El queso argentino ahora también habla en francés

26 oct. 2013 - apasionado de los autos, no del di- nero, y lo mismo sucedió con otros magnates como Bill Gates o Steve. Jobs. “La gente más rica del mundo.
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SÁBADO

La variedad está a la espera de ser descubierta opinión Beatriz Coste PARA LA NACioN

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Federico Ferrari, chef de Duhau Restaurante & Vinoteca, con un estacionado reblochon

Gastronomía

El queso argentino ahora también habla en francés El mercado local evolucionó del monopolio del Mar del Plata y el simple de rallar a una gran variedad de especialidades de origen europeo Viene de tapa

Un repaso por los primeros años de esta revolución encuentra algunas marcas que luego hicieron historia. Como Piedras Blancas, que comenzó con sus intensos quesos de cabra para luego seguir con especialidades de todo tipo. o La Salamandra, con su deliciosa mozzarella fresca. El furor por el queso incluye, además, concursos nacionales como el de Mercoláctea, rutas turísticas del queso como las de Tafí del Valle y Suipacha. delis como The Pick Market, con una fantástica selección de productos de todo el país, clásicos como Valenti, restaurantes como el del Palacio Duhau, con cavas donde el queso se guarda a temperatura y humedad controladas. Y el nuevo Centro Argentino de Quesos que, junto a la Escuela Argentina de Sommeliers, difunde y capacita a los protagonistas de la gastronomía nacional. Un mundo de sensaciones Quesos a base de leche de vaca, como camembert, reblochon, morbier, flor de azul y brie. De cabra, como el crottin, brique y pyramide. De oveja, como idiazabal y pyrenees. Esas son algunas de las más de 40 variedades que están en la cava del Palacio Palacio Duhau Park Hyatt Buenos Aires. “Una típica degustación en nuestra vinoteca presenta siete variedades de quesos: desde los más suaves hasta los más fuertes, maridados

con vinos seleccionados por nuestra sommelier y acompañados de frutos secos y mermeladas de temporada”, invita Federico Ferrari, chef de Duhau Restaurante & Vinoteca. “Hoy el público es mucho más exigente e informado sobre los quesos, y elije con conocimiento sobre lo que prefiere degustar”, agrega. Los grandes quesos del mundo tienen un origen y características determinados. El roquefort francés, de leche de cabra. El manchego español, de oveja. La burrata, de Apulia, italia. El stilton, británico. El crecimiento de los quesos en la Argentina se hizo con los ojos puestos en estas regiones, buscando replicar los mismos sabores. “Nosotros empezamos hace más de diez años, primero con un cheddar de receta inglesa. Nuestro maestro quesero viaja por el mundo, para luego elaborarlos aquí, tomando las variables de leche y clima que hacen de cada queso algo propio. La región donde se elabora un queso es trascendental. No sólo la zona, sino la etapa del año. Los pastos van cambiando, la leche modifica su calidad y sabor”, explica Coni Bosc, de Quesos La Suerte. Esta quesería es una de las pocas en el país que trabaja varios de sus quesos con leche cruda, sin pasteurizar. “En los países con gran tradición, como Francia, los mejores quesos se hacen siempre con leche cruda. La pasteurizada puede dar muy

buenos resultados, pero son más homogéneos. Al pasteurizar, matás lo malo de la leche, pero también lo bueno”, asegura Coni. En un artículo de la revista infortambo, Roberto Castañeda, director técnico del iNTi Lácteos, explica que “los quesos de leche cruda tienen mayor sabor ya que las bacterias lácticas propias de la leche, que no mueren en la pasteurización, liberan enzimas que provocan mayor formación de componentes del flavor. Estos componentes están en mayor cantidad como también tienen mayor intensidad. Es el principio de los quesos con denominación de origen en Europa, donde al ser elaborados con leche cruda, las características están más relacionadas a las regiones y a la microflora de esos lugares. Esta leche utilizada debe ser recién ordeñada, proveniente de animales sanos, tratada en condiciones higiénicas y controlada microbiológicamente para que no tenga microorganismos patógenos”. La vuelta a la leche cruda es una tendencia mundial que se relaciona con el consumo orgánico y natural. En la Argentina, el Código Alimentario sólo permite el uso de leches crudas en quesos madurados por un mínimo de 60 días. “Para trabajar con leche cruda es ideal contar con tambos propios, como hacemos nosotros, para asegurar la provisión y la sanidad”, continúa Coni. Allí, en La Suerte, elaboran por ejemplo el

