Espectáculos
Página 8/LA NACION
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Domingo 15 de noviembre de 2009
TEATRO (En el mundo )
En el Velma Café
Por Pablo Gorlero El nuevo montaje de Bodas de sangre, según Juan Carlos Plaza, con coreografía de Cristina Hoyos
N Hoyos vuelve a Lorca. El miércoles pasado se estrenó en el teatro María Guerrero, Madrid, una nueva y magnífica versión de Bodas de sangre, de Federico García Lorca. Este montaje de José Carlos Plaza es una coproducción del Centro Dramático Nacional y del Centro Andaluz de Teatro. Cabe recordar que Lorca escribió esta tragedia en 1933, inspirado en un crimen real sucedido en Níjar (Almería) cinco años antes. Cuando concluya su temporada en la capital española, la obra hará una gira por Andalucía. Veintidós actores y actrices, entre ellos Consuelo Trujillo, Carlos AlvarezNóvoa, Luis Rallo, Noemí Martínez, Israel Frías forman parte del reparto de esta obra que cuenta con la coreografía de Cristina Hoyos. La famosa bailaora ya participó en la célebre versión que llevó coreografía de Antonio Gades, hace 35 años. Lejos de su lenguaje coreográfico profesional, Cristina Hoyos hace bailar a los actores desde un trabajo “sencillo” con el que quiere rescatar “cómo se baila en mi pueblo en las fiestas, en las bodas o en las celebraciones”, afirmó a EFE.
trenó en el Follies Bergere, de París, el musical Zorro. Con bailes, canciones y persecuciones, esta obra está dirigida por Christopher Renshaw y tiene como protagonistas a Laurent Ban, como el Zorro; Georges Beller, como Don Alejandro; Liza Pastor, como Luisa; y Benoit de Gaulejac, como el Sargento García. N Mujeres a escena. Women’s Project
es la compañía más antigua de los Estados Unidos dedicada a promover y producir el teatro creado por mujeres. Fue fundado por Julia Miles y las obras producidas suben a escena en el teatro que lleva su nombre, en el Off Broadway. La semana pasada estrenaron la obra Or, de Liz Duffy Adams, con Kelly Hutchinson y Andy Paris, dirigidos por Wendy McClellan. EFE
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ARCHIVO/HOROVITZ
El grupo Les Luthiers estrenó en Madrid su espectáculo Los premios Mastropiero
Los premios Mastropiero. “Se acercan mucho más al teatro que a la música. Aunque la mezcla de Tip y Coll con el absurdo francés del período de entreguerras sigue ahí como marca de la casa”, agrega. AP
AP
* * * N Don Diego de la Vega canta. Con co-
reografías de Rafael Amargo, se es-
El actor francés Laurent Ban, como Don Diego de la Vega, en el musical Zorro, estrenado en el Follies Bergeres
Andy Paris y Maggie Siff en Or, la comedia de Liz Duffy Adams que se estrenó en el Off Broadway, como parte del Women’s Project
Un homenaje que sacude la memoria Con la dirección de Jorge Graciosi, Alejo García Pintos encarna a Walsh y lo hace con solvencia y credibilidad Buena ((( Rodolfo Walsh y Gardel. De David Viñas. Intérprete: Alejo García Pintos. Música: Malena Graciosi. Diseño de iluminación: Lautaro. Asistencia de dirección: Marcelo Méndez. Dirección: Jorge Graciosi. Viernes y sábados, a las 19; y domingos, a las 18.30, en el Teatro Nacional Cervantes. Duración: 56 minutos.
