Franceses en el Noroeste Argentino. La fuerza de las redes sociales en la industria azucarera hasta mediados del siglo XX. Noemí M. Girbal-Blacha CONICET/CEAR-UNQ, Argentina
[email protected] 1.- El escenario y sus protagonistas: El hombre es el sujeto del proceso histórico y resulta central conocer su accionar a la hora de explicar los modelos diversos del funcionamiento social. El concepto de red así como el estudio de su composición y de sus formas desde la década de 1980 ha desplazado al de cadena migratoria porque brinda una clave explicativa más compleja y completa; introduce la dimensión de la estructura social, es decir, las redes de relaciones. Es un instrumento valioso para analizar la acción social; los nexos que establece un individuo. “La observación de las redes sociales permite reconstruir la articulación de los actores pertinente para explicar la acción colectiva”; combinando reconstrucciones descriptivas y enfoques analíticos. 1 La gama de inserciones diferenciadas que así se genera en el sistema social se refleja en la estructura del poder. El accionar de esos sujetos sociales motiva formas diferentes de capturar el espacio. Son los sujetos sociales los que hacen las diferencias y diseñan una relación directa entre las formas espaciales y las estructuras sociales. El poder resulta así un conjunto sistémico de relaciones, donde los individuos o grupos buscan el control del medio ambiente y el ejercicio de su acción sobre otros grupos o individuos. Va unido a la acción política, a su dinamismo y al movimiento social, participando en la toma de decisiones y su instrumentación. La relación-tensión planteada con respecto a la integración nacional reconoce también una dimensión políticoinstitucional de la cual estos actores a través de sus redes, participan. En este sentido, la
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GIRBAL-BLACHA, Noemí., ZARRILLI, Adrián., BALSA, Juan: Estado sociedad y economía en la Argentina: 1930-1997. Buenos Aires, Editorial de la Universidad Nacional de Quilmes, 2001 MOUTOUKIAS, Zacarías. “Narración y análisis en la observación de vínculos y dinámicas sociales: el concepto de red personal en la historia social y económica”, en BJERG, María y OTERO, Hernán: Inmigración y redes sociales en la Argentina Moderna, IHES/CEMLA, Tandil, 1995, pp. 221-241.
formación del Estado aparece como un aspecto constitutivo del proceso de construcción social y forma parte de una compleja organización política.2 Abordar la trama social de la economía azucarera tucumana implica trascender la acción de la oligarquía local y reconocer que microhistoria y construcción social están en el centro de las discusiones metodológicas (Revel, 2005). El individuo, ya no es visto estructuralmente, como una concatenación de variables (origen, instrucción, ocupación) sino como una concatenación de relaciones; es decir, como integrante de una red social; es decir, un conjunto de individuos conectados por una relación más o menos estable y operando sobre el espacio territorial.3 De todos modos, la red social es un sistema abierto (Georg Simmel). Interesa su estudio porque “tienen influencia significativa en la conducta social” y porque es fundamental para “comprender el funcionamiento de las instituciones sociales”.4 Importa entonces hacer uso de esta metodología para caracterizar e interpretar la realidad regional norteña y las alianzas franco-argentinas locales que tuvieron lugar como parte del crecimiento de esa agroindustria. En la región noroeste de la Argentina (NOA) -con epicentro en Tucumán- se consolida, con la llegada del ferrocarril en 1876, la modernización de la economía azucarera que desplaza cultivos tradicionales como el maíz, producido entonces para exportar en el área circundante al eje metropolitano. En 1877 existen en el país 82 ingenios y 207 cultivadores de caña. En 1895, los ingenios son sólo 36 y los cultivadores 2.630. 5 La modernización trae consigo la concentración empresarial y regional. Quien no puede adaptarse a los cambios, engrosa las filas de los cultivadores o cambia de ramo. La situación es próspera para algunos y precaria para muchos. Las condiciones las impone el modelo agroexportador implementado en las últimas décadas del siglo XIX, cuando en el país se constituyen una dirigencia, un mercado y un Estado nacional, de común acuerdo entre importadores y exportadores metropolitanos, grandes ganaderos de la región
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OLTRA, Christian: La sociedad al desnudo. Una nueva invitación a la sociología, Madrid, Editorial Círculo Rojo, 2011, p. 93-116. 3 REVEL, Jacques: Un momento historiográfico. Trece ensayos de historia social, Buenos Aires, Manantial, 2005, pp. 229-252. 4 OLTRA, Christian: La sociedad al desnudo. Una nueva invitación a la sociología, España, Editorial Círculo Rojo, 2011, pp. 99-101. 5 BOUSQUET, Alfredo: Memoria histórica y descriptiva de la Provincia de Tucumán, Buenos Aires, Imprenta Biedma, 1882. GUY, Donna: Política azucarera argentina: Tucumán y la generación del 80, Tucumán, Fundación Banco Comercial del Norte, 1981.
pampeana y agroindustriales del interior, quienes apostarán a monoproducciones no competitivas con los cereales, forrajes y ganado mestizado del litoral. 6 Como parte de los cambios metodológicos y conceptuales referidos y en tanto sujetos activos en el avance y modernización de la economía azucarera del NOA, los franceses nacidos o arribados desde la Occitania, el Béarn o la región vasco-francesa tendrían una significativa participación, a veces acotada en el tiempo y aun previa al arribo del ferrocarril; en otras -en cambio- sería de larga duración. Los casos que aquí se estudian para conocer e interpretar esa participación intentan dar cuenta de la construcción de particulares redes sociales en el epicentro tucumano y más allá de él. Se estudiarán los ingenios y refinerías tucumanos:“San Pablo” de Juan Nougués establecido en 1832 en Famaillá; “Santa Ana” de Clodomiro Hileret en Río Chico, creado en 1889; “Santa Bárbara” de Jorge Vergnes fundado en 1884 en Aguilares, Río Chico; “Santa Rosa” de León Rougés y Cía. constituido en Monteros en 1890 y “Lastenia” radicado en Cruz Alta, en 1847, por Evaristo Etchecopar y que -desde mediados del decenio de 1890- integraría la poderosa Compañía Azucarera Tucumana S. A. liderada por el empresario Ernesto Tornquist. Un espectro variado para desplegar sus respectivas historias. A mediados del decenio de 1890 se produce una crisis de superproducción de azúcar. Los reclamos del empresariado azucarero ante el Estado nacional primero y provincial después, no se hacen esperar. Para darles efectividad -a instancias de Miguel M. Nougués y Ernesto Tornquist- los propietarios de ingenio se nuclean -como lo hicieran antes los grandes ganaderos (Sociedad Rural Argentina, 1866) y los chacareros en la región pampeana (Federación Agraria Argentina, 1912)- en el Centro Azucarero Argentino a partir de 1894 y pronto consiguen la exención impositiva interna y la posibilidad de exportar los azúcares con prima, hasta 1903. En tanto, para minimizar los riesgos, aumentar el capital tecnificando la producción, los ingenios azucareros se transforman en sociedades anónimas; fundándose la primera de ellas en 1895: la Compañía Azucarera Tucumana (que nuclea 5 ingenios), propiedad de Ernesto Tornquist (también dueño de la Refinería Argentina de Rosario, Santa Fe, única en el país hasta principios del siglo XX) y productora de más de un 70% del azúcar que se produce internamente. La presión del sector ante el Estado provincial tucumano, aumenta hacia 1902, cuando con motivo de la Convención Azucarera de Bruselas -liderada por los británicos- los azúcares primados son 6
BRAVO, María Celia y CAMPI, Daniel: “Elite y poder en Tucumán, Argentina, segunda mitad del siglo XIX. Problemas y propuestas”, en Secuencia 47, México, 2000, pp. 75-104.