gustavo bosco

Lincoln, un queso que, a la manera europea, intenta representar a la región homónima donde se elabora, con una receta creada por el propio maestro quesero. “Hoy, la principal cuenta pendiente de la industria quesera es elaborar quesos propios. Si se hace un brie, tiene que ser realmente similar al brie verdadero”. Ya no se trata de elegir un Mar del Plata o un queso para rallar sobre la pasta. La góndola de The Pick Market lo deja bien en claro. Allí, los quesos más vendidos son la mozzarella fresca y ahumada, así como el brie, un queso de pasta blanda que en los últimos años irrumpió con fuerza en la gastronomía argentina. “La calidad local es fantástica”, asegura Pablo Marcelo Ruiz, supervisor de queserías de este deli. “Si bien hay quesos extranjeros que aquí no se pueden hacer, hay otros que salen muy bien. Se volvió a la horma de 35/40 kilos de gruyère y aparecieron estilos como el rebleusson (o reblochon) de la excelente marca Fermier.” La principal vidriera para imponer estos nuevos quesos en el mercado son los restaurantes. Fue en 2003 que La Meson hizo desarrollar, por pedido de Donato de Santis, la burrata, un queso que parte de una mozzarrella hilada que se enrolla junto con crema logrando un sabor y textura únicos. Lo que en un principio sólo estaba destinado a restaurantes italianos, creció hasta ser parte de la carta de decenas de lugares que la ofrecen con rúcula, jamón crudo, oliva y tomate, en una combinación simple y deliciosa. Hoy, incluso, la góndola de algunos supermercados ofrece burrata de Granja Arrivata, líder en su producción. Para la picada de lujo. Como postre, para seguir la sobremesa. De mañana en el desayuno o de noche junto a una copa de vino tinto o tardío. Los quesos, en sus múltiples variedades, representando así regiones, culturas y tradiciones, son hoy parte indispensable del despertar gourmet de la Argentina.ß

ay alrededor de 450 quesos en el mundo y más de 150 en la Argentina. Los hay de vaca, cabra, oveja y búfala. Se consumen en nuestro país entre 11 y 12 kg por persona cada año, mayormente blandos de vaca como el cremoso, cuartirolo, Port Salut, mozzarella; luego los semiduros como el pategrás o gouda; después los duros como el sardo y reggianito (conocido como cáscara negra), y también los fundidos, como los quesos blancos saborizados y de alta humedad, los de crema como el mascarpone o tipo Philadelphia. Recién ahí, en menor proporción, aparecen los quesos especiales, aquellos que no tienen tanta trayectoria en la Argentina, pero que van tomando popularidad, como el camembert o brie, entre los más conocidos. Aquí siempre hay novedades en materia de quesos, tanto a nivel de grandes empresas como a nivel semiindustrial y artesanal. Su difusión tiene un rol fundamental para este crecimiento, ya que los consumidores no prueban aquello que no conocen. Hay que tener en cuenta que los quesos diferenciados de medianas y pequeñas empresas no están dirigidos a un