Tratar de reproducir en escena la vida personal y/o profesional de una figura pública siempre resulta un arma de doble filo, especialmente por aquello que se suele omitir aun en forma involuntaria. Pero sin lugar a dudas, siempre representa una forma de homenaje. David Viñas (Dorrego, Lisandro, Tupac-Amaru), quien siem-
Cuatro mujeres en busca de un historiador Eduardo Lazzari presenta sus relatos
* * * Premios Mastropiero en Madrid. “Hace tiempo que Les Luthiers trascendió la categoría de grupo de humor para acercarse al concepto de marca internacional. Y eso que en el fondo la fórmula sigue siendo la misma desde los lejanos sesenta, cuando echaron a andar. Acaso no haya razón para cambiar, cuando en sus giras llenan teatros por todo el mundo. Y más en España, donde cuentan con una parroquia fiel, que abarrota sus actuaciones”. Con estas líneas comienza su artículo en El País, Rosana Torres. El grupo teatral-musical argentino estrenó volvió al Palacio de Congresos con
El grupo NAN, con Lazzari
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pre seleccionó personajes controvertidos, escogió en esta oportunidad a Rodolfo Walsh, escritor, periodista, traductor y asesor de colecciones. Su obra recorre especialmente el género policial, periodístico y testimonial, con celebradas obras como Operación masacre y Quién mató a Rosendo. Fue un militante que pudo superar los enfrentamientos establecidos entre el intelectual y la política, la ficción y el compromiso revolucionario. El 25 de marzo de 1977, Walsh fue emboscado en la calle, herido y secuestrado. Su cuerpo nunca apareció. El autor no hace un juicio de valor sobre la figura de este periodista y escritor que, en defensa de sus ideales, dejó la pluma literaria y tomó un arma para defender sus creencias. Tampoco hay referencias a su vida familiar ni
testimonios de su militancia activa. Toma los momentos en que, presintiendo lo que está por venir, se encuentra encerrado en una habitación, pendiente del teléfono y de los ruidos que podrían anunciar el secuestro y muerte que abatían cotidianamente a la sociedad argentina. Encontramos a un Rodolfo Walsh, lúcido y al mismo tiempo temeroso, locuaz y combativo, idealista y pragmático, enfrentado a contradicciones y a luchas que emprende con su propio intelecto. Viñas lo inserta en el drama a través de un monólogo donde, sin marcar referencias nominales, parece ser víctima de un presunto delirio paranoico. No tiene un interlocutor concreto, sólo un canario que no canta al que bautiza Gardel. El ave va a ser el testigo de las últimas horas de
vida de Walsh, un testigo que nunca podrá declarar lo que sucedió aquella tarde nefasta. Alejo García Pinto asume la responsabilidad de encarnar al protagonista y lo hace con solvencia y credibilidad, con una actuación plena de valiosos matices para reflejar un pensamiento que escapa de los tonos eminentemente dramáticos, pero que al mismo tiempo tiene dolorosas implicancias. No está ajena a este resultado la dirección de Jorge Graciosi, quien además acierta al diseñar una planta escenográfica con un espacio que resulta muy gráfico y afín a su labor de periodista y traductor pero que a su vez resulta simultáneamente opresivo y agobiante.
Susana Freire
Alejo García Pintos es Rodolfo Walsh
El historiador Eduardo Lazzari es muy conocido por sus múltiples y coloridos saberes sobre Buenos Aires, que comparte en sus visitas guiadas a distintos puntos de la ciudad (es particularmente atractivo el paseo que realiza al cementerio de la Recoleta) y por medio de su participación en programas de radio (está en Mitre los sábados a la mañana en Con todo respeto, y en Radio de la Ciudad en el espacio que conduce Betty Elizalde). Pero ahora, Lazzari no sólo se centra en estos relatos urbanos que va desgranando en cada una de sus distintas facetas, sino que se atreve a entrar en el espacio escénico para hacer Cuatro mujeres. Historias y melodías en el Bicentenario. Se trata de una puesta de los relatos que él mismo escribió sobre la vida, la obra y las pasiones de célebres mujeres de la historia argentina, como Eva Perón, Regina Pacini, Mariquita Sánchez de Thompson y Victoria Ocampo. Lo acompañan en la aventura los integrantes del grupo instrumental NAN (en el que cumple la función de compositor Diego Clemente), de modo que se alternan en vivo los temas originales y las canciones creadas por el grupo con los relatos históricos de Lazzari. Betty Elizalde también participa del convite, ya que prestó su voz (en off) para la lectura de cartas escritas o recibidas por estas mujeres fuertes de la historia nacional. “Se trata de mujeres de vanguardia, que desafiaron los estereotipos del universo masculino y se atrevieron aparticipar en forma activa de la vida política y cultural del país. Pero también, mujeres que amaron profundamente y sufrieron la lealtad a ese amor”, dice Lazzari sobre la elección de sus personajes. Cuatro mujeres se podrá ver en dos únicas funciones (martes 17 y 24 del actual, a las 21) en el Velma Café (Gorriti 5520), con entradas a 50 pesos.