rechazados en los países europeos. Llega el turno de aplicar -aunque sólo sea en Tucumán- la “ley machete”, aquélla que dispone la destrucción de la caña en el surco a cambio de una ajustada indemnización al cañero. El objetivo último es resguardar el precio del azúcar refinado, el que se vende en el mercado consumidor interno, preferentemente de la Capital Federal, para que los empresarios azucareros puedan pagar los créditos contraídos para modernizar sus ingenios. Reclamos y exigencias del empresariado agroindustrial se dirigen al Estado Nacional, más que al provincial que no puede satisfacer sus pretensiones, ya que la presión fiscal se aplica a la única actividad económica local próspera: la producción azucarera. El poder político mantiene una estrecha dependencia del poder económico y actúa en consecuencia. Hasta la primera década del siglo XX, el peligro no se advierte inminente y los aires del “progreso” también se respiran en el NOA. La concentración territorial y empresaria es el corolario de la superproducción pero también de la crisis de la caña criolla y su reemplazo por la de Java ocurrida en 1914. El accionar estatal en favor de estos agroindustriales monoproductores es parte de la estrategia para preservar el trabajo y la economía local, unidas al control social. 7 Es ésta una acción que se acentuaría -luego del interregno radical al frente de los gobiernos nacional y tucumano- con los efectos de las Conferencias de Gobernadores de 1926-27 para plantear la cuestión azucarera como un problema regional de alcance nacional, con posterioridad al Laudo Alvear para dirimir el conflicto entre cañeros independientes y dueños de ingenios, en 1927-28, y -esencialmente- con el intervencionismo estatal de los años 30 y las Juntas Reguladoras de la producción. Durante los tiempos del dirigismo peronista histórico, a través de la concesión de un crédito oficial ventajoso, se reforzarían las alianzas para consolidar -aun más- las viejas redes sociales de la burguesía local. Este trabajo de perfil histórico se propone caracterizar, mediante el estudio de casos referidos a la industria azucarera tucumana, la inserción de la inmigración francesa generalmente de elite- en el proceso de modernización de esta actividad agroindustrial propia del NOA y las redes sociales que se tejieron -aun desde la Sociedad Sarmiento y a partir de 1914 desde la Universidad de Tucumán- para dar consistencia a estas empresas
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BRAVO, María Celia: “Elite tucumana, cuestión regional y proyecto universitario para el Norte Argentino (1907-1929)”, en Boletín Americanista 57, año LVII, Barcelona, 2007, pp. 35-52.
y también evaluar las ocasiones en que la endogamia parece haber signado la escasa perdurabilidad en el tiempo de este mosaico socioeconómico y cultural franco-argentino. 8 2.- Los fundadores exitosos y sus redes sociales: Uno de los más antiguos franceses -nacido cerca de los Pirineos, en Boutx, Francia, el 26 de mayo de 1796- que se radicara en Tucumán -al pie del cerro San Javier- para dedicarse primero a la curtiduría y muy pronto a la producción azucarera aun antes de la modernización, es Juan Nougués (derivado del patronímico occitano Noguèrs). Al igual que las familias Hileret, Rodrigué y Rougés -más tarde también instaladas en esa provincia- se los calificarían como vascos-franceses, aunque fueran languedocianos -tal vez- pero no vascos. Fueron sus padres Louis Nougués Loulou y Therese Nougués d´Aran, de origen nobiliario y amplia cultura, aunque Juan -un ferviente bonapartista- llegara a la Argentina con escaso dinero.9 La fábrica primitiva del ingenio “San Pablo” se instala en Famaillá en 1832, es decir, un decenio más tarde de haber arribado Don Juan junto con un amigo de la infancia, a Buenos Aires, trasladándose rápidamente a Tucumán después de 3 duros días de viaje. Con algunos dineros ahorrados, ambos se aprestaron a regresar a Francia, pero en un asalto Don Juan perdió a su amigo y también sus ahorros, como lo relata en una carta a su hermana radicada en Francia. Su destino fue distinto al planeado y
habiendo tomado
partido por las fuerzas de la organización nacional en la Confederación Argentina, se radica definitivamente en Tucumán. Contrae matrimonio en 1836 con Josefa Lucinda Romero Urrea, descendiente de españoles del norte pirenaico; “una niña buena y distinguida, educada en los sanos principios cristianos”, decía Nougués en una misiva destinada a su hermana.10 El matrimonio daría impulso -durante más de 30 años- a esta empresa. Tuvieron 4 hijos: Juan Luis (1839), Miguel Macedonio (1844), Ambrosio (1846) y Josefa (1849). Los 3 varones son quienes 15 años después de la muerte de su padre ocurrida el 21 de marzo de 1850, habrán de constituir la razón social Nougués Hermanos, un año antes de la muerte de su madre. 8
CARRIZO, Sergio: “Romance azucarado, relaciones entre la elite tucumana azucarera y la etnología francesa”, en X Congreso Argentino de Antropología Social, Buenos Aires, Facultad de Filosofía y LetrasUBA, diciembre 2011, pp.1-26. GUERRA, François Xavier: “Hacia una nueva historia política. Actores sociales y actores políticos”, en Anuario del IEHS 4, Tandil, 1989, pp.243-264. 9 HURET, Jules: De Buenos Aires al Gran Chaco, Buenos Aires, Hyspamérica, 1986, p. 201 (primera edición, París, Eugène Fasquelle, 1911). 10 CENTRO AZUCARERO ARGENTINO (CAA): Cincuentenario del Centro Azucarero Argentino. 1894-1944. Desarrollo de la industria en medio siglo, Buenos Aires, C.A.A., 1944, p. 82
Todos ellos vincularon sus fortunas y los espacios de sociabilidad con familias de la alta sociedad tucumana como los Terán, los Oromí Saavedra, los Padilla y los Avila Frías, contrayendo matrimonio con alguno de sus miembros y tendiendo puentes entre sus negocios. Precisamente, Josefa Nougués se casaría con Manuel José Padilla y sería la madre del ingeniero José Padilla (nacido en 1881), un industrial poderoso del azúcar ligado a la administración de los ingenios “Mercedes” y “San Pablo” por la rama paterna y materna de la familia, quien además intervendría en la organización de la Universidad de Tucumán y actuaría en política desde el Partido Liberal tucumano, presidiendo la Acción Católica en 1931 y desempeñándose como Ministro de Agricultura de la Nación desde 1939.11 Es éste sólo un ejemplo de la inserción social de los franceses en la alta sociedad tucumana y también de los frutos que irían logrando. Precisamente, en 1916 José Padilla quedaría al frente del Ingenio “San Pablo” -que cuenta por entonces con unos 1300 obreros permanentes y 500 transitorios- para modernizar la fábrica, su destilería y la oficina química, mientras se conforma la S.A. Comercial, Financiera y Ganadera Nougués Hermanos Ltda.., con estancias en Santa Fe y Formosa. 12 De todos modos, los negocios y la política eran territorios de los hombres. Fueron los 3 hermanos Nougués quienes quedarían a cargo de la hacienda “San Pablo” y del ingenio, en toda la etapa de transformación y modernización de la industria azucarera hasta 1902. Al hermano mayor -Juan Luis- le correspondería la dirección del ingenio; es el verdadero empresario de los 3 Nougués; en tanto sus otros dos hermanos dedicarían su acción
a la vida de la política pública hacia 1870, alcanzando Miguel el cargo de
Vicepresidente del Senado de la Nación y también la presidencia del Centro Azucarero Argentino. La trayectoria de Juan Luis la continuarían sus hijos, el ingeniero civil Luis Francisco -quien a los 28 años de edad ya presidía la Cámara de Diputados de la legislatura provincial y fuera un activo promotor de la Revista Azucarera (órgano del Centro Azucarero Argentino)- y el abogado, Juan Carlos y también el hermano menor y el más longevo de la primera generación tucumana de los Nougués: Ambrosio, quien presidiera la delegación en Tucumán del Centro Azucarero Argentino entre 1899 y 1901. Pondría todo su prestigio, su conocimiento empresarial y sus conexiones políticas y sociales al servicio de la economía azucarera, desde los cargos de diputado, senador, convencional y 11
PERILLI de COLOMBRES GARMENDIA, Elena: José Padilla (1881-1948), Tucumán, Centro Cultural Alberto Rougés/Fundación Miguel Lillo, 2002., pp. 215-217. 12 Ibídem, p. 51.
