Viernes 4 de abril de 2014 | adn cultura | 17 opinión
La revolución somos nosotros, serigrafía, 1972 (izq.) Sí sí sí sí sí, No no no no no, pila de fieltro y grabación de cinta, 1969 (abajo)
Luchó contra las regulaciones absurdas de la universidad alemana de su época. Fundó instituciones antiinstitucionales que ayudaron a transformar la educación superior. Radicalizando esa experiencia fundó el Partido de los Estudiantes en 1967, un año antes del Mayo Francés. Como esa experiencia política le pareció demasiado acotada, creó el Partido para la Democracia Directa por Referéndum. Fue ecologista cuando casi nadie sabía qué significaba eso, y a comienzo de los años 70 fundó el Partido Verde alemán, que introdujo en la política occidental el debate por cuestiones que hoy son aceptadas –como los derechos de las minorías, el rescate de la naturaleza, el cuidado del planeta, etc.–, pero que eran impensables hace cuatro décadas. Su obra de 1982, que realizó junto con Nicolás García Uriburu, apuesta a intervenir fuertemente en la transformación de la ciudad: juntos plantaron 7000 árboles en la Documenta de Kassel. En la retrospectiva de Proa se pueden ver varios videos de las intervenciones y acciones más famosas de Beuys. Dos de ellos son esenciales: Cómo explicar obras de arte a una liebre muerta y Coyote: amo a los Estados Unidos y los Estados Unidos me aman. En Cómo explicar obras de arte a una liebre muerta, Beuys cimenta su idea del arte: es inexplicable y no debe ser explicado. Una liebre muerta puede entenderlo mejor que muchas personas porque “el arte no se entiende”. El arte es del orden de lo que se experimenta. El arte no es un saber racional sino una energía poética: es imaginación y construcción del futuro. Coyote fue una acción política radical, que lo hizo conocido en Estados Unidos, hacia el fin de la Guerra de Vietnam. Beuys no quería ir a los Estados Unidos porque repudiaba el papel que ese país jugaba en la política internacional, al invadir países y masacrar poblaciones. Aceptó ir a la galería René Block de Nueva York con algunas condiciones que hicieron que su visita fuera una puesta en escena espectacular. ¡No iba a pisar suelo estadounidense! Llegó en avión y al bajar en el aeropuerto fue llevado en andas a una ambulancia que lo trasladó a la galería. Allí se encerró tres días en una jaula con el piso Continúa en la página 18
adn bEuys
Krefeld, Alemania, 1921-Düsseldorf, Alemania, 1986 Escultor, dibujante, performer, activista político y docente, fue uno de los artistas más revolucionarios del siglo XX. Piloto de bombarderos durante la Segunda Guerra Mundial, su avión fue derribado en 1943 en la península de Crimea; los tártaros lo alimentaron con miel, curaron sus heridas con grasa y lo abrigaron con fieltro. Este hecho, entre real y mítico, marcó toda su producción artística. Estudió en la Academia de Düsseldorf, donde luego sería docente. Interesado en la antroposofía, el cristianismo, la mitología, el chamanismo, la botánica y la zoología, desarrolló un simbolismo complejo, con imágenes arquetípicas de animales. En la década de 1960 integró el grupo Fluxus y comenzó a realizar performances, conferencias y acciones políticas.
El gran magnetizador Juan Batalla Para La nacion
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ranscurridos dos días de la desaparición del vuelo MH370, comenzó una ronda de consultas que incluyó a físicos, astrónomos e incluso teólogos. En relación con el caso se actualizaron conceptos tan abstractos como el de las curvas negativas de espacio-tiempo. Cabe pensar qué ideas hubiese podido aportar al debate de semejantes cuestiones un hombre como Beuys. O quizá, en sentido inverso, de qué modo ese escuadrón interdisciplinario podría ser útil en el desciframiento de la obra hermética y potente del artista alemán. Paradigmáticamente, Beuys representa a los artistas que a finales de los años 60 asumieron la empresa de teorizar y analizar sus propios trabajos. Hasta entonces ésa era tarea propia de los críticos que –no por casualidad– desde entonces asumieron un rol más curatorial. Es decir, fue eliminada cierta “división” de tareas y así un hombre afín a los conceptos como Beuys pudo extender su creatividad a través de todos los campos que se le antojaron, aprovechando al máximo un panorama inédito. Manipuló la materia como sustancia con espíritu. Sostenía que el mundo físico era el canal para relacionarse con algo que todo lo habita. En especial a través del arte fuente de conocimiento. Cumplió con el ciclo del héroe que con lleva el chamanismo: la necesaria etapa de locura –pasó por un psiquiátrico–, tuvo un terrible accidente y, luego, casi una resurrección. Creó tótems y relacionó su espíritu con el de algunos animales. Fue un ecologista decidido, así lo demuestran sus múltiples acciones, pero su aproximación a la vida animal no dejó de lado el hecho de que algunos de ellos nos sirvieran de alimento. Hoy sería imposible pensar en un activista PETA (Personas por el Trato Ético de los Animales) vestido con una piel. Sin embargo, este abrigo, que formaba parte de un outfit mágico, semejante al de un superhéroe, compatibilizaba su perfil magnético con la necesidad de relacionarse con materia alquímicamente activa. Toda la Modernidad dialogó con la idea del artista como chamán, pensemos por ejemplo en Kandinsky. Pero Beuys la actualizó descartando la premisa del genio solitario mediante un proceder diferente, interesado en lo social, y así dejó abierta para las siguientes generaciones una puerta dentro de la tradición artística occidental. C El autor es artista, curador y editor.