia), de ir con tres copias, me parece un lujo. Su proyecto era tan sólido o gustó tanto que logró financiarlo en base a fondos. Pero no es llegar y repetir ese modelo”. Cristina Littin piensa que “es un acierto” haber estrenado una película pequeña como El cielo, la tierra y la lluvia en salas: “No tenemos por qué sucumbir ante las leyes comerciales. Torres Leiva hizo una película de cine y para cine, pensada desde cada ángulo para ser vista en pantalla grande”. Un ángulo particular es el que aporta L90 Cine Digital, proyecto de la productora de Luciano Cruz-Coke y Felipe Braun, quienes se han propuesto financiar y coproducir proyectos de cine digital, mediante un laboratorio que el próximo año debiera rendir frutos con el estreno de 10 largos grabados y terminados en este formato. “El ejercicio de filmar en celuloide es cada vez más un ejercicio de estilo que algo posible como negocio”, dice Cruz-Coke. “Hay mucho director y mucha gente con proyectos que incluso en digital es difícil sacarlos, imagínate en celuloide”, afirma el actor, a la vez que cuenta que dicho proyecto nació luego de detectar esta suerte de crisis. Por su parte, Sebastián Lelio insiste en que hay que ser optimistas: “Independiente de las cifras de este año, la fuerza que hay ahora, la cantidad de gente haciendo películas, el entusiasmo y el momento super estimulante que estamos viviendo, de una u otra forma se tendrán que abrir paso”. g laterceraglamorama
29