gobernador-delegado, que desempeñara sucesivamente en el ámbito provincial. Muerto en 1902, su reemplazante sería su hijo, el Dr. Ambrosio A. Nougués, quien ocupara cargo directivo en el Centro Azucarero, diputado provincial y nacional, representante industrial en la Comisión Nacional del Azúcar y miembro del Directorio del Banco de la Nación Argentina.13 Su hijo y bisnieto del fundador del ingenio “San Pablo” se desempeñaría -a su vez- hasta 1940, como Vicepresidente de la firma .Nougués Hermanos Ltda.. y Director de la Compañía “San Pablo” de Fabricación de Azúcar (Refinería), dando muestras de la estirpe Nougués a pesar de su temprano fallecimiento a los 37 años de edad, el 10 de marzo de 1940.14 El partido provincial Unión Popular formado en 1904 concentra gran parte del civismo tucumano. Dirige el mismo el ingeniero Luis F. Nougués y al año siguiente es electo senador por esta fuerza política, antesala de su elección como gobernador en 1906, con sólo 35 años de edad y acompañado por un gabinete de jóvenes destacados que reorganizaron las instituciones, la administración de las rentas públicas, la ley de tierras, la educación, realizando obras públicas viales e hidroeléctricas y de drenajes. La economía azucarera sería protegida y alentada a través de iniciativas como la creación de la Estación Experimental Agrícola, el incentivo para la plantación de caña de Java ante la crisis de la caña criolla, teniendo al ingenio “San Pablo” como campo de ensayo y también como vanguardia para la fabricación de papel con el bagazo sobrante, como parte del aprovechamiento de los subproductos de la industria azucarera. Política y economía encuentran en el ingeniero Nougués un representante cabal y un experto, que para la Exposición del Centenario, realizada en Buenos Aires, pondría todo su empuje para organizar un muestrario de la calidad del producto azucarero norteño. Moriría joven, a los 44 años, el 30 de diciembre de 1915 pero la impronta Nougués seguiría siendo un sello del NOA. Mientras tanto, su hermano Juan Carlos, se dedicaría preferente pero no exclusivamente al gerenciamiento de la empresa azucarera, como administrador del ingenio “San Pablo” y la atención conjunta de otros negocios de la familia, hasta llegar a ejercer la presidencia del Directorio Central de la compañía en Buenos Aires. Con su muerte -ocurrida el 7 de setiembre de 1941- desaparecía la segunda generación de los
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CAA: Cincuentenario del Centro … op. cit., p. 43. CAA: Cincuentenario del Centro … op. cit., p. 86.
Nougués, pero de ningún modo su influencia social y en los principales asuntos políticoeconómicos tucumanos. En 1836 llega a la Argentina -después de una corta estadía en Bolivia- Evaristo Etchecopar, vasco francés, quien sigue el camino del Norte Argentino que en 1822 recorriera Juan Nougués y también su hermano el Reverendo Padre Augusto Etchecopar, Superior General de los Padres Bayoneses que tuviera destacada actuación en el Colegio San José de Buenos Aires. En 1855 -con sólo 15 años de edad- llega desde Saint Palais (Francia) Máximo Etchecopar, su hermano, quien en compañía de Amadeo Jacques recorrería parte del Chaco santiagueño, para radicarse más tarde en Tucumán. Precisamente, el ingenio “Lastenia”, que le pertenece hasta 1895, se llamaría así por la esposa de Máximo, Lastenia Molina Cossio. Una vez más las redes sociales locales harían contacto con estos vascos franceses, pronto emparentados con los Avellaneda, los Terán, los Paz Colombres y con sus compatriotas: los Nougués. Uno de sus más destacados descendientes fue el Dr. Evaristo Etchecopar (h) nacido en Tucumán el 7 de marzo de 1873, que siguiendo la trayectoria familiar se desempeñaría como juez, legislador provincial y nacional, siendo además uno de los gestores de la Compañía Azucarera Santa Lucía, en 1907 y presidiéndola entre 1922 y 1942, cuando muere. Los nexos empresarios se habían afianzado en algo más de medio siglo, llegando a formar parte del Directorio del ingenio “Los Ralos” de Avellaneda y Terán.15 León y Carlos Rougés, por su parte, nacen en Toulouse, Francia, el 14 de octubre de 1832 y en 1856 el segundo. Los padres del primero, quien llegara al país como maquinista según el Censo Nacional de 1869,
son: Marc Rougés y Marie Therése
Nougués (nacida en Boutx, Francia) y los del segundo, Jean Rougés Nougués (nacido en Boutx, Francia) y Madelaine Claverie. Una situación de lazos familiares que muestra, nuevamente, los nexos que se van tejiendo entre los franceses nacidos en la región pirenaica y su radicación en Tucumán en torno a la industria azucarera. En estos casos las vinculaciones con las familias porteñas y tucumanas de los Herrera Vegas, Jáuregui Rueda, Padilla y Taboada López, van tejiendo las redes sociopolíticas necesarias para enmarcar la prosperidad de esta burguesía agroindustrial. Llegan al país en 1872, y en 1882 constituyen una sociedad colectiva León y Carlos Rougés, además de Bernardo
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CAA: Cincuentenario del Centro … op. cit., p. 164.
Medán, para fundar un ingenio en Tucumán que en 1889 quedaría definitivamente instalado y se llamaría “Santa Rosa”. Carlos Rougés despliega su acción política a nivel municipal desde 1890; primero como concejal y desde 1909 como Intendente de la capital de Tucumán, llevando adelante una importante obra pública. León, en cambio, se dedicaría especialmente al ingenio, emprendiendo su modernización. Una labor que continuarían sus hijos León, Alberto y Marcos; el segundo de ellos muy amigo de José Padilla. Tampoco descuidaría la actividad política y la militancia intelectual de la escuela del poeta sudamericano Ricardo Freyre y que encontraran arraigo en la Unión Popular; una fuerza política desde la cual ocuparía los cargos de convencional, diputado nacional y senador provincial. Desde todas sus actividades privilegió la atención de los intereses azucareros tucumanos de los que él mismo formaba parte. En 1927, en medio de las tensiones por el precio del azúcar, es Marcos Rougés quien impulsa la creación de la Cámara Gremial de Productores de Azúcar, para agrupar a los cultivadores de caña y dueños de ingenios (ley 1043) dando muestras de su espíritu empresarial.16 Las historias de estos hombres se enlazan aun más cuando el 1º de mayo de 1927, el joven Juan Luis Nougués (29 años) es electo intendente de Tucumán por el Partido Defensa Comunal o Bandera Blanca (su emblema), de raigambre conservadora, y es acompañado por un grupo de jóvenes que no podrían hacer frente a la virulenta huelga de plantadores de caña, en medio de “una activa participación anarquista”, en palabras de Marcos Rougés. Su tío José Padilla lo acompañaría desde el Concejo Deliberante a partir de marzo de 1928 hasta abril de 1929, un organismo deliberativo presidido por otro poderoso empresario del azúcar: Brígido Terán. En conjunto llevarían a cabo una reorganización administrativa y mejoras sanitarias y urbanas -muchas de ellas en beneficio de la infancia- que logran calmar los ánimos.17 A la hora de nominar los candidatos a senadores y diputados a fines de la década de 1920, la Junta Electoral estaría conformada por actores decisivos de estas redes sociales de la alta burguesía local: Pedro y Benjamín Cossio, Ernesto Padilla y Marcos Rougés, mientras los candidatos resultarían: Juan C. Nougués, Miguel Padilla y León Rougés, entre otros. El golpe del 6 de setiembre de 1930 sería para muchos de estos hombres parte de “las imperfecciones de la democracia”, como dirían José Padilla y 16 17
PERILLI de COLOMBRES GARMENDIA, Elena: José Padilla … op. cit., p. 52. Ibídem, p. 53.
