espectáculos | 5
| Sábado 23 de agoSto de 2014
“El tango actual está muy lejos de los estereotipos” gustavo mozzi. El director del evento tanguero, que culmina
el próximo martes, reflexiona sobre la actualidad del género Gabriel Plaza LA nACion
“Armar un festival tiene mucho que ver para mí con la composición musical. Hay que animarse a correr ciertos riesgos creativos a la hora de diseñar conceptualmente un festival. Mi trabajo como director del festival está muy asociado a mi tarea creativa como músico”, se define Gustavo Mozzi, director artístico del Festival y Mundial de Baile desde 2007. Desde su oficina en el tercer piso de la Usina del Arte se tiene una panorámica privilegiada de La Boca. La luz entra por los ventanales y se puede observar todo el detrás de escena y el minucioso engranaje interno que mueve el festival. “Con el tiempo se logró armar una logística, que permite tener todos estos platitos girando a la vez: los recitales en continuado en la Usina, la milonga para dos mil personas o las rondas clasificatorias del Mundial de Baile. Todo ese engranaje en funcionamiento es fascinante y pone en evidencia toda la potencia que rodea al género”. El festival está andando y hasta el próximo martes, con la final del Mundial de baile en el Luna Park, el ritmo será intenso. Los dos celulares y el teléfono fijo de la oficina no dejan de sonar. Todos los platitos están en el aire, como él dice, pero baja la ansiedad y reflexiona. “Creo que éste es el festival que más me ha gustado de todos, pero ya estoy pensando cómo darle una vuelta de tuerca al del año que viene. En eso tiene mucho que ver el hecho de que la realidad va cambiando y que siempre aparece gente que te sorprende por lo que hace. En el festival uno se encuentra con los protagonistas y así surge hacia dónde puede dirigirse el próximo. Tenés una lectura de la preocupación de los músicos y de los productores y te da la oportunidad de encontrártelos en los pasillos, tomarte un café o escuchar lo que hace cada
“Lombardi siempre me dio libertad” uno. Si uno se deja atravesar por todo lo que pasa, el festival necesariamente va cambiando y eso permite acompañar a un género que sigue creciendo, mutando y evolucionando.” –¿El desembarco en La Boca ayudó a reencontrar la mística del festival de los inicios? –Creo que esto empezó con el proceso de apertura de la Usina del Arte, que instala un nuevo polo cultural y, desde ahí, nos permite
marcelo gómez
pensar un circuito barrial que tiene que ver con la recuperación de esa mística y el encuentro popular en la calle. Eso implicó mucho esfuerzo y para eso era necesario hablar con los vecinos, porque acá hay un ecosistema que nos precede y no podemos ser como un plato volador que desciende. Eso fue un desvelo para mí. Ganar el espacio público y recuperar una zona de la ciudad que sentimos como perdida porque las cantinas no existen más y el barrio
había quedado como estigmatizado. Se recuperó la calle de una manera integradora con gente de distintas extracciones escuchando a las orquestas al aire libre y participando de fenómenos diversos. Queríamos que en el festival coincida la mística de un barrio auténticamente tanguero que sólo La Boca puede lograr, con las condiciones técnicas que se pueden producir en espacios como el Lincoln Center o el Pompidou. Siempre pienso en grande. –¿Qué cosas cambiaron desde el surgimiento del festival hace dieciséis años? –El público fue cambiando. Antes había sectores que se resistían a determinadas formas y ahora encuentro que hay un público con ganas de escuchar cosas nuevas. El festival surgió como la necesidad de mostrar una generación nueva que apareció en los noventa. Para mí eso es lo que siempre tiene que sintonizar el festival, un poco cuál es el pulso, cuál es la escena, y anticiparse un poco a lo que pasa, o empujar determinados proyectos. Por eso, nunca un festival es igual a otro, porque hay una evolución que tiene que acompañar. Pero también creo que se ganó en institucionalidad y que va a trascender las gestiones de turno. Claramente eso es una construcción colectiva de los artistas y la gente del sector, que se lo apropiaron. –Este año el eje estuvo puesto en los clásicos del futuro ¿Cuál era tu idea? – Es un género que crece tan rápido que todo el tiempo aparecen espacios y grupos nuevos que nos sorprenden día a día. Los clásicos del futuro hablan de una producción nueva, que está muy lejos de la melancolía, lo evocativo, el estereotipo y que vincula al tango con la cotidaneidad o con espacios de rebeldía y resistencia. Es verdad que todavía hay una idea del tango asociada a determinados clisés que desde el festival siempre trabajamos para modificar. Hoy uno puede ver que algo fuerte está creciendo desde la base, con una generación que llega al tango desde el rock, la música clásica o el jazz. Es cierto que hay un estereotipo del tango asociado a la melancolía, pero en general eso tiene que ver con quien es ajeno al tango, porque quien está metido dentro del género sabe que hay una vitalidad y una poesía, que lo mantienen vigente de otra manera.ß
Festival de festivales El festival de tango de la ciudad ya no es el único. A lo largo del año se realizan otros, independientes, en La Boca, Almagro, Boedo, San Telmo, Parque Patricios, Barracas y Valentín Alsina. Para Mozzi no hay competencia. “Me da una alegría enorme que pase esto y que aparezcan festivales autogestionadas que tengan un color diferente de acuerdo al barrio en el que nacieron. Siempre busco que el festival dialogue con ellos o con los espacios nuevos, como pasó con el festival de Almagro, el Sanata Bar o Julián Peralta del Goñi, que programaron diferentes secciones acá. Esta red de festi-
vales es la señal clara de que el género está vivo. Además, en muchos de esos espacios se realizan trabajo comunitario y de experimentación, algo con lo que me identifico. –Muchos de ellos tienen problemas de clausuras. ¿Qué opinión tenés al respecto? –Mi trabajo tiene que ver con lo artístico, pero soy sensible a eso que sucede. Algunos de esos lugares son profesionales y otros voluntariosos y se produce una tensión con la legalidad. Pero para mí son determinantes en la producción tanguera del futuro y hay que cuidarlos. ß