El maíz y el agua Ing. Zoot. Guillermo O. Martín (h) Cátedra de Forrajes y Cereales - FAZ - UNT
El agua disponible es, generalmente, el principal factor que limita el crecimiento y el rendimiento de los cultivos en condiciones extensivas. El maíz en particular, manifiesta una sensibilidad diferencial a la deficiencia hídrica, según la etapa del ciclo que se considere. Son diversos los mecanismos fisiológicos y las adaptaciones morfológicas que puede realizar un cultivo, para minimizar el efecto del déficit hídrico: una de estas últimas, es la profundidad de raíces.
Una buena capacidad de exploración del perfil del suelo y una adecuada distribución de las raíces en el mismo, maximizan las posibilidades de captación de agua por parte del cultivo. Bajo situaciones de escasez de agua, el maíz aumenta la velocidad de exploración del suelo en profundidad y esto le permite postergar su deshidratación.
En la mayoría de los casos, después de una precipitación, la mejor concentración de humedad se produce en la porción superficial del suelo, generalmente en los primeros 0,30 m. La capacidad de extracción de agua es más favorable en esa zona de concentración radicular, que al mismo tiempo es la de temperatura y aireación más aptas. Como el agua se evapora desde la superficie del suelo, esta humedad es la que primero se consume, incrementando la tensión del suelo y promoviendo que las plantas comiencen a absorber agua de capas más profundas; si la humedad no se repone rápidamente, la extracción de agua profunda será a través de un proceso menos eficiente y con un crecimiento retardado del cultivo.
Los cultivos pueden regular la pérdida de agua mediante el cierre de los estomas de sus hojas, manteniéndolos abiertos durante la mañana y cerrándolos al mediodía cuando la demanda atmosférica es más alta; también pueden adelantar el cierre estomático cuando el estrés hídrico se incrementa. El maíz es el que presenta mayor regulación de su pérdida de agua por estomas, de todos los cultivos graníferos estivales (soja, girasol, etc.).
Es importante saber que frente a demandas crecientes de agua por parte del ambiente, los vegetales presentan menos resistencia a perder agua que el suelo, porque la capa superior de éste último se va secando y disminuye sensiblemente su conductividad hidráulica (en otras palabras, se hace cada vez más difícil para la atmósfera, evaporar agua desde las capas más profundas del suelo). Ante esto, una estrategia de manejo muy recomendable es lograr que más proporción de la energía solar que llega al cultivo, incida directamente sobre el suelo y no sobre las hojas del mismo; esto es lo que tiende a hacer en forma natural el cultivo, en esas situaciones, al acartuchar sus hojas o producir la muerte de algunas de ellas en cada planta.
La manera más práctica de lograr el mismo efecto (o sea, que más porcentaje de la luz solar incida directamente sobre el suelo), es a través del manejo del porcentaje de cobertura del cultivo. Para ello, en cultivos de maíz bajo secano y cuando la disponibilidad hídrica sea limitada, es aconsejable el empleo de densidades moderadas a bajas de plantas por hectárea, pues así se evita un consumo exagerado de agua durante la etapa de instalación del follaje del cultivo (canopeo), al reducir y demorar la cobertura vegetal; bajo estas condiciones, el suelo descubierto presenta mayor resistencia a la pérdida por evaporación de agua, que el follaje. Si se produjera una sequía progresiva que se agrave sobre el momento de floración (que es el momento de mayor necesidad de agua por parte del cultivo de maíz), esta estrategia puede resultar beneficiosa al conservar más agua del suelo para esa etapa crítica.
Etapas de crecimiento de desarrollo del maíz Si resumimos las diferentes etapas de crecimiento y desarrollo del maíz, en relación a sus necesidades de agua, podemos distinguir las siguientes:
1)- Desde la emergencia hasta la sexta hoja completa: es una etapa en la que la planta se instala en el terreno y desarrolla su aparato radicular. La consistencia de la parte aérea es todavía frágil y limitada y las necesidades de agua y minerales son relativamente bajas; el ápice vegetativo se encuentra aún bajo la superficie del suelo;
2)- Desde la sexta a la décima hoja completa: la consistencia de la parte aérea es mayor, se elongan los nudos y entrenudos del tallo y los requerimientos hídricos y nutricionales comienzan a aumentar progresivamente;
3)- Desde la décima hoja completa hasta la floración: el ápice vegetativo experimenta importantes transformaciones que van a afectar el futuro rendimiento del cultivo; en un período de 2 a 3 días el ápice se modifica, formando días después la inflorescencia masculina (panoja). El crecimiento de las partes aérea y subterránea del maíz, es en este momento muy rápido. La mazorca se forma 8 a 10 días después de la formación de la panoja; en la inflorescencia masculina se forma el polen y en la femenina los óvulos, que una vez fecundados darán origen a los futuros cariopses (granos). Para obtener un número adecuado de granos por mazorca, es necesario que cada mazorca tenga un número suficiente de óvulos; para todos estos procesos es muy importante una buena disponibilidad hídrica, al punto que se considera que en maíz uno de los períodos con más requerimientos de agua es el que se ubica entre los 20 días anteriores a la floración masculina y hasta 15 a 20 días después de finalizada la misma;
4)- Desde la emisión de polen a la fecundación: la emisión de polen comienza algunos días después de la aparición de la panoja y generalmente se extiende por espacio de 1 semana. La fecundación del polen sobre los óvulos no puede efectuarse si no existe humedad suficiente y temperaturas moderadas; estas condiciones son fundamentales pues los óvulos no fecundados en ese período, no lo harán después. Esto determina que durante todo este tiempo, la disponibilidad hídrica deba ser significativa, y
5)- Desde cuaje a madurez fisiológica (o sea todas las etapas que corresponden a la formación y llenado del grano): aquí las necesidades de agua van siendo progresivamente decrecientes. En las primeras etapas, el grano incorpora alta
proporción de agua junto con las sustancias de reserva; a partir de grano pastoso, el grano comienza un activo proceso de desecación y las necesidades hídricas se van reduciendo paulatinamente, hasta hacerse prácticamente inexistentes al momento de la maduración.
De lo antes expuesto, podemos deducir que el rendimiento granífero del maíz se verá poco afectado si el déficit hídrico se produce en etapas puramente vegetativas o en los últimos estadíos de llenado del grano; si en cambio esto ocurre alrededor de la época de floración, el rendimiento será significativamente afectado.
Es importante aclarar que la deficiencia hídrica en etapas vegetativas puede reducir el rendimiento, sólo si el estado fisiológico del cultivo en la etapa crítica de floración se ve resentido; de igual manera, el déficit hídrico durante la etapa de llenado de grano, puede afectar el peso final de los mismos e incrementar la removilización de reservas desde el tallo, debilitándolo y facilitando el vuelco de la planta. El efecto del déficit hídrico sobre el rendimiento en grano, también dependerá de la intensidad del estrés y del momento de ocurrencia. Dado que alrededor de la floración se determina el número de granos por unidad de superficie, el déficit en ese momento es el más perjudicial para el rinde. Las mejores respuestas productivas sobre aumentos del rendimiento, se observan con mejores disponibilidades de agua al momento de la floración del maíz.¤