Alberto Rougés.18 Este último fue Rector de la Universidad de Tucumán en 1933. De todos modos, no tarda en producirse el distanciamiento de Juan L. Nougués del Ejecutivo Nacional, en 1931. La suba de impuestos al azúcar formaría parte de esas desavenencias. La provincia de Tucumán resulta intervenida en 1934 y Ernesto Padilla le escribe a Alberto Rougés: “lo que saca de juicio a la reflexión es que sea un Nougués quien haya dirigido y resuelto el atentado. ¡Un Nougués!”, terminaba diciendo en la carta al referirse a los impuestos azucareros proyectados.19 Las redes se afianzan, más allá de las disidencias temporarias y los Rougés son parte muy activa, al igual que los Padilla, de varios emprendimientos culturales (universidad, bibliotecas, museos) en Tucumán. En 1852 nace en Poitiers (Francia) Clodomiro Hileret. A los 20 años llega a la Argentina. Pronto encontraría trabajo estable con José Telfener, el empresario a cargo de la extensión del Ferrocarril Central Córdoba a Tucumán. Con el dinero ahorrado y junto a un socio acaudalado (Juan B. Dermir) compra tierras al pie de la zona serrana y en 1877 instalan el ingenio “Lules”. En 1882 compra la parte del socio y se convierte en único dueño del ingenio al que cerraría poco después para convertirlo en una importante finca cañera.20 Es en enero de 1889 cuando se escritura “Santa Ana”, estancia e ingenio. Cuenta para fortalecer este emprendimiento -a través de Lidoro Quinteros- con el apoyo crediticio del Banco Provincial. Trabajan por entonces en él unos 3000 obreros y cuenta con unas 900 viviendas.21 No tarda Clodomiro Hileret en casarse con Luisa Cayetana Dode, con quien tendrá 3 hijos: René, Edmundo y María Luisa. Son ellos quienes habrán de emparentarse con las familias de la alta burguesía del Noroeste Argentino como Dufaur, Aldao Freyre y Ledesma. María se casará con el empresario azucarero Emilio Rodrigué, también francés y propietario como ella. El Censo Nacional de 1895 registra estos datos y también los 8 hijos del matrimonio. En 1909 fallece el fundador del ingenio y en 1913 se organiza la “Sociedad Ingenio y Refinería Santa Ana Hileret y Cía. Ltda.” que pronto sufrirá diversos vaivenes, entrando en quiebra en 1931.22 Una vez más las historias de estas redes azucareras habrán de cruzarse, especialmente después de 1932 cuando el ingenio pasa a manos del Banco de
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Ibídem, pp. 59-60. Ibídem, p. 63 y 71. El Orden, Tucumán, 29 de octubre de 1934. 20 La Gaceta, Tucumán, 5 de mayo de 1994 (artículo de Carlos Páez de la Torre hijo). PAEZ DE LA TORRE, Carlos: Historia de Tucumán, Buenos Aires, Plus Ultra, 1987. 21 PERILLI de COLOMBRES GARMENDIA, Elena: José Padilla … op. cit., pp. 108-109. 22 Ibídem, p. 109. 19
la Nación Argentina, dado el endeudamiento que pesa sobre el ingenio. En 1940, el ingeniero José Padilla es designado por la entidad bancaria al frente del ingenio “Santa Ana” y nuevamente las historias familiares y de negocios se entrelazan
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3.- Las empresas azucareras: 3.1. Situación general a mediados del siglo XX Después del proceso de modernización azucarera a fines del siglo XIX y de sus crisis de superproducción ya reseñadas, desde mediados de la década de 1920 el empresariado del azúcar insiste en considerar la cuestión azucarera no como un problema de una rama de la industria, sino como un asunto regional de implicancia y responsabilidad nacional. Las Conferencias de los Gobernadores del Noroeste organizadas en 1926 y 1927 por el primer mandatario jujeño y opositor a Hipólito Yrigoyen, Benjamín Villafañe, así lo confirman.24 Aun en los años ´40 el problema se enfoca de esa manera. No extraña, pues, que el Centro Azucarero Regional de Tucumán se dirija al gobierno nacional del Gral. Pedro Ramírez, el 2 de julio de 1943, destacando la importancia económica de esta producción para la región, al pedir que se mantenga el aumento acordado al precio del azúcar que “de subsistir, elevará el nivel de vida y asegurará el bienestar general y muy especialmente el de la clase trabajadora de esta provincia”,25 afirma. El empresariado azucarero local se anticipa -con su tradicional e inigualable habilidad- a los tiempos de la “justicia social” que habrá de enarbolar e incentivar el peronismo. La industria azucarera argentina en 1940.
Rubros Núm. De ingenios y refinerías Hectáreas plantadas con caña Capitales invertidos en la industria (m$n) Capitales argentinos (%) 23
Cantidades y guarismos 40 155.000 450.000.000 80
GIRBAL-BLACHA, Noemí: El Banco de la Nación Argentina: administrador y empresario agroindustrial. El caso del ingenio y refinería “Santa Ana”, Tucumán (1932-1958), Buenos Aires, Facultad de Ciencias Económicas-IIHES-PIEA, Cuadernos del P.I.E.A. 14, marzo 2001. 24 GIRBAL-BLACHA, Noemí M.: “Azúcar, poder político y... op. cit. Información detallada sobre el organizador en FLEITAS, María Silvia: El pensamiento político y económico de Benjamín Villafañe, Jujuy, Universidad Nacional de Jujuy-Unidad de Investigación en Historia Regional, 1997. 25 CENTRO AZUCARERO REGIONAL: La industria ante los poderes públicos, Tucumán, 1943. -----: Contribución al estudio integral del problema azucarero. Presentación hecha al Señor Ministro Secretario de Industria y Comercio de la Nación, Tucumán, 1944.
Obreros ocupados en la zafra 145.000 Salarios y sueldos pagados al año (m$n) 100.000.000 Valor del transp. Ferroviario anual (m$n) 30.000.000 Contribución anual a la renta pública de las prov. del Norte (%) 60 Producción de azúcar en 1940 (ton.) 540.000.000 Fuente: CENTRO AZUCARERO REGIONAL. TUCUMAN: La industria azucarera es la industria madre de Tucumán. Es deber de sus hijos respetarla y prestigiarla, Tucumán, 1943, p. 9. Hasta 1944 el régimen legal sobre la industria del azúcar fija los precios máximos de venta del producto y la defensa aduanera. Desde el decreto ley 678 del 13 de enero de 1945 comienza el control oficial, al crearse la Junta Nacional del Azúcar. 26 Estos mismos empresarios, los cañeros tucumanos y las entidades que los agrupan, vuelven a manifestar su preocupación cuando el gobierno da a conocer importantes beneficios sociales en 1946. Declaran entonces no poder “soportar el recargo de costo que implican los aumentos que el decreto establece, y principalmente los aguinaldos a los obreros de ingenios y cañaverales.”
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Creen que la nueva disposición rompe el equilibrio en la economía
azucarera. La negativa a hacerse cargo del acuerdo de esa mejora social motiva en 1946 y 1947 reiteradas huelgas, agresiones y actos de violencia por parte de los obreros en casi todos los ingenios tucumanos. La FOTIA (Federación Obrera de Trabajadores de la Industria Azucarera) no tarda en denunciar “el caos y la confusión de la masa trabajadora”. La delegación regional de la Secretaría de Trabajo y Previsión declara ilegal la huelga y sólo la presencia de algún representante del gobierno nacional logra encuadrar el conflicto.28 Ya desde 1945, el interventor federal en Tucumán destacaba la acción en esa provincia de los representantes del gobierno nacional desde el 4 de junio de 1943. Empresarios, cañeros y poderes públicos provinciales coincidirán en advertir -como ya se manifestara en los años ´20-
que la solución al problema azucarero tiene que estar
“dictada por el Gobierno Nacional”; garante y superador de las facciones políticas locales;
26
La Industria Azucarera. Revista del Centro Azucarero Argentino, Tucumán, enero de 1946, nº 627, p. 48. La Industria Azucarera. Revista ... op. cit., pp. 2-3. 28 La Industria Azucarera. Revista ... op. cit. marzo de 1947, nº 641, pp.127-128. 27
aunque de ambas instancias forman parte estas redes empresariales y políticas azucareras.29 A pesar de la redistribución del ingreso en favor de las actividades más dinámicas de la pequeña y mediana industria que encara el peronismo en el poder, el crédito oficial nunca deja de sostener a las actividades más tradicionales de la economía, quizás por las razones que el propio Juan D. Perón le diera al Presidente de la Confederación General Económica, José Ber Gelbard, en setiembre de 1955: “Sepa que el mío es el último gobierno conservador que tuvo la Argentina”, le decía entonces. 30 En el interior del país y como expresión del federalismo económico que el Estado peronista alienta desde el discurso, uno de los sectores más beneficiados de la “Nueva Argentina” son los tradicionales ingenios de azúcar. En 1947 se crea la Facultad de Ciencias Económicas dependiente de la Universidad Nacional de Tucumán, como concreción
de los reclamos de una parte significativa del sector azucarero. 31 Como
complemento de esta política de beneficios se acuerdan $1.548.973,97 para ser distribuidos proporcionalmente entre más de una veintena de ingenios en compensación a cañeros por la zafra de 1945.32 Una medida que se reiteraría en varias oportunidades y de la cual la trama empresarial cañera será beneficiaria.. En diciembre de 1948 se reúne en Tucumán el Congreso Económico del Norte. La declaración inicial de los participantes destaca la importancia de sostener la economía social oficialista, pero sin trabar la iniciativa privada y respetando “la libertad de acción de los genuinos hombres de empresa.” Se pide una intervención estatal limitada para “proteger los intereses del consumidor y asegurar el recto funcionamiento de una competencia leal en todas las fases de producción y distribución.”