consumo masivo, ya que se producen en menor escala y, muchas veces, es difícil para los productores llegar a los centros de consumo. Por eso son muy importantes las capacitaciones con catas dirigidas, con información sobre las generalidades de este producto, cómo consumirlo, guardarlo, catarlo y maridarlo. También es importante la prensa escrita a través de notas sobre quesos, o la ruta del queso en Buenos Aires (Suipacha), que es una muy buena alternativa para conocer este producto pasando un día en contacto con la naturaleza. También las ferias gastronómicas son un lugar de encuentro directo con productos y productores. o los libros de quesos, como la Guía de quesos especiales, de la cual soy autora, y que nace justamente para dar a conocer el gran abanico de opciones no tradicionales existentes en la Argentina. La difusión es primordial ya que el consumidor argentino está ávido de probar alimentos novedosos, diferentes, a la vez que sigue consumiendo los tradicionales. Es que el queso es un producto muy versátil, tiene muchas posibilidades de acompañamiento y maridaje, y es un ingrediente de gran aplicación en la gastronomía. La variedad está allí, esperando ser descubierta.ß La autora es ingeniera especialista en análisis sensorial de quesos

creatividad Sebastián Campanario

Las ventajas de la oblicuidad. El arte de llegar a las metas por el camino menos directo Muchas veces, las buenas ideas pueden aparecer de las formas más insólitas y cuando uno ni siquiera las esperaba

L

a historia de este “error hermoso”, como lo define Gastón Silberman, uno de sus impulsores, comienza una tarde de 1999 en el viejo bar Argos. Silberman y sus amigos, Esteban Seimandi y Machi Mendieta, fundaron allí el Proyecto Cartele, una iniciativa de búsqueda de mensajes insólitos, con errores o significado disparatado, que la gente coloca en forma espontánea en la calle. Al principio, eran imágenes que fotografiaban los tres y mostraban en cumpleaños, luego de pasarse tardes recorriendo barrios. De esa prehistoria del Cartele datan ejemplares como Armería El Pacífico o Geriátrico Palmar. Lo que empezó como un pasatiempo pronto se viralizó, y los mensajes absurdos ya suman decenas de miles, con fotos enviadas “desde todos los países del planeta”, cuenta Silberman. Sus creadores editaron libros y

Placeres

Este verano, las burbujas y los tintos serán dulces En Sparkling Nights quedó claro que las marcas apuestan a consumidores jóvenes que buscan bebidas fáciles de tomar Sebastián A. Ríos LA NACioN

Este verano será de los dulces. No hay ninguna duda. Alentadas por el avasallador éxito obtenido por etiquetas como Cosecha Tardía, de Norton, o Délice, de Chandon, las bodegas no quieren quedar afuera de lo que resulta ser una de las tendencias más claras en el mundo de las bebidas: el auge de los espumantes con alto dosaje de azúcar. La tendencia incluso alcanza a los vinos, ya que tirando por la borda décadas de prejuicios hoy se proponen beber dulces hasta los tintos, ¡y con hielo! Este furor por lo dulce quedó a la vista esta semana en el hotel Panamericano, durante la quinta edición de Sparkling Nights, la única expo dedicada a los espumantes, en la que las bodegas aprovecharon para dar cuenta de sus nuevas burbujas azucaradas. “Cada vez hay más espumantes dulces, en buena medida debido a que se ha desacralizado y democratizado su consumo”, afirma Juan Aznarez, director de la revista Joy, que organizó el evento. “Para alguien que se considera de paladar negro, es una aberración el espumante dulce, pero hoy hay un consumidor más desprejuiciado –agrega–. Al mismo tiempo, hay que tomar en cuenta que el argenti-

no consume mucha gaseosa, mucha bebida dulce, y que un espumante dulce le puede resulta más amable y más fácil de consumir. Y, también, que los frizantes ayudaron a abrir el camino hacia los espumantes.” Un ejemplo de esa evolución de frizante a espumante dulce es la que recorrió New Age, que presentó en la expo su espumante dulce Sweet Gold ($ 50); otra evolución que también confirma la apuesta por lo dulce es la de Finca Las Moras, que, tras haber sacado su línea de vinos dulces Dadá, acaba de dar a conocer su espumante Dadá 7 ($ 60). Pero aquí no acaba la lista de nuevos dulces, cuyas burbujas vieron la luz en las Sparkling Nights... Navarro Correas hizo una apuesta doble: lanzó los espumantes dulces Los Árboles ($ 45) y Dulcet ($ 64), mientras que Familia Schroeder dio a conocer su Deseado Rosé ($ 70), Humberto Canale su Dulce Natural Rosado ($ 52) y Cruzat su Demi Sec ($ 93). Un cambio en la forma en que los argentinos miramos a los espumantes dulces lo logró Chandon, principal jugador de la burbuja, al lanzar Délice. “Es sin dudas una apuesta osada que ha traído un soplo de aire fresco a la marca y categoría en general, ya que propone nuevas ocasiones y rituales de consumo, innovando en la categoría y seduciendo a

