INFORMACION GENERAL
Viernes 29 de abril de 2011
I
EN LA PATAGONIA s EL RECUERDO DE SUS SERES QUERIDOS
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FALLO JUDICIAL
Perdieron su valija y la indemnizarán Iberia deberá pagar $ 12.000 a una mujer que llevaba en su equipaje ropa para ir a una boda
HORACIO CORDOBA
Los familiares llevaron una bandera hasta el sitio a donde se dirigían Sopeña, Fonrouge y Rocca en el vuelo que no llegó a destino
Emotivo homenaje en el Sur a la memoria de Germán Sopeña También asistieron familiares de Fonrouge y Rocca, a diez años de la tragedia aérea MARIELA ARIAS ENVIADA ESPECIAL PUERTO PUNTA BANDERA.– Los amaneceres tardíos ya empiezan a vivirse en la Patagonia. Los primeros rayos del sol acarician a las 8.43 el embarcadero ubicado sobre las aguas esmeralda del Lago Argentino y reciben a los 60 pasajeros, entre familiares directos y amigos, del periodista Germán Sopeña, el escalador José Luis Fonrouge y los empresarios Agostino Rocca y Alfredo Fragueiro, para realizar un íntimo homenaje a diez años del trágico accidente aéreo en el que perdieron la vida. A las familias las unen entre sí, más que la pérdida de sus seres queridos, los lazos entrañables de amistad y afecto que crecieron de la mano de los viajes que realizaron juntos gracias a la pasión que sentían por el vacío inconmensurable y la exagerada belleza de la Patagonia. Las anécdotas y los recuerdos de esos viajes surgen en cada charla.
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Por eso, según relataron, eligieron reencontrarse aquí, en el mismo lugar al que Sopeña, Fonrouge y Rocca se dirigían el 28 de abril de 2001, para realizar un homenaje al perito Francisco Moreno. Ellos no llegaron a destino, pero ahora sus familias eligieron el mismo lugar para hacerles el homenaje e izar una bandera en su memoria. Se trata de un enorme peñasco de piedra ubicado a 20 minutos de navegación desde el puerto. Allí el perito Moreno izó por primera vez el pabellón como símbolo de soberanía. Acceder al peñasco es sólo para avezados. Al mástil solitario no le duran las banderas: los vientos helados de la Cordillera las deshilachan. Ayer, el barco que llevaba a la delegación partió a las 9.05, minutos antes que el gomón semirrígido de Parques Nacionales, con dos guardaparques que serían los encargados de escalar por el peñasco e izar la bandera. La ceremonia fue seguida por las familias desde el barco en las aguas del lago.
“Agostino era un personaje especial, era un hombre que combinaba una gran simplicidad con una gran proyección internacional”, recuerda ante LA NACION Gianfelice Rocca, hermano de Agostino y presidente de las compañías del grupo Techint. El llegó desde Milán para ser parte de este homenaje. También estuvieron los hijos del empresario italiano, Roberta, Tomás y Ludovico. Al igual que José y Agustín Fonrouge, quienes fueron parte del documental Círculos de piedra, que se proyectó el miércoles a la noche en El Calafate. El encuentro de las familias empezó la tarde del miércoles en el museo Glaciarium. Patricia Morgan y Julieta Sopeña, la esposa y la hija menor de quien fue secretario general de Redacción de LA NACION, fueron las primeras en llegar a El Calafate. Horas después se sumarían su hija Marina con su esposo. “Queremos recordarlos aquí, todos juntos en familia, con hijos y también algunos con nietos, en este lugar que ellos
tanto amaban”, reflexionó Morgan. Luego del encuentro emocionante en el Glaciarium y la partida temprana hacia Punta Bandera, el barco con la delegación navegó durante tres horas el Lago Argentino hasta llegar al brazo Norte, donde los aguardaba la casi centenaria Estancia Cristina. Un lugar frecuente de visita para Sopeña, Fonrouge y Rocca para iniciar sus expediciones a los hielos continentales, ese “extraño paraíso de tiempo limitado”, como el periodista los supo definir en su libro de viajes La Patagonia blanca, que este año volvió a ser editado. Luego, hubo una misa en la capilla que las familias ayudaron a construir. Como parte de los homenajes, el domingo pasado familiares y amigos de Agostino Rocca, entre los que se encontraba su hermano Paolo, se reunieron al pie del cerro Tronador, al sur de Bariloche, para llevar la piedra fundacional de un refugio de alta montaña que llevará el nombre de Agostino Rocca.
La Cámara en lo Civil y Comercial Federal condenó a la compañía aérea española Iberia a indemnizar con 12.000 pesos a una pasajera que sufrió la pérdida de una valija en la que tenía la ropa con la que planeaba asistir en Londres a la boda de un familiar, se informó ayer en Tribunales. La Sala III de la Cámara, con las firmas de los jueces Graciela Medina y Ricardo Recondo, dictó la medida a favor de la pasajera Yulia Luneva, que el 20 de octubre de 2006 abordó un avión de Iberia con destino a Londres, previa escala en Madrid, pero en el trayecto “se extravió la única valija del equipaje que llevaba”, informaron fuentes judiciales a la agencia DyN. La empresa pagó a la pasajera un resarcimiento de 5445,15 pesos “en concepto de indemnización, aunque sin reconocer hechos ni derechos”, añadieron. Pero el reclamo de la pasajera siguió en la Justicia y el tribunal
consideró que la situación vivida ante la desaparición del equipaje “debió haber significado para ella un motivo de mortificación o disgusto, no sólo por la pérdida y los inconvenientes que debió afrontar, sino porque la empresa aérea no le brindó una respuesta satisfactoria acerca del equipaje desaparecido”, dice el fallo, según las fuentes. La compañía Iberia prolongó, además, “la definición del reclamo manteniendo las expectativas de la viajera en recuperar sus posesiones”, sostuvo el tribunal en sus consideraciones. “Cabe atender también a la finalidad del viaje –que era asistir a la boda de un familiar–, lo cual resulta un elemento de importancia para la estimación, al propio tiempo que es demostrativo del impacto causado por la pérdida de cosas ligadas a los sentimientos: la ropa para el casamiento, además de cualquier otro objeto de valor sentimental”, añade el fallo.