33
El mediano
empresario de la hojalata Miguel Miranda, Presidente del Consejo Económico Nacional, advierte a los empresarios que “los empleadores deben saber de una vez por todas que si la comunidad les reconoce el derecho de propiedad y usufructo de los bienes de 29
INTERVENCION FEDERAL EN TUCUMAN: Un año de gobierno. Memoria 1944-13 de agosto-1945, Tucumán, 1945, pp. 11, 13 y ss. 30 SEOANE, María: El burgués maldito, Buenos Aires, Planeta, 1998, p.87. Para un detalle del tema: GIRBAL-BLACHA, Noemí: “Estado, crédito e industria en la Argentina peronista (1946-1955)”, en XVI Jornadas de Historia Económica, AAHE-UNQ, 1998. 31 CAMPI, Daniel (comp.): Universidad nacional de Tucumán. 50 años de la Facultad de Ciencias Económicas 1947-1997, Tucumán Facultad de Ciencias Económicas de la UNT, 1998, p.36. 32 ARCHIVO DEL BANCO DE LA NACION ARGENTINA: Libros de Actas del Directorio t. 36, 7/oct/1946, f.2930. 33 La Industria Azucarera. Revista ... op. cit., diciembre de 1948, nº 662, p. 480.
producción, es a condición de que éstos estén al servicio de la comunidad, produciendo lo que ella requiere, [...] Esa es su función, y si de ella se apartan, la sociedad se verá en la necesidad de no poder reconocerles la propiedad de tales bienes.”
34
Mientras tanto,
reclama a los gobiernos provinciales la necesidad de acudir a todos los medios posibles para incrementar la producción, recordándoles “que los pueblos eligen a sus gobernantes para que acrecienten su riqueza y no para que la dejen destruir. El gobernante que no cumple con el mandato recibido de su pueblo en este sentido -añadía-, deja de ser gobernante”.35 Las redes sociales ajustan sus estrategias de funcionamiento a la coyuntura vigente. Comerciantes e industriales consideran dos temas de preocupación prioritaria para sus intereses y los de la economía regional: la inflación y la carestía. Es cuando proponen la unificación de los impuestos, la revisión del régimen de divisas, la estabilización de la moneda, un ajuste en los convenios de trabajo, la reglamentación del comercio fronterizo, del precio de la caña y de los abonos y el crédito bancario para el Norte; bregando para que “se supriman los instrumentos coactivos que dificultan el comercio, la industria y la producción, la libertad de comercio y el libre ejercicio de la oferta y la demanda, sin menoscabo de la vigilancia oficial relativa al abuso y a la especulación”.36 Una vez más, las redes sociales de las burguesías locales se acomodan a los nuevos tiempos afianzando sus nexos. En la distribución geográfica de préstamos acordados por el Banco de la Nación entre 1945 y 1949 Tucumán ocupa como receptora de sus beneficios, el octavo lugar (con m$n en miles 22.612) en el primero de los años mencionados, y el sexto en 1949 (con m$n en miles 87.135), después de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, Mendoza y Entre Ríos. 37 Entre 1946 y 1949 crecen significativamente los importes de los préstamos acordados a los colonos radicados en Tucumán, pero los grandes ingenios aquí estudiados también se benefician. El 6 de junio de 1950 en la Casa Central del Banco de la Nación se presenta “el plan de reactivación agraria”. Juan Perón enuncia allí un decálogo para el fomento agropecuario: 1) la función crediticia; 2) el crédito como medio para lograr los objetivos de
34 35 36 37
Ibídem, p. 482. Ibídem. Ibídem, p. 488. Ibídem, p. 73.
la producción rural; 3) el crédito directo para la capacitación económica del productor del campo; 4) los efectos negativos de la intermediación; 5) la importancia de las cooperativas agrarias como instrumento económico-social; 6) la importancia del aspecto social del crédito al colocar al hombre en el centro de la actividad económica; 7) el sentido económico de la colonización; 8) la nueva orientación que corresponde imprimir a la acción bancaria; 9) el significado de la gestión gerencial; y 10) la función de los bancos en el cumplimiento de los planes de producción. Esta es la base del diagnóstico para la sanción de reglamentaciones diversas sobre préstamos especiales que satisfagan las exigencias de las economías regionales, como los “Préstamos por cuenta del Estado” y los créditos especiales para la adquisición al IAPI de automotores, maquinarias agrícolas e industriales, materias primas.38 A fines de 1950, cuando se estima que las 104.054 hectáreas plantadas con caña en 1923 han aumentado a 241.750 hectáreas y el consumo del producto crece sostenidamente, el Banco de la Nación Argentina otorga préstamos para renovar plantaciones de caña de azúcar con un interés preferencial del 5%.39 El 5 de marzo de 1952, el Presidente Perón se dirige a todo el país por Radio del Estado y la Red Argentina de Radiodifusión, auspiciando la divulgación y el control del Plan Económico de 1952. 40 Mayor producción, menor consumo, equilibrio entre precios y salarios, para contrarrestar los efectos de la inflación, sustentan las “directivas generales para la ejecución del Plan”, cuyo cumplimiento es responsabilidad de la Nación entera. “Economía nacional, popular y familiar”, es la consigna y las redes azucareras empresariales vuelven a adaptarse, especialmente cuando el crédito oficial las beneficia.41 A fines de agosto de ese año se reúne en Tucumán -organizado por la Federación Agraria Argentina- el Congreso Agrario Regional del Norte Argentino. Allí se resuelve: dar impulso al cooperativismo en el NOA para liberar económicamente al productor, a cuyo servicio deberá colocarse el crédito oficial; auspiciar la capitalización de las cooperativas existentes; apoyar el laudo Alvear alentando el crédito oficial a los cañeros. La propuesta 38
En la zona azucarera 58 operaciones por valor de m$n 1.311.000, sobre un total general de 941 operaciones por m$n 24.884.000. BANCO DE LA NACION ARGENTINA: Memoria y balance correspondiente al ejercicio 1950, Buenos Aires, BNA,1950, pp. 52, 77 y 222. 39 La Industria Azucarera. Revista ... op. cit., diciembre de 1950, nº 686, p. 583. Pronóstico de la producción y consumo de azúcar en el período 1953 a 1962, Buenos Aires, febrero de 1953. (Folleto) 40 PRESIDENCIA DE LA NACION. SUBSECRETARIA DE INFORMACIONES: Perón y el Plan Económico de 1952. Ejecución y control, Buenos Aires, s/f, pp. 7-10. 41 Ibídem, pp. 23-30. PRESIDENCIA DE LA NACION. SUBSECRETARIA DE INFORMACIONES: Perón anuncia el Plan Económico de 1952 y los precios de la cosecha, Buenos Aires, s/f.