Esta semana en las Sparkling Nights se presentaron varios nuevos espumantes dulces nuevos consumidores”, afirma Ezequiel Acosta, director de Marketing de Moët Hennessy Argentina, que cuenta que su lanzamiento “superó todas las expectativas”. “Los espumantes dulces aromáticos están creciendo exponencialmente, porque están conquistando paladares que no tenían a los espumosos como preferencia –coincide

la enóloga Celia López, responsable de vinos blancos y sparklings de Navarro Correas–. Las mujeres los prefieren por la suavidad, la sensación de frescura y delicadeza aromática. Mientras que el público masculino destaca, por un lado, que son muy ricos y, por otro, se visualizan tomándolos bien fríos con amigos.” Pero el amor por lo dulce no se

santiago filipuzzi

agota en los espumantes. Estos vinos también avanzan con paso firme en las góndolas de los supermercados y las vinotecas, dando por tierra con la tradicional idea de que un vino dulce es un vino blanco y que sólo sirve para acompañar los postres. “La de los vinos dulces es una tendencia que viene de Estados Unidos, y que se basa en consumidores jóvenes

que no buscan el refinamiento en el vino, sino una bebida fácil de tomar y refrescante”, cuenta ignacio Bariffi, brand manager de Norton, bodega que lanzó su primer vino dulce hace dos décadas, luego en 2010 renovó su apuesta con su espumante Cosecha Tardía, y que en pocos días lanzará su vino Cosecha Tardía Tinto ($ 34). Pero no es la única bodega que se anima a los sweet reds, como se los conoce en los Estados Unidos. Dos meses atrás, la sanjuanina Callia puso en venta su primera cosecha de Esperado ($ 40), que comparte con el Cosecha Tardía Tinto el ser vinos jóvenes, frutados y con un dulzor natural (que obtiene por maduración prolongada de la uva), y que han sido pensados para una ocasión de consumo “más relajada”. ¿Qué se entiende por relajada? “Es un vino ideal para el verano, para tomar con hielo –propone ignacio–. Habitualmente, si uno piensa en calor, piensa en un espumante o en un vino blanco, pero este tinto con hielo cumple esa misma función de refrescar y tiene además la ventaja de una baja graduación alcohólica [11%].” Pero aunque los vinos tintos son la novedad en el mundo de los dulces, los blancos y los rosados no dejan de sumar nuevos exponentes. Dos interesantes ejemplos son el 505 Rosado ($ 54) de la bodega Casarena, que lleva poco más de un mes en las góndolas, y el Emilia Nieto Senetiner Dulce Natural ($ 42). Aquí también el consejo es tomarlos bien fríos, en una tarde de verano. o, por qué no, ahora, en primavera.ß

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| Sábado 26 de octubre de 2013

| Sábado 26 de octubre de 2013

recorrieron bienales de arte en varias ciudades que se interesaron por este fenómeno espontáneo. “Los tres, que estamos en el negocio publicitario, volvíamos a casa después de horas de pensar campañas y nos dábamos cuenta de que ninguna idea era más memorable que las que llegaban al Cartele, surgidas desde el amateurismo, con una frescura imposible de lograr desde el método publicitario”, recuerda. Mensajes como el de la parrilla Ma’Que Donald! o “Es peligroso cruzar esta vía, si no sabe leer, consulte en boletería” pasaron a formar parte de la cultura popular. El éxito del Cartele, que explotó cuando nadie se lo esperaba, en forma casual y no buscada, es un ejemplo del fenómeno que el profesor de la London School of Economics y del St. John’s College de Oxford, John Kay, bautizó como “oblicuidad”: el arte de llegar a la meta en forma indirecta, sin proponérselo de manera explícita.