El aspecto patético de la herida Pablo Iglesias escribió y dirigió un trabajo testimonial impecable e intenso Muy buena (((( Cascarita, no luce ni cierra. Dramaturgia y dirección: Pablo Iglesias. Intérpretes: Mauricio Minetti y Gabriela Perisson. Luces: Marcelo Cuervo. Sonido: Leandro Iglesias. Diseño de espacio: Minetti-Iglesias. Asistencia: Maxi Tedone. Lunes, a las 21, en La Ranchería, México 1152. Duración: 55 minutos.
La Ranchería es un teatro que, injustamente, muchas veces pasa inadvertido, pero siempre sorprende con textos que acarician o sacuden la historia, la política y, sobre todo, lo ideológico. Tiene de esas programaciones comprometidas que mejor o peor aportan contenido testimonial a sus propuestas. Es el caso de Cascarita, no luce ni cierra, una nueva propuesta de Pablo Iglesias, uno de los dramaturgosdirectores más prolíficos del Off (La patria submarina, El baile del pollito, La muerte de Brian, Si te hubieras quedado conmigo). Iglesias no teme probar, experimentar y hasta estrujar sus propios textos, y eso lo hace interesante, guste o no. Esta vez diseñó un texto sórdido, oscuro, ideológico, con múltiples lecturas y un entramado en el que la entrelínea se vuelve protagonista esencial. Es un relato que el personaje central hace de sí mismo, pero no pasa por la descripción, sino por un repaso de lo más profundo de su alma, oscura y sórdida como el planteo impuro e inquietante del montaje. Y no se trata de un relato lineal, sino de un texto dramático que avanza, crece y se transforma de manera intensa. Está en un bar, machacando penas, forzando arrepentimientos, alardeando vilezas y tratando de cerrar heridas. De eso se trata el concepto general de la obra: de las cascaritas, ese estado de la herida en el que no es nada, ni luce, ni cierra.
Mauricio Minetti, en un trabajo desgarrador
Este escritor que guarda dentro suyo esos secretos de lo más turbios no encuentra inspiración, no diferencia principios de finales. Su propia mente parece mutilarlo, su consciencia lo horada paulatinamente hasta trastornarlo y hacerle vomitar verdades o sentimientos no tan ocultos. Y dentro de todo eso, Pablo Iglesias le aporta sangre testimonial, asequible, estremecedora.
Un gran actor Mauricio Minetti tiene sobre sus hombros esta complicada propuesta. Un paso en falso podría desarmarla, pero su cuerpo le da una consistencia que la enriquece. Sí,
Iglesias encontró al actor ideal para que, sibarita, se dé una panzada con sus subtextos. Minetti no sólo aprovecha el sentido de cada palabra, sino que realiza una composición sorprendente e intensa. Una partenaire a su medida, oscura y silenciosa, es Gabriela Perisson, como ese alma evanescente que se vuelve determinante en la vida de este hombre. No es fácil sostener con presencia un personaje que casi no habla. También son categóricos los diseños de sonido de Leandro Iglesias y de luces de Marcelo Cuervo.
Pablo Gorlero