es reestructurar las funciones de la Comisión Nacional de Azúcar; impulsando la organización del riego y la reorganización de la explotación agraria evitando el minifundio.42 Todos los aspectos atinentes al negocio del azúcar quedan bajo la jurisdicción de la Dirección de Azúcar, dependiente del Ministerio de Comercio. La elite azucarera integra la conducción de la Dirección e interviene en los alcances de su normativa. Las plantaciones de caña dulce y la producción de azúcar que registra el Censo agropecuario de 1952 indica un aumento en el número de explotaciones y en los surcos plantados con caña en todo el país y, especialmente, en Tucumán -que contribuye con un 70 % a la producción nacional de azúcar- respecto de los guarismos de 1947. Se estima por entonces en unos 20.000 los plantadores de caña independiente que trabajan en Tucumán. La zafra del 52 da ocupación a 78.000 obreros y empleados, que acompañados de sus familias eleva a unas 300.000 las personas que dependen de esta producción agroindustrial.43 Caña de azúcar. 1947-1952. Total del país, Tucumán, Jujuy y Salta. Lugar
Nº de explotaciones Cantidad de surcos (100 m) Años: 1952 1947 Años: 1952 1947 Total del país 20.907 12.708 13.911.939 10.194.572 Tucumán 15.979 10.316 10.828.371 7.947.924 Jujuy 61 52 1.135.318 1.012.886 Santa Fe 837 684 653.887 432.803 Salta 138 21 616.918 612.017 Fuente: MINISTERIO DE HACIENDA. DIRECCION NACIONAL DE ESTADISTICA Y CENSOS: Censo agropecuario 1952, Buenos Aires, 1953, p. 83. El Estado dirigista hace sentir nuevamente su acción cuando mantiene para la zafra de 1953 en Tucumán, el Plan de Racionalización de Transporte de Caña de 1951 y asigna a los ingenios las cantidades de caña propia y comprada que les corresponde moler. Los ingenios Concepción, San Pablo, Bella Vista y La Trinidad resultan los más beneficiados. 44 El Estado propone que el asesoramiento técnico, la planificación del crédito bancario, un régimen legal adecuado y el otorgamiento de facilidades, redunde en una “política económico-financiera de la industria azucarera, tendiente a que la misma se desenvuelva con autonomía”.45
42
La Industria Azucarera. Revista ... op. cit., setiembre de 1952, pp. 210-212. BANCO INDUSTRIAL DE LA REPUBLICA ARGENTINA: Informes sintéticos, 1946-1954, Buenos Aires, 1955, t.III, p. 4. 44 La Industria Azucarera. Revista ... op. cit., octubre de 1952, pp. 243-244; marzo de 1953, pp. 63-64. 45 La Industria Azucarera. Revista ... op. cit., mayo de 1953, pp. 122-124. 43
El 18 de febrero de 1954 se integra la Comisión Económica Consultiva Nacional. El Estado peronista necesita reforzar su poder y controlar aun más su política económica. En julio lo confirma la Primera Convención de las Federaciones Económicas Provinciales. El Presidente de la Nación solicita la colaboración de las fuerzas económicas organizadas en la acción de gobierno y dice: “estamos ya preparando el pasaje de una organización estatal a una organización privada”, dando muestras del avance sostenido del liberalismo en la economía.
46
El 30 de julio el ingeniero Juan Simón Padrós47 -Presidente del Centro
Azucarero- llama a “la unidad en la acción gremial empresaria”.48 El informe técnico que elabora el Departamento de Estudios Económicos del Banco Industrial de la República Argentina referido a la industria del azúcar, indica que de los 38 ingenios encuestados más de la mitad cuenta con refinería propia. La producción de azúcar -afectada por diversos factores meteorológicos y plagas- se orienta casi con exclusividad al mercado interno. El Banco Industrial contribuye con préstamos preferenciales a un interés anual del 4% cuando la tasa ordinaria oscila entre el 6 y el 7 %- para consolidar la economía regional; que, no obstante, acusa altos costos de producción y registra maquinarias obsoletas. Producción nacional de azúcar 1944-1954 (en toneladas) Años Cantidad en toneladas 1944 459.337 1945 449.068 1946 634.729 1947 606.129 1948 565.450 1949 548.728 1950 612.919 1951 650.800 1952 559.760 1953 710.378 1954 777.840 Fuente: BANCO INDUSTRIAL DE LA REPUBLICA ARGENTINA: Informes sintéticos 1946-1954, Buenos Aires, 1955, t.III, p.4.
46
La Industria Azucarera. Revista ... op. cit., marzo de 1954, p. 64; julio de 1954, p. 200. Juan Simón Padrós es por entonces miembro del Consejo Directivo de “La Industria Azucarera”, Director de la Papelera Argentina, consejero de la Confederación de la Industria, Presidente del Centro Azucarero Argentino, miembro de la Comisión Especial de Finanzas de la C.G.E. y Vicepresidente del Consejo Interamericano del Comercio, de la Industria y de la Producción. La Industria Azucarera. Revista ... op. cit., agosto de 1954, p.325. 48 La Industria Azucarera. Revista ... op. cit., agosto de 1954, pp. 340-350. 47
En octubre de ese mismo año el Centro Azucarero Regional de Tucumán eleva un Memorial al Ministro de Comercio de la Nación Antonio F. Cafiero, retomando los reclamos formulados en febrero y mayo de 1951 por los industriales del Norte. Una vez más -y con espíritu de elite- quienes presentan el documento recuerdan la gravitación que la industria azucarera tiene “en el desenvolvimiento económico y social de la provincia” y que su crisis adquiere “los contornos de un problema de interés colectivo, con repercusión nacional”. 49 Puntualizan a través de sus poderosas redes que la crisis se agrava al no otorgar su legítimo valor a la caña industrializada y un precio único para las distintas calidades de azúcar que se comercializan, “castigando así al ingenio tucumano a pesar de que éste no puede obtener más azúcar que el que la materia prima contiene”, cuya riqueza sacarina se deteriora frente a las contingencias climáticas provinciales. Los beneficios son para las tres grandes compañías azucareras de Salta y Jujuy (27 % de la producción), a pesar de elaborar Tucumán el 73 % de la producción nacional de azúcar y que el cañaveral tucumano está repartido entre unos 18.000 cañeros independientes que cosechan el 78 % de la materia prima, en tanto las otras dos provincias sólo totalizan un 18 %. 50 El 16 de agosto de 1955, la Comisión Directiva de la C.G.E. (Confederación General Económica) resuelve crear una Comisión Técnica para el Estudio del Problema Azucarero. La integran un especialista en ecología, uno en cultivos, uno en economía rural, uno en industria y otro en economía. Actúan en equipo para definir y evaluar la ecología de las áreas azucareras, la racionalidad de los métodos culturales de las distintas zonas y su influencia en los costos de producción, la economía industrial y su organización, así como la evolución financiera de la industria. El objetivo es preparar “un informe de conjunto sobre el problema azucarero y sus posibles soluciones”, para lo cual se asignan a la Comisión m$n 450.000.51 El Estado sigue presente en las alternativas de esta tradicional agroindustria. El cambio drástico de la situación política nacional frustrará gran parte de estos planes, pero la industria azucarera y sus empresarios seguirán gozando de los favores de los sucesivos gobiernos, con populismo o sin él, y más allá de la legitimidad democrática que los gobernantes de turno tengan. 3.2. Estudio de casos
49
La provincia de Tucumán en la economía azucarera. Memorial presentado al Señor Ministro de Comercio de la nación, Doctor Antonio F. Cafiero, por el Centro Azucarero Regional de Tucumán. 1955, s.d.t., p.4. 50 Ibídem, pp. 5 y ss. 51 La Industria Azucarera. Revista ... op. cit., setiembre de 1955, p. 401.
El ingenio “San Pablo” de Juan Nougués, instalado en 1832, fue una de la primeras fábricas de la provincia de Tucumán, junto con una curtiduría, aserradero y molino harinero, además de unas 20 cuadras plantadas de caña que se irían acrecentando desde 1865 cuando la segunda generación de los Nougués -compuesta por Luis Francisco, Juan Carlos y Ambrosio- se hace cargo de la empresa. Su evolución fue permanente y siguió la línea ascendente de sus fundadores y propietarios. En tiempos próximos a la crisis de superproducción azucarera (1895-96) el ingenio ocupa el décimo lugar entre las fábricas tucumanas productoras de azúcar. Alrededor del Centenario, en 1910, el periodista francés y viajero Jules Huret da una pintoresca descripción del lugar con sus mandarineros y sus naranjos, además de la caña dulce. La villa de los Nougués así llamada oficialmente por el gobernador tucumano Luis Francisco Nougués en 1904, al pie del cerro San Javier, cuenta con una avenida de jacarandás y jardines de geranios, rosas y jazmines. Al viajero lo sorprende su arquitectura y el paisaje, al igual que la maquinaria provista por las empresas francesas de Cail y de Fives Lille.52 El 18 de noviembre de 1920 la firma Nougués Hermanos se desdobla en “Compañía San Pablo de Fabricación de Azúcar S.A.”, que explota el ingenio, la destilería y la refinería, y la “S.A. Comercial, Financiera y Ganadera Nougués Hnos. Ltda.” con estancias en Formosa y Chaco, donde también explotarían el ingenio “Bouvier”.53 Esta segunda generación de los Nougués, industriales y hombres de negocios progresistas, se extingue en 1941 con la muerte de Juan Carlos. Por entonces y a un siglo de haber sido fundado “San Pablo” se convertiría en un emblema de la industria azucarera del Norte argentino, con una producción superior a los 280 millones de kilos de caña molida y más de 28 millones de kilos de azúcar elaborado. A mediados del siglo XX se convierte en uno de los 3 ingenios más modernos de Tucumán, habiendo diversificado su producción con la fruticultura. Desde le punto de vista de la sociabilidad, la ayuda social y la cultura, la familia Nougués -a través de Serafina Romero de Nougués- mantendrá una estrecha relación con las Hermanas de la Inmaculada Concepción para atender cuestiones atinentes a la alimentación y salud de los obreros de los ingenios, asistir al club social y subvencionar a las escuelas de los alrededores del ingenio “San Pablo”. Ningún flanco se descuida en estas redes sociales.54 52
HURET, Jules. De Buenos Aires … op. cit., pp. 201-211. CAA: Cincuentenario del Centro … op. cit., pp. 78-79. 54 CAA: Cincuentenario del Centro … op. cit., pp. 80-82. 53
El ingenio “Lastenia” ubicado en Cruz Alta y establecido en 1847 por Evaristo Etchecopar, con la llegada del Ferrocarril Central Córdoba a Tucumán en 1876 recibe importantes inversiones para su modernización y en 1882 destaca la importación de aparatos salidos de los talleres de la Compagnie de Fives-Lille con destino al ingenio, que finalmente será vendido a Claudio Chavanne -autoridad del Centro Azucarero Argentinoseis años más tarde y en 1895 integraría la Compañía Azucarera Tucumana S.A., cuando ocupaba el quinto lugar como productor de azúcar. Desde la venta del ingenio, Máximo Etchecopar se dedicaría -hasta su muerte ocurrida en 1915- a la administración de los cañaverales de la finca “Santa Bárbara”, asociado al Dr. Federico Helguera y desempeñando funciones municipales a fines de la década de 1890 durante el gobierno tucumano de Benjamín Aráoz. 55 En otros casos las inversiones de los franceses arribados al Noroeste Argentino, son de corta duración. Ocurre con el ingenio “Santa Bárbara” cercano a la estación ferroviaria Aguilares (Departamento de Río Chico, Tucumán) que es creado en 1884 por Jorge Vergnes,
soltero, quien en 1901 es adquirido por Juan Manuel y Octavio Terán. Sin
alianzas matrimoniales, económicas y sociales con la oligarquía tucumana, el poder se extingue. En otros casos los franceses arribados a la Argentina se hacen cargo de ingenios que habiendo sido fundados alrededor de 1870, muy cerca de la ciudad de Tucumán, como sucede con el ingenio “Amalia”, por Ezequiel Molina, es adquirido a comienzos del siglo XX por comerciantes radicados en la ciudad de Buenos Aires, como los que constituyen la Sociedad Griet Hermanos, que integran Guillermo, Juan María y Miguel. Lo adquieren a través del Banco Hipotecario Nacional. Lo hacen en noviembre de 1905. Evidentemente, otra es la historia de estos franceses nacidos en los altos Pirineos (cantón de Arreau, Francia) hacia la década de 1870. Habiendo llegado a Buenos Aires en 1885 y radicados primero en el norte de Santa Fe, finalmente los hermanos Griet se instalan en 1906 en Tucumán, quedando al frente -como se expuso- del ingenio “Amalia”. Guillermo se casaría con una francesa y luego del fallecimiento en 1922 de Miguel Griet y durante el año 1931 del propio Guillermo, el ingenio se convierte en la “Compañía Azucarera Ingenio Amalia S.A.”, conformando su primer Directorio el poderoso empresario tucumano Dr. Juan
55
CAA: Cincuentenario del Centro … op. cit., pp. 163-164.
B. Terán, el ingeniero Andrés Estrade y Juan B. Griet, quien se convierte así en accionista minoritario de la firma. En 1889 se funda “Santa Rosa” como destilería de alcohol de caña y al año siguiente el ingenio del mismo nombre a partir de la sociedad que integraran en 1882 Bernardo Medán y León y Carlos Rougés. Se sitúa en el Departamento tucumano de Monteros, cerca de la estación León Rougés del Ferrocarril Central Córdoba, con unas 2000 hectáreas aptas para cañaverales y otras 2700 en el Departamento de Leales. En 1896, luego de la crisis de superproducción azucarera, el activo y pasivo de la compañía es adquirido por la sociedad Rougés y Rougés, dando inicio a un proceso de concentración y modernización, subdividiendo la propiedad de la tierra para satisfacer también a fábricas de azúcar vecinas. Recién en 1939 se convertiría en Compañía Azucarera “Santa Rosa” S.A. adquiriendo el activo y pasivo de la sociedad anterior. La Compañía es propietaria del ingenio hasta 1944, cuando el establecimiento es sacado a remate y adquirido en $ 2.541.000 por la firma E. Pallavicini y Cía. S.A.C. Por escritura del 11 de enero de 1889 (casi dos décadas después de fundada la villa) ante el escribano de Tucumán Lauro Román, don Lidoro J. Quinteros y don Clodomiro Hileret compran las 27.000 hectáreas de la estancia “Santa Ana” al ex gobernador don Belisario López. El 20 de julio de ese año se constituye la sociedad entre ambos adquirentes y Emilio Rodrigué (emparentado con los Hileret Balin desde mediados del siglo XIX)), con el objeto de explotar la referida estancia. Se establece en ese acto que la estancia es de exclusiva propiedad de Clodomiro Hileret. Cuando Lidoro Quinteros no aporta el capital comprometido la sociedad pasa a denominarse “Hileret y Rodrigué”, respondiendo a la alianza matrimonial entre ambas familias. En 1896 la sociedad se prorroga por un decenio más y la estancia pasa a pertenecer a la sociedad, porque cada socio aporta la mitad del capital para el ingenio establecido allí.56 Allí se instalará con ese nombre, equipado con maquinaria francesa de Fives Lille: “una verdadera ciudad, con usina de luz eléctrica”. Para 1897 es considerado uno de los mayores ingenios y de los mejor organizados del país. Por entonces da trabajo a unas 1.800 personas y tiene 1.500 hectáreas de cañaverales.57 La instalación del ingenio fuera de los límites de la primitiva Santa Ana, determina el éxodo poblacional de la llamada “villa vieja”. 56
ARCHIVO DEL BANCO DE LA NACION ARGENTINA: Secretaría del Honorable Directorio.Carpeta Especial 177 B, cuerpo 1: Ingenio y Refinería “Santa Ana”. Expte. 2335, año 1933, f.20. 57 La Gaceta, Tucumán, 5 de mayo de 1994 (artículo de Carlos Páez de la Torre hijo).
En mayo de 1900 fallece la esposa de Hileret, Luisa Dode, se lleva a cabo entonces la sucesión. A cargo de ella está Víctor Negri, hombre vinculado al cuerpo directivo del Centro Azucarero Nacional. La cuenta de partición del 12 de junio de 1901 informa de los bienes y de la división. Muerto su fundador en 1909, el ingenio sufrirá duras alternativas, hasta que, como se expuso, en 1932 pase a ser administrado por el Banco de la Nación Argentina a causa de las deudas que tiene con la entidad. En octubre de 1947 se forma una comisión para estudiar la compra del Ingenio “Santa Ana” por la Caja Popular de Ahorros de la provincia de Tucumán al Banco de la Nación Argentina. Se inician las gestiones pero sin suerte en el intento. Entre 1940 y 1958 en que la explotación del ingenio estaría a cargo del Banco (y desde mediados de los años ´40 la refinería a cargo de “Atanor”), las pérdidas para la entidad bancaria resultarian crecientes. Aumentó su personal (hasta casi duplicarlo) más allá de las necesidades de la empresa, el 17 de octubre de 1952 cambió su nombre por el de Ingenio y Refinería “Eva Perón”, y sufrió, en todo el período, un cambio permanente de administradores (alrededor de una decena) que deterioró la continuidad de una política de conducción coherente. No renovó maquinarias ni plantaciones de caña de azúcar y -sin poder venderlo a particulares interesados, después de sucesivas licitaciones-
terminó por acceder a la oferta
(75.000.000 $) hecha por el gobierno de la provincia de Tucumán, para comprarlo en cuotas y evitar así el cierre del establecimiento por el problema económico social que tal decisión traería aparejada para el ámbito local. A pesar de la exigencia bancaria para que la Nación fuera garante de la compra por el gobierno provincial, aun a mediados de los años ´60 -en el marco de la gestión económica del Ministro Jorge Salimei- sobrevivían los pleitos para obtener el cobro total de la suma pactada.58 Los tiempos de prosperidad para la industria azucarera aparecían desde largo tiempo atrás cuestionados y sería incierta su suerte a partir de entonces del gobierno de la Revolución Argentina.