ideas y personas Julieta Sopeña

El poder del diálogo en los negocios

S

uficiente con la palabra “experiencia”. Lo que alguna vez fue un concepto innovador dentro del mundo de las marcas, hoy se convirtió en un cliché gastado. Pero, a decir verdad, diccionario en mano, no logré encontrar otra palabra que sirviera de sinónimo en su totalidad. Porque es indiscutible: sólo la vivencia de algo (y no el simple racconto) construye un conocimiento afectivo. Y, por ello, en el mejor de los casos, entrañable. Ya lo esbozó Marc Gobé en su libro Emotional Branding cuando calificó a las empresas de personas, o Kevin Roberts al introducir el concepto de “lovemark”, sosteniendo que “posicionamiento” ya no significa entrar en la mente de los consumidores, sino en sus corazones. Basándome en tres pilares que este último autor propone como claves en la construcción de los “lovemarks” (misterio, sensualidad e intimidad), traigo a colación dos situaciones que se sucedieron anteayer y que dan perfecta cuenta de los tres:

El jueves, durante el día, Ernesto Catena organizó una cata de vinos en la galería de arte que lleva su nombre. Pero era mucho más que una degustación tradicional. En primer lugar se trataba de una verdadera fiesta: duró dos días seguidos, con comida de Freud & Fahler, un sol que hacía brillar la terraza, y obras de la talla de Grosman o Sobrino colgando de la pared. En segundo lugar, y quizá lo más importante, fue la puerta de entrada al hondo universo de sus vinos. Los enólogos explicaban detalles de la producción y el mismo Ernesto se mezclaba entre los invitados agregando datos de color. La fórmula era perfecta: grandes historias, mitos, íconos de una industria atrapante, los sentidos del gusto y el olfato en su máximo esplendor y la cercanía y accesibilidad a una figura mítica detrás de un enorme negocio. A las pocas horas, una situación similar se replicaba en otra locación. Gabriel Martino, presidente de HSBC, e Ignacio Gutiérrez Zaldívar presentaban el libro de la

“Puede parecer paradójico, pero en muchas esferas de la vida nuestros objetivos son alcanzados mejor cuando los abordamos de manera indirecta”, cuenta Kay a la nacion por mail. Las ventajas de la “oblicuidad” –desarrolladas en un libro homónimo– fueron descritas por primera vez a Kay por el premio Nobel de Química inglés James Black. En 1958, Black saltó desde la academia hacia una gerencia del conglomerado farmacéutico ICI, donde desarrolló los betabloqueantes, un hallazgo que resultó exitoso para el negocio de los remedios. Decepcionado porque ICI resolvió priorizar “los resultados monetarios por encima de la ciencia”, Black emigró a Smith Kline y luego a Glaxo, donde creó varios blockbusters (medicamentos con retornos de más de 1000 millones de dólares). En todas estas compañías, cuando Black ingresó, la búsqueda de resultados financieros figuraba en un segundo plano en su misión. “Y lo mismo sucedió con otras empresas, como Boeing, una firma superexitosa que cuando en los 90 tuvo un CEO –Phil Condit– que resolvió concentrase en retorno a la inversión, fue superada por Airbus”, explica Kay. Los ejemplos se acumulan: Henry Ford hizo lo que hizo porque era un apasionado de los autos, no del dinero, y lo mismo sucedió con otros magnates como Bill Gates o Steve Jobs. “La gente más rica del mundo no es la más materialista, y las compañías más rentables no son las que están focalizadas en los beneficios económicos”, afirma Kay. “La palabra oblicuidad, en realidad, es una forma de referirse a la «bisociación», término inventado por Arthur Koestler a mediados del siglo pasado: toda creación surge de la fusión de dos planos diferentes. Así surgió la ley de empuje de Arquímedes, que cuando se bañaba, se dio cuenta de que el agua ascendía desplazando el volumen del cuerpo sumergido –explica Eduardo Kastika, especialista en creatividad–. También se puede plantear desde la analogía, que no deja de ser una bisociación: en lugar de ir directamente a tu campo de acción, vas a otro. Por ejemplo, para inventar un producto para el pelo, se aborda el mundo de los restaurantes, se advierte que hay todo un ritual en pasos e inventás los tratamientos actuales para el pelo en cuatro o cinco pasos, como se suele hacer en las peluquerías”, dice Kastika, que da clases en la UBA. En su libro, Kay alude a muchos casos de estrategia militar, como el fracaso del plan del secretario de defensa estadounidense Robert McNamara en la Guerra de Vietnam, muy

colección de arte del banco, una compilación ecléctica con obras, algunas inéditas, de los más grandes artistas de los últimos siglos hasta la actualidad. Como bien explicó el galerista en un discurso cargado de chispa, en la Argentina las grandes colecciones se mantienen dentro del ámbito privado y no están asociadas a instituciones. No se habla de la colección de Loma Negra, sino de la de Amalita Fortabat. No se trata de la colección de Ledesma, sino de la familia Blaquier. Y hubo una de sus frases que llamaron mi atención: “Hacer este libro no fue un trabajo sino un placer, genial y sensual”. Bingo. Dio en la tecla de la teoría de Kevin Roberts: la sensualidad como bastión corporativo puede ser una herramienta muy eficaz. Y vuelvo sobre el mismo concepto de accesibilidad: la presencia de dos referentes como Zaldívar y Martino, su calidez (y hasta el hecho de que el último no llevara corbata), generaba verdadera empatía y afecto del público, entre los que se encontraban artistas como Ricardo Roux o Rogelio Polesello, empresarios como Martín Cabrales y personalidades como el arquitecto Ramón Gutiérrez, ciudadano ilustre de Buenos Aires. Entonces me quedé pensando en eso de la experiencia… ¿Hay algo más encantador que el diálogo mismo? No sólo el folklore de una marca, su tradición y sistema de creencias la hace distintiva, sino el hecho de que sus protagonistas quieran compartirlo en primera persona. Es infalible. Somos humanos y queremos charlar.ß

Gastón Silberman, publicista y escritor, es uno de los mentores del Proyecto Cartele

gustavo bosco

Hoy en día, la gente continúa enviando mensajes insólitos o disparatados encontrados en la vía pública

directo y focalizado en números. “La línea recta es apropiada sólo cuando el entorno es estable y los objetivos unidimensionales”, dice. La oblicuidad es un concepto difícil de asimilar, contraintuitivo, porque desde chicos nos enseñaron que la distancia más corta entre un punto y otro es una línea recta. “Vivimos en una sociedad que encumbra los valores de predicibilidad y de planificación como virtudes máximas y, por lo tanto, es difícil entender que necesitamos del azar para incrementar nuestras chances de éxito”, explica el profesor inglés. Al fin y al cabo, ir “en una escalera en espiral hacia la cúpula”, como dice la canción de Soda Stereo, es lo contrario de lo que postulaban los libros de management en décadas

pasadas, cuando idolatraban a los gerentes que iban al grano sin rodeos, con objetivos definidos para el corto, mediano y largo plazo. Quince años después de dar el puntapié inicial de un proyecto que le cambió la vida, Silberman se sigue sorprendiendo con las fotos que más de 500 cazadores furtivos de mensajes insólitos les envían para nutrir los archivos del Cartele. “Yo detesto la función «undo» [deshacer, volver para atrás] de las computadoras, porque cierra espacios con mucho potencial para la generación de ideas”, afirma Silberman, que también es escritor, director de cine y dueño de una agencia de creatividad digital. Los Cartele son un ejemplo clásico de pensamiento “fuera de la caja”,

en algún lugar del mundo Juana Libedinsky

Brujas que asustan y refuerzan lazos

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SOutHAMPtON, EE.uu.

s un día radiante otoñal y estoy con mis hijos en lo que se suponía era una compra rápida en el supermercado. Mi hija mayor, de 3 años, acaba de cargar el changuito mientras yo me entretenía mirando cuál yogur tenía menos calorías. A mi hijo, que es un año menor, los productos que seleccionó su hermana –arañas pollito plásticas, ratas descuartizadas con la cabeza que se vende por separado, colmillos de Drácula y un Hello Kitty que sale de un ataúd inflable– está claro que lo asustaban. Pero se acerca Halloween y la más grande, cuyo medio social es la escuela americana, sabía cuáles eran los básicos sin los cuales no podíamos volver a casa. Le dije que podía elegir uno sólo (Hello Kitty, vaya sorpresa) y subimos al auto. Para mi propia vergüenza, a escondidas, llené el baúl con todo los demás plásticos tenebrosos también. Ocurre que la casa donde pasamos los fines de semana está en Elm Street, el mismo nombre de la calle donde transcurren las películas de

terror de Freddy Krueger. Cada Noche de Brujas, todos los niños que viven durante el año en el balneario hacen su fiesta popular allí. A las casas se las cubre con decoraciones espeluznantes, en gran parte por el dudoso gusto –toda nuestra parafernalia palidece al lado del Bob Esponja momia que brilla en la oscuridad de una entrada cercana–, y algún adulto queda a cargo de repartir golosinas en la puerta. Muchos critican el fenómeno de estas celebraciones como un comercio descarado (Halloween mueve unos 6000 millones de dólares anuales) y un culto al dulce en plenas campañas contra la obesidad infantil. Para mis padres, que estaban de visita en esta época el año último, la costumbre del Trick or treat, por la cual los niños van puerta a puerta pidiendo una golosina (treat) amenazando teóricamente con que, de otra manera, harán una picardía (trick), es como enseñar a extorsionar. Me pareció la típica sobreintelectualización de cosas mundanas de nuestra sobremesa. Después me

con mensajes que a ningún creativo publicitario se le ocurrirían, porque no parten de los preconceptos del marketing. ¿Qué creativo se imaginaría un cartel que diga que “se vende lech…”, con tres flechas que salen hacia “e”, “uga” y “ones”? Los responsables del proyecto captaron sus piezas más memorables en forma inesperada. Una vez se pasaron horas recorriendo el barrio de Once, suponiendo que iban a encontrar decenas de casos y no dieron con ninguno. Cuando volvían, desanimados, se cruzaron con un local que tenía pintada la consigna: “Ropa para bebes de fábrica”. Es como en el amor, dicen ellos: “Si uno lo busca, no lo encuentra”.ß [email protected]

enteré que, de hecho, cuando la práctica, que tiene raíces medievales, comenzó a popularizarse en los años 50 ésta era una de las críticas comunes. Pero Halloween en un pueblo pequeño tiene su encanto. Al lado vive un matrimonio de 92 y 93 años. El es un ex soldado que peleó en Francia en la Segunda Guerra Mundial. Quedó tan amigo de algunos soldados galos que éstos les envían a sus nietos y bisnietos para que aprendan inglés. Cuando fui a ofrecerles si necesitaban ayuda para el aluvión de niños, me explicaron que de la junta vecinal ya les estaban recolectando bolsas gigantes de caramelos. Y que otro vecino se había ofrecido a decorarles el frente con todos los fantasmas que le habían sobrado del año pasado. Hoy será el desfile de mascotas (perros, gatos, ponies, iguanas) vestidas de brujas por la calle principal. En la Fiesta de la Cosecha, días atrás, los chicos pudieron decorar sus calabazas sentados sobre el heno como si fueran los Ingalls. Sí, en Halloween hay mucho de aberrantemente plástico y prefabricado, pero también es una excusa para que una comunidad pequeña fortalezca sus lazos entre las distintas generaciones, los desconocidos tengan la excusa para entrar en contacto y los chicos hagan nuevos amigos. Mañana, desafiando sus temores, mi hijo menor dice que irá a un desfile con un traje de Spiderman heredado. Y como todo el mundo sabe, el Hombre Araña no le teme ni a las ratas, ni a los vampiros, ni siquiera a Hello Kitty.ß