4.- Reflexiones finales: Las redes sociales se tejen junto con los negocios agroindustriales y dan sus frutos cuando -como en este caso- franceses y familias de la oligarquía tucumana enlazan sus intereses y sus sociabilidades. La integración social de los migrantes franceses en 58
ARCHIVO DEL BANCO DE LA NACION ARGENTINA: Libros de Actas del Directorio, años 1932, 1946, 1950-1956. Entrevista al Ingeniero Agrónomo Aurelio Fernández (12/2/1999), último y más joven administrador del Ingenio Santa Ana, designado por el Banco de la Nación Argentina (1955-1956).
Tucumán se manifestaría en las alianzas matrimoniales y en los nexos político-económicos y culturales. Los vínculos parentales y el poder se estrechan mucho más a fines del siglo XIX.59 En los tiempos del Centenario cuando Jules Huret recorre el territorio de Buenos Aires al Gran Chaco, el guía que lo conduce al ingenio “Santa Ana” y sus campos de unas 87.500 hectáreas pertenecientes a la Sociedad Hileret, le dice: “todos estos terrenos eran hace diez años bosques de cerezos, nogales, tipas, quebrachos, algarrobos y mistoles. Fueron comprados a 30 pesetas la hectárea y hoy, tal como los ve usted, talados y plantados de cañas, valen a razón de 700 a 800 pesetas por cada hectárea.”60 Los químicos que trabajan en éste y otros ingenios son franceses y suelen retornar a su país luego de ahorrar gran parte de sus salarios, pero -en general- Huret se asombra de la poca añoranza que los franceses instalados en Tucumán sienten por su país de origen. También la villa Nougués es expresión de esas redes sociales que teje la alta burguesía tucumana con los empresarios franceses dedicándose al negocio próspero del azúcar. Siguieron a Luis Nougués en edificar allí mansiones, su hermano Juan Carlos y el filósofo Alberto Rougés así como el fundador de la Universidad Nacional de Tucumán: el filósofo e historiador Juan Terán, además de personalidades de otras distinguidas familias locales. Los estudiados no son los únicos casos que merecen interés. El de Federico Portalis es otro de ellos, en tanto descendiente de una familia nobiliaria francesa y ejemplo singular de redes sociales y participación activa en la fundación de varias sociedades industriales y comerciales, no sólo por haber sido directivo del Centro Azucarero (1895-97 y 1921-22) sino por la multiplicidad de sus iniciativas económicas relacionadas con los recursos naturales del país y los ferrocarriles; así como consignatario e importador bajo el rótulo de Portalis y Cía. No obstante la evolución empresarial de casos como los que aquí se han seleccionado y otros similares, lo cierto es que los préstamos -por lo general no inferiores a un millón de pesos- otorgados por el Banco de Crédito Industrial y el Banco de la Nación Argentina, auxilian con una tasa preferencial de entre el 4,5 % y el 5 % (cuando la ordinaria varía entre el 6,5 % y el 7 %) a los poderosos azucareros norteños, quienes lideran desde fines del siglo XIX importantes sociedades anónimas. El destino de los créditos -sujetos a regímenes especiales en el segundo de los bancos mencionados, por ejemplo- suele ser la compra de materia prima, el pago de salarios, aguinaldos y vacaciones, el saldo de deudas 59 60
BRAVO, María Celia: “Elite tucumana, cuestión regional … op. cit. HURET, Jules: De Buenos Aires… op. cit., p. 212.
y -pocas veces- la financiación de mejoras en la planta industrial. Las Memorias y Balances, así como los Libros de Actas de las reuniones del Directorio del Banco de la Nación Argentina y del Banco de Crédito Industrial Argentino, dan cuenta del destino de esos préstamos y explican -aunque sea parcialmente- la progresiva irregularidad en la prosperidad de estos ingenios y de la economía a la cual sustentan, pero no así de las fortunas personales de su elite dirigente que se acrecienta de modo sostenido. En medio de la superproducción azucarera, que -por un lado- ve dificultada la exportación del producto y -por otro- ata su destino a un mercado interno encorsetado por los precios máximos al consumidor, al Estado peronista -preocupado por el desempleo y el retroceso en la producción- le resulta difícil ejecutar a las empresas deudoras, que han dado como garantía prendaria sus azúcares. La banca oficial tiene poco margen para salir airosa en defensa de un crédito acordado en estrecha relación con “los imperativos de la hora” que le impone la política nacional; es un crédito destinado a “promover el trabajo, estimular la actividad creadora y dilatar el ámbito de la economía social con la acción positiva de los esfuerzos individuales”,61 pero que se frustra en varios casos. Tradición y modernización, continuidad y cambio, privilegios que en la “Nueva Argentina” sigue conservando la “Argentina oligárquica”, diseñan mitos y realidades surgidos de la confrontación entre el discurso y la acción oficial, 62 encontrando una expresión más, pero contundente, en el crédito otorgado a la economía regional azucarera o -mejor dicho- a sus grandes y medianos productores y empresarios. Bajas tasas de interés, préstamos que son renovados casi permanentemente, de los cuales un escaso porcentual se dirige a mejorar el equipamiento o las plantas industriales y sí a financiar: deudas impositivas o con otros bancos y los beneficios de una política social ampliada por el Estado nacionalista y popular liderado por Juan D. Perón, son sólo algunas de las manifestaciones de estas complicidades encubiertas; donde el Estado benefactor corre con todos los riesgos, frente a los reiterados y añejos altibajos de las economías regionales, cuando la reinversión de los sectores privados tradicionales en esas actividades económicas y en esos espacios, se demora o se cancela.
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BANCO DE LA NACION ARGENTINA: Memoria y ... 1950, op . cit., p.14; 1949, p. 13. GIRBAL-BLACHA, Noemí M.: “Dichos y hechos del gobierno peronista (1946-55). Lo fáctico y lo simbólico en el análisis histórico”, en Entrepasados 13, fines de 1997, pp. 63-78. -----: Mitos y realidades del nacionalismo económico peronista (1946-1955), en Actas del XI Congreso Internacional de AHILA, Liverpool, setiembre de 1996, Liverpool, 1998, vol.4, pp.367-383. 62
No ocurre lo propio con las grandes redes azucareras que se reorganizan y adaptan “en los círculos del poder cultural, puerta lateral del poder económico y político”,63 frente a cada cambio de gobierno o las fluctuaciones en la coyuntura interna. Fueron franceses quienes instalaron las primeras máquinas a vapor en el ingenio Baltazar Aguirre, en Floresta; Luis Dode y Julio Delacroix, constructor este último del primer molino hidráulico local y una fantástica obra de ingeniería para 1871: el puente sobre el Río Salí. Después les tocaría el turno -como se ha expuesto- a los fundadores de ingenios: Juan Nougués (San Pablo), Evaristo Etchecopar (Lastenia), Clodomiro Hileret (Lules y Santa Ana), Jorge Vergnés (Santa Bárbara), León y Carlos Rougés (Santa Rosa), entre otros. Las grandes fincas y las curtiembres también registrarían la presencia de apellidos franceses: los Apestey, los Barquet, los Mothe y muchos otros que se radicarían en diversas zonas de la provincia. Con perfiles diversos, son las alianzas tejidas entre los franceses arribados al país para hacer negocios y las aristocracias locales, las que finalmente perduran. Cuando éstas sólo son endogámicas, la inestabilidad se adueña de las empresas y el poder se diluye como este estudio de casos procura demostrar.
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COSCIA, Jorge: El amor, el odio y la revolución. Juan y Eva. La historia de amor jamás contada, Buenos Aires, Sudamericana, 2011, p